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ametralladora

Pensiones. Pobreza, el rendimiento de la izquierda.

Pensiones. Pobreza, el rendimiento de la izquierda.

67 años y pensiones mucho más bajas son el rendimiento de un sistema quebrado. Ésa es la conciencia social de nuestra izquierda, la misma que inspiró el sistema económico más ruinoso de todos los tiempos: más vale esclavos y pobres, que libres y prósperos.

Es ciertamente terrible que sólo seamos capaces de verle las orejas al lobo cuando nos acaba de pegar un bocado. Extrema miopía de unas sociedades occidentales que se han aposentado sobre la riqueza que sus antepasados crearon y acumularon con un esfuerzo tal que hoy merecería la mayor de las condenas y prohibiciones por parte de nuestra burguesía sindical.

Los chiquillos (financieramente) malcriados que no han tenido empacho en delegar sus libertades y su prosperidad al Estado niñera se dan de bruces con la realidad. Qué plácidamente se vivía cuando, apelando a principios tan tergiversados como el de solidaridad intergeneracional, éramos capaces de vivir a costa de los ingresos generados por los demás. Las pensiones públicas se configuraron siempre, en todas partes y en cualquier régimen como un robo masivo organizado: los jubilados se quedaban con parte de la renta de los trabajadores en activo y a cambio éstos adquirían el derecho a robar a su vez a los futuros trabajadores en activo.

Estafa piramidal por la que a Madoff le han caído apenas 150 años entre los aplausos generalizados de estas mismas clases apesebradas que se niegan a retocar lo más mínimo el sistema de pensiones público. Lástima que toda pirámide, en cuanto se invierte, tiende a perder el equilibrio y a derrumbarse. Nuestros políticos nos prometieron vencer a la ley de la gravedad, pero al final las mentiras caen por su propio peso.

En apenas dos años han desaparecido más de dos millones de puestos de trabajo y millón y medio de cotizantes forzosos a ese sistema fraudulento de la (in)Seguridad Social. Un proceso de putrefacción acelerado por la crisis pero cuyas bases siempre estuvieron condenadas a descomponerse. De no haber sido por el respiro transitorio que proporcionaron millones de inmigrantes, la despensa se habría quedado vacía años ha. El milagro económico español en puridad nunca ha existido ni nunca se producirá: fue un puro placebo, una estafa más añadida a una montaña de mentiras. Convendría basar la política más en la ciencia y menos en la fe: lo de multiplicar los panes y los peces está bien para Jesucristo, pero nunca estuvo al alcance de nuestros burócratas. Malvados ellos por medrar mediante la propaganda; ignorantes aquellos que les creyeron y los auparon al poder.

67 años y pensiones sustancialmente más bajas son el rendimiento de un sistema quebrado. Ésa es la conciencia social de nuestra izquierda, la misma que inspiró el sistema económico más ruinoso de todos los tiempos: más vale esclavos y pobres, que libres y prósperos.

Mejor no hablar hoy de la alternativa que PSOE y PP, PP y PSOE, y tantas otras siglas que actúan como recipientes del pensamiento socialista, se han dedicado con fruición a desprestigiar, marginar y atacar: sería demasiado doloroso recordar en este día que con una sociedad de propietarios los ciudadanos medios podrían jubilarse a entre los 40 y los 50 años con rentas muy superiores a las pensiones públicas.

Algunos se arrepentirán de haber prestado su apoyo a este timo, de haberlo contemplado con buenos ojos y de haber impedido la transición hacia los sistemas de capitalización en el momento en que ésta podía acometerse. Yo, sinceramente, no lo lamento por ellos. Creo que cada cual es responsable de sus decisiones, acertadas y erróneas. Los ciudadanos que confiaron su futuro a la casta política están cosechando lo que sembraron. No más ni tampoco menos, aunque ahora les sorprenda.

Lo que sí lamento es que arrastraran en su error a muchas o pocas personas que eran conscientes del fraude que suponían las pensiones públicas; lo que lamento es que, por no ser lo suficientemente respetuosos con la libertad individual, algunos tengan (tengamos) que cargar con la factura de quienes nos empujaron al abismo. Porque nunca quisimos arrebatarle su pensión a nadie, sólo pretendimos conservar la nuestra. Ahora no tenemos ni eso. A ver cuánto tardan nuestros políticos en babear ante los fondos privados de pensiones: Argentina ya ha marcado el camino (también) en eso.

