La independencia de Kosovo, un nuevo fracaso internacional para Europa.
La provincia serbia de mayoría albanesa y musulmana de Kosovo ha declarad unilateralmente su independencia. Aunque no se prevén incidentes, el malestar es evidente no sólo en la propia Serbia, sino también en Rusia; en otros países europeos, incluido el nuestro, se suscitan serías dudas sobre un proceso llevado a cabo de espaldas a la legalidad internacional y que supone un nuevo fracaso de la diplomacia y la acción exterior de la Unión Europea.
Es preciso recordar que la actual situación de Kosovo tiene su origen en la guerra producida en 1999, cuando las fuerzas de la antigua República Federal Yugoslava fueron bombardeadas por la OTAN para detener los abusos contra la población civil albano-kosovar, mientras el Ejército de Liberación de Kosovo (UÇK) llevaba a cabo una limpieza étnica contra los serbios del territorio. Desde entonces, la provincia, aunque formalmente integrada en Serbia, viene siendo administrada por la ONU, con presencia de tropas de la OTAN que incluyen 780 militares españoles.
La declaración de independencia no romperá sustancialmente ese estado de cosas. Kosovo no puede autogobernarse, y sólo los intereses de los Estados Unidos, principal apoyo con el que cuenta la mayoría albanesa del territorio, explican que se pueda dar este paso. Pero lo más grave es la absoluta incapacidad de la Unión Europea para propiciar una solución más acorde a sus propios intereses, que le ha llevado a plegarse a la independencia y contribuir a ella con una "misión civil" que convertirá de facto al Kosovo independiente en un protectorado europeo de mayoría musulmana.
Ha tenido que ser el presidente ruso, Vladimir Putin, el que haya puesto a los Estados europeos ante sus propias contradicciones en este asunto, recordando que en la guerra de 1999 las atrocidades se cometieron por los dos bandos y que apoyar el separatismo albano-kosovar constituye un precedente muy peligroso para países, como la propia España, que sufren también tensiones secesionistas.
Es evidente que en nada se parece la historia y la situación actual de Kosovo a la del País Vasco o Cataluña. Sin embargo, para los nacionalistas, acostumbrados a tergiversar la historia y los datos de la realidad a su antojo, nada de eso importa y es inevitable que acaben utilizando políticamente el ejemplo kosovar.
En esta tesitura, nuestro Gobierno no puede adoptar otra posición que la de un claro y rotundo rechazo a la declaración unilateral de independencia por parte de los albano-kosovares. Así se han venido pronunciado hasta ahora el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Fernández Moratinos, y la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, pero las palabras deberían venir acompañadas por hechos como la retirada inmediata de nuestras tropas del territorio.
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Francisco Alcaraz -
Los hechos comenzaron este lunes por la mañana, cuando la Policía de la ONU, apoyada por las fuerzas de la KFOR, acudió a la sede del Tribunal de Distrito de la MINUK en Mitrovica para desalojar a los trabajadores judiciales serbios que desde el pasado viernes ocupaban el edificio. Mitrovica es una localidad atravesada por el río Ibar, que divide a las dos comunidades dominantes en Kosovo. Los 60.000 habitantes del sur son mayoritariamente albaneses y los 15.000 del norte pertenecen a la comunidad serbia.
Los agentes de la MINUK detuvieron en primera instancia a medio centenar de personas, que no opusieron resistencia. Asimismo, las fuerzas asaltantes retiraron la bandera serbia del edificio. En la operación participaron policías polacos y ucranianos, que entraron en el tribunal, y franceses, que les esperaron en el exterior.
En el momento en que las tropas salieron al exterior, un amplio grupo de civiles bloqueó la carretera. Fue en ese momento cuando los serbios empezaron a lanzar piedras contra los policías. Los soldados respondieron con el disparo de botes de humo y bombas aturdidoras.
La multitud consiguió interceptar dos vehículos y liberar a los serbios que iban en su interior, concretamente a 21 personas, entre hombres y mujeres. Los otros 32 también consiguieron la libertad y regresar al norte de la ciudad.
A lo largo de la mañana se registraron otros incidentes en la ciudad. Desde las siete horas de la madrugada (misma hora en España) se registradon bombazos y fueron incendiados varios vehículos, algunos pertenecientes a la MINUK y a la KFOR.
Un centenar de heridos
Según fuentes citadas por la cadena de televisión serbia B92, al menos 30 soldados y policías internacionales resultaron heridos, cinco de ellos de gravedad. Aparte, tres serbios también resultaron heridos graves y se teme incluso por la vida de uno de ellos. Más de 70 han sido tratados por heridas de menor consideración. Según fuentes médicas, la mayoría de ellos presentan heridas de bala.
La situación empezó a calmarse después de que la MINUK y la Policía kosovar (KPS) recibieran la orden de retirarse del norte de la ciudad. El portavoz de la MINUK, Alexandar Ivanko, ha confirmado la retirada del norte de Mitrovica.
En cambio, la KFOR continúa en la zona y ha empezado a patrullar las calles. Según fuentes de B92, incluso ha recibido la orden de "disparar para restaurar el orden". Un portavoz de la Alianza, James Appathurai, aseguró que la KFOR responderá con firmeza a cualquier acto de violencia en este territorio de acuerdo con el mandato de la ONU para esta operación.
Cientos de soldados de la fuerza internacional de la OTAN están recorriendo las calles y varios vehículos acorazados y cinco carros de combate han acordonado los alrededores del tribunal. En la operación también se utilizaron aviones sin piloto ('drones') y helicópteros. No se han confirmado oficialmente los rumores según los cuales se ha declarado el estado de emergencia.
El presidente del Consejo Nacional Serbio para el Norte de Kosovo, Milan Ivanovic, acusó a la MINUK y a la KFOR de uso excesivo de la fuerza y de haber provocado con ello la reacción de la población en las calles de la ciudad. Asimismo, aseguró que la actuación fue ordenada por el jefe de la MINUK, Joachim Ruecker, a instancias del presidente de Kosovo, Fatmir Sejdiu, y de su primer ministro, Hashim Thaci. "Es realmente curioso que el jefe de la MINUK reciba órdenes de las instituciones temporales ilegales de Kosovo, de un Estado autoproclamado casi mafioso", declaró.
Condenas de todo tipo
Fatmir Sejdiu condenó enérgicamente los enfrentamientos de Mitrovica y exigió que los responsables de estos hechos sean llevados ante la justicia en el menor plazo posible, según informó la agencia oficial de noticias Kosova Press.
El presidente serbio, Boris Tadic, pidió por su parte a la MINUK y a la KFOR que se abstengan de hacer un uso excesivo de la fuerza para contener a los manifestantes de Mitrovica e instó a los serbios de Kosovo a no provocar a las fuerzas internacionales y a los dirigentes serbios del territorio a hacer todo lo que esté en su mano para pacificar la situación en Mitrovica.
Por su parte, el ministro serbio para Kosovo, Slobodan Samardzic, pidió a la MINUK que ponga en libertad inmediatamente a todos los serbios detenidos en Mitrovica durante la operación y calificó de "inaceptable" la detención de los magistrados y otros trabajadores del tribunal atrincherados en el edificio desde el viernes.
Samardzic aseguró que se había entrevistado anoche en Gracanica --localidad de mayoría serbia en Kosovo-- con el representante especial adjunto de la ONU, Larry Ross, para ofrecerle una solución a todas las cuestiones pendientes entre la MINUK y Serbia relativas a los serbios en Kosovo y que había llegado a un acuerdo con éste para que no se hiciera "nada" antes de su llegada a Mitrovica, donde tenía previsto entrevistarse hoy con los empleados del tribunal.
