DISCURSO ÍNTEGRO DE MARIANO RAJOY. Estatuto de Andalucía.
Reproducimos a continuación el contenido íntegro del discurso pronunciado en el Congreso de los Diputados por el presidente del Partido Popular en la toma en consideración del Estatuto de Andalucía.
Señor Presidente, Señores Comisionados del Parlamento de Andalucía, Señor Presidente de la Junta de Andalucía, Señora Presidenta del Parlamento de Andalucía, Autoridades, Señorías:
Si hacemos caso al Orden del Día, lo que nos ocupa hoy es la reforma del Estatuto de Andalucía. ¡Ojala fuera así!
El Estatuto de Andalucía es el de Carmona. Reformarlo significa, esencialmente, añadir y quitar cosas a un texto en el que se pueda reconocer el estatuto original. Lo que aquí nos traen no guarda ni siquiera su memoria.
No hay tal reforma. Estamos ante un estatuto nuevo. No se pretende reformar lo anterior, sino suprimirlo. ¿Tal vez para mejorarlo? Me temo que no. Nos traen un proyecto que ni es mejor, ni lo apoyan los andaluces, ni responde a las necesidades de Andalucía.
En realidad, señor Rodríguez Zapatero, me dirijo a usted en este momento concreto, con el pretexto del Estatuto, estamos, una vez más, ante el empecinado empeño de alterar la estructura de la Nación, con cambios que nadie reclama, que nadie sabe a qué responden, que a nadie le mejoran la vida, pero que tienen la virtud taumatúrgica de complicarlo todo, dividir a los ciudadanos, abandonar los problemas reales y llenar el futuro de incertidumbres.
Hoy se trata, supuestamente, de la reforma del Estatuto de Autonomía de Andalucía; ayer del de Cataluña; mañana, tal vez, será el turno del País Vasco.
Señorías, señor Rodríguez Zapatero, en este y en otros temas lo que pide la razón, la lógica, el sentido común, o cualquier manera ordenada de proceder, incluido el Perogrullo, es que, antes de hacer nada, se piensen las cosas. Y cumplida la desagradable tarea de pensar y cuando se sabe ya con seguridad razonable a dónde se quiere ir, se traza un plan para disponer los medios y asegurar las ayudas. Por último, la prudencia aconseja ejecutar el mismo plan que se ha trazado y no cualquier otra ocurrencia que caiga del cielo.
Y si no se respeta este orden, si se prescinde de la reflexión, si no se ponderan todos los beneficios y cada uno de los perjuicios, si no se disponen los medios necesarios, si faltan las ayudas indispensables y no se respeta el plan en la ejecución, es imposible que las cosas salgan bien.
Viene al caso aquel pensamiento recogido por Herodoto del triunfante estratega de Salamina, que decía: Cuando los hombres forman planes razonables, por lo general suelen cumplirse; pero cuando no forman planes razonables, ni Dios suele favorecer las decisiones humanas.
Ahora, pregunto yo: ¿Qué podemos esperar cuando no se forman planes ni razonables ni de ninguna clase como es el caso de este Gobierno? ¿Acaso está el señor Rodríguez Zapatero en condiciones de exponer —aunque sea sumariamente— las líneas maestras del proyecto de reformas estatutarias que alienta con tanto empuje? No. Tajantemente, no ¿Por qué? Porque no lo tiene. Ni lo ha tenido nunca. Se ha lanzado irreflexivamente a poner todo patas arriba sin pararse a medir las consecuencias de sus actos. ¿Por qué? Tal vez confunde la acción de gobierno con el movimiento continuo y piensa que el progreso consiste en no estarse quieto.
No existe ningún plan. Tampoco se han reunido los medios. No se cuenta con las ayudas necesarias y se hacen las cosas al buen tún-tún. En estas condiciones, es imposible, señorías, que las cosas salgan bien. Lo natural, lo lógico, es lo que ocurre: que las cosas salen mal, que toda España está sufriendo bandazos y sacudidas sin saber por qué ni para qué ni a qué precio ni con qué consecuencias.
Señor Rodríguez Zapatero, ¿podemos considerar esta actitud como frívola e irresponsable? Yo no me atrevería, pero el diccionario dice que sí.
Acabamos de contemplar el ejemplo de Cataluña, con un estatuto que fue salvado in extremis por una marrullería del señor Zapatero, que en esta Cámara ha logrado un respaldo raquítico y en el Senado ha salido por los pelos, que no se sabe si salvará con decoro el referéndum y que, eso sí es seguro, no se podrá aplicar. ¡Estamos hablando nada menos que de una Ley Orgánica del Bloque Constitucional! Si hubiéramos dejado el asunto en manos de unos aficionados que no supieran nada de esto, no lo hubiesen hecho peor.
Hay quien reprocha al señor Rodríguez Zapatero por sus incumplimientos en Cataluña. Nada más injusto, señorías. No ha incumplido nada porque no se proponía nada. Sabido es que el Presidente del Gobierno improvisa sobre la marcha y no es raro que su inspiración le sugiera variar erráticamente su dirección, dar giros en redondo, cambiar de socios, provocar alborotos y, en definitiva, dejar todo peor de lo que estaba.
Ahora vamos a repetir la farsa pero esta vez contra Andalucía. ¿Qué les han hecho a ustedes los andaluces? ¿Por qué este empeño en imponerles algo que ni desean ni se merecen? ¿Por qué estas prisas por dividir a la población e inventarle problemas que no tenía?
Vamos por partes: ¿A cuántos andaluces representa este Estatuto?
Nos traen un proyecto que concierne a todos los andaluces, y resulta que no cuenta más que con el apoyo del 60% del Parlamento de Andalucía, es decir con los votos del PSOE y el auxilio de Izquierda Unida. Trae exactamente los votos que exige la ley, pero muchísimos menos de los que pedía el señor Zapatero –pregúntele al PNV- y reclama el sentido común. ¿Esta es toda la Andalucía que solicita el cambio Estatuto? ¿Sabían ustedes que nunca vino a esta Cámara un texto con tan pocos apoyos si exceptuamos el caso del Plan Ibarretxe?
He aquí la primera gran reforma que nos proponen: sustituir un Estatuto que era de todos —porque contó con el apoyo del 100%— por otro que nadie había reclamado y que deja fuera a una parte importantísima de Andalucía. ¿Acaso los discrepantes no son andaluces de verdad y por eso no hay que hacerles caso?
Tienen ustedes la virtud de convertir el instrumento que debe articular la unidad de todos los andaluces en una fuente de discordia, en el arma arrojadiza de unos contra otros. ¿Es esto una paradoja? Mucho peor: es un fracaso. No es la primera vez que comienzan ustedes sus aventuras con un fracaso.