21 comentarios

quedon -

La economía española tiene un problema: Zapatero
No hemos aprendido nada de la crisis y, encima, el Gobierno confunde los ataques de los especuladores con su propio desprestigio. Tras el error de la ayuda a la deuda griega, la tormenta se acerca a España. La especulación no se persigue con el Código penal, sino con impuestos

Jesus Asensi -

La propaganda de izquierdas es tan burda como eficaz. Los socialistas llevan dedicados al noble oficio de engañar a los obreros desde su fundación hace más de un siglo, así que no resulta extraño que en todo este tiempo hayan depurado sus técnicas hasta alcanzar el grado sublime que tienen en la actualidad.

Esas abultadas dosis de propaganda, a base de frases sencillas y acusaciones metafísicas que influyen en el terreno emocional de la gente de a pie, es lo que permite a nuestros socialistas contemporáneos seguir blasonando de que su principal objetivo es defender el bienestar de los más desfavorecidos. El PSOE dice que va a castigar a los ricos y los pobres le creen, aunque los realmente adinerados, en este o cualquier otro país, disfruten de muchas más gabelas cuando manda la izquierda que cuando lo hace la derecha. La consecuencia es que, aunque los trabajadores pasen hambre como ya está ocurriendo en muchos casos, prefieren votar a un partido que les regala los oídos estimulando el sentimiento de la envidia, sin el cual el socialismo perdería gran parte de sus expectativas.

Cuando aparece algún socialistón que se ha enriquecido de forma asombrosa, las víctimas del telediario saldan el expediente acusándole de no ser realmente de izquierdas. Al contrario. Precisamente por ser socialista se ha enriquecido mientras la población normal se empobrece. Ese es el resultado inapelable de la aplicación de las ideas socialistas: una casta de ungidos encaramados al poder que se enriquece, unos grupos de presión que le hacen el trabajo sucio a cambio de que sus miembros vacíen el bolsillo ajeno y, en contraposición, una clase media destruida y millones de obreros viviendo del mísero subsidio estatal.

Lo dramático es que precisamente cuando la injusticia social es más notoria, es cuando los más perjudicados exigen una dosis mayor de socialismo; no de otra forma cabe entender que, a estas alturas, Zapatero siga generando un notorio apoyo popular que le puede llevar a revalidar su victoria electoral en 2012 si antes no revienta por completo nuestra economía.

El socialismo es el mayor agente destructor de riqueza y la garantía de que los pobres lo van a ser cada vez más, mientras un ejército de parásitos vive en la abundancia desvalijando a los que no tienen capacidad suficiente para defenderse de las coacciones del Gobierno. Eso es el socialismo y esos son los socialistas. En una pena que no sólo estén en el PSOE.

Regina -

No lo habría podido expresar mejor.
Con tu permiso, comparto este artículo en mis páginas.

Un saludo y enhorabuena por el blog.

pensionista -

a los 3 que hay en la foto del articulo les digo nada más estas dos frases:
1ªPSOE = Hambre, Miseria y Muerte
2º.-PSOE= el PSOE no ha sido, ni es, ni será nunca un partido democrático.
A buen entendedor pocas palabras.

berta y grato -

El primer disparate que cometen los gobernantes es extrapolar al futuro las buenas condiciones de un momento dado. Hacen lo mismo con la prosperidad que con la paz, piensan que vienen dadas y las imaginan eternas. Por eso el ZP negaba la crisis y pensaba que el péndulo tiene obligación de volver a su lado. "Ciclos" le llaman y él en su ignorancia se los creyó tal como péndulos.

¿Nadie les contó a estos indocumentados, el cuento de los tres cerditos?

Bueno estoy seguro de que sí se lo contaron, pero especialmente los rojazos se identificaron con el cerdito más vago, convencido de que los otros dos pagando impuestos le van a incrementar el nivel de vida y, por supuesto, cuando la casa se hunda será culpa de cerdito más currante: ¡capitalista y explotador!. Pandilla necia.

pozo -

¿A cuantos mineros jubilaron con 400.000 pts y poco mas de 45 años?

¿A cuantos cientos de miles ,han indemnizado y prejubilado,de todas las ruinosas empresas publicas;desde la Mineria, la Siderurgia,los Astilleros,Telefonica, RTVE,las Electricas,etc.etc.?

¿A cuantos no prejubilo e indemnizo la banca en la anterior crisis;y a cuantos mas lo va a hacer en la presente,a costa de los demas?

¿Acaso en las anteriores crisis economicas,no se uso la prejubilacion y la invalidez,como forma de sacar del mercado laboral a cientos de miles de trabajadores , que por razones de edad,ninguna empresa contrataba?

