Blogia
ametralladora

Los oficiales, suboficiales y tropa del año 2015: se valorarán más los valores constitucionales que la capacidad de movilidad geográfica de los militares.

Los oficiales, suboficiales y tropa del año 2015: se valorarán más los valores constitucionales que la capacidad de movilidad geográfica de los militares.

El Mando de Adiestramiento y Doctrina (Madoc) del Ejército de Tierra ha realizado un estudio con miembros de más de 15 años de experiencia y contacto directo con todos los cuadros de mando para dar su particular visión sobre cómo serán los oficiales, suboficiales y tropa del año 2015.

El documento al que se ha tenido acceso, tiene las siguientes conclusiones literales:

Modelo de perfil

-- El análisis y estudio de las características del perfil en el 2.015 muestra un modelo de competencias, donde manteniendo fundamentalmente las actuales, se incorporan con un marcado ritmo de cambio, nuevas competencias que permitirán adaptarse a los nuevos escenarios.

-- Se han identificado un número importante de competencias (44) para definir el Perfil del Oficial, Suboficial y Tropa en el 2.015.

-- La futura realidad social propugnará ideas, modelos y valores que no estarán siempre en consonancia con las tradicionalmente asumidas por la institución militar.

Estructura y organización del Ejército de Tierra

-- Los cambios en el horizonte temporal del 2.015 no parecen estar demasiado definidos, existiendo gran incertidumbre. El continuismo pudiera ser fruto de inercias y de una resistencia al cambio, que es necesario vencer para no desaprovechar el tiempo disponible.

-- Los profesionales del 2.015 deberán asumir cambios en la estructura y organización del ejército, que se adaptará aún más a las intervenciones en misiones de mantenimiento de la paz y a otras que suponen nuevas amenazas, que a las propiamente de combate.

-- Se producirán cambios en la concepción y formas de relación en el trabajo, que se orientará cada vez más hacia la gestión por competencias.

Personal y Formación

-- Será necesario prestar una particular atención a la forma de canalizar las acciones orientadas a resolver los problemas que afectan a la asistencia al personal en asuntos de carácter particular y profesional.

-- La excelencia profesional se alcanzará por medio de un sistema de enseñanza y preparación multidisciplinar exigente, donde la formación habrá de plantearse como un proceso muy dinámico y continuo.

-- Todas las acciones realizadas con el objetivo de alcanzar un grado de formación común con los países europeos pueden proporcionar resultados muy interesantes para alcanzar mayores cotas de excelencia profesional.

Competencias

-- Las competencias intelectuales y culturales seguirán una tendencia de mejora pero muy insuficientes en los suboficiales y tropa para las necesidades futuras.

-- La gran importancia de la capacitación profesional, exigirá una mayor preparación técnica y una considerable especialización, pero no parece que se pueda estar a la altura de las nuevas necesidades, a pesar de existir una tendencia en la mejora que no será suficiente.

-- Las competencias militares sufrirán un debilitamiento con respecto al presente, pero se mantendrán en unos niveles adecuados.

-- Las habilidades de liderazgo alcanzarán un gran protagonismo como elemento multiplicador en el desempeño del trabajo valorado por resultados y aunque existe una tendencia de mejora de las mismas será insuficiente para las necesidades futuras.

Por otro lado, el Madoc formula algunas recomendaciones:

-- Asumir el reto de iniciativas relacionadas con la formación común europea.

-- Apostar seriamente por una formación en liderazgo y configurarla como seña de identidad de nuestra formación, interactuando con el mundo académico.

Además, hay que destacar que entre los expertos encuestados, las competencias que más se valoran y las que menos según el empleo es de la siguiente manera:

-- Oficiales: un 88% da mayor valoración el amor a la Patria y la identificación con los valores de la Constitución en un 86%. En cambio, la abnegación (74%) y la adaptación a la movilidad geográfica (63%) son menos valoradas respecto a los compañeros.

-- Suboficiales: un 82% cree de mayor valor la identificación con los valores constitucionales. Le sigue con un 81% el amor a la patria como competencia más valorada. La capacidad de delegación de tareas (68%) y la adaptación a la movilidad geográfica (61%) son las competencias menos valoradas entre los suboficiales.

-- Tropa: valora en mayor grado la integración en la sociedad en la que vive (81%) y un 75% la identificación con los valores constitucionales. En cambio, consideran menos positivamente la movilidad geográfica y el conocimiento de idiomas extranjeros como el inglés en un 51 y 50%, respectivamente

30 comentarios

servan -

1º De los empleos de alférez y subteniente, uno de los dos sobra.
El cabo mayor sobra.
El cabo eventual llevará dos galones y el efecti- vo,tres.
El sargento llevará dos galones y el sargento 1º,tres. El angulito de sgto 1º luce ridículo.
El nombre de suboficial mayor debe desaparecer.
El empleo de comandante debe ser sustituido por el de MAYOR.
Una 2ª oportunidad para ascender a oficial para los brigadas. Podrían esperar, una vez finali-
zadas las pruebas,en una categoría como de subofi-
cial superior( en prácti-
cas de oficial)para posteriormente ascender a
alférez o teniente ¿?
Me gusta el Ejército.
Un saludo.

sudocu -

En cinco años, los alumnos de la Escuela Naval Militar será marinos de guerra e ingenieros. Con el nuevo sistema de enseña militar y el convencio firmado este miércoles por la ministra de Defensa, Carme Chacón, y el rector de la Universidad de Vigo, Alberto Gago, la Escuela Naval se convierte en centro adscrito a la Unversidad de Vigo y sus estudiantes tendrán una titulación universitaria y otra militar. Todo en el mismo periodo de estudios que han precisado hasta ahora para tener la titulación militar.

husar -

increible...se van a cargar a la infanteria de marina mas antigua del mundo, así de un plumazo, por decisiones que no sólo afectan a su estructura orgánica como cuerpo, sino que atentan contra los propios integrantes de este cuerpo, que van a ver como pasan a ser uno más cuando en este momento, por preparación, esfuerzo de su personal y vocación de servicio son uno de los CUERPOS de élite de nuestras FFAA...anda!!se me olvidaba que ahora ya simplemente son una especie de ong vestida de caqui... nuestra sra ministra y secuaces se están cargando nuestras ffaa lo siguiente en gritar en las academias y desfiles será aquello de... VIVA ZAPATEROO!!!!!!!!.....VIIIVAAAAAAAAAAAAAA!!!

giromalo -

Mi amigo el Marino me dijo : "No pasa nada, chascarrillos de cotillas que van mucho a la barra, la Infantería de Marina con su trabajo, lealtad, profesionalidad y sacrificio sabrá asumir los cambios, qué más da quien mande ,ayer Ajema, hoy Alflot, mañana quién lo sabe, lo importante es el día a día , cumplir con profesionalidad las obligaciones y eso nuestro infantes de marina lo saben por que lo mamaron en sus Escuelas respectivas , desde capitán a paje, o desde General a soldado,Todo va a seguir igual, se cerraron Escuelas, bases secundarias, se desguazaron barcos, se llevó la Flota a Rota , se desmantelaron las Zonas Marítimas, Defensa le quitó a AJAL muchas funciones que se gestionaban con mucho dinero, no hay cuarteles de instrucción y NO pasó nada. Corneta : toque llamada y tropa , prepararse para el desembarco y establecer cabeza de playa en Garrucha. Sin novedad mi General (sic)"

soldado -

Intenso malestar en la Infantería de Marina, que ha pasado a depender del almirante de la flota: pierden importancia y se sienten traicionados.

