La "Gente del cine" cobra sus servicios a ZP
Antes que propagandistas al servicio del totalitarismo, Eisenstein y Rieffenstal eran consumados maestros del séptimo arte. Y, además, cuando ejercían de propagandistas, al menos tenían la decencia de identificarse como funcionarios de sus correspondientes partidos, de no escudarse en pretextos culturales y de no invocar una libertad de expresión en la que no creían. No tenían la necesidad de buscar su público, puesto que de eso se encargaban las autoridades turno, ya fuesen nacionalsocialistas o socialistas a secas.
El problema del cine español es que hay demasiados realizadores que quieren ser Eisenstein o Rieffenstal. Es decir, maestros de la propaganda política audiovisual. Pero la práctica totalidad de ellos carecen del talento del bolchevique y de la nazi para el séptimo arte y para la propaganda. se les nota demasiado la intención. Y, ni que decir tiene, también carecen de su decencia y de su coherencia. Pues cuando el espectador se niega a pagar la entrada para ver sus sesiones de auto-psicoanálisis y de propaganda tardosoviética, no se les ocurre otra cosa mejor que insultar al espectador por su evidente "americanización" y "mal gusto".
Un reglamento extraído directamente del privilegiado magín de los ministros socialistas acaba de ser aprobado hoy para mayor gloria del cine español, o quizá sería más ajustado decir de los cineastas españoles. El Gobierno en pleno, es decir, el Consejo de Ministros ordinario del viernes, ha dado vía libre a un nuevo impuesto destinado a promover la producción cinematográfica nacional. El invento legislativo consiste en hacer pagar a las televisiones, privadas y públicas, un canon del 5% de sus resultados de explotación.
El "impuesto revolucionario", nacido en imitación de la manoseada "excepción cultural" de los franceses, tiene como objeto satisfacer la necesidades financieras de los realizadores españoles y europeos que, hoy por hoy, se las ven negras para poder competir con sus homólogos del otro lado del Atlántico...o del otro lado del Canal de la Mancha.
Al regocijo previsible de la buena "gente del cine" le ha sucedido una nota algo más lacónica de la UTECA, la Unión de Televisiones Comerciales Asociadas, en la que ha recordado al Gobierno que a través de medidas como la que acaba de aprobar no va a conseguir el objetivo que persigue, esto es, llevar a la gente a ver películas españolas o europeas.
Nuestros cineastas, algunos de ellos con verdadero talento, aún no se han dado cuenta de que el cine, es decir, las películas son un bien como otro cualquiera, ni más importante ni menos, y por lo tanto está sometido a las mismas leyes de mercado. Quien quiere prosperar en cualquier sector de la producción tiene que satisfacer a los clientes que, dicho sea de paso, son los verdaderos amos del sistema. El que mejor lo hace, el que ofrece en definitiva lo que el público demanda, se lleva el gato al agua. Quien sirve bien sobrevive, quien lo hace mal desaparece. El mercado es la democracia más perfecta que existe.
La factoría cinematográfica norteamericana, tan denostada por la progresía europea, ofrece productos de todos los tipos; buenos, malos y regulares pero siempre se somete al dictamen del mercado para seguir produciéndolos y exportándolos. Nuestros realizadores en cambio prefieren que sean otros los que financien sus aventuras empresariales, aunque ellos ya se encarguen de rebautizar como "creativas". Ya sea a través de subvenciones estatales o de "impuestos especiales" sobre las empresas como el que acaba de aprobar el Gobierno.
El problema del cine español es que hay demasiados realizadores que quieren ser Eisenstein o Rieffenstal. Es decir, maestros de la propaganda política audiovisual. Pero la práctica totalidad de ellos carecen del talento del bolchevique y de la nazi para el séptimo arte y para la propaganda. se les nota demasiado la intención. Y, ni que decir tiene, también carecen de su decencia y de su coherencia. Pues cuando el espectador se niega a pagar la entrada para ver sus sesiones de auto-psicoanálisis y de propaganda tardosoviética, no se les ocurre otra cosa mejor que insultar al espectador por su evidente "americanización" y "mal gusto".
