Desánimo en el Ejército: Ley de la Carrera Militar recurrida, paralizada la unificación de escalas, menos plazas para suboficiales y un demoledor artículo del general Pitarch.
Según ese mando militar, “el panorama es desolador”. Cita algunos casos: Ley de la Carrera Militar recurrida por cientos de profesionales, unificación de escalas paralizadas por los recursos, oferta de empleo público para la Academia de Suboficiales inexistente, mandos inoperantes sometidos al poder político, operaciones en el exterior mal explicadas…
Un peldaño más en esa escalada del descontento lo representa el durísimo artículo que publicó, en la Tercera de ABC, el teniente general Pedro Pitarch, calificando de tragedia y sainete la política de defensa en España.
Pitarch, que acaba de pasar a la reserva, fue uno de los militares ‘mimados’ por la actual Administración. Designado jefe de la Fuerza Terrestre del Ejército de Tierra en sustitución del destituido general Mena, posteriormente fue jefe del Eurocuerpo, en Estrasburgo, y de él se habló como posible JEME, un nombramiento que al final no se produjo.
Tras plantear en su artículo la defensa como un “gran teatro”, estas son las afirmaciones más destacadas:
-En Afganistán, nuestros soldados desarrollan unos papeles que no se entienden. “Porque España no está en guerra, pero los soldados españoles allí desplegados sí lo están”.
-“Es difícil entender qué razón operativa impide que los combatientes puedan emplear todos los medios y formas que podrían legítimamente utilizarse en una guerra. Ni qué razón ideológica mantiene el embozo con el que la comunicación oficial disimula una guerra vergonzante y clandestina”.
-El caso Alakrana “ha sido un paradigma de incoherencia entre el show peninsular y el drama en el mar”. A pesar del duro trabajo y brillante actuación de nuestros militares, “los resultados de una operación conducida desde Madrid llegaron a afectar negativa e injustamente al prestigio de la Armada”.
-“Algún ingenuo se pregunta todavía por qué, si finalmente la cosa habría de solucionarse pagando, no se empezó por ahí, ahorrando sufrimiento a los pescadores, angustia a sus familiares, dinero y hastío a todos por obligarnos a asistir a un sainete tan impropio”.
-A la toma de posesión de un general español como jefe de las fuerzas de la ONU en Líbano asistió “la máxima autoridad de Defensa, acompañada de un abultado séquito político-mediático-tramoyista”. Pero, mientras el anterior jefe tenía en su equipo 280 italianos, ésta sólo dispondrá de 22 españoles. “Se reproducía así la dualidad escénica, que la comunicación oficial disfrazaba con un manto de fotos y alharacas para consumo interno”.
-La Defensa es importante, “no sólo porque los errores o las incompetencias de unos podrían traducirse en costes de vida de otros”, sino porque las fuerzas armadas son un pilar de la defensa nacional.
-Si las estrellas del reparto “abusan del derroche de capacidades interpretativas (que alguna de ellas posee en grado superlativo), entonces incluso la obra teatral más sublime deviene en esperpento valle-inclanesco”.
-El reto es poner en valor el qué y el por qué de las Fuerzas Armadas y de la institución militar. Y en esta profesión, “los valores morales, aunque no son privativos de los militares, constituyen en estos un foco de especial atención”.
-Somos, antes que otra cosa, servidores del Estado y de nuestro pueblo, “y por ser además depositarios –que no dueños- de la gran fuerza legal de la nación, renunciamos voluntariamente al pleno ejercicio de algunos derechos que son de común disfrute por el resto de nuestros ciudadanos”.
-Los militares no somos ni héroes ni villanos. Somos instrumentos, no fin. Y “no nos gusta que el servicio que prestamos a España se capitalice en beneficio político de unos pocos. Por eso, no apreciamos la promoción y el fomento de entrevistas y reportajes sobre militares que, de tan empalagosos, resultan increíbles”. (Alusión al reportaje en El País Semanal con entrevistas a la cúpula de las fuerzas armadas)
-La concesión de una condecoración “resulta perversa si por su instrumentalización política provoca generalizado disgustos”. (Crítica a las medallas concedidas a los miembros de la UMD).
-Tampoco disfrutamos cuando, concedido un premio a las fuerzas armadas por sus operaciones en el exterior, alguien que no pertenece a ellas “se autodesigna para recibirlo públicamente, sea cual sea la comunidad autónoma donde el acto tenga lugar”. (Las casas regionales de Cataluña otorgaron a las fuerzas armadas el premio “Español ejemplar”, y la ministra de Defensa acudió a recibirlo el 6 de marzo)
-Valoramos las visitas a heridos hospitalizados, pero “rechazamos que tales encuentros se orienten hacia objetivos de promoción mediática”. (Chacón visitó en febrero, en el hospital Vall d’Hebron, a los dos soldados heridos en el último ataque en Afganistán)
-Sugeriría “cuidar los modos y los mensajes”, y “que los comediantes principales se estudiaran bien el respectivo papel”. “Casi nadie se beneficia de una obra escénica que parece un incomprensible batiburrillo de tragedia, comedia y sainete”.
-“En la pirámide militar, se supone que el vértice superior representa al resto, y los vacíos no son buenos para una institución que funciona a velocidad de régimen cuando se presenta disciplinada, jerarquizada y unida. Los vacíos siempre los ocupa alguien”.
-Secundando a Bertolt Brecht, “si el atónito espectador quisiera ver sólo las cosas que puede entender, entonces no tendría que ir al teatro: tendría que ir al baño”.
Militares que han leído lo que escribió el teniente general Pitarch lo valoran así: “El artículo es bueno. Es de aquellos que muchos quisiéramos haber escrito, de saber hacerlo”. Otros comentan que Pitarch es uno de los militares que pudieron decir o hacer algo cuando estaban en activo; “pero es un buen análisis de la situación”.