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Concentración por la familia. La Iglesia en la calle.

Concentración por la familia. La Iglesia en la calle.  Nunca es tarde si la dicha llega. Al fin, la Iglesia católica, una de las instituciones más profundamente civilizadoras de Occidente y Oriente, ha salido a manifestarse en España a favor de una institución clave de las sociedades desarrolladas: la familia. Al fin, la Iglesia católica ha salido a la calle sola, sin ningún aditamento partidista, a decir que el Gobierno socialista ha robado a la institución de la familia sus derechos. La "legislación civil" sobre la familia en España, sí, la legislación recogida en el Código Civil español sobre la familia, coreada y aplaudida por cientos de medios de comunicación acéfalos, es una salvajada. Punto. Lo sucedido en Colón es muy importante. Miles de personas rezando por la familia ya es un asunto digno de respeto. Es todo un acontecimiento.

Esos miles que allí estaban defendían, más acá de su creencia en Dios, el hecho antropológico básico de la familia. Pero, aunque el valor de la familia es incalculable, las leyes españolas no reconocen esta realidad humana fundamental. Sí, el lenguaje poético, o mejor, el lenguaje de la calle, el lenguaje de la familia que hablan millones y millones de seres humanos, es negado, o peor, no está recogido en el "lenguaje jurídico". A la familia española le han robado sus derechos una legislación puesta en cuestión en el mundo entero. Contra ese robo, miles de españoles se han manifestado. Han rezado para su recuperación. Y, sobre todo, han afirmado que ese valor es inherente a la libertad de la persona. Quieren, en fin, que les sea devuelto lo que unos salvajes les han robado. Quieren que los traten civilizadamente como ellos tratan a todo ser humano, independientemente de su sexo, creencia o ideología.

¿Cuántos había en la reunión de Colón? Muchos, pero más importante que ese dato es constatar que en la parroquia de San Ginés, sita en pleno centro de Madrid, por poner un ejemplo, en la misa de una el templo estaba repleto. Más aún, entre las 10 de la mañana y las 14 horas del domingo 30, las Iglesias del centro de Madrid estaban llenas. Miles de feligreses estaban en misa. Otros miles entraban en los templos a rezar, y otros miles estaban en el acto de celebración por la familia y la vida que había organizado la diócesis de Madrid. Había cristianos por todas partes. Me di un paseo por las Iglesias del centro de Madrid y todas cobijaban a cristianos. Sí, el domingo 30, como cualquier otro domingo del año, las Iglesias de Madrid, y sospecho que otro tanto sucede en el resto de España estaban llenas de fieles.

Natural, dirá algún bienintencionado, ¿o es que acaso no estamos en España? ¿O es que este país se ha hecho de la noche a la mañana ateo o totalitario? Vale, de acuerdo, contestaremos castizamente; pero, es menester, tal y como están las cosas, constatar este hecho decisivo que niega el Gobierno de Zapatero. Millones y millones de españoles son cristianos de creencia o culturalmente. He ahí el grandioso acontecimiento, o dato básico, que el Gobierno socialista quiere matar. El Gobierno ataca a millones de ciudadanos españoles sólo por profesar la fe cristiana. Es en este preciso contexto donde debemos ubicar el acontecimiento de la plaza de Colón. Es ahí donde se pone en evidencia, una vez más, el enfrentamiento entre los defensores de la libertad y los que consideran que el hombre es un esclavo del Estado.

El conflicto entre la Conferencia Episcopal Española y el Gobierno socialista es una lucha entre la libertad y su contrario. La Iglesia, que siempre defendió su soberanía, se ha constituido como una verdadera fortaleza de libertad frente a un Estado despótico y autoritario. La diferencia entre la Conferencia Episcopal española y el Gobierno socialista no es de grado sino de fondo. Los socialistas confían en el Estado el desarrollo del individuo, o sea, el individuo tiene que someterse a sus dictados. Por el contrario, la Iglesia, y en eso coincide con otros muchos ciudadanos que no se acogen a principios sobrenaturales, desconfía y somete a crítica a quienes creen "conocer las leyes que rigen el futuro de los individuos y la humanidad".

En la Plaza de Colón, frente a lo que mantendrá el hombre-masa, el salvaje cerril, entregado a los dictados del Gobierno despótico, sólo había hombres y mujeres libres, con un objetivo común defender los valores de la libertad y la familia.

 

38 comentarios

Santiago Martin -

Llevan desde el 31 de diciembre insultando y amenazando diariamente a la Iglesia. Son 37 días seguidos. Sin embargo, no se ha oído ni una sola voz pública procedente del Partido Socialista para defender a la jerarquía católica. ¿Dónde están los católicos socialistas? ¿Existen? Es una lástima que no rompan la barrera del silencio. Porque si existieran -y me gustaría que hubiera muchísimos- le habrían dicho a su partido que atacar a los obispos es también atacarles a ellos, pues no se puede ser verdadero católico sin estar unido a la jerarquía de la Iglesia.
Les habrían dicho que la Educación para la Ciudadanía, por ejemplo, es inmoral -aunque sea legal-, y que por ello se sienten obligados a hacer objeción de conciencia. Habrían puesto, ante la mirada del «dios» al que «adora» el resto de los militantes de su partido, el sufrimiento de las víctimas del terrorismo, que han estado cuatro años viendo cómo se negociaba con los asesinos de sus familiares y se llamaba «paloma de la paz» al que han terminado por meter en la cárcel. Habrían suscrito un comunicado para los dirigentes de su partido en el que no sólo mostrarían su apoyo a los obispos, sino que harían pública su intención de abstenerse en las próximas elecciones. Ésa sería su fuerza y ése sería su gran servicio a España y al PSOE.
Porque si ellos actuaran así, la defensa de la vida y la familia sería tenida más en cuenta por el socialismo en general, que sería consciente de que en su seno hay una corriente que no está dispuesta a ceder ante determinados valores. En realidad, la única condición que tendrían que cumplir es la que marca el primer mandamiento: «Amarás a Dios sobre todas las cosas». Mientras no la cumplan, seguirán sin existir los católicos socialistas y sólo habrá -y ésos sí se ven- socialistas católicos.

vanesa -

Todos y cada uno se vale de sus púlpitos particulares. TVE y Canal Sur PRISA, la SER, El País, etc son púlpitos de unos. Ladran a la Iglesia, luego esta cabalga! Hacen bien en criticarla. Viva la libertad. Que otros criticamos a los socialistas y a sus satélites, pues hacemos bien. Somos contribuyentes y a todos ellos les pagamos con nuestros dineros de contribuyentes. Por así decirlo el subvencionado y endeudado PSOE y de más partidos políticos son nuestros empleados. Y que haya mucha críticas bien argumentadas de unos y de otros, sería lo perfecto, pero hay mucha LOGSE y ya se sabe .... . Yo pienso que ZP no esperaba que los católicos, las familias, sus obispos, los laicos sobre todo defiendan las libertades, y sean tanto o más solidarios, tolerantes y a favor de la justicia que estos progres de pacotilla. La concnetración de las familias de Madrid es un símbolo de que la sociedad civil está viva y que tantas familias con sus hijos son el futuro de la sociedad. Mucho änimo señores católicos, familias, liberales, a por la solidaridad, la democracia, los derechos humanos, socialistas como Rosa Díez, Gotzone Mora, todos, no desistamos.

nina -

En España la Constitución de 1978 la trajeron mayoritariamente católicos. Es una Constitución liberal, humanista, occidental. Y los católicos han tenido un fallo es que siendo los que mejor entienden el progreso, la solidaridad, la libertad, la justicia han estado bastante acomplejados en estos años. Del PSOE hemos tenido ruinas económicas como ya vimos con Felipe González y ya se ve con Zapatero. Los GAL, más violencia empezando por el aboirto, corrupción sectarismo, enfrentamientos, ruina de la educación que estamos los últimos en la cola de todo.

andorien -

Han perdido el norte, mejor dicho el centro y si no remueven a los mas radicales, anticlericales, antisistema y otros especimenes mas omenos marginales saben que van a perder las elecciones de marzo o lo que es lo mismo el chollo que tienen una caterva de incompetentes, inutiles que fuera de la politica con minusculas no son nadie.Por favor socialistas preparados, democratas verdaderos e inteligentes echar de la direccion de vuestro partido y de España a estos inutiles.Todos lo agradeceremos.

sancho -

El alud de descalificaciones e insultos que, desde diversas instancias políticas, se han dirigido hacia la Iglesia Católica y los miles de ciudadanos que se han concentrado el pasado día 30 en Madrid refleja una deriva totalitaria en el actual Gobierno. Los ciudadanos reunidos en Madrid se han limitado a ejercer, de manera pacífica y ejemplar, libertades constitucionales básicas como son las de expresión y manifestación y el derecho a participar en los asuntos públicos.