¿Saben por qué estamos debatiendo este proyecto? Yo se lo digo: Lo estamos debatiendo porque el presidente del Gobierno es tan flexible que dice una cosa y hace otra. Tienen que agradecer ustedes que el señor Rodríguez Zapatero sea incoherente. De lo contrario, de acuerdo con sus propias reglas, y lo dijo muy bien don Antonio Sanz en esta tribuna, rechazaría este estatuto, como rechazaría el Plan Ibarreche, por falta de representatividad. Pero ustedes lo conocen bien y saben mejor que yo que no hay que tomar muy en serio todo lo que dice.
¡Qué cosas, señorías! El abanderado del talante, del consenso, del entendimiento, ha derribado todos los talantes, todos los consensos y todos los entendimientos que había en España. Ahora tiene otro concepto del consenso. El concepto del consenso será el que hagamos en el futuro, señor Rodríguez Zapatero. El consenso se ha convertido hoy en su adversario. Y ahora lo miran con malos ojos.
Si pasamos al análisis del contenido del Estatuto, la primera impresión que uno recibe es que estamos ante un texto jurídico muy malo. No constituye ningún timbre de gloria para sus redactores.
No me refiero solo a su contenido, señorías. Es malo, esencialmente, por dos razones: la primera porque lo han hecho deliberadamente mal. La segunda, porque ustedes han actuado como si consideraran a Andalucía una hermana menor de Cataluña y que para dejar de serlo necesita repetir los mismos errores que su hermana.
Lo han hecho mal a propósito. Ustedes mismos han reconocido que el texto necesita ajustes, rectificaciones, que presenta trazos disonantes. ¿Tan mal está? ¿Entonces por qué incluyen lo que ustedes mismos saben que está de más? ¡Nadie les obliga! Se lo han guisado ustedes solitos.
Reconozcan el contrasentido. Aceptan de antemano que el texto necesita correcciones y confían en que el Congreso las lleve a cabo. ¡Perfecta confesión de incapacidad! ¿Por qué no lo arreglaron en Sevilla?
¿Quién lo redacta en Sevilla? Ustedes. ¿A quién se lo confían en Madrid para que lo peine? A ustedes. ¿Me pueden explicar esto? ¿A qué viene este subterfugio adolescente de nosotros a pedir que ya lo recortarán en Madrid? ¿Es que el PSOE andaluz carece de criterio o es que los socialistas del Gobierno son más listos o es que no se hablan entre ustedes?
El caso es que se inspiran minuciosamente en los errores del Estatuto catalán. Han copiado un sinfín de artículos del mismo, han fusilado más de 100 enmiendas, imitan el espíritu de los redactores del Estatuto catalán y fotocopian hasta sus argumentos.
Las consecuencias no podían ser otras. Se modifica el Preámbulo del Estatuto, el Artículo 1º, se incluye un Título específico de Derechos y Deberes imponiendo un modelo de sociedad y con planteamientos claramente intervencionistas. Se le quitan al Estado competencias exclusivas. Se impone el blindaje de competencias. Se limita la capacidad del Estado para dictar legislación básica.
Por cierto, en algunos temas como Educación, Función Pública y otros los límites a esa legislación básica no coinciden con los del Estatuto de Cataluña, con lo que el conflicto está servido. Vamos a tener que hacer 17 legislaciones básicas, señoras y señores diputados.
De la misma manera se establece una relación bilateral entre el Estado y la Junta de Andalucía. Se establece un modelo de Poder Judicial y de participación en la Unión Europea igual que el catalán.
Y también se fijan los criterios con los que el Estado debe decidir las inversiones públicas. En Cataluña se dice que las inversiones públicas se harán en función del PIB. En Andalucía se dice que se harán en función de la población. El señor Rodríguez Zapatero apoya los dos criterios, aunque sean incompatibles. Luego vendrá otro y dirá que no, que la inversión se hará en función de islas de las autonomías; y otro que se hará en función de la dispersión de la población. Y el señor Rodríguez Zapatero, aunque sean incompatibles, contradictorios y no se puedan aplicar, dará su ok a cualquiera. ¿A él qué más le da? ¿A mi qué me importa? Ya lo arreglará otro. Esto es el modelo de Estado, señoras y señores diputados, que estamos haciendo.
En suma, continúan ustedes –y esto es lo verdaderamente grave- el proceso de debilitamiento del Estado y cambio del régimen constitucional de 1978 lo que dificultará, hasta límites insospechados, el ejercicio de las funciones clásicas de la Administración en un Estado moderno.
En fin, señorías, estas y otras muchas cuestiones fueron incorporadas en el último momento a través de 130 enmiendas del PSOE que transformaron de raíz el texto de la ponencia, que era del PSOE fundamentalmente, y que era un buen punto de partida para intentar buscar un consenso con el resto de las fuerzas políticas. Y luego viene usted aquí a hablarnos del consenso.
¿Era tan bueno el estatuto catalán que debemos tomarlo como modelo? Al contrario: arrancó mal, se ha desarrollado peor, ha salido cojeando, se ha cargado el Tripartito, divide a los catalanes y no ha resuelto nada. Supongo que nadie, ni siquiera el señor Rodríguez Zapatero, está dispuesto a sostener ahora que España está ahora más unida, que los nacionalistas catalanes se han tranquilizado o que hay menos problemas en Cataluña. Supongo que ni el señor Rodríguez Zapatero hará ahora aquí esta afirmación. Señorías, es capaz de hacerlo
Pretenden trasladar a Andalucía una experiencia fallida a sabiendas de que no puede salir bien. Se ve que ustedes no aprenden ni de sus propios errores. ¿Por qué lo hacen? Muy sencillo, señorías: lo hacen porque no tienen más remedio.
Una vez que el señor Rodríguez Zapatero ha decidido no dar su brazo a torcer aunque se hunda el mundo; una vez que ha decidido llegar hasta el final, cueste lo que cueste o sigue dando pedales o se le cae la bicicleta.
Claro está que ustedes no quieren perjudicar a su jefe de filas. Por eso necesitan utilizar a Andalucía, a los andaluces y a su estatuto para disimular lo ocurrido en Cataluña, para atenuarlo y para que parezca menos grave. Al extender la torpeza confían en que resulte menos llamativa, menos escandalosa. Es como teñir de negro una prenda para borrar las manchas.
Han tomado la peor decisión, que es encadenar los errores. El Estatuto de Cataluña les ha obligado a huir hacia delante para no reconocer un fracaso manifiesto. Y se han propuesto hacer lo mismo con el Estatuto de Andalucía que, así, se convierte en la gran coartada de su incompetencia catalana.
Señorías. Las cosas son como son. Voy a hacerle una pregunta. Se la voy a hacer a usted. ¿Acaso habrían presentado aquí este texto si no hubieran cometido antes el desaguisado que han dejado en Cataluña? Saben que no. ¿Cómo se explica si no el súbito cambio en su actitud, la ruptura del consenso en Sevilla, el ponerse a fabricar enmiendas urgentemente como quien hace churros? Señorías, se lo he recordado antes. En 24 horas presentaron ustedes 130 enmiendas copiadas del Estatuto Catalán. Y así quieres buscar el consenso con el resto de grupos políticos.