La Infantería de Marina, un cuerpo pionero creado en España hace 472 años, se encuentra en ebullición. Ahora no tratan los temas directamente con el Almirante Jefe de Estado Mayor de la Armada (AJEMA). Algunas de las consecuencias negativas de la nueva orgánica afectarán a su futura participación en misiones, mayor burocracia en las gestiones urgentes y retrasos en la adquisición de material por detrás de otras unidades. Se habla de traiciones.
Según las fuentes consultadas, el decreto que se dio a conocer durante la pasada Navidad no ha sido bien recibido en la Infantería de Marina. Las explicaciones internas no convencen porque “se considera un paso atrás”.

La normativa estableció una nueva dependencia orgánica. Anteriormente, desde la reforma de 2001, el comandante general de la Infantería de Marina (COMGEIN) - general de dos estrellas de cuatro puntas, general de división-, ha estado situado al mismo nivel que el almirante de la flota (ALFLOT) –oficial de tres estrellas, equivalente a teniente general. Actualmente, el cambio establece que el COMGEIM y lo que representa pasa a depender directamente del almirante de la flota y no del AJEMA. Es decir, deja de ser cuerpo para convertirse en una unidad más.

La medida, explican las mismas fuentes militares, supone que la Infantería de Marina “ya nunca podrá tener un teniente general”. La interpretación interna apunta que la iniciativa supone una “discriminación en las Fuerzas Armadas ya que los oficiales de Infantería de Marina son los únicos en un cuerpo de armas que no pueden llegar a tener este empleo”.

Las quejas de los infantes de Marina han llegado a oídos de la ministra de Defensa, Carme Chacón, e incluso hasta el inquilino del palacio de la Moncloa, José Luis Rodríguez Zapatero. Pero da la impresión de que, ni Carme Chacón ni el presidente del Gobierno, tienen mucho interés en intervenir. Sus conocimientos de los asuntos militares no dan para mucho, y prefieren no meterse en líos y dejar que el AJEMA -nombrado por Chacón el último verano- haga y deshaga a su antojo, explican.

Además, otras consecuencias negativas e impresiones que ha recabado ECD son las siguientes:

-- Los planes de reorganización han provocado un abierto enfrentamiento entre algunos almirantes y los Infantes de Marina. Según han informado fuentes de la Armada a El Confidencial Digital, el COMGEIN, general Juan Chicharro, no se habla con el AJEMA, Manuel Rebollo.

-- La actitud del general Chicharro se debe a que se siente engañado por el AJEMA, que habría gestionado todos los cambios con un grupo de almirantes y a sus espaldas, aseguran las mismas fuentes.

--Estos cambios conllevan una considerable inversión para la Armada, en plena crisis económica. El COMGEIN, que hasta ahora tiene despacho en el Cuartel General próximo a Cibeles -en Madrid-, al lado del AJEMA, se trasladará a San Fernando, Cádiz, en los antiguos cuarteles de instrucción. Y allí se tendrá que construir un Cuartel General de la Infantería de Marina. “Tendrá un carácter proyectable”, explican, pero se matiza que no se entiende muy bien la medida porque la Infantería de Marina cuenta con una única unidad de maniobra, la BRIMAR, que ya tiene su propio Cuartel General desplegable. En definitiva, la medida supone duplicar las estructuras de mando.

-- El COMGEIM deja de ser un mando institucional, “deja de mandar un cuerpo y pasa a dirigir una Fuerza más de la Armada”.

-- Se aleja a la Infantería de Marina de los órganos conjuntos “que son los que de verdad coordinan y dirigen las operaciones en el exterior”.

-- Los grandes programas logísticos y de adquisición de material, de futuro y operativos, se tramitan ahora por la Comandancia General y de ahí al AJEMA. “Se teme que los grandes programas de renovación de material queden relegados ante las necesidades de la Flota”, explican.

--La Armada alude a razones "operativas" para llevar a cabo la iniciativa. Sin embargo, se apunta que “ son falsas” porque “ya se ha demostrado que existen los mecanismos de planeamiento y de coordinación necesarios para que si surge una misión como la de Líbano se lleve a cabo perfectamente, en coordinación con la Flota para la proyección y como una fuerza expedicionaria durante el despliegue en tierra”.

--Hay quien apunta incluso que esta maniobra tiene como objetivo “fusionar las escalas de oficiales del Cuerpo General de la Armada y el de Infantería de Marina y limitar el tamaño y las misiones de la Infantería de Marina".

--El cambio de dependencia traerá “más burocracia y falta de flexibilidad, porque se aleja a la fuerza expedicionaria de la Armada de los órganos conjuntos que conducen las operaciones y toman las decisiones”.

--Para los militares esta reestructuración tiene ahora menos sentido que nunca, por el papel que está jugando la Infantería de Marina en misiones internacionales como las de Afganistán, El Líbano y Somalia.

Jorge Toledo G. -

Kosovo. Especialidad en retiradas.

“Así no se hacen las cosas y además eso no se hace”, ha sido la respuesta universal a la machada de Zapatero, especialista en retiradas, con la ayuda de Chacón, que, guiada por la infalible baraka de su mentor y por los instintos paciferos de ambos, hace méritos para suceder dignamente a tan gran maestro. Con tamaña suerte, ¿para qué consultar con nadie o calcular los efectos de la medida? Para Zapatero gobernar es intuir y creer ciegamente en todos los dogmas de la más avanzada progresía, siendo su providencial misión metérnoslos por el gaznate, para nuestro propio bien, que él conoce mejor que nadie.

Y aunque muchos somos los que tenemos que tragar, nadie como los militares, en proceso considerablemente avanzado de desmilitarización, en manos de una pacifista que parece tener resuelto, en sentido negativo, el dilema zapateril de si España es o no una nación. Retirarse no es maniobra militar menos complicada que la del despliegue y los nuestros van a terminar adquiriendo una inestimable experiencia, aunque tengan que hacerlo recibiendo caballerosa cobertura de aquello a los que, disciplinadamente pero con gran pesar, dejan en la estacada.

