EL TÚNEL DEL CARMELO.
SI hubiera que medir el nivel de la clase política por su capacidad de respuesta a situaciones de crisis, la del barrio del Carmelo, en Barcelona, tendría que ser la tumba política de un buen número de autoridades locales y autonómicas. Ni uno solo de los mecanismos en los que descansa la confianza de los ciudadanos en sus instituciones ha funcionado correctamente. Y por si aún hubiera que prorrogar la crisis para dar nuevas oportunidades, se está ampliando el radio de acción de los daños causados por las obras del Metro, al mismo tiempo que se inicia la investigación judicial, en la que la Fiscalía dirigida por José María Mena tendrá un papel determinante.
El control democrático de las instituciones se convierte en un discurso vacío y hasta hipócrita cuando la respuesta al hundimiento del Carmelo consiste en la instauración del control preventivo de la información, en el rechazo a la fiscalización parlamentaria de un desastre ciudadano y en la confianza de que la mejor solución es un chorreo de ayudas económicas, de las que una parte procede de los Presupuestos del denigrado Estado español. Como suele pasar, habrá que confiar en los jueces para esclarecer unas responsabilidades cuya vertiente política ya está al alcance de las instituciones autonómicas y locales. No se ha tratado de una catástrofe natural o un accidente súbito, sino de una cadena de errores y negligencias de las que se empiezan a conocer las primeras, pero suficientes para que alguien, o algunos, hubiera tenido que dimitir o ser cesado. Sólo la perplejidad que a una parte de la sociedad le causa el hecho de que el hundimiento del Carmelo le haya pasado a unos gobiernos de izquierda -tan sociales, tan regeneracionistas, tan distintos de la derecha- está revelando la dimensión real del despropósito político que está desarrollándose en Cataluña.
Un sistema institucional está sano cuando es capaz de purgar sus propias crisis, mostrándose ante los ciudadanos como éstos esperan, es decir, como instrumentos al servicio del interés general. En efecto, el problema del Carmelo es un túnel que ha socavado edificios, pero también la confianza en la clase política, tanto más grave por tratarse de esa clase política que impuso un estado de alarma social cuando el «Prestige» se partió en medio de un temporal. Por cierto, ¿dónde está esa izquierda que tomó entonces las calles? Nadie parece haber entendido -especialmente Maragall y Joan Clos- que, en esta crisis, al final del túnel lo que tiene que haber es una clase política dispuesta a asumir responsabilidades y no aferrada al manual de supervivencia.
23 comentarios
Angel Marin -
Los colegios profesionales de Arquitectos, Aparejadores Técnicos y Geólogos de Cataluña se reunieron ayer con el departamento de Obras Públicas de la Generalitat para discutir el grado de responsabilidad de los certificados que expedirán para garantizar la seguridad de las viviendas y del subsuelo del barrio del Carmelo.
En esta ocasión, las inspecciones de los técnicos para conocer el estado de los pisos y de las fincas afectadas serán «más concretas y más en profundidad», según subrayó un portavoz de la Generalitat.
(FIN)
Angel Marin -
La Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona pretenden empezar a finales de esta semana el proceso de «realojo escalonado» de las mil personas afectadas por las obras del Metro en el Carmelo. Las autoridades insisten que ya hay suficientes garantías para que «los afectados vuelvan tranquilamente a sus casas» porque «el terreno ya está estabilizado» después de sellar el túnel con 14.750 metros cúbicos de hormigón.
Los trabajos de refuerzo con hormigón de la zona del derrumbe continuaron ayer para acabar de rellenar con cemento el primer socavón, un cráter de 35 metros de diámetro por 36 metros de profundidad. En la actualidad, se está inyectado hormigón entre los escombros del edificio que se derrumbó el pasado 27 de enero, con el objetivo de asentar la zona para evitar nuevos movimientos de tierras.
Las fincas situadas delante del socavón, que ocupan los números 9-11 del pasaje Calafell y 37-45 de la calle Singüenza, se han hundido unos cinco centímetros en el subsuelo, según denunció Juan Antonio Sánchez, vecino del segundo inmueble. Su piso, un entresuelo, tiene una enorme grieta en la pared del recibidor por la que cabe la mano de una persona.
(continua....
Angel Marin -
Para regresar a casa, los afectados piden a la Administración que se den tres condiciones: «La seguridad, la reparación de nuestras calles y viviendas y las garantías e indemnizaciones a que tenemos derecho».
«Todo claro y por escrito»
«La intención de todos los afectados del Carmelo es no volver a nuestras casas hasta que todo esté bien claro y garantizado por escrito, porque una vez entremos a los pisos nuestro poder de negociación con la Administración es cero y, entonces, harán lo que quieran con nosotros», asegura Juan Antonio Sánchez, portavoz de las vecinos alojados en el hotel Atenas.
(continua....
Tait Trussell -
Lluis Foix -
AGF
Javier Mora -
C. Ojeda -
Gepeto J. -
Sebastian Serrano -
Lo que sucede en este caso es que, en su conjunto, esos obstáculos definían una política restrictiva que sí era noticiable y de la que los lectores, salvo los de la edición catalana, apenas recibieron información. (FIN)
Sebastian Serrano -
Diversas organizaciones profesionales manifestaron los primeros días de febrero su protesta por las cortapisas, al tiempo que representantes del Colegio de Periodistas de Cataluña, de TV3 y de TVE (las televisiones sufrieron especialmente las limitaciones) se reunieron con las administraciones para tratar de corregir la situación.
Un acuerdo que garantizaba a los medios "el acceso a las reuniones informativas que convoque la Administración, con la única limitación de que los vecinos decidan explícitamente lo contrario", y atenuaba las limitaciones para acceder al área de los socavones se concretó el día 9, después de que el día anterior la Generalitat hiciera pública una nota que vetaba totalmente el acceso a las zonas restringidas "por motivos de seguridad" y de que ese mismo día un medio difundiera un proyecto de "protocolo" (que no pasó de borrador) que prohibía la presencia de periodistas en las reuniones del Ayuntamiento con los vecinos. (continua....
Sebastian Serrano -
- El 31 de enero, el Ayuntamiento negó la entrada a cualquier periodista en la reunión que los concejales Imma Mayol y Francesc Narváez mantuvieron con los vecinos que se alojaban en el hotel Alimara. La mediación de los servicios de prensa sólo hizo posible que entraran unos minutos los gráficos. En la sala, los vecinos pidieron que entraran los periodistas. "¡Aquí hay censura!", gritaron algunos.
- El 3 de febrero a las siete de la mañana un redactor gráfico buscaba una buena posición para fotografiar el segundo socavón. Pidió a un vecino que le dejara entrar en su casa para tomar imágenes desde cierta altura. Se acercaron unos policías autonómicos y trataron de echarlo de la zona, a pesar de que estaba fuera del perímetro de seguridad, e intentaron convencer al vecino de que no le invitara a subir. No lo lograron. (continua....
Sebastian Serrano -
Para que los lectores se hagan una idea de qué tipo de obstáculos se han tenido que sortear en el caso del Carmel, he pedido a tres periodistas de EL PAÍS (un gráfico y dos literarios) que expongan dificultades concretas con que se han encontrado. Veamos algunas:
- El jueves 27 de enero, día del hundimiento, tanto los responsables de prensa del Ayuntamiento como los técnicos municipales vetaron a la prensa la entrada al centro cívico Boca Nord, donde se concentró el dispositivo de atención a los afectados, con el argumento de que debía respetarse la privacidad de los vecinos. La mayor parte de los periodistas entraron y hablaron discretamente con quien estuvo dispuesto. El juego del gato y el ratón siguió los días siguientes. (continua....
Sebastian Serrano -
Andreu Missé, subdirector en Barcelona, responde: "Entiendo el enfado del lector de Granada porque no ha podido leer en su edición toda la información sobre el Carmel que ha aparecido en la edición de Cataluña. Es consecuencia de contar con distintas ediciones territoriales. En la edición de Cataluña, durante los días 9, 10 y 11 de febrero se publicaron cada día informaciones en las que se recogían las protestas del Colegio de Periodistas, del Sindicato de Periodistas y del Comité Profesional de TV-3 que aludían a que las administraciones impidieron a los profesionales el acceso a la zona del derrumbe alegando razones de seguridad".
Esas informaciones fueron tituladas a un máximo de tres columnas. Missé explica por qué: "Estos intentos de limitar la información eran muy graves, aunque no constituían el núcleo más relevante de la actualidad, sobre todo porque cada uno de esos intentos fracasaba a poco de iniciarse. Por ello dedicamos los mayores esfuerzos a explicar el derrumbe, averiguar sus causas y, sobre todo, describir la dramática situación en que se hallaban las personas afectadas". A continuación hace una reflexión general: "Las trabas a los periodistas son graves porque reducen seriamente el derecho a la información de los ciudadanos. (continua....
Sebastian Serrano -
Federico Miguel Maldonado, un lector de Granada, considera que EL PAÍS ha prestado muy poca atención al problema y cita como única referencia el artículo publicado la semana pasada por Soledad Gallego en Domingo, que detalla "la serie de despropósitos" de las dos administraciones catalanas. "En una sola información del periódico", agrega, "tuvimos los lectores ocasión de enterarnos del asunto, y fue de pasada, sin entrar en el fondo. Si no fuese por otros medios, quizá ni eso hubiésemos podido leer en éste nuestro periódico". El lector critica a varias televisiones y agrega refiriéndose a EL PAÍS: "Lo más significativo es el editorial en el que se habla de 'síndrome de restricción informativa'. No puede haber una evidencia más patente del intento de ocultación de la censura. Por su parte, el Defensor del Lector ni siquiera menciona queja alguna al respecto, por lo que se deduce que nadie ha protestado o que las protestas de los lectores no ven la luz". (continua....
Toledo M. -
An. Ba. Ca -
Previamente, Nadal se había reunido con los vecinos del Carmel para hablar de «los plazos para poder volver a sus casas» y aseguró que «son ellos los que tomarán la decisión cuando estén convencidos de que la vuelta es segura». En el mismo sentido se expresó el alcalde de Barcelona, Joan Clos. (FIN)
An. Ba. Ca -
Nadal se comprometió ayer a esclarecer en el Pleno todas las responsabilidades por el hundimiento del túnel y advirtió que esas responsabilidades «no pueden atribuirse en una sola dirección, ya que sería injusto», por lo que afectarán a cuatro niveles. «Se depurarán responsabilidades en la empresa constructora, la dirección de obras, en GISA, que responderá por la Generalitat, y en el ámbito político», indicó, sin precisar nombres o cargos. (continua....
Angel Marin -
Terreno «estabilizado»
La Generalitat y los responsables de GISA, empresa pública responsable de la obra, aseguran que «el terreno está estabilizado» después de que el pasado jueves acabará el sellado del túnel con hormigón -14.750 metros cúbicos inyectados en tan sólo diez días- y que la mayoría de los desalojados «pueden volver tranquilamente a sus casas».
Sin embargo, los afectados piden una garantía de 10 años de sus fincas y la reparación de todos los desperfectos causados en sus viviendas, un piso nuevo para los que se han quedado sin hogar e indemnizaciones por daños morales, entre otras reclamaciones (como ayudas para relanzar el comercio del barrio y el esclarecimiento de los hechos). Las ayudas ya concedidas o anunciadas por la Administración son consideradas «insuficientes» por los afectados. Las arcas públicas han destinado ya 6 millones de euros para pagar las ayudas y las facturas de las mil personas desahuciadas. (FIN)
Angel Marin -
La desconfianza en los políticos provocó que ningún vecino siguiera con interés la intervención del consejero de Obras Públicas, Joaquim Nadal, en el Parlamento de Cataluña. En la cámara catalana, el consejero socialista aseguró que el accidente «era evitable» y reconoció varios «errores» en la ejecución de las obras de ampliación de la línea 5 del Metro.
Tras su confesión pública, Nadal aseguró que él no dimitiría por el «error» que dejará a más de 200 familias sin hogar. El consejero de la Generalitat emplazó a la oposición a esperar hasta finales de febrero -en un segunda comparecencia parlamentaria- para conocer los nombres de los responsables de esta tragedia que, según afirmó, serán cesados.
CiU y PP piden la cabeza de Nadal al presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, y amenazan con elevar las responsabilidades políticas por la crisis del Carmelo. Los tres socios del Gobierno catalán -PSC, ERC e IC-V- han cerrado filas para rechazar las demandas de la oposición y salvar al consejero de Obras Públicas, la cara del «tripartito» en esta crisis. Los tres partidos de izquierda también se oponen tajantemente a la petición de nacionalistas y populares de crear una comisión de investigación. (continua....
Angel Marin -
«Un barrio muerto»
A la rabia e impotencia que sentían los afectados se sumó la desesperación de los propietarios de tiendas que, en palabras del presidente de la asociación de comerciantes de Carmelo Centro, Josep Maria Mas, tenían «la sensación de vivir en un barrio muerto». Unos 52 establecimientos fueron obligados a bajar las persianas por estar dentro del perímetro de seguridad; otros 60 cercanos a la «zona cero» están abiertos pero, según afirma Mas, no venden para cubrir gastos.
La aparición de un segundo agujero, de seis metros de profundidad, un día después de que el Ayuntamiento diera certificados de solidez de algunos edificios para que unos 270 desalojadas volvieran a sus casas, acabó con la poca credibilidad de las autoridades en esta crisis. Un centenar de personas que hicieron caso del Consistorio tuvieron que volver de prisa y corriendo a los hoteles tras dormir una noche en sus casas. A partir de ese episodio, ningún vecino del Carmelo se fía ya de lo que digan las autoridades o los técnicos de la Administración. (continua....
Angel Marin -
La gestión de la crisis del Carmelo por parte de la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona, que pretendían hacer llegar cuanto antes el Metro hasta la colina más socialista de la Ciudad Condal -más del 56 por ciento de los electores votaron al alcalde, Joan Clos, en los últimos comicios locales- ha sido duramente criticada por los afectados y también por los partidos de la oposición, CiU y PP.
Hasta hace pocos días, los desalojados no podían entrar a sus casas para sacar los objetos de más valor económico o personal. El cordón policial de la «zona cero» (el perímetro de seguridad establecido alrededor del socavón) sólo permite el paso a los vehículos oficiales (Policía, Bomberos, ambulancias...) y a los relacionados con las obras (camiones, excavadoras, hormigoneras...), mientras que el acceso está completamente prohibido a los peatones. Los propietarios de las viviendas desalojadas pueden acceder ahora a ellas, siempre en compañía de los Bomberos y tras identificarse (DNI) ante los agentes de los Mossos d´Esquadra.
Las prisas para derribar el primer edificio afectado por el hundimiento del túnel -otros tres serán demolidos en los próximos días- crearon una terrible angustia entre los vecinos del barrio, que tardará meses en recuperar la normalidad. (continua....
Angel Marin -
Los desalojados, y el barrio en general, no levantan cabeza desde entonces. El enorme socavón y, sobre todo, sus graves consecuencias económicas y sociales para el barrio -como mínimo, unas 200 familias perderán todo lo que tenían por culpa de un «error» en la construcción del túnel- han cambiado la cara del Carmelo. Una barriada construida encima de un cerro donde los inmigrantes levantaron sus barracas en los años cincuenta y que fueron sustituidas dos décadas después por centenares de bloques de pisos edificados por inmobiliarias sin ningún tipo de escrúpulos.
Pese a las pendientes y las carencias del suburbio, la vida en el Carmelo era bastante apacible para los trabajadores que un día decidieron comprar una vivienda en esta zona de Barcelona. (continua....
Eduard Serra -
Nadie dimite, nadie se responsabiliza. Ya se sabe, cuando es la izquierda la que está en el poder la bula que tienen es tan grande como la tragedia que han cometido en este barrio barcelonés.