Un reglamento extraído directamente del privilegiado magín de los ministros socialistas acaba de ser aprobado hoy para mayor gloria del cine español, o quizá sería más ajustado decir de los cineastas españoles. El Gobierno en pleno, es decir, el Consejo de Ministros ordinario del viernes, ha dado vía libre a un nuevo impuesto destinado a promover la producción cinematográfica nacional. El invento legislativo consiste en hacer pagar a las televisiones, privadas y públicas, un canon del 5% de sus resultados de explotación.
El "impuesto revolucionario", nacido en imitación de la manoseada "excepción cultural" de los franceses, tiene como objeto satisfacer la necesidades financieras de los realizadores españoles y europeos que, hoy por hoy, se las ven negras para poder competir con sus homólogos del otro lado del Atlántico...o del otro lado del Canal de la Mancha.
Al regocijo previsible de la buena "gente del cine" le ha sucedido una nota algo más lacónica de la UTECA, la Unión de Televisiones Comerciales Asociadas, en la que ha recordado al Gobierno que a través de medidas como la que acaba de aprobar no va a conseguir el objetivo que persigue, esto es, llevar a la gente a ver películas españolas o europeas.
Nuestros cineastas, algunos de ellos con verdadero talento, aún no se han dado cuenta de que el cine, es decir, las películas son un bien como otro cualquiera, ni más importante ni menos, y por lo tanto está sometido a las mismas leyes de mercado. Quien quiere prosperar en cualquier sector de la producción tiene que satisfacer a los clientes que, dicho sea de paso, son los verdaderos amos del sistema. El que mejor lo hace, el que ofrece en definitiva lo que el público demanda, se lleva el gato al agua. Quien sirve bien sobrevive, quien lo hace mal desaparece. El mercado es la democracia más perfecta que existe.
La factoría cinematográfica norteamericana, tan denostada por la progresía europea, ofrece productos de todos los tipos; buenos, malos y regulares pero siempre se somete al dictamen del mercado para seguir produciéndolos y exportándolos. Nuestros realizadores en cambio prefieren que sean otros los que financien sus aventuras empresariales, aunque ellos ya se encarguen de rebautizar como "creativas". Ya sea a través de subvenciones estatales o de "impuestos especiales" sobre las empresas como el que acaba de aprobar el Gobierno.
36 comentarios
encarnacion sanchez arenas -
javi -
Rosa -
Desde luego que cada uno haga lo que le de la gana, pero que cada palo aguante su vela: Si los titiriteros intervienen en política y se comprometen, cambian de terreno, por lo que deben aceptar nuevas reglas. Si, a partir de ahí, los políticos "les niegan el pan y la sal", no pueden chillar como posesos que lo suyo es arte, porque ha pasado a ser política y ya se sabe que no se da agua al enemigo, aunque se muera de sed. Los compromisos tienen eso, que señalan a las personas.
En el caso de los titiriteros españoles el compromiso es político y no social. Nuestros Bardem y compañía, se manifiestan por Iraq. No lo hacen por cuestiones como Darfur en Sudán. El caso es que gente como Springsteen si que se ha subido al escenario para denunciar estas situaciones. Nuestros titiriteros no están interesados en esas cuestiones sociales, lo están en el impacto político que tienen y eso es lo que me parece que diferencia a unos de otros. No es que en Estados Unidos no tengan titiriteros como Victor Manuel, Ana Belén, Bardem o Almodovar, es que allí tienen otro tipo de titiritero que si está preocupado, y lo demuestra, por cuestiones sociales
Finetura -
Pedro -
No puedo juzgar la reciente película de Amenábar, porque no la veré nunca, es un canto a la muerte y yo sólo rindo un homenaje a la vida. He visto ya dos veces «Tiovivo C. 1950», la última de José Luis Garci y la emoción y la nostalgia me invaden. Mis recuerdos se centran a mediados de los cincuenta: el circo americano, la lucha libre en el campo del Gas, el boxeo en el Frontón Recoletos, los paseos por el Retiro para escuchar por fuera de la sala de fiestas Pavillón, la voz y la orquesta de Marino Marini y las películas de otro director, monstruo del cine español, el gran Luis García Berlanga.
