Plan Ibarreche. La situación.
No es casual que el plan Ibarreche haya sido aprobado con los votos de los terroristas. Un parlamento distinguido por la presencia de un asesino como Josu Ternera en su comisión de derechos humanos, y por la permanencia de los representantes de la ETA, en jactancioso reto a la ley, no pasa de caricatura o farsa de parlamento, inaceptable en cualquier país civilizado. Pero a eso se ha llegado allí, o se ha permitido que se llegara. La complicidad de los terroristas con Ibarreche es sólo la culminación, por ahora, de la alianza que propuso el PNV a la ETA para hacer frente común contra la reacción por el asesinato de Miguel Ángel Blanco. Por lo demás, como he podido comprobar abundantemente al estudiar la historia del nacionalismo vasco, según he expuesto en el libro de reciente aparición Una historia chocante, la política de sacar rentas políticas de los asesinatos ha constituido el eje y sentido de la acción peneuvista desde el comienzo mismo de la Transición (vamos a olvidarnos ahora de sus condenas retóricas y sin consecuencias). Ha sido una asociación de hecho entre el PNV y el TNV (Terrorismo Nacionalista Vasco, autobautizado como MNLV), asociación con alternativas y peleas de familia, pero mantenida siempre en lo esencial.
El uso de palabras de contenido emocional inevitablemente fuerte, como "asesino", "terrorismo", etc., puede dar a entender, a su vez, un contenido emocional en el anterior análisis. No hay tal. Procuro dar una descripción precisa de los hechos, que quizá podrían exponerse con palabras más frías, pero probablemente menos adecuadas. No conviene tomar por frialdad analítica la ocultación de realidades, como a menudo se hace. En síntesis, la asociación PNV-TNV ha determinado la política en las Vascongadas, con repercusión en toda España, y ha sido la causa principal del asolamiento de la democracia en aquellas provincias. Lo podemos mirar desde otra perspectiva: si las libertades subsisten allí en parte, se debe a la acción de las fuerzas de seguridad del estado, a las cuales nunca ha dejado el PNV de desacreditar y calumniar, en concomitancia con la propaganda etarra.
La consecuencia lógica del Plan Ibarreche es la legitimación del terrorismo como instrumento político. La democracia se apoya, en suma, en la sustitución de la violencia por unas reglas de juego equitativas y basadas en las libertades, pero en realidad el PNV, fiel a sus totalitarios orígenes sabinianos, nunca aceptó las reglas democráticas y no ha cesado de sabotearlas y desprestigiarlas, al paso que las explotaba abusivamente, como por lo demás han hecho siempre los totalitarios. Ahora bien legitimar el terrorismo como lo hace Ibarreche es un arma de doble filo, pues vale lo mismo para los nacionalistas que para los antinacionalistas. Obviamente, Ibarreche, Arzallus y los suyos confían en que no habrá un terrorismo de respuesta, pero lo menos que puede decirse es que, al beneficiarse del TNV y beneficiarlo a su vez, han abierto las compuertas a cualquier réplica en los mismos términos. Romper las reglas del juego vuelve el juego imposible y convierte la política en violencia. Aun si eso no llega a ocurrir, como es de esperar y desear, los jefes sabinianos han asumido una responsabilidad inmensa.
Eso aparte, el Plan Ibarreche rompe unilateralmente la Constitución y el Estatuto autonómico, y lo hace desde unas instituciones que son parte del estado español, legitimadas precisamente por la Constitución y el Estatuto. Estamos ante un golpe de estado en toda regla, ante una rebelión contra la legalidad constitucional, realizada, insisto y como no podía ser menos, en complicidad con los terroristas y en un parlamento degradado a niveles difíciles de creer si no estuvieran ante nuestros ojos. Significa la sustitución de la soberanía del pueblo español por la soberanía de la alianza PNV-TNV, que se arroga la representación del pueblo vasco. Es la secesión práctica, apenas disimulada por una leve y formal capa que le facilitaría mantenerse en la Unión Europea sin afrontar los costes económicos de la secesión.