Desde PROFESIONALES POR LA ÉTICA, como parte de la sociedad civil, exigimos a la clase política mayor respeto hacia el pluralismo social y hacia la libre concurrencia de propuestas para la construcción del bien público, que no es monopolio de nadie.

Las críticas realizadas por personalidades del Gobierno, como el ministro de Justicia, establecen arbitrariamente dos categorías de ciudadanos:

Los que pueden ejercer plena y libremente sus derechos fundamentales.
Los que, por mantener convicciones religiosas, son de hecho excluidos de la vida pública
A dos meses de las elecciones generales, la actitud del algunos miembros del Gobierno y de la dirección del PSOE evidencian que una segunda legislatura dirigida por el actual Presidente de Gobierno recortará la libertad religiosa (excluyendo a los católicos de la vida pública), de conciencia (nadie podrá discrepar del pensamiento gubernamental) y de educación (con la consolidación de la asignatura Educación para la Ciudadanía, un instrumento de formación moral).
Por otra parte, concentraciones como la del 30 de diciembre ponen de manifiesto que la inmensa mayoría de españoles apuestan por el matrimonio y la familia constituida por la unión del hombre y la mujer y abierta a la vida. El Gobierno, sin embargo, ha cambiado el Código Civil para favorecer los intereses de una exigua minoría de ciudadanos que apenas ha hecho uso de la ley que permite los matrimonios entre personas del mismos sexo.

santi -

Europa reconoce la objeción de conciencia
Europa ha dado la razón a los padres que han decidido objetar ante la polémica asignatura Educación para la Ciudadanía. La educación de los hijos según las propias convicciones religiosas, filosóficas y pedagógicas queda reconocida en el Tratado de Lisboa, firmado el pasado 13 de diciembre. Este texto, que entrará en vigor en enero de 2009, ratifica la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, y da también validez legal en el ámbito europeo a la objeción de conciencia. Firmado por los países de la UE, el tratado es vinculante para España.

Berta -

Ya está bien, de tantos ataques a la Iglesia y a los católicos, por parte de este Gobierno, que si salimos a la calle o levantamos la voz reclamando respeto para los derechos fundamentales como el derecho a la vida, a la formación moral, ética y religiosa, a la familia, se enfurecen, quieren que dejemos de ejercer nuestro legítimo derecho a opinar y nuestro deber de defender nuestros derechos y nuestros valores. ¿Que pretenden, darle lecciones a los obispos españoles, y hasta al Papa, famoso por su amplísima cultura y sabiduría desde mucho antes de sentarse en el sillón de San Pedro?

La Iglesia no va a cambiar la ley de Dios, ni los mandamientos de Dios, ni el Evangelio, porque ese fue el mensaje que nos dejó Jesucristo: “Id y predicad mi Evangelio”. ¡No tengáis miedo de anunciar y seguir a Cristo! Nos decía con frecuencia Juan Pablo II.

Pues, tomen buena nota; saldremos a la calle todas las veces necesarias y cada vez que alguien vulnere los derechos fundamentales que como católicos tenemos el deber y el honor de defender.

santos -

Los proetarras de ANV, los que queman y ultrajan a la bandera española en los partidos de fútbol, los que manifiestan alegremente su independentismo y el odio contra todo lo que suene a España, los que realizan ofensas gratuitas a los sentimientos religiosos de la mayoría de la sociedad, los que equiparan el dolor de las víctimas del terrorismo con el de los verdugos?Todos, absolutamente todos tienen derecho a la libertad de expresión en nuestro país. Todos excepto la Iglesia Católica, claro está. Esta institución tendrá que poner la otra mejilla una y otra vez sin tan siquiera rechistar cuando considere que los valores e instituciones que defiende están siendo injustamente tratados por los gobernantes de turno. Al Gobierno le ha faltado tiempo para criticar el hecho de que los obispos cuestionasen algunas actuaciones legislativas. Ni el comunicado de Eta ni las preocupantes subidas de precios han provocado una reacción tan virulenta del Ejecutivo en este comienzo de año; parece ser que para algunos la Iglesia es el problema.

santiago -

Aunque al PSOE le crecen los enanos de la ‘kale-borroka’, de las relaciones con Marruecos, del plan de alquileres, del AVE, de los parados y del circo de la economía, lo que de verdad le han crecido son cristianos.
No deja de ser una sorpresa que, tras los actos de las familias en la Plaza de Colón, aparezcan montones de cristianos en el Partido Socialista. No es que hayan salido del armario, es que han salido de las catacumbas. Declararse cristianos ‘de toda la vida’ y comenzar a decir a la Iglesia y a los obispos lo que tienen que hacer, ha sido todo una.

José Blanco aconseja a la jerarquía que se presenten a las elecciones y que relean la Biblia. Chaves aboga porque se enteren de una vez que hay que volver a la ‘familia de hace 50 años’. Rubalcaba les impele a que acaten, a pies juntillas, lo que diga el Parlamento. Diego López Garrido les ordena que no se metan en política y Gaspar Llamazares –siempre Llamazares de apéndice de los socialistas- dice eso tan ingenioso de ‘cría obispos y te sacarán los ojos’. Y además pide a la vicepresidenta que se pronuncie públicamente y hasta habla de romper los acuerdos. Un día de estos, el político comunista, reedita la ‘Traca’ o el ‘Zurriago’, en aras del progreso.

También hay socialistas que en los pasillos de Feraz se extrañan del silencio de la vicepresidenta De la Vega y hasta critican de que no diga nada quien es la gran negociadora de los socialistas con la Iglesia. Precisamente por eso tiene, doña María Teresa, que andar con pies de plomo y es que alguien tiene que quedarse de ‘imaginaria’ en el Gobierno y esperar tiempos mejores. Es evidente que al presidente Rodríguez Zapatero no le conviene estar demasiado a mal con la Iglesia y, Fernández de la Vega en Madrid y Francisco Vázquez en Roma, son quienes van a mantener el fuego sagrado de aquí a las elecciones.

Pero los nervios pueden traicionar incluso a un embajador y Vázquez se suelta el pelo contra los obispos y dice que lo de Madrid fue un mitin.

Acusa el Partido Socialista a la Iglesia de hacer política a favor del Partido Popular. Raro.

Algunos sospechan que esta ofensiva del PSOE contra la Iglesia Católica es sólo una cortina de humo para ocultar asuntos que no van bien, como el terrorismo, el paro, la inflación o las relaciones exteriores. Una cortina de humo que no deje ver demasiado la estatura de los enanos que les están creciendo a Solbes –sobre todo a Solbes-, a Caldera, a Blanco, a Magdalena Álvarez o a Carmen Chacón. Normal.

Porque resulta raro que la Iglesia quiera empañar el enorme éxito de la concentración a favor de la familia, ‘tirando las patas por alto’ y poniéndose en contra al Gobierno, ahora que, gracias a De la Vega y a Vázquez, las aguas parecían remansadas.

Y, sin embargo, parece más normal que el Partido Socialista quiera extender una especie de neblina –es posible que de aquí a marzo haya poca visibilidad en muchos asuntos- para que los ciudadanos se distraigan y no miren a sus hipotecas, a los precios del butano, del aceite de girasol, de la leche, o del transporte, y no le den demasiada importancia electoral a la inflación, al paro o a la pérdida galopante del poder adquisitivo. Por ejemplo.

victor -

Hace unos días se han concentrado en la Plaza de Colón de Madrid cerca de dos millones de mortales bajo el lema “Por la familia cristiana”. Sólo clamaban por la protección de la familia y que todos los seres humanos debemos estar prontos para custodiarla ya que, sin familia, no puede subsistir la sociedad.

César Franco, obispo auxiliar de Madrid, afirma con sonrojo que el acto “ha superado mis expectativas, porque el Señor siempre sorprende”. La Iglesia es joven y está dinámica y viva. La asistencia de tantas familias jóvenes con sus hijos y el júbilo con el que tantas personas casadas vitoreaban y demandaban el valor de la familia, es un motivo de gran regocijo.

Lo señaló Andrea Ricardi en su afirmación, “sin la familia el hombre no tiene casa, porque es el lugar donde eres amado por lo que eres, no por nada más”

La familia es el médula de la sociedad. El cardenal Rouco lo ha avisado con atinadas palabras al citar el derecho de la familia a ser preservada por el Gobierno, por todo cuanto ésta contribuye a la sociedad. No se puede jugar con las raíces cristianas de la familia, por desnudas contiendas políticas, porque estamos socavando y colocando en un gran riesgo a la sociedad entera.

El Papa Benedicto XVI aseveró, a través de una videoconferencia, que “la familia está formada por la unión indisoluble entre un hombre y una mujer en la cual, la vida humana, es acogida y protegida desde el inicio hasta su fin natural”.