"A pesar de ello, llevaron a cabo esta violenta operación y provocaron a la población", denunció. Samardzic finalmente se trasladó hoy a la ciudad y ante un millar de serbios reunidos en la plaza Sumadija aseguró que "estos enfrentamientos pudieron haberse evitado, pero algunos necesitaban que sucediera lo que ha sucedido".
Los incidentes de hoy han sido duramente condenados por la Unión Europea. Por una parte, el portavoz de la Comisión Europea, Amadeu Altafaj, lamentó "los ataques contra la Policía de la ONU y KFOR", y pidió "contención" a la comunidad serbia. En todo caso, no quiso pronunciarse acerca de si estos enfrentamientos podrían retrasar el despliegue de la misión civil europea (compuesta por 2.000 efectivos policiales, jueces y funcionarios de aduanas) en Kosovo, que debería reemplazar a la MINUK en sus funciones.
Asimismo, la Presidencia eslovena de la Unión Europea expresó en nombre de los Veintisiete "su pleno apoyo a los esfuerzos conjuntos de la Policía de la MINUK y la KFOR para restaurar la ley y el orden" y el alto representante para la Política Exterior y la Seguridad Común de la Unión Europea, Javier Solana, advirtió de que "la violencia no conduce a ninguna parte".
Aniversario de los disturbios
Los disturbios de hoy coincidieron con el cuarto aniversario de los peores incidentes registrados hasta la fecha en Kosovo desde que el territorio pasó a control internacional en 1999, unos incidentes que los medios de comunicación serbios conocen como los "progromos de Kosovo".
Entonces, un total de 19 personas murieron y 266 fueron acusadas por los hechos, que comenzaron el 17 de marzo a raíz del hallazgo un día antes por la MINUK de los cuerpos de dos niños albanokosovares en el río Ibar cerca de la localidad kosovar de Cabar.
Los albanokosovares acusaron de sus muertes a los serbios, lo que generó violentas protestas que se extendieron desde el sur de Mitrovica a otras partes de Kosovo. Además de los fallecidos, 900 personas resultaron heridas en los disturbios, que obligaron a unos 4.000 serbios a huir a Serbia. Entre los heridos hubo 63 miembros de la KFOR y 123 miembros de la MINUK.
ruso -
«Si la Unión Europea adopta una postura unida (frente a Kosovo) o la OTAN se excede en su mandato en Kosovo, estas organizaciones entrarán en conflicto con la ONU», dijo Rogozin en un puente televisivo entre Bruselas-Moscú, según la agencia Interfax.
El representante del Kremlin ante la OTAN insistió en que la proclamación unilateral de Kosovo «amenaza con una escalada de conflictos en diversos rincones del mundo». «Es solo el primer paso», agregó Rogozin, quien advirtió de que los extremistas no se detendrán en el reconocimiento de la independencia de Kosovo, pues «cuando se dice a hay que decir b, lo que llevará a la destrucción de todo el sistema de seguridad internacional».
El embajador ante la Alianza Atlántica añadió: «Vamos a partir de la base de que para que nos respeten es necesario usar la fuerza bruta, que se llama fuerza armada», dijo Rogozin, sin especificar el contexto en el que Rusia podría utilizar la fuerza.
Jose M. A. -
Para empezar hay que recordar -y yo lo recuerdo muy bien- que la OTAN no fue a la guerra en 1999 para asegurar la independencia de Kosovo. La Alianza se movilizó militarmente a fin de impedir un potencial genocidio por parte del Gobierno de Milosevic en esa provincia sobre la mayoría albano-kosovar, dominada y castigada por los serbios hasta ese momento. Pero la OTAN fue a su primera guerra, además, justificándose en dos principios básicos: el respeto a todas las minorías como condición sine qua non de aceptabilidad internacional y la indeseabilidad de construir estados nacionales sobre la base de la limpieza étnica. O sea, la OTAN se embarcó en su intervención militar para preservar la tolerancia y consolidar los estados multiétnicos. Quien piense lo contrario, se equivoca. Y quien lo diga, si conoce las deliberaciones de aquel momento, miente.
Reconocer ahora a Kosovo es olvidarse de los principios que inspiraron y guiaron nuestra intervención del 99. Aún peor, significa cegarse voluntariamente a todo cuanto ha acontecido en esa provincia desde entonces. A pesar de la masiva ayuda de la UE y de que la seguridad ha sido vigilada por los soldados de la OTAN, la mayoría albano-kosovar ha maltratado sin piedad a la minoría serbia en un desgraciado desquite de cuentas histórico. Ha destruido sus templos de oración, sus monumentos históricos, ha forzado su desplazamiento y, al final, la práctica separación física y el éxodo de mucho de ellos. Nada edificante, por decirlo de manera suave. Reconocer Kosovo así es dar crédito a la limpieza étnica, esta vez de signo contrario.
En segundo lugar, Kosovo será independiente de Serbia pero no es una entidad que pueda funcionar de manera independiente. De hecho, será dependiente de nosotros. Es impensable que a medio plazo las funciones institucionales de un auténtico estado soberano puedan desarrollarse -no ya comenzar a ejecutarse- sin la asistencia continua y significativa de la Unión Europea y sin que las funciones de seguridad y orden pasen por la presencia de las tropas aliadas. Creer que Kovoso está listo para su independencia en términos prácticos de funciones y competencias es un enorme error. Porque no lo está.
Tercero, el porqué de esta premura en pos del reconocimiento de la declaración unilateral de independencia tampoco nos puede llevar al entusiasmo. Por su parte, los americanos parecen estar presos de la fatiga de tener que tutelar y gestionar esa región y prefieren creer que dándole vía libre a los kosovores, la presión se les aliviará; por su parte los europeos se han convencido de la inevitabilidad de la independencia de Kosovo ya que si no, suele decirse, los kosovares recurrirán a la fuerza, esta vez contra nosotros. Malos principios ambos para apuntalar el futuro: fatiga y miedo. La OTAN nunca debiera aceptar basar sus decisiones sobre la base del riesgo o la amenaza al uso de la fuerza. Equivaldría a legitimar el chantaje, y ese no es un gran principio sobre el que construir las relaciones internacionales. Pero es, de hecho, lo que parece estar legitimándose.
En cuarto lugar, reconocer la independencia declarada unilateralmente de Kosovo significa aceptar en el ámbito internacional el principio de autodeterminación de los pueblos y la alteración no consensuada de las fronteras en Europa. No sólo es que la experiencia de ambas cuestiones haya sido catastrófica en el pasado, es que rompe con los principios defendidos institucionalmente, por ejemplo en el seno de la UE, desde hace cinco décadas. Es más, sienta un pésimo precedente de futuro.
Suele decirse que Kosovo es un caso tan singular que no implicará ejemplo alguno para otros grupos separatistas en Europa. Pero, ¿qué principio rector podremos anteponer ahora ante los serbios-kosovares para impedir que ellos también demanden su independencia y elijan libremente unirse a Serbia? ¿Por qué tiene que quedarse Mitrovica, por ejemplo, bajo la férula de Pristina? ¿Qué dirán mañana los serbio-bosnios de la república Srpska que gozan de las mismas características que los kosovares pero en relación a Sarajevo y no Belgrado?
Es más, los independentismos, separatismos y nacionalismos excluyentes aunque tengan una base y una agenda racional, se mueven por pasiones y sentimientos irracionales, por lo que no cabe concluir que, con la experiencia que tenemos, se vayan a comportar según nuestra propia lógica. Cierto, el País Vasco, Flandes, Escocia, nada tiene que ver con la situación de Kosovo, pero ese no es el problema. La realidad es que si los kosovares acceden a su independencia y soberanía de la forma en que lo hacen, eso supone crear una posibilidad, un horizonte y una esperanza de que para otros, una opción similar también será posible cuando llegue su momento. Tal vez no ahora ni mañana. Pero en un futuro. Si ellos sí, por qué yo no, será lo que nos digan algún día. Y reconociendo a Kosovo hoy en estas circunstancias, nos estamos desarmando para poder enfrentarnos a esa fatídica pregunta.