¿Acaso no se dan generosisimas pensiones no contributivas,a cientos de miles de personas que nunca han contribuido,a costa de las contribuciones del resto, y, paracon la escusa de la solidaridad, comprarles descaradamente el voto,de ellos y de sus familas?
¿Acaso el PER.....?etc.etc.
La lista de barbaridades, incompetencias y despilfarros publicos (sobre todo Socialistas,pero no unicamente)cometidas y cargadas "siempre" sobre las "arcas" del Estado y de la SS,(recordemos el Billon de pts.,de las de entonces,de la expropiacion de Rumasa;o el deficit Felipista de 45 Billones de pts. ),ya de por si,sin que hubiese intervenido la globalizacion,la crisis economica y la demografica,hacian preveer en buena logica y casi sin echar numeros, que el sistema no podria sostenerse,y acabaria saltando por los aires.
Pero como la Casta politica( toda),solo ve y solo le interesan los cuatro años que tienen por delante;a ningun partido politico le ha interesado nunca,por razones exclusivamente electorales,poner remedio en profundidad al sistema;solamente parchear y pasar el globo del gran prix ,o la patata caliente,al siguiente gobierno;!y al que le explote que se aguante!

No obstante,y es la escepcion que confirma la regla; ellos, si se han preocupado por unas pensiones en concreto;......!por las suyas propias!
De forma que a ellos,no les afectaran,o lo haran en un grado infimo,los problemas economicos derivados, de la insostenibilidad del sistema.

gallego -

Que pena me quieren jubilar a los 67 años desde los 17 que trabajo,50 años levantandome a las 5 de la mañana y regresando a las 7 por una pension de las normales,Hacen ellos estos horarios? tienen que cotizar 50 años para su jubilación de pensionista? no se les cae la cara de verguenza?
por favor por el bien de España a la que decis sevir: iros por favor,España os lo agredecera.

doctor -

Que pena de país, estamos en manos de un "analfabeto funcional", se ha gastado lo que no tenía, y ahora nos toca pagar a todos sus "subnormaildades". Las plagas biblicas, ¡Una mierda...!

Gonzalez H. -

Los que avalan semejantes despropósitos deberán rendir cuentas tambien. Cuando zp se vaya pal carajo ( que se va a ir más pronto que tarde ), todos los mamporreros, pesebreros y soplagaitas que le apoyan tienen que pagar como co-autores responsables del hundimiento de las libertades y derechos de los Españoles.y de la ruina en que nos han metido.. Los perronubes y demás proselitistas del Embustero tendrán que responder del mal que, conscientemente, le hacen al País. No se puede ser tan bellaco y salir de rositas.

yuyote -

Está claro que lo mejor es morirse al cumplir los 65 años, así no cobraríamos una pensión que nos hemos ganado más que los políticos.. Tengo 49 años, 29 años cotizados ya, y éste es el premio que nos da el más nefasto presidente del gobierno de todos los tiempos...

La solución ahora, no dentro de 20 ó 30 años -

Lo que tienen que hacer es dar trabajo y dejar de especular con un par de años más. Pero si en 2030 ó 2040 las nuevas tecnologías habrán sustituído a muchísima mano de obra, incluidos los funcionarios, que se reducirán. No creo que la gente tenga la oportunidad de trabajar hasta los 67 años dentro de un par de décadas. Lo que tienen que hacer es dar trabajo ahora y facilitar la inversión y creación de empresas.

observador -

Yo creo que la mejor soluccion es que Zapatero, cuando cumplamos 65 años nos mande en "mision de humandiad" a Afganistan, a ver si asi nos matan y se ahorra la pension.

