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ametralladora

España en Almoneda.

España en Almoneda.

Muchas voces se han alzado en los últimos días en defensa de la unidad de España. Cada vez somos más los que sentimos preocupación ante las extremas reclamaciones nacionalistas alentadas desde los gobiernos de la nación y catalán. Y ahora también por el denominado «Plan López», remedo vergonzante del «Ibarretxe» y casi calco de los acuerdos que su momento firmó el tripartito que dirige la Generalitat.

Frente al entreguismo socialista, el Partido Popular viene reiterando que se opone a ese tipo de propuestas. Pues no sólo rompen el modelo territorial pactado en la Constitución, al proponer la existencia de «comunidades nacionales» diferenciadas del resto de las comunidades autónomas, sino que además cuestionan la unidad misma de la nación española. Propuestas que, por lo demás, ni siquiera satisfacen a los nacionalistas, quienes sólo las toleran como paso previo a la segregación. Como cabía esperar, el mensaje navideño del Rey ha sido importante en un año marcado por acontecimientos más que traumáticos. Pero también por las tendencias disgregadoras que amenazan el horizonte de una convivencia democrática alumbrada con generosidad y consenso.

El Rey no ha podido ser más claro en defensa de la España plural y diversa que ya disfrutamos gracias a la estabilidad política, social y económica de los últimos veintiséis años. Sin dejar de recordarnos que éstos representan el más largo período de prosperidad de nuestra historia, hizo un llamamiento a la solidaridad y la defensa del interés general por encima de los legítimos intereses de partido.

En ello reside el verdadero problema. Que los nacionalismos aspiren a la independencia a nadie puede sorprender. Demandar la autodeterminación ha sido siempre su objetivo esencial. Lo que no estaba en el guión es que uno de los partidos de la alternancia y pilar del sistema -el Partido Socialista- se desmarcara de sus fundamentos y de su identidad histórica y diera un vuelco ideológico de tal magnitud. De rechazar el nacionalismo ha pasado a justificarlo abiertamente, pretendiendo ajustar el propio ideario y hasta el ordenamiento jurídico a las exigencias del nacionalismo más radical.

Necesitado de los escaños de Esquerra Republicana de Cataluña para mantenerse en el poder, el actual Gobierno de España parece dispuesto a cualquier dejación, perdiendo de vista los intereses generales. Está alimentando un debate que no interesa a la mayoría de los ciudadanos y haciendo concesiones de consecuencias imprevisibles, que afectan a elementos esenciales de la convivencia.

Los nacionalismos catalán y vasco nos están ganando la partida. ¿Quién iba a decir hace sólo seis años en el Partido Socialista -cuando se celebró el vigésimo aniversario de la Constitución- que en la actualidad estaría inventando argumentos, retorciendo textos, forzando interpretaciones y sometiendo a las instituciones a un desgaste intenso y continuado? Sólo la irresponsabilidad y la carencia del más elemental sentido del deber y de la función de la política pueden explicar que el Gobierno nos esté metiendo en este camino sin retorno con una frivolidad y ligereza impropia de gobernantes de un país democrático.

En este momento nada le conviene menos a España que este debate constitucional estéril, con las irreparables consecuencias que ya se vislumbran en el horizonte. Si entre todos no paramos esta deriva, las modificaciones de los estatutos de autonomía de Cataluña y Euskadi serán sometidas a votación en las Cortes Generales con el aplauso y apoyo de un Partido Socialista claudicante ante los nacionalismos para mantenerse en el Gobierno. Es un precio demasiado alto y también demasiado vergonzoso. Por fortuna, la unidad parece resquebrajarse en el seno del propio partido socialista.

Un militante tan destacado como Alfonso Guerra no cree que las propuestas que se están debatiendo tengan encaje en la Constitución. Desde el Gobierno mismo, el ministro de Defensa no ha dudado en pronunciarse con contundencia: «Nadie va a conseguir a punta de pistola que dejemos de sentirnos identificados con lo que España representa». Rosa Díez y Francisco Vázquez, entre otros muchos, también reclaman la recuperación de las señas de identidad socialistas.