Que, como argumentan algunos, no sea deseable reconocer a Kovoso ya que la ONU no ha dado su santificación es una cuestión de meras formas que no es lo relevante. Es la independencia unilateral lo verdaderamente grave. Que aceptando la declaración unilateral de independencia pongamos una mejor base para el futuro, es más que dudoso. Por el momento, esta historia se ha convertido en un gran error por nuestra propia culpa.
Sancho Gracia -
En París, France 2 analiza el impacto europeo de la independencia kosovar y se pregunta: «¿Una España reventada?». En Londres, el Telegraph prefiere preguntarse si España y otros países europeos no estarían corriendo un riesgo de «balcanización». Por su parte, Financial Times constata las más tensas llamaradas «separatistas», mientras los sondeos toman un rumbo imprevisible, complicando, si cabe, el problema vasco, «cuando el Gobierno regional tiene anunciado un referéndum para el próximo mes de octubre».
Las relaciones entre diplomacia y política territorial quedan meridianamente claras con un análisis del Guardian londinense. De entrada, la evidencia: el Gobierno español está patéticamente solo en la escena internacional, alineado con un bando de insignificantes estados, poco homologables con el gigante ruso. En ese marco, el Guardian subraya que el reconocimiento de la independencia de Kosovo ha estado «liderado» por Washington, donde el presidente Zapatero no tiene un solo amigo conocido. A partir de ahí, la soledad diplomática acentúa el riesgo de un posible «efecto dominó». Jean Chalvidant subraya en Crítica que los nacionalistas vascos no dejarán de atizar todas las «exigencias» que consideren oportunas.
Si nadie duda de que la cuestión kosovar corre el riesgo de agravarse de manera imprevisible, las cuestiones carpetovetónicas pueden complicarse en otros terrenos. El mensual financiero L´Expansión habla de los «fallos» de la antigua locomotora española, y escribe: «La burbuja inmobiliaria continúa estallando (...) Y la crisis bancaria corre el riesgo de ampliar el cambio de ciclo, ya que el endurecimiento del crédito golpeará con fuerza a unas familias que ya están muy endeudadas».
En Viena, Der Standard ha comenzado a publicar un blog consagrado a las elecciones españolas, titulado «Newsjunkie» y escrito por Jan Marot, con una primera entrada que lleva este título: «Copa Moncloa: Zapatero, 0; Rajoy, 1». Veremos.
Carmen F. -
En cuanto a la política interior, es pura hipocresía que el Gobierno socialista se lamente por la independencia de Kosovo y mantenga como aliados de confianza a los nacionalistas más radicales, especialmente Esquerra Republicana de Cataluña, los únicos que la celebran. El PSOE ha fomentado en España el nacionalismo separatista que ha triunfado en Kosovo y que pretende aplicar a Cataluña y al País Vasco la misma fórmula. Por más que se pretenda marcar distancias entre España y el nuevo Estado, el patrocinio socialista del separatismo catalán y la negociación política con Batasuna y ETA deja un rastro peligroso de falta de convicción en el principio de unidad nacional y en la integridad territorial de España.
Para remate de despropósitos, el Gobierno ha justificado a cuenta de Irak su oposición a la independencia de Kosovo, destacando que en ambos casos se ha vulnerado la legalidad internacional. Parece que el PSOE tiene débil la memoria y olvida que la secesión kosovar tiene su antecedente en la campaña aérea de la OTAN contra Serbia, en 1999, sin autorización de Naciones Unidas y apoyada por los socialistas. Y olvida igualmente que el Gobierno de Rodríguez Zapatero apoyó en junio de 2004 la intervención aliada en Irak votando a favor de una resolución de la ONU que, además, pedía el envío de tropas a ese país árabe. El Gobierno exhibe una lamentable pobreza de argumentos cada vez que recurre a Irak como el comodín de esta legislatura fallida, ya sea para pedir votos a la extrema izquierda, ya sea para excusar su desordenada política exterior.
Francisco S. -
El máximo órgano de decisiones de la ONU escuchó al presidente de Serbia, Boris Tadic, quien pidió que la decisión sea declarada "nula e inválida" y advirtió de que ese reconocimiento tendrá "consecuencias impredecibles". En ese sentido, las regiones separatistas georgianas de Abjasia y Osetia del Sur anunciaron que "próximamente" pedirán a Rusia, a la pos-soviética Comunidad de Estados Independientes (CEI) y a la ONU que reconozcan su independencia.
En su intervención, el presidente serbio afirmó que Serbia "nunca reconocerá la independencia de Kosovo. Nunca renunciaremos a Kosovo ni abandonaremos la defensa de nuestros legítimos intereses. Para los serbios y sus instituciones, Kosovo siempre será parte de Serbia".
El embajador ruso, Vitaly Churkin, afirmó que la decisión de Kosovo supone una "abierta violación" de la ley internacional, y "una amenaza a la paz y la seguridad en los Balcanes". Por su parte, el embajador de China, Wang Guangya, dijo que Pekín "se opone a toda declaración unilateral de independencia" y pidió "una solución mutuamente aceptada y negociada" entre Belgrado y Pristina.
El embajador británico ante la ONU, John Sawers, señaló que estos acontecimientos "son inevitables y excepcionales", y responsabilizó al fallecido presidente serbio Slobodan Milosevic de la situación. En tanto, el embajador estadounidense, Zalmay Khalilzad, dijo que "en ejercicio de nuestros derechos soberanos, EEUU reconoce la independencia de Kosovo", y subrayó que la independencia de Kosovo es ya "irreversible" y "plenamente de acuerdo con la resolución 1.244".
En Europa, la UE logró ya una posición común sobre la declaración de independencia de Kosovo, que insiste en que es un caso único que no sienta precedentes, y deja que cada país miembro decida si reconoce la secesión. Ya han anunciado el reconocimiento de Kosovo países como Albania, Alemania, Afganistán, Austria, Bélgica, Bulgaria, Croacia, Costa Rica, Dinamarca, Estados Unidos, Estonia, Eslovenia, Finlandia, Francia, Hungría, Italia, Irlanda, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Polonia, Reino Unido, Suecia y Turquía.
China, Chipre, Eslovaquia, España, Grecia, Georgia, Holanda, Portugal, Rusia, República Checa, Sri Lanka y Vietnam, entre otros, han anunciado, por su parte, que rechazan la declaración unilateral de independencia realizada por Pristina.
Román Dominguez -
¿A quien puede interesar la creación de una "Gran Albania" -que ya está en el discurso de los nacionalistas de Tirana que reclaman los territorios griegos y macedonios dónde hay minorías albanesas-'? Hay población de habla turca en Kosovo y Ankara apoya al nuevo Estado artificial. Los países árabes, también. Es una cuña del cercano Oriente musulmán en la Europa de raíces cristianas. En Bruselas -¡menudo papelón el de Javier Solana en los Balcanes¡- los grandes: Alemania, Gran Bretaña están por la política de hechos consumados. Es lo peor que podía pasar porque resta autoridad a la UE para encarar el futuro y pone en marcha un mecanismo de resentimiento profundo entre los serbios al tiempo que siembra inquietud en Atenas, Sofia y Skopije.