Yo les digo una cosa. Andalucía no se merece esto. Yo creo que las aspiraciones de los andaluces son mucho más altas y que no se van a conformar con ser una coartada para los errores del Gobierno y del PSOE.
Les va a costar convencer a los andaluces de la felicidad que les espera en el paraíso de este nuevo estatuto que comparte errores, inconstitucionalidad e insolidaridad con el de Cataluña.
La guinda de este pastel, señorías, es la realidad nacional. De repente, en 24 horas, han descubierto ustedes, jubilosamente, que Andalucía es una realidad nacional. En 24 horas.
¿Qué dicen los andaluces? No salen de su pasmo, como es natural. Están asombrados; instalados en la estupefacción más absoluta al darse cuenta que constituían, sin saberlo, una realidad nacional.
Señor presidente del Gobierno. Suba aquí y dígalo. ¿Qué es eso de realidad nacional, señorías? ¿A qué viene este prurito nacionalista repentino? ¿Qué nuevo juego de palabras se traen entre manos? ¿Quién se manifestó pidiendo esto en Andalucía? ¿Sería mucho pedir que alguien definiera este abracadabra en términos comprensibles?
¿Podrían decirnos cuáles son los límites del concepto, qué cosas son y qué cosas no son realidad nacional? ¿Puede alguien hacerlo, señores del PSOE? No. Obviamente, no. Hablan por hablar. Usan las palabras porque suenan bien, porque sirven para embaucar a los distraídos y porque si cuela, cuela.
Yo le voy a decir lo que realidad nacional, señor presidente del Gobierno: realidad nacional es sinónimo de nación. Tanto monta-monta tanto. Estoy seguro, porque no puedo pensar otra cosa, que ustedes lo sabían. Entonces, si querían poner nación, ¿por qué no han puesto nación? Y si no se han atrevido a decir nación ¿por qué dicen realidad nacional que es exactamente lo mismo. ¿Es que lo de nación les parecía ridículo y realidad nacional suena más suave?
En castellano, señorías, dejando a un lado los juegos de palabras, llamamos nacional a lo que pertenece al todo que es la Nación, como la Audiencia Nacional, los Paradores Nacionales, o la Lotería Nacional. Andalucía no es el todo, sino una parte, al igual que Cataluña, Galicia o Murcia. Todas disfrutan de un estatuto de autonomía, es decir del estatus que corresponde a una parte del todo. Esto lo saben hasta los ladrillos de la Giralda.
Nacional y nación son términos tan inseparables como Málaga y malagueño. Donde no existe nación no hay nada nacional. Al contrario, quien se proclama nación, reclama inmediatamente el monopolio de lo nacional ¿Por qué piensan ustedes que el nacionalismo socialista de Cataluña está prohibiendo que se aplique el término nacional a todo lo que no sea catalán? Lo hacen, tengo que decir que muy coherentemente, porque el señor Rodríguez Zapatero les ha dicho que son una nación.
Señorías, lo que hayan hecho ustedes mal en Cataluña, corríjanlo en Cataluña. No transplanten los problemas. No los dispersen. No pretendan que Andalucía cargue con la cruz de tener que disimular un error con otro error.
Costó muchísimo ponerse de acuerdo en 1978 para llamar a determinadas comunidades autónomas nacionalidades. Es un término acordado, refrendado (en un referéndum nacional, por cierto), y que no admite equívocos de ninguna clase: cuando decimos nacionalidad estamos diciendo autonomía. Treinta años después nos vienen ustedes con una ocurrencia que ni tiene consenso ni está refrendada, ni se sabe para qué sirve y pretenden incorporarla por las buenas al bloque constitucional. A veces cuesta creer que hablen ustedes en serio.
Esto no es lo peor. Lo peor viene ahora, cuando alegan que el concepto de realidad nacional garantiza a los andaluces la equiparación con la comunidad que más techo tenga.
Esto es falso y, además, reaccionario. Es falso porque la única identidad que garantiza los derechos de los andaluces, como los de todo el mundo, es la española. Es reaccionario porque utiliza una terminología y una argumentación típicamente nacionalistas.
Y ustedes lo saben. Por eso, todo esto de la realidad nacional no ha aparecido hasta el último momento, cuando una enmienda del PSOE a la Ponencia incluyó esta denominación en el Preámbulo y eliminó la referencia a la “unidad indisoluble de la Nación española”.
¿Algún andaluz les ha pedido lo de la realidad nacional? ¿Algún andaluz le ha pedido a alguien que esté presente en esta Cámara que se eliminase la referencia a la unidad indisoluble de la nación española? Díganlo. Si usted lo sabe, señor presidente del Gobierno, suba a esta tribuna y explíquelo. Y si no lo sabe, dígalo también. Y proponga que se cambie esto. ¿Por qué había que cambiar el Preámbulo y el artículo 1 del Estatuto andaluz, de un Estatuto refrendado por el 100% de los ciudadanos? ¿Quién gana con esto? ¿Qué gana un andaluz? ¿A qué intereses sirve? ¿Por qué lo hacen ustedes, si no se lo creen? Es imposible que se lo crean. Y dramático sería que se lo creyeran. Por eso yo sé que no se lo creen ustedes. Lo que no sé es cuál es la razón por la que suprimen en el Estatuto de Andalucía la alusión a la unidad indisoluble de la nación española. No lo sabe nadie. Y nadie en esta Cámara, señoras y señores diputados, nos lo va a explicar en la sesión de hoy.
Señorías, piensan ustedes que Cataluña ha logrado muchas concesiones porque se proclama nación, lo cual le confiere un estatus de especial privilegio. En consecuencia, para que Andalucía pueda situarse en la misma categoría, han resuelto que a los andaluces les conviene hacerse nacionalistas.
Según ustedes, Andalucía necesita el nacionalismo para poder ser igual que los demás. Por eso reclaman todos los atributos de una nación, incluido ese de la realidad nacional que tanto ha de contribuir a mejorar la situación de los andaluces.
En una palabra, señorías, que, según ustedes, es bueno ser nación porque se logran más competencias y mejor estatus. Ser nación es jauja. Hete aquí que los señores de la Internacional se han vuelto particularistas.
La culpa no es sólo de ustedes. A fin de cuentas, lo que el señor Rodríguez Zapatero premia son los valores nacionalistas; lo que estimula son los sentimientos nacionalistas. No me extraña que ustedes, para merecer gracia a los ojos de su jefe de filas, consideren que les trae cuenta hacerse nacionalistas, aunque sean nacionalistas sobrevenidos y advenedizos.
