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Documento: los obispos sobre la LOE, los profesores de religión y la EpC

Documento: los obispos sobre la LOE, los profesores de religión y la EpC

Publicamos íntegra la nota de la Conferencia Episcopal Española que pide unidad en defensa de la libertad de conciencia.

Nueva declaración sobre la Ley Orgánica de Educación (LOE) y sus desarrollos: profesores de Religión y "Ciudadanía"; Madrid, 20 de junio de 2007
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1. El pasado 28 de febrero esta Comisión Permanente hizo pública una Declaración titulada La Ley Orgánica de Educación (LOE), los Reales Decretos  que la desarrollan y los derechos fundamentales de padres y escuelas. Allí manifestábamos y explicábamos por qué esta nueva legislación no regula la enseñanza de la Religión de modo que queden a salvo los derechos de todos y, también, por qué los derechos que asisten a los padres en la educación de sus hijos resultan vulnerados tanto en el campo de la determinación de la educación moral que desean para ellos, como en el de la libre elección de centro educativo. Dicha Declaración conserva plenamente su vigencia.

2. Acontecimientos recientes nos exigen volver a hablar sobre algunos asuntos tratados ya el 28 de febrero, en concreto, sobre el nuevo estatuto laboral de los profesores de Religión y sobre la asignatura de nueva implantación llamada “Educación para la ciudadanía”.

I. El estatuto laboral de los profesores de Religión católica

3. El 9 de junio de 2007 se publicó el Real Decreto de 1 de junio por el que se regula la relación laboral de los profesores de religión. Las preocupaciones que manifestábamos al respecto en nuestra Declaración de febrero se han mostrado, por desgracia, fundadas. Como sucedía ya con la LOE, el Real Decreto, que ahora conocemos, “asimila la situación laboral de los profesores de Religión en las escuelas estatales –según decíamos entonces de la Ley– a las formas contractuales generales reguladas por el Estatuto de los Trabajadores, sin reconocer satisfactoriamente el carácter específico de su trabajo, derivado de la misión canónica que les encomienda la enseñanza de la religión y moral católica”.

4. El Real Decreto introduce tres elementos nuevos que exigen una valoración diferenciada. En primer lugar, establece que el contrato laboral de los profesores será de duración indefinida. En segundo lugar, prevé como causa de extinción del contrato “la revocación ajustada a derecho de la acreditación o de la idoneidad para impartir clases de religión por parte de la Confesión religiosa que la otorgó”. En tercer lugar, el acceso al destino concreto –colegio o escuela– queda en manos de la Administración, según los criterios estimados por ella como adecuados.

5. Es positivo que el contrato laboral de los profesores de religión sea de duración indefinida. Los beneficios laborales que ello comporta hacen justicia a su labor y contribuyen a dignificar su importante misión, que es misión de la Iglesia. Desde hace muchos años la Conferencia Episcopal, en diálogo con las diversas Administraciones, no ha escatimado esfuerzos para mejorar el estatuto laboral y económico de los profesores de religión. Los obispos seguirán interesándose vivamente por todo ello.

6. La dignidad del trabajo del profesor de religión, además de unas condiciones laborales justas, exige también las garantías legales de su perfil específico, es decir: el de una docencia que imparte la religión y moral católica a quienes han solicitado libremente estas enseñanzas. Sin tales garantías legales, el trabajo del profesor de religión perdería su identidad y quedaría expuesto a riesgos de todo tipo, incluido el de su eventual desaparición. Por eso, hemos de manifestar nuestra disconformidad con las otras dos novedades que introduce el Real Decreto.

7. Primero, el Real Decreto no ignora del todo que la autoridad de la Iglesia católica –como, en su caso, la de la Confesión que corresponda– sea la instancia competente para garantizar la idoneidad de los profesores de religión y moral católica. Sin embargo, tal autoridad no es reconocida de manera suficiente para que le sea posible ejercer sus competencias de modo seguro. La mera invocación de una “revocación ajustada a derecho” (art. 7) –sin aclarar a qué derecho se refiere–  puede restringir indebidamente la competencia del Obispo para retirar la idoneidad cuando tenga que hacerlo en virtud de las previsiones del ordenamiento jurídico de la Iglesia (véase el canon 804). La Constitución declara que “los tratados internacionales válidamente celebrados, una vez publicados oficialmente en España, formarán parte del ordenamiento interno” (art. 96). Por tanto, podremos seguir actuando según los Acuerdos entre la Santa Sede y el Estado español, que no ceden ante un Real Decreto ni ante una ley ordinaria, como la correspondiente Disposición adicional de la LOE.

8. Hay que recordar, en concreto, que, en conformidad con el Acuerdo sobre Enseñanza (véase artículo VI), y según la doctrina del Tribunal Constitucional, “la apreciación del Ordinario acerca de si un profesor imparte o no recta doctrina y si da o no testimonio de vida cristiana es inmune, en su núcleo, al control de los Tribunales” (Sentencia de 15 de febrero de 2007). En un ordenamiento inspirado por el principio de libertad religiosa, los motivos de índole religiosa por los que un profesor puede perder su idoneidad como docente de la religión y moral católica no son susceptibles de evaluación por las leyes y por los tribunales civiles. Además, el Acuerdo establece que la designación de estos profesores ha de realizarse, de entre los propuestos por el Ordinario, “para cada año escolar” (Art. III). Este mandato legal es compatible con un contrato laboral de duración indefinida, y permite al Obispo garantizar la idoneidad del profesorado en cada momento. Por eso, los obispos seguirán haciendo la preceptiva propuesta de los profesores que consideran idóneos para cada año escolar.

9. Segundo, es necesario aclarar que el destino de los profesores a un puesto determinado forma parte de la misión de enseñar religión católica, misión que el Obispo no da en abstracto o de modo genérico, sino teniendo en cuenta las circunstancias concretas de lugar y personas. Ésa ha sido la praxis constante en la interpretación de los Acuerdos, que ha sido corroborada por el Tribunal Supremo  (véase la Sentencia de 29 de septiembre de 2004).

10. En suma, pensamos que el Real Decreto de 1 de junio de 2007, publicado el 9 de junio, regulador de la relación laboral de los profesores de religión, no cumple el Acuerdo sobre Enseñanza entre el Estado Español y la Santa Sede, por el que se hace efectivo para los católicos en este campo el derecho de libertad religiosa reconocido de modo genérico por la Constitución Española, y no se ajusta a la jurisprudencia establecida al respecto por el Tribunal Supremo y por el Tribunal Constitucional. No podemos excluir que sea necesario ejercer las acciones legales oportunas para que sea respetado el ordenamiento jurídico vigente, que tutela los derechos de todos.

II. “Educación para la ciudadanía”

11. La LOE ha introducido en el sistema educativo español una nueva asignatura obligatoria, conocida como “Educación para la ciudadanía”, cuyo objetivo, tal como resulta articulada en los Reales Decretos, es la formación de la conciencia moral de los alumnos. La publicación de las correspondientes disposiciones de las Comunidades autónomas y de algunos manuales de la materia ha venido a confirmar que ése es el objetivo de la nueva asignatura.  En nuestra Declaración del 28 de febrero expusimos los motivos por los que tal disposición implica una lesión grave del derecho originario e inalienable de los padres y de la escuela, en colaboración con ellos, a elegir la formación moral que deseen para sus hijos. Se trata de un derecho reconocido por la Constitución Española (art. 27, 3).
El Estado no puede suplantar a la sociedad como educador de la conciencia moral, sino que su obligación es promover y garantizar el ejercicio del derecho a la educación por aquellos sujetos a quienes les corresponde tal función, en el marco de un ordenamiento democrático respetuoso de la libertad de conciencia y del pluralismo social. En cambio, con la introducción de la “Educación para la ciudadanía” de la LOE –tal como está planteada en los Reales Decretos– el Estado se arroga un papel de educador moral que no es propio de un Estado democrático de Derecho. Hablamos de "esta" “Educación para la ciudadanía”.
Otra diferente, que no hubiera invadido el campo de la formación de la conciencia y se hubiera atenido, por ejemplo, a la explicación del ordenamiento constitucional y de las declaraciones universales de los derechos humanos, hubiera sido aceptable e incluso, tal vez, deseable.

12. Las disposiciones de la LOE y de sus desarrollos sobre “Educación para la ciudadanía” han causado una creciente y comprensible preocupación en los padres de alumnos. También han puesto en dificultades a los centros educativos. Por un lado, los centros católicos o inspirados en la doctrina católica se verían obligados por la Ley a introducir en su programación una asignatura que no resulta coherente con su ideario, puesto que –según el actual currículo– no es conforme con la Doctrina Social de la Iglesia, tanto por su carácter de formación estatal obligatoria de las conciencias como por sus contenidos.
Por otro lado, los centros educativos del Estado, perdiendo su obligada neutralidad ideológica, impondrán a quienes han optado por la religión y moral católica otra formación moral no elegida por ellos, sin que éstos puedan gozar de la protección que el carácter propio otorga a quienes estudian en centros de iniciativa social católica. En los centros estatales estudian la mayor parte de los hijos de padres católicos. En cualquier caso, todos los alumnos, católicos o no, quedan afectados en sus derechos, ya que a ninguno se le puede imponer una formación moral no elegida por él o por sus padres: “ni una supuestamente mayoritaria, ni la católica, ni ninguna otra” (Declaración de 28 febrero).

13. En esta situación, se han planteado muchas dudas acerca del modo adecuado de responder a tal desafío. En nuestra Declaración de febrero hemos exhortado a todos a actuar de modo responsable y comprometido ante una asignatura inaceptable tanto en la forma como en el fondo. Los medios concretos de actuación de los que disponen los padres y los centros educativos son diversos. No hemos querido ni queremos mencionar ninguno en particular. Deseamos, en cambio, recordar que la gravedad de la situación no permite posturas pasivas ni acomodaticias.
Se puede recurrir a todos los medios legítimos para defender la libertad de conciencia y de enseñanza, que es lo que está en juego. Los padres harán uso de unos medios y los centros, de otros. Ninguno de tales medios legítimos  puede ser excluido justamente en ninguno de los centros en los que se plantea este nuevo desafío: ni en los centros estatales ni en los de iniciativa social.

Cuando está en cuestión un derecho tan fundamental, como el de la libertad de conciencia y de enseñanza, todos –y los católicos, en particular– debemos mostrarnos unidos en su defensa.

Confiamos de nuevo a María, Madre de la Iglesia, la tarea de todos los educadores, en particular de los padres y de las escuelas.

24 comentarios

Elena Baeza -

La cifra de objetores para la asignatura de Educación para la Ciudadanía,ya ha rebasado el número de 15.000 a pesar de las amenazas del Ministerio de Educación. Los padres no vamos a permitir una intromisión inadmisible en los derechos a educar a nuestros hijos según nuestras convicciones, además de una falta de respeto y de falta de confianza grave hacia el profesorado que ha venido educando a nuestros hijos en valores de libertad y que ahora también van a ser obligados a educar según los criterios partidistas de un Gobierno que no respeta la Constitución, ni a los padres. Ante una asignatura inaceptable tanto en la forma como en el fondo, hay que recordar que la gravedad de la situación no permite posturas pasivas ni acomodaticias. Los padres tenemos el derecho de recurrir a todos los medios legítimos para defender la libertad de conciencia y de enseñanza. Ninguno de tales medios legítimos puede ser excluido justamente en ninguno de los centros en los que se plantea este nuevo desafío: ni en los centros estatales ni en los de iniciativa social. Cuando está en cuestión un derecho tan fundamental como el de la libertad de conciencia y de enseñanza, la función del Estado no debe ser la de «imponer concepciones éticas sino la propia conciencia» ha dicho el secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, monseñor Ángelo Amato. La Iglesia y los que formamos parte de ella nunca estaremos contra leyes justas, pero sí contra las que ataquen los derechos fundamentales de las familias, la conciencia y la fe de los ciudadanos. Porque el Estado no puede obligar a una persona a actuar en contra de su conciencia, ni impedirle actuar conforme a ella.

ramon -

Se quiere hacer creer que quienes objetamos estamos movidos por los obispos. Marionetas palurdas de «La Iglesia»; personas sin juicios que, beatos de sacristía, somos utilizados por los obispos. Pero no. Tampoco es verdad. Somos padres de familia, ciudadanos anónimos, creyentes o no, que tienen juicio propio y que estamos dispuestos a defenderlo. Que no queremos que el Estado ni nadie introduzcan en nuestras casas y en nuestros hijos una mentalidad ajena a nuestras convicciones. Certezas morales nada extrañas; certezas procedentes de la tradición cultural que nos ha constituido como pueblo y plenamente ajustadas a nuestra Constitución.

Santiago Fernández G. -

Profesionales por la Ética, asociación promotora de la objeción de conciencia frente a la asignatura Educación para la Ciudadanía, formula cinco preguntas a don Manuel de Castro, secretario general de la FERE-CECA:
Si los centros de FERE-CECA pueden adaptar la asignatura Educación para la Ciudadanía a su ideario, ¿significa que la asignatura Educación para la Ciudadanía, tal como figura en los Reales Decretos de contenidos curriculares, es contrario al proyecto de sus centros de enseñanza?
Si como Vd. afirma, es legítimo que en los centros públicos los padres ejerzan la objeción de conciencia para proteger a sus hijos de la asignatura Educación para la Ciudadanía, ¿debemos ayudar entre todos a esos padres o más bien les ignoramos por no haber podido llevar a sus hijos a un colegio concertado?
La objeción de conciencia frente a Educación para la Ciudadanía le parece peligrosa. ¿No le parece más dañina que el Ministerio de Educación, en su página web Año Europeo de la Ciudadanía a través de la Educación recomiende a los alumnos entre 14 y 18 años, a través de la entidad EDUALTER, la película El crimen del padre Amaro con el objetivo de "reflexionar sobre las consecuencias negativas que tiene la actuación de la Iglesia Católica en materia de salud sexual y reproductiva".
Los centros de FERE-CECA elegirán los libros que sean compatibles con su carácter propio. ¿Está Vd. de acuerdo con la afirmación de José Antonio Marina (autor del libro de Educación para la Ciudadanía de una editorial religiosa) según la cual "el monopolio moral que hasta ahora han ejercido las religiones resulta inaceptable"? ¿Cree Vd. que es mejor el monopolio moral ejercido por José Antonio Marina?
Afirma Vd. que existe el riesgo de que la objeción de conciencia podría extenderse a otras asignaturas, incluso a la clase de religión. ¿Puede indicarnos en qué centros es obligatoria la asistencia a la clase de religión? ¿No es esta una materia de elección voluntaria frente a Educación para la Ciudadanía, que es obligatoria y evaluable?

lardero -

Me solidarizo con los profesionales de la enseñanza que deban impartir el curso próximo EpC. Confío en que podrán neutralizar la marcada intención de doctrina estatal.Creo que en educación ya está muy trasnochado el modelar a los niños como masa. La educación para la ciudadanía, que nos quieren vender a alumnos y familias, atenta directamente al ascendente que madres y padres han de poder tener sobre los hijos. Junto a estupendos y necesarios temas de comportamiento cívico, hay editoriales que en sus libros de EpC proponen la lectura de novelas que fomentan las relaciones sexuales entre mujeres o sitúan la poligamia al mismo nivel que la familia. Eso es adoctrinar sobre cuestiones morales e ideológicas a los alumnos, vulnerando el derecho de los padres como primeros educadores. Además, está claro que no nos van a consultar sobre qué libro conviene o no utilizar, pues no somos las profesoras o profesores. A mis hijos nadie les obliga a pensar y sentir como si esto fuese una dictadura. Seguro que los que ahora mandan aún están a tiempo de rectificar y consensuar ampliamente esta materia, de acuerdo con lo que de verdad se estudia en otros países de Europa.

Jose Luis Sanchez D. -

El pasado 3 de julio, desde la Tribuna del Congreso, el presidente enarboló un ejemplar del libro de texto de Educación para la Ciudadanía (EpC) de SM, escrito por José Antonio Marina. La asignatura empezará a impartirse en septiembre en segundo o tercero de la ESO –según comunidades autónomas–, y desde ahí, se extenderá a Primaria y a Bachillerato, impregnando ocho años de la formación de niños y adolescentes, entre los 10 y los 18. José Luis Rodríguez Zapatero prometió entregar su exclusivo ejemplar del libro de Marina –aún no está a la venta, según se ha podido comprobar, consultando en tres establecimientos especializados de Madrid– al final del Debate sobre el estado de la Nación a Mariano Rajoy, al que retó a leerlo e indicar en qué adoctrina o recorta la libertad de las familias.

"Es inaceptable, una mentira intolerable", espetó exactamente Zapatero. "Y si Usted no sube aquí, se habrá demostrado claramente que todos son infundios, insidias y visiones apocalípticas", desafió a su oponente.

Se recoge el guante lanzado por el presidente –casi una semana después, el PP no lo ha hecho aún– e identifica diez ideas del libro de José Antonio Marina, moldeadas por el decreto de contenidos y objetivos de la asignatura aprobado en diciembre de 2006 por el Gobierno, que chocan frontalmente con la libertad educativa y de conciencia consagradas por la Constitución Española.

Los excesos de la obra de Marina pueden servir de referencia a las familias del contenido y el enfoque ideológico concreto de la nueva materia, ya que se trata –según la promoción que del libro hacen SM, su autor y hasta el Ministerio de Educación–, de la versión más moderada de los manuales que se aplicarán en las aulas, frente a las aproximaciones más doctrinarias de editores como Octaedro, Akal, Laberinto o Santillana.


1) Programando el "Gran Proyecto Ético"

José Antonio Marina no oculta lo ambicioso de su experimento con las mentes de los escolares. Su libro pretende inculcarles el "Gran Proyecto Ético", basado en "las características y necesidades de los seres humanos".

"La idea matriz" del manual es que "estamos intentando realizar el Gran Proyecto Humano –que permita a todos los seres humanos alcanzar cinco bienes: los bienes materiales imprescindibles, la libertad, la igualdad, la seguridad y la paz–", apunta el autor de EpC para SM.

Marina da por hecho que es posible determinar las "características y necesidades" o "los bienes materiales imprescindibles" de una persona y construir, a partir de estas necesidades previamente determinadas por el pedagogo –por delegación del Estado–, un sistema universal de valores que siempre tendrá la última palabra en los "conflictos" entre valores subalternos, como los transmitidos por la familia.

Una de las "necesidades" de los niños –aunque ellos no lo sepan, ni sus padres– es "determinar su personalidad", avisa Marina a las familias que recibirán el nuevo programa de formación en valores desde el próximo curso.

Marina anuncia que su libro de texto forjará un nuevo molde de "identidades múltiples" o "concéntricas", en el que se enseñará al niño que "tiene que elaborar varias identidades: la identidad de género, la identidad religiosa o ideológica, la identidad nacional, la identidad humana, es decir, el sentimiento de pertenencia a la humanidad".

No hay nada nuevo en esta visión, que ya fue formulada por Marx en el núcleo de su programa político colectivista: "A cada uno según su necesidad, de cada uno según su capacidad".

En otro momento de la exposición de intenciones de su manual, Marina admite que "me dan de vez en cuando ataques de megalomanía educativa que debo controlar", aunque no cree "exagerar" cuando atribuye a la nueva asignatura –en línea con lo manifestado este domingo por la ministra de Educación– el poder de mejorar "no sólo nuestra convivencia, sino el sistema educativo entero".

2) Un individuo al servicio del "Gran Proyecto Humano"

Que EpC es un experimento pedagógico que sobrepasa la simple instrucción en preceptos constitucionales lo demuestra la declaración de Marina sobre el impacto que se persigue en la mente de los niños:

"Del individuo al Gran Proyecto Humano" y "Del Gran Proyecto Humano al individuo" resumen los dos recorridos del programa doctrinario, según los define el propio autor del manual de SM.

"Se estudia como ese Gran Proyecto abre el campo de juego de las expectativas privadas de felicidad. Indica los modos de identidad nacional, religiosa, o de género que son compatibles con el Gran Proyecto Ético. En ese sentido no puede negar ninguna de ellas –ni religión, ni patriotismos, ni modelos de género–, sino solamente indicar los que resultan imposibles o difíciles de compaginar con el mundo de la dignidad y de los derechos que queremos construir".

De nuevo, el pedagogo habla por boca de ganso del Estado, que se reserva el derecho a decidir que valores y que "identidades" son compatibles con el "Gran Proyecto" que se está programando cuidadosamente en la mente de los jóvenes.

¿El aborto? ¿La eutanasia? ¿El diálogo con terroristas? ¿La poligamia? ¿La familia abierta? ¿La libertad de consumir? ¿La propiedad privada? Todo encaja, o no, en el "Gran Proyecto" según lo que dictamine el Estado en cada momento.

El "Gran Proyecto" determina las necesidades del individuo y éste se pone al servicio del "Gran Proyecto", que no es otro que lo que indica el Estado.

3) El Estado como formador moral

Marina insiste en que el Estado, a través del currículo educativo, debe suplantar a las familias cuando éstas no transmiten de manera "eficaz" valores a los hijos.

"¿Tienen razón los padres que reclaman su derecho a educar moralmente a sus hijos? Sin duda. Y si todos los hicieran con una maravillosa eficacia, la escuela podría dedicarse a otra cosa", afirma Marina en la exposición de los principios que le han guiado en la escritura del manual de texto de SM.

El pedagogo asigna al Estado un papel típicamente despótico: decidir cuándo son, o no eficaces las familias al transmitir valores y sustituirlas para impartir su propia moral de Estado.

En segundo lugar, atribuye a la escuela un papel de formador moral de la juventud, una filosofía pedagógica que choca con la tradición liberal en la que la escuela instruye en conocimientos y respeta el libre albedrío de las familias para formar en valores a sus hijos.

Al respecto, escribe Jean-François Revel en La traición de los profes, uno de los capítulos de El conocimiento inútil:

"El profesor puede enseñar o adoctrinar. Cuando la enseñanza prima sobre el adoctrinamiento, la educación cumple su función principal, en el interés de los que la reciben y en el interés de la democracia bien entendida. En cambio, cuando es el adoctrinamiento el que se impone, se convierte en nefasta, abusa de la infancia y sustituye la cultura por impostura"

4) "Un test de inteligencia del consumidor"

Uno de los capítulos del libro de José Antonio Marina está dedicado a la idea de "consumo responsable". De nuevo, el pedagogo –al servicio del Estado– va más allá de la descripción de conceptos y entra en elección de valores: "Consumo responsable".

Al definirlo, Marina sostiene que "es posible hacer un test de inteligencia del consumidor. Es inteligente el que compra sólo lo que necesita y no algo innecesario porque está rebajado".

Este simple enunciado contiene todo un programa ideológico. En primer lugar, ¿quién dice cuándo un consumidor compra por necesidad y cuándo lo hace por "vicio" –siguiendo la lógica de esta pedagogía, en la que todo lo que no sea necesidad en las decisiones de la gente es una desviación inmoral–? Por otra parte, ¿quién decide lo que cada persona necesita y aquello de lo que puede prescindir?

De nuevo, EpC tiene una respuesta infalible como la de un catecismo: el Estado.

5) La globalización genera "profundas desigualdades"

¿Una asignatura neutral? El Gobierno insiste en que EpC se dedicará sólo a enseñar valores constitucionales y Derechos Humanos.

El presidente Rodríguez Zapatero, el pasado 3 de julio, durante el Debate sobre el estado de la Nación, dijo:

"No adoctrina, no obliga a asumir ningún criterio, no impone ninguna ortodoxia. Ya tuvimos bastantes décadas de ortodoxia".

Sin embargo, basta un vistazo superficial a algunos de los capítulos del libro de José Antonio Marina citado por Rodríguez Zapatero como ejemplo de asepsia pedagógica, para darse cuenta de que contienen ideología concentrada.

Al hablar de la Globalización, por ejemplo, el manual de Marina –como el resto de libros de texto: se trata de un enfoque claramente prescrito en el decreto de contenidos mínimos aprobado por el Ministerio– hace suyo el consenso progresista sobre la injusta distribución de la riqueza causada por la globalización, en contra de todas las evidencias que indican su impacto en una significativa reducción de la pobreza.

Así define Marina la integración del mundo en el capitalismo:

"Es el proceso, fundamentalmente económico, que consiste en la creciente integración de las economías nacionales en un mercado mundial. Genera riqueza, pero también da lugar a profundas desigualdades".

6) Una religión de Estado

"Sin duda alguna", apunta José Antonio Marina al exponer los principios de su manual, "las familias pueden educar a sus hijos en su religión y en su moral; pero el Estado debe encargarse de facilitar a todos nuestros jóvenes aquella educación que la sociedad considera necesaria para el desarrollo de los proyectos personales, la buena convivencia, la justa resolución de los problemas y el progreso económico".

De nuevo, el Estado como prescriptor coactivo de lo que necesitan las personas. Basta con que el Estado diga lo que está bien y lo que está mal, para que las familias depongan su resistencia moral. Se trata de una obsesión del autor a lo largo de toda su obra y la base filosófica de su enfoque de la asignatura, "modélico" para Rodríguez Zapatero.

7) El salario del alumno

Al definir el concepto de "escuela", Marina indica en su manual del buen ciudadano:

"Los adultos van a trabajar, y los niños y los jóvenes también. La escuela es el lugar de trabajo de la gente joven. Estos últimos podrían replicar que no se les paga un sueldo, pero esto no es verdad. Todos los ciudadanos se comprometen a pagar a cada estudiante de enseñanza secundaria 4.000 euros al año. Lo que ocurre es que no se lo pagan en dinero sino en clases, profesores, libros".

De nuevo, la idea de un Estado providencial capaz de dar "a cada uno su necesidad" y de esperar, a cambio, "de cada uno su capacidad".

En este ideal de la escuela va implícita la legitimación del adoctrinamiento, esfuerzo este –el de la justificación– al que Marina dedica su mayor energía a lo largo de las páginas que dedica a explicar su pedagogía de la asignatura a profesores y padres. Quien paga, manda. Si el Estado paga, el estado decide qué valores se enseñan.

Por lo demás, la descripción de Marina es sutilmente manipuladora, lo que lo desacredita como el pedagogo neutral que promete ser y al que elogia Zapatero:

"Todos los ciudadanos se comprometen a pagar a cada estudiante..." ¿Seguro? ¿Se trata de un compromiso, es decir, de un contrato voluntariamente contraído, o de una vulgar coacción del Estado para recaudar impuestos? ¿Se les ha preguntado a los padres si preferiría disponer de sus recursos para educar libremente a sus hijos, en el colegio que eligieran, en vez de ese compromiso forzoso por el que el Estado, además de recaudar, se otorga a sí mismo el derecho de adoctrinar en valores?

No hay una sola línea neutral en el proyecto educativo del Gobierno socialista y, en consecuencia, tampoco puede neutralidad en los manuales que resultan de sus decretos, como el de José Antonio Marina.

8) Un mundo feliz

Para que el individuo sea feliz, la sociedad debe serlo antes que él, dicta Marina.

Concretamente, dice el autor del manual de EpC para la editorial católica SM:

"Todo lo que hacemos, lo hacemos para ser felices. La felicidad personal es un estado de satisfacción personal y de plenitud en el que podemos desarrollar nuestro proyecto de vida".

"Para conseguirla" –continúa– "necesitamos vivir en un ambiente que no lo impida y, a ser posible, que la facilite. Necesitamos que la sociedad sea feliz".

La primacía de la sociedad sobre el individuo y del Estado sobre la familia es una constante a lo largo de toda la obra. El programa educativo socialista no concibe la plenitud de la persona sin la aquiescencia de la sociedad y sin el marco ético –ese "Gran Proyecto" del que habla Marina– impuesto por el Estado.

Siguiendo la lógica del pensamiento de Marina, ¿Cómo se mide el estado de felicidad de una sociedad? ¿Debe ser feliz, por ejemplo, un disidente viviendo en la feliz sociedad nacionalista vasca? ¿Puede aspirar a la felicidad un padre que no puede escolarizar a su hija en castellano en una pletórica sociedad catalanista?


9) El "buen ciudadano"

José Antonio Marina sostiene en su libro la idea de que "el buen ciudadano es el que piensa bien, tiene los sentimientos adecuados y obra rectamente".

Obsérvese la intromisión del pedagogo en la esfera del pensamiento. Al "buen ciudadano" no sólo hay que juzgarle por lo que haga –jurisdicción del Derecho y, por lo tanto, sobrante en un programa educativo–, sino por cómo piense y por lo que sienta –jurisdicción del Estado, para el pedagogo citado por Zapatero en el Congreso–.

10) ¿Alguna objeción?

"La Constitución española –que es una constitución laica–", indica Marina, "incluye un sistema de valores éticos fundamentales que son, fundamentalmente (sic), los derechos humanos. Y estos son el criterio básicos para determinar los contenidos de la EpC. ¿Hay algún padre que tenga inconveniente en que sus hijos reciban esta enseñanza?"

Un inconveniente no menor a lo que ofrece Marina puede ser la mentira.

Porque ni el decreto de contenidos de EpC ni el manual del pedagogo predilecto de Zapatero son lo que el autor de SM y el Gobierno dicen que son.

Ni la asignatura se limita a transmitir preceptos constitucionales, ni es un simple recitativo de la Declaración de los Derechos Humanos, tareas para las que no se necesitaría crear una asignatura específica.

Como se ha demostrado –recogiendo el guante del reto lanzado por Rodríguez Zapatero a Mariano Rajoy durante el reciente debate sobre el estado de la Nación–, EpC encierra un calculado proyecto para adoctrinar a toda una generación en la ideología socialista.

Se comprende que la ministra haya dado a la asignatura la misma importancia que a las Matemáticas o las Humanidades.

¿Alguna objeción?

demetrio -

Peces Barba considera que la Iglesia es un castigo

Pese a tan “edificantes” contenidos, Gregorio Peces-Barba ha afirmado, en los cursos de verano de la Universidad Complutense de Madrid, que no hay un motivo real para oponerse a la asignatura Educación para la Ciudadanía.

El ex rector de la Universidad Carlos III y Alto Comisionado para las victimas del terrorismo, sostuvo que 'en este país' hay una 'excesiva presencia de la Iglesia católica' y afirmó que el problema procede de la confusión entre la ética pública y la privada, por lo que destacó la 'necesidad' de implantar esta asignatura. En opinión de Gregorio Peces-Barba, los países europeos 'más castigados' por su vinculación con la religión católica son España e Italia, y señaló que una de las 'patologías' específicas de la Iglesia española es 'querer convertir la ética pública en privada', e indicó que la solución la proporciona 'una sociedad democrática'.

En su conferencia 'Derechos humanos y ciudadanía democrática, un proyecto cívico para la España del siglo XXI' afirmó que los sectores educativos católicos no se oponen a la nueva asignatura 'porque tienen conciencia de que es algo bueno', y agregó que las conductas extremas de ciertas personas que se oponen responden a una 'mentalidad simple'.

¡¡ver para creer!!

huesca -

Manuales de Educación para la Ciudadanía defienden la dictadura castrista, la poligamia como modelo de familia o incluyen un video sobre lesbianismo titulado “Follando Amal”, como material didáctico

Las editoriales Octaedro y Akal, han publicado dos libros de texto para impartir el programa de Educación para la Ciudadania con unos contenidos y exposiciones claramente desafiantes contra los valores cristianos y situados políticamente en la ultraizquierda.

M. D. -

Habría que denunciar ante la UE a España por atentar contra la libertad de conciencia. El individuo debe de tener opción a elegir su forma de educación mas adecuada a sus principios y a su conducta. No es de recibo el denegar a la mayoría de la población española a querer someterla al dictado que un gobierno que se supone europeo. Favorezca todo lo referente a favorecer a religiones ajenas a la cultura y civilización greco romana y judeo cristiana que ha determinado y asignado a Europa sus señas de identidad y de sus principios morales. Con la deferencia para con la enseñanza del Islam como su implantación y divulgación y demostrar el peculiar y característico anticlericalismo de proponerlo llevarlo de nuevo a cabo e imponérselo a una Europa en franca recesión, entrega y decadencia comparable a la de hace dos mil años cuando Roma con los mismos síntomas actuales termino por sucumbir y sumir a Europa en sus siglos de oscurantismo y posterior resurgir con el cristianismo con el medioevo y posterior renacimiento de la mano de la iglesia que con sus luces y sombras a conformado las señas identitarias de Europa y que han devenido en su actual respeto a los derechos humanos y solo en las ocasiones en que estuvo regida por el materialismo ateo o agnóstico de formas de gobiernos totalitarios ajenos a estos principios se dieron en Europa su peor época de barbarie impuesta por los estados materialistas y totalitarios de los dos modos del FASCISMO MARXISTA o COMUNISTA junto con el NAZISMO. Es que al parecer la apuesta que se quieren favorecer la laicidad que les sirva de ataque a la iglesia y todo lo contrario para con otras religiones ajenas y adversas a la civilización occidental greco romana y judeo cristiana ambas son debidas a Roma que las inserto en el tejido social europeo y ahí quedaron el legado de Roma en toda la impronta europea de ambas.

La grecorromana y la no menos romana de la judeo cristiana que tratan de tirarla por la borda los dos mil años de histo9ria europea los socialistas europeos, pero mucho mas por los españoles, que se sienten mas entroncados con la magrebí o árabe musulmana a la que al parecer quisieran favorecer su introducción en Europa y hacerla participe de la UE. Dado su proclive defensa apoyo y atención dedicada como la aceptación de cualquier imposición y exigencia que les hiciesen en contradicción y agravio comparativo para con la mayoría que profesan los españoles para terminar por abrir la caja de Pandora. Y por tanto fomentar los posibles y previsibles enfrentamientos y balcanización como ulsterización, primero de España y después de Europa.
Deberia de ser denunciada ESPAÑA.

Jose A. V. -

Hasta el momento, pensábamos que estábamos en un país democrático, donde se respetaban los derechos humanos, y por tanto la objeción de conciencia formaba parte de los derechos ciudadanos, pero esta señora, siguiendo las directrices de su jefe, se pasa por el forro de su abrigo el apartado 3 del artículo 26 de los Derechos Humanos: “Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos”.

Si la señora de la Vega quiere adoctrinar a sus hijos (por cierto, no sé si los tiene), que lo haga, pero por favor, que deje en paz a los hijos de los demás, pues son los padres los primeros y principales responsables de la educación de sus hijos.

Esto que resulta tan fácil de entender a las personas, es imposible para los que propugnan regímenes totalitarios.

Josefa R. G. -

Iglesia, Derechos Humanos y Educación para la Ciudadanía.

Pero, ¿tenía que firmarlo la Iglesia? Ni el Vaticano ni el resto de los estados pequeños (Lienchtenstein, Mónaco, San Marino o Andorra) formaban parte de la ONU, pues no se garantiza en la Carta su independencia; pero el Vaticano, miembro sin voto, participa cuando se trata de cuestiones humanitarias.

Por otra parte, La Iglesia tiene la mejor declaración de los derechos humanos, fundamentada en el mismo Dios, que se revela en la Biblia a favor del hombre. En el Evangelio, en la doctrina Social de la Iglesia y en los Diez Mandamientos, más que en esa declaración de 1948 insuficientemente matizada, se encuentra la mejor defensa de la persona que pensarse pueda, y no sujeta a relativismos según intereses del momento.

En la declaración universal de derechos humanos, se dice, por ejemplo, que todos tienen derecho a la vida (punto 3); pero hoy la ONU exige como condición para su ayuda al desarrollo, el aborto, crimen nefando.

Que la Iglesia, experta en Humanidad, está a favor de los derechos humanos, ya lo reconoció Einstein, judío alemán y científico: «Sólo la Iglesia, entre todos, se pronunció claramente contra la campaña hitleriana que suprimía la libertad. Hasta entonces yo no había mostrado interés particular por la Iglesia, pero desde aquel momento comencé a sentir afecto y admiración por ella a causa de su valentía. Era la única institución que había mostrado firmeza y audacia en defensa de la verdad intelectual y de la libertad moral». (Einstein en The Tablet de Londres).

manolon -

Parece que solo es la izquierda quien tiene derecho y legitimidad para movilizar a los ciudadanos, negando el derecho a la contestación social cuando son ellos los que quieren imponer sus criterios, que parece debemos aceptar sumisamente.


El eurodiputado socialista Miguel Ángel Martínez afirmó ayer en Bruselas que la oposición de la Iglesia Católica a la asignatura de Educación para la Ciudadanía podría hacer que el Estado se replanteara la conveniencia de seguir financiando a los colegios concertados. Martínez, que es vicepresidente del Parlamento Europeo, transmitió ayer su preocupación por la actuación de la jerarquía católica en la reunión del grupo de trabajo de la Eurocámara que se ocupa de las relaciones con confesiones religiosas, según un comunicado del PSOE.

"La Iglesia llama abiertamente a la objeción de conciencia para negarse a enseñar una asignatura de tan obligado cumplimiento como las matemáticas o la informática", recalcó Martínez, que considera que la actitud de la Iglesia "está en contradicción con el espíritu y las normas de la UE".

Ya se han contabilizado al menos 7.500 objeciones contra la nueva asignatura impuesta por el ejecutivo socialista, lo que ha llevado a los padres promotores de la iniciativa a solicitar una reunión con Zapatero al objeto de exponerle los motivos" por los que se oponen a que se imparta esta asignatura.

Por su parte el obispo de Almería, monseñor Adolfo González Montes, ha escrito una carta a los directores de los colegios diocesanos y católicos así como a todos los padres y educadores católicos en la que señala que Educación para la Ciudadanía no respeta los principios que rigen la conciencia moral según la fe católica. De hecho, si en “Educación para la Ciudadanía” se estudiase el ordenamiento jurídico democrático como en otros países europeos, sin que haya contenidos morales y si fuera respetuosa con la dignidad de la persona y los derechos fundamentales, su concreción en las leyes y los deberes cívicos de personas y grupos sociales, no habría dificultad en que entrase en el currículo.

La nueva asignatura lo que persigue en adoctrinar a los jóvenes en una determinada ideología, catecismo socialista lo llamó Rajoy, y el prelado así lo denuncia: “lo que hace es formar la conciencia moral de los escolares mediante la transmisión de una concepción antropológica y el esbozo y propuesta de unas pautas de conducta que pudieran entrar gravemente en contradicción con las creencias religiosas y, en concreto, con la concepción que emana la revelación cristiana acerca de la persona humana, de la familia y la misma sociedad”.

bradpis -

Claro que el Gobierno no nos está diciendo la verdad sobre el auténtico peligro, la falta de material y el riesgo personal que corren nuestros militares en el Líbano y Afganistán. Nos están engañando de una manera escandalosa. Tenemos un país anestesiado, atrofiado, pasota, gracias a la tortura psicológica que está haciendo el PSOE con los ciudadanos, aprovechándose de la ignorancia. Si estuviese gobernando el PP, ya se encargaría el PSOE e IU de sacar las masas a la calle a insultar, quemar contenedores y montar el pollo por tener tropas en zonas de conflicto. Aquí no pasa nada. Ahora no pasa nada. Tenemos un pueblo rendido y deprimido. De éso se aprovecha este Gobierno de advenedizos, demagógicos e hipócritas.

marcelo -

PROPUESTAS DE ACCIÓN

Entendemos que tenemos una grave responsabilidad moral en la posición que adoptemos frente a Educación para la ciudadanía.

La asignatura de Educación para la ciudadanía es el intento más serio y evidente de adoctrinar a la juventud española y supone un uso descaradamente ideológico de manipular y destruir los fundamentos psicológicos, antropológicos y morales del ser humano.

La libertad de educar a los hijos en las propias convicciones morales y religiosas de los padres es un derecho que ha de ser defendido con todos los medios posibles. La omisión en este asunto puede ser por ello culpable.

Proponemos los siguientes cauces para actuar:

Objeción de conciencia de los padres para que sus hijos no asistan a una asignatura que implica una formación moral contraria a sus propias convicciones. Esto es necesario tanto en los colegios públicos como en los colegios privados o concertados (ver abajo el modo de ejercer la objeción de conciencia).
Manifiesto para expresar el rechazo explícito y público de profesores y maestros a la asignatura Educación para la ciudadanía. Recogida de adhesiones y envío del manifiesto a las autoridades educativas de nuestra región, al Ministerio de Educación, a los sindicatos, partidos políticos y medios de comunicación (para adherirte al Manifiesto pincha aquí http://www.educacionypersona.es/recogidafirmas.htm ). Envío de una copia de las adhesiones del Manifiesto a todas las editoriales que puedan publicar próximamente los textos de Educación para la ciudadanía advirtiéndoles de nuestra negativa a utilizar cualquier libro que ofrezca contenidos que no respeten la libertad de los padres o la libertad de cátedra de los profesores.
Declaración de la Dirección del centro escolar expresando su disconformidad con la asignatura Educación para la Ciudadanía y el respeto a la educación de los padres. Descargar formulario aquí http://educacionypersona.es/documentos/cartacentros.doc .




OBJECIÓN DE CONCIENCIA DE LOS PADRES

-En la guía editada por "Profesionales por la Ética" se explica con detalle todo lo relacionado con este derecho constitucional de los padres (legitimidad, modo de ejercerlo, posibles dificultades…). Descargar aquí la guía para la objeción de conciencia

-Sería muy conveniente ponerse antes en contacto con otros padres e incluso difundirlo en otros centros educativos pues la eficacia de esta actuación también depende de la implicación de muchos padres.

-Es necesario que objeten tanto los PADRES DE COLEGIOS PÚBLICOS COMO DE LOS COLEGIOS PRIVADOS Y CONCERTADOS. Para ello basta con que los padres presenten una instancia en la secretaría del centro, manifestando su rechazo a la asignatura por motivos de conciencia. Igualmente se precisa unidad y coordinación. Por tanto proponemos que todos los padres presenten el documento de objeción en los meses de MAYO-JUNIO de 2007 independientemente de si la asignatura le corresponde el curso próximo o más adelante (por solidaridad a los padres de las comunidades autónomas que comienzan el próximo curso). Y que se formen grupos de varias familias en cada centro para apoyarse e informarse mutuamente.

-Es necesario informar de la objeción al Observatorio de la Objeción de Conciencia .Tel.: 91-4132957; objecion@forofamilia.org

Téngase en cuenta que debe presentarse una comunicación por cada hijo afectado y que conviene presentarla en la secretaría del centro con una copia para su sellado o por buró-fax para tener constancia de la recepción del documento.

-Puede contarse con el apoyo y asesoramiento del equipo de Presencia Cristiana así como de la iniciativa "Observatorio para la objeción de conciencia" que dispone de especialistas para asesoramiento jurídico gratuito: www.objetamos.com objecion@forofamilia.org

marcelo -

Manifiesto de Profesores contra la asignatura Educación para la
Ciudadanía

Como profesionales de la enseñanza expresamos nuestro rechazo
a la implantación de la asignatura Educación para la ciudadanía
definida en los reales Decretos de Enseñanzas mínimas de
Educación Primaria y de Educación Secundaria (R.D. 1513/2006,
de 7 de diciembre y R.D. 1631/2006 de 29 de diciembre).

Con la excusa de formar buenos ciudadanos para una
sociedad democrática y pluralista el gobierno intenta imponer un
cierto programa ideológico que afecta a la vida social y privada
de todos los ciudadanos.

De hecho el estudio del sistema democrático, la Constitución y la reflexión sobre los valores de solidaridad e igualdad ya estaban incluidos en el currículo de las
asignaturas de Ética, Filosofía y Ciencias Sociales y también se
trata como temas transversales en las demás asignaturas.

Al incluir entre los contenidos de Educación para la
ciudadanía cuestiones como "la condición humana", "la identidad
personal", "la educación afectivo-sexual" o “la construcción de la
conciencia moral" la nueva asignatura supone una intromisión
ilícita en el derecho de los padres a educar a sus hijos en sus
propias convicciones morales y religiosas (Constitución Española
de 1978, art. 27.3)

Asimismo es una asignatura cuya inclusión supone una
disminución horaria considerable en otras materias muy
necesarias.

Por todo ello denunciamos que:

- No es legítimo imponer un determinado sistema de
valores y hacerlo pasar por universal cuando no lo es.

- No es legítimo usar la escuela como instrumento de
transmisión ideológica de valores por medio de una asignatura
obligatoria y evaluable.

- No es legítimo, ni legal, que el Estado sustituya a las
familias en su labor educativa.

- Tampoco es legítimo que a los docentes se nos fuerce a
impartir contenidos que violentan nuestras conciencias.

Trabajaremos con todos los medios legales para evitar
cualquier forma de adoctrinamiento al servicio del poder sea del
signo que sea.

(Este Manifiesto está promovido por la Asociación de profesores Educación y Persona.
Las adhesiones al mismo pueden formalizarse entrando en la web
www.educacionypersona.es y rellenando el formulario o bien escribiendo un correo
electrónico a educacionypersona@gmail.com poniendo como asunto “Adhesión al
Manifiesto contra Educación para la ciudadanía”).

rosendo -

En su conferencia de clausura del curso “Educación para la Ciudadanía”, organizado por la Universidad CEU San Pablo, titulada “Reflexión teológica y jurídica sobre la nueva asignatura Educación para la Ciudadanía”, el cardenal Rouco señaló que sería bueno recordar experiencias históricas recientes de Europa y España en las que Estado ha entrado directamente a regular elementos tan trascendentes de la persona, en contra del Estado de Derecho, porque “el sistema queda gravemente dañado”.

Desde el punto de vista jurídico, el cardenal Rouco afirmó que “la Constitución está por encima de todos los órganos del poder del Estado y la obediencia es de todos; gobernantes, legisladores y jueces”, pero, lamentó que la ley que regula “Educación para la Ciudadanía” es una ley orgánica (LOE) que la introduce “de forma sobria” puesto que no se dice en qué consiste la asignatura y si uno quiere conocer más datos tiene que leerse el preámbulo, donde se recoge la intención del legislador.

Desde el punto de vista del análisis ético, defendió que la educación moral de la persona está “estrechamente unida a los padres que le han dado la vida y todo intento de romper esto, es causar un grave daño a la persona”. “El derecho de los padres es anterior al Estado”, apostilló.

A su juicio, introducir obligatoriamente la educación moral de la persona, “tan fundamental, sin contar con el libre consentimiento de los padres de familia, es éticamente rechazable”. “Cuando el Estado -añadió- éticamente se justifica porque es un ejercicio del poder para el bien común, pero cuando se sale de ese marco, el Estado deja de ser justo”.

Frente a ello, propuso reaccionar responsablemente y manifestó que, “sin necesidad de cambiar la ley, se podría obtener otra asignatura, calificarse de opcional o convertir el programa en verdadera educación cívica y no doctrinal”. Si no se consigue, explicó que los afectados tendrían que recurrir a lo que mismo Estado de derecho provee: recursos administrativos y contencioso-administrativos.

Sin embargo, si estos recursos tampoco funcionan, recordó que se puede recurrir a la objeción de conciencia por parte de los padres de familia y de los titulares de los centros con ideario propio, inspirados en la visión cristiana del mundo de la vida o de otra confesión diferente. Para ello, aludió a la nota de los obispos en la que “invitan a usar todos los medios legítimos para modificar ‘Educación para la Ciudadanía’”.

“Los titulares de los colegios con ideario católico –agregó- tienen que tener en cuenta la calificación jurídica y ética de esta asignatura, que implica, a juicio de la CEE, una infracción o no respeto de derechos fundamentales de la persona y el juicio de inconstitucionalidad así como la posibilidad práctica de que la asignatura sea compatible con el ideario suyo. Hay un deber de solidaridad de los colegios con ideario con los demás”.

Javier Toledo -

Es un error centrar la discusión sobre la nueva asignatura de Educación para la Ciudadanía, en si ésta es más o menos importante que la de Religión. Ambas pueden tener aspectos muy interesantes para una juventud cuyos valores están configurados mayoritariamente por los "mas media".

Pero dado que el contenido de una y otra, en lo que hace referencia a aspectos éticos sobre la sexualidad, el matrimonio y la familia, están en clara contradicción, y que el derecho sobre el tipo de educación moral que han de recibir los hijos corresponde a los padres, me parece evidente que ambas asignaturas deberían ser optativas.

Y que cada familia elija la que esté más acorde con sus convicciones. Así se evitaría que en unas clases se diga a los alumnos A, y en otras B, pues ello les auto justifica para que opten por C; es decir, por lo que más les place en cada situación.

Si a pesar de ello se quiere que Educación para la Ciudadanía sea obligatoria, deberían suprimirse de la misma esos contenidos morales discutibles, o permitir a los padres que puedan plantear la objeción de conciencia.

Josefina Galan -

La asignatura Educación para la Ciudadanía que nos intenta imponer el Gobierno y la ministra de Educación Mercedes Cabrera, con la envoltura del civismo, pretende alejar a los ciudadanos la tradición cultural y moral que se funda en el cristianismo. Su empeño no consiste en formar a buenos ciudadanos que respeten las libertades y reivindiquen la defensa de los derechos humanos. Esta asignatura es el reflejo de una cultura dominante que rechaza toda pretensión de verdad absoluta, con la insidia añadida de equiparar a un creyente con un fanático y, por lo tanto, considerarlo un mal ciudadano.
Conviene recordar la gravedad de esta imposición gubernamental, que no debe permitir posturas pasivas ni acomodaticias. Los padres tenemos el derecho y la oportunidad de despertar nuestras conciencias y defender nuestro derecho a educar a nuestros hijos dentro de las creencias que cada uno tenga.

prego -

Si hoy en día no vamos descalzos y tapamos a nuestras mujeres con mantas es gracias a que hace siglos la iglesia fue lo único que consiguió unirnos.

Por eso los musulmanes siguen levantando los ánimos contra los "cruzados" y "cristianos", porque saben perfectamente que esto es lo único que podría unirnos para combatirles cuando alcancen cuotas de población del 20 o 30 % en nuestro país.

Seguid así, hace años cuando no sentía mi forma de vida amenazada os consideraba unos carcas, pero ahora estoy con vosotros.

marcelo -

“La unidad de España es un logro que sólo los insensatos desprecian”

Tras defender la legitimidad del aporte de la Iglesia en la tarea de la unidad, el Prelado anima a “desenmascarar los radicalismos ideológicos que acompañan ciertas propuestas y que consideran la destrucción de la unidad de España como paso previo para imponer en un territorio sus utopías políticas”.

Así de claro se pronunciaba el arzobispo de Valencia, Agustín García-Gasco, en su última carta pastoral titulada “Lo valioso es construir”. El prelado reivindica la unidad de España como “un gran logro histórico y cultural” y reclama la solidaridad entre las comunidades autónomas.

La solidaridad es “un compromiso que todos debemos ejercer también entre las regiones y comunidades autónomas, frente a un independentismo nacido en muchas ocasiones de consideraciones insolidarias en el desarrollo y en los recursos naturales básicos como el agua”. El Arzobispo denuncia cómo “en la España de hoy se está produciendo una preocupante dinámica: mientras los nacionalismos radicales quieren imponer por todos los medios como obvias sus más que discutibles propuestas de separatismo, quienes proponen la unidad de la nación son presentados como reliquias del pasado, privados de argumentos inteligentes”, señala sin complejos el obispo, al que desde la izquierda ya se han apresurado en tildar de ultraderechista.

La unidad de España es un «gran logro » que hoy «se puede y se debe seguir proponiendo a la inteligencia y a la libertad de las personas y de los grupos sociales». En este sentido, afirma que la unidad de España, « mantenida durante siglos», «es un legado histórico que no podemos despreciar» . «Un logro social que sólo los insensatos desprecian» , dice en otro interesante momento de la pastoral.

Tras defender la legitimidad del aporte de la Iglesia en la tarea de la unidad, el Prelado anima a “desenmascarar los radicalismos ideológicos que acompañan ciertas propuestas y que consideran la destrucción de la unidad de España como paso previo para imponer en un territorio sus utopías políticas”.

Finalmente, el Arzobispo exhorta a “evitar con firmeza los riesgos de manipulación de la verdad histórica y de la opinión pública a favor de pretensiones particularistas o de reivindicaciones ideológicas”.

juntero -

Mientras que Zerolo reconoce, lleno de estupor, que el voto gay gravita inopinadamente hacia valores conservadores, dando así la espalda (no piensen mal) a supuestos "valores republicanos y revolucionarios del colectivo del arco iris" en los que se hace descansar la dignidad excepcional del hombre, la Ministra de Cultura, en uno más de sus actos de complaciente generosidad hacia el colectivo, y para compensar el descalabro de Chueca, se compromete, a través de un acuerdo marco de colaboración, a reconocer, proteger y respetar la "cultura" de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales.

Parece todo un esfuerzo titánico, al que se une el Ministerio de Trabajo con su "promoción de las familias del siglo XXI y los diversos modos de convivencia", orientado a la pretensión de creer que el hombre despertado del sueño genético ve, no ya a varona, sino a varón o a hermafrodita, porque
de ellos ha sido tomado. Y es que, "es un placer desbancar la familia tradicional", como afirma Rosa Regás, un gozo inusitado comprobar que "la familia del papá, la mamá y los hijos no es la única posible ni social ni legítimamente", según el diario El País.
No voy a ser yo quien niegue la real existencia de distintos sistemas de valores en nuestra sociedad. Sería, por mi parte, hacer alarde de una visión parcial y reduccionista de la vida. Ahora bien, también es cierto que los valores tienen un componente objetivo, externo, susceptible de racionalidad; el valor está en la realidad, es objetivo. Precisamente, la actual privatización de la moral y de la fe a que nos quiere llevar el Gobierno no es sino producto de la relativización y culturización de los valores, derivada de una ética del consenso que reduce lo éticamente bueno a lo permitido por la Constitución.
Una cosa es estar condicionado inevitablemente por valores culturales, y otra muy distinta es la presunción y el equívoco del relativismo como teoría. La adopción - para muchos necesaria e ineludible - de un cierto relativismo cultural y moral no implica la aceptación de un relativismo
cultural y moral absoluto. Es verdad que estamos condicionados por la cultura; que el relativismo como método es esencial para la antropología, en cuanto afirma la tolerancia y el respeto a las diferencias; que existen ciertos valores relativos a la vida de los pueblos hasta el punto de convertirse en incompatibles si se les aísla de ellos. Sin embargo, la asunción de un cierto relativismo cultural no puede asumir el rango de teoría, como si estuviésemos ante un pensamiento por reacción al clásico.
El relativismo como teoría, con su componente añadido de nihilismo lúdico, es uno de los mayores peligros a que se ve subyugado el hombre, una de las peores amenazas de nuestra sociedad que los agentes políticos deben sepultar de su discurso público. Si el ciudadano no ignora que sus deseos no son derechos, también está llamado a exigir que la aspiración a la verdad no pueda ser sofocada por ninguna instancia jerárquica política.

arto -

Si Benedicto XVI consideraba "inaceptable" la vulgarización del sexo en los medios de comunicación en la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales celebrada el pasado domingo, ¿cómo tendríamos que juzgar lo sucedido recientemente en Guadalajara? ¿Cómo calificar un relato pornográfico difundido por el Ayuntamiento en los colegios de Primaria que ha despertado cierta alarma en padres y profesores, así como coyunturalmente en cientos sectores de la clase política? ¿Así quiere educar el Gobierno a los niños? ¿Esta es la Educación para la Ciudadanía que nos espera?
Ciertos partidos políticos parecen empeñarse en una educación cifrada en un ambiente entregado al placer sensorial, como una de las más tangibles, seguras y gratificantes experiencias humanas. Prevalece en ellos la satisfacción inmediata de los deseos pulsionales, sin advertir que el entramado personal y social se encuentra en un permanente conflicto de valores a los que habrá necesariamente que atender y dar respuesta. Eliminar de un plumazo la verdad de un conjunto determinado de valores y bienes no parece el mejor camino de un Gobierno que pretende hacer del diálogo y el consenso sus mejores armas democráticas para lograr una mayor justicia
social.
Hay una extraordinaria fragilidad cuando los valores se toman aisladamente, como se puede constatar en la Antígona, de Sófocles. No se puede convertir un valor en un fin excluyente, con la pretensión de postergar hasta eclipsar los valores restantes. Cuando se elude la trascendencia en la vida del hombre, se dilata el camino que lleva hasta la absolutización de principios inmanentes; donde se diluyen los valores espirituales, comienzan a surgir, pujantes, otros valores; donde se propaga una moral pragmática de corte permisivo, se atiende al placer como fin último, banalizando la sexualidad humana.

Mal comienzo del curso escolar si no hay una objeción de conciencia, una reacción efectiva, especialmente por parte de las familias españolas, inquietas ante la imposición en las aulas de la sexualidad que nos conviene y el tipo de matrimonio y familia cambiantes que debamos acoger.

Roberto Esteban -

La intervención del arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares, en el Congreso “Cristianismo y Secularización. Retos para la Iglesia y para Europa”, el pasado martes en la “ciudad eterna”, evidencia el mal endémico de la cultura contemporánea: la soledad y la locura del hombre que pretende vivir como si Dios no existiera.

La soledad original del hombre, reveladora de la búsqueda de su propia identidad, de la definición de sí mismo, manifiesta a la vez que, desde el principio, el hombre se encuentra frente a Dios, siendo la trascendencia algo constitutivo de la propia humanidad.El Cardenal Cañizares propone en Roma “caminar en la luz”, en una bella expresión de San Juan, reconocer una presencia de gracia en la acción humana, en cualquier decisión del hombre, de donde brota su verdadera dignidad. Si no reconocemos esa luz - que no es extraña a nosotros, aunque nos trasciende, que nos es concedida y está presente en nuestro deseo - entonces se producirá el exilio de Dios, que equivale al exilio mismo de la razón.El cambio cultural al que apela Cañizares consiste en vencer la fractura abierta entre la fe y la razón, una escisión que conduce a la destrucción de la conciencia moral. El secularismo de Europa, el que se experimenta asimismo ad intra, en el seno de la Iglesia, es una manifestación de valorar y hacer relativa al hombre la propia moralidad, reduciendo su contenido a lo que el hombre determine sobre sí mismo. El secularismo procede por la vía horizontal, busca la transformación del hombre y postula la humanización del mundo, a costa de debilitar hasta oscurecer el regreso a Dios como lo sustantivo de la persona, eclipsando la trascendencia de Dios a favor de una vocación intramundana basada en la reforma de la sociedad. El secularismo sobrevalora la libertad del hombre en detrimento de la voluntad de Dios: el esfuerzo humano es más decisivo para la recta comprensión de los actos morales.La pretensión de Cañizares en Roma ha consistido en mostrar que el hombre no debe quedar seducido por una razón autónoma, sin referencia a la fe, desvinculada de Dios, de un fin para la vida, y replegada sobre criterios sólo humanos. Europa se encamina hacia una obstinada soledad, hacia una determinación secular, donde lo que queda es una racionalidad utilitarista, una exageración de la autonomía humana que oscurece e imposibilita una razón abierta a Dios. Europa - es lo que decía Juan Pablo II y nos recuerda el Cardenal Cañizares - debe recobrar sus raíces cristianas que son, en última instancia, quienes harán al hombre recuperar su auténtica dignidad. El exilio de Dios no es sólo ya el exilio de la razón, sino la “abolición del mismo hombre”, como aseveraba C. S. Lewis, el lugar perfecto para asistir a la evanescencia del mismo hombre.

F. Q. -

Hace unos días un importante cargo del ministerio de Educación afirmaba, sin pudor alguno, que no pasaba nada porque la educación en valores, que hasta ahora estaba en manos de la Iglesia, pasase a depender directamente del Estado y que, es más, era aconsejable que así fuera. Hombre, yo no se en que mundo viven la ministra Cabrera y su segundo, Alejandro Tiana, pero que yo sepa los tiempos en los que el Estado encargaba a la Iglesia la educación de los niños y adolescentes, es decir, la dictadura, quedaron atrás hace más de treinta años y ahora, gracias a Dios, tenemos una Constitución que establece en su artículo 16.1 que “se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la ley”, y en su artículo 27.3 afirma que “los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones”.

Es decir, hasta ahora –porque a partir de ahora esto vuelve a cambiar-, la educación en valores dependía de los padres, que son los que deciden qué principios morales quieren transmitir a sus hijos. Y digo que a partir de ahora, o a partir del mes de septiembre, esto vuelve a cambiar, porque por arte de la injerencia política en la vida de las familias ahora resulta que el Estado se arroga el derecho y la obligación de educar en valores a nuestros hijos. ¿En qué valores? Este es el problema, pues aunque algunos de los voceros mediáticos de Rodríguez se empeñen en decir que Educación para la Ciudadanía es una asignatura en la que sólo se va a estudiar la Constitución, el propio Ministerio se ha encargado de desmentir semejante estupidez con una propuesta curricular que incluye mucho más que el simple estudio e interpretación de nuestra Carta Magna y que, incluso, la desborda en la interpretación de nuestra propia cultura y modelo de convivencia. Y la desborda hasta el punto de evidenciar con absoluto descaro el verdadero objetivo de esta asignatura, que no es otro que el de formar jóvenes en la nueva ‘religión’ oficial, al más puro estilo de los peores totalitarismos.

La propuesta, que nace de la confluencia de opiniones expresadas por educadores de la Carlos III y la Fundación CIVES dirigida por el diputado socialista Victorino Mayoral, la persona que está ‘formando’ –por llamarlo de alguna manera- a nada menos que 600 profesores para impartir esta asignatura, se fundamenta en la idea, expresada ya por Rodríguez Zapatero en muchas ocasiones, del patriotismo constitucional, un baúl de sastre en el que cabe todo a partir de las teorías del filósofo alemán Jürgen Habermas, y que viene a definir la patria no como una demarcación geográfica vinculada al origen familiar, sino como el acuerdo de “unos valores cívicos y las normas de comportamiento y convivencia para vivir en paz y respeto a los valores diferentes, siempre que no entren en contradicción con los comunes”. Esto no es más que puro multiculturalismo, un proyecto de nueva sociedad basado en la negación del pluralismo y el reconocimiento de cualquier tipo de anomalía social como algo que debe elevarse a la categoría de obligada aceptación general. El origen intelectual de esta nueva filosofía social está en el marxismo, y desde ese punto de vista resulta del todo aborrecible, y pretender imponerlo a los padres y a los alumnos como obligatorio es absolutamente antidemocrático.

De lo que estamos hablando aquí es de algo muy grave, porque afecta a las libertades fundamentales de los individuos –la libertad de conciencia, de pensamiento, de elección, de religión... etcétera-, que se van a ver mermadas y coartadas por un Gobierno decidido a convertir a los jóvenes y adolescentes en adultos uniformados por el pensamiento único. El modo en que la ministra Cabrera y su segundo, Alejandro Tiana, han amenazado a los padres que se están acogiendo al derecho de objeción de conciencia raya con las actitudes más dictatoriales, propias de dirigentes políticos que demuestran un absoluto desprecio por la democracia y por la libertad de los individuos. No exagero nada, es más, me quedo corto en mis apreciaciones, porque es tan sutil y subrepticio el modo en que se pretende el control de las conciencias, que incluso se admite que se pretende hacer esto bajo el eslogan de “formar conciencias libres”. Pero, perdónenme señor Mayoral, y señor Tiana, y señora Cabrera y, sobre todo, señor Zapatero, ¿quién les otorga a ustedes categoría de formadores de conciencias? No serán los padres quienes se la otorgan, o al menos no todos los padres. Tendrán ustedes la obligación constitucional de permitir a los progenitores que decidan si quieren o no poner a sus hijos en manos de sus educadores para que los formen en su concepto de libertad.

Con esto no quiero decir que haya que oponerse a que a lo largo de toda la etapa escolar los alumnos deban aprender determinados valores cívicos, que van desde el comportamiento adecuado, a las normas de circulación, hasta el aprendizaje de los derechos y deberes que la Constitución reconoce para todos los ciudadanos de este país. Pero esa es una materia transversal, sobre la que debería hacerse más hincapié a lo largo de toda la trayectoria escolar en distintas asignaturas, principalmente aquellas de Humanidades a las que, curiosamente, este Gobierno ha restado importancia en los nuevos currículos adaptados a la LOE. La prueba de que la nueva asignatura va más allá y pretende convertirse en un vehículo de adoctrinamiento es que el PSOE ha hecho desaparecer del campo de la Humanidades otras como Filosofía o Ética, esenciales si se quería que nuestros jóvenes tuvieran una formación adecuada en la historia del pensamiento. Filosofía y Ética se han concebido siempre como un ejercicio de reflexión sobre lo justo y lo bueno, lo correcto y lo incorrecto, el bien y el mal... Mientras que el fundamento moral de la nueva asignatura es el de la aceptación de todo con la única limitación negativa de la violencia. Y eso es un principio tan amoral como el de la propia violencia utilizada para conseguir fines políticos, ideológicos, sociales o económicos. Por eso la única alternativa es la objeción de conciencia, y el Estado tiene la obligación moral –y legal- de reconocerla.

Juan V. O. -

Parece ser que es inminente la entrada en vigor de esa nueva asignatura, “Educación para la ciudadanía”, que tanto ruido social está causando. Se escuchan voces que piden la objeción, sale en nuestras pantallas la ministra Mercedes Cabrera (perdón, Mercedes Cabrera Calvo-Sotelo, tengamos memoria histórica) un tanto alterada amenazando a los niños objetores con la negación del título… muchos hablan de esto, aunque paradójicamente alguna voz noto a faltar.

Tengo que decir que ante este nuevo impacto mediático que el gobierno de José Luis y su guitarra nos ha regalado, yo tengo personalmente el corazón partido. Y lo tengo porque yo si estoy de acuerdo con el concepto, pero no con el contenido.

¿Tiene el estado derecho a crear una asignatura donde se de a los estudiantes un repaso esencial de normas de convivencia y configuración del estado, vamos, de lo que cree el estado que debe ser el estado?. Aquí algunos dicen que no, que son los padres los únicos que deben decidir. Y yo digo que si.

Digo si, porque si un padre desea enseñar a sus hijos que las mujeres están a un nivel evolutivo inferior a la cabra, y que lo primero que hay que hacer con ellas es una ablación del clítoris, no dejará de parecerme una burrada. Como si el padre decide enseñar a sus hijos a odiar a los que tienen un color de piel distinto al suyo. Una aberración total. Vivimos en torno a unas normas de convivencia que deben ser divulgadas de forma universal.

Pero por otra parte, el contenido elegido… me da nauseas. Lo poco que he conocido de él, que puede resumirse en un par de textos, simplemente es demencial. Uno, ese alarde de imaginación y pedagogía que es el panfleto “Alí Babá y los cuarenta maricones”, por lo visto dedicado a ilustrar la sodomización del compañero de pupitre por parte de un jabalí como una de las bellas artes. Otro, esos textos que hablan del “Grupo armado ETA” (no, no terrorista, que eso es muy fuerte) y enseñan que los pobrecitos etarras, esas hermanitas de la caridad con bigote, eran torturados en España hasta el año 97: estos textos dan pie al tierno infante a apiadarse de esos pobres gudaris perseguidos por el peligroso y fascista estado español regentado por Felipe González y Aznar.

En fin, que la idea me gusta (una idea parecida sorprendentemente a la asignatura de “Formación del Espíritu Nacional”, hoy denostada por los inspiradores de este nuevo engendro; aunque con suerte resulta una maría como aquella y pasa sin pena ni gloria por el curriculo del estudiantado), pero no la forma de llevarla a cabo.

Como recomendar la objeción resulta peligrosa, por meter a muchos niños en un agujero sin salida (el gobierno puede, y lo hará a no dudarlo, dejar sin título a quien no tenga esa asignatura cursada) y, por otra parte recomendar su estudio sería algo que no haría ni harto de gaseosa, yo les diré lo que voy a hacer con mis hijos: recomendarles que hagan pellas. Que cada vez que me llamen la atención por su mal comportamiento en esa clase, les subiré la asignación. Y no me sentiré culpable, pues se que una asignatura así debe estar basada en la Verdad, el Bien y el Amor a Dios, que es la misma cosa. Todo lo que no corresponda a esa raíz pura, después matizable de la manera que se quiera por el estado y con el enfoque que el capricho del ministro de turno le de, rompe con la premisa básica que daba para la justificación de la asignatura, dejan de ser normas de convivencia para trocar en germen de enfrentamiento.

Y es que, como decía, aquí hace falta una voz poderosa que no es la mía. Hace falta, en primer lugar, la voz de los obispos de forma contundente y clara, sin medias tintas, cosa que en el momento de redactar estas líneas no se ha dado. Y, en su defecto, que las autonomías gobernadas por otros partidos tomen las medidas que las leyes le facultan sobre ella, empezando por retrasar su puesta en marcha. Algo que, y ya quisiera yo equivocarme, no se hará.

Mientras quien puede hacer algo no quiera hacerlo, nosotros, los que no podemos pero si queremos, tan solo podemos patalear. Patalear y arruinarnos aumentando la propina de los niños. Y tranquilos, que con la configuración de los estudios actuales, a menos que sus hijos maten a un compañero, saldrán con título.