kenitere -

Retrasar la edad de jubilación de 65 a 67 años no es suficiente para garantizar la viabilidad del sistema de pensiones a largo plazo, al menos en los términos en que está regulado en la actualidad. Todos los estudios realizados en los últimos años apuntan a que esta medida es necesaria, incluso imprescindible, pero no suficiente. Y es que pagar las pensiones en España a partir del año 2030, con una cifra creciente de 12,5 millones de beneficiarios, se convertirá en un problema económico de primera magnitud si antes no se toman medidas.
El propio documento aprobado el viernes por el Ejecutivo admite que es necesario hacer una «reconsideración general de las prestaciones» y las medidas que plantea o que propone debatir van mucho más allá del retiro a los 67 años. Por ejemplo, aboga por «modular en su caso» el periodo de carencia, el cómputo de la base reguladora o el porcentaje aplicable a la misma en función de los años cotizados. Actuaciones en cualquiera de estas áreas significarán recortes en la mayoría de las nuevas prestaciones.
En los últimos meses, numerosos de expertos han comparecido ante la comisión parlamentaria del Pacto de Toledo para ofrecer su opinión sobre el sistema de pensiones y todos coinciden en la necesidad de realizar reformas generalizadas, si bien han de ser aplicadas de forma paulatina para que no recaigan en una sola generación.
La ampliación de la edad de jubilación ha sido recomendada por varias de las personalidades consultadas y sólo vetada por algunas como los líderes sindicales. En cualquier caso, es un asunto que presenta problemas más allá del mero rechazo por parte de los ciudadanos a una medida que ha irrumpido de manera brusca en sus expectativas vitales.
Mercado laboral difícil
Así lo recordaban, entre otros, José Antonio Herce, director de Analistas Financieros Internacionales, y el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, o Juan Iranzo, director del Instituto de Estudios Económicos. En comparecencias diferentes, estos expertos llamaban la atención sobre la paradoja que supone retrasar la edad de retiro a los 67 años cuando las empresas están expulsando trabajadores del mercado laboral antes incluso de los 50 años. Por ello abogan por medidas de tipo cultural y de reciclaje si se quiere que esta iniciativa sea efectiva. Hay que tener en cuenta al respecto que la edad actual de 65 años no impide que la jubilación real se produzca por debajo de los 64 años. En cualquier caso, esta es una de las reformas más efectivas para reducir el gasto en pensiones, en opinión del gobernador. Y el propio Gobierno admite en su documento la necesidad de actuaciones en la mejora del empleo y el riesgo para facilitar el trabajo de personas de más edad
Una de las dos alternativas a la elevación de la edad de jubilación, ya abordada por países como Alemania y otros seis de la OCDE, es elevar las cotizaciones de las empresas y trabajadores, algo que todos los expertos descartan por sus efectos nocivos sobre el empleo. La otra es cobrar menos pensión por el mismo tiempo cotizado, salvo que se busquen fuentes de financiación fuera del sistema, algo más complicado, si cabe, que la reforma planteada, dado el déficit público y el endeudamiento ya existentes en todos los países.
El déficit, una amenaza
En el caso de actuar sólo sobre las cotizaciones, Felipe Serrano, catedrático de la Universidad del País Vasco, señalaba ante la comisión parlamentaria que sería necesario elevar al 50% el tipo pagado a la Seguridad Social -casi el doble que en la actualidad- para garantizar a mediados de este siglo el sistema de pensiones, cuando alcance su punto más problemático. El problema es que esta opción es totalmente inviable, incluso para cualquier profano. Otra posibilidad es bajar la cuantía de las nuevas pensiones de manera drástica. Si en la actualidad son de una media del 63% sobre el salario medio, recordaba Serrano, debería caer hasta el 36% para arreglar el problema económico utilizando sólo esa vía.
Sobre la gravedad del problema del déficit futuro de las pensiones, aseguraba Serrano que si no se reforma el sistema en 2040 -para entonces el Gobierno calcula 15,3 millones de pensionistas-, el desajuste será equivalente a lo percibido por dos millones de pensionistas, y en 2050, a 3,7 millones.
La reducción de la cuantía de la prestación puede abordarse por varias vías, según los expertos, pero son habas contadas, y conocidas desde hace tiempo. Una es ampliar el periodo de cómputo de los actuales 15 años. Ya lo han hecho Francia (a 25 años), Austria (a 40 años) y Finlandia, Polonia, Portugal y Suecia (toda la vida laboral).
Aunque Juan Iranzo sostenía que una acción así no tiene efectos muy relevantes, habría casos en que la prestación resultante podría crecer, y otros, posiblemente la mayoría, en que bajaría, pero en una cuantía máxima de un 15% en ambas direcciones. También cabe la opción de reducir el porcentaje de pensión sobre la base reguladora, o ampliar el periodo mínimos de cotización, bien para acceder a una pensión o bien para percibirla completa.
Otra vía, recordaron los expertos, para allegar recursos al sistema es la separar las fuentes de financiación de la Seguridad Social, que en la actualidad corre con la mayor parte del gasto de los complementos de las pensiones mínimas -unos 4.500 millones-, cuando dependen de una decisión política del Gobierno de turno.

Jose A. S. -

Ahora vienen las explicaciones de como ha desaparecido el dinero en España.? No hace falta saberlo, porque está clarisimo. LLevamos varios años de coches oficiales, guardaespaldas, despachos, viajes sin control, ministerios que no sirven para nada, enchufados a diestro ysiniestro,consejeros inutiles, y mas y mas y mas.Deben haber bolsillos mas llenos de lo que nunca soñaron.