Nuestro gobierno no reconoció al nuevo Kosovo independiente por razones espurias unas y inconfesadas otras. Exhibió una de sus contorsiones reverenciales a la supuesta soberanía universal de las Naciones Unidas, cónclave de casi doscientas naciones rabiosamente soberanas, cuyo Consejo de Seguridad no había conseguido pronunciarse sobre el vidrioso asunto de la independencia. La realidad era que se avecinaban las elecciones y Zapatero tenía que dar media vuelta en su política de aflojamiento de las ligaduras que unen a España, vía concesiones a ETA y Estatuto Catalán. Aunque las situaciones son sólo falazmente comparables, a ningún separatismo le atormentarían los escrúpulos por aprovecharse en beneficio propio del ejemplo del desmembramiento de Serbia. En aquellas circunstancias no había que echarle más leña al fuego y de nuevo Naciones Unidas, para bien o para mal, sirvieron como coartada para la inacción.
La ruptura de la solidaridad de hecho con la inmensa mayoría de nuestros socios y aliados se palió con la más espléndida incoherencia: Nuestras tropas se quedaban para proteger la supuesta ilegalidad que acababa de cometerse. Los cambios en el status jurídico de Kosovo implicaron una reorganización del dispositivo internacional. Una vez que España se integra planamente en él, al alimón con los italianos, a Zapatero se le ocurre la genialidad de marcharse y Chacón sentencia, sin encomendarse más que a su omnisciente jefe, que la misión está cumplida.

Por una vez el desconcierto nacional es fiel trasunto del internacional. Todo el mundo se ha quedado pasmado y descontento. Pero los españoles deberíamos estar ante todo intrigados. ¿Será posible que quien nos gobierna sea incapaz de analizar las consecuencias de sus actos antes de tomar una decisión de estado? O si lo hizo ¿se equivocó o no en sus cálculos? En algunos sí, en todo caso, pues no es posible que pretendiera tal unanimidad reprobatoria. ¿Con qué cara se va a presentar el próximo tres en la cumbre de OTAN en Estrasburgo? ¿Mareará sus papeles en una gran mesa vacía mientras sus colegas hacen corrillos alrededor? ¿Es un mérito para que el Grupo de los Veinte se amplíe a veintiuno? Lo que retira de los Balcanes ¿lo va a enviar a Afganistán, para complacer a Obama? Pero otros europeos tendrán que rellenar nuestro hueco en el momento que el presidente americana les presiona para que atiendan a las apremiantes necesidades del lejano país islámico. ¿Acaso es que Zapatero sigue pensando que el mayor interés de estar en OTAN es boicotearla desde dentro? ¿Cuál será el precio del abrazo de Obama que tanto anhela?

Desesperamos de conseguir explicaciones creíbles, pero el tiempo nos dará algunas respuestas.

Lorenzo Gomez Bertomeu -

En suma, y por resumir y facilitar la tarea del lector, así quedaría en líneas generales todo lo expuesto, centralizándose todas las funciones en el Estado Mayor de la Defensa, que necesariamente debería ser estructurado en concordancia:

• Mando Operativo Terrestre, directamente responsable del empleo de la fuerza, y por lo tanto de las Unidades operativas.

• Mando Logístico del Ejército.

Cuando las Fuerzas Armadas –Tierra, Mar y Aire- , son más pequeñas, en conjunto, y tienen casi menos efectivos, o casi por igual, que la Guardia Civil, no cabe tener una organización pantagruélica directamente heredada del Ejército de los años ’60 o anteriores, y solo cabe racionalizar drásticamente, si se quiere lograr rendimiento y eficacia.

Los cambios habidos en el panorama geoestratégico mundial, el incremento de participación de las fuerzas armadas en misiones diferentes de aquellas para las que han sido creadas originalmente, así como la reducción drástica de los presupuestos de defensa, prácticamente en todos los países occidentales, y la profesionalización de los ejércitos, abandonando el tradicional servicio militar obligatorio, nos han llevado irremediablemente hacia unas fuerzas armadas más reducidas pero que, necesariamente, en compensación, deberían estar más preparadas y mejor equipadas, como reza el slogan acuñado por el Ejército británico de “smaller but better”. Llegados a este punto hay que preguntarse si los actuales tipos y organización existentes, son realmente mejores, o de lo contrario hemos constituido unas fuerzas solamente más reducidas. Este es el riesgo que se ha corrido, y todo indica que, desafortunadamente, solo tenemos unas fuerzas terrestres más pequeñas, menos capaces y a todas luces, no aptas especialmente para las posibles misiones que pueden estar llamadas a desarrollar, a excepción de la UME, naturalmente, o… ¿Acaso no era ése el objetivo?

Resulta ya muy consabida la afirmación del filósofo y ensayista Oswald Spengler en torno a la dirección de la guerra, pero es absolutamente cierto que los problemas militares son demasiados serios como para dejarlos exclusivamente en manos de los militares, aunque también es igualmente cierto que los políticos dedicados a emular a Clausewitz son tanto o más peligrosos y por lo tanto no se debe dejar que primen unos sobre los otros o viceversa. No hay duda de que del consenso y coordinación de un gobierno hábilmente equilibrado deberán emanar la sensatez y bien hacer que definirán, en suma, la política de defensa y la política militar más adecuada en cada momento para la nación y para la sociedad.
Antonio J. Candil Muñoz

Lorenzo Gomez Bertomeu -

En otro sentido ya, precisamente cuando casi hemos convertido a las Armas en meras especialidades de un Cuerpo General aún no muy bien definido ni comprendido que, en realidad, no responde nada bien ni a las tradiciones ni al espíritu mismo del Ejército del Tierra, el hablar del papel y misiones de la Caballería en el Siglo XXI, puede parecer un contrasentido totalmente carente de objetividad. Sin embargo, nada más lejos de la verdad ya que de manera cada vez más exigente, en el marco de ese Ejército moderno, eficaz, pequeño pero profesional, que se pretende, la Caballería debería estar llamada a jugar un papel esencial y determinante si se pretende que el Ejército sea un instrumento eficaz y funcional. Justo casi lo contrario de lo que se ha hecho, al haberse reducido las unidades de caballería hasta niveles prácticamente despreciables.

Mientras tanto la falta de material –y de recursos humanos-, se hace sentir a diario y el Ejército se ve en serios apuros para atender incluso las peticiones de implicación militar en operaciones internacionales de paz. La tensión es alta muchas veces y en las Fuerzas Armadas, en general, se hace necesario arbitrar soluciones de compromiso que permitan seguir adelante. A pesar de la profesionalización, llevada a cabo muy demagógicamente por el Sr Eduardo Serra y el gobierno anterior del PP –no lo olvidemos-, el Ejército de Tierra tiene hoy muy pocos soldados profesionales dignos de tal nombre sino que, mayoritariamente, son solo reclutas mal pagados, especial-mente sudamericanos, y con una escasísima motivación. Después de más de un lustro de Ejército supuestamente profesional, las gravísimas carencias de todo tipo que viven nuestros soldados colocan al Ministerio de Defensa en una situación crítica. La dejadez institucional y el rechazo social a la milicia son un hecho y solo pueden eliminarse con transparencia y coherencia por parte del gobierno, y en base a una profunda revisión de la estructura y volumen de la fuerza militar, y de los medios y salarios profesionales.

