El presidente del Gobierno pide a la AVT confianza porque tiene datos sobre ETA que no puede revelar - Cuando negocie con la organización terrorista, consultará a la asociación hasta dónde se puede llegar para erradicar la violencia.
El presidente del Gobierno pidió ayer, apelando a información confidencial, un voto de confianza a las víctimas para acabar con ETA. Mientras la AVT calificó de «lamentable» su reunión con Zapatero y se marchó preocupada por posibles cesiones a la banda.
Con el calificativo de «lamentable» el presidente de la AVT resumió ayer su encuentro con José Luis Rodríguez Zapatero, quien le pidió, esgrimiendo información confidencial, un voto de confianza a las víctimas del terrorismo para acabar con ETA. El jefe del Ejecutivo, escoltado por el ministro de Interior y el Alto Comisionado para las Víctimas, se reunió con Francisco José Alcaraz, dos semanas después de la manifestación convocada por esta asociación en contra de la decisión del Ejecutivo de dialogar con ETA. Por la tarde, hizo lo propio con las asociaciones de Andalucía, Galicia, Cataluña, País Vasco y Valencia.
Zapatero se amparó en la seguridad del Estado para no divulgar y revelar estos datos, según aseguró Alcaraz al término del encuentro. Sin embargo, la demanda del presidente cayó en saco roto. El dirigente de la AVT calificó de «lamentable» la reunión, en la que no logró despejar en ningún momento si el Gobierno posee datos distintos que le hagan albergar esperanzas sobre el fin de la banda. «Los únicos datos objetivos de los que disponemos son que ETA ha recuperado su fortaleza en los ayuntamientos», tras dar por enterrada la Ley de Partidos y el pacto anti ETA». Para justificar su aseveración, recurrió al último comunicado de la banda que declara una tregua parcial.
«Conjeturas». La versión sobre el encuentro que facilitó José Antonio Alonso, encargado de ejercer de portavoz gubernamental, fue diferente a la expuesta por Alcaraz. Según el ministro, el presidente pidió un voto de confianza, pero no para hablar con ETA, sino para su política antiterrorista, cuyo fin es acabar con la banda. Como botón de muestra de la firmeza de esta política, reiteró las 180 detenciones de etarras efectuadas desde que gobierna el PSOE, entre las que destacó la de Antza.
Alonso hizo un llamamiento para rehuir de «las conjeturas y evitar los futuribles», después de alabar la labor de las Fuerzas de Seguridad en la lucha contra el terrorismo. A su juicio, los datos de los que disponen las Fuerzas de Seguridad, incluido el CNI, indican que desde la democracia se puede acabar con ETA. Por eso volvió a exigir a la banda que deje de matar y «luego ya se verá». Acto seguido, aseguró que el Gobierno analiza estos datos con «sensatez y responsabilidad». Un Alonso en exceso prudente reiteró que el Gobierno lucha contra ETA desde la unidad de los demócratas y dentro de las reglas de juego que marca la Constitución.
Después de hora y media de reunión, Zapatero no logró persuadir a la AVT sobre la utilidad de dialogar con ETA para erradicarla. Muy al contrario, Alcaraz abandonó La Moncloa con la misma «preocupación, inquietud e incertidumbre» con la que llegó sobre las posibles concesiones que realizará Zapatero a la banda. Incluso insinuó que estas cesiones ya se están produciendo, como prueba la sentencia de la Audiencia Nacional sobre Jarrai, movimiento al que considera no terrorista. Por eso intentó recabar la opinión del presidente sobre este fallo. Zapatero le confesó que le parecía «increíble». A lo que le replicó que si «por bueno o por malo». La única respuesta que obtuvo fue la de «increíble», sin más.
De ahí que Alcaraz se tema que el Gobierno efectuará concesiones políticas, entre las que incluye el acercamiento de los presos etarras al País Vasco, a cambio del cese de la violencia. «Si no se cedió cuando Miguel Ángel Blanco, no sé por qué ahora sí». Concesión que, a su juicio, sería «indecente. La paz no puede tener un precio político».
El único compromiso que logró arrancar de Zapatero, quien recordó que cuenta con el aval del Congreso, fue su decisión de volverlos a recibir cuando se produzcan los contactos con ETA para analizar las posibles cesiones a la banda, que esta asociación rechaza con contundencia. Por ello responderá con otra marcha a esta decisión del Ejecutivo. No obstante, no detallará cuándo y dónde será para evitar que «se boicotee».
Alcaraz le trasmitió también la petición de las víctimas del 11-M para que no se cierre la comisión parlamentaria que investiga esta masacre, mientras el proceso de instrucción continúe abierto. El presidente de la AVT, que aseguró que Peces-Barba ejerció de convidado de piedra, repitió a Zapatero sin éxito su petición para que le destituya.
Y le interrogó también sobre una posible reunión del pacto anti ETA. A su juicio, su convocatoria supondría la «mayor bofetada» que se podría dar al último comunicado de la banda. Zapatero, por su parte, le expresó su decisión de facilitar un acercamiento al PP, sin aclararle si lo convocará o no. En ese sentido, Alonso expresó «la voluntad inequívoca del Gobierno de dialogar con el PP. El presidente en el futuro hará lo que tenga que hacer», sentenció.