A. C. P. -

El presidente de la Asociación Católica de Propagandistas, Alfredo Dagnino, dijo este viernes que el laicismo del Gobierno pretende "extirpar las creencias religiosas de la vida pública" para construir un "hombre nuevo", un pensamiento con "similares raíces" al Tercer Reich o a los países marxistas. Dagnino criticó la virulenta reacción del Gobierno contra los católicos, mientras no dice nada de las manifestaciones de los "cómplices del terrorismo".


Dagnino hizo estas afirmaciones en una rueda de prensa convocada para responder al comunicado del PSOE sobre el acto "Por la familia cristina", celebrado el pasado domingo en Colón.

Para Dagnino, "un acto religioso, pacífico y sanamente reivindicativo" como el de Colón "no merece comunicados como el del PSOE" que, como algunas declaraciones públicas de sus dirigentes, produce "estupor, inquietud y desasosiego".

El comunicado "evidencia un laicismo esencialmente ideológico de hondas raíces", que al igual que algunas de las leyes que promulga el Gobierno o de las políticas que defiende, tiene la "deliberada intención de prescindir de Dios, de la Iglesia y del cristianismo en la visión del mundo", aseguró.

Su intención es "extirpar las creencias religiosas de la vida pública para confinar al cristianismo al ámbito de lo privado y de la conciencia individual" para construir la vida pública con el "hombre por sí sólo", agregó. "Apoyadas en similares raíces de pensamiento –continuó– determinaciones de este tipo ya se tomaron en la Alemania nazi, en el Tercer Reich, por personas que habiendo llegado al poder por métodos estrictamente democráticos se sirvieron de él para transformar la sociedad y conformar un hombre nuevo", como ocurrió también en los países marxistas, puntualizó.

Tras defender el derecho de los católicos a reunirse pacíficamente y a expresar libremente sus opiniones dentro del "más escrupuloso respeto a la Constitución y al ordenamiento jurídico", lamentó la reacción del PSOE, "que no tiene parangón", y que no se da cuando hay manifestaciones "verdaderamente graves" que pretenden "subvertir el orden constitucional".

"Las manifestaciones de corte independentista, unos actos organizados por los cómplices del terrorismo, en los que vemos cómo se veja a España, cómo se mancillan sus símbolos, cómo se cuestionan" los principios constitucionales y "cómo se proclama el derecho a la autodeterminación", criticó, "no merecen comunicados" ni declaraciones públicas como las que ha causado el acto de Colón.

Asimismo Dagnino acusó al Gobierno de "no observar ni cumplir la Constitución" en cuestiones como la enseñanza, el derecho a la educación o la defensa de la vida y del matrimonio, "que es la unión de un hombre y una mujer".

Sobre las afirmaciones del embajador español en el Vaticano, Francisco Vázquez, quien ha calificado el acto en favor de la familia de "mitin electoral", Dagnino dijo que son declaraciones "en clave partidista" porque "nunca he visto un acto más cívico, tranquilo y tolerante".

Pablo M. -

Los socialistas tienen una curiosa concepción de la democracia. Cuando están en la oposición, no dudan en organizar algaradas callejeras contra el Gobierno, pues la "voz de la calle" debe prevalecer sobre las decisiones de los políticos, por muy democráticamente elegidos que sean. Cuando mandan ellos, en cambio, la única legitimidad es la que emana de las urnas y las decisiones del parlamento han de ser acatada sin rechistar. En definitiva, la democracia sólo vale si mandan "los nuestros" o, como dice Peces Barba, cuando lo hacen "los buenos".

Es un buen síntoma que los líderes del PSOE, encabezados por Pepiño, se hayan cabreado de esa manera ante el encuentro de familias cristianas organizado por la archidiócesis de Madrid. Si hubieran emitido una nota de prensa agradeciendo a la Iglesia el detalle, como católico que soy me hubiera empezado a preocupar en serio.

El berrinche del secretario de organización del PSOE le ha llevado a plantearse seriamente la posibilidad de borrarse de la religión católica. El tío está dispuesto a buscar en su cartera el carné de católico (seguramente con cuota mensual) y romperlo públicamente en señal de desagravio a Z, su líder espiritual. En el cielo la noticia ha provocado un terremoto y no es descartable que Dios mismo se aparezca en mitad del telediario de Lorenzo Milá para pedirle disculpas al insigne gallego y suplicarle que no abandone el rebaño. Es lo mínimo que merece alguien cuya devoción cristiana le ha llevado a afirmar públicamente que las medidas sociales del Gobierno socialista están inspiradas en las Sagradas Escrituras. No he encontrado todavía el versículo en que Dios revela a su pueblo que asesinar a bebés no nacidos es una actividad recomendable de cara a la salvación, pero si lo dice el señor Blanco tiene que estar ahí por alguna parte. Sólo es cuestión de buscar con cuidado.

No obstante, si la política de los socialistas sigue el mandato divino, el hecho de que el Papa se dirigiera al millón de heresiarcas como muestra de apoyo tiene que tener alguna consecuencia. No es descartable que Bermejinsky solicite al Estado Vaticano la extradición de su jefe para procesarlo por antidemócrata, mera posibilidad ante la que nuestro juez estrella habrá experimentado una sublime erección intelectual.

El problema de los socialistas con la Iglesia católica es que el sector de la curia que les apoya tiene una capacidad de convocatoria perfectamente descriptible. Los curitas cañón de San Carlos Borromeo, por ejemplo, no pasan de concentrar a unas pocas docenas de ateos rodeando a Bono y Zerolo, para abrevar en un cesto de bizcochos y meterse un lingotazo de kalimocho a modo de comunión. Rouco, en cambio, pega un sotanazo y mete a un millón de personas en el centro de Madrid. Ahí les duele. O sea que bien.

mucha vida -

No me queda más que apoyar al episcopado español en todos su términos. Se ha demostrado que el aborto no es la solución para los embarazos no deseados, que el matrimonio homosexual no es matrimonio (léase los libros de Javier Hervada). Casos de niños extraídos del útero materno en un aborto, que sobreviven a pesar de ser echados al basurero y de personas “expeditas” para la Eutanasia que despiertan milagrosamente después de décadas de coma, entonces, si ya se ha demostrado que los niños que se abortan son seres humanos y que todavía siguen vivas las personas en comas prolongados, porque seguir apoyando practicas como el aborto y la eutanasia, aún fueran solamente dos casos (porque hay más) bastaría para dejar de aplicar esos métodos. La “cultura europea moderna” propone la irresponsabilidad, la “solución” de problemas sin pensar en consecuencias a largo plazo, el hacer lo que a uno le venga en gana, se ve como a lo largo de toda Europa existen crisis de valores insondables, no es casualidad que mientras se aleje de la doctrina cristina, mayor decadencia hay en Europa.

Jose Perez P. -

Parece que al secretario de Organización del PSOE, José Blanco, le ha escocido que en la concentración eclesial del pasado domingo mencionaran el reciente retroceso en derechos humanos que vivimos en España.

Y eso que la Iglesia no mencionó los pasos atrás dados en la libertad de expresión que ha supuesto la promoción del laicismo por parte del Gobierno del PSOE, la imposición de la asignatura de la Educación para la Ciudadanía o su oposición a la libertad de las conciencias. Solo habló de la destrucción de la familia natural.

El balance de los cuatro años socialistas, cada uno lo juzgará, pero a mí me parece muy destructivo. La promoción de la República, la ruptura de consensos, el arrinconamiento de la oposición, el debilitamiento de la unidad de España, o la falta de firmeza contra el terrorismo. ¡Menudo balance!

Ramón F. -

Jornada histórica la del pasado domingo en la plaza madrileña de Colón. Tal ha sido la concentración multitudinaria de la Fiesta de la Familia, testimoniando, con la variopinta presencia de sus miembros, que esta institución no ha pasado de moda. Con una perfecta organización y coordinación. Sin ir contra nadie; sin reivindicaciones materiales; sin connotaciones políticas, ni ocultas consignas partidistas; con transparencia absoluta en los fines de su convocatoria; con servicios mínimos de apoyo logístico y vigilancia de las fuerzas de orden; con un corto tiempo de preparación; con escasos medios de comunicación; sin ningún raro accidente reseñable; la jornada constituyó un rotundo éxito en todos los aspectos.

Tal evento merece el aplauso generalizado. Sin caer en fáciles triunfalismos cabe decirse que toda la Iglesia española -(pastores y fieles)- han estado a la altura de las circunstancias. Han hecho realidad las directrices de Juan Pablo II, que impulsó en sus viajes a España a no tener miedo y a " salir a la calle" testimoniando la fe cristiana.

