México. Seguro Social, ni social, ni seguro.
México. Seguro Social, ni social, ni seguro.
El Instituto Mexicano del Seguro Social se ha convertido en un gran dolor de cabeza para los mexicanos. Los servicios médicos van de mal en peor, no hay suficientes medicamentos, los quirófanos son obsoletos, el ultrasonido no funciona, los edificios carecen de mantenimiento, las ambulancias son carracas que se quedan a medio camino
La institución fue en otros tiempos un orgullo de los mexicanos, pero ahora no responde a las necesidades de servicios médicos y se le han otorgado tareas colosales como la de hacerse responsable de dar servicios a más de 50 millones de personas, aún los que no trabajan en empresas privadas, como estudiantes, campesinos, vendedores ambulantes, etc.
Los directivos han sido demasiado generosos con las demandas sindicales hasta meter en un gran embrollo las finanzas del Instituto, pues ahora ni siquiera es capaz de cumplir no ya con los derechos de los pensionados externos, sino ni siquiera con los propios trabajadores del IMSS. En pocas palabras, está en quiebra plena y absoluta.
Los ingresos del Instituto Mexicano del Seguro Social, es decir, las cuotas de los asegurados no representan ni el 50% del gasto operativo. Su súper vivencia ha estado sustentada en las transfusiones extraordinarias que recibe del gobierno. Ahora se han querido introducir algunas reformas para paliar los problemas, tales como aumentar la edad de jubilación de los trabajadores del propio IMSS y de que paguen un poco más mientras están activos. Pero eso no resuelve nada. Otros proponen que se le aumente el subsidio gubernamental; que los ingresos petroleros alimenten a la institución moribunda; que paguen todos los informales; que se le permita emitir bonos para financiar sus deudas, etc. Pero aun triplicando el subsidio, ese enfermo ya no responde.
Es muy feo desahuciar a un enfermo, suena muy inhumano, pero aplicar la eutanasia al Seguro Social puede ser una medida para salvar muchas vidas. Nadie quiere asumir los costos políticos de recomendar su liquidación. Al gobierno le tiemblan las manos para desconectarle el oxígeno, mientras que los diputados y senadores prefieren hacerse los disimulados. Sin embargo, el mismo sindicato está dando ahora la oportunidad de resolver el problema.
En efecto, el sindicato del IMSS acaba de anunciar que estallará la huelga si el gobierno no satisface sus demandas. Se han puesto ellos mismos en la mira. En efecto, ya que el gobierno no quiere tomar la responsabilidad de liquidar al IMSS, todo lo que debe hacer es dejar que el sindicato estalle la huelga
Los trabajadores pondrían las banderas rojinegras en todas las clínicas y hospitales. Desde ese momento el gobierno dejaría de gastar en el IMSS. Las cuotas de los trabajadores y el presupuesto que el gobierno dedicaba al IMSS se deben, entonces, colocar en una cuenta bancaria a fin de pagar por los servicios médicos que los asegurados reciban en el hospital privado o en el consultorio privado que libremente elijan. Es decir, los servicios que los trabajadores obtenían en el IMSS ahora los deben buscar en el sector privado. Se trata, en efecto, de sustituir a la burocracia médica, que ha vivido del subsidio, por el sector médico privado que tiene que luchar por el favor del cliente. Ningún derechohabiente quedaría desamparado.
Como el sector privado se vería inundado de todos los pacientes que antes acudían al IMSS, tendrán que contratar a miles de médicos y enfermeras y con ello absorberán a los que estaban en el IMSS. Si en realidad quieren trabajar, nadie tendría que quedar desempleado.
Queda el problema de los que ya están disfrutando de jubilación. Mientras persista la huelga, no se les puede pagar. Los que todavía pueden laborar, deben hacerlo. Los que no tienen posibilidades de trabajar, se les puede sostener hasta el fin de sus días vendiendo los edificios y demás activos del Seguro Social.
El Instituto Mexicano del Seguro Social se ha convertido en un gran dolor de cabeza para los mexicanos. Los servicios médicos van de mal en peor, no hay suficientes medicamentos, los quirófanos son obsoletos, el ultrasonido no funciona, los edificios carecen de mantenimiento, las ambulancias son carracas que se quedan a medio camino
La institución fue en otros tiempos un orgullo de los mexicanos, pero ahora no responde a las necesidades de servicios médicos y se le han otorgado tareas colosales como la de hacerse responsable de dar servicios a más de 50 millones de personas, aún los que no trabajan en empresas privadas, como estudiantes, campesinos, vendedores ambulantes, etc.
Los directivos han sido demasiado generosos con las demandas sindicales hasta meter en un gran embrollo las finanzas del Instituto, pues ahora ni siquiera es capaz de cumplir no ya con los derechos de los pensionados externos, sino ni siquiera con los propios trabajadores del IMSS. En pocas palabras, está en quiebra plena y absoluta.
Los ingresos del Instituto Mexicano del Seguro Social, es decir, las cuotas de los asegurados no representan ni el 50% del gasto operativo. Su súper vivencia ha estado sustentada en las transfusiones extraordinarias que recibe del gobierno. Ahora se han querido introducir algunas reformas para paliar los problemas, tales como aumentar la edad de jubilación de los trabajadores del propio IMSS y de que paguen un poco más mientras están activos. Pero eso no resuelve nada. Otros proponen que se le aumente el subsidio gubernamental; que los ingresos petroleros alimenten a la institución moribunda; que paguen todos los informales; que se le permita emitir bonos para financiar sus deudas, etc. Pero aun triplicando el subsidio, ese enfermo ya no responde.
Es muy feo desahuciar a un enfermo, suena muy inhumano, pero aplicar la eutanasia al Seguro Social puede ser una medida para salvar muchas vidas. Nadie quiere asumir los costos políticos de recomendar su liquidación. Al gobierno le tiemblan las manos para desconectarle el oxígeno, mientras que los diputados y senadores prefieren hacerse los disimulados. Sin embargo, el mismo sindicato está dando ahora la oportunidad de resolver el problema.
En efecto, el sindicato del IMSS acaba de anunciar que estallará la huelga si el gobierno no satisface sus demandas. Se han puesto ellos mismos en la mira. En efecto, ya que el gobierno no quiere tomar la responsabilidad de liquidar al IMSS, todo lo que debe hacer es dejar que el sindicato estalle la huelga
Los trabajadores pondrían las banderas rojinegras en todas las clínicas y hospitales. Desde ese momento el gobierno dejaría de gastar en el IMSS. Las cuotas de los trabajadores y el presupuesto que el gobierno dedicaba al IMSS se deben, entonces, colocar en una cuenta bancaria a fin de pagar por los servicios médicos que los asegurados reciban en el hospital privado o en el consultorio privado que libremente elijan. Es decir, los servicios que los trabajadores obtenían en el IMSS ahora los deben buscar en el sector privado. Se trata, en efecto, de sustituir a la burocracia médica, que ha vivido del subsidio, por el sector médico privado que tiene que luchar por el favor del cliente. Ningún derechohabiente quedaría desamparado.
Como el sector privado se vería inundado de todos los pacientes que antes acudían al IMSS, tendrán que contratar a miles de médicos y enfermeras y con ello absorberán a los que estaban en el IMSS. Si en realidad quieren trabajar, nadie tendría que quedar desempleado.
Queda el problema de los que ya están disfrutando de jubilación. Mientras persista la huelga, no se les puede pagar. Los que todavía pueden laborar, deben hacerlo. Los que no tienen posibilidades de trabajar, se les puede sostener hasta el fin de sus días vendiendo los edificios y demás activos del Seguro Social.
4 comentarios
Miguel R.F. -
Hace algún tiempo expliqué las razones por las que me nacionalicé mexicano. Hablé del valor que tienen las patrias, en las que sigo creyendo junto con cierto agnosticismo hacia las nacionalidades. Ahora afirmo que no me siento español por Zapatero o Almodóvar, ni tan siquiera por el Real Madrid. Me siento español por otros motivos: porque allí nací y viví 27 años, y en España están mi familia y algunos de mis grandes amigos, y también, porque cada vez que en Ibero América alguien escucha mi acento me regala una sonrisa, ya que, como dijo Neruda y contradiciendo la injusta propaganda oficial azuzada por la masonería, aquí se lleva a España en el corazón.
Miguel R.F. -
Otro tópico: los españoles que vinieron -nunca entiendo bien esa expresión proviniendo de mestizos. En todo caso lo adecuado sería: cuando vinieron nuestros antepasados españoles- fueron todos ex-presidiarios o gente que llegó por el oro. No dudo que entre la reata que se embarcó a hacer las américas -así se decía y se dice en España- hubiera habido de todo. Me consta que ladrones, violadores y tiranos, no faltaron. Lo que dicho entre iberoamericanos me parece muy auto-flagelante es que se olvide, gracias a la Leyenda Negra, inventada por Gran Bretaña y continuada por Estados Unidos en la Doctrina Monroe, a la multitud de gente valiosa que cruzó el charco, o aspectos tales como que la primera Universidad fundada en América fue la Universidad Autónoma de México (1553), cuando Harvard (1663), icono del poderío cultural gringo, no estaba ni en la mente de los bisabuelos rancheros de sus fundadores. Además de eso, desde el primer momento por toda la hispanidad afloraron colegios, seminarios, y otros centros educativos: ¿creen ustedes que éstos estaban dirigidos y fundados por y para ladrones y asesinos?
Miguel R.F. -
Perdón por lo directo, al cabo hoy seré muy hispano: la enseñanza de la Historia que ha predominado en los últimos decenios, en muchos sistemas educativos de este continente, es inexacta, manipuladora y muy dañina para la formación de la idiosincrasia de los iberoamericanos.
¿Cómo es posible que en una región que se extiende desde Río Bravo hasta Tierra de Fuego, básicamente mestiza, se hable de exterminio del indígena durante el periodo de la Conquista? Discúlpenme, pero, con excepciones, claro está, y con barbaridades, por supuesto, los españoles -sus antepasados, ya que el 90 por ciento de la gente en México tiene sangre española- se mezclaron con los indígenas. Esto se debe a que las Leyes de Indias, iniciadas por Carlos V en 1551, llegaron a proclamar la igualdad frente a la ley de españoles e indígenas.
Pero, aun así, me ha tocado oír la estupidez de que, todo el mestizaje en América Latina fue fruto de violaciones. No señores, no seamos fantasiosos, unas centenas de españoles depravados no dan para fecundar a millones de indígenas: nuestros antepasados españoles pudieron haber sido tiránicos pero la virilidad tiene sus límites.
Rufino -