Con un presupuesto total de Defensa que no alcanza el 0,9% del PIB, frente a un mínimo del 2% recomendado por la OTAN, España no puede estar orgullosa de tener que pagar sus adquisiciones importantes de material, con financiaciones del Ministerio de Industria, o de tener unos soldados con sueldos más bajos que la media de empleados de empresas de seguridad, con un entrenamiento deficiente, y de los cuales apenas un tercio son operativos, en el mejor de los casos, ya que muchas unidades tienen efectivos mínimos y casi solo existen sobre el papel, aunque sus jefes reciban a sus mandos superiores con el ritual “Sin Novedad”, al frente de un esquelético regimiento o batallón.

Lorenzo Gomez Bertomeu -

Si no fuera porque posteriormente, en 2006, el Real Decreto 416/2006, de 11 de abril, para la Organización y Despliegue de las Fuerzas Armadas, reconocía que aunque ese es el marco en el que se encuadra hoy su actuación, y nunca pueden descartarse situaciones que pudieran requerir una respuesta exclusivamente nacional, habría que haber puesto en duda, la necesidad de contar con una fuerza militar solo por el hecho de tener que contribuir a operaciones multinacionales de gestión de crisis en terceros países. Es obvio que la seguridad nacional presenta requerimientos todavía diferentes, y más exigentes, de los que suponen las solas misiones de paz.

Sin embargo, es una realidad palpable que lo que se paga con el presupuesto disponible asignado no permite capacitar a las fuerzas disponibles para esas misiones que contempla la legislación vigente, y sobre todo, la propia Constitución. Lo que hay alcanza mal para el día a día, y para salir del paso en la participación en el exterior, donde las fuerzas españolas son siempre las peor equipadas, y apoyadas, entre todas las de nuestro entorno, peor que las francesas, peor que las italianas, y peor que las alemanas, sin ir ya más lejos. Todo ello no nos lleva sino a preguntarnos, por consiguiente, que es lo que falla aquí: ¿se ha escogido el modelo apropiado de fuerza?, ¿es acorde este modelo con el presupuesto asignado?, ¿se gasta el presupuesto adecuadamente?

Aquí radican las principales cuestiones y no podemos más que concluir que, en primer lugar hay que articular, estructurar y organizar la fuerza que se requiera para cumplir y respetar las leyes, de lo contrario se deberían cambiar las leyes. En segundo lugar, una vez acordada la fuerza a constituir, se debe dotar ésta con el presupuesto necesario, de lo contrario estaremos motivando que se incumplan las leyes, y además colocando a la fuerza en una situación de inferioridad cualitativa y cuantitativa, que no solo provocará en última instancia que no se puedan cumplir las leyes, al no poder cumplirse la misión asignada, sino que, al mismo tiempo, la propia fuerza puede resultar incluso neutralizada, o seriamente dañada, cuando no aniquilada, y conllevando pérdidas serias de vidas humanas.

La misión del Ejército de Tierra está así, perfectamente identificada en la legislación vigente y todo el mundo tiene en mente que no le cabe otra tarea que la conducción de las operaciones terrestres en caso de guerra, así como la formación y capacitación del componente Tierra de las Fuerzas Armadas, precisa y únicamente con el objetivo de preparar las unidades que lo forman, para su empleo en guerra. La reciente decisión de crear una unidad militar para intervenciones típicas de la Defensa Civil, Protección Civil o Defensa Pasiva, como se llamó en sus comienzos, detrayendo sus efectivos y medios de los que deberían co-rresponder a la Fuerza de Maniobra o Ejército Operativo, es cuando menos sorprendente. Resulta claro que esta medida no es sino una desviación de cometidos, de contenido y de sentido común, y que bajo ningún concepto es necesario buscarle nuevas tareas y misiones al Ejército para justificar su existencia. A las misiones tradicionales plenamente contempladas en la Constitución, hay que añadir hoy las derivadas de unas nuevas amenazas que afectan a toda la comunidad internacional, y que se materializan lejos de nuestras fronteras. Sin duda es en estos campos donde habría que concentrar los esfuerzos, y no en tareas que corresponden a las autoridades civiles.

Lorenzo Gomez Bertomeu -

El sistema en tela de juicio en este ensayo no es otro que el modelo de Ejército de Tierra actualmente vigente, elemento esencial de la Defensa Nacional, que aunque se dice que está en fase de revisión, me atrevo a adelantar que no se está encaminando hacia la mejor de las direcciones, a tenor de lo que se filtra, y al estar la cúpula militar entregada por completo a la autoridad que emana desde la Moncloa.

La guerra no es sino una consecución de batallas, y éstas son el supremo acto del combate. Nuestro Ejército de Tierra dispone de una doctrina táctica y operativa que sigue considerando su papel en la batalla. Sin embargo, en el momento actual, el concepto esencial debe ser ya no el de la Batalla, sino casi el de la No-Batalla, como ya definía a finales de los años ’70 el pensador militar francés Guy de Brossollet, refiriéndose a las carencias y deficiencias del Ejército francés de la época. Sostenía este pensador que la doctrina militar francesa se debería orientar a evitar a toda costa la batalla, ya que el Ejército francés iba a salir muy mal parado, en cualquier caso. Ciertamente es difícil considerar este planteamiento, así, sin más, y se podrá decir que antes que nada se deberían llevar a cabo todo tipo de estudios y análisis complementarios y paralelos, quizás experiencias en ese sentido, a la vez, y todo tipo de consideraciones críticas, tanto en el plano teórico como en el práctico. Sin embargo ¿debemos asumir que por querer llevar a cabo un ensayo tan perfecto como sea posible –lo cual a su manera es imposible del todo-, debamos renunciar a salir del recinto de la monotonía y de la costumbre, y no abrir las puertas a una ansiada renovación?