¿Qué les falta para ser buenos nacionalistas del todo? Lo vamos a ver en las próximas fechas. Ese característico gesto incivil de dividir a los andaluces en buenos y malos. Buenos serán los que se traguen esta historia y malos, todos los demás. Verán qué pronto se les llena Andalucía de antiandaluces. Esto es lo dramático, señor presidente del Gobierno. Es que usted no se da cuenta. No se da cuenta del problema que está generando en toda España, de la división que está produciendo. No se da cuenta.
¿Quién engaña a los andaluces, señorías? ¿Quién les dice que al convertirse en realidad nacional mejorarán su estatus, su calidad de vida, incluso su renta y su autoestima? El señor Rodríguez Zapatero. Ese es el que se lo dice. ¿Quién les está dejando barruntar que si, en lugar de realidad nacional, pudieran ser nación estarían mejor todavía? El señor Rodríguez Zapatero. ¿No sería mejor que dijeran la verdad o es que, a partir de ahora decir la verdad es antiandaluz?
La verdad es que los derechos de los andaluces, como los míos, no dependen de la historia ni de los sentimientos ni de los símbolos ni de la bendita tierra que habitemos. Nuestros derechos existen porque somos ciudadanos españoles. ¡Ciudadanos españoles, señorías! Ahí se resumen todos nuestros derechos. Los territorios no tienen derechos, señorías. Los derechos corresponden a las personas, a los individuos, no a las hectáreas, ni a las hierbas del campo ni a las piedras del monte. Los derechos son de los andaluces, de los catalanes, de los gallegos, de los murcianos. Y no los tienen por ser nacionalistas sino, todo lo contrario, por formar parte de la nación española. El nacionalismo no multiplica los derechos de nadie. No aporta ni un solo derecho. Los mengua, los empequeñece, porque se los arrebata al individuo para sacrificarlos en el altar de unos símbolos fantasmagóricos. Eso lo sabe la gente de su partido, señor presidente. Lo saben muchas personas de su partido político.
En una palabra, señorías, defienden ustedes una aberración jurídica y constitucional. Pretenden que los ciudadanos dejen a un lado lo que constituye la escritura de propiedad de sus derechos. ¿Esta es la nueva educación cívica del socialismo moderno? Porque esta es la pregunta que cabe hacer. ¿Ustedes que son? Antes eran socialistas. Podía o no estarse de acuerdo con usted, pero había algunos principios que ustedes defendían. Yo pacté en numerosas ocasiones muchos asuntos referidos al modelo de Estado. Con el señor Caballero en 1992, con el señor Benegas en 1996. Nunca los he votado ni los voy a votar. Pero eran gente normal. Aquella gente tenía criterio, sabían lo que era España, defendían las clásicas posiciones del PSOE, aquellas en las que han coincidido con el PP, aquellas que entienden como buenas más del 90% de los españoles.
No pretendan engañar a los andaluces ofreciéndoles un estatuto nacionalista como si fuera un bálsamo curalotodo. No existe ningún estatuto taumatúrgico, señorías. No existe el estatuto que por su propia virtud mejore la condición de la gente. Lo único que puede mejorar esa condición es algo que los andaluces se merecen, pero que no han conocido todavía: una cosa que se llama buen gobierno. Eso es lo que sirve para mejorar el nivel de vida. Ni el mejor estatuto del mundo puede compensar de un mal gobierno.
Andalucía, es decir, los andaluces, tienen derecho a que se les tome en serio. Si Andalucía ha de mejorar su autogobierno no será porque se maquille de nación. Será porque se lo merece tanto como cualquier otra región española; será porque lo exige el bienestar de sus ciudadanos y la eficacia de la Administración. Será, sobre todo, porque la Constitución reconoce la igualdad de todos los españoles en todas las regiones de España.
Dejemos el nacionalismo territorialista a un lado. Se trata de que el andaluz o el gallego tenga los mismos derechos reales que el catalán o que el riojano (dentro y fuera de Andalucía) porque todos son ciudadanos españoles y todos los españoles tienen los mismos derechos se pongan el señor Zapatero o quien quiera sumarse a sus curiosos planteamientos a la hora de definir lo que es la realidad nacional.
En suma, señorías, nos han traído un proyecto de reforma estatutaria que no es una reforma, que ninguna exigencia ciudadana avala, que carece de representatividad, que divide a los andaluces, que pretende encubrir los errores del Gobierno, disimular lo ocurrido en Cataluña para atenuarlo y que está deliberadamente mal hecho para dejar las manos libres al señor Rodríguez Zapatero. Y eso es muy peligroso señorías. Dejarle las manos libres al señor Rodríguez Zapatero es muy peligroso. Porque es el único presidente de la historia del Gobierno español que todavía no se ha subido a esta tribuna a decirnos cuál es su idea de España. Porque no la tiene. Nadie sabe cuáles son las competencias que debe ejercer el Estado en opinión del señor Rodríguez Zapatero, ni cuál debe ser la legislación básica del Estado, ni cuál debe ser la relación con las comunidades autónomas, ni cómo deben distribuirse las inversiones del Estado porque ahora, por lo visto nos hemos enterado que las decisiones sobre los presupuestos del Estado ya no se toman aquí, sino que ahora las toman las comunidades autónomas.
Señor Rodríguez Zapatero, el ayuntamiento de Granada decide sobre sus inversiones, el Parlamento andaluz sobre las suyas, el Parlamento de Galicia sobre las suyas, el Parlamento de Galicia sobre las suyas, el ayuntamiento de Santiago de Compostela –por citar una ciudad donde yo nací- sobre las suyas. Y el Parlamento nacional sobre las suyas. Porque si no, no hay Parlamento nacional, no hay soberanía nacional y estaremos en una Confederación o algo parecido. Explique usted en esta tribuna cuál es su modelo de Estado.
Señorías, se lo digo como lo siento. Para mi, que algunas cosas he intentado aprender y que algunas cosas me creo, es una paradoja incomprensible que de Andalucía, una tierra más española que San Isidoro, más leal que Guzmán el Bueno, la que asistió al parto de la Constitución de Cádiz –ya sé que ustedes no saben quienes son todos estos-, Andalucía ha llevado en sus gentes el nombre de España por todas las tierras del mundo. Y es una triste paradoja que de esa Andalucía nos pueda llegar semejante exaltación del nacionalismo más ramplón y localista.
Señorías, se pueden ganar elecciones, se pueden perder elecciones. Pero hay una cosa muy importante que no entienden. Ustedes tienen una responsabilidad ante 42 millones de ciudadanos. La tiene mayor el señor Rodríguez Zapatero. Por eso yo a ustedes les disculpo. Si yo les entiendo. A quien no puedo entender es al señor presidente del Gobierno.