En esta ocasión, tengo para mí que España está dónde debe: exigiendo respeto a la legalidad internacional. Supongo que la patética irrupción de 'Ajuria Enea' ha contribuido a la celeridad con la que el ministro Moratinos ha dado a conocer el rechazo de nuestro Gobierno a la secesión de Kosovo. La independencia ilegal de esta histórica provincia serbia sólo traerá problemas, quienes la apoyan están demostrando una irresponsabilidad que linda con la estulticia política o la mala fe.
darsena -
Nada tiene que ver Kosovo con los movimientos secesionistas corsos, bretones, tiroleses, escoceses, irlandeses, vascos o catalanes. La unidad balcánica de la gran Yugoslavia fue un invento estalinista que encabezó Tito protegido por las divisiones acorazadas del Kremlin. Ni la tradición ni la historia respaldaban el artificio. Liquidada la argamasa del totalitarismo comunista, ha pasado en Yugoslavia lo que tenía que pasar.
Las banderas norteamericanas y las pancartas de elogio a Bush que han presidido las celebraciones de la independencia kosovar han silenciado en gran parte las campanas de los nacionalismos secesionistas europeos, entre ellos el vasco y el catalán. La izquierda permanece perpleja ante la maniobra norteamericana en Kosovo. No sabe a qué carta quedarse. No sabe qué partido tomar. Rusia y Estados Unidos, en fin, han tenido una posición nítida, aunque encontrada. La Europa sin rumbo, zarandeada por el hedonismo y la dolce vita, apenas ha tocado bola en este entierro. Putin, humillado, patalea. Bush, enardecido, sonríe exultante.
demóstenes -
No es sólo cuestión de política exterior. Esta barbaridad tiene consecuencias para todos, y de manera particular para los españoles. Para los separatistas vascos, catalanes y gallegos, lanzados a una ofensiva cada vez más radical, Kosovo es un ejemplo a seguir con gran interés. No por el procedimiento formal de la declaración de independencia, porque las situaciones son sumamente distintas, pero sí por la nula resistencia que han demostrado las instituciones europeas. Si la legalidad internacional no protege la integridad de los Estados soberanos, si la Unión Europea es capaz de aceptar que en el continente pasen cosas así, entonces no hay razón alguna para pensar que pudiera oponerse al desgajamiento de, por ejemplo, España. Por eso nuestros separatistas miran a Kosovo: la gran cacicada americana en suelo europeo ha derribado una de las murallas que preservaban la integridad territorial de los Estados.
Jose E. -
Ya sea porque el PSOE necesita el respaldo de los separatistas para mantener una mayoría hegemónica, o ya sea porque verdaderamente Zapatero tiene un concepto confederalizante y disgregador de España, el hecho es que esta legislatura se ha caracterizado por una fragilización exponencial de la unidad de la nación. El problema no lo ha inventado Zapatero: deriva del propio sistema autonómico y, en particular, del hecho de que no haya un mecanismo institucional de cierre del modelo, es decir, de un sistema que permita limitar las transferencias de poder hacia las regiones ni vigilar las competencias autonómicas (ya no digamos recuperarlas). Este sistema se concibió en un momento en el que se trataba de dar satisfacción a los nacionalismos regionales, confiando en que éstos, a su vez, no tensarían demasiado la cuerda. Pero el paso del tiempo ha tensado la cuerda hasta extremos insostenibles: voces del poder autonómico en Cataluña y el País Vasco ya plantean abiertamente un referéndum de autodeterminación, es decir, de independencia.
Echar gasolina al fuego
En este contexto, la política de Zapatero ha sido echar gasolina al fuego. El nuevo Estatuto de Cataluña, promovido por el PSOE antes incluso de 2004, ha dado una oportunidad de oro a los separatistas para extremar sus aspiraciones; de hecho, hay que recordar que los socialistas gobiernan en Cataluña con un socio abiertamente independentista. Como la única forma de hacer pasar este sapo era mostrarlo como un progreso general de todas las regiones, al estatuto catalán le salió un primo andaluz que se definió a sí mismo como realidad nacional. En esa atmósfera, las comunidades gobernadas por partidos con vocación excluyente, como el País Vasco y Galicia (en esta última, una vez más, gracias al PSOE), han podido desplegar con toda impunidad políticas muy agresivas de nacionalismo obligatorio, sin que el Estado haya osado emplear ni uno sólo de los mecanismos de corrección que la ley le proporciona, desde la inspección general en materia educativa hasta la ley de banderas.
¿Cuál es el balance hoy, cuatro años después? Podríamos hablar de vice catástrofe. Vice porque esto aún no ha estallado, pero catástrofe porque el caos tiene mal arreglo. No ha habido todavía estatuto de Cataluña, entre otras cosas, por la probable inconstitucionalidad de su articulado, pero el proceso ha dado pie a una escalada reivindicativa que ha tomado el Estatut como plataforma para ir mucho más lejos. Abierta la puerta de la disgregación, todas las fuerzas centrífugas que amenazaban al Estado desde 1978 parecen disparadas. La irresponsable intersección del problema autonómico con el proceso de negociación con ETA intersección alimentada desde el propio poder- complica todavía más las cosas. Si el tejido autonómico ya era, por sus características, difícil de gobernar, el paso de Zapatero por Moncloa lo ha convertido en un avispero incontrolable. Hoy tenemos problema territorial para los próximos diez años. Es una razón de peso para no votar a Zapatero.
P.S.: ¿Hay alternativa a esta situación? En principio, la única alternativa posible pasa por un pacto entre los dos grandes partidos nacionales para disminuir la presión separatista sobre el Estado. Eso exige adoptar dos medidas urgentes: reformar la Constitución para cerrar el modelo autonómico y blindar las competencias intransferibles del Estado, por una parte, y modificar la ley electoral para reducir el peso político de los separatistas en el conjunto de la nación, por otra. Es evidente que el PP parece más dispuesto que el PSOE a adoptar tales medidas.
manifestante -
La independencia de Kosovo: el fin de Europa
La frase es del ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov: la independencia de Kosovo significará el final de Europa. ¿Exageración? No: la declaración unilateral de independencia por el gobierno musulmán-albanés de Kosovo es semilla de guerras futuras. La opinión de los especialistas es casi unánime. La agencia rusa RIA Novosti ha pedido a varios analistas y expertos políticos europeos que opinen sobre ello. Su juicio es unánime: no podía haber nada peor para la estabilidad en la región. La legalidad internacional queda también fuertemente afectada. Sólo los Estados Unidos sacan beneficio del lance. Europa, doblegada bajo los intereses de Washington, no sabe reaccionar.
James George -
La acción de los EEUU será también un duro golpe para la que tal vez es la única parte del sistema de la ONU con valor real: el Consejo de Seguridad, que ha ayudado a prevenir guerras mayores desde 1945 ( ). Devaluar la posición permanente de Rusia en el Consejo de Seguridad frustrando su veto es un gran plus para Washington, cuyo mensaje a Moscú se entenderá así: Piense usted lo que piense, todavía estamos como en 1999. Nosotros podemos hacer lo que queramos y usted no podrá pararnos. La acción de los Estados Unidos, apoyada por nuestros aliados eslavos en Europa, no cambiará el estatuto de Kosovo. El estatuto de Kosovo es claro: es una parte de Serbia con presencia internacional mientras Serbia la ha aceptado. Tras una declaración unilateral de independencia, y si llega el reconocimiento de algunos países, comenzará una competición entre estados favorables y contrarios. Aunque Washington pretenda absurdamente que Kosovo no siente precedente, ningún gobierno de ningún estado multiétnico podrá reconocer a Kosovo por el evidente peligro que implica.