Que los secesionistas intenten golpes de estado contra la legalidad constitucional no es, por desgracia, algo nuevo en España. En 1923 los nacionalistas vascos, catalanes y gallegos se sintieron lo bastante fuertes para establecer un "Pacto Tripartito" y amenazar con un próximo recurso a la acción armada, en concomitancia con los rifeños de Abd El Krim. El plan no cuajó porque a los pocos días Primo de Rivera dio a su vez su golpe de estado y desarticuló la trama separatista. Al llegar la república, que nada debía a la presión del nacionalismo catalán, éste aprovechó el momento para imponer una política de hechos consumados, y en 1934 se rebeló por las armas contra el gobierno legítimo. Durante la guerra civil los nacionalistas vascos y catalanes intrigaron permanentemente en Francia e Inglaterra, incluso en la Italia fascista y la Alemania nazi, saboteando los esfuerzos de sus aliados del Frente Popular (lo cual, dicho sea de paso, vino muy bien a Franco). Tras el final de la dictadura, la reforma democrática permitió la primera Constitución hecha por consenso en España, y esa legalidad constitucional es la que intentan echar ahora por tierra entre Ibarreche, Carod-Maragall, Beiras y otros más, con la complacencia del gobierno de Rodríguez. Mientras desde fuera presiona y golpea el terrorismo islámico.
El actual golpe de estado del PNV-TNV no ofrecería el menor peligro en una democracia asentada. Al gobierno le bastaría cumplir y hacer cumplir la ley, suspendiendo la autonomía hasta que la situación se normalizase y el parlamento vasco dejase de ser el de los Josu Ternera y similares. Gran Bretaña ha suspendido en más de una ocasión la autonomía irlandesa -donde el terrorismo ha ocasionado tres veces más víctimas que en España- y no ha pasado nada. La suspensión sería la reacción legal, legítima y más eficaz ante un desafío como el planteado por las fuerzas antidemocráticas, y seguramente no pasaría nada si se realizase con la habilidad y previsión necesarias ante posibles resistencias. Sin embargo esto resulta difícil en España, donde existe una tradición de gobiernos que prefieren cerrar los ojos y claudicar ante conflictos menores. hasta que los conflictos se vuelven mayores e inmanejables. España no es, por desgracia, una democracia asentada, y los políticos sienten gran temor a asentarla del único modo posible: aplicando la ley.
Pero si cabe dudar de que incluso Aznar se atreviera a hacer cumplir la ley en este conflicto, pese a ser el enemigo en realidad irrisorio, con Rodríguez no hay ninguna duda: no sólo no hará cumplir la legalidad, sino que contribuirá a su ulterior descomposición, al menos durante un tiempo. Por una de esas monstruosidades de la historia que llevan a los pueblos al despeñadero, el gobierno de España ha recaído en unos personajes que no creen en la nación española, que detestan a Montesquieu y no creen tampoco en la democracia liberal, que comparten muchas ideas con los terroristas, se dedican a dividir a la sociedad hostigando a la mayoría católica, y sufren tan infección de sectarismo que con tal de cortar a la derecha el paso al poder están dispuestos a pactar con quien sea y a tolerar cualquier ataque a la democracia y la unidad de España. Esa fue, viene a cuento recordarlo, la política de las izquierdas presuntamente moderadas de Azaña y Prieto en 1936, después de otras elecciones anómalas. Y con esa política se deslegitimaron.
¿Qué va a ocurrir, por tanto? Tenemos ante nosotros unas presiones de creciente intensidad y peligro para disgregar España, en combinación de hecho con la amenaza islámica, más un gobierno complaciente con los enemigos de la democracia y la unidad españolas, que con ello corre hacia su propia deslegitimación.
El análisis no debe prescindir de aspectos menos sombríos: la oposición tiene gran fuerza, en principio, aun si no es claro que sepa utilizarla, y cabe en lo remotamente posible que el gobierno cambie a tiempo de rumbo. Por otra parte, aunque la sociedad española está ciertamente aturdida y letárgica, hay indicios de reacción. La democracia no depende en última instancia de los partidos, sino de los ciudadanos, y quizá éstos sepan responder al desafío mejor que los políticos, empujándolos a actuar o descartándolos.