Esto sí que Andalucía no se lo merece. Si hay alguna región que por su tamaño, por su historia, por su imagen y por su influencia pueda liderar la idea de la nación española, de la España constitucional, de la igualdad de derechos y de la solidaridad, esa región es por derecho Andalucía. Y esto no se lo merece.
Nosotros, tal y como está hoy el proyecto de estatuto, no podemos apoyar la toma en consideración. La razón es que yo no soy como ustedes, que apoyan cualquier cosa que le diga el señor Rodríguez Zapatero. Yo no, yo no puedo. Y no puedo porque yo no voy a fallar a los andaluces. Por esa razón no puedo.
Señorías, que podamos aprobarlo en su día dependerá de lo que ocurra en ponencia y en comisión.
Desde luego, si ha de contar con nuestro apoyo, deberá reconstruirse el consenso. Todos tenemos historia y todos tenemos trayectoria. Yo he acreditado capacidad para pactar todo lo que se refiere a España muchas ocasiones en mi vida. Lo he hecho con su partido político. Ha sido usted el que ha roto una constante en lo que ha sido el consenso territorial desde 1978. Si quieren nuestro apoyo deberán trabajar y reconstruir el consenso. Es inaceptable que en 24 horas fusilen 130 enmiendas del estatuto catalán. No es aceptable ni para los andaluces ni para cualquier persona normal. ¿A qué plan respondía ese Estatuto? Yo creía que tenían un criterio, que pensaban hacer algo. En 24 horas 130 enmiendas copiando el estatuto catalán. Ni había criterio, ni sabían lo que tenían que hacer, ni sabían para qué era. ¿A dónde van? ¿Qué modelo de Estado tiene usted?
Señor presidente, yo ya le he ofrecido acuerdos sobre estos asuntos muchas veces. Y tengo trayectoria, insisto. A lo mejor se me puede criticar por otras muchas cosas. Pero no por no haber sido capaz de acordar estos temas. Cuando estaba en la oposición y cuando estaba en el Gobierno.
Señorías, yo quiero una foto. Pero dentro del marco de la Constitución. No la imaginaria que tengan ustedes, usted, en la cabeza, que yo no sé cómo es. YO hablo de la Constitución real, la de 1978.Y hacer otra cosa por nuestra parte sería traicionar a Andalucía y a toda España que, perdóneme, en este tema de la estructura del Estado, se fía mucho más de nosotros que de ustedes. Bastante más.
Señor Rodríguez Zapatero. Y por eso usted no ha querido convocar un referéndum que le han pedido, entre otros, medio millón de ciudadanos andaluces.
Ahora ustedes tienen la palabra y la oportunidad de elaborar con nosotros un estatuto para todos, enriquecedor y duradero; sino, pueden desarrollar este apaño que, como es natural y de justicia, tendrá un futuro más que incierto.
Muchas gracias, Señor Presidente (del Congreso de los Diputados).
38 comentarios
Ramirez S. -
su independencia de Yugoslavia y a
nuestros nacionalistas, que se
apuntan a un bombardeo, les ha
faltado tiempo para descorchar el
txacolí y aplaudir el suceso. ¡Gora
Beltzamendi! Vamos, que no se enteran.
No es que la disolución de Yugoslavia
-que eso es lo que significa
este voto- no sea equiparable a lo
que pretenden nuestros aberzales;
es que es exactamente lo opuesto.
Están aplaudiendo, sin saberlo, el
fin de una utopía nacionalista, de
corte étnico y romántico, del tipo
que hacía vibrar a Sabino Arana: un
pueblo, una raza, una lengua.
Disueltos los imperios austrohúngaro
y turco en Europa, la
fiebre nacionalista que barría el
continente a principios de siglo llevó
a la creación, a partir de territorios
recién liberados, del Reino de
los Eslavos del Sur (Yugoslavia),
basado en impecables credenciales
étnicas y lingüísticas. Era la época
romántica, la era en que empezó a
pensarse que la raza, la etnia, el
pueblo originario, era más importante
que cualquier consideración
cultural, civilizatoria o histórica. El
pueblo era LA unidad de destino
en lo universal, tenía una entidad a
la que debía someterse el individuo
y las sociedades políticas, suponía,
en suma, la única realidad a tener
en cuenta para constituir un Estado.
Que los croatas fueran occidentales
y católicos, hechos a la seguridad
del dominio vienés; los serbios
orientales y ortodoxos, sufriendo el
yugo turco, y los bosnios musulmanes,
digamos, colaboracionistas,
significaba nada y menos frente a la
gloriosa realidad de una misma etnia
-eslavos del sur- y un mismo
idioma. Por supuesto, el sueño no
funcionó y ha acabado como lo ha
hecho. Ahora, un siglo después, la
disolución del engendro supone
despertar de aquella pesadilla nacionalista.
Algunos deberían aplaudir
menos y tomar nota. Su tiempo
ha pasado. Aprendan un poco de
historia, hágannos el favor.
vivo -
Lo verdaderamente terrible es que la población no conoce el estatuto artículo por artículo, y la mayoría de la prensa apoya a ZP, con el único argumento de que es de izquierdas, la Prensa es culpable, porque apoya a un Presidente que carece de cultura, no respeta la Constitución, ante la que juró, y le importa muy poco hacia dónde nos dirigimos. Se perpetuará en la Moncloa, pero el precio que vamos a pagar es altísimo.
Si por esto soy FACHA, estoy orgulloso de serlo.
NO A ETA
quillo -
Item mas: Si no se quiere mantener la constitución vigente, propóngase su modificación, pero no a través de subterfugios. Un ejemplo art.149 CE El Estado tiene competencia exclusiva en: (...) 22.- La legislación, ordenación y concesión de recursos y aprovechamientos hidráulicos cuando las aguas discurran por más de una Comunidad Autónoma. Pues bien, Cataluña se reserva este derecho para si en su ET sobre el Ebro y Andalucía sobre el Guadalquivir. No hace falta ser un gran jurista para ver su inconstitucionalidad.
Por cierto la Real Academia de la Lengua Andaluza, por fin fijará con cuantas "z" se escribe "sesenta y siete". !Que arte quillo!
sevilla -
anda ya -
madrileño -
arto -
Simplemente el cínico es un tramposo y un ventajista...nada más.Y le inporta un bledo Cataluña, salvo su equipo de fútbol, Andalucía, Expaña, los vascos, etc.Sólo le importa seguir en el machito como sea y que le vayan dando al PP como sea.Lo demás con la cintura, el talante y la mentira le sobra...no llegó a su puesto con la"triste ventaja"de culpar al PP de 192 muertos...pues cómo le va a importar cualquier cosa ya? Y los españoles jamás podrán elegir haber nacido españoles! simplemente podrán cambiar de nacionalidad si en la nueva les admiten, pero eso no quita que nacieron españoles...!eso no se elige! como no se elige el sexo!
santero -
victor -
madrid -
andaluz -
cadiz -
frede -
martes -
grata -
romero -
ruso -
isanuel -
magdalena -
Es que puede destruir la Nacion que juro "defender y preservar"?