Los inolvidables actores de aquella época están representados en «Tiovivo C. 1950». Al ver la película del genial Garci he visto desfilar a José Isbert, Manolo Morán, Félix Fernández, Antonio Casal, Raúl Cancio, Julia Caba Alva, Guadalupe Muñoz Sampedro, Luchy Soto, Josita Hernán, Mercedes Vecino, Milagros Leal y tantos otros que ya no están con nosotros, pero que estarán de por vida en nuestro recuerdo. Todo ello gracias a José Luis Garci, que tenía que haber sido nuestro representante para optar al Oscar de Hollywood.
Jose Navas -
Hablar de vidas "que no merecen ser vividas", sobrecoge. A ver quién tipifica jurídicamente este concepto. Los que se han atrevido con la expresión sinónima de "vidas humanas sin valor total", han quedado inscritos en una de las páginas más tristes de nuestra historia europea. A estas alturas, seguimos sin escarmentar.
Jose Navas -
De una causa, exoneramos de toda culpa al desgraciado -sin ánimo de ofender- porque era y es totalmente ajeno. Pero de la segunda, habría que disculparle también por su estado de obsesión patológica. Pero desde luego de ninguna manera es un ejemplo digno de admirar y menos de imitar. Tampoco lo es como para dedicarle una película de exaltación y alabanza apoyado por un guión marcadamente ideológico y sentimental.
Si preguntáramos a cualquiera de los 35.000 personas parapléjicas, tetrapléjicas y con otras lesiones de la médula, ¿cuántos pensarían como Ramón Sampedro? Lamentable ejemplo para tantos la de este desdichado.
Manolo -
En referencia a que la película de Almodovar no se podrá alquilar en los videoclubs, decir que la gente no se va a perder nada, es mala y los actores son pésimos. Esa es mi opinión personal. Gracias.
Ambar -
Almodóvar es basura(como director, como persona no lo conozco) asi que si quitan sus pelis del videoclub más espacio tendran las pelis entretenidas
Remigio -
Teniendo en cuenta que cierto rotativo madrileño -cuyo nombre no viene al caso- se ha convertido en privilegiado distribuidor de las cintas de Almodóvar en su variedad deuvedesca, los que no pasen por la tienda a adquirir la película lo tendrán que hacer por el quiosco más cercano. Todo un ejemplo de difusión de la cultura subvencionada. Los de "Hay motivo" no eran tan remilgados, regalaban sus "documentales" hasta por Internet.
Rafael -
Casi duplica la dotación presupuestaria de 2004. Además, el criterio de Cultura para subvencionar a los cineastas y actores amigos va a ser más selectivo, es decir, más arbitrario.
Amenábar, aún más que Almodóvar, así como la familia Bardem, el productor Elías Querejeta y las productoras de televisión que quieren entrar en el mundo del cine (especialmente Globomedia y Mediapro, ahora en proceso de fusión) son los favoritas del Ministerio de Cultura que dirige Carmen Clavo.
El apoyo del mundo cinematográfico al PSOE en la guerra de Iraq tiene su precio: lo pagamos a escote entre todos los españoles, 63 millones de euros. Y a ello habrá que añadir las subvenciones encubiertas que llegan desde Radio Televisión Española (RTVE). Está claro que uno de los objetivos del Gobierno Zapatero es conquistar el mundo de la cultura, o de la farándula, si lo prefieren.