42 comentarios
Juan Luis Carrasco -
Hay determinados personajes de esta vieja y hastiada piel de toro que no están dispuestos a que el poema de Don Antonio se convierta otra vez en realidad, aunque con matices distintos. Porque, a las alturas que nos encontramos de este lamentable drama que sufrimos quienes aún nos consideramos españoles, la cosa tiene toda la pinta de que a ese españolito que viene al mundo no le helará el corazón ninguna de las dos Españas machadianas. Porque sencillamente esa realidad nacional de cinco siglos de antigüedad se halla en serio en peligro de extinción. Que un tipo como Ibarreche y su hueste hayan puesto a esta nación contra las cuerdas demuestra, sobre todo, el nivel de los gobernantes españoles en nuestra breve trayectoria democrática. Sobró pusilanimidad, desorientación, cobardía, en suma, para arrinconar con la Ley en la mano a un lobo al que dejaron crecer y encima alimentaron. Una fiera antidemocrática, excluyente y totalitaria, que se encargó de devorar y liquidar metódica y concienzudamente todo o casi todo lo que sonaba u olía a español en el País Vasco. Ahora, incluso, envalentonado, el golpista nos hace un favor: «Podía haber pedido la independencia...» Y lo peor es que quienes debieran hacerle frente parecen no haber aprendido la lección. Nada invita al optimismo. Dan ganas de salir corriendo...
Antonio Solar -
Luis Gomez -
Al «cuarto poder» le compete poner en marcha una operación a la que nos sumaremos millones de ciudadanos antes de que un Gobierno paranoico cometa la mayor tropelía nacional que recuerda la historia, todo ello en el año 2005 y en democracia. Freudiano.
Jesus D. -
Ya sabemos el diálogo de Ibarreche. O se aprueba su Plan de Ibarreche o «tortas». Y ZP ¿va a dialogar en esos términos? ZP no debería ni recibir en La Moncloa a este señor tan «dialogante».
Juan P. Colmenarejo -
Juan P. Colmenarejo -
Agapito M. -
Agapito M. -
Agapito M. -
Agapito M. -
E. J. G. -
Para los obispos, «la pretensión de que a toda nación, por el hecho de serlo, le corresponda el derecho de constituirse en Estado, ignorando las múltiples relaciones históricamente establecidas entre los pueblos y sometiendo los derechos de las personas a proyectos nacionales o estatales impuestos de una u otra manera por la fuerza, dan lugar a un nacionalismo totalitario, que es incompatible con la doctrina católica».
Recuerdan que España es fruto de un complejo proceso histórico, por lo que «poner en peligro la convivencia de los españoles, negando unilateralmente la soberanía de España, sin valorar las graves consecuencias que esta negación podría acarrear, no sería prudente ni moralmente aceptable».
E. J. G. -
Para los obispos, «tal forma inmoderada de culto a la nación es un riesgo especialmente grave cuando se pierde el sentido cristiano de la vida y se alimenta una concepción nihilista de la sociedad y de su articulación política». «Dicha forma de culto está en relación directa con el nacionalismo totalitario», según los obispos españoles, para los que la opción nacionalista, como cualquier otra opción política, «no puede ser absoluta», y para ser legítima «debe mantenerse en los límites de la moral y de la justicia» y evitar un doble peligro.
E. J. G. -
En una nota de prensa, los obispos recuerdan que la aprobación en el Parlamento vasco del denominado Plan Ibarreche el pasado 30 de diciembre ha suscitado «un fuerte debate social y político» y defienden la necesidad de «respetar y tutelar el bien común de una sociedad pluricentenaria» como la española.
Para la Conferencia Episcopal, «la Constitución es hoy el marco jurídico ineludible de referencia para la convivencia» y, aunque reconocen que se trata de una norma «modificable», consideran que todo proceso de cambio «debe hacerse según lo previsto en el ordenamiento jurídico».