Santiago M. F. -
Tenemos un presidente del gobierno al que nadie se atreve a llevar a los tribunales de justicia. En Estados Unidos este presidente ya estaría en la cárcel por alta traición a la NACIÓN.
¿Cómo es popsible que el Parlamento pueda cambiar un Régimen Político en dos años yendo en contra de la Constitución y no pase nada?
¿Cómo el presidente del gobierno puede negociar con una organización terrorista y con un partido ilegalizado y no pase absolutamente nada????.
No hay nadie con cojones que lleve a los tribunales al presidente del gtobierno????????
leandro -
Este tío no para..... Los marxistas son así.... Les importa un bledo el país la nación. Sólo creen en su propia posición y en mantener el sillón.
Lo de la justicia social es una pura patraña. Con ellos, los trabajadores han hecho huelgas generales y todo el día están con manifestaciones.....
No hace nada más que destruir y enfrentarnos entre nosotros.
VEo la situación de España con una gran preocupación. Todo lo que se había conseguido, se ha destruído en sólo dos años.
Si no nos movilizamos todos los españoles contr esta locura, España desaparecerá o nos trraerá otra guerra civil..........
El único responsable será el PSOE, como lo fue en la anterior contienda.
Zaratrusta -
El andaluz es víctima de una situación económica manejada de forma perversa por las autoridades .(PSOE de Andalucía)que maliciosamente juegan a hacerlos esclavos del subsidio y la miseria.
Andalucía cambió los atrás famosos "señoritos" por los "Chaves bannana company".
Los andaluces aun llevan grilletes y cadenas, lo único que cambió es que ahora las llaves las tienen los socialistas.
Aun recuerdo con rabia el sábado de la pasada semana santa en un pueblo de Cadiz que visité había unos diez jovenes, la mitad menores, esperando bajo la lluvia a las cinco de la mañana para poder echar una peoná, como en Africa si, esperando a que llegara el camión para ver si llegaba algún señorito a llevarlos a trabajar.
Esos andaluces no tienen otra alternativa, si el camión deja de venir pues se van al paro, y comen pan con aceitunas, el PSOE lo que quiere es tenerlos así, pobres y sumisos. No dan problemas.
Y votar si que votan pero su voto es el del miedo, el miedo a quedarse sin seguro del campo con lo malas que están las peonás.
polanco -
lardero -
La Andalucía analfabeta de Jezulín de Ubrique, el Koala, las supersticiones del Rocío, Rosa la de OT, etc... sigue en la cola del mundo votando al PSOE.
A Cataluña le interesa este estado de las cosas, mientras Andalucía siga convenientemente analfabetizada ellos podrán seguir mangoneando.
Ya se sabe, ZP en La Moncloa gracias a los votos del PSOE en Andalucía y del PSC en Cataluña.
Santiago H. J. -
El líder del PP desgranó un sólido y contundente discurso muy aplaudido en la bancada popular e hizo revolverse en sus escaños a no pocos socialistas, sobre todo cuando les reprochó que vayan a aprobar un texto con el que muchos diputados no están de acuerdo sólo por:
"Merecer gracia a los ojos de su jefe de filas".
Los argumentos esgrimidos por el líder popular son poco discutibles, por eso quizá el presidente del Gobierno ni siquiera se molestó en rebatirlos. Además, se ausentó del pleno del Congreso durante una buena parte del debate.
Comenzando por la oportunidad de esta reforma y acabando con el contenido concreto del texto legal, la operación andaluza adquiere tintes grotescos porque copia textualmente pasajes enteros del Estatuto catalán, referidos al capítulo de los derechos y deberes, a la lengua, al blindaje de competencias y a la limitación de la capacidad del Estado para dictar legislación básica.
No sólo Rajoy denunció las 130 "enmiendas fusiladas" y los "argumentos fotocopiados", también el portavoz de ERC, Joan Puigcercós, aseguró que el proyecto andaluz "es un auténtico clon" del catalán.
Especialmente pedagógico fue Rajoy al referirse a la inexplicable definición de Andalucía como "realidad nacional", un término utilizado de forma vergonzante, ya que es sinónimo de "nación", de la misma forma que "Málaga y malagueño" son inseparables.
Una muestra de la incapacidad de defender con argumentos la reforma del Estatuto andaluz es que lo único que se les ocurrió al presidente del Gobierno y a los portavoces socialistas es acusar al PP de estar cometiendo el mismo error que la UCD en el referéndum de 1980, cuando el pueblo andaluz reclamó para su comunidad el estatus de nacionalidad histórica, como si fueran situaciones comparables.
La mejor prueba de la frivolidad y el tacticismo que supone utilizar a los andaluces para tapar las vergüenzas del Estatuto catalán quedó reflejada en una frase de Zapatero, que hizo echarse las manos a la cabeza a Rajoy:
«La cintura es la esencia de la democracia».
¿Cabe una manera más tópica de confundir los fines con los medios y la estrategia con los principios?
brado -
De todas formas usar a unos ciudadanos que llevan votando PSOE veintitantos años para seguir mendigando PER y no trabajar es lo mas normal del mundo, para ser respetado hay que hacerse respetar y los vagos y mendigos no se ganan el respeto de nadie, y menos de su jefe que los conoce perfectamente y por eso sigue de presidente. Lo siento de verdad por los andaluces decentes y trabajadores, que los hay, deben estar abochornados, los vagos supongo que no por que si no tienen dignidad para trabajar como todo el mundo y avanzar en su nivel de vida, tampoco la tendrán para indignarse por que les usen y les tiren cuando les interesen.
Una tierra bendecida por dios, Andalucía, un regalo a los sentidos, unos andaluces que han contribuido con su sacrificio y trabajo a levantar cataluña, vascongadas y muchos mas lugares en España y en el extranjero, duro trabajo y sin perder nunca la alegría, y resulta que en su Andalucía natal sólo saben hacer lo que haga falta para vivir del cuento, del PER, de las peonadas, de las subvenciones, de la limosna y la caridad de los amos, los sociatas, el PSOE SISTEMA no levanta a ningún pueblo, lo mantiene en mínimos a costa de su dignidad, no existe progreso en la mamandurria. Que pena de gente, han cambiado de amos, son cada día mas pringaos y no se enteran.
jubilado -
El talante:es la esencia de la democracia.
La mentira:es la esencia de la democracia.
La separación de los españoles:es la esencia de la democracia.
La inmigración:es la esencia de la democracia.
La Alianza de Civilizaciones:es la esencia de la democracia.
Los Nacionalismos:es la esencia de la democracia.
Bajarse los pantalones con ETA:es la esencia de la democracia.
Rubalcaba:es la esencia de la democracia.