Como conclusión de este gozoso evento, destacaría que tanto la Iglesia como la familia españolas, siguen más vivas que nunca y que a ambas, con la ayuda de Dios, les aguardan días de gozosa esperanza. Enhorabuena a la Iglesia española.

bravo -

La fiesta de la familia cristiana celebrada el 30 de diciembre en la Plaza de Colón puso de manifiesto que "la legislación vigente en España en materia de familia responde a una visión minoritaria en la sociedad española, que no se adecua a cómo quieren vivir sus compromisos familiares la mayoría de los españoles". "Quizá esto es lo que molesta al PSOE: que se vea en la calle y con la fuerza del número, que millones de españoles no se pliegan a la ideología de unos pocos, y conservan su espíritu crítico e independencia de criterio"

JGarcia D. -

Con los principios de la ética cristiana, a ciertos agnósticos nos ocurre algo muy parecido a lo que confesaba José Bergamín de su relación con el marxismo: "Con los comunistas, hasta la muerte, pero ni un paso más". Eso significa que no sólo somos igual de carcas que todos esos partidos socialistas del resto de Europa que rehúsan copiar los experimentos de Z en materia de Derecho Civil, sino que se nos puede tildar de tan "reaccionarios" como los obispos, sin que ello comporte el menor riesgo de que nos ofendamos.

Y es que, al igual que los pastores de la Iglesia, aún nos empecinamos en no querer confundir relatividad con relativismo. Tampoco participamos, pues, de la superstición posmoderna consistente en pontificar a modo de dogma que ya no pueden existir absolutos, ni sobre el saber y el ignorar, ni sobre el bien y el mal, ni de orden moral y valores humanos. Tan antiguos somos que la brújula que nos ayuda a orientarnos por la vida apenas nos permite viajar desde Grecia, Roma y el cristianismo, o sea, desde la civilización, hasta el preciso límite que marca ese muro en el que los eternos adolescentes del sesenta y ocho garabatearon: "Todo vale".

Porque la tolerancia, entendida como un sinónimo de dimisión moral, nunca ha de ser para nosotros un valor. Y mucho menos, el Valor. Tan arcaicos nos queremos que nos repugna hasta la nausea el eclecticismo pueril que, aquí y ahora, ordena diluir en cómodas "opciones" cualquier imperativo ético; el que prescribe que todo principio habrá de ser susceptible de desvanecerse con la misma diligencia que las imágenes una pantalla de televisor ante los caprichos del mando a distancia.

¿También representaremos nosotros una grave amenaza contra la soberanía popular y el orden constitucional? ¿Emitirá un durísimo comunicado la Ejecutiva del PSOE el día que decidamos reunirnos en cualquier plaza pública? ¿Supondrá nuestra mera existencia una afrenta para el Gobierno equiparable, pongamos por caso, a los actos litúrgicos de la Iglesia? Porque Z no consigue salir del asombro y la contenida indignación tras descubrir, el domingo pasado, que los católicos siguen siendo católicos.

El PSOE acaba de enterarse y la noticia se le antoja una provocación inadmisible. Pues parece ser que la Iglesia continúa predicando exactamente la misma doctrina que le dictó Cristo hace veinte siglos. Vaya usted a saber, acaso ellos esperasen del Encuentro de las familias cristianas un canto a la poligamia y la esclavitud de las mujeres bajo el islam, esas respetables prácticas culturales que tanto ensalza la Alianza de Civilizaciones.

Sea como fuere, nos han puesto a un paso de tener que parafrasear aquellas palabras que, por cierto, nunca escribió Bretch: "Empezaron por los católicos, pero yo no era católico..."

pesimo auxiliar -

La gran concentración de familias que acabamos de vivir en la plaza de Colón evidencia, al menos, tres grandes ideas. En primer lugar, ha supuesto un faro de luz para la sociedad española, una apuesta por la libertad de todos, también de las familias cristianas, para decidir quiénes quieren ser, y pedir a nuestros gobernantes que al menos acepten nuestra propuesta por la vida y el matrimonio fundado en la unión indisoluble entre un hombre y una mujer orientada a la vida.
En segundo lugar, destacar la gran respuesta de las familias españolas, que ha superado nuestras previsiones. Hay que dar gracias a Dios por el impulso de las familias españolas, por la voz que han alzado en la plaza de Colón en defensa de su derecho a existir.
En tercer lugar, pero no por ello menos importante, los retos que se nos plantean, a los obispos y a la Iglesia en su totalidad, en el futuro.
Es bueno que el conjunto de la sociedad española, y esto incluye al Gobierno, y también a la propia Iglesia, reflexione sobre la vigencia del modelo cristiano de matrimonio y de familia.
Porque, y esto conviene resaltarlo, no hay mayor bien para la sociedad que las familias. Ellas representan el presente y el futuro de la humanidad. No hay nada sin ellas, y todo es posible con las familias. Apostemos decididamente por la familia. Apostemos decididamente por la vida y por el futuro de la sociedad.

santiago -

Yo me alegro mucho de lo que ha pasado , creo que es un buen síntoma de que nuestra sociedad quiere recobrar la salud moral y como referente de lo bueno que ha sido , tenemos la agria y torpe ( como siempre ) reaccion del Sr. Blanco hablando incongruencias como siempre que ocurre algo que no le gusta.

Juan Manuel de P. -

LA celebración de la fiesta de las familias cristianas les ha dejado el cuerpo a los progres como a la niña de «El exorcista». El progre, que es analfabeto y se vanagloria de serlo, cuando se refiere a la familia le añade desdeñosamente el calificativo de «tradicional»; pero decir «familia tradicional» es como decir «cigüeña ovípara». El progre es ese tío que está dispuesto a defender la existencia de cigüeñas que se reproducen al modo mamífero, o por esporas; y, del mismo modo, pretende vendernos la moto de que existen familias no tradicionales. Al decir «familia tradicional», el progre revela dos rasgos constitutivos de su idiosincrasia: su incultura supina (ignora el muy zoquete que traditio significa «entrega», «transmisión»; y huelga explicar que no puede existir familia si no existe transmisión de vida, afectos y valores) y su odio atávico, inveterado, insomne a la tradición.
Y es que la razón vital del progre no es otra que acabar con la tradición, romper los vínculos que unen a unas generaciones con otras. La tradición es una larga cadena viviente en la que cada generación absorbe el acervo moral y cultural que la precede y lo entrega a la generación siguiente; y en ese proceso de transmisión, que no es inerte ni fosilizado como pretende el progre, cada generación enriquece el legado recibido mediante aportaciones propias. Así ha ocurrido desde que el mundo es mundo, en el arte y en la vida; y la civilización humana ha crecido de este modo, sobre el humus fecundo de los tesoros que las generaciones anteriores se han encargado de preservar y ceder en herencia a quienes venían después. El progre sabe que, mientras esta cadena no se quiebre, no logrará imponer sus designios; de ahí que quiera destruir el mundo heredado de nuestros antepasados y sustituirlo por otro nuevo en el que ya no existan vínculos entre generaciones. Por supuesto, este afán destructivo no es inocente: el progre sabe que el hombre desvinculado deja de ser hombre para degenerar en monicaco; sabe que, desamparado de la tradición, el hombre se convierte en carne de ingeniería social. Por eso, el progre abomina de las fiestas y ritos que nos vinculan al pasado, por eso destierra de sus planes educativos el Latín y lo sustituye por Educación para la Ciudadanía, por eso trata de matar los afectos que sólo en el seno de la familia adquieren sentido. Pero el progre no puede completar su designio destructivo sin ofrecer algo a cambio, una pacotilla que anestesie el desvalimiento humano. Y así, aprovechándose de ese desasosiego que deja en el corazón del hombre la falta de asideros, le vende progreso y modernidad como lenitivos de su terrible desvalimiento; y se los vende a través de la propaganda de los medios de adoctrinamiento de masas, logrando que el hombre alienado de su naturaleza (de la tradición que lo constituye) crea que esos lenitivos son más atractivos, logrando arrasar esa silenciosa y pensativa conversación de generaciones que a lo largo de los siglos había garantizado la transmisión de afectos y valores morales.
El progre sabe que para llevar a cabo su misión necesita destrozar el tejido celular de la sociedad, los vínculos que unos hombres entablan con otros según un impulso cordial y sagrado. También sabe que la primera sociedad natural es la familia: destruida ésta, será mucho más sencillo llevar a cabo sus designios. Y disfruta orgiásticamente contemplando los efectos de su devastadora acción: matrimonios deshechos porque sí a velocidad exprés, hogares desbaratados con el menor pretexto o sin pretexto alguno, hijos desparramados y convertidos en carne de psiquiatra, abortos a mansalva, nuevas fórmulas combinatorias humanas negadas a la transmisión de la vida, etcétera. Cuando, por el contrario, descubre que aún hay familias que se resisten a su ingeniería social; cuando descubre que aún queda gente con sueños comunes, con ideales compartidos, con afectos heredados de sus mayores que se renuevan en sus hijos; cuando descubre la fidelidad y la perseverancia de los buenos en medio de una generación que ya creía pervertida; cuando descubre que, además, toda esa resistencia numantina se funda en Dios... bueno, es natural que se le ponga el cuerpo como a la niña de «El exorcista».

