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POPULISMO RANCIO.

POPULISMO RANCIO.

LA llegada de Lula a la presidencia en Brasil despertó muchas ilusiones y algunos interrogantes. Pero es justo reconocer que su política ha buscado siempre el difícil equilibrio entre la satisfacción de las perentorias necesidades sociales y las obligaciones económicas. A pesar de sus indiscutibles éxitos, su liderazgo continental está siendo sustituido por políticos más agresivos e irresponsables, que amenazan con devolver el continente americano a la marginalización. Se extiende peligrosamente el ejemplo Chávez, sin reparar en que se trata del típico caudillo sentado en una inmensa bolsa de petróleo.

En Bolivia, el líder indígena Evo Morales, que no descarta armar a la población, se atreve a exigir al presidente del Gobierno español mano dura con Repsol. Las soflamas antiimperialistas producen satisfacción a quien las proclama, pero perjudican a la población. No hay muchas empresas interesadas en explotar y exportar los yacimientos de gas del país andino. Sería una tragedia que por mantener posiciones trasnochadas, Bolivia ponga en peligro un proyecto que puede significar casi dos puntos de crecimiento anual y un flujo constante de divisas con el que financiar el desarrollo económico y social.

En la Argentina, Néstor Kirchner gusta de jugar al límite. Fortalecido por una aparentemente exitosa renegociación de la deuda, ha vuelto a lanzar un órdago. Como si no le bastase con amenazar a las empresas concesionarias de servicios públicos que no se han plegado a su decisión de no subir tarifas, y que han recurrido legítimamente en defensa de sus intereses ante los organismos internacionales competentes, llama ahora al boicot nacional contra una petrolera porque ha subido la gasolina. Peligrosa retórica que olvida que en la economía global los países compiten por atraer capitales e inversión. Y ya son varias las multinacionales que han abandonado un país que, pese a su potencial, tiene una triste historia de defraudar a los inversores que han creído en él.

El Gobierno español se precia de tener una excelente relación con los nuevos líderes de la izquierda americana y en concreto con Kirchner. Ha llegado el momento de demostrarlo y de usar su supuesta influencia para inyectar dosis de sentido común a una política económica que amenaza con echar por la borda todos los sacrificios realizados. No sólo en interés de las empresas españolas que han hecho un inmenso esfuerzo inversor que merece ser reconocido, lo que sería ya obligado en un gobierno que entendiera de qué van las relaciones internacionales. Sino también en beneficio de los propios iberoamericanos. Porque, ¿qué más puede defender un Ejecutivo que la política económica que le ha proporcionado a España una de las mejores etapas de prosperidad y crecimiento?

4 comentarios

Martin Krause -

La participación de bancos estatales es del 47% en América Latina y de cero en EEUU. En EEUU, las leyes laborales flexibles significan que la indemnización por despido es cero, mientras que en América Latina cuesta un promedio de 2,7 meses de sueldo, en Europa 1,5 meses y en Asia 1,1. Donde es costoso despedir las empresas no contratan nuevo personal.

Finalmente, los autores muestran algunos casos en los que la productividad mejoró en la región por las privatizaciones y desregulaciones, lo cual indica que sí es posible aumentar la competencia y la eficiencia económica en América Latina. Posible sí, pero nada fácil, dada la ideología predominante entre nuestros políticos y gobernantes. (FIN)

Martin Krause -

¿Cuáles son las razones de ese estancamiento latinoamericano? Para los autores, se trata de la existencia de barreras internas y externas a la competencia. Entre las externas apuntan a las impuestas a las importaciones, que aumentaron mucho en la primera mitad del siglo XX.

Luego bajaron en Europa, pero no en América Latina. Por ejemplo, en 1960 el promedio de las tasas arancelarias era del 138% en Argentina, del 172% en Brasil, del 134% en Chile, del 92% en Colombia, del 68% en México y del 11% en Europa. Los aranceles eran altos para bienes de consumo (Argentina: 176%, Brasil: 260%, Chile: 328%, Colombia: 247%, México: 114%), y también para bienes de capital (Argentina: 98%, Brasil: 85%, Chile: 45%).

En cuanto a las barreras internas, señalan que los costos de iniciar un negocio en América Latina equivalen al 80% del PIB per cápita, cifra que se compara con el 1,7% de Estados Unidos. Esto significa que en América Latina a un ciudadano promedio le cuesta el equivalente a sus ingresos de 9,6 meses registrar una empresa, mientras que a un estadounidense le cuesta el de apenas 6 días. Esto explica el crecimiento de la economía informal en América Latina. (continua....

Martin Krause -

Los autores comparan la evolución del ingreso promedio en América Latina y en un conjunto de países europeos que tenían un ingreso similar hace 50 años y muestran que, en el caso europeo, el ingreso creció del 40% al 67% del ingreso en EEUU, mientras que el de América Latina cayó del 28% al 22%. En el caso de los países del este de Asia, también entre 1950 y 2000, el ingreso creció del 16% al 57%.

Algunos sostienen que la caída latinoamericana se produce a partir de la crisis de la deuda en 1980, pero el estudio señala que la situación es similar tanto antes como después de la misma. El producto per cápita equivalía al 28% del nivel de EEUU en 1950 y al 30% en 2000, mientras que Europa pasó del 40 al 70% y Asia se disparó del 16 al 46%.

Incluso el estancamiento latinoamericano ha sido más prolongado. El ingreso en 1900 era un 29% del estadounidense, similar al de 1950 y 2001. La historia más dramática es la de Argentina, que en 1900 tenía un ingreso equivalente al 67% del estadounidense, al 52% en 1950, al 44% en 1980 y al 29% en 2001. Chile también cayó en cien años, del 48 al 40%, pero se recuperó a finales del siglo XX. Y más repentina fue la caída del bienestar en Venezuela, donde el ingreso se había disparado del 20 al 78% para finales de los años 50, pero para 2001 había caído al 30%. (continua....

Martin Krause -

En la ruta que conduce al progreso, Estados Unidos y los países de Europa y Asia miran a América Latina por el espejo retrovisor (Latin America in the rearview mirror), según un estudio de cuatro economistas de UCLA, el Banco de la República de Colombia y el Federal Reserve Bank of Minneapolis (Cole, Ohanian, Riascos y Schmitz). Los inmigrantes europeos transformaron las regiones que luego serían Canadá, EEUU, Australia y Nueva Zelanda, pero no sucedió lo mismo en América Latina, donde el promedio de ingresos es apenas un 22% del de EEUU, mientras que en el resto de las naciones occidentales se alcanza el 69%.