Un Presidente bobo:es la esencia de la democracia.
Talante sin talento:es la esencia de la democracia.
Carlos D. L. -
Solo dos perlas respecto a las intervenciones de ayer:
1. El presidente del parlamento andaluz se paso sus diez minutos insultando a Rajoy. En su turno de replica Rajoy se lo despacho en una frase: 'Yo estoy aqui como representante de espanya, no de catalunya ni de andalucia, ni siquiera de mi pueblo; y vd, sr. presidente puede entender que venga este hombre aqui a decirme estas cosas?' A lo cual zapatero puso cara de imbecil admitiendo muchas cosas sobre este estatut.
2. Zapatero en el cierre le dijo a Rajoy que subiese a explicarle este estatuto; a lo cual Rajoy accedio dejando en ridiculo a Zapatero que ni siquiera se sabe el Reglamento del Parlamento.
Berta -
Viendo a Rajoy, una no se explica cómo tanta gente aún, volvería a votar a este pisacharcos payaso que tenemos por presidente.
terelu -
Y hago un llamamiento a mis paisanos andaluces, para que dejen de votar de una puñetera vez al PSOE, que Andalucía va hacia atrás en vez de hacia adelante, y que el voto por inercia no conduce a ningún lado. ´
Esta generación de jubilados y cobradores del PER son los que están conduciendo a Andalucía al declive y al aislamiento, porque no basta con ser abierto y hacerse sentir cómodo al turista, además hay que elegir que tiren de nosotros y no que nos utilicen para sus ruines fines partidistas.
Desde Andalucía, mi solidaridad con una España unida y libre de predicadores baratos.
David Lopez Vizcaino -
juan m. -
Rajoy ha sido firme en los principios que los votantes del PP le pedimos que tenga, ni un paso atras.
Por favor, que no usen a Andalucía para justificar la ruptura del Pacto de la Constitución de 78, Chavés es complice del desastre.
Chaves, menos estatuto y mas trabajo y progreso para los andaluces, a ver si salimos del último puesto de los indicadores económicos.
fernan -
restituto -
Señores, esto no es serio. Llevamos años viendo como se deja a caer de un burro la presencia de la guardia civil en Cataluña, que si representan a España, que si fachas, etc... Y ahora que hay problemas los reclaman.
No sé si el Estatut los dejará patrullar por Cataluña si no saben catalán...
PA LLORAR.
A. B. -
Habré de decirles a Los del Río lo que ellos le cantaban al irrepetible Vicente Pantoja: «Te estás haciendo viejo, Picoco». No me esperaba esto de ellos. Que llegado este momento trascendental en la Historia, no nos dijeran que tenemos que votar que sí al nuevo y absolutamente prescindible Estatuto Andaluz, por las mismas razones que nos pidieron el sufragio afirmativo a la Constitución Europea: «Si estos señores tan buenas personas y tan espléndidos, lumbreras de la política que velan por todos nosotros con amor de padre, nos piden que votemos que sí, tendremos que votar que sí, porque ellos son los que de verdad saben de esto. ¡Y viva Franco y arriba España, digo, Andalucía».
Se están haciendo viejos, Picoco, porque yo me esperaba ver ayer a Los del Río en el Congreso, como el resto de la partida, ejerciendo de lo que de verdad sabemos hacer bien los andaluces: de Jugador Número 12 para España. Ahora, por ejemplo, somos el Jugador Número 12 para que Zapatero rompa España y haga hocicar al Estado ante la ETA. Le falta letra de canción del verano al aserejé del bludimery de este Estatuto sin causa justificada que nos van a meter doblado, opá.También se está haciendo viejo, Picoco, el Canal Sur, No-Do oficial del Régimen andaluz. Que mi dilectísimo Ignacio Camacho lo ha dicho bien clarito, choque vuesa merced esos cinco: «Andalucía no es una nación, ni falta que le hace; es un régimen». El régimen de Chaves podía haber tirado de su tele, de Canal Sur, para hacer como La Sexta con el corral del Koala, que en plan popurrí gaditano le ha cambiado la letra para el Mundial:
Opá, vamo a por el Mundiá
y con España vamo a ganá.
Se les van las mejores. El Koala, cómo no, es producto andaluz. Jornal para los nuestros, que decía el cordobés Padilla Crespo. En producción de ingenio sí que tenemos un índice industrial que ni Suecia. El Koala, Jesús Rodríguez, es del malagueño Rincón de la Victoria. Y bien que podía Chaves haberle subvencionado el popurrí de este corral incomprensible en que nos va a meter a los andaluces, al que llaman «realidad nacional». La letra le hubiera quedado divina: Opá, viazé un Eztatuto
con zu realidá nazioná, ajín de gordo...
-Eso, así de gordo. El Libro Gordo de Pepote (¡y un jamón!) que promulgará Chaves ante el entusiasmo lepero de los andaluces: cero grado, ni frío ni calor. El domingo, con los suplementos de los diarios, regalaron en Andalucía una pesadilla: el proyecto de Estatuto. Cien páginas con una letrita así de chica, que a nadie interesan. En 1980 nos dimos a nosotros mismos un Estatuto que era una ilusión colectiva conquistada, una esperanza en la democracia y en la autonomía. Ahora nos dan en celofán, vaya regalito, el que tiene todas las trazas decimonónicas de Estatuto Otorgado, que nadie ha pedido. El Estatuto de los Palmeros. Para que les toquemos las palmas a los catalanes: dale alegría a tu cuerpo, Ma...ragall. Es como el similiquitruqui de los lemas electorales en Cataluña: «El Estatuto Andaluz es un sí de cinco jotas de bellota a Cataluña, así que, opá, viazé un Eztatuto».
A. M. -
En efecto, los artífices de la majadería de llamarle nación a Andalucía son los socialistas y los comunistas. Pero hay que reconocer que esta gente sabe lo que quiere con tal perversidad política. Es su principal instrumento para mantenerse en el poder, para estigmatizar a la oposición. La izquierda, pues, lo tiene claro cuando defiende una confederación que destruya la nación española. A ellos no les preocupa la democracia, la historia, la cultura, el derecho y, en fin, las mil formas de civilización que muestran que Andalucía no es nada sin España. Por eso, repiten que Andalucía es una "realidad nacional". Hasta ahí la cosa es más o menos comprensible. Pero lo que resulta de todo punto incomprensible es que la oposición, el PP, no haya conseguido ridiculizar ese planteamiento, sobre todo, allí dónde más fácil lo tiene, en la región más española de España (valga la redundancia).
