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AMÉRICA. Despertando del delirante sueño izquierdista.

Después de 20 años de gobiernos socialdemócratas que nunca renunciaron al capitalismo e hicieron de la economía nacional la octava más libre del mundo, Chile experimentará en diciembre un giro a la derecha que le hará alcanzar niveles aún mayores de progreso y felicidad.
Cuando se abrieron las puertas de la democracia, los chilenos supieron mantener las bases de lo que funcionaba en economía y dejaron de lado lo que no. Aun así, el izquierdismo frenó al país. "Entre 1986 y 1997, en la época de las vacas gordas, Chile crecía a un siete por ciento anual. A ese ritmo, íbamos a llegar al bicentenario como un país desarrollado y sin pobreza, con una renta per cápita de 24.000 dólares al año... Pero hoy tenemos casi 800.000 personas sin trabajo, la cifra más alta en la historia de Chile", ha afirmado el candidato derechista Sebastián Piñera.

Los gobiernos de la concertación socialdemócrata resguardaron algo del legado intelectual del periodo de la transición, por lo que en Chile, a diferencia de lo que ocurre en el resto de Sudamérica, la gente no tiene complejo a la hora de definirse como de derechas. Saber diferenciar entre derechas e izquierdas democráticas es el comienzo de la evolución política.

Otro país rumbo hacia el desarrollo es Brasil. Las primeras encuestas para las elecciones presidenciales de octubre de 2010 colocan a José Serra, opositor de Lula, como candidato favorito, con un 37% de apoyo, frente al 16% de la oficialista Dilma Rouseff.
Con Brasil, Chile, Colombia y Perú a la derecha, Hugo Chávez vería frustrado su deseo de dominio hegemónico. Ahora bien, el delirante coronel es extremadamente belicoso, y no va a aceptar alegremente que se le escurra el margen de preponderancia que tiene.

Los países que obedecen a Chávez son Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Cuba, Dominica, Antigua y Barbuda y San Vicente y las Granadinas, que conforman la Alianza Bolivariana de las Américas (ALBA). El Salvador acata sus órdenes; Argentina y Paraguay son sus aliados; Lula lo aplaude y apoya. 

Lula patrocinó el Foro de Sao Paulo y el de Porto Alegre. Ambos eventos establecieron las bases de soporte a la ultraizquierda narcotraficante. Los socialdemócratas firmantes de los acuerdos se salieron de la moderación, y ahora las izquierdas están todas en la misma olla.

Michelle Bachelet demostró su incontenible adulación por Fidel Castro, asunto que la descalificó como demócrata. Tal vez ése fue el comienzo de su final. Aunque éste empezó desde que la eligieron como candidata a la presidencia, ya que no nació para brillar –tampoco Eduardo Frei.

En Chile y Brasil, los votantes izquierdistas moderados y los independientes están girando a la derecha porque se dieron cuenta de que es el poco socialismo que se aplica en sus economías lo que les detiene. Por lógica, los populistas deberían notar el triste lugar en que se encuentran con su empobrecedor sistema. Pero ¿cómo pueden los populistas ser lógicos, si su ideología va contra la naturaleza humana?

1 comentario

Ramón -

Todo lo que huele a izquierda, es un desastre, para el presente y para el futuro.