Roberto G. -

Cuando hace 3 semanas, ¡3!, oí por primera vez que la Iglesia convocaba una concentración para la víspera de fin de año, no salí de mi asombro. La lógica me hacía pensar que en tales fechas las familias están más preocupadas de las celebraciones que de las movilizaciones, que el riesgo climático es extremo, y sobre todo, porque no había margen para organizar en tan poco tiempo una concentración que resultara en asistencia visualmente decorosa , máxime cuando no se podría evitar su comparación con las últimas habidas, y que habían resultado récords de participación.

Este análisis me condujo a mantener una actitud tibia con la convocatoria, por ello mi grato asombro, y me imagino que el de muchos, al observar como la concentración resultó APOTEÓSICA.

Pero cabe hacer una reflexión: ¿Es la fuerza de la Iglesia la que tiene el poder de congregar a tantas y tantas personas, o es la animadversión provocada por el ultrasectarismo de Zapatero lo que obra tal milagro?. Ahí queda eso, aunque es evidente que de no existir tal ultrasectarismo, la Iglesia no habría convocado.

de una vez por todas -

"Mañana tal vez tengamos que sentarnos frente a nuestros hijos y decirles que fuimos derrotados. Pero no podremos mirarlos a los ojos y decirles que viven así porque no nos animamos a pelear."

Rafael Gonzalez -

Los proetarras de ANV, los que queman y ultrajan a la bandera española en los partidos de fútbol, los que manifiestan alegremente su independentismo y el odio contra todo lo que suene a España, los que realizan ofensas gratuitas a los sentimientos religiosos de la mayoría de la sociedad, los que equiparan el dolor de las víctimas del terrorismo con el de los verdugos?Todos, absolutamente todos tienen derecho a la libertad de expresión en nuestro país. Todos excepto la Iglesia Católica, claro está. Esta institución tendrá que poner la otra mejilla una y otra vez sin tan siquiera rechistar cuando considere que los valores e instituciones que defiende están siendo injustamente tratados por los gobernantes de turno. Al Gobierno le ha faltado tiempo para criticar el hecho de que los obispos cuestionasen algunas actuaciones legislativas. Ni el comunicado de Eta ni las preocupantes subidas de precios han provocado una reacción tan virulenta del Ejecutivo en este comienzo de año; parece ser que para algunos la Iglesia es el problema.

Demetrio Sanchez -

Acabo de leer ese documento pergeñado por los cráneos privilegiados del PSOE, intitulado Las cosas en su sitio, y me he quedado donde estaba. En mi sitio, quiero decir. Y, mayormente, en la impresión de que las huestes de Pepiño están listas para emborronar las paredes con pintadas de "Rouco a la cárcel", que ocupen el lugar de aquellas de "Tarancón al paredón" que hacía la extrema derecha en los años finales de la dictadura. Pero no sólo he viajado a aquellos tiempos, sino también, gracias al susodicho y a Bermejo, a la Venezuela de Chávez, donde el caudillo las ha tenido tiesas con la conferencia episcopal por haberse opuesto ésta a su demolición de las libertades. El golpista se declara católico, como nuestro Blanco, e igualmente alejado de la jerarquía, aunque su desconfianza en ella nacía a edad temprana, cuando su abuelita le decía "¡Cuidado con los curas!" cada vez que le veía vestido de monaguillo. Así pues, Chávez y los hombres de Z tienen en común, por lo menos, el mismo enemigo.

El caso es que lo que el sanedrín socialista proyecta mediante insinuaciones cristaliza en la peregrina tesis de que los católicos no tienen derecho a salir como tales al espacio público y político para criticar al Gobierno y las normas legislativas desde la perspectiva de sus valores morales. Hete aquí, pues, que quienes defendieron denodadamente los derechos políticos de los miembros de Batasuna, o sea, de ETA, para justificar la tolerancia hacia sus aquelarres durante el "proceso", sostienen que ha de privarse de sus derechos civiles a los miembros de una confesión religiosa. Hete aquí también que los mismos que callan y otorgan cuando los nacionalistas instrumentalizan el deporte para avanzar hacia la secesión, sacan la artillería verbal contra los católicos por celebrar lo que llaman un mitin político encubierto. Y he ahí a los que no formulan un reproche a los clérigos que ensalzan el nacionalismo y dan cobijo moral al entramado terrorista, lanzándose a la yugular de los que se han pronunciado contra ETA y el secesionismo. Definitivamente, los enemigos del "Gobierno de España" no son los enemigos de la España constitucional. Nada nuevo bajo el sol de Z.

Lo asombroso, sin embargo, no son tanto los términos desmesurados de la reacción gubernamental a un acto de los católicos en defensa de su concepción de la familia, como la reacción en sí misma. El hecho de que el Gobierno se haya situado en el mismo plano que la Iglesia católica como si compitiera con ella, de manera que su declaración de hostilidades se asemeja a la que pudiera formular una confesión religiosa contra otra. Y es que en la concepción de la democracia que albergan en el partido de Z, no solamente las leyes, sino también la moral y la verdad emanan exclusivamente de los poderes que se hallan bajo su control. La obsesión por la Iglesia católica que muestra el zapaterismo no es propia de no creyentes, sino de beligerantes en el terreno de las creencias. Selectivos, eso sí. Hostigan a las que no se orientan de acuerdo a su conveniencia, mientras que, como buenos laicistas de pacotilla, piden respeto para los islamistas que imponen la teocracia, vulneran los derechos humanos y no dan carta de ciudadanía a las mujeres. Con los ayatolás, alianza de civilizaciones y con los católicos, a muerte. La descomposición ideológica del socialismo español ha conducido a un desentierro de señas de identidad caducas. El anticatolicismo hace resonar viejos tambores de guerra, concentra resentimientos y satisface a los gurús de la secta.

Mª Luisa Cospedal -

La familia está sufriendo duros ataques en estos últimos años. Concretamente ahora está bajo la presión de un oscuro adoctrinamiento por parte del poder hacia sus miembros más débiles y queridos, que son los hijos. Me refiero al intento de implantar obligatoriamente, una asignatura que viene a «educar» a nuestros niños al modo y manera del gobierno de turno, hablando y examinando en algunos temas que tocan la conciencia.
La Sagrada Familia es nuestro modelo de familia, y es proverbial que este año el evangelio del domingo en que celebramos la fiesta de La Sagrada Familia, sea precisamente la lectura en que José recibe la llamada de lo alto, para sacar al Niño del «poder de Herodes» que quiere matarlo, y llevarlo a Egipto. La educación de nuestros hijos es responsabilidad de los padres, sobre todo en terrenos de conciencia y de moral, y sólo voluntariamente (nunca con obligatoriedad) podemos derivar en alguien de nuestra plena confianza. Quizá sea la objeción nuestro pasaporte a Egipto.

Victoria LL. -

Plaza de Colón y calles adyacentes. Millón y medio o dos millones de personas; da igual. Una muchedumbre inmensa, venida de toda la geografía española, incluso algunos desde Portugal y Alemania. Y aire de fiesta. Alegría de niños. Gente corriente.

"Invito a los gobernantes y legisladores a reflexionar sobre el bien evidente que los hogares en paz y armonía aseguran al hombre y a la familia, centro neurálgico de la sociedad" (Benedicto XVI en el V Encuentro Mundial de las Familias). Pues sí, Zapatero y amigos: pasen y vean. Sólo las anteojeras de unos prejuicios ideológicos insalvables impiden asentir una afirmación que se ha hecho visible en la calle esta mañana de diciembre. Pese a los problemas que cada uno sin duda tendrá, esos cientos de miles de personas reunidas eran la viva estampa de la alegría de vivir.

Desde las revueltas del 68 hemos venido escuchando mensajes contra el valor de la familia, contra su vigencia como célula social, contra la validez de su aportación al sostenimiento social, contra su futura perdurabilidad. Y desde hace poco menos de una década estamos asistiendo en toda Europa a legislaciones explícitamente antifamilia, so pretexto de salvaguarda de los derechos de otros grupos. Sin embargo, muy fuerte y muy real debe de ser la "experiencia humana elemental" de que hablaba Juan Pablo II que cada una de las generaciones ha vivido en su familia, pues, pese a todo, la familia sigue gozando de buena salud. Sin ir más lejos, en el informe del Congreso Familias: construyendo ciudadanía, organizado por la Fundación de Ayuda a la Drogadicción y el Ministerio de Asuntos Sociales el pasado mes de Noviembre, quedó patente que la institución más valorada por los jóvenes es la familia. Y a la inversa: algunos estudios realizados recientemente en Estados Unidos han puesto de manifiesto que el deterioro de la institución familiar se concreta incluso en cifras económicas, y que este deterioro ha incrementado espectacularmente las tasas de pobreza en la población negra.