Kosovo nunca será miembro de la ONU. Serbia querrá recuperar el control del área norte de Kosovo y quizá también de algunos de sus enclaves. No será el preludio de una partición, sino la liberación de una parte de Serbia que fue ocupada por un régimen ilegítimo, criminal y separatista en Pristina, apoyado agresivamente por poderes extranjeros. Ello puede llevar a los albaneses y sus apoyos a decidir abrir un nuevo ciclo de violencia atacando a los serbios, de la que queda allí un tercio de la población que había en la preguerra, y que será erradicada y el resto de sus iglesias, destruidas. Las áreas de Kosovo controladas por Albania caerán en las redes negras del crimen organizado (drogas, esclavos, armas) y del terrorismo yihadista bajo un gobierno compuesto por criminales de guerra e implicados en la mafia albanesa. Lejos de estabilizar el oeste de los Balcanes, la inestabilidad se perpetuará por la alienación de Serbia ( ).
Daniel V. -
Jan K. -
Concepción Pérez -
Juan C. G. -
nina -
Gonzalo Alonso -
Hay que pensar que se trata de un territorio que tiene una extensión que es la mitad de nuestro País Vasco (y un tercio de Cataluña), con una población de dos millones de habitantes. Que eso dé lugar a un nación independiente me resulta, cuando menos, paradójico. Por si fuera poco, la situación económica es tan desastrosa que van a tener que vivir de lo que les envíe la Unión Europea.
Y que la independencia se produzca con el apoyo de la mayoría de los países europeos lo considero una gran inconsciencia, que amenaza con poner patas arriba a casi todas las naciones del Viejo Continente.
Algunos explican el caso de Kosovo diciendo que ese trágala de permitir la independencia esconde detrás el problema de suministros energéticos a Europa, y de falta de fiabilidad de alternativas como Serbia, tan inclinada a aliarse con Rusia.
Lo que me desconcierta es que España no haya resistido más, incluso bloqueándola de la forma que sea, a una independencia que significa un bomba de relojería en nuestro propio territorio, con las amenazas ciertas, y cada día más acuciantes, de País Vasco y Cataluña.
¿Cómo podrá decir este Gobierno que no al referéndum de autodeterminación planteado por Ibarretxe, visto su comportamiento en Kosovo? Alguno replicará que los casos del país balcánico y de Euskadi no se parecen en nada. Puede ser que la historia sea distinta, pero lo que se reclaman es lo mismo. Y los pasos también.
zaragoza -
La independencia de Kosovo cierra el círculo de las guerras balcánicas iniciadas por Slobodan Milosevic cuando proclamó, a finales de los ochenta, en territorio kosovar su proyecto de una Gran Serbia que incluía dos tercios de Bosnia, un tercio de Croacia, todo Montenegro y Kosovo.
Aunque el derecho internacional está claramente de parte de Serbia, que considera "nula e ilegal" la independencia kosovar, hace muchos años que, con su represión y violencia, el régimen serbio perdió su autoridad moral sobre la mayoría albano-kosovar.
Parte de Serbia desde el siglo XIII, las migraciones y las guerras dieron la mayoría demográfica a los musulmanes a principios del siglo XX, pero el territorio siguió formando parte de Yugoslavia y desde 1974 se convirtió en provincia autónoma de la antigua Yugoslavia.
La retirada de la autonomía por Milosevic desató el proceso que desembocó en 1997-98 en la organización de la guerrilla UCK y en los bombardeos de la OTAN durante diez semanas de 1999. Desde entonces, el territorio ha estado en un limbo jurídico, administrado por la ONU y protegido por la OTAN, que se ha comprometido a mantener los 16.000 soldados desplegados hoy en Kosovo.
Los dirigentes serbo-bosnios han amenazado con seguir los pasos de los albano-kosovares. Con el control del 50% de Bosnia, si lo hacen romperían los acuerdos de Dayton que pusieron fin a las últimas guerras balcánicas en 1995 y entraríamos en otro periodo de fuertes convulsiones en la zona.
Vitaly Churkin, embajador ruso en la ONU, advirtió el jueves en el Consejo de Seguridad del peligro de "graves amenazas para la seguridad de la población local, de violencia interétnica y de actividades extremistas en Kosovo y en el resto de los Balcanes".
Otros pueblos este-europeos como los de Nagorno-Karabaj, Ossetia del Sur, Abjazia y Trandsnistria pueden ver en la independencia kosovar un modelo a seguir e intensificar sus demandas de independencia.
Si Serbia retira embajadores, impone sanciones o rompe relaciones con los Estados que reconozcan al nuevo país, se aislará peligrosamente del resto de Europa y se echará en brazos, para sobrevivir, de Rusia, que acaba de adquirir el control de la petrolera estatal serbia y que estaría encantada de abrir bases militares permanentes en los Balcanes, de donde fue expulsada por Tito tras la segunda guerra mundial.
"Serbia hará lo que tiene que hacer cualquier país con un mínimo de dignidad", advirtió el jueves por televisión el primer ministro serbio, Vojislav Kostunica. El presidente ruso, Vladimir Putin, ha insistido hasta la saciedad en que la independencia kosovar es ilegal y peligrosa, y ha anunciado que Rusia tiene a punto un plan para lo que ya se veía venir desde hace meses o años, aunque no ha concretado el contenido de dicho plan.
Grecia es uno de los seis países de la Unión Europea que hasta primeros de febrero seguían oponiéndose también a la independencia de Kosovo. España, con graves problemas separatistas en el Pais Vasco y Cataluña, comparte sus temores, aunque ha preferido mantener un perfil bajo en esta crisis por su incapacidad para modificar el resultado final.
La ministra de Exteriores griega, Dora Bakoyannis, viajó a Washington el 14 de febrero para reiterar por enésima vez su temor de que el norte de Chipre decida imitar a Kosovo, y que los albaneses de Macedonia y de Albania, con grupos radicales fuertemente armados, se sientan legitimados para lanzarse a la realización de su sueño de una Gran Albania.
La fuerza de 2.000 policías, jueces y funcionarios que la UE va a desplegar desde este fin de semana, que irá sustituyendo a la ONU durante una fase de transición de cuatro meses, no es suficiente para asegurar el orden si la minoría serbo-kosovar, formada por unas cien mil personas, decide proclamar su propia independencia en el norte del país, con Mitrovica como capital, y enfrentarse abiertamente a las autoridades de Pristina.
Obviamente, lo que hagan dependerá de las órdenes, organización, financiación, equipamiento y dirección de Belgrado, y de la estrategia que Rusia esté dispuesta a seguir en la región.
Las medidas que Serbia y Rusia pueden utilizar para ahogar al recién nacido Kosovo van desde el cierre de fronteras a un embargo comercial, el rechazo de los pasaportes kosovares y cortes de los suministros de petróleo, gas, electricidad, teléfono, agua y servicios de internet.
Es probable que la coalición gobernante en Belgrado, incapaz de ponerse de acuerdo sobre la mejor respuesta a la independencia de Kosovo, se rompa en las próximas semanas. En tal caso, el presidente Boris Tadic se vería obligado a adelantar las elecciones legislativas de 2011 a mayo de este año.
La votación se convertiría en otro referéndum sobre el futuro del país, que tendría que optar de nuevo por la UE o por Rusia. De volver a las urnas, es más que probable la victoria del Partido Radical, lo que alejaría y complicaría la futura integración de Serbia en la UE.
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Tras conocerse la declaración de la independencia kosovar, Serguei Bagapsh, presidente de Abjasia, declaró a la agencia de noticias Interfax que "próximamente", junto con Osetia del Sur, pedirán a Rusia, la CEI y la ONU que se les reconozca su independencia de Georgia.
Bagapsh añadió que "la situación en Kosovo es un precedente. No se puede decir que Kosovo sea un caso único. Eso es doble rasero". Subrayó que, "independientemente de la postura de EEUU y algunos países europeos, Abjasia continuará su lucha por la independencia".
Por su parte, Eduard Kokoiti, el líder de Osetia del Sur, república autoproclamada independiente al igual que Abjasia, aseguró que ambas regiones tienen "más argumentos políticos y jurídicos que Kosovo para que se les reconozca como independientes. Lo que hace ahora Kosovo, ocurrió en Abjasia y Osetia del Sur hace diecisiete años. Estoy seguro de que la independencia de ambas regiones será reconocida próximamente".