Los obispos españoles reiteran que la Constitución de 1978 «no es perfecta, como toda obra humana», pero es «el fruto maduro de una voluntad sincera de entendimiento» y el «instrumento y primicia de un futuro de convivencia armónica entre todos».
En el contexto del debate suscitado a raíz de la aprobación de la propuesta del lendakari Ibarreche, los obispos recuerdan la doctrina moral de la Conferencia Episcopal sobre las relaciones entre nación y nacionalismos en España, que se desprende de una Instrucción Pastoral sobre terrorismo de noviembre de 2002.
Alberto M. -
Primero porque el País Vasco es una tierra donde la mitad de los ciudadanos están como objetivos de la banda terrorista. Muchos cargos públicos han de ser escoltados para moverse, también muchos vascos se han ido ante la situación de extorsión terrorista.
Igualmente, porque a unos iluminados seguidores de la ideologías nacionalistas, ya moderadas o ya violentas, se les ha metido en la cabeza que sonde una raza superior, que todo lo hacen con más perfección que los demás españoles, y que proceden del Cáucaso, cuando en realidad los estudios del ADN de los vascos, madrileños o andaluces es mucho más similar al de los bereberes del Sáhara que de los europeos.
Igualmente los filólogos encuentran más similitud entre el vasco y el bereber que con otros idiomas. Todos sabemos que igualmente en la educación de las nuevas generaciones se les ha inculcado el odio a lo español.
¿Ha habido alguna vez unas condiciones de ejercer los derechos y libertades en el País Vasco como, por ejemplo, en otros puntos de España como Granada, Salamanca, Valencia, Madrid, Badajoz, Las Palmas o Zaragoza?
Todos tenemos amigos o algún familiar vasco que nos dan buena información de lo que allí hay. Así que hay que ganar el partido a Ibarretche, a Batasuna y a ETA.
Oscar Molina -
ella pondrá dos piedras de futura mirada.
Y hará que nuevas manos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.
Retornarán aladas de savia sin otoño,
Reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado que retoño
Aún tengo la vida, aún tengo la vida.
Para la Libertad
A poco que sembremos para la Libertad, se regenerará nuestra España. Y la Libertad es como la vida: Se abre paso.
Oscar Molina -
Oscar Molina -
España no ha tenido quien la defienda, pero haber sufrido unos políticos que no han estado a la altura no debe impedir que la sociedad civil española se ponga a la tarea de evitar que se consume el desastre.
Oscar Molina -
Son muchos los años en los que poco a poco España se ha ido plegando al vendaval de sinrazón; hace ya mucho que se ha dejado en manos de partidos separatistas materias como la Enseñanza de la Historia, la Política Lingüística o el significativo mundo de los símbolos. Todos los Gobiernos de la Democracia, en mayor o menor medida, han huido de la defensa de la idea de España como de la peste, y han optado por ofrecer un perfil bajo que no les colgara el cartel de franquistas que muchos de ellos han vinculado a la defensa de nuestra nación, su Historia y sus señas de identidad. No han querido proclamar a los cuatro vientos algo tan elemental como que España es muy anterior a Franco, y que la Constitución de 1978 no inaugura la unidad de España, simplemente porque España es mucho más antigua que esa Constitución, y su unidad también.
Oscar Molina -
Mientras tanto, nuestro Gobierno fashion prefiere mantener su imagen a que se le despeine ese flequillo hortera en la lucha por las cosas de comer, opta por olvidar que los papeles de Salamanca son el epitafio del autoofrecido cadáver de uno de sus Ministros, y se empequeñece complaciendo a los que le tienen agarrado por los talantes. Pero no nos engañemos, ZP no es culpable de esta situación. Responsabilizar a Zapatero de este desbarajuste es un absurdo recurso a la pataleta fácil.