Para el Estado, las personas no son más que números de NIF, consumidores, votantes... Para la familia, esos ciudadanos son personas únicas, seres con anhelos e ideales que alentar, con inseguridades que cubrir, con talentos que potenciar; faltas que perdonar y luchas que animar. La familia es el lugar privilegiado donde cada persona es apreciada por sí mismo, donde aprende a dar y a recibir amor. Un espacio para la pedagogía de la gratuidad.

Por eso es una constante en todos los totalitarismos ese empeño por destruir a la familia, precisamente porque es el ámbito que se interpone entre el individuo y el Estado, el valladar en el que nos sentimos seguros y más fuertes frente a un Poder que, si le dejáramos, nos lo arrebataría todo.

Este ámbito de crecimiento y maduración en el mutuo respeto, el aprecio y el amor no puede generar números, caras anónimas, sino personas maduras, conscientes de su dignidad y de su responsabilidad ante la sociedad, conscientes de su valor y sus inalienables derechos, conscientes de su intrínseca libertad. Por eso, del seno de familias fuertes no pueden sino salir seres humanos libres y seguros, a los que el Poder no puede manipular con facilidad. Por eso, defender la familia es –en definitive– defender la libertad.

Y defender la libertad implica –como nos han recordado esta mañana– defender que las familias puedan transmitir a sus hijos los valores de la tradición moral o religiosa que consideren les van a hacer más felices y buenas personas, a lo que tienen perfecto derecho según la Constitución (art.27.3), sin intromisiones ilegítimas del Estado en forma de Educación para la Ciudadanía, evitando que esos valores libremente escogidos colisionen con otros supuestos valores que el Estado se atreva a decidir como universalmente imponibles, puesto que la educación ha de ser integral (artículo 27.2 de la Constitución).

Y defender la libertad implica defender que las familias puedan traer al mundo los hijos que deseen, sin que las diversas cortapisas de la Administración coarten o dificulten su generosidad. La crisis demográfica europea trasluce en definitiva una desgana de futuro, una mentalidad de decadencia de civilidad. Las familias con las que me he cruzado esta mañana traslucen todo lo contrario. Pero necesitan ayuda material.

"La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado". (artículo 16.3 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos). Cúmplase.

2008 victoria -

El ministro de Justicia se ha despachado este lunes contra la Iglesia y los miles de personas que acudieron a la plaza de Colón a manifestar su desacuerdo con la política de familia del Gobierno. Mariano Fernández Bermejo, que siendo fiscal advirtió que "soy de izquierdas y como tal actúo", ha negado a la Iglesia el derecho a criticar las leyes del Gobierno por el hecho de haber sido aprobadas en el Parlamento. Dice que la concentración fue una "actuación intolerable" y las críticas "un duro ataque al sistema democrático".

¡¡¡SINVERGUENZA!!!

salamanca -

Yo también fui ayer a la manifestación. Me gustaron mucho todos los discursos. La misa cantada y la procesión de la Virgen, después de casi 3 horas de discursos, impecable, y muy celebrada por los asistentes. NO VI NADA DE POLITICA. NO VI NADA EN CONTRA DEL PSOE. NO VI NADA A FAVOR DE PP. Pero hoy, si hay que hacer caso a las declaraciones de los del PSOE, parece que aquello fuera un festín del PP con obispos corruptos.

Lorenzo B. -

Es de torpes atacar a las familias. Es de insensatos enfrentarse a la Iglesia Católica sabiendo que el 80% de los españoles se confiesa perteneciente a esa religión. Es de suicidas oponerse a la Iglesia y a la familia al mismo tiempo. Y eso es lo que una millonaria multitud le ha hecho saber al Ejecutivo: Ni a mi Dios ni a mi familia me los toques, Z, porque entre ellos y tú, ya sabes quién tiene las de perder. Y sino, al tiempo.

berta -

Por muchas leyezuelas que saquen no van a poder con esto. La familia católica es más fuerte, mucho más, que los que se la quieren cargar. El PSOE es nada en la historia. La Iglesia Católica es la historia misma. Ánimo a todos. A seguir dando testimonio de Jesús y de su Buena Nueva. El mundo no tiene solución fuera de Jesús de Nazaret. Esto hay que decirlo, voz en grito, desde las azoteas.

Ciudadano -

España sigue siendo católica: la Iglesia española muestra su capacidad de convocatoria
Una enorme multitud llenó el centro de Madrid para defender a la familia cristiana. “El amor es posible”, afirma el cardenal Rouco Varela, para quien el sentido de la familia es una “donación”. El Obispado de Madrid ni tan siquiera colocó tribuna de autoridades: no quería que los políticos del PP protagonizaran el acto. A pesar de ello, las páginas WEB de El País y El Mundo, han manipulado la concentración. El primero presenta la convocatoria como una manipulación pro-PP; el segundo, ha sacado a pasear a los gays. No acudió ningún miembro de la Familia Real

La doctrina progre, de la que participan el Gobierno y la mayor parte del primer partido de la oposición insiste en que la influencia de la Iglesia, mejor, de la jerarquía eclesiástica, ha decaído en España. De hecho, lo normal es que hasta los propios católicos españoles coinciden en el declive paulatino, o acelerado, de la práctica religiosa en España. Sin embargo, una reciente encuesta elevaba de 9 a 11 millones el número de españoles que pierden una hora cada domingo para acudir a la eucaristía y ahora, una iniciativa del Obispado de Madrid, en el día de la Sagrada Familia, se cierra con una enorme multitud que ha copado el centro el capital de España. Los organizadores hablan de 2 millones de personas. No se sabe, pero quizás sea lo de menos: eran muchísimos.

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Pero sin embargo, todos o el 90% serán votantes del PP.

S. B. -

Zapatero manda y se nota. Aunque los organizadores no lo pretendieran, la multitudinaria manifestación-celebración litúrgica tiene lecturas y mensajes políticos que no podemos obviar. El contexto de la manifestación es el que es. Zapatero tiene el poder y eso se ha notado incluso en el interior de las familias: el adoctrinamiento de nuestros hijos con la moral oficial y la abolición de la autoridad de los padres en el Código Civil son sólo dos botones de muestra de hasta qué punto el poder de Zapatero ha sido omnímodo y ha tenido consecuencias totales, que han superado la esfera de las políticas públicas para entrometerse en aquello que no corresponde a las instituciones políticas sino al individuo y a las familias.

Pero hay más lecturas; con la cantinela de la falta de vocaciones y lo poco practicantes de nuestra religión que somos los españoles, algunos se las prometían muy felices y voceaban a diario la debilidad de la Iglesia, su alejamiento de la sociedad y hasta el fin de la religión. Nada más lejos de la realidad; miles de meritorias y jovencísimas familias realmente prolíficas han atestado Madrid engrosando una multitud apoteósica que para sí quisieran los del Gobierno. Pero no puede ser; el nihilismo y el relativismo son cómodos, muy cómodos, tanto que sus partidarios difícilmente moverían un dedo para reivindicar la ausencia de moral o la moral débil que representan.

En cambio, la fortaleza de las convicciones y el vigor de las creencias inexpugnables mueven montañas y movilizan a aquellos que están convencidos de que en la vida merece la pena luchar por algo, que creen en algo. La Iglesia española lo sabe y lo ha demostrado con creces poniendo el broche a una serie de movilizaciones gigantescas en defensa de los valores que encarna nuestra civilización, en defensa de la unidad de la nación española, en defensa de un modelo educativo en el que el Estado no supla la labor de las familias y en defensa de las víctimas del terrorismo, actuales mártires de España.

En el mundo de la política hay que ser conscientes del significado profundo de las concentraciones masivas producidas en esta legislatura. Con movilizaciones de esa magnitud durante el periodo de Gobierno del PP habrían saltado todas las alarmas. Por mucho menos –aunque con más violencia y coacción- archivó el PP su reforma del mercado laboral. Con mucho menos apoyo social la izquierda asustó a la derecha. Por eso, en la política hay que saber recoger y abanderar la fortaleza de convicciones y principios que atesora y ha defendido la nación española –al margen de intereses banderizos o partidarios- con alegría y sin complejos durante estos cuatro años de Zapatero. Y a éste habrá que reconocerle –con generosidad- algún mérito histórico: contra su voluntad, ha sacado del armario privado al escenario público la patria y la familia, postergadas y ocultas durante tres décadas en el vocabulario oficial y atacadas sin piedad en los últimos cuatro.

Se va el 2007 y al menos podemos decir otra vez que España es una gran nación, una patria magnífica, con unas familias generosísimas que saben lo que vale un peine. Que Dios nos conserve estos atributos en 2008.

Rosendo Gonzalez C. -

No uno, sino dos Papas se hicieron presentes en la Plaza de Colón de Madrid este domingo con ocasión de la Jornada por la Familia y por la Vida. Primero fue Juan Pablo II, y a los cientos de miles de asistentes se les puso un nudo en la garganta al recordar las imágenes, emitidas por pantalla gigante, de la misa celebrada en la Plaza de Lima en 1982, con la enérgica condena del aborto, a punto de ser legalizado: "Nunca se puede legitimar la muerte de un inocente".

Pero a las doce en punto vino la sorpresa mayor, con una conexión en directo con el Vaticano, donde Benedicto XVI, en el tradicional rezo del Angelus, dirigió en español unas palabras específicas a los congregados en la capital de España. Recordó que la familia se funda "en la unión indisoluble de un hombre y una mujer", y que vale la pena trabajar por la familia y el matrimonio porque "vale la pena trabajar por el ser humano".

Los obispos, duros ante la gravedad de la situación

Dos periodistas, Javier Nieves, de Cadena 100, y Alejandra Alloza, de Televisión Española, condujeron el acto introduciendo a los intervinientes, y los siete integrantes del grupo musical andaluz Siempre Así amenizaron varios momentos con sus canciones.

Tomó en primer lugar la palabra el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Ricardo Blázquez, quien afirmó que la familia no es algo "anacrónico" o "trasnochado": "La familia es tradicional porque hunde sus raíces en la naturaleza humana".

El cardenal de Valencia, Agustín García-Gasco, evocó la presencia de Benedicto XVI hace un año en el quinto Encuentro Mundial de las Familias celebrado en su diócesis, y se dirigió a los poderes públicos para advertirles de que "deben proteger a la familia, nunca socavar sus fundamentos". Y al pensar en los recientes ataques sufridos por la institución (matrimonios homosexuales, divorcio exprés, aborto, etc.), advirtió de que por ese camino "nos dirigimos a la disolución de la democracia".

El arzobispo de Toledo y primado de España, cardenal Antonio Cañizares, abogó por la defensa de la familia "en su realidad inscrita en la naturaleza humana", en la línea de Blázquez, y como García-Gasco denunció la "tenebrosa cultura de la muerte y del engaño que con tanto poderío nos amenaza". En su opinión, "la estabilidad del matrimonio y la defensa de la familia" constituyen el primer problema social de nuestro país, porque "cuando se ataca a la familia se pervierten las relaciones humanas más sagradas".

Testimonios sobrecogedores

A continuación tomaron la palabra Manolo y Lucrecia, padres de Fernando Blasco, el niño español de 12 años que murió en el atentado terrorista del IRA en Omagh el 15 de agosto de 1998. Destacaron la importancia de la unión de la familia en momentos tan dramáticos, y el apoyo mutuo del marido y la mujer, y de ambos en Dios, para soportar tan amargo trago.

Esa importancia de la familia cuando llegan los problemas la exaltó también Joaquín Zuazo, un joven que confesó haber perdido la Fe y haber sido adicto a la cocaína, y que ahora ejerce como misionero en Burundi.

Luego tomó la palabra un matrimonio anciano, que recordó sus años de convivencia viviendo y recibiendo "los valores cristianos" que habían recibido a su vez.

Cerró este apartado Benigno Blanco, presidente del Foro Español de la Familia, quien hizo una velada alusión a la Educación para la Ciudadanía, al dirigirse a los padres de familia: "No pongáis jamás la cabeza y el corazón de vuestros hijos en manos de otros, y menos del Estado".

Y Kiko Argüello cogió la guitarra

Luego le llegó el turno a representantes de los movimientos laicos: Renovación Carismática, Comunión y Liberación, Focolares, Acción Católica, Camino Neocatecumenal.

El fundador de este último, Kiko Argüello, adquirió un protagonismo especial, alejado de las intervenciones breves y discretas de quienes le antecedieron y siguieron. Consciente de su capacidad de movilización, se dirigió expresamente a sus seguidores animándoles a levantar "las pancartas del Camino". Luego pronunció un discurso vibrante donde denunció que "estos gobiernos que son ateos y laicos nos dicen que la nave que es nuestra vida no va a ningún sitio. No es cierto. Nuestra vida va al cielo". Al terminar sus palabras tomó la guitarra y pidió a los cientos de miles de personas presentes que le acompañaran en el canto de Resucitó.

Rouco, el tercer cardenal que intervino

Una celebración de la Palabra tras una breve procesión de la imagen de la Virgen de la Almudena sirvió de marco a una homilía del cardenal de Madrid, Antonio María Rouco Varela, quien junto a García-Gasco y Cañizares completó el trío de intervenciones de tres purpurados de creciente peso en la Iglesia española y en la consideración de Benedicto XVI.

Rouco critió que se estén fomentando "principos y estilos de vida opuestos al matrimonio indisoluble y a la transmisión de la vida", y que eso "se posibilite y favorezca jurídicamente por las leyes vigentes". Recordó que "el origen y el fin del matrimonio, sus elementos constitutivos y sus principios vienen determinados por Dios a través de la ley natural", y que ni los grupos sociales ni la autoridad del Estado "pueden manipular a su gusto esos principios y elementos esenciales". "Nuestro ordenamiento jurídico ha dado marcha atrás", concluyó Rouco, respecto a la Declaración de Derechos Humanos, que reconoce que la familia tiene derecho a ser protegida por el Estado.

Se cerró así un acto que contó con cientos de miles de personas partidarias de la familia cristiana venidas de toda España y de otros países europeos, y con el cual la Iglesia española ha podido demostrar al Papa su capacidad de movilización tras una difícil legislatura.

catolico -

ateos, yo soy cristiano católico. El Hijo de Dios dijo:
SEREIS PERSEGUIDOS POR CAUSA DE MI NOMBRE.
YA SOMOS LOS CRISTIANOS DE HOY PERSEGUIDOS. POR LOS NO CRISTIANOS Y LOS MALOS ATEOS ,OSEA ,LOS CREYENTES QUE ODIAN AL SEÑOR POR NO CONSEGUIR SUS PROPIAS AMBICIONES PERSONALES. YO CONOZCO ATEOS FANTASTICOS Y RESPETUOSOS CON NUESTRA FE, Y ES MAS,,LES GUSTARIA SER COMO NOSOTROS .CREYENTES. SOMOS MAS FELICES .TENEMOS UN SENTIDO DE LA VIDA TRASCENDENTE. EL ATEO ES COMO ....LA MASCOTA DE LA CASA. MURIO Y SE ACABO. PARA NOSOTROS LOS CRISTIANOS NO. ES CUANDO DE VERDAD SE VIVE EN LA ESPERANZA DE VER Y COMPARTIR A CRISTO ¿HAY ALGO MAS MARAVILLOSO?

victor -

Los progres y los pepiños boy´s pueden rabiar todo lo que quieran.

La realidad es tozuda por mucho que se lo quieran ocultar.

El cristianismo está mucho más arraigado de lo que zETAp, titiriteros y demás patulea pensaban.

Por mucho ateísmo disfrazado con la etiqueta de falso "laicismo".

Por mucho que quieran quitar a la iglesia y a todo lo que huela a cristiano de en medio.

Esta simple demostración de "fuerza" ha dejado patente otro fracaso más del Gobierno "Z": laicismo y Progenitores A y B "TARARÍ QUE TE VÍ".

Mucho presume el Gobierno de plural. Pero ha hecho por el concepto de "familia" tradicional tanto como por bajar la presión fiscal: absolutamente NADA.

Eso sí: mucho gay, mucha lesbiana, mucho islamismo y mucho "laicismo" a golpe de Decreto. Y a la familia como a las víctimas de ETA: prudentemente "olvidadas".

santos -

Chapeau para el cardenal de Valencia, que es el que ha puesto el dedo en la llaga al resaltar que el objetivo de toda esta campaña totalitaria liderada sólo aparentemente por Zapatero es la destrucción de la democracia, para lo que es esencial la destrucción previa de la familia.
Sólo debilitando la influencia familiar se podrá arrojar a los ciudadanos en brazos del "magnánimo" poder político. Pongan juntos LOE, ataques a la autoridad familiar y EpC, por elegir algunos de entre muchos ingredientes, y veremos cuánta razón tiene el curita de marras.

Antonio Sanchez F. -

«Saludo a los participantes en el Encuentro de las Familias que se está llevando a cabo en este domingo en Madrid». Era el momento culminante de la jornada. Las palabras que Benedicto XVI pronunciaba en español desde el Vaticano era recibidas por un atronador aplauso. Cinco años después de la última visita de Juan Pablo II a España, un Papa volvía a la plaza de Colón de Madrid, aunque esta vez a través de las siete grandes pantallas de televisión instaladas en la zona. Daba igual. Los dos millones de fieles que llenaban la plaza y todas las calles adyacentes lo recibieron igual que si hubiera llegado en «papamóvil», en un gesto evidente de la universalidad de la Iglesia católica.

El Pontífice no defraudó. Con su sencillez y pedagogía habituales animó a los fieles a dar «testimonio ante el mundo de la belleza del amor humano, del matrimonio y la familia». Y recordó la que ha sido la hoja de ruta para la preparación de este encuentro, la claves que se han recordado hasta la saciedad para dejar claro cuál es el modelo de familia cristiana que se estaba defendiendo: «Fundada en la unión indisoluble entre un hombre y una mujer», un espacio en cuyo ámbito «la vida humana es acogida y protegida, desde su inicio hasta su fin natural», lo que conlleva como consecuencia que «los padres tienen el derecho y la obligación fundamental de educar a sus hijos en la fe y en los valores que dignifican la existencia humana».

Fiel a su forma de plantear las cuestiones, de manera positiva, dejó clara la inexistencia del llamado «matrimonio homosexual», condenó aborto y eutanasia, y defendió que los padres puedan elegir la educación moral que quieren para sus hijos, sin que ésta pueda ser impuesta por el Estado.

A las seis de la mañana

Pero horas antes de este momento, los más madrugadores ya habían llegado a la plaza de Colón a las seis de la mañana, pero el grueso de fieles se empezó a hacer presente a partir de las nueve. Quedaban dos horas para que comenzara el acto y una más para poder escuchar en directo las palabras que el Papa les iba a dirigir desde el Vaticano, pero no parecía importarles. De los cinco grados que marcaban entonces los termómetros se protegían con ropas de abrigo, y el tedio se aliviaba con la conversación con el vecino y algún improvisado canto.

A las diez de la mañana la animación ya corría a cargo de los organizadores. A través de la megafonía, tres presentadores –dos jóvenes y una niña– asumían la difícil tarea de teloneros y alternaban las bromas con cantos infantiles alusivos a la familia, cuando no dejaban paso a una selección de música instrumental.

Había que esperar hasta las once de la mañana para que comenzara la celebración propiamente dicha. «Bienvenido a tu casa» cantaban los sevillanos de «Siempre así», mientras los presentadores del acto –Alejandra Alloza, de TVE internacional, y Javier Nieves, de Cadena 100– llegaban al escenario. Era ya el momento de que todos centraran su mirada al estrado, porque desde allí se iban a alternar los testimonios de familias y los mensajes de los cardenales y el presidente de la Conferencia Episcopal. El momento más emotivo de esta parte del acto fue cuando la familia Blasco explicó que había perdido a uno de sus hijos –con doce años– en el atentado del IRA en Omagh (Irlanda). «Está con nosotros desde el cielo», proclamaron, en un claro mensaje que conmovió a los presentes.

Presencia cardenalicia

Los cinco cardenales electores residentes en España quisieron hacerse presentes en el acto de una u otra forma. El de Sevilla, Carlos Amigo, ya había excusado desde hace días su presencia en el acto, al coincidir con el cierre de un año jubilar en su diócesis, pero envió un mensaje escrito. Más sorprendente fue la ausencia del cardenal de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, que por prescripción médica no pudo estar en la plaza de Colón. A pesar de ello, pudo enviar un mensaje.

Antonio Cañizares, cardenal arzobispo de Toledo, y Agustín García-Gasco, cardenal arzobispo de Valencia, sí pudieron acompañar al cardenal Rouco en el estrado, en un lugar habilitado entre el crucifijo y la imagen de la Virgen de la Almudena. Junto a ellos, se encontraban otros treinta y ocho obispos españoles. Su presencia fue agradecida por los dos millones de fieles, así como los mensajes que allí leyeron los cardenales. Desde el público se destacaba la contundencia de García–Gasco al poner en evidencia el «fraude y el engaño» de la «cultura del laicismo radical», y la denuncia firme de Cañizares de como la familia, «a pesar de ser la institución social más valorada», está siendo «sacudida en sus cimientos, incluso con legislaciones injustas e inicuas». Un anticipo del mensaje que luego pronunciaría el Papa Benedicto XVI.

La segunda parte de la celebración tuvo un marcado carácter litúrgico. Tras el mensaje de Benedicto XVI desde el Vaticano, una solemne procesión de la imagen de la Virgen de la Almudena, daba inicio a la celebración de la Palabra.

En ella, destacó la homilía del cardenal arzobispo de Madrid, Antonio Mª Rouco Varela, quien mostró su tristeza, en nombre de todos los presentes, al «constatar que nuestro ordenamiento jurídico ha dado marcha atrás respecto a lo que la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas reconocía y establecía hace ya casi sesenta años, a saber: que la familia es el núcleo natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a ser protegida por la sociedad y el Estado».

Jose Enrique R. -

El éxito notable de la concentración por la familia cristiana ha puesto en evidencia que una parte importante de la sociedad española está dispuesta a movilizarse por defender sus valores frente a los peligrosos inventos de laboratorio al que algunos llaman, sin pudor, progresismo.

Independientemente de las creencias religiosas de cada cual, la defensa de la tradición, de los consensos sociales generados espontáneamente, por encima del iluminismo de los políticos, cualesquiera que sean sus ideologías, es siempre una causa que me parecerá justa precisamente porque entronca con el pensamiento liberal.

La confiada predicción de que el racionalismo acabaría con el hecho religioso, corriente a la que se han sumado Feuerbach, Marx, Durkheim, Fraser, Lenin, Wells, Sbaw, Gide, Sartre y otros muchísimos pensadores en los últimos dos siglos, no sólo ha fracasado, sino que, por el contrario, esa resistencia de lo religioso a dejarse morir ha constituido sin duda una característica esencial de los tiempos modernos.

El ateísmo militante ha fracasado porque el hombre ha sido capaz de conjugar secularización y fenómeno religioso y ha mantenido a Dios como parte de una enorme dimensión de su existencia como individuo. En tanto que el hecho religioso ha sido, a la postre, la espoleta que ha permitido la voladura del comunismo, uno de los sistemas más feroces contra el ser humano que haya engendrado la razón.

Es innegable que buena parte de la moral colectiva y de la ética individual de quienes vivimos en España tiene profundas raíces en el pensamiento cristiano y, más en particular, en el católico. Conceptos sustanciales de nuestro modelo de sociedad, como la familia, la democracia, la libertad, la propiedad privada, la solidaridad, el respeto a los derechos humanos (o al derecho natural), derivan claramente de este pilar.

La incapacidad del hombre por comprender la realidad que nos rodea en toda su magnitud nos lleva a discrepar de quienes consideran que el positivismo legislativo puede generar de por sí progreso y felicidad. Cambiar las instituciones que vertebran una sociedad por un capricho ideológico, por el voluntarismo de alguien que se cree capacitado para saber e imponer lo que más nos conviene a todos, aunque esté respaldado por la mayoría legislativa, en vez de confiar en el consenso social que se genera espontáneamente en la sociedad a lo largo del tiempo, constituye un riesgo que tiene multitud de ejemplos capaces de persuadirnos a poco que seamos objetivos: desde la Alemania nazi a la Cuba de Fidel, pasando por la URSS o Camboya, naturalmente.

Apoyado en un relativismo afortunadamente superado o en vías de serlo, el socialismo español se ha empeñado en esta legislatura en atacar el concepto no ya cristiano, sino común de lo que era la familia. A esto se suma la falta de respeto hacia la vida, con la generalización del aborto incluso hasta límites estremecedores como hemos visto recientemente, así como el ataque a la libertad de conciencia que supone la Educación para la Ciudadanía.

Asistimos a un soterrado ataque en masa al catolicismo no porque sea una religión con valores conservadores, porque vemos que el Islam, por ejemplo, no les molesta demasiado (cuando debiera ser justamente lo contrario), sino en tanto que ha conformado ese elenco de tradiciones, de normas no escritas pero generalmente admitidas, que coartan y determinan la labor del positivismo político.

En el fondo ese es el mayor peligro que se cierne sobre nuestra libertad, porque el día en que los políticos puedan decirnos, como en el drama griego, si podemos o no enterrar a nuestros muertos habremos perdido toda esperanza de construir una sociedad más próspera, más progresista y más libre.