Para ganar las elecciones hay que merecerlo.
MENUDO planchazo me pegué el fin de semana último al oír a ZP en uno de sus mítines maravillosos decir más o menos que Rajoy era un iluso pretendiendo ganar las elecciones, que para “ganar las elecciones primero hay que merecerlo”.
Les aseguro que me quedé patitieso. ¡¡¡ZP aconsejando a los demás lograr méritos antes de ganar las elecciones!!! ¡Hay que ser muy cínico o muy estúpido para, tras su hégira milagrosa, decir a los demás que para llegar a la Moncloa hay que merecerlo primero! Yo me inclino por lo primero. En cinismo el actual ocupante de ese palacio de los errores (¿o más bien horrores?) no hay competidor posible.
El presidente del paro, el presidente de las mentiras encadenadas en secuencia sin fin, el presidente de las Cajas en bancarrota; el presidente de la crisis camuflada en la expresión “desaceleración económica”; el presidente del aborto; el presidente del desmadre autonómico; el presidente del déficit público obtenido en tiempo récord; el presidente del Faisán, el presidente de la traición a las víctimas de ETA; el presidente del 11M; el Secretario General socialista de la corrupción sin corregir y aumentada; el presidente que ha permitido la mayor concentración de beneficio económico en los más poderosos mientras que los pobres viven peor que con la beneficencia de Franco; el presidente amigo de los bancos a los que se les ha dado fondos económicos del Estado sin nada a cambio, sin créditos y todo eso; el presidente de la especulación inmobiliaria, o más de lo mismo; el Secretario General del partido que permite EREs fraudulentos, el presidente de hoy hago esto y mañana lo contrario, etc, etc. Ese se permite afirmar algo tan esperpéntico como que Rajoy ha de merecérselo antes de ser presidente del Gobierno español. O sea, dar consejos a los demás que para mí no tengo.
Habrá que recordar cómo llegó ZP a la presidencia del Gobierno en su primera legislatura, tras un 11M cuyos recovecos oscuros aún están sin aclarar, con acoso a las sedes del PP y aquel eslogan ya apolillado: “queremos saber la verdad”. Pues eso: ¡queremos saber la verdad del 11M! ¡Queremos saber la verdad del chivatazo al Faisán!... Y que caigan los que deban caer. Y que prevalezca la justicia y la razón.
Ni Rajoy es mi preferido ni el PP me hace especial ilusión ni me entusiasma. Sin embargo, para las elecciones municipales y generales voy a desgañitarme hasta quedarme sin voz pidiendo el voto para el PP y para Rajoy. Hay que echar a los impresentables que han dejado a la Constitución al borde del abismo, irreconocible, con un Tribunal Constitucional en el que ya casi nadie cree; a los impresentables que han posibilitado un Estatuto de Cataluña inconstitucional; a los impresentables que permiten que no se incumplan las sentencias judiciales en Cataluña; a los impresentables que impiden la prevalencia del Estado de Derecho sobre los intereses políticos; a los impresentables que no amparan los derechos individuales... Hay que retirar la mayor parte posible de cuota de representación a los que han permitido todo eso y más. Hay que darles un escarmiento. Esta vez, hasta lograrlo. Hay que centrar los esfuerzos en que Rajoy consiga la mayoría absoluta. Para que no nos vayamos más aún a un Estado fallido, a una situación sin retorno, a la miseria económica, al desprestigio vergonzoso en el exterior para oprobio del conjunto de los españoles.
Zapatero: Rajoy no ha demostrado aún sus merecimientos, salvo en su función de oposición constructiva. Usted sí ha demostrado sus inmerecimientos, hasta el hartazgo y en unos extremos que nadie hubiera imaginado.