Bagapsh y Kokoiti, que habían coordinado sus posiciones esta semana en Moscú con el ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, expondrán sus planes de futuro en conferencia de prensa en la capital rusa. Previamente, los dirigentes habían manifestado su esperanza de que Rusia apoyara sus aspiraciones de independencia una vez se consumara la secesión de Kosovo.
Tanto abjasos como surosetas ya mostraron su deseo de seguir la senda de la independencia cuando Montenegro se separó de Serbia por medio de un referéndum. Ambas repúblicas, que rompieron lazos con Georgia tras cruentas guerras civiles a mediados de los años noventa, en las que contaron con apoyo militar ruso, abogan por convertir el plebiscito montenegrino en un "instrumento universal" de solución de conflictos.
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Es temerario, sobre reprobable, alentar y apadrinar una violación de la legalidad internacional cuando lejos de protegerse los derechos humanos se está poniendo en peligro a una minoría acorralada. Particularmente temerario cuando tal minoría cuenta con un Estado valedor, Serbia, y un megaestado nuclear históricamente aliado y protector, Rusia.
En tan temeraria estupidez ha incurrido el grupo de estados en cuyas manos reside la paz mundial y la efectiva garantía de los valores occidentales: Estados Unidos y los grandes de Europa. Para entender que ese territorio que fugazmente (en las magnitudes de la historia) un día se llamó Yugoslavia es un polvorín que lo fue antes de Tito y lo siguió siendo después, que lo es ahora mismo, no hace falta haber leído mucho. De hecho, basta con constatar que nuestro tercer contingente militar internacional en número de efectivos está desde 1999 protegiendo la seguridad de la minoría serbia en Kosovo. ¿Por qué la estaríamos protegiendo junto con treinta y cuatro países más si no existiera riesgo para los 120.000 serbios que se han quedado allí tras el abandono de 200.000? ¿Por qué cree la sabia diplomacia europea que salieron huyendo esos 200.000?
Hallo en la crónica de María Ramírez en El Mundo un párrafo que contiene la clave de la catástrofe que se avecina: "Aunque en privado los diplomáticos europeos dudan de la viabilidad del desastrado país, [de] la conveniencia de crear un 'Estado puro' en los Balcanes o [de] las consecuencias de violar la legalidad internacional, en público, los grandes de la UE (...) establecerán relaciones diplomáticas en las próximas horas."
Añado que algún pequeño de la UE, algún disminuido voluntario de la UE, como España, combina su público rechazo a la declaración unilateral de independencia kosovar con una inexplicable contribución a la misión europea, consagrada a desplegar un nuevo funcionariado policial y aduanero que ha de dar cuerpo a un Estado inconveniente, indeseado e ilegal. Otra vez la semilla de la guerra en Europa. Felicidades, idiotas.
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Sostengan lo que sostengan los defensores de la creación de este nuevo Estado, el de Kosovo es un precedente legal inquietante para otros casos en los que hay en juego disputas territoriales y de soberanía, del mismo modo que representa un agravio para aquellos expedientes, como el del Sahara Occidental, por ejemplo, donde la ONU ha aceptado que a los saharauis, a los que sí asiste el Derecho Internacional, se les prive de una potestad que los kosovares se han arrogado por su cuenta. El Derecho Internacional ha sido ignorado y donde -en el caso claro de la autoproclamada República Turca de Chipre del Norte- la ONU dijo «digo», ahora -en Kosovo- dice «Diego». Las consecuencias en los Balcanes, y en toda Europa, pueden ser a largo plazo incalculables porque de manera consciente se vuelve a prender una mecha en un auténtico polvorín.
Ahora bien, el precedente que sienta Kosovo tampoco es algo que pueda servir para ser llevado por elevación hasta una disputa municipal. Como ha sucedido cada vez que ha habido una turbulencia territorial en el mapa de cualquier parte del mundo, esto ha sido siempre utilizado torticeramente para buscar interpretaciones favorables a los nacionalistas radicales e independentistas dentro de España, y Kosovo no será una excepción. Sin embargo, tal y como ha venido sucediendo en todos los casos (los de Québec, Lituania, Checoslovaquia, etcétera), la realidad ha confirmado que no hay nada equiparable ni similar con las ensoñaciones nacionalistas. Para que el lendakari vasco, Juan José Ibarretxe, por ejemplo, pudiera invocar el de Kosovo como un precedente favorable a sus tesis soberanistas, su causa necesitaría de muchos otros ingredientes -ni siquiera merece la pena mencionarlos- que en el País Vasco o en Cataluña no se van a producir jamás.
Sobre las demás consecuencias en las regiones secesionistas del Cáucaso o en los mismos Balcanes, sin embargo, sí se hablará largo y tendido. Argumentar que con esta declaración de independencia se cierra el último acto del drama yugoslavo es una ingenuidad y una manera de sacudirse las culpas que pesan sobre la Unión Europea por no haber tenido nunca una posición razonable a tiempo ni haber sabido imponerla cuando pudo haberse planteado. Ahora, con los hechos consumados encima de la mesa, en el mejor de los casos Kosovo va a ser una carga económica y política para la UE, pero un dulce regalo para Estados Unidos, que tendrá un nuevo aliado y una gigantesca base militar en el único país del mundo que es nominalmente musulmán y donde las banderas norteamericanas se venden hasta en los quioscos. La UE pagará la cuenta de lo que cueste construir un Estado digno de ese nombre en esa tierra convulsa, y además tendrá que buscar la manera de sacar a los serbios del hoyo en el que se encuentran y asumir las consecuencias de una gestión poco reflexiva. En estas circunstancias, el gran beneficiario será seguramente Estados Unidos. En cuanto a los albaneses de Kosovo, la independencia por sí misma les será de poca ayuda para resolver sus problemas: cuando hayan superado la euforia independentista, verán que no son más fronteras lo que se necesita en este mundo globalizado, sino todo lo contrario.
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Después de adoptar la declaración, el Parlamento kosovar ha aprobado los símbolos del nuevo Estado. La bandera del país será de fondo azul oscuro con el mapa de Kosovo en color amarillo, con seis estrellas blancas alrededor.
Similar será el escudo nacional, que estará representado por un mapa de Kosovo de color dorado bajo fondo azul y las seis estrellas blancas. Los 109 diputados han rubricado, uno por uno, las históricas decisiones.
Lo que todavía queda por aprobar es un himno nacional, por lo que en las celebraciones de hoy la Orquesta Filarmónica de Kosovo ha interpretado el Himno Europeo, la 'Oda a la Alegría' de Beethoven. También queda pendiente una nueva Constitución que sustituya el actual marco constitucional, derivado de la resolución 1244 del Consejo de Seguridad de la ONU, aprobada en 1999 tras la intervención de la OTAN.
Tras la sesión parlamentaria, los principales líderes de Kosovo han comparecido juntos para pedir a la comunidad comunidad internacional que su país sea reconocido como nuevo Estado soberano. El presidente kosovar, Fatmir Sejdiu, ha señalado ante la prensa en Pristina que "ahora que se proclamó la independencia, tengo el honor de invitar a todos los países del mundo a establecer relaciones normales diplomáticas con nosotros".
El presidente del Parlamento kosovar, Jakup Krasniqi, ha señalado que "se está cambiado la historia de los Balcanes y el mapa de Europa" y ha calificado la independencia de Kosovo como "punto de inflexión" para la región. El primer minsitro Thaci ha reiterado que "la voluntad de un pueblo se ha hecho efectiva".