En 2008 España gastará casi 2.900 millones de Є en el presupuesto para sus fuerzas terrestres. Con esa cantidad se atiende al equipamiento, vida y funcionamiento de tres brigadas mecanizadas, de una serie de brigadas independientes de tipo diverso (caballería, aerotransportable, paracaidista, infantería ligera, montaña,...), de unas fuerzas aero-móviles –lo esencial de la llamada Fuerza de Maniobra- y de unas fuerzas de defensa de área desplegadas en el N. de África, con las que se pretende cumplir a la vez con los cometidos y misiones asignados por la Constitución, y con los compromisos internacionales asumidos por el Estado. En total, alrededor de 70.000 hombres y mujeres, 500 carros de combate, 2.000 vehículos acorazados y diverso tipo, 300 piezas de artillería y, alrededor de 100 helicópteros, y la pregunta es: ¿tienen alguna misión real, más allá de las teorías institucionales?, ¿es coherente ese conjunto?, ¿está sustentado logísticamente? En realidad, de todo ese conjunto solo una quinta parte integra la fuerza operativa capacitada para el combate,… es decir que tenemos no mucho más de una división, en términos exclusivamente cuantitativos, ¿no llaman esas cifras la atención?
¿Cuál es la finalidad de esas fuerzas? ¿Para qué ese gasto? ¿Qué puede esperar la nación y el contribuyente, en caso de conflicto regular y de relativa intensidad, de ese gasto que supone alrededor del 34,1 % del total de los presupuestos de defensa? La respuesta se supone que nos la da la última Ley de Defensa Nacional, referencia obligatoria en cualquier examen o estudio que se quiera hacer sobre las capacidades militares de España, y también en el Libro Blanco de la Defensa que el anterior gobierno publicó en 2000, y que decía que las fuerzas terrestres se emplearán, más probablemente, como instrumento básico para gestión de crisis y para mantener la paz o imponerla en caso necesario, por su capacidad efectiva de adquirir y retener el control de objetivos territoriales.

Lorenzo Gomez Bertomeu -

El empleo de las llamadas armas y municiones inteligentes y de los otros ejércitos, Armada y Fuerza Aérea, en los conflictos actuales, es no solo de gran utilidad sino necesario y esencial, pero altamente peligroso cuando se llegue a considerar que puede hacerse en exclusiva y sin recurrir al empleo de las fuerzas terrestres. Las acciones previas de ataques desde el aire y la mar a gran distancia jugaron un papel clave en la victoria militar aliada en 2003 sobre Irak, pero no derrotaron a Saddam Hussein ni hubieran permitido por sí solas la ocupación de Bagdad. La tarea crucial y el día a día, en todos los conflictos, la llevan a cabo las tropas de tierra desplegadas por los países aliados y sería un error monumental considerar que el futuro puede ser diferente.

El Ejército de Tierra debe estar equipado y dotado con los mejores sistemas de armas y equipo disponibles, pero ello por sí solo no bastará si estos equipos se insertan e integran sin más en una organización militar que no ha sido optimizada ni diseñada para obtener el máximo rendimiento de los mismos. La verdadera revolución y renovación militar no es sino la reconfiguración de su organización para afrontar los nuevos desafíos y para ello se requieren también nuevos procedimientos y una nueva doctrina de empleo de la fuerza. Todos estos aspectos provocan la necesidad cada vez más apremiante de proceder a una revisión profunda del carácter, naturaleza, y tipo de Ejército de Tierra que se necesita para la defensa nacional y la contribución de España a la seguridad colectiva occidental. Después del 11-M esa necesidad se ha hecho más apremiante que nunca y preocupa sobremanera que nuestros gobernantes no sepan valorar la utilidad de la herramienta que constituyen las Fuerzas Armadas, y se pierda la oportunidad de constituir un elemento disuasorio defensivo y de seguridad absolutamente imprescindible para garantizar la soberanía nacional.

Se hace altamente necesaria una organización operativa de la fuerza de maniobra mucho más flexible, móvil y autosuficiente, versátil a la vez que potente, y estructurada para poder operar parcialmente o en su totalidad como parte de una fuerza combinada conjunta. Las nuevas unidades deben ser rápidas en su toma de decisiones, compactas, menos voluminosas, veloces en sus despliegues y movimientos y tecnológicamente avanzadas, como núcleo de una estructura conjunta capaz de aplicar y desarrollar una doctrina unificada en los campos estratégico y operativo. El pensamiento militar en algún sector de nuestros estados mayores está en esta línea, pero no resulta tan evidente en la política de defensa que los sucesivos gobiernos vienen aplicando, ni mucho menos en sus ejecuciones presupuestarias. Ese y no otro, creo entender que fue el sentido de las palabras de S.M. el Rey en su discurso de la Pascua Militar de 2004 –una Pascua que fue muy comentada entonces por los diversos medios de comunicación-, y posteriormente, otra vez, en 2007, y a pesar de la memoria debida a los caídos del 11-M, poco se ha movido desde entonces y de poco, o muy poco, han servido estos aldabonazos.

Lorenzo Gomez Bertomeu -

Desde el punto de vista estratégico-operativo el momento actual parece que está configurando una revolución de los procedimientos militares capaz de alterar la propia naturaleza del arte de la guerra y la ejecución de las operaciones. Debido a que, en un principio, todo este cambio ha sido motivado esencialmente por la disponibilidad de nuevas tecnologías, la tendencia natural ha sido la de buscar en la tecnología la respuesta a los desafíos militares presentes y futuros. La tentación más común es la de intentar que en los conflictos en los que se interviene se obtenga el resultado buscado, a ser posible sin bajas y sin que haya que recurrir, al menos mientras se pueda, al empleo y despliegue de tropas terrestres. Esta ha sido la línea de actuación de la política militar norteamericana pero, en cierta medida, también la seguida por España.

En 1991, España participó en la Guerra del Golfo, pero solamente se desplegaron medios de la Armada y del Ejército del Aire, que no estuvieron implicados directamente nunca en las operaciones en el frente contra las fuerzas irakíes. Sin duda, la motivación primaria de la autoridad política del momento fue, sobre todo, la de no sufrir bajas ni causarlas, aunque moralmente se estuviese de acuerdo con la coalición internacional pero eso sí, coadyuvando a la consecución del objetivo de la guerra: devolver la soberanía e integridad a Kuwait y expulsar a las fuerzas invasoras irakíes. Posteriormente se ha caído en la trampa de querer cobijar cualquier despliegue en el exterior bajo el paraguas de operaciones humanitarias o de pacificación, y siempre cuando se han enviado fuerzas terrestres: al Kurdistán, a los Balcanes, a Afganistán y también a Irak, nunca estas fuerzas han sido enviadas con misiones de combate sino de pacificación, o de ayuda humanitaria o a lo sumo de interposición e imposición de la paz. El caso más ilustrativo lo ofrece la situación actual en el Líbano y la composición y equipamiento de las fuerzas que allí se han enviado ¡La única misión de combate llevada a cabo por fuerzas españolas desde la campaña de Ifni en 1957 la ejecutó el Ejército del Aire sobre Kosovo en 1999 al participar en la Operación “Fuerza Aliada” en acciones de bombardeo contra objetivos serbios! Aún así la citada operación fue un claro ejemplo de que sin la intervención posterior de fuerzas terrestres no se hubieran podido alcanzar los objetivos fijados por la OTAN y la coalición internacional.