Julia N. -

A pesar de todos los problemas de cuentas públicas que está padeciendo España, el sistema de Seguridad Social, garante de las pensiones futuras y presentes, sigue siendo la «niña bonita», ya que cerró el año 2009 con 8.500 millones de superávit, lo que supone un 0,81% del PIB y a pesar de la notable caída que se ha experimentado este año.
Pero no cabe duda de que, a pesar de que la situación no es crítica aún, sí merece una reflexión la evolución que ha tenido el sistema en el último año, ya que 2008 cerró con 14.500 millones de superávit, por lo que el sistema ha perdido un 40,8% de su superávit en un año, y es que la Seguridad Social ha perdido un millón y medio de cotizantes en el último año y medio, o sea, casi cien mil cotizantes por mes.
En el capítulo de los ingresos, las cotizaciones sociales han ascendido a 106.440,55 millones de euros, lo que representa una disminución interanual de 1,54 puntos . SIn embargo, los gasto han aumentado en mucha mayor cuantía, con un 6,21% de subida el gasto de pensiones contributivas.

Gonzalez H. -

Entre las 46 páginas del documento al que se ha tenido acceso en el día de hoy, titulado «Documento sobre revisión del Pacto de Toledo», hay muchas deliberaciones sobre la salud de nuestro sistema de pensiones, recomendaciones a hacer y alguna propuesta. Algunas son simples declaraciones de intenciones, y otras son más concretas, como la archiconocida y más importante de ellas, el aumento de la edad de jubilación de 65 a 67 años. Otros puntos importantes son los siguientes:
- Cotizaciones sociales. Una de las peticiones más habituales de la patronal y concretamente de Díaz Ferrán, de rebajar hasta en dos puntos las cotizaciones que pagan las empresas a la Seguridad Social, queda completamente descartada, pues se considera adecuada.
- Colectivos que pasan a cotizar. Los becarios de postgrado y las empleadas del hogar con trabajo periódico pasarían a cotizar también mediante un sistema «ágil y sencillo». La cotización se haría a partir de cualquier trabajo periódico.
- Autónomos. Se habla de no hacer que tengan que pagar en años de crisis por encima de los beneficios que obtienen, pero que en los moentos de crecimiento se pueda fijar una cotización «por encima de la base mínima». Así, se busca ajustar la cotización de los autónomos a sus «rendimientos reales».
- Viudedad. Se cuestiona que se vayan a asignar rentas vitalicias cuando las convivencias familiares han sido breves. Se considera que la edad de jubilación es cuando hay dependencia del cónyuge.
- Orfandad. El propio documento dice que «la asignación de un valor determinado de prestación al beneficiario con independencia de las unidades familiares en que haya participado el causahabiente, de la relación familiar entre los progenitores, y del número de beneficiarios».

damaso -

aquí lo que hay que hacer es emplear a los 4.000.000 millones de parados, rebajar la pensión vitalicia de nuestros políticos que ni vayan al parlamento cobran y encima les estamos pagando. También si se controla a los que vienen de fuera que tiene prestaciones, sanidad, colegios todo gratis, se deshace este entuerto de las 17 autonomías ya verían como no habría miedo de quebrar la caja.

madrid -

Ya sabeis lo que hacen los socialistas: Arruinarnos cada vez y meternos en la miseria.
De momento, ya han empezado este año por bajar el sueldo a todos los pensionistas.
Y, ahora quieren que trabajemos más (hasta los 67 años dicen, pero como siempre están mintiendo será hasta los 70). Tabién cobraremos todavía menos pues van a pasar de 15 años a 30´la base del cálculo para el importe de la pensión, y, eso significa casi una bajada del 30% sobre el importe actual.
De nuevo zETAparo y su banda de ladrones nos han engañado. ¿No decían que las pensiones eran intocables, que tenían superavid, que defendería a los pensionistas, y que no había problemas de quiebra como ya indicaba lo contrario el gobernador del Banco de España1 ¡Ahí que ver como saltaron estos delincuentes con el Sr. Ordóñez! ¡ eso que erqa de los suyos!
Esperemos que los actuales pensionistas, y, también los futuros no apoyen de nuevo con su voto a semejanes ladrones, bandids y gente de ma vivir como son los socialistas.

Lorenzo Ramirez -

Señoras y señores, el sistema de pensiones tal como lo conocemos está al borde del abismo. Todo el mundo lo sabía, excepto el ministro del paro, Celestino Corbacho, que ha negado la mayor hasta hace unas semanas. En un artículo anterior ya expliqué que una de las medidas "estrella" de la reforma será el cambio en el método de cálculo de las pensiones, de forma que se tengan en cuenta más años de cotización a la hora de determinar el importe de las jubilaciones. En la actualidad es de 15 años.