Amelia -
Olga Bejano también es noticia desde que Mar adentro hizo acto de presencia: estuvo en contacto por carta con Ramón Sampedro. Es tetrapléjica desde los 23 años y ahora tiene 41. Vive gracias a un respirador artificial, no puede ingerir comida y tampoco puede ver. A sus ganas de vivir se suma un mensaje: los tetrapléjicos necesitan más ayudas. Su historia, al igual que el de tantas personas en las mismas circunstancias, se merece una Guinda enorme y bien podría convertirse también en una de esas epopeyas de cine tan a la baja.
Angela -
Amenábar, ¿qué quiere conseguir dirigiendo este tipo de películas? Está creando un clima que perjudica a la gente que lucha contra situaciones mucho más trágicas de las que pone en la película.
Angela -
A mí los suicidas no me parecen cobardes. Estuve ingresado numerosas veces en plantas psiquiátricas y conocí mucha gente en situaciones límite que querían morir. Pero, ¿qué pasaría si un médico entrara en una de estas plantas psiquiátricas anunciando que tiene inyecciones letales para los que lo precisen? Que varios de los enfermos pedirían morir ese mismo día. ¿Y qué pasaría si este médico diese antes una charla sobre el derecho a morir cuando uno lo desea y después pusieran la película de Amenábar? Entonces posiblemente asistiríamos a un suicidio colectivo.
Rafael M.B. -
Margarita -
Ustedes, con su juventud e independencia en este delicado tema, no saben el esfuerzo y sacrificio que supone, para los lesionados, la mayor parte de ellos jovencísimos, y para sus familias, conseguir que salgan adelante y que puedan lograr tener una vida digna después de muchas luchas, lágrimas y sinsabores, aunque a veces el hilo que les une a la vida parece que se pueda truncar. Es por ello que el tema de su película me parece totalmente inoportuno, y puede echar por tierra todo el esfuerzo obtenido por muchas familias. ¿Por qué, señor Amenábar, no ha dejado tranquila a toda esta pobre gente que bastante tiene con su lesión y no ha enfocado su película por otros derroteros que no hiriesen a nadie? A nosotros, los padres, nos ha ocasionado un profundo dolor por los siniestros pensamientos que puede acarrear a nuestros hijos y por la inquietud y zozobra que suscita siempre el tema de la muerte. ¡Un desastre!
Quiero agradecer como madre a tantos periodistas de LA RAZÓN que con tan buen criterio se han dado cuenta de este dislate y han escrito sobre este tema con gran cordura.
Avanzini -
Resulta sorprendente que, unos días después de la foto del clan ZP con los actores y director de la última película que "esponsoriza" el Gobierno, se aproveche un día cualquiera de la semana para hacer un homenaje a Javier Bardem en la cadena que pagamos todos. Si ya es difícil ver algo de interés una noche cualquiera, ayer fue imposible. Esta sorpresa es máxima cuando el nuevo "descorbatado" presentador de la segunda edición del Telediario de la 1 dice que a partir de ahora la televisión pública será objetiva, sin tintes/tendencias políticas, etc.,etc.
Si esto no es tendencioso, por favor, que alguien del gobierno tenga a bien explicarlo. Eso sí, y como dice el Sr. Hidalgo, con una sola voz y un único mensaje. No vaya a ser que luego haya que dar réplicas sobre las desafortunadas declaraciones/explicaciones de alguno/a.
Pera -
Cuando las producciones "artísticas" (jua) de nuestro cine, tengan la décima parte de la pluralidad que predican para los demás pero que no se aplican ni por el forro de sus c., entonces me replantearé la cuestión.
Estoy harto de ver siempre la misma película. Que les den botifarra.
Ruffo -
Y muy especialmente todo lo que tenga que ver con la zarrapastrosa familia Bardem. Amén Jesús.
Mª Pilar -
Ahora no hay pancartas. Ahora no hay pegatinas. Ahora no hay consignas.
No hay ofensas a los votantes del Partido Popular. Que todos vayan a verla, porque él es actor. ¿Voy a ver la película? Rotundamente no. Lo siento por Amenábar. Es un gran director.