Mi preocupación política la formularía con estas preguntas: ¿Cómo una imbecilidad de ese calibre Andalucía es una nación tiene plausibilidad parlamentaria? ¿Cómo llamarle nación a Andalucía puede llegar a discutirse en el Parlamento nacional sin que nadie sienta vergüenza? ¿Por qué la discusión sobre la "la realidad nacional" andaluza no resulta a estas alturas algo carente de sentido? La formulación de estas preguntas debería hacer pensar al PP de Andalucía sobre el tipo de oposición qué ha hecho al PSOE. Oposición, sin duda alguna, muy alejada de la fortaleza, dureza y claridad que se requiere para parar en seco la majadería de considerar que "Andalucía es una nación".
La cuestión política, pues, no es cómo Zapatero se ríe de los españoles de Andalucía y los utiliza para desmembrar la nación española. Eso está en la naturaleza de los socialistas. Por desgracia, no es ese el problema sino, ¿por qué y cómo el PP ha permitido que los socialistas y los comunistas traigan ese bodrio de proyecto de Estatuto al Congreso de los Diputados sin que sientan vergüenza Chaves y sus socios? Sí, sí, mi pregunta es: ¿Por qué Javier Arenas no ha sido capaz de idear todavía un tipo de oposición en Andalucía que consiga ridiculizar a quien mantenga que "Andalucía es una nación"? ¿Tanto cuesta movilizar a una ciudadanía que le quieren robar su seña de identidad política y cultural? ¿Tan poca imaginación tiene el PP para no haber montado cientos de debates en las ciudades y pueblos de Andalucía diciéndole a los ciudadanos que, según el PSOE, ellos ya no serán españoles? ¿Cuántos actos culturales y exposiciones ha promovido la dirección del PP en Andalucía para alertar a los ciudadanos españoles de Andalucía que el socialismo quiere acabar con la nación española?
En fin, señor Arenas, ¿para cuándo piensa sacar a los ciudadanos andaluces, especialmente a sus votantes que son millones y muy bien preparados, a la calle para protestar por el bodrio de Estatuto que ha preparado un engranaje de caciques políticos? Anímese, señor Arenas, y no olvide que en España, en Andalucía, la oposición es, insisto, fuerte, dura y clara, o no es nada.
Luis Dionisio -
En sólo 24 horas más de 100 enmiendas fueron añadidas o, mejor dicho, calcadas del Estatuto catalán para ponerlo al gusto del presidente. No se olvidaron de ninguno de los clásicos del tristemente célebre Estatut. En el mismo preámbulo se especifican los derechos y deberes, como si éstos fuesen o pudiesen ser distintos de los que consagra la Constitución. Se arrebata al Gobierno central un buen ramillete de competencias que le son propias al tiempo que otras, las autonómicas, se blindan al modo y manera catalanas. En lo relativo a legislación, el Estatuto se autoarroga la potestad de limitar la capacidad legislativa del Estado.
El remate final es la definición de Andalucía como "realidad nacional", abstrusa invención socialista que, a día de hoy, nadie ha conseguido definir, pero que viene a ser lo mismo que la nación catalana de Maragall y Carod Rovira consagrada en el Estatuto de la discordia. Como es obvio, nadie en Andalucía ha reclamado la condición de nación, pero eso a socialistas y comunistas les trae al fresco. Ninguno de los dos pretende convencer sino, muy en la línea de la izquierda eterna, imponer su criterio demonizando, ya de paso, al que se opone a ellos.
El Estatuto de Andalucía no es más que un parche de última hora para tapar el fiasco catalán, y lo hace con otro fiasco. El documento que ayer debutó en el Congreso sólo trae el apoyo del 60% de la cámara autonómica, es decir, una mayoría ciertamente escasa para una reforma de esta envergadura. El PSOE se opone, como no podría ser de otra manera, a someterlo a referéndum en Andalucía, sabedor de que tal delirio se llevaría un serio varapalo en las urnas. Aunque el texto sea una chusca imitación del Estatuto catalán, a los andaluces no se les va a dejar decidir. El binomio PSOE-IU, debidamente auxiliado por la galaxia de formaciones nacionalistas que menudean por el Parlamento, decidirán por ellos. Serán una "realidad nacional" a la fuerza y por aclamación unánime de la izquierda toda.
Dejando a un lado la absurda entelequia contenida en sus páginas y el pulso liberticida que lo inspira, el hecho es que el Estatuto andaluz es el primero de una ristra que se promete generosa. Todas las autonomías gobernadas por el PSOE y que hasta hoy mismo llevaban una plácida vida constitucional, van a ser sacudidas por un arrebato de social-nacionalismo trufado de comunismo antisistema con el sello inconfundible de Zapatero. Es la segunda edición del café para todos, esta vez más cerca que nunca del abismo.
Zapatero no cree en el consenso, al menos en el que se practica en las democracias liberales. Su plan es redibujar el mapa de España y buscar acomodo a los que quiere como aliados para perpetuarse en el poder. Lo está llevando a cabo de manera integral, haciendo gala de una proverbial ignorancia y cubriéndolo de mentiras y eslóganes vacíos. A decir verdad, esto último la propaganda es lo único en lo que realmente destacan, lo único en lo que el PSOE puede dar lecciones.
I. V. -
La llegada al Congreso de la esperpéntica reforma del Estatuto de Andalucía ha vuelto a dejar a Zapatero en su verdadero sitio. El presidente del Gobierno ha defendido en el Congreso lo que no es más que una simple coartada, una excusa, una trampa para justificar la reforma del Estatuto de Cataluña. Pero después de esa defensa parece que se ha enfadado mucho al escuchar a Mariano Rajoy; y es que terminada su intervención ha desaparecido del hemiciclo hasta la votación final. El que a Zapatero le molesten cada vez más las críticas es el ejemplo claro de que nos preside un político intransigente e incapaz de aceptar que como humano puede hacer las cosas mal; en este caso, muchas cosas y muy mal.
Zapatero se ha convertido en un presidente atrapado por sus errores, por su mentiras y por su engreimiento. No acepta que nadie le lleve la contraria, viviendo como vive inmerso en la adulación. Fabrica realidades virtuales que él mismo se termina creyendo. Estamos ante una situación que no admite comparación con anteriores legislaturas y que está complicando la vida a todos los españoles a una velocidad de vértigo.
¿Desde cuando Andalucía tenía inquietudes por convertirse en una realidad nacional? ¿Cuando es el momento en que los andaluces decidieron preocuparse por un nuevo Estatuto? ¿A los andaluces les preocupa un texto estatutario copia del catalán o por el contrario les importa más tener trabajo, que mejoren las infraestructuras o dejar en la cuneta al "chavismo" que los desgobierna? El presidente no descansa en su afán por destruir la España constitucional. Cataluña, Andalucía, País Vasco, Canarias y Galicia son los pasos previstos en el cambio de régimen que ha diseñado.
Este presidente del Gobierno vive ya instalado en una urna de cristal, muy lejos de la realidad de España. Y lo peor es que no parece que se vaya a parar. Él sigue y sigue. Sus objetivos los tiene claros y los persigue con prepotencia. Peor mezcla, imposible.