Pero en esta ocasión quiero centrarme en la decisión del Gobierno de ampliar la edad de jubilación desde los 65 años actuales hasta los 67 o incluso los 70, con el objeto de evitar que los números rojos de la Seguridad Social obliguen al Ejecutivo a aprobar partidas de gasto en los Presupuestos del Estado destinados a cubrir el agujero que se generará en el sistema de protección social en los próximos meses.

La medida tiene todo el sentido del mundo. La mayoría de los países europeos han aprobado planes similares para luchar contra el efecto del envejecimiento de la población, que provoca que la pirámide demográfica se convierta en un pilar. Cada vez hay más gente mayor que necesita cuidados específicos, elevando el gasto sanitario y reduciendo el número de cotizantes a la Seguridad Social; al mismo tiempo que el índice de natalidad se desploma. Una combinación letal para las pensiones.

Este fenómeno había sido paliado, en parte, durante los años del boom económico gracias a la llegada masiva de inmigrantes que se incorporaron al mercado laboral, pero ahora en plena recesión económica la sangría laboral ha generado más de 4,5 millones de desempleados en España y el sistema se prepara para perder casi 3 millones de cotizantes en los próximos años.

Una vez realizadas estas consideraciones, es necesario analizar la falta de rigor del Gobierno sobre el futuro del sistema de pensiones y la chapuza de reforma que se plantea ahora. Si el Ejecutivo hubiera escuchado las palabras del gobernador del Banco de España hace casi un año se habría puesto manos a la obra para reformar el sistema junto con el principal partido de la oposición.

En lugar de ello, Corbacho atacó con dureza a Miguel Ángel Fernández Ordóñez por asustar a los pensionistas y le acusó de "falta de responsabilidad". El ministro criticó la paja en el ojo ajeno y pasó por alto la viga en el propio. Demasiado tiempo dedicado a la política como para que los árboles le permitan ver el bosque.

Una reforma de este calado debe preparase con carácter minucioso, analizar los pros y contras, realizar estudios económicos y llevar todos los documentos a la Comisión del Pacto de Toledo (creada ex professo para modificar el sistema de pensiones). Así, la opinión pública conocería los riesgos y oportunidades, sabría los plazos de las modificaciones y no temería por su futuro. En lugar de eso, el Gobierno prepara la reforma por la puerta de atrás, con nocturnidad y alevosía, para aprobarla en Consejo de Ministros. ¿Diálogo? No, gracias.

La muestra más palpable de la profunda falta de rigor se encuentra en las declaraciones de Corbacho a pocas horas de aprobar la citada reforma. El responsable de Empleo y Seguridad Social no sabe cuántos años se retrasará la edad de jubilación. "Hasta el final de la reunión ministerial no se conocerá el resultado". Pues si usted no lo sabe, señor Corbacho, apañados vamos. De hecho, el ministro ni siquiera comparecerá en rueda de prensa para explicar la reforma, pasando la patata caliente a "una de las dos vicepresidentas del Gobierno".

El Gobierno incumple así todos sus compromisos parlamentarios. La Comisión del Pacto de Toledo se convierte en un organismo inútil, a pesar de que hace unas semanas el presidente Zapatero anunciaba a bombo y platillo que trabajaría codo con codo con la oposición para lograr el máximo consenso posible. En lugar de ello, el texto será enviado por Trabajo a sus amigos de CCOO y UGT (los sindicatos más subvencionados de España) para que le den el visto bueno.

Esperemos que al menos el Ejecutivo tenga la vergüenza torera de presentar algún tipo de memoria económica que acompañe a la citada reforma, de forma que se pueda evaluar el impacto de la ampliación de la edad de jubilación en el sistema de pensiones. No lo hizo con la Ley de Economía Sostenible ni con el resto de propuestas kafkianas aprobadas por el Gobierno socialista, pero en esta ocasión el tema es lo suficientemente importante como para que actúen con cordura y responsabilidad.

Sé que lo que pido es un brindis al sol. No es plato de buen gusto comunicar a los ciudadanos que van a trabajar más para cobrar menos, pero eso es exactamente lo que aprueba el Ejecutivo, por lo que es previsible que la demagogia vuelva a ser el leiv motiv de los argumentos de las vicepresidentas Salgado y De la Vega. Con ello, ocultarán su ineptitud.

Emilio J. Gonzalez -

El Gobierno está empezando a hacer lo que todos nos temíamos que iba a pasar si no se reformaba el sistema de pensiones. En este caso, el Ejecutivo va a proponer al Pacto de Toledo el retraso en dos años de la edad de jubilación, para dejarla en 67 años. Es decir, que gracias a que nuestros políticos, los del PSOE y los del PP, así como los sindicatos, no han querido jamás acometer de verdad el cambio de modelo que se necesita para que los españoles podamos contar con una pensión digna que nos permita vivir la jubilación con desahogo, ahora resulta que, de entrada, vamos a tener que trabajar dos años más porque el sistema no da más de sí y hay que evitar como sea la quiebra. Por supuesto, a costa de amargarnos la vejez.

Los políticos, todos sin excepción, aunque unos más que otros, tienen la culpa de todo cuanto se avecina con las pensiones. Porque el problema no es nuevo. Por el contrario, desde principios de la década de los noventa, los expertos, analizando las tendencias demográficas y la naturaleza de nuestro modelo público de reparto, aquel por el cual las cotizaciones sociales de hoy pagan las pensiones actuales, ya advertían de que no era viable en el futuro, porque el progresivo envejecimiento de la población iba a provocar el aumento del número de pensionistas por cada trabajador, con lo cual el sistema estaba condenado irremisiblemente a la quiebra si no se procedía a su reforma. Varios informes importantes, como el de José Barea o el de José Antonio Herce, dejaron bien claro que no había otra salida. Y el de José Piñera, el hermano del nuevo presidente de Chile y autor de la reforma del sistema de pensiones del país andino, que realizó para el Círculo de Empresarios, proponía además un método para pasar en España del modelo de reparto al de capitalización, aquel por el cual las cotizaciones personales de hoy financian la pensión de cada uno mañana. ¿Qué respuesta recibieron cuando aún entonces había tiempo para hacer la reforma y evitarnos los problemas que vamos a tener? Los socialistas sentaron las bases del Pacto de Toledo, en su ponencia sobre Seguridad Social, que, como vemos, no ha servido para nada excepto para repartir la pobreza entre todos y dijeron que el cambio de sistema en Chile fue posible porque se hizo bajo la dictadura de Pinochet y se quedaron tan anchos. Los del PP no quisieron estropear sus perspectivas electorales, firmaron sin rechistar el Pacto de Toledo y acusaron a quienes proponían el paso al sistema privado de previsión social de buscar sólo el enriquecimiento de sus amigos. Y los sindicatos afirmaron que las pensiones tenían que ser públicas por narices y plantearon más que serias amenazas a quien, desde el poder, se le ocurriese decir lo contrario.

Las cosas habrían sido muy distintas si los dos grandes partidos se hubieran puesto de acuerdo en llevar a cabo la reforma, pero como los socialistas y los sindicatos querían que las pensiones siguieran bajo control estatal a cualquier precio –y hoy vemos cuán alto es– los del PP se amilanaron y se sumaron a ellos porque les daba miedo que el plantear la alternativa privada les pudiera dejar fuera de La Moncloa. Así es que, señores políticos y señores sindicalistas, gracias por pensar nada más que en ustedes y amargarnos la vejez a quienes tenemos menos de 55 años. Porque lo de la ampliación de la edad de jubilación no es más que la punta del iceberg de lo que está por venir.

Hace quince años, cuando los expertos plantearon el debate sobre la necesidad de proceder a reformar el sistema de pensiones se estimaba que, sin cambios, en el futuro habría que reducir la prestación en un 25% para equilibrar las cuentas. Ahora, gracias a ZP, habría que hacerlo ni más ni menos que en un 40%. ¿Cómo se podrá vivir, entonces, con semejante recorte? Porque el recorte vendrá de la mano de otra de las posibilidades que contempla el Pacto de Toledo, que es la ampliación a toda la vida laboral del periodo de cómputo de la pensión. Y, como por lo general, en los primeros años se gana mucho menos que en los últimos, que son con los que ahora se establece el importe de la prestación, ésta, necesariamente, tendrá que reducirse. Porque lo de la ampliación de la edad de jubilación, en última instancia, no es más que un parche por el cual vamos a trabajar más para que después nos quede menos dinero.

Por supuesto, la propuesta del Gobierno se basa en su esperanza de que la crisis económica pase pronto y el empleo se recupere enseguida, esperanza vana porque todo apunta a que, por desgracia, tenemos ante nosotros un dilatado periodo de estancamiento económico y altas tasas de desempleo. Lo cual implica que la Seguridad Social tendrá menos ingresos de los previstos, su crisis será todavía más grave y las medidas a tomar deberán ser necesariamente más drásticas. Así es que estamos apañados.

Quien haya tenido la precaución de suscribir un plan de pensiones podrá ver amortiguado el golpazo que recibirán sus rentas cuando llegue el momento de la vejez. La cuestión es cuántos españoles cuentan con ello. No todo el mundo ha sido lo bastante prudente como para abrir uno, porque confiaban ciegamente en que, al final, el Estado proveería. Sí, ya se ve de qué forma. Otros se asustaron cuando Zapatero llegó al poder y empezó a arremeter contra los planes privados de pensiones y sus beneficios fiscales, queriendo poco menos que acabar con ellos para que, como buen socialista que es, pudiera tener todo bajo control del Estado y así poder hacer de las suyas. Otros más, simplemente, no pudieron porque como ZP dejó a la burbuja inmobiliaria campar tranquilamente por sus respetos, después de pagar la letra del piso y los gastos necesarios para vivir no les quedó mucho margen para ahorrar de cara al futuro.

Claro que, aquí, también ha habido mucho imprudente que, a base de tarjeta de crédito, ha vivido por encima de sus posibilidades. Pero lo peor de todo es que, ahora que ya muchos ven de verdad las orejas al lobo, no tienen apenas capacidad para ahorrar de cara al retiro, bien porque están ahogados por la letra del piso, bien porque no les queda bastante tiempo para reunir un mínimo de ahorro, bien porque están sin trabajo y sin visos de encontrarlo. Todo ello aderezado por un panorama laboral en el que se vislumbra que los contratos que se produzcan en el futuro van a ser con salarios inferiores a los de antes de la crisis, porque como las empresas tienen que recuperar competitividad y se enfrentan, además, a costes crecientes de la energía a cuenta de la fobia antinuclear de ZP y de su filia enfermiza por las renovables, pues no tienen más remedio que actuar sobre la masa salarial, despidiendo gente o contratando con sueldos bajos. Qué brillante futuro le aguarda a muchos.

Para quienes pensaban que, en última instancia, la vivienda que habían adquirido a precios desorbitados iba a ser una garantía para su jubilación, por ejemplo, mediante la hipoteca inversa –renta adicional a los pensionistas a cambio de su piso–, ya se pueden ir preparando porque su precio no va a ser, ni de lejos, el astronómico de los últimos años, sino un 50% inferior, como mínimo.

Después de todo esto no me queda nada más que dar las gracias a nuestros políticos y a nuestros sindicalistas por amargarnos la vejez.

Pablo M. -

El sistema público de pensiones es un latrocinio oficial que justifica sobradamente la necesidad de destruir el llamado Estado del bienestar. La culpa la tienen, en primer lugar, los beneficiarios del sistema, que a estas alturas siguen siendo incapaces de exigir a los políticos el derecho a manejar sus propias finanzas para utilizar el dinero aportado durante su vida laboral en la forma que estimen oportuno una vez alcanzada la edad de jubilación.

No se dan cuenta de que el Estado les roba y que, cuando ya no son útiles para la actividad productiva, les sigue manipulando con abundantes dosis de demagogia en función de los cálculos electorales del partido en el poder.

El Gobierno no concede ninguna pensión. Por el contrario, lo que hace es robar la mayor parte de lo acumulado por el beneficiario a lo largo de su vida para dejarle unas migajas que, encima, raciona a su antojo decidiendo a qué edad puede o no dejar de trabajar y cuánto debe percibir hasta su muerte.

Sólo hay que hacer unos cálculos sencillos para percibir las dimensiones del desfalco. Considerando una pequeña aportación mensual de 80 euros a la Seguridad Social, una persona que haya trabajado toda su vida, por modesto que haya sido su empleo, ha acumulado a los sesenta y cinco años del orden de cuatrocientos mil euros (a un interés compuesto del 5%, descontada la inflación, que es también una tasa más que razonable en una inversión a largo plazo). Ese capital acumulado le permitiría cobrar una pensión de mil quinientos euros hasta los noventa años, y eso en caso de que no quisiera rescatar el total del dinero ahorrado. Pues bien, la inmensa mayoría de los trabajadores jubilados perciben menos de la mitad de ese dinero y, además, tienen que vivir con la zozobra constante de no saber qué van a cobrar al año siguiente o si va a haber dinero suficiente en la caja del Estado para pagarles esa miseria.

El llamado Estado del bienestar es una estafa monumental y el sistema público de pensiones el mecanismo más injusto e insolidario que jamás ha concebido el ser humano. Por eso hay que criticar a Corbacho y enviar a este Gobierno al lugar que recomendó en su día el secretario general de la UGT madrileña, pero sin olvidar que el verdadero enemigo de los jubilados es el actual sistema de previsión social. Y si preferimos seguir concediendo a los políticos el poder de decidir sobre nuestra ancianidad, entonces no nos quejemos. A trabajar hasta los ochenta años para el Gobierno y punto en boca.