SONDEO DE METROSCOPIA. El PSOE registra su peor resultado.
La ventaja del PP llega a 18,8 puntos - El voto socialista cae al 24,3% - Descenso de casi 10 puntos en solo un mes - Amplio rechazo a las medidas económicas.
El PSOE no había tocado fondo todavía. Su acelerado desplome se mantiene de forma continuada y el malestar ciudadano contra el Gobierno y la forma en la que gestiona la crisis económica prosigue. El desgaste de José Luis Rodríguez Zapatero llega a cifras sin precedentes, consolidando la impresión de fin de ciclo político, a pesar de que, teóricamente, resta casi año y medio para las elecciones generales y extiende el pesimismo sobre la solvencia económica de España.
El PP tiene ya una ventaja de 18,8 puntos, una diferencia nunca registrada entre los dos grandes partidos, con el PSOE en un nivel de voto del 24,3%, el menor de su historia. Según la encuesta de Metroscopia para EL PAÍS, los socialistas tendrían la mayor caída de toda su historia.
Obviamente, con esos datos, el PP tendría una holgada mayoría absoluta, a pesar de que la muestra del sondeo hace imposible la atribución de escaños.
Aunque la comparación con un sondeo de este tipo, sin comicios convocados, no es homogénea y no es equivalente a un resultado electoral, la encuesta arroja el peor porcentaje obtenido por los socialistas hasta la fecha.
En 1977, en las primeras elecciones democráticas los socialistas lograron el 24,4%.
La encuesta es la primera realizada justo después del varapalo al PSC en las elecciones autonómicas catalanas y nada más anunciarse el enésimo plan de ajuste del presidente del Gobierno. José Luis Rodríguez Zapatero llegó el miércoles al Congreso con un plan que incluye privatizaciones, reducción de impuestos y supresión de las ayudas a los parados de larga duración. Está por ver que lograra su objetivo de calmar a los mercados, pero lo que no parece, según la encuesta es que el presidente del Gobierno consiguiera tranquilizar a los ciudadanos.
La mayoría de los encuestados rechaza claramente las medidas de recorte del gasto y, sobre todo, considera que son fruto de la improvisación, que son insuficientes, que vienen impuestas desde fuera de España y que llegan tarde. Esa imagen de actuación forzada e improvisación, sin una ruta clara, perseguirá a Zapatero y es letal para su ciclo político.
El 57% desaprueba el recorte del gasto público, aunque un 51% de los votantes del PSOE las respalda. Sin embargo, el malestar de los votantes socialistas se refleja en que el 80% asegura que las medidas llegan tarde; el 68% que son insuficientes y el 63% que son impuestas desde fuera e improvisadas.
La siguiente medida de calado que prepara el Gobierno, la reforma de las pensiones, cuenta de antemano con el rechazo de los ciudadanos, por lo que el desgaste de Zapatero podría prolongarse, en vísperas de la cita electoral de mayo en municipales y autonómicas. Hasta un 60% de votantes del PSOE está en contra de esa reforma que se anuncia para el mes de enero.
Hay otras dos medidas que, no obstante, sí tienen apoyo de los españoles: las fusiones de las cajas de ahorro y la reducción del nivel de deuda y gasto en las comunidades autónomas. Y se vuelve contra el Gobierno la situación de pesimismo ante la crisis económica, porque ya llega al 91% el porcentaje de españoles que creen que la situación es mala y muy mala. Se mantiene también la impresión de que el final de la crisis ni siquiera se atisba.
Incluso, el pesimismo se ha extendido al temor a que España pueda ser objeto de un rescate por parte de la Unión Europea similar a los aplicados a Grecia y a Irlanda. Ese pesimismo hace que el 54% asegure que la situación de Irlanda puede extenderse a otros países de la UE y que el 51% considere que es probable que España pueda necesitar "en un futuro más o menos inmediato el apoyo del fondo de rescate europeo". No se libran del pesimismo los votantes del PSOE, aunque todavía son mayoría los que creen improbable el rescate europeo de España.
Con todos esos datos es evidente la deducción de que es el rechazo a la gestión de la crisis económica lo que está provocando el desgaste del Gobierno. Sin embargo, hay otros asuntos como el del Sáhara o las revelaciones sobre las maniobras de la Embajada de EE UU en Madrid para frenar procesos judiciales que afectan a Estados Unidos que no contribuyen a movilizar al electorado del PSOE. El efecto del cambio de Gobierno, que le dio un respiro al PSOE el último mes, se ha venido abajo, ha durado apenas unas semanas y se ha retomado la tendencia a la baja de los socialistas. Y aterroriza a los candidatos socialistas para las municipales y autonómicas de mayo.
La imagen de Zapatero sigue siendo muy mala y la fidelidad de voto de los socialistas no para de bajar: solo un 42% de quienes votaron a los socialistas en 2008 estaría dispuesto a hacerlo ahora. No tiene precedentes este nivel de fidelidad y, además, hay datos aún más preocupantes para el PSOE como que esa desafección empieza a traducirse en posible apoyo a otras fuerzas políticas. Hay trasvase de voto del PSOE al PP, pero también a Izquierda Unida y a UPyD, que están en condiciones de recoger el descontento hacia el PSOE. IU puede llegar, según el sondeo, al 7,6% de los votos, es decir, casi el doble de los que logró en 2008, y UPyD pasaría del 1,2% al 4,3%.
El porcentaje de voto del PP apenas se ha movido 0,2 puntos, pero su éxito se cimienta, sobre todo, en la caída del PSOE. No es su mejor estimación de voto, a la que llegó el pasado mes de marzo, pero el sondeo sí le muestra la consolidación de la impresión de que su victoria electoral es inevitable.
Además, Mariano Rajoy ha visto reforzada su estrategia política con el resultado de las elecciones catalanas del pasado domingo, en las que el PP llegó a su mejor nivel de voto en esa comunidad. Nadie podrá reprocharle pasividad o falta de propuestas, sin que él pueda argumentar que, justamente, es lo que más rentable le resulta política y electoralmente.
Su valoración sigue siendo muy mala, en muchos aspectos peor incluso que la de Zapatero, pero le sigue beneficiando la movilización de los suyos que hace que la fidelidad de los votantes del PP se mantenga inalterable en el 80%. El rechazo al Gobierno empuja a Rajoy a La Moncloa más que el apoyo que puedan suscitar él y su partido.
En los últimos debates en el Congreso, ni siquiera se ha esforzado en mostrar alternativas y propuestas, más allá de la petición de elecciones anticipadas. Aunque sepa que el pacto de estabilidad con PNV y Coalición Canaria aleja esa posibilidad y constate que, con encuestas como la de Metroscopia, Zapatero no puede arriesgarse a acelerar una convocatoria electoral que tiene claramente perdida en este momento. Y sin haber desvelado si volverá a presentarse.
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