Blogia
ametralladora

Latinoamérica

Lección a Hugo Chávez.

Lección a Hugo Chávez.
Antes o después tenía que aparecer nuestro Rey. España llevaba mucho tiempo dando tumbos, perdiendo el respeto obtenido durante años en el exterior e inmerso en el tobogán de la incoherencia diplomática. Los españoles tenemos una ventaja, y lo dice alguien que no es precisamente admirador de las monarquías. Esa ventaja es que cuando falla o se descoloca todo lo que hay alrededor, surge la figura del Rey. El mismo que durante el periodo democrático siempre ha dado suerte a España y ha sabido aguantar el tirón en los momentos más difíciles y comprometidos.

Don Juan Carlos es un talismán en cualquier situación: aún recuerdo su presencia en el País Vasco, donde fue abucheado por los ultranacionalistas abertzales. No solo supo estar a la altura de las circunstancias, sino que hasta el Gobierno del PNV quedó como ‘Cagancho en las Ventas’. Su saber estar y actuar se han puesto de manifiesto tantas veces que no podía ser menos ahora, cuando ha alcanzado plena madurez de palabra, obra y representación.

Muchos ya no tenemos duda respecto a que la próxima Cumbre Iberoamericana y las sucesivas no serán igual. Esta última ha marcado un punto de inflexión o, como ahora se dice, un antes y un después. La actitud de Hugo Chávez ha supuesto una vergüenza de representación para el pueblo venezolano. Un pueblo harto de las salidas de tono de su presidente, del esperpento que representa, de su mediocridad política y de la represión a la que aspira. Un tipo mal educado al que se vota por miedo y con odio. Un ‘matón’ de medio pelo que, cultivado en la escuela castrista, ha empezado a contagiar su siniestra actuación a otros presidentes de Iberoamérica tan débiles como él, tan incultos y tan desequilibrados.

Muchos analistas lo veíamos venir. Alguien tenía que poner a Chávez en su sitio, dado que el tiempo no lo había hecho. Unos por temor y otros por educación, todos aplazaban el momento y ha tenido que ser Don Juan Carlos, nuestro Rey, quien le espetara lo que todos sabemos. Pero ese “¿Por qué no se calla?” equivale a muchas otras expresiones impropias de la diplomacia, pero utilizadas por el común. Donde nuestro Rey dijo eso, otro hubiera dicho: “¡Váyase a tomar por…!” o tal vez peor y más dura expresión.

Ayer, la frase más común entre periodistas, políticos y ciudadanos era que el ‘Gorila Rojo’ se había ido “con el rabo entre las piernas”. Tan solo el afán de protagonismo de gente como Llamazares, líder de ‘Izquierda Hundida’ e Ignacio Anasagasti han puesto un ‘pero’ inentendible e impresentable; no obstante, siempre digno de respeto por ser una opinión en un país libre. Eso mismo es justamente lo que desconoce Chávez: la elegancia, la diplomacia, la opinión libre, la sinceridad y la ética.

El presidente Rodríguez también supo estar, si bien le faltaron reflejos. Debió ser contundente en vez de mostrarse asustadizo, tembloroso y dubitativo. Algo semejante a lo que sucedió a sus acompañantes más próximos, Moratinos y Trinidad. Las cámaras de todo el mundo muestran a Trinidad Jiménez con una sorprendente cara de susto, descolorida y descolocada. Y por encima de gestos, rostros e insultos, la elegancia diplomática de nuestro Rey; digno hasta para ausentarse. Lo hizo con sencillez y sin bravuconadas. Un gesto aplaudido por el pueblo venezolano que tuvo acceso a los canales internacionales o lo presenció fuera de Venezuela. Un dato emotivo: Ante el gesto de Don Juan Carlos al ausentarse, pudimos presenciar en Valladolid cómo a un grupo de venezolanos se les escapó la emoción y lloraron de gozo; no era solo el gesto, sino la satisfacción de ver cómo el ‘Gorila Rojo’ quedaba descolocado y sin digna reacción ante ese “¿Por qué no se calla?”.

Chávez ha agotado la paciencia de todo el mundo. Tan solo le ríen las gracias sus atemorizados allegados y los alumnos de la escuela castrista, como Evo Morales, Daniel Ortega y pocos más. Prueba de ello es la abundancia de felicitaciones recibidas por Don Juan Carlos, tras ‘domar’ a la culebra represora que aspira a abanderar el fascismo en Iberoamérica, con prácticas decimonónicas y circenses. La educación que los mandatarios iberoamericanos han mostrado, seguramente se ha acabado. Alguien tiene que ‘adormecer’ a Chávez; es una amenaza para el sentido común, para la libertad de los pueblos y para la paz social. Lo que no entendemos es cómo no le mandaron a ‘freír espárragos’ en los diferentes foros de la ONU; tal vez pensaron que no era peligroso y ahora comprueban que, acompañado de su ignorancia y mala fe, pisa al adversario, al compatriota, al dirigente político y a cuantos le han aguantado sus impertinencias.

Hugo Chávez representa a una siniestra mediocre que aspira a acabar con las libertades. Una siniestra vulgar que abandera el empobrecimiento de sus pueblos, el permanente tráfico de influencias, la corrupción, el abuso y el garrote vil. Hugo Chávez mostró la cara de la izquierda perdida y aturdida, sin ideas ni perspectivas, pero con odio y cardenilla en su interior. Hoy Iberoamérica vive un preocupante mosaico de ‘señoritingos’ mandones, mediocres y dictadores, con una izquierda de colorines, cuya característica es la ineficacia, la facilidad para empobrecer lo que tocan y el abandono del pueblo. Nunca tan pocos hicieron tanto daño. Hace no mucho tiempo escuché a un insigne periodista que “la muerte puede consistir en ir perdiendo la costumbre de vivir”.

Maguila Gorilla.

Maguila Gorilla.
El gorila Maguila era el protagonista de una encantadora serie de dibujos animados que nos hizo pasar grandes ratos frente al televisor a los que frisamos la cuarentena. Algún día habrá que estudiar la influencia de la factoría Hanna-Barbera en la nutrición infantil de los 70, porque la única manera de que nos comiéramos la rebanada de pan casero una vez que se acababa la jícara de chocolate era viendo esos dibujos animados.

Maguila era un gorila enorme –como lo son todos los gorilas adultos, por otra parte– a quien su dueño, el señor Peebles, no veía la forma de poder venderlo. Las travesuras de Maguila acarreaban muchos quebraderos de cabeza a su dueño a lo largo de cada episodio, aunque al final acababa perdonándolo y dejándolo volver a la tienda de animales, porque el señor Peebles tenía muy buen fondo.

Pero pasemos a otra cuestión completamente distinta y hablemos de Hugo Chávez Frías, presidente de la República Bolivariana de Venezuela y líder del movimiento revolucionario antiimperialista que aspira a implantar en Hispanoamérica (lo escribo así, en lugar de utilizar Latinoamérica, simplemente por joder) el denominado socialismo del siglo XXI, aunque hasta el momento nadie haya terminado de acotar las diferencias sustanciales entre éste y el socialismo clásico, que tanta prosperidad y bien llevó a medio planeta a lo largo del siglo XX.

Chávez es un analista de postín, un pensador riguroso, uno de los grandes teóricos de la ciencia política; pero, sobre todo, es un apasionado del karaoke, como lo demuestra en sus brevísimas y muy esporádicas apariciones en la televisión pública venezolana. Al tío es que le gusta cantar. De hecho, su caso guarda muchas semejanzas con los típicos personajes de la Andalucía profunda, que están deseando que llegue el fin de semana para vestirse de faralaes y lanzarse a los garitos a cantar por Lola Flores, sin que de este hecho deba sacarse necesariamente ninguna otra conclusión adicional.

Es también un hombre muy cercano a su pueblo que dice las cosas con franqueza, al contrario de los políticos al uso, que suelen utilizar un lenguaje enrevesado para dirigirse a los ciudadanos. Lo cierto es que, en última instancia, Chávez dice las mismas gilipolleces que los arribistas de la partitocracia, pero lo hace con sencillez y entreverando su mensaje presidencial con fragmentos de joyas del folclore caribeño, lo cual le ha hecho digno acreedor del cariño de sus súbditos.

Con estos antecedentes, no resulta extraño que Chávez sea el principal aliado de Z en la región. Ambos comparten un mismo ideario político, una misma fe en la capacidad renovadora del socialismo posmoderno, y la firme convicción de que Aznar es un peligroso elemento fascista.

Caracas y Madrid forman el núcleo duro de este eje del bien que tiene en La Habana y Teherán dos dignísimos complementos, a la altura de los principales patrocinadores. Resulta obvio que nuestras relaciones con estos países, vanguardia del bienestar, el desarrollo y la democracia, no deben verse entorpecidas por el hecho de que el presidente bolivariano haya puesto en su sitio a las voraces empresas españolas, que desembarcaron en Venezuela de la mano del siniestro Aznar para pervertir al noble pueblo venezolano con puestos de trabajo y cierto nivel de bienestar.

También hubiera respondido adecuadamente a S. M. el Rey de las Españas cuando le mandó callar, pero es que no pudo escucharle, estando como estaba discutiendo con su aliado Z la magnitud exacta del fascismo de Aznar. Es curioso, porque la frase del Rey se pudo escuchar cómodamente a unos seiscientos metros del salón de sesiones; pero es que cuando Z habla con alguien es como si le hipnotizara ("Mírame a los ojos"), y el interlocutor pierde la noción del tiempo y del espacio.

Moratinos es otro gran valedor de Chávez en Europa. Desaparecido Arafat, gran demócrata a quien nuestro ministro de Asuntos Exteriores sacaba a pasear y a tomar el solecito cogido del brazo, Chávez es ahora su ojito derecho. Debe de ser porque el presidente venezolano ha demostrado ser un alumno muy aplicado, que repite sin errores cada lección. Por ejemplo, la de que el intento de golpe de estado contra Chávez fue organizado por Aznar, que Moratinos explicó en aquella famosa emisión del programa 59 segundos, cuya letanía viene repitiendo Chávez desde entonces sin alterar ni una coma, como hacen los alumnos empollones.

Chávez es nuestro hombre en Hispanoamérica, y el referente insoslayable de los pueblos que luchan por su supervivencia a base de racionar el consumo de productos básicos como método de lucha contra el imperialismo de las multinacionales. Es justo que el Gobierno de Zetapaña le trate con gran consideración y le consienta esas pequeñas travesuras. De hecho, en la próxima remesa de material de guerra deberíamos hacerle un descuento adicional. A fin de cuentas, también el señor Peebles obsequiaba a Maguila con un gran racimo de plátanos al final de cada episodio, fuera cual fuera la magnitud del desastre organizado por el simpático antropoide. Por eso nos gustaban tanto esos dibujos animados.

Noticias de Cuba. Lo que nunca pensó pagar.

Noticias de Cuba. Lo que nunca pensó pagar.

Por su conciencia no pasan los siglos. No disminuye el desprecio de Castro por sus víctimas. Sólo así se entiende que las haya cosificado durante medio siglo. Más a las que tiene más cerca y simulan un gozo que están lejos de sentir. Nunca les echó cuentas. Y ya está viejo para cambiar. Ni siquiera hoy que necesita de ellas para intentar mantenerse en pie. Esta semana las ha vuelto a humillar. A pesar de que los herederos de la barbarie castrista se esfuerzan para que el Gobierno de Zapatero les perdone una deuda que sólo en un primer plazo alcanzaría los 2.000 millones de euros, su todavía Comandante en Jefe ha acusado al Rey de España de adoptar los métodos genocidas del Imperio.

Poco le importa al máximo líder de los cuatreros multimillonarios que Zapatero le perdone lo que nunca pensó pagar. Ya no tiene tiempo para detenerse en cifras que le importan un carajo. Allá se las arreglen los que quieren quedarse con lo que robó durante 49 años. Que hagan lo que hizo él. Que no paguen nada. Lo que les deja no está hipotecado. Lo sufragó con la sangre de sus víctimas. No por gusto fusiló a mansalva. No debe nada a las empresas españolas. Nadie las obligó a ayudarle. Él no tiene la culpa de que los gallegos sean tontos de remate y no aprendan del sufrimiento de sus abuelos. Es su problema si les gusta que les roben.

Es lo que tiene el coma-andante. No calla ni aunque se lo supliquen sus hijos. A ellos les complacerá mucho viajar a España y que les inviten al palco del Bernabéu, pero a su padre no le gusta el fútbol, prefiere el béisbol del gorila rojo. Ya desde niño odiaba al gallego que para perderlo de vista le dejó en manos de los jesuitas del Colegio Belén. Le consta que de su familia sólo le quiso su madre. Como no le quisieron, no le quedó otra que intentar que le temieran. Y lo logró con creces. Se vengó de su padre haciendo daño a todos los españoles que pudo. Más si corrieron a financiar su represión. Ahora que no se quejen. Ya sabían a quién ayudaban.

Venezuela. La impotencia militar del presidente vitalicio.

Venezuela. La impotencia militar del presidente vitalicio.

 Ahora Chávez tiene Kalashnikov rusos, aviones Sukhoi-30, helicópteros MI-17 y radares tridimensionales de largo alcance. ¿Todo eso para qué? ¿Para enfrentarse a Estados Unidos?

Chávez acaba de comprar cinco mil rifles de francotiradores a la empresa rusa Roxoboronexport. "Son para ustedes, si se meten para acá" Es lo que le ha dicho el Comandante a los norteamericanos sobre el destino de sus nuevas adquisiciones. Sueña con una guerra asimétrica o guerra de guerrillas como respuesta a la guerra preventiva de Estados Unidos. Una majadería que le sirve para rellenar espacio en su Aló Presidente.

El incremento de las compras militares de Venezuela de los últimos años ha ido en principio destinado a renovar el obsoleto armamento de la Fuerza Armada Nacional (FAN): los vehículos de transporte no habían recibido el mantenimiento adecuado, los F-16 norteamericanos estaban inservibles y sin repuestos por llevarse mal con Estados Unidos, y los fusiles FAL belgas estaban obsoletos. Ahora Chávez tiene Kalashnikov rusos, aviones Sukhoi-30, helicópteros MI-17 y radares tridimensionales de largo alcance. ¿Todo eso para qué? ¿Para enfrentarse a Estados Unidos?

Chávez lo que busca es proyectar la imagen de una potencia militar emergente, aunque esté a años luz de conseguirlo. Incluso la exageración de hablar de la carrera armamentística de Chávez le favorece para transmitir una imagen de poder nacional y regional. Por eso lo mejor es decirle al Comandante que más quisiera él ser una potencia militar, que se deje de fanfarronadas. Que tampoco alardee de sus amigos los iraníes, con los que ha firmado casi un centenar de acuerdos que en su mayoría no se han cumplido, y que de cooperación militar por ahora nada de nada. Y que tampoco amenace a EEUU con desviar la exportación de crudo hacia otros países porque sólo él, y no China, tiene la capacidad de refinar el petróleo pesado y rico en sulfuro como es el venezolano. La realidad es que, pese a disponer de grandes recursos provenientes de la renta petrolera, la capacidad de Venezuela es limitada.

Entonces ¿que nos debe de preocupar de este mentiroso y fanfarrón dictadorzuelo? Habría que inquietarse, por ejemplo, por la transferencia de armas de Venezuela a las dos principales organizaciones guerrilleras de Colombia, las FARC y el ELN. Pero sin duda la principal preocupación, así como los verdaderos perdedores en esta guerra de Chávez, son los propios venezolanos, rodeados de pobreza, corrupción, criminalidad y  falta de libertad de expresión.

Deseemos que la soberbia del caudillo le pase factura, porque esta vez se ha pasado de la raya. Ahora quiere asegurarse el poder absoluto. La Asamblea venezolana acaba de aprobar la reforma de la Carta Magna que incluye la reelección indefinida del presidente de la República, la eliminación de la autonomía del Banco Central y la creación de una milicia popular. Que alguien le pare los pies.

Ecuador. Rafael Correa se bolivarianiza.

Ecuador.  Rafael Correa se bolivarianiza.
Lo primero que ha hecho el nuevo presidente de Ecuador, Rafael Correa, tras asumir el poder ha sido anunciar la celebración de un referéndum sobre la convocatoria de una Asamblea Constituyente plenipotenciaria, que tendría por cometido elaborar una nueva Constitución. Correa pretende hacer en Ecuador lo que ha hecho Chávez en Venezuela y lo que está intentando hacer en Bolivia Evo Morales: tomar el poder democráticamente para, a continuación, modificar las estructuras básicas del Estado.
Los nuevos populistas aplican sin sonrojo la proclama mussoliniana que Fidel Castro recicló en 1961para anunciar la llegada de un nuevo régimen a Cuba: "Dentro de la revolución todo; contra la revolución, nada". Todo lo justifica la revolución, y si la democracia no se adapta a la revolución, peor para la democracia.
Los líderes populistas atacan el sistema en su punto neurálgico para modificar la estructura del Estado y destrozar, al tiempo, el principio de la supremacía constitucional, probablemente la aportación jurídica más relevante del siglo XX, junto con la internacionalización de los Derechos Humanos.
Una Constitución no es una ley más, que pueda cambiarse con el consentimiento de la mayoría parlamentaria: es la norma suprema que rige el funcionamiento del Estado, y su reforma exige un consenso generalizado de todas las fuerzas políticas. Podemos decir que un cambio de Constitución supone un cambio de régimen, una revolución.
De ahí que no exista peor práctica para la estabilidad social y política de un país que la costumbre de llegar al Gobierno y establecer una nueva Ley Fundamental. En nuestro país tenemos la experiencia del siglo XIX: tuvimos una decena de cambios de Constitución. La historia nos demuestra que, en estas circunstancias, las constituciones pierden su sentido y, privadas de su carácter normativo, se convierten en papel mojado, en colecciones de principios generales sin validez jurídica que sólo sirven para adornar la retórica del líder de turno.
Ajeno a estos planteamientos, el presidente Correa se ha apresurado a aplicar la plantilla bolivariana mediante la convocatoria de una consulta popular que le legitime para disolver el Parlamento actual, en el que no cuenta con apoyos suficientes, y elegir uno nuevo, plenipotenciario, que gobierne y modifique la Constitución.
Esta Asamblea Constituyente, la decimoctava que se celebraría en Ecuador desde 1830, modificaría la Constitución de 1998, elaborada por otra Asamblea Constituyente convocada por la movilización de las fuerzas sociales y que también pretendía modificar radicalmente la política nacional.
Si atendemos a este último proceso constituyente, vemos cómo tomaron parte de él un amplio grupo de fuerzas sociales y políticas, entre las que destacaban la Conaie (Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador), el Pachakutik (Movimiento de Unidad Plurinacional) y la Fenocin (Confederación Nacional de Organizaciones Campesinas Indígenas y Negros), y cómo unos y otros coincidieron en temas clave, como las reformas políticas necesarias para crear estabilidad política, o en reivindicaciones ya clásicas del bolivarianismo, como el reconocimiento de los derechos colectivos de ciertos grupos, especialmente los de los pueblos indígenas.
La gran mayoría de las decisiones se adoptaron por un consenso mayoritario (por unanimidad o con el respaldo de dos tercios de la Asamblea), y sólo algunas, las relativas al sistema político y al papel del Estado en la economía, se aprobaron por mayoría simple. Si existió un acuerdo generalizado hace ocho años, ¿para qué cambiarlo?
El segundo problema de esta costumbre tiene que ver con el proceso de elaboración de un texto nuevo. Cuando se pretende sustituir una Constitución por una nueva se inicia un proceso constituyente. El pueblo se convierte en protagonista principal de la democracia, es el poder constituyente, y otorga todo el poder a una Asamblea, que se encarga de la elaboración del nuevo texto.
Se trata de un periodo excepcional, transitorio, en el que la jerarquía institucional queda temporalmente suspendida y las instituciones quedan sometidas a la Asamblea, hasta que ésta realice su misión. Esto provoca que los procesos constituyentes generen inestabilidad y lleven la parálisis al país en cuestión, pues no se pueden tomar decisiones mientras se alteran las normas básicas de funcionamiento del Estado.
El pueblo, convertido en poder constituyente, deja de estar sometido a las normas durante el proceso de elaboración de la Ley Fundamental, pero la demagogia de los gobernantes y la devaluación del texto constitucional prolonga este sentimiento de omnipotencia más allá del periodo constituyente. La población se siente portadora de un sentimiento de poder ilimitado, sin sometimiento alguno a leyes e instituciones, y esto es tremendamente peligroso para la democracia. La batalla campal que se ha celebrado en Cochabamaba en los últimos días es un buen ejemplo de ello.
Para evitar esto es necesario que tanto el poder constituyente, el pueblo, como su representante, la Asamblea Constituyente, limiten su actuación a la elaboración de una nueva Constitución, como ocurrió en el propio Ecuador en 1997. De ahí que sea un tremendo error prescindir del Poder Legislativo, al que la Constitución ecuatoriana del 98, en sus artículos 281 y 282, atribuye la reforma de la Constitución, para proponer una consulta que provocará su disolución y la elección de una nueva Asamblea, que no se limitará a aprobar una nueva Ley Fundamental, sino que, investida de plenos poderes, tratará de reorganizar todas las instancias de poder, incluyendo a los altos funcionarios del Estado, como los miembros del Tribunal Supremo Electoral, sin renunciar al ejercicio de las competencias legislativas, por lo que podrá emitir leyes, decretos e incluso los Presupuestos del Estado. No hay duda alguna de que prolongará su labor más allá de la aprobación de la Constitución.
Por último, es necesario analizar la necesidad del cambio. La Constitución de 1998 fue reconocida como una reforma de consenso que hizo realidad un amplio reconocimiento de derechos, alabado por todos, y un nuevo planteamiento de la situación pluricultural, pues reconocó derechos colectivos a los pueblos indígenas y a los negros.
Aunque recibió algunas críticas, por no introducir más mecanismos participativos que los de las juntas parroquiales y dejar pendiente la cuestión de la descentralización, existía un consenso sobre su carácter integrador y su legitimidad. Sin embargo, ahora se anuncia la transformación de la estructura jurídica y del sistema de representatividad ciudadana, lo que, siguiendo el esquema bolivariano, se traducirá en un reforzamiento de los poderes del presidente y en la creación de una suerte de milicia popular de fieles al servicio de éste.
Pero el argumento fundamental esgrimido para realizar la consulta es la necesidad de modificar el "carácter patrimonialista y corporativista" de la Constitución vigente. En este sentido, aunque el poder constituyente es sólo del pueblo, Correa ya ha anunciado que impulsará un modelo económico de corte socialista. Según Correa y sus asesores, el gran problema de la Constitución del 98 es su marcado énfasis privatista, pues se barrenó el concepto de propiedad exclusiva del Estado dentro del sector público de la economía eliminado los mecanismos de presencia del sector público en la producción y la comercialización.
Sorprende que un economista que presume de haberse formado en Estados Unidos ignore que, como ha recordado recientemente Carlos Alberto Montaner, "nadie tiene la menor duda de que el Estado-empresario es el camino más directo para empobrecer a los pueblos, retrasar su desarrollo tecnológico, corromper aún más al estamento político y envilecer las relaciones entre los electores y los partidos".
No sabemos que será más perjudicial para Ecuador, la inestabilidad provocada por el cambio constitucional constante o las nuevas medidas económicas de corte socialista. De lo que estamos seguros es de que, una vez más, serán los ecuatorianos los que pagarán las consecuencias de tanta "ilustración" revolucionaria.

Venezuela. La guerra santa de Chávez.

Venezuela. La guerra santa de Chávez.
Pocas veces tenemos la oportunidad de observar la construcción de una dictadura. Pues bien, eso es lo que está sucediendo en Venezuela, luego de la reelección en diciembre de Hugo Chávez, quien no trata de ocultar su intención de acabar con todo límite a su poder absoluto.
El plan de Chávez incluye eliminar toda restricción constitucional a su presidencia vitalicia y terminar con lo poco que queda de la independencia del Banco Central. El Congreso, bajo el control absoluto de sus aliados, está en proceso de concederle poderes ilimitados para la creación de la nueva Venezuela socialista. Esto nos recuerda la legislación habilitante del Reichstag alemán en 1933, que estableció los fundamentos legales de la dictadura nacionalsocialista de Hitler.
Pero nadie empeñado en construir un Estado socialista se ha contentado sólo con controlar el aparato estatal; siempre aplastan otras esferas de la sociedad. Chávez ha estado durante años recortando el ámbito y la independencia del sector privado venezolano; últimamente, con su plan para nacionalizar las empresas de electricidad y telefonía, así como con el cierre de Radio Caracas Televisión y otros medios que critican su gestión. Esto último produjo una cortés pero clara objeción por parte de la Iglesia Católica venezolana, a lo que Chávez replicó de esta manera:
Recomiendo a los obispos que lean a Marx, a Lenin; que vayan a buscar la Biblia, para que vean el socialismo en sus líneas, en el Viejo y el Nuevo Testamento, en el Sermón de la Montaña. ¿Que yo le vaya a explicar a los obispos qué es el socialismo? No tengo nada que explicarles, señores obispos. Bastante han estudiado ustedes, se supone. Y si no lo han hecho, háganlo.
Hay tres cosas que los dictadores, para lograr el control total, buscan destruir. La primera de ellas es la propiedad privada: así se dispara la dependencia económica del Estado y, al mismo tiempo, se destruyen los recursos privados que pueden financiar a la oposición. Por eso vemos a Chávez nacionalizando industrias, confiscando tierras y poniéndole la mano encima a empresas privadas, especialmente en el sector petrolero.
El segundo blanco es la familia. Estos regímenes buscan debilitarla enfrentando a los hijos con los padres y buscando que la gente vea al Estado como una alternativa a los padres. El cardenal Jorge Urosa Savino, arzobispo de Caracas, teme que la politización e ideologización de la educación debilite el control de los padres sobre la educación de sus hijos, especialmente en materia religiosa.
El tercer objetivo de toda dictadura es la supresión de la libertad de creencias religiosas, ya que la autonomía de la Iglesia crea una esfera de actividades independientes del Estado. Por eso vimos los ataques a la religión por parte de los nazis en Alemania y de los comunistas en la Unión Soviética.
Chávez sabe que la Iglesia es una de las pocas instituciones autónomas que quedan en Venezuela, por eso insulta a los obispos y mandó al infierno al cardenal Rosalio Castillo Lara. Esto último le valió una amonestación del papa Benedicto XVI, durante la visita que realizó el año pasado al Vaticano.
Otro elemento de la estrategia chavista de neutralizar a la Iglesia Católica es su uso constante de un lenguaje religioso. Monseñor José Baltazar Porras, obispo de Mérida, mantiene que Chávez recurre al mesianismo y crea conflictos con otros países para que los venezolanos olviden su "realidad lacerante", "el aumento de la pobreza, la inseguridad y el desempleo". Constantemente liga Chávez el cristianismo con el socialismo, para que la gente crea que aquél está encarnado en esta ideología; es "parte de su propaganda para tener al pueblo de su lado". Así, mantiene que Jesucristo es "el socialista más grande de la historia".
Aparentemente, Chávez ignora la montaña de documentos de la Iglesia y de los Papas en que se condena tanto la teoría como la práctica socialistas, pero sí es consciente del respeto que los latinoamericanos sienten por la Iglesia Católica. Según el Latinobarómetro, el 18% de los latinoamericanos confía en los políticos, el 28% en sus legislaturas, el 38% en el sector privado, el 42% en los militares, el 43% en su presidente y el 71% en la Iglesia Católica (el 74% en Venezuela). Esto explica el empeño de Chávez por arroparse con un falso simbolismo cristiano.

Bolivia asume el "control absoluto" de los hidrocarburos.

Bolivia asume el "control absoluto" de los hidrocarburos.

El presidente de Bolivia, Evo Morales, ha firmado un "decreto supremo" que nacionaliza y otorga al Estado el "control absoluto" de todos los hidrocarburos.

En la ceremonia de la firma, celebrada en la localidad de Yacuiba, al sur del país, Morales, líder del Movimiento al Socialismo y que cumple mañana cien días en el poder, ha subrayado:

"Se acabó el saqueo de nuestros recursos naturales por empresas extranjeras".

El Gobierno de Bolivia ha anunciado esta tarde de forma inesperada que el presidente, Evo Morales, firmará en las próximas horas el decreto de nacionalización de los hidrocarburos.

Morales, cuyos cien primeros días de mandato se cumplen el próximo martes, firmará el decreto en el Día de los Trabajadores en Yacuiba, población del sur del país, según ha indicado la Agencia Boliviana de Información (ABI, estatal),   que sólo ha adelantado que:


          "La firma del decreto supremo devolverá al Estado el control de los yacimientos hidrocarburíferos".


En el acto, calificado de "histórico" por la agencia ABI, participarán varios ministros del Gobierno andino, trabajadores e invitados especiales. En los últimos días, fuentes oficiales habían descartado que Morales fuese a anunciar hoy la nacionalización, con la que se especula desde su llegada al poder.

 

El anuncio sobre la firma del decreto se ha producido a la misma hora en que estaba previsto un discurso de Morales, líder del Movimiento al Socialismo, en la plaza principal de La Paz, en la celebración del Día del Trabajo, al mediodía hora local (18.00 en Madrid).

La entrega de los yacimientos a las petroleras extranjeras, entre las que se encuentra Repsol YPF, durante el llamado proceso de capitalización de las empresas públicas, significó para el país la pérdida del control estatal sobre la riqueza nacional.

Tras la masacre de octubre de 2003, perpetrada por el principal capitalizador, el entonces presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, la demanda popular por recuperar los recursos naturales nunca cejó y esta demanda fue una de las principales propuestas del programa electoral de Morales.

El líder cocalero ganó las elecciones de diciembre con el 54% de los votos. Su popularidad cayó del 80% en marzo al 68% en abril, según una encuesta publicada por el diario La Razón.

Reacción del Gobierno español

El Gobierno español espera que el Ejecutivo de Bolivia abra un proceso de "auténtica negociación y dialogo" con las empresas de hidrocarburos que operan en el país.

El Gobierno desea que "se respeten los intereses de uno y otros", y se evite "el envío de una señal negativa" hacia los inversores internacionales.

El Ministerio de Asuntos Exteriores manifiesta, en un comunicado, su "más profunda preocupación" ante el "decreto supremo" firmado hoy por el presidente de Bolivia, Evo Morales, con el que se nacionaliza y otorga al Estado el "control absoluto" de todos los hidrocarburos.

El Gobierno español expresa su deseo de que en el plazo de 180 días, anunciado por Morales a las empresas extranjeras para regularizar sus actuales contratos, se abra entre el Ejecutivo de Bolivia y las empresas extranjeras una negociación en la que se respeten los intereses de ambos.

Asimismo, el Estado español confía en que Bolivia evite:

El Gobierno español espera que el Ejecutivo de Bolivia abra un proceso de "auténtica negociación y dialogo" con las empresas de hidrocarburos que operan en el país.

El Gobierno desea que "se respeten los intereses de uno y otros", y se evite "el envío de una señal negativa" hacia los inversores internacionales.

El Ministerio de Asuntos Exteriores manifiesta, en un comunicado, su "más profunda preocupación" ante el "decreto supremo" firmado hoy por el presidente de Bolivia, Evo Morales, con el que se nacionaliza y otorga al Estado el "control absoluto" de todos los hidrocarburos.

El Gobierno español expresa su deseo de que en el plazo de 180 días, anunciado por Morales a las empresas extranjeras para regularizar sus actuales contratos, se abra entre el Ejecutivo de Bolivia y las empresas extranjeras una negociación en la que se respeten los intereses de ambos.

Asimismo, el Estado español confía en que Bolivia evite:

"El envío de una señal negativa hacia la comunidad inversora internacional que sigue con atención el desarrollo de los acontecimientos. El Gobierno español sigue muy de cerca la situación y seguirá trabajando en coordinación con el conjunto de países que mantienen las relaciones más intensas con Bolivia para que se llegue a una solución satisfactoria para las partes".

Populismo de izquierdas. El odio de Evo arruinará a Bolivia.

Populismo de izquierdas. El odio de Evo arruinará a Bolivia.

La izquierda, especialmente la más visceral y violenta contra occidente, está idolatrando la figura de Evo Morales. Su visión es que Morales es el Mesías, el gran redentor de la gente en un país donde gobernaba supuestamente el "neoliberalismo". La realidad es que Morales no es más que otro falso profeta inspirado en el odio irracional y en ese dogmatismo que tanto daño ha hecho ya en el pasado en Latinoamérica y Europa.

Uno de los casos más ejemplares ha sido la campaña de acoso y derribo contra Repsol. En una visita que realizó a España en septiembre del año pasado, el entonces candidato a la presidencia de Bolivia manifestó estar dolido con Repsol YPF por estar apoyando a su contrincante Jorge Tuto Quiroga. Según Morales, Repsol había financiado parte de la campaña de Quiroga, hecho que negó la empresa, aunque no parece haber convencido a Morales. Morales lo tiene claro, el que no está con él está en su contra y, por lo tanto, ha de ser castigado.

Morales también siente un profundo odio a todo lo que huela a iniciativa privada y libertad individual. Los votantes de Morales acusan a Repsol, y a cualquier empresa extranjera, de explotarlos, especialmente a los indígenas. La acusación es sorprendente teniendo en cuenta que Repsol ha invertido en Bolivia más de 1.000 millones de dólares entre 1997 y 2005, sin duda, una forma muy peculiar de "explotación". Otra cuestión que alimenta el odio irracional de Morales es que la empresa española gestiona casi el 25% de las reservas de hidrocarburos del país y que en el año 2004, por ejemplo, obtuvo unos beneficios netos de 845 millones de euros. Es decir, acusa a Repsol de hacer lo que los propios bolivianos han sido incapaces conseguir en tantos años: convertir los recursos del país en riqueza real, dar un atisbo de prosperidad al país y a su gente dejando gran parte de dinero (¿español?) en empresas de marketing bolivianas, staff del país, y contribuyendo al sustento de miles de empleos. Y además al más puro estilo capitalista: sin coacciones, sin violencia y de forma contractual. ¡Qué diferentes son las medidas de Morales, que pretende conseguir "riqueza" mediante la manipulación de la ley, los juicios y la represión!

El odio a la libertad e iniciativa privada también lo vemos en los ídolos de Morales, principalmente Fidel Castro, que olvidando los asesinatos del dictador y la continua represión contra la libertad trata a Cuba de democracia ejemplar quedando en una notable evidencia ante los medios de comunicación (vea el video).

Demasiados son los ejemplos que se pueden citar del odio de Morales hacia la humanidad. Pero aún así, los true believers de la izquierda y defensores del pensamiento único seguirán proclamando banderas que no son más que una máscara para ocultar el odio que sienten hacia la libertad. Una de esas máscaras fue el objetivo proclamado por Morales en su época preelectoral: "construir una nación plebeya". ¡Qué bonito! Pero, desgraciadamente, eso sólo encubre una vuelta al dirigismo más retrógrado y a un autarquismo que convertirá a Bolivia en una auténtica nación arruinada y más resentida.