Quizás sea el momento de recordar que algunos de ellos no me comprendieron cuando, hace exactamente un año, yo misma me dirigí a Zapatero para causar baja en el PSOE por mi discrepancia radical con el «nacionalismo oportunista» de Maragall que ya estaba haciendo todo tipo de concesiones, con el beneplácito de los dirigentes de Madrid, a los nacionalismos secesionistas para poder gobernar la Generalitat. Por entonces la cosa no había hecho más que empezar. Después llegó la masacre del 11 de marzo, los ominosos acontecimientos de la jornada de reflexión electoral, con el asalto a las sedes del Partido Popular y el vuelco electoral del 14 de marzo. El PSOE volvía a La Moncloa, pero del brazo de unos nacionalismos a los que no ha parado de hacer concesiones y, lo que es peor, a los que nunca podrá dejar de hacérselas.

No saben ya qué inventar ni por dónde salir. Que si «comunidad nacional» en vez de nacionalidad. Que si ampliar al menos el preámbulo de la Carta Magna. Mientras tanto, para complicar aún más el panorama, nada menos que la presidenta del Tribunal Constitucional se permite decir que hay que quitar emotividad al concepto de nación y el secretario de Organización del Partido Socialista afirma que no sabe si está de acuerdo o no con las ocurrencias que en cascada van enturbiando cada día más el debate. Ya va siendo hora de que fijen su posición.

Que dejen de jugar con un tema tan serio. Tienen la obligación de decir claramente cuáles son sus límites y si están dispuestos a poner a España en almoneda para satisfacer a sus socios y poder seguir gobernando.

18 comentarios

Nieche -

De eso se trata, de decidir si seguimos siendo españoles o no, si España sigue existiendo o no. No se trata de modificar estatutos de autonomía, no se trata de avanzar hacía un estado federal, ni de buscar componendas para seguir en el poder o pergeñar un parche para salir del paso. Se trata de responder a la vieja pregunta, ¿A qué llamamos España? La mayoría de los ciudadanos de ese país tiene muy clara la respuesta.

Lo que se echa en falta es un presidente de gobierno que también tenga clara esa respuesta y sepa a qué llama España. Se echa en falta un gobierno que no crea que usar expresiones patrióticas como las empleadas por el Sr. Bono, sea inapropiado porque puede ofender a los socios separatistas que le apoyan.

La mayoría de los españoles echamos en falta un gobierno fuerte que pare los pies con firmeza a los separatistas. Un gobierno responsable, que junto a la oposición busque formar un solo bloque, que dejando de lado intereses electoralistas, represente el sentir de la absoluta mayoría de los españoles, que está harto de los chantajes del separatismo.

Históricamente quizás España quiso demasiado, pero hoy no creemos que salvaguardar su unidad, su esencia, su ser formado por la cultura vasca, castellana, catalana, gallega, andaluza … y la igualdad entre todos los españoles, sea pedir demasiado.

Nieche -

Si Niestzsche dijo de España que su característica principal fue “haber querido demasiado”, hoy viendo la reacción del gobierno ZP ante las demandas separatistas, parece que esa España, otrora ambiciosa, no puede más que acurrucarse en una esquina, esperando simplemente sobrevivir.