Celebración en las calles de Kósovo
Mientras que en la capital kosovar se celebraba la declaración unilateral, con miles de ciudadanos en las calles desafiando desde ayer al frío polar que azota la región estos días, en Serbia crecía la indignación y el malestar ante la pérdida de su provincia, que considera "cuna natal" de la nación.
El primer ministro serbio, Vojislav Kostunica, ha asegurado instantes después de la declaración de independencia que Serbia luchará "sin el uso de la fuerza" para recuperar la provincia. Cuenta con el apoyo de Rusia.
En Kosovo viven entre 100.000 y 120.000 serbios, después de que más de 200.000 hayan abandonado la provincia en los últimos ocho años ante el acoso y las revanchas de los extremistas albaneses. Los que quedaron residen ahora en el norte, contiguo al resto de Serbia, y en varios enclaves del centro y sur.
Tensión en aumento
De momento, la Policía kosovar ha informado de que la situación en la provincia serbia se desarrolla de forma tranquila y sin incidentes, aunque varias granadas de mano han sido lanzadas contra edificios de la UE y la ONU en la ciudad de Mitrovica, poblada mayoritariamente por serbios pese a estar situada en la región de Kosovo. El personal de la UE ha tenido que evacuar su sede.
Coincidiendo con la declaración, las fuerzas de la UNMIK y de la KFOR han incrementado el ritmo de las patrullas en las zonas serbias, en el norte de la provincia. Precisamente ayer, la Unión Europea lanzó su misión de 2.000 policías, jueces y funcionarios de aduanas en Kosovo para garantizar la estabilidad en la región y ayudar las autoridades de Prístina a crear un auténtico Estado democrático de derecho que garantice la protección de las minorías.
Los Veintisiete nombraron además al general francés jubilado Yves de Kermabon, antiguo comandante de las fuerzas de la OTAN en Kosovo (KFOR), como jefe de la operación, que se denomina EULEX Kosovo; y designaron al diplomático holandés Pieter Feith enviado especial de la UE para Kosovo.
El viceprimer ministro serbio, Bozidar Delic, presentó a última hora de ayer una protesta oficial ante la UE por este despliegue.
Bloqueo de las autoridades serbias
Pese al respaldo de Rusia, su principal aliado, Belgrado no ha podido hacer realmente nada para detener la independencia, o el reconocimiento de Kosovo, por parte de las potencias de Occidente.
El difícil Gobierno serbio está dividido sobre si rechazar o no los vínculos con la Unión Europea por el respaldo del bloque a la independencia de Kosovo.
Seis de los ministros del Gobierno serbio se han desplazado hoy a varias localidades de Kosovo para denunciar en persona la declaración unilateral de independencia. Entre ellos estaba el titular de la cartera para Kosovo, Slobodan Samardzic, acompañado de su secretario, Dusan Prorokovic.
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La UE tampoco se salvó de las críticas del primer ministro serbio, quien la acusó de haber "bajado la cabeza" ante ellos.
"Hoy ha sido proclamado el falso estado de Kosovo en la parte serbia bajo control militar de la OTAN", dijo el primer ministro en rueda de prensa en Belgrado, poco después de que Kosovo se declarase independencia de Serbia.
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Kostunica agregó que Kosovo fue apoyada ilegalmente por Estados Unidos, país que "está preparado para violar el orden internacional por sus propios intereses militares".
Vojislav Kostunica, también declaró hoy que Serbia luchará "sin el uso de la fuerza" por recuperar Kosovo, al tiempo que acusó a EEUU de haber impuesto sus intereses en esa provincia que hoy declaró su independencia, y la UE de haber "bajado la cabeza" ante ellos.
"Hoy ha sido proclamado el falso estado de Kosovo en la parte serbia bajo control militar de la OTAN", dijo el primer ministro en rueda de prensa en Belgrado, poco después de que el Parlamento kosovar proclamase hoy unilateralmente la independencia de Serbia.
"Kosovo será siempre parte de Serbia", subrayó Kostunica, quien atribuyó "a la política de la fuerza de Estados Unidos, que impone la fuerza por encima de la ONU" la responsabilidad de la evolución en Kosovo, y dijo que la Unión Europea (UE) "bajó la cabeza y violó sus propias normas por los intereses de EEUU".
"Serbia no reconocerá jamás la independencia de Kosovo", declaró por su parte, el presidente serbio, Boris Tadic.
Santiago M. -
Los ministros de Asuntos Exteriores de los Veintisiete darán mañana desde Bruselas una primera respuesta política a la declaración unilateral de independencia de Pristina prevista para esta tarde.
La Presidencia eslovena de turno ha pospuesto la reacción de la UE a este acontecimiento a la celebración del Consejo de Ministros, mientras que el Reino Unido, Francia, Italia y Alemania tienen previsto coordinar su reconocimiento al nuevo estado tras la reunión de mañana, según fuentes británicas.
En torno a una veintena de miembros están dispuestos a establecer relaciones diplomáticas con el nuevo estado de forma inmediata, pero España, Rumanía, Eslovaquia, Chipre y Grecia han adelantado que pospondrán la respuesta de sus respectivos gobiernos.
Madrid es contraria a la independencia unilateral, pero trabaja para que la UE alcance una postura "común y activa" en el futuro de Kosovo, según la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega.
La "perspectiva europea" de todos los Balcanes es un elemento central de la política exterior de la Unión.
El Reino Unido va a proponer mañana que se inste a la Comisión Europea a iniciar negociaciones con Kosovo para la firma de un Acuerdo de Estabilización y Asociación (AEA), considerado la antesala de la entrada en la UE, pero no hay unanimidad en torno a esta decisión.
Con unas condiciones económicas y políticas mucho más cercanas a los estándares europeos que las de Kosovo, Serbia ya ha cumplido las condiciones técnicas para el AEA, pero no ha podido firmarlo debido a la reticencia de Holanda a dar su plácet hasta que se entregue a los presuntos criminales de guerra serbobosnios Ratko Mladic y Radovan Karadzic.
Para facilitar una victoria del europeísta Borís Tadic frente al ultranacionalista y pro ruso Tomislav Nikolic en las elecciones presidenciales del pasado 3 de febrero, la Unión propuso un acuerdo político interino a Belgrado hasta la firma del AEA.
Sin embargo el primer ministro y socio de Gobierno de Tadic, Voslislav Kostunica, se negó a autorizar un acercamiento a Bruselas mientras ésta tutela la independencia de Kosovo.
La UE no espera una respuesta radical de Serbia, con medidas como cortes de suministro eléctrico que afectarían a las exportaciones a Grecia que pasan por el enclave.
Serbia y Rusia consideraron ayer "una vergüenza" que la UE haya dado luz verde al envío de 2.000 policías y funcionarios judiciales a Kosovo, porque lo interpretan como un reconocimiento del nuevo estado.
Bruselas diferencia ambas cuestiones y recuerda que el objetivo de la misión, que sustituye a la emprendida por la ONU, es "asistir a las instituciones kosovares, a las autoridades judiciales y a las agencias del orden público en su camino hacia la sostenibilidad y la responsabilidad".
El general francés Yves de Kermabon será el encargado de dirigir la operación, mientras que los Veintisiete han nombrado al diplomático holandés Pieter Feith representante especial de la UE en Kosovo, para que se ocupe de la vertiente política de la presencia europea en la zona.
La seguridad en Kosovo estará garantizada por los 16.500 soldados de la Alianza Atlántica, desplegados en el territorio bajo mando de la KFOR, que se mantendrán con una misión estrictamente militar.
"Estamos allí para proporcionar seguridad y libertad de movimientos, y para ello es importante que demos la apariencia de neutralidad", defendió en el último Consejo de ministros de Defensa de la OTAN, celebrado en Vilna, el titular español, José Antonio Alonso.