En marzo de 2004 fuimos victimas de un ataque perpetrado en nuestro propio territorio, y sin que nuestras fuerzas hubieran intervenido en ninguna misión de combate contra ese enemigo radical, fanático y despiadado que, enarbolando la bandera de una determinada religión, se cree legitimado para decidir a quien le aplica el calificativo de infiel. Nuestra respuesta no pudo ser más vergonzosa, y no se trata aquí de justificar una guerra –no hay casi ninguna guerra justa-, pero tampoco se puede justificar una cesión y abandono, mediando la coacción y la amenaza, solo por el hecho de mantener una equívoca fidelidad a un compromiso electoral. Eso solo se llama entreguismo, y no otra cosa.

Lorenzo Gomez Bertomeu -

Consideraciones iniciales

El final de la Guerra Fría y la desaparición del Pacto de Varsovia no han traído consigo la paz entre los pueblos ni el fin de la necesidad de atender a la seguridad ni a la defensa de las naciones, por mucho que alguna personalidad ilusa, y no demasiado instruida, de nuestro entorno se empeñe en apadrinar una mal llamada, y peor concebida, Alianza de Civilizaciones. Muy al contrario, la desaparición del llamado enemigo convencional –como se le denominaba en nuestras escuelas de estados mayores allá por los años ’70-, junto con el colapso del sistema de equilibrio y de balance de fuerzas sobre los que se basaban las relaciones internacionales desde el final de la Segunda Guerra Mundial, obligan ahora a considerar muy seriamente cuales, y como deben ser las fuerzas militares necesarias para garantizar la paz y la seguridad de la nación. Los ataques perpetrados contra el pueblo español el 11-M no dejan lugar a dudas, por mucho que desde algún sector se quiera decir que fue un episodio pasajero. A ello se le unen más bien como agravantes, tanto el rápido desarrollo de nuevas tecnologías de aplicación en la defensa, como la demanda cada vez mayor de las sociedades occidentales en pro de una reducción de los gastos militares. Ya lo predijo claramente el pensador soviético Georgi Arbatov –director del Instituto de Estudios sobre Estados Unidos y Canadá de la Academia de Ciencias de la antigua URSS-, al afirmar en los últimos días de la perestroika y del glasnost “Les vamos a hacer a Vds. algo muy terrible: ¡Les vamos a privar de tener un enemigo!”. Nada más aterradoramente real.

Efectivamente, tras el período de calma y paz de que el mundo ha gozado desde 1945 a 1990, ha venido un período en el que nunca se habían dado tantos conflictos : Guerra del Golfo en 1991, Balcanes desde 1994 hasta la actualidad, Somalia, Liberia, Congo, atentados en Madrid, Washington y Nueva York, Londres, Afganistán e Irak, con la consiguiente desaparición del régimen de Saddam Hussein, Haití, Líbano, Chad, y lo que es más aún, en el horizonte se siguen divisando nubarrones que no presagian nada bueno, como puede ser el caso de Irán. Prácticamente en todos los conflictos citados han intervenido las fuerzas armadas españolas, que han pasado de estar aisladas, de no intervenir ni siquiera como cascos azules de la ONU en ninguna situación, en el pasado, y de casi no tener contactos con las fuerzas de otros países amigos, a estar presentes en todos los escenarios, precisamente cuando experimentaban una reducción dramática de efectivos, los presupuestos eran más escasos y se pasaba de un modelo de servicio militar obligatorio a unas fuerzas armadas con personal de tropa totalmente profesional.

Lorenzo Gomez Bertomeu -

Cuando se estudia y desgrana un sistema considerado imperfecto con la intención de ofrecer soluciones se pueden adoptar dos actitudes:

• una, que podemos calificar de minimalista, que es respetuosa a priori con las opciones fundamentales que el sistema ofrece y con la estructura principal de éste. En este marco nos contentamos con sugerir modificaciones a nivel de los subsistemas que componen el sistema principal, sin ir mucho más allá ni preguntarnos por la coherencia del conjunto total.
• otra, maximalista, más arriesgada, es aquella en la que nos aventuramos fuera de las vías tradicionales de la doctrina y procedimientos establecidos y de las tradiciones vigentes para ofrecer soluciones radicalmente diversas.

Ciertamente, “romper moldes” supone abrazar una actitud maximalista, otra cosa estaría fuera de mi propia personalidad, y así lo reconozco. Se debe de tener en cuenta, no obstante, tanto el contexto en que se mueve la España de 2008, como sus limitaciones y finalidades, en el ámbito de su proyección exterior, de su contribución a la seguridad colectiva occidental y de su propia defensa y seguridad, para justificar en algún modo las soluciones más radicales que se pueden presentar y porqué resultan necesarias, con la finalidad de intentar ofrecer un proyecto ilusionante, con medios, tecnología y diversas modalidades de aplicación que garanticen la flexibilidad de un sistema que debe seguir atendiendo siempre a aquello que es más probable, sin olvidar nunca lo que es más peligroso.

Posiblemente la raíz de los principales males que aquejan al Ejército español esté, después de todo, en el propio Ejército. Si el Coronel Moscardó, además de ser condecorado merecidamente, hubiera sido sancionado, o reprendido, por dar novedades falsas al decir aquello de “Sin Novedad en El Alcázar”, tras sufrir el asedio, quizás la tendencia del Ejército hubiera sido otra. Es bien cierto que los ejércitos solamente aprenden con las derrotas y que la victoria enseña más bien poco, y así para un amplio sector de mandos –y en general del Estado Mayor y de todo el Ejército-, nada ha habido que aprender del exterior e incluso hoy, las lecciones aprendidas en Irak y Afganistán por los demás, no son tenidas en cuenta casi para nada, y a la vista están los resultados.
Cuando después de lo que ha llovido, todavía a principios del verano de 2008, no hay ningún vehículo protegido moderno ni en Afganistán ni en el Líbano, no se puede concluir otra cosa.

Por otra parte, no estaría de más considerar si en el fondo, la esencia del problema acaso no esté en la propia voluntad de vencer, es decir en la sociedad española actual y sus gobernantes, que, después de todo, quizás no quieran defenderse de nada.