R.P.M. -
R.P.M -
Alejandro Amenábar dice que esta película es un canto a la vida. Pero, no; es un canto al suicidio de un tetrapléjico sin esperanza, como lo prueba el hecho de que en la cinta el suicida es el amigo del espectador, y otro personaje también tetrapléjico, sacerdote y remedo de un caso real por más señas, que sí tiene esperanza, es el payaso de la película, el personaje ridículo y grotesco. Mar adentro es un canto a la muerte diga lo que diga Amenábar, y a una forma particular de muerte, que es el suicidio disfrazado de eutanasia u homicidio por compasión.
Marianela -
No conozco nada los entresijos de la historia en cuestión, ni de lo que se han propuesto lograr con esa película, pero me hace pensar que la parálisis durante 29 años, la sufrió aquel marinero gallego, y que los honores y beneficios de representar su triste vida en el cine, van a ser para Bardem, Amenábar y compañía.
Miguel -
Miguel -
Francisco -
Francisco -
Federico -
No creo que sea casualidad. Amenabar hace una película en la que se justifica la eutanasia, se ridiculiza a la Iglesia por oponerse a la misma, y coincidiendo con la promoción de la misma, el director proclama su homosexualidad. Los elogios a la película son unánimes en toda la prensa afín al gobierno, mereciendo incluso honores de primera página y toda serie de editoriales y artículos en la que se la pone por las nubes. ¿Alguien duda qué película acaparará el mayor número de premios en la próxima edición de los Goya, sabiendo quienes votan los mismos? Y todo ello coincide con que el gobierno de Rodríguez Zapatero pretende aprobar la eutanasia y el matrimonio homosexual. Lógicamente en las encuestas posteriores que se hagan ya habrá medios interesados en hacerlas a tan efectiva campaña de intoxicación intelectual, está cantado lo que reflejarán las mismas sobre la opinión de los españoles con relación a estos temas; lo cual justificará como una necesidad social la aprobación de esas leyes paradigmáticas del progresismo del ejecutivo. Lo que no tengo del todo claro es si es el Gobierno el que se está aprovechando de la promoción de la película, o es la película la que se está beneficiando de una publicidad gratuita en los medios que apoyan las estrategias del gobierno. ¿Y de la película en sí qué decir? Que particularmente, y a riesgo de que me traten de carca o retrógrado, yo prefiero el cine americano al español y las películas de Frank Capra a las de Amenabar.
Josue -
No es fácil de entender, pero debe ser de cajón cuando a todos los subvencionadores, léase administraciones públicas, les parece tan natural y todos se apresuran a colocar en sus presupuestos las subvenciones para el cine.
A lo mejor si pido la subvención en lenguaje cinematográfico, cuela.
Josue -
Yo quiero una subvención, pero nadie me hace caso y sigo sin conseguirla. Se me ocurren montones de cosas que me podrían subvencionar y que son cultura en el más amplio sentido de la palabra. Desde mis aficiones gastronómicas -eso es cultura- hasta mi gusto por el turismo y los viajes -son cultura-, pasando por mi colección de plumas estilográficas -claramente cultural- o el negocio que para mí supondría poder poner una autoescuela -cultura y educación vial- creo que hay muchas facetas de mi actividad que son perfectamente subvencionables.
Además todas esas acciones podrían y deberían ser compartidas con el común. No me importa nada que la gente contemple mi colección de estilográficas desde el patio de butacas de una sala de espectáculos, ni que me vean mientras como en un restaurante de cocina de diseño o me sigan en mis viajes. Faltaría más.
A lo que no me dedico es a producir y dirigir cine, cine español, y creo que ahí está mi fallo. Si se me ocurriera hacer cine seguro que me subvencionarían y además las televisiones -que nunca han hecho el más mínimo caso a mi colección de estilográficas- tendrían la obligación de atenderme, hacer un reportaje y emitir mis películas.
Me resigno a no ser subvencionado, pero no lo entiendo y me cuesta asimilar este desprecio.