No es cuestión de dialogo, se trata simplemente de sentirse español y de estar orgulloso de serlo. Se trata de decir a Ibarreche y a Rovira, bien claro y bien alto que la tierra que vio nacer a Cervantes, Quevedo, Calderón Azorin, Unamuno, Pio Baroja, Pla, Cela es Cataluña, Vascongadas, Castilla, Andalucia, Galicia, es decir ESPAÑA. Que la sangre que descubrió y civilizó las Americas y medio mundo, era sangre vasca, aragonesa, extremeña, castellana, catalana, es decir ESPAÑOLA. Que todas las regiones, con sus peculiaridades, con sus conflictos, con sus virtudes y con sus defectos forman parte de de esa unidad indivisible que llamamos ESPAÑA

Alberto H. F. -

Zapatero, presidente por accidente (recordemos el 11-M al 14-M), tiene la maestría populista de la seducción dialéctica hueca -esperanza, ilusión, talante, diálogo...- y un programa político de confesionalidad laicista radical. Ha seducido al mundo gay anunciando bodas y adopciones. El pacifismo de Zapatero fue la pancarta contra la guerra de Iraq, a la que se trajo a casa para poco después mandar otra a Afganistán y Haití con el beneplácito del ultrasubvencionado mundo del cine, al que nuestro presidente tanto debe.

Lo que no sabemos es cómo va a lidiar el toro de los independentismos de Vasconia y Cataluña. Mal asunto ésto de aliarse con partidos radicales y secesionistas como ERC que amenaza con romper el Pacto de Gobierno si éste se alía con el PP contra el Plan Ibarreche, al tiempo que Carod Rovira amenaza con presentar otro plan secesionista similar en los próximos meses para Cataluña. El peligro para la unidad de España es demasiado alto. Un partido minoritario imponiendo a un Gobierno sus inasumibles postulados inconstitucionales. No quisiera estar en el pellejo de Zapatero.

Marcos Gutierrez -

Ya Ibarretche habla de "tortas". Pero ¿a quién va a mandar Ibarretche a dar "tortas"? ¿Se imaginan a estos burgueses y´niños "bien" del PNV dando "tortas"? No. Los de Ibarretche, Madrazo y Otegui y Batasuna para dar "tortas" o lo que haga falta ya tienen a los pistoleros y asesinos de ETA. Ya sabemos el diálogo de Ibarretche. O se aprueba su Plan de Ibarretche o "tortas". Y ZP ¿va a dialogar en esos términos? ZP no debería ni recibir en la Moncloa a este señor tan "dialogante". Al igual que debería romper los pactos con los independentistas de Carod-Rovira de ERC, los gallegos del BNG, que ZP tiene con quién pactar para defender España.

Carmelo Lopez A. -

Si sale mal, y el PNV logra la mayoría absoluta con EA, IU y/o Aralar, el referéndum está anunciado, y hoy por hoy el Gobierno no parece dispuesto a impedirlo al coste que sea, como sería su obligación. En tal caso, antes de un año, España se enfrentará inexorablemente a la insurrección de uno de sus gobiernos regionales. A partir de ahí nos adentramos en el terreno de lo imprevisible.

Y todo el PSOE –no sólo su secretario general– será responsable, pues tiempo de rectificar todavía hay.

Carmelo Lopez A. -

Parece evidente que, en una jugada típica del gobernante irresponsable que está demostrando ser, Zapatero pretende jugárselo todo a las elecciones vascas, confiando en un buen resultado de Patxi López y en que la coalición nacionalista no consiga mayoría absoluta. Por eso le interesa retrasar cuanto sea posible el "no" al Plan, acercarlo a los comicios previstos en principio para mayo (el lendakari podría adelantarlos), y si la cosa le sale bien, negociar el apoyo a Ibarretxe con la "solución catalana" en la mano, que para el verano ya estará madura.

Como el presidente, con cierto fundamento, da por descontado el trágala del Tribunal Constitucional a dicha "solución" (igual de destructiva para la unidad de España que la del clan PNV-EA-IU-ETA, pero menos clamorosamente ilegal), y como el rechazo del PP a ambos nuevos estatutos le traería al fresco al hombre del talante, hay que reconocer que si el Plan Zapatero funciona, beneficia a su reelección.