Lorenzo Gomez Bertomeu -

Por muy discutible que parezca, la defensa nacional vive unos momentos ciertamente críticos, aunque no se quiera reconocer así. No es un fenómeno aislado ni exclusivo de nuestra idiosincrasia. Con mayor o menor intensidad, la mayoría de los países occidentales, especialmente los europeos, acusan la misma situación. El mundo occidental vive sumido en las delicias de Capua, a pesar de las advertencias de determinados grupos radicales, principalmente de corte fundamentalista islámico. En España, la situación, si cabe, reviste unas características peculiares, que agravan o complican el problema, al mezclarse con asuntos ciertamente externos como son la historia reciente, el revanchismo incoherente de la izquierda más extrema, el reavivamiento de polémicas trasnochadas por culpa de demasiadas memorias históricas, cierto protagonismo esgrimido por algunos altos mandos militares, y sin duda, el tratar de detentar casi en exclusiva, conceptos como la defensa de la soberanía, de la patria, de los ideales nacionales, y de la integridad territorial por parte de algunos representantes relevantes del estamento militar, como si el resto de la sociedad civil no tuviera nada que ver con ello. Todo esto repercute en las fuerzas armadas, y en la sociedad, y aunque una vez más se niegue, provoca una mutua desconfianza entre ambas. En este marco, el Ejército de Tierra sigue siendo considerado, en bastantes ámbitos sociopolíticos, como el sector más inmovilista, no entendiéndose la necesidad de invertir demasiado en su potenciación para, en su caso, afrontar unas amenazas que la sociedad desconoce, o en las que, ni siquiera, cree.

El Ejército es imperfecto, como toda organización humana, pero cuando bastantes de esas imperfecciones radican en sí mismo, no debe de faltar ni un minuto para ponerse manos a la obra y enderezar la situación. Si el Ejército fuese auditado hoy, como se hace con la mayoría de las empresas serias de España, las conclusiones serian tremendas y la mayor parte de la estructura de dirección sería remplazada. Los españoles tienen contratada con las Fuerzas Armadas una póliza de seguro que les debe cubrir, incluso en caso de siniestro total. Se debe responder a esa exigencia y es un deber de los gobernantes, y de los ejércitos, hacer que así sea.

Wuellington -

«Las naciones deben disponer de ejércitos eficientes, capaces de enfrentarse al enemigo en el exterior; de lo contrario, deberán prever que tendrán que enfrentarse al adversario sobre suelo propio»

Demetrio G. -

Estos sociatas de la PSOE están machacando los Ejercitos de España y cuando haya que utilizarlos de verdad, por ejemplo contra Rusia o China u otro agresor (que lo habrá en un futuro) no servirán para nada, solo se entrenarán para interponerse entre paises que hagan la guerra y conseguir la pazzzz.
Chechenia fue un ejemplo de como se las gasta Rusia..........

windos -

Sobre Cosovo, "NI SIQUIERA LOS INTÉRPRETES SE SOPORTAN", DICE UN MILITAR.

El anuncio de Carme Chacón ha causado asombro entre algunos de los efectivos del contingente destacado en la localidad de Istok, que procede, en su mayoría, del Mando de Artillería Antiárea del Ejército de Tierra.

"Ni siquiera los intérpretes se soportan", afirma uno de los militares españoles, al ser consultado por Europa Press. El miembro del contingente español manifiesta su sorpresa y su incertidumbre ante el futuro que afrontará la localidad de Istok tras la salida de las Fuerzas Armadas españolas, que llevan diez años en este territorio y han sufrido nueve bajas.

Con larga experiencia en el Ejército y más de una misión internacional a sus espaldas, el militar asegura que la falta total de entendimiento entre los intérpretes de origen albanés y serbio de las tropas españolas demuestra cómo continúa siendo la situación en el territorio kosovar, diez años después de los bombardeos de la OTAN, tras la declaración de independencia unilateral y después de la muerte de Milosevic.

"Los serbios hablan de los kosovares como si todos fueran ladrones y delincuentes", relata otro uniformado español, al ser preguntado por el anuncio de retirada realizado por Chacón. Todos los militares consultados por Europa Press, tanto mandos como tropa, coinciden en dos mismos puntos: la dificultad en la convivencia entre serbios y albanos y el total desconocimiento de la retirada anunciada por Chacón.

"Hasta creía que nuestro relevo era normal", afirma otro militar, en referencia a que el actual contingente, el primero en la historia liderado por el Mando de Artillería Antiaérea, concretamente el Regimiento de Artillería Antiaérea de Valencia, que será relevado por el siguiente el próximo mes de mayo. Además, a su juicio, los planes de sustitución han sido iguales que en otras ocasiones y no han dejado entrever que pudiera planearse una variación de la fuerza. "Los que vienen serán los últimos", concluye.

unidad -

En cuanto al articulo que lidera este blog, es lo que se trata año tras año de ampliar conocimientos y mejorarlos. Que sean más similares a los europeos es lógico porque es con las instituciones, principalmente occidentales con las que tenemos más relaciones internacionales. La constitución hace muchos años que la estudian los militares así que para el 2015 hará ya casi 40 años que estará en vigor, tiempo suficiente para que hayan salido diferentes etapas generacionales de militares. Otra cosa es que para entonces continúe en vigor esta constitución, por que tal como vamos y si siguen los mismos en el poder esto será más parecido al país de Hugo Chávez, una república bananera, lo único que aquí con monarquía.

Carlos Sanchez D. -

Y dale con lo de títulos de verdad!!! Hay alguna neurona por ahí, en esa cabeza??? Eoooo!!!! Menudo eco...!!!! Tan de verdad son los títulos de la mili como los de las universidades civiles, y tienen su equivalencia establecida POR LEY. Y punto. ¿Qué pasa, que un soboficial sin carrera civil no tiene nada?¿O que un cabo licenciado debe mandar al subteniente si no tiene título civil? Dejémonos de escribir chorradas, por favor. Mi padre licenciado se ha pasado la vida ocupando un puesto de funcionario de categoría inferior porque era la oposición que aprobó, y como él muchos. Y a mucha honra A ver si como un soldado se saque un doctorado hay que ponerle de JEME... ¿qué tendrá que ver?

kaster -

La propuesta me parece bien, con una serie de matices, que me imagino habrá que perfilar, pero lo que esta claro para mi es el tema de que si en el estuto del trabajador de la administración pública se aboga por la promocion interna de los empleados públicos, como debe de ser arpovechar la experiencia adquirida en años y la formación, máxime si se encuentra con el trabajo ya hecho, ya que las FA,s existen Suboficiales son Titulos de Licenciados de Verdad de los de la Universidades de Verdad y que el Ejercito se encarga de pisotear no dejandoles ni ascender por promocion interna, por razón de edad? ni dejandoles siquiera ejercer sus conocimientos adquiridos, pero contratando a otros de la calle para que si lo hagan, y luego dicen que estamos en crisis, menudo derroche de aprovechamiento de recursos humanos.

Alfonso -

Es una gran noticia para todo el colectivo, solo esperamos el apoyo del resto de los partidos politicos y que estas propuestas se hagan en breve y sus resultados sean eficaces y beneficiosas para todos. Por fin otro medio más de comunicación digital se hace eco del daño causado a todos los Suboficiales con la entrada de la Ley 39/2007. Esperando y animandole que continue esta linea de información sobre los problemas por los que pasamos y nos siga informando fiel y puntualmente. Asimismo, deseamos la mejor de las suertes al Partido Popular para que lleve a buen puerto todas estas iniciativas que a la larga, siendo optimista, algunas seran favorables, porque ya mas daño no se nos puede hacer.

observador -

Hay muchos suboficiales con titulos universitarios de las universidades civiles "que son las únicas que existen". Siempre con lo mismo. Pues sí, señor. Y mucha gente de tropa y oficiales que también. Y mucho suboficial que no sabe ni la o con un canuto porque hizo la promoción interna cuando te pedían una etiqueta de anís del mono... y manda a personal de tropa con mucha más preparación. Así que respeto para todos, no menospreciemos los estudios, militares o civiles de los demás, y que le vaya lo mejor posible a todo el mundo.

lancelon -

En que colectivo se encuadran en una misma Escala profesionales, todos competentes, pero cada uno con su función.Que pasaría si el M.de Sanidad, unificara en el mismo cuerpo a los DUE y a los Licenciados en Medicina, no digamos de los Arquitectos, de los ingenieros.¡Ni Bolonia,ni historias!.Esto es que las FAS están políticamente dirigidas por quien todos sabemos, y los Mandos Militares están tan sobre-cogidos(cogidos por el sobre) que ni respiran.

fernando -

Estoy que no quepo del gozo de contento. Después de 20 años de servicios, muchos compañeros licenciados y algunos doctorados, incluso unos pocos dando clases en la universidad y muchos otros con diferentes ocios e incluso trabajos alternativos, resulta que nuestra bienamada Ministra de igualdad militar, nos da un título de FP. que alegria más grande pues podré dejar el Ejército y buscar otro trabajo mejor, de mejor cualificación porque me han dicho que en españa falta mano de obra. En fin. Sin más comentarios

Juan Hernandez S. -

No le veo sentido a esta propuesta,si no me parece bién que los oficiales obtengan un título,me da igual de lo que sea,tampoco me parece bien esto. Hace algunos años los suboficiales especialistas obteniamos el título de verdad,Instituto Emilio >Gimeno (Calatayud)con matrícula incluida,pero ahora ¿que?¿que son cuando salen? Esto es una barbaridad y señores oficiales , hay muchos ,pero muchos suboficiales que tienen titulo universitario ,pero a diferencia de ustedes , deverdad,con estudios en universidades civiles,las únicas que existen,asi que a estos ¿que? le dan un titulo de FP ¿no?Total se han ezforzado , pero siguen siendo negros de la plebe.

jacinto -

Parece una buena propuesta. Pero caerá en saco roto, no soy optimista. Si quiere el PP puede conseguirlo y el PSOE debe de estar de acuerdo.

barcelona -

Cuidado, ahora todavía es pronto. De aquí a unos años verán lo que han conseguido estos señores con lo que han hecho con los Suboficiales. NO TIENE PERDON. Imaginense a un Sargento o Sargento 1º de Infantería con 45 años, al que un Capitán o Teniente de 28 ó 24 añitos le dé una orden en un ejercicio o maniobras para asltar o tomar una posición... que vergüenza. Y el Sgto./Sgto1º le diga vaya usted primero que yo cogeré las muletas o la silla de ruedas primero. Se han cepillado de un sólo plumazo la razón de ser de la ACADEMIA GENERAL BASICA DE SUBOFICIALES, que era la de tener Sargentos jóvenes e instruidos. Ahora , y permitanme decirlo, son VIEJOS VIEJOS. MENUDO CARRERON y encima retenidos en los empleos por el suculento tapón que han montado. NO ASCIENDE NI DIOS. EN FIN QUE SI YO AHORA FUERA SARGENTO RECIEN SALIDO ADOPTABA DOS SALIDAS: O ME SUICIDIO VIENDO EL PORVENIR O ABANDONO EL EJERCITO. SU EJERCITO.

off -

Todo paso que se dé en pro de una mejora en las condiciones del suboficial, BIENVENIDO sea, aunque la mochila de lo INCREIBLE se ha llevado demasiados años a la espalda para no creer ahora que esto es un anzuelo, un caramenlito mas de esos que nunca llegan. DEMASIADO JOVEN PARA MORIR..... DEMASIADO VIEJO PARA CREER EN LOS RADIO MACUTO.

Suboficial -

Los más de 10.000 suboficiales en el Ejército tendrán un título de grado medio si prospera la iniciativa del PP para modificar apartados de la Ley de la Carrera Militar.

El Partido Popular prepara una batería de propuestas para modificar algunos puntos de la actual ley de la Carrera Militar. Si prospera la iniciativa en curso, los más de 10.000 suboficiales en las Fuerzas Armadas tendrán un título académico de grado medio.
Según ha explicado la portavoz ‘popular’ en la Comisión de Defensa, Beatriz Rodríguez-Salmones, su partido presentará en las próximas tres semanas una batería de propuestas para modificar algunos apartados de la Ley de la Carrera Militar “que han generado tratos muy desiguales entre los militares” desde su entrada en vigor.

Concretamente, el PP está elaborando distintas proposiciones no de ley –que podrían incluso convertirse en disposiciones adicionales a la actual normativa si así lo deciden finalmente los diputados- que comenzarán a debatirse en la Comisión de Defensa “a primeros de mayo”, explica Rodríguez-Salmones. La diputada ha recibido el asesoramiento de la Asociación de Militares Españoles (AME) para desarrollar las diferentes propuestas.

Una de estas medidas afecta a los más de 10.000 suboficiales de las Fuerzas Armadas que ven truncadas sus aspiraciones para el acceso a la categoría de oficial por promoción interna que “la Ley de la Carrera Militar ha limitado y reducido”.

En líneas generales, la propuesta que del PP permitirá que los suboficiales, de forma similar a las oficiales de la Escala de Oficiales, recibirán un curso de adaptación, que tendrá el reconocimiento académico equivalente al título de grado medio. El sistema que se propondrá se desarrollará previsiblemente de la siguiente manera:

-- Los suboficiales más antiguos serán llamados al curso de adaptación por orden de antigüedad para acceder en activo a la Escala de oficiales si han sido calificados como aptos. Podrán realizarlos cuantos suboficiales lo soliciten de manera expresa.

-- Aquellos que no superen esta fase formativa o los no presentados podrán ascender en la situación de reserva al empleo de teniente.

-- Por último, quienes asciendan a tenientes –tanto en activo como en la reserva-, lo harán con los efectos administrativos más favorables, pero en aquellos casos en los que han sido adelantados por otros suboficiales más modernos en la reserva.

Por otro lado, según ha manifestado Rodríguez-Salmones a este confidencial, también presentará en la Comisión de Defensa otra propuesta de características similares para los miembros de tropa y marinería que se ven afectados por la normativa aprobada en la etapa de Carme Chacón en Defensa.