En paralelo a la misión policial y a las gestiones políticas, la UE tiene previsto continuar su asistencia económica a Kosovo.
Hasta la fecha, Europa ha aportado alrededor de 1.800 millones de euros para fortalecer las instituciones, promover el desarrollo socioeconómico y avanzar en la integración regional de Kosovo, según datos de la Comisión Europea, institución a través de la que se canaliza la mayor parte de esta ayuda.
Para el periodo 2007-2010, la UE tiene previsto destinar 330 millones de euros a la todavía provincia serbia, de quien es el principal donante.
andanas -
IBRAHIM RUGOVA: Nacido el 2 de diciembre de 1944 en Cerce (noroeste de Kosovo) y fallecido en 2006 a la edad de 61 años de un cáncer de pulmón, Ibrahim Rugova tuvo como única ambición conducir a esta provincia hasta la independencia. Diplomado de la Sorbona y afamado escritor, fue uno de los pioneros de la 'intelligentsia' de Kosovo reagrupada en torno a la Asociación de Escritores.
En 1989, funda la Liga Democrática de Kosovo (LDK) que boicotea todas las elecciones organizadas por Belgrado e instala unas instituciones paralelas (escuelas, sistema sanitario y fiscalidad propia a la mayoría albanesa de Kosovo).
Entabla a principios de los años '90 relaciones estrechas con Occidente, en particular con Estados Unidos.
Marginado durante el conflicto (1998-1999) entre las fuerzas serbias y el Ejército de Liberación de Kosovo (UCK), resurge en 2002 y se afirma como líder capaz de guiar hasta la independencia.
HASHIM THACI: El primer ministro de Kosovo, de 39 años, es un político salido del UCK donde lo llamaban 'Serpiente'.
Nació el 24 de abril de 1968 en el pueblo de Brocna en la región de Drenica (centro de Kosovo), cuna del separatismo albanés, y ha participado en la resistencia pasiva en Belgrado al principio de los años '90.
Convencido de que no servirá de nada, funda el UCK con otros futuros jefes de la resistencia.
Thaçi mantenía relaciones muy distantes con Rugova, con quien nunca se reunió a solas.
Condenado en contumacia a 22 años de cárcel por terrorismo por un tribunal serbio, se refugió en Suiza, donde ha terminado estudios de Ciencias Políticas.
Irrumpe en la escena política en la conferencia de paz de Rambouillet (1999) donde se afirma, con el respaldo de Estados Unidos, como jefe de los negociadores albaneses.
Después de la violencias interétnicas de 2004 no vacila en tildar de "criminales" a quienes incendiaron iglesias y viviendas serbias.
Hashim Thaçi se convirtió en primer ministro en enero de 2008 después de que su formación, el Partido Democrático de Kosovo (PDK), ganara las legislativas de noviembre de 2007.
RAMUSH HARADINAJ: El ex primer ministro kosovar Ramush Haradinaj, de 39 años, procesado en marzo de 2005 por crímenes de guerra por la justicia internacional, es un ex jefe de la guerrilla albanesa reciclado en la política.
Intransigente con el régimen de Belgrado, Haradinaj dirigió las unidades del Ejército de Liberación de Kosovo (UCK) en el oeste de la provincia.
Nacido en Glodjane, localidad próxima a Decane (oeste), el 3 de julio de 1968, Haradinaj tiene un diploma de estudios secundarios.
Participa en 1989 en manifestaciones contra el régimen de Belgrado antes de emigrar a Suiza y enrolarse en la Legión Extranjera francesa.
De vuelta en Kosovo, en 1997, organiza un grupo concebido para atacar a la policía serbia, ataques que Belgrado considera actos terroristas.
En Glodjane funda una unidad llamada 'Águilas negras' integrada en el UCK, acusada por Belgrado de haber torturado y asesinado a decenas de civiles serbios.
En abril de 2000, se lanza a la política y es elegido presidente de la Alianza para el Porvenir de Kosovo (AAK) en junio de 2002. En diciembre de 2004 fue elegido primer ministro. Los albanokosovares lo consideran un héroe de la lucha de liberación.
Primer ministro durante unos meses, fue inculpado en marzo de 2005 por el Tribunal Penal Internacional (TPI). Dimitió enseguida para acudir a La Haya, donde sigue adelante su proceso.
FATMIR SEJDIU: Presidente de Kosovo, era un allegado y fiel aliado de su predecesor, Ibrahim Rugova.
Sejdiu, de 56 años, apoyó la resistencia pacífica de Rugova frente al régimen autoritario de Slobodan Milosevic.
Considerado un moderado, fue elegido para un primer mandato de presidente kosovar en febrero de 2006 después del fallecimiento de Rugova. Sejdiu pasa por ser un político enérgico y pragmático, abierto con los medios de comunicación.
En 1991, fue la persona clave en la organización de un referéndum sobre la independencia, que Belgrado no reconoció nunca. Durante los años de resistencia pasiva, fue el organizador de las instituciones paralelas clandestinas.
Sejdiu, quien además del albanés habla serbio, francés e inglés, es titular de un doctorado de derecho y enseñó esta disciplina en la universidad de Pristina.
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En todo caso, la prioridad para el Ejecutivo será que se respete la legalidad internacional y la estabilidad institucional en la región. ¿Y es exportable la situación a España? En la mañana de este viernes, el presidente ruso ha señalado que si la UE aprueba la independencia de Kosovo, también debería de aceptar la de los independentistas españoles. No tiene nada que ver, señala con contundencia De la Vega.
- Ya, pero tampoco tenía que ver lo de Montenegro y lo utilizaron políticamente.
- Bien, pero en todo caso, insisto: no tiene nada que ver. Nuestra respuesta es clara: No. Y añade: No tengo nada que añadir.
Una posición muy clara que sin embargo, no cuela. Seguramente los independentistas utilizarán el asunto Kosovo como ejemplo de que la independencia es posible. Aunque sea unilateral. Y si encima te apoya una superpotencia como Rusia, mejor. Por cierto, ¿qué hace la extinta Unión Soviética metiéndose en política interna española?
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Thaci presentó la declaración durante el transcurso de la sesión especial plenaria convocada en Prístina, afirmando en su discurso introductorio que "nosotros somos los líderes de nuestro pueblo, democráticamente electos y a través de esta declaración proclamamos Kosovo como un Estado independiente y soberano".
Para Thaci, "la declaración refleja la voluntad del pueblo" en un día en el que "honramos a las personas que nos han reconocido con sus sacrificios por la libertad y para constituir el país. Recordamos y respetamos a las personas y los hechos, y su recuerdo estará siempre en nuestros corazones", declaró Thaci.
Antes de hacer acto de presencia en la Cámara, el primer ministro indicó a los medios que "los ciudadanos de Kosovo están esperando hoy la creación de un país democrático, soberano, e independiente; un estado para todos con igualdad de derechos". "Es hora de tomar la decisión de convertir a Kosovo en un miembro de la comunidad de naciones libres".
El Gobierno vasco del PNV ve en la declaración de independencia de la provincia serbia el espejo donde mirarse. A juicio de su portavoz, Miren Azkarate, es "una lección sobre el modo de resolver de manera pacífica y democrática conflictos de identidad y pertenencia". Azkarate añadió que es una muestra de que "la voluntad ciudadana es la llave para la resolución de los problemas políticos enquistados".
Rusia interviene
Rusia ya ha movido ficha. El Gobierno ruso ha convocado una reunión de consulta del Consejo de Seguridad de la ONU, que tendrá lugar este mismo domingo para tratar la declaración de independencia de Kosovo. Esta petición, remitida a la presidencia del Consejo, que ahora recae en Panamá, se traducirá en una sesión a puerta cerrada de los quince miembros del Consejo de Seguridad.
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