Feder -
Por último, a quienes abjuran del mercado les acusó de matar al mensajero: «La libertad no mata ni empobrece la cultura, simplemente muestra su estado real. Pregunten a esos escritores que despotrican del mercado si estarían dispuestos a renunciar a sus derechos de autor».
Feder -
Un razonamiento que para el escritor pone de manifiesto «un punto de vista profundamente antidemocrático» y no pretende otra cosa que imponer «un despotismo ilustrado con retórica del siglo XXI». El segundo de los argumentos es aquel que dice que a través de los productos culturales se expresa la identidad de un pueblo y que, por tanto, si no se defiende la cultura nacional se corre el riesgo de que esa nación pierda su alma. Un argumento que encierra para el autor de «La ciudad y los perros» una «peligrosísima palabra: la identidad cultural» y que, no obstante, prende con gran facilidad, «especialmente entre la gente inculta», pues toca «lo que Popper llamó el espíritu de la tribu». Y añadió: «Pero no existen identidades colectivas. Justamente porque la civilización ha ido desgajando al indiviudo de la tribu y le ha permitido definir, eligiéndola libremente, su identidad».
Feder -
El escritor participa en el campus de la FAES y afirma que «no creo que la lengua deba ser un arma política»
Navacerrada- «¿Qué pasaría si los gobernantes latinoamericanos se volvieran tan cultos como el de Francia y decidieran que tienen la obligación de tomar la cultura bajo su responsabilidad? Pues que la libertad y el universalismo que han caracterizado a la cultura hispanoamericana desaparecerían». Lo afirma Mario Vargas Llosa, quien ayer participó en la segunda jornada del curso «La cultura en español y la excepción cultural europea» que, organizado por la Federación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), se clausura hoy en Navacerrada. Y es que, a juicio del escritor y académico, a quien José María Aznar presentó como un intelectual «comprometido con la libertad», si «desde un punto de vista cultural Iberoamérica no es una región subdesarrollada, es porque, por negligencia o ignorancia, los gobernantes nunca han intervenido en el ámbito de la cultura». Una reflexión que le sirvió para argumentar su oposición a la excepción cultural, pues supone «la sustitución de la libertad y el universalismo por el dirigismo y el nacionalismo».
Jaime -
Gaby -
A estas astronómicas cantidades hay que sumar los ingresos de TVE, los de todas las televisiones autonómicas, los de Canal Plus y demás de Polanco... Total, una pasta gansa a repartir entre muy pocos. Con razón protestaban los de «Hay motivo». La verdad es que no recuerdo un motivo más convincente para protestar.
Lo que procede ahora es que los escritores, pintores, músicos, modistos y demás gentes de la Cultura exijan el 5 por ciento de los ingresos de todos los conciertos, las librerías, las exposiciones, las tiendas de moda y los grandes almacenes. Porque ya puestos, tan importantes son para la identidad cultural española un bodrio fílmico de esos que habitualmente aguantan tres días en cartel como los sonetos de Joaquín Sabina, las novelas de Rosa Regás, o las reflexiones filosóficas de Boris Izaguirre. Al menos éste último no engaña a nadie.
Gaby -
Hay que reconocer que, a diferencia de los conservadores, los socialistas son más agradecidos con sus compañeros y devuelven los favores con mayor presteza y generosidad. La derecha, cuando llega al poder, hace como el Imperio Británico: toma posesión de la cúpula y deja los cargos intermedios a los nativos, que son casi todos de UGT o de CC OO. Por el contrario, el PSOE actúa como los colonizadores españoles: no sólo ocupa hasta el último rincón de la finca, sino que además se beneficia a la nativa. O sea, que los socialistas fumigan a todo aquel que no es del partido y entre los suyos reparten amor a manos llenas.
Es el caso de Carmen Calvo, que ha pasado de consejera nativa a ministra del IVA. Cuando descubrió, recién llegada, que el dinero público no era de nadie, prometió grandes afectos a la gente del cine, que los pobres sufrieron mucho bajo Aznar y a consecuencia de lo cual en ocho años no han podido hacer una película medianamente pasable.