Oscar Molina -
Esas absurdas arengas de acomplejados anhelantes de patrias que sólo están en el mito, nacen de una mucho mayor. Es exclusivamente mediante la anulación de la existencia de España como pueden alumbrarse otros absurdos con fronteras. Únicamente a través de la negación de un todo pueden llegar a tener tal condición sus partes. Y en esa tarea, triste es decirlo, llevamos muchos años, con una perseverancia suicida que vista fríamente es como para no darle crédito. Poco a poco la estrategia de los nacionalismos ha ido cuajando. De forma sutil y casi siempre poco ruidosa, a modo del ofidio que anida en ellas, las formaciones separatistas han ido creando las condiciones objetivas que justificaran sus muy subjetivas pretensiones, y hoy, tenemos en España al Presidente de una Comunidad Autónoma que ha cruzado el Rubicón de lo tolerable, sometiendo a todo un pueblo a un chantaje en cuya declamación no ha cuidado ni siquiera las formas, no ha ahorrado las amenazas ni ha escondido sus armas.
Carlos A.M. -
Carlos A.M. -
La existencia de España como nación mucho antes de que se hubiera completado la unidad de países como Canadá, Italia, Brasil o Alemania fue el hilo conductor del discurso que desembocó en su compromiso de que las víctimas del terrorismo «no hayan muerto en vano».
Quiso la casualidad que mientras Bono pronunciaba estas solemnes palabras en el Palacio Real la opinión pública conociera una de esas noticias que producen la mayor indignación. El histórico y sanguinario miembro del comando Madrid de ETA, José Ignacio de Juana Chaos, condenado a más de 3.000 años de cárcel por múltiples asesinatos puede salir en libertad el mes que viene. Por estar matriculado en cursos de formación, De Juana Chaos ha redimido condena y sólo cumplirá 18 años del límite máximo de 30 que marca la ley.
Carlos A.M. -
Ayer, durante la celebración de la Pascua Militar, el jefe del Estado y el ministro de Defensa rompieron ese silencio sobre las víctimas. Don Juan Carlos lo hizo en el tono institucional que le corresponde, asegurando que los españoles les deben «solidaridad y entrega». El discurso del Monarca, sin dejar de resaltar la vigencia de la Constitución, no se refirió al plan Ibarretxe.Una cautela debida, sin duda, a que no quiere que nadie pueda interpretar que se inmiscuye en un asunto que se encuentra en trámite de debate parlamentario.
Brado -
¿Es posible decir más en tan poco espacio?
Tremenda lógica, aplastante contundencia.
¡Que profunda reflexión!
¡Enhorabuena Sr. Arregui!
¡Que los dioses nos cojan confesados!
Tomas C. -
Estan soltando malvados asesinos,que son los que han llevado a Ibarreche donde esta y al mismo tiempo,se intenta arregar lo que no tiene remedio,que es el intento secesionista
Con la politica por medio y sin haber querido ir nunca a la cabeza del problema,que es el PNV hemos llegado casi a la secesion y los separatistas,ahora,han dado un ultimatun a el Gobierno o me das Vascongadas o habra mas violencia y mas muertes
Y con ese ultimatum,el partido socialista,se arruga y recibe a bombo y platillo al chantagista
Y no contento con esto,el partido que gobierna,se alia con los sepatatistas catalanes,para aislar al unico partido que ahora mismo,dice que es Nacional
Este presidente es un mezquino individuo
Y nos ha metido en un buen lio
Esta dispuesto a romper España
Esta dispuesto a hacer una España confederal
Y sin mandato alguno
David Parada -
David Parada -
Defender la Constitución y alabar a ERC como socio es una contradicción sostenible por la debilidad política del Gobierno, expuesta en estado puro en la autocorrección que se impuso José Blanco, secretario de Organización del PSOE. Primero advirtió a ERC de que, si amenazan con romper la colaboración con el Gobierno, éste se buscará otros socios; y luego hizo de esa colaboración un dechado de virtudes, tratando a ERC como el gran apoyo del Ejecutivo socialista. Este doble mensaje para mantener una actitud de firmeza ante un partido que la merece sin reserva ni matiz es lo que socava el crédito del Gobierno ante cualquier encrucijada en la que haya que definirse sin ambigüedades. Las palabras de Bono y de Blanco son la metáfora de la dispersión de intereses que atenaza al PSOE y que puede llevar a este partido a una situación en la que cada cual busque salvarse de la quema asegurada por las peligrosas relaciones con las nacionalistas.