Carmelo Lopez A. -

La exhibición de alegría del nacionalismo vasco al completo el día de la aprobación del Plan Ibarretxe contrasta con sus nulas expectativas de vida. Zapatero, que podría cortarle las alas de manera fulminante impugnándolo ante el Tribunal Constitucional, ha decidido concederle hálito unos meses más. Será pues el Congreso quien lo rechace, aunque para entonces –se habla de marzo– el presidente del Gobierno habrá regalado cien días de gracia a la propuesta secesionista, potenciando sus efectos destructivos sobre la moral y el espíritu de resistencia de los vascos no nacionalistas y del resto de los españoles.

La alegría de los independentistas se justificaba por esa asumida derrota, ya fuese en sede judicial o en sede parlamentaria. El nacionalismo vasco es quejica y victimista, como su hermano el nacionalismo catalán, cuya acta de nacimiento suele fijarse justo en la lista de agravios o Memorial de Greuges presentado en 1885 ante Alfonso XII. Esta concepción narcisista, histérica e infantil de la política retroalimenta al nacionalismo, que se cree más justificado con cada "no" que recibe. Y el "no" que recibirá el Plan Ibarretxe será el pretexto para el anunciado referéndum. Que es donde España se la juega.

Santiago M. L. -

Lo que gobierna España en este momento no es una coalición sino un equipo de demolición. La necesidad de elecciones anticipadas era patente en la misma noche del 14 de marzo, porque el resultado ofrecía un panorama de ingobernabilidad, con un Ejecutivo muy débil, incapaz de afrontar los gravísimos retos por venir. El inconsistente Zapatero parece que se autoconvenció de sus virtudes taumatúrgicas y que había interiorizado ideas tan peregrinas como que Aznar era quien crispaba a los nacionalistas con su ceñudo carácter.

Ahora, tras la rueda de prensa de Esquerra Republicana, en la que se ha dicho sin ambages al inquilino de La Moncloa que quienes mandan son ellos y que él está puesto ahí para cumplir los designios nacionalistas, hemos entrado en un proceso de instalación de la indignidad en La Moncloa.

Manteniendo la diabolización del PP, para que sus electores contemplen el pacto con los nacionalistas como un mal menor, Zapatero sigue enviando mensajes de debilidad y cesión en el momento en que sería precisa fortaleza. Otro está siendo el discurso de Don Juan Carlos, quien parece ver la gravedad de la situación para España y para la institución monárquica, cuya legitimidad estriba en ser símbolo de la unidad y permanencia del Estado.

En realidad, Zapatero no sólo depende de los diputados de Esquerra, también están en la deriva nacionalista, en el esquema del chantaje, los veintiuno que le aporta el PSC de Maragall. Con estos datos la situación es endiablada, pero parte de la indignidad viene de la propia insustancialidad de un político profesional llamado Zapatero.

Nicolás Romero -

El drama está servido a tortas
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Pues esto es todo lo que puedan dar de sí. Tanto unos como otros. Parece mentira, pero es lo que tenemos a la vuelta de la esquina.

Empiezo a cambiar mi idea sobre los catalanes, esa parte de España que siempre me dio la impresión de estar más cerca de Europa. Tanto es así que, dado el resultado del Forum, en lo de la Olimpiada del 92 me parece que sonó la flauta por casualidad.

De los vascos "y vascas" siento pena. Y que no me vengan con lo de que "una cosa es el pueblo" y otra "sus políticos" que no dan la talla, porque a los políticos los elige el pueblo.

¿Y qué debemos hacer nosotros, la gente de a pie que asiste a esta afrenta de convecinos belicosos y que si no aceptamos sus peticiones y normas a imponer con el apoyo de los valientes gudaris de las pistolas que usan para matar por la espalda, y que directamente nos quieren borrar del mapa, si decidimos mostrar nuestra disposición a defender nuestra idea y posición ante el dilema?

A tortas el drama está servido. Pero ¿quién amenaza a quién? Si yo levanto la mano será en defensa propia.

Cayetano Gonzalez -

Pero es que, por muy buen resultado que tuviera el PSE, siