Tras más de medio siglo en la política activa, a sus 82 años Manuel Fraga afronta su último gran desafío electoral: obtener por quinta vez consecutiva la mayoría absoluta en el Parlamento gallego.
Pero en estas elecciones, a priori, no le resultará tan sencillo batir su propia marca.
Don Manuel se enfrenta a los comicios autonómicos más reñidos desde que desembarcó en la política gallega en 1989.
Tras una legislatura agitada, Fraga llega a la cita con las urnas sin una gran ventaja. Por primera vez en mucho tiempo, las encuestas sitúan al PP fuera de la mayoría absoluta, es decir, fuera del poder en Galicia.
Muchos españoles, y desde luego gallegos, identifican a Fraga con Galicia. Sin duda usted ha hecho mucho por esta región convirtiéndose en toda una institución más allá de sus ideas políticas. Si revalida una victoria sería el broche de oro para su trayectoria política, pero si no, ¿no ha asumido un riesgo que puede estropear el final de su carrera como político?
Es evidente que en democracia, siempre se corre el riesgo de una derrota electoral, pero las reglas del juego son esas, afortunadamente. En todo caso, confío en el sentido común del pueblo gallego y en su capacidad para evaluar el trabajo desarrollado en estos años de gestión seria y eficaz al servicio del conjunto de la sociedad a la que nos debemos.
Las inversiones en Galicia se han visto resentidas a consecuencia de la subida al poder del socialismo, el Plan Galicia se ha paralizado, ¿a su juicio el Gobierno del PSOE ha perjudicado conscientemente a Galicia como represalia por el apoyo del pueblo gallego al PP?
Desde la llegada al Gobierno central del Partido Socialista, Galicia está siendo objeto de una estrategia de acoso y derribo perfectamente diseñada, con el consentimiento del candidato socialista a la Presidencia de la Xunta.
Inversiones que ya estaban comprometidas, que formaban parte de un compromiso de Estado adquirido por un Consejo de Ministros celebrado en A Coruña en enero de 2003, han sido paralizadas y arrebatadas para destinarlas a otras Comunidades con mayor afinidad ideológica. La señora ministra de Fomento incluso llegó a insultar al conjunto de la ciudadanía gallega al referirse, despectivamente, al Plan Galicia de mierda. Desde luego, se puede pensar cualquier cosa menos que estas afrentas puedan ser casuales.
Son muchos los líderes nacionales de uno y otro partido que acuden a la campaña gallega, ¿no cree que la Ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, después de haberse referido despectivamente al Plan Galicia, lo mínimo que debería hacer es dar la cara ahora?
Según tengo entendido, a doña Magdalena le han prohibido tajantemente que pise Galicia durante la campaña electoral. Es una pena, porque seguramente podría explicar las razones que la han llevado a despreciarnos de esta forma, a pesar de que sus dos abuelos eran oriundos del Courel, en la montaña luguesa.
Observamos la campaña electoral gallega y sinceramente no creemos que la altura del debate de la talla. Sus enemigos se empeñan en el chascarrillo sobre su edad y el latiguillo un tanto despreciativo de que el poder del PP se sustenta en el rural gallego, pero no cuentan al pueblo cual es su proyecto. ¿Nos podría usted decir que es lo que ofrece el PP a los votantes gallegos, más allá de su ya figura carismática?
Como es lógico, cualquier candidatura electoral tiene que sustentarse sobre un programa sólido, que ofrezca alternativas de futuro ilusionantes, pero siempre realistas. Es el caso del Partido Popular que, después de 15 años de gestión intachable en todos los aspectos, aspira a dar a Galicia el empuje definitivo.
Queremos que la próxima legislatura sea la del empleo, y ofrecemos la creación de 120.000 puestos de trabajo, 80.000 de los cuales serán para las mujeres. No se trata de una promesa más, sino que se sustenta sobre la evolución positiva del mercado de trabajo en los últimos meses, y así lo señalan indicadores como el paro registrado, la Encuesta de Población Activa o el registro de afiliaciones a la Seguridad Social.
Otra de las apuestas girará en torno a las políticas sociales, con una especial atención a la conciliación de la vida laboral y familiar. Llevamos meses aprobando cada semana la puesta en marcha de una guardería y el siguiente paso consistirá en la apertura de establecimientos que presten atención a la infancia durante las 24 horas, para tener así en cuenta las necesidades de los padres que trabajan en horario nocturno. Los mayores verán también reforzada la atención, no sólo con la creación de nuevas plazas en centros especializados, sino reforzando los diferentes dispositivos asistenciales: atención a domicilio, centros de día, etc.
La izquierda desde el accidente del Prestige no ha parado de atacar su imagen, recientemente el colectivo Burla Negra ha lanzado un panfleto insultante contra usted y el PP, igualmente los llamados intelectuales comprometidos, es decir marxistas, se han reunido para echar a la derecha del Gobierno autónomo, ¿No cree que el PP no ha prestado el suficiente apoyo a los verdaderos intelectuales independientes y ha dejado huérfanos a muchos colectivos cívicos que se oponen a esa izquierda radical? ¿No son ustedes, los dirigentes del PP, quizás culpables de haber abandonado el mundo de la cultura y la comunicación al dominio de la izquierda demagógica y manipuladora?
Nuestro defecto, del que por otra parte nos sentimos orgullosos, ha sido comportarnos en todo momento con honradez y con honestidad, administrando escrupulosamente el presupuesto público. Puese resultar paradójido, pero es totalmente cierto: muchos de los que en los últimos meses se han desgañitado gritando para desalojarnos del poder han contado con ayudas diversas de esta Administración, que jamás ha hecho distinciones de tipo político. Lástima que la honestidad no sea correspondida.
Son muchos los que opinan que es precisa una profunda remodelación en el PP gallego, ¿si revalidan la victoria su sucesión podría facilitar esa remodelación o por el contrario traerá problemas de división entre los barones del PP gallegos deseosos de hacerse con el control del partido? ¿Y si pierden el gobierno de la comunidad?
En ocasiones, y como consecuencia del efecto multiplicador de los medios, las anécdotas acaban convirtiéndose en grandes titulares. El Partido Popular de Galicia goza de una salud excelente y, llegado el momento, será capaz de afrontar mi sucesión con plenas garantías de éxito.
Recuérdese que Aznar llegó a la Presidencia del Partido después de que un servidor le cediese el testigo. Y recuérdese, también, que en el ecuador de la presente legislatura, nombré a dos vicepresidentes de la Xunta de Galicia que están trabajando fenomenalmente. Pase lo que pase, nuestra formación política cuenta con puntales sólidos que garantizan su viabilidad en cualquier circunstancia.
Zapatero ha abierto un peligroso debate sobre la organización territorial del estado. ¿Nos encontramos ante un verdadero intento de cambio de régimen? ¿Los cambios que propugnan el nacionalismo y la izquierda desde Vascongadas y Cataluña no suponen la creación de estado federal, o incluso confederal? ¿Una victoria en Galicia de la coalición BNG-PSdG abriría un nuevo frente separatista en España?
Llevo tiempo advirtiendo del riesgo que supondría, no sólo para Galicia, sino también para el conjunto de España, un triunfo de la coalición BNG-PSOE en las Elecciones del próximo 19 de junio. Abriría un nuevo frente en el ya deteriorado panorana político nacional, seriamente deteriorado en este momento por la situación política de Cataluña y del País Vasco.
Este escenario no tendría mayor importancia si España contase con un Ejecutivo sólido y con un proyecto de país. Sin embargo, desgraciadamente, el Gobierno de Rodríguez Zapatero carece de un proyecto nacional sólido y navega al garete, zarandeado por las presiones del nacionalismo radical.
Las reformas de los estatutos de autonomía parece que van a ser el ariete para transformar el sistema político que estableció la constitución de 1978, ¿no cree que ante la tesitura actual, en vez de hablar de más competencias, sería más oportuno hablar de armonización, solidaridad e igualdad entre las diversas CC.AA?
En Galicia no hemos abordado todavía esa reforma, a la espera de que se constituya el nuevo Gobierno resultante del proceso el electoral en el que estamos inmersos. Desde el Partido Popular de Galicia consideramos que nuestro Estatuto podría ser mejorado pero, eso sí, siempre que consigamos alcanzar un consenso similar al de 1981 cuando se aprobó el actualmente vigente- y que se respete el espíritu y la letra de la vigente Carta Magna.
Para nosotros, y más allá de la cuestión estatutaria, los principios de solidaridad y participación, garantizados por la Constitución de 1978, deberán quedar a salvo de cualquier maniobra, con independencia de quien sea el inspirador de esta.
El modelo de financiación autonómica es otro de los puntos de discordia. Los ciudadanos de a pie tenemos la impresión de que cada cual apuesta por el modelo que más le conviene, para sacar más tajada
en definitiva nos parece que esto se parece cada día más a un reino de Taifas y que la nación, el bien común de todos los españoles, no importan mucho. ¿No cree que cualquier modelo debe pasar necesariamente por respetar los principios de igualdad fiscal y solidaridad?.
Efectivamente, consideramos que cualquier modelo de financiación debe ser fiel al principio de la equidad fiscal y la solidaridad interterritorial. Por esta razón, no admitiremos un modelo de financiación autonómica de corte confederal, que introduzca privilegios para determinadas Comunidades Autónomas. Rechazamos cualquier intento de negociación bilateral, porque se quebraría el principio de solidaridad.
Tampoco podemos admitir el planteamiento de los déficits fiscales de las Comunidades Autónomas, porque son las personas y no los territorios, los que soportan los esfuerzos fiscales. Cualquier sesgo en esa dirección confederal plantearía riesgos para comunidades como Galicia, al afectar seriamente a la cohesión social y al equilibrio territorial. No queremos un modelo que consagre comunidades de dos velocidades. Además, para Galicia es muy importante que se tenga en cuenta el coste de prestar servicios con una población muy dispersa y envejecida.
¿Cuál es a su juicio la política que se debe seguir para fortalecer la cohesión nacional y conjurar el peligro separatista?
En primer lugar, y por encina de todo, deberían salvaguardarse los principios constitucionales que nos han permitido ya casi tres décadas de convivencia pacífica y democrática a todos los españoles. Resulta lamentable que el Ejecutivo central carezca de un programa sólido que, respetando los principios constitucionales de autonomía, solidaridad y participación, nos blinde frente a los riesgos del separatismo que no conoce límites.