David Parada -
David Garcia G. -
Años han estado minando los cimientos de este Estado español que tanto repudian y del que tanto se han beneficiado, que se han crecido hasta verse capaces de lanzar el órdago de sus ideas secesionistas. Y justo en un momento en el que entre todos caminamos más juntos que nunca hacia la idea de una Europa unida. Todos estos años en democracia han tratado de dinamitar la Constitución que nos une y nos representa. Y ahora, ya sin caretas, sabemos que buscan dar el tiro de gracia a una hermosa realidad llamada España. Pero no saben que la ley, la justicia y la lógica de un tiempo en el que no caben los xenófobos independentistas harán que sus pretensiones de iluminados de la raza se queden ancladas en el pasado rancio y caduco que representan.
Jose M. Marco -
Jose M. Marco -
La actitud dice mucho del grado de confianza que la izquierda y el progresismo tienen en ellos mismos, equivalente a cero. Si la izquierda y el progresismo prefieren alinearse con los enemigos de España, es porque piensan que frente a frente, y sobre todo en ese terreno, siempre les va a ganar el PP. Personalmente creo que están equivocados, pero es un hecho que piensan así y ya no hay vuelta atrás.
Inseguridad no equivale a falta de recursos. Como todo está subordinado al único fin de que el PP no vuelva al poder, el Gobierno socialista se siente completamente libre de adoptar cualquier acción. Puede hacer gestos contradictorios, desdecirse en días, cambiar de posición en horas. Da igual, con tal de que se cumpla el objetivo propuesto. Cuenta además con el aplauso de la opinión progresista, que piensa igual y aspira a lo mismo.
Jose M. Marco -
No ocurre esta vez como en otras ocasiones en la historia de España, en que se intentaba explicar la inestabilidad echando mano de los males endémicos de nuestro país, una situación de crisis general o cualquier otro pretexto. Ahora no. Si ante un desafío como el de los nacionalistas, el Gobierno del PSOE no acepta el pacto que le ha ofrecido el PP, asumirá todas las responsabilidades que se deriven de su decisión.
Es lo que ha hecho, y sabemos por qué. Para el PSOE, para la izquierda y en general para la opinión progresista española, el único objetivo legítimo de la acción política es evitar que el PP vuelva al poder. Todo lo demás, absolutamente todo, incluida la continuidad de la nación española, está subordinado a ese fin.
Pablo Hernanz -
Pablo Hernanz -
Aleix V. Q. -
La Corona y los dos grandes partidos nacionales tienen sentido si hay Nación que los sustente. Por tanto, la preservación de la unidad de España es la condición indispensable de su propia razón de ser como instituciones. Mucho ojo, pues, porque aquí lo que se dirime no sólo es si nuestra venerable y agitada patria va a saltar en pedazos, sino si los que tienen la principal responsabilidad en la tarea de garantizar su permanencia en el tiempo son a su vez pulverizados. Lo digo para contribuir constructivamente a la tranquilidad y serenidad de la que todos hemos de hacer gala en estos días.
Aleix V. Q. -
Las buenas maneras y las actitudes dialogantes siempre son preferibles a los gestos desabridos y a la descortesía, pero ello no significa que no haya circunstancias en las que, sin necesidad de llegar a la grosería, una cierta severidad en los comportamientos resulta conveniente para no desorientar a la opinión.
Gabriel A. -
La confrontación llegará. De todos modos. Al final del hiato que un doble poder abre, hay necesariamente el choque de fuerzas que define al vencedor y al vencido. Pero, entre tanto, el PNV se habrá dotado de los elementos materiales y simbólicos de los que su arsenal todavía carece para hacer esta nueva guerra carlista con opción de triunfo. Para entonces, ERC y PSC habrán aprobado una versión muy catalana del estatuto vasco. El Gobierno de España habrá perdido, entonces, la partida.
Y empezará la tragedia. Pocos meses.
Gabriel A. -
El doble poder es, por definición, transitorio. Y su apertura misma, síntoma de una descomposición casi siempre irreversible. Porque, siendo el Estado máquina, por definición, monopolística, en la cesión voluntaria que lo lleva a compartir poder con otro, con quien sea, hay siempre el poco equívoco desaliento de los moribundos.
Y se nota. Vaya si se nota. ¿De qué, si no, un partidito con tan irrisorio número de votos como Esquerra Republicana de Cataluña iba a cantar jaque (y jaque mate) al partido mayoritario de España y al Gobierno de la nación? Con esa irrisoria cuota electoral, los de Carod dieron anteayer el ultimátum: si Rodríguez Zapatero opone resistencia al paréntesis constitucional abierto por Ibarreche en el País Vasco, ERC derribará al Gobierno. Y clausurará la legislatura.
Francisco Maruenda -
Las cesiones que haga Zapatero pondrán de manifiesto cuál es su grado de apego al poder. Los indicios resultan preocupantes, pero cabe esperar que no ceda ante Ibarreche porque luego lo tendrá que hacer ante ERC que impondría, alentada ante un éxito del nacionalismo vasco, una reforma del Estatut de carácter soberanista. El debate en el Congreso servirá para que todos los grupos muestren sus posiciones sin ambigüedades, algo que perjudica al PSOE, que preferiría seguir instalado en el limbo actual. Por su parte, Puigcercós quedará en evidencia ante su electorado y sus compañeros de viaje si se pliega a los cantos de sirena del recién estrenado poder en la Generalitat.
Jose L. de los Reyes -
Piden ZP y sus portavoces que no desconfiemos de que su Gobierno parará el plan en su entrevista con su iluminado autor, sin necesidad de llegar al TC. Pero, ¿por qué los españolitos de a pie vamos a confiar en él y su cacareado «talante» en esta trascendente materia de la unidad de España, cuando ha cedido tan vergonzosamente ante los acosos nacionalistas, tanto en sus «pactos» parlamentarios, casándose hasta con los que pactan y ayudan a los asesinos, como en las cuestiones y símbolos patrios?
Lo mejor sería ir directamente al TC, que es juez en tan vital materia, como es la unidad constitucional de España. Aunque a estas alturas de la película del absurdo, ya no sabe uno en quién confiar, cuando el demonio anda suelto. Salvo en Dios, aunque ahora andará bastante atareado con lo del maremoto y demás desgracias inevitables, como para preocuparse del «jueguecito» que se traen los españolitos nada menos que con su unidad territorial y con sus principios soberanos.
Rafael J. Gil L. -
Debo manifestar algo que me causa mucho resquemor. Pero dados los muchos antecedentes de mentiras, decirse y desdecirse y otras cosas similares del actual Gobierno, muchos españoles estamos pensando por qué este «desgobierno» no presenta el inmediato recurso de inconstitucionalidad, de acuerdo con el artículo 161.2 de nuestra Carta Magna. El presidente afirma que no lo hace porque «puede ser contraproducente». Contraproducente: ¿para quién?, ¿para qué? ¿Por qué no lo explica?
Rafael J. Gil L. -
No cabe otra solución que parar ya los propósitos de este señor que tanto daño está haciendo a todos, con medidas judiciales, políticas y ciudadanas.
Ibarreche tiene un plan/ que lo defiende con saña,/ y, aunque ETA le acompaña,/ no le importa, pues su afán/ es separarse de España.
Después de tanto terror/ como la ETA ha sembrado/ ¿no le importa a este malvado/ aprovechar el dolor/ de su pueblo vascongado?
ETA removió el nogal/ y él recoge las nueces./ Vascos y vascas mil veces/ lamentarán tanto mal/ como ha hecho y hará con creces.
Se aprovechó del terror/ y a España quiere partir./ Si es por mí, se puede ir,/ cuanto más lejos mejor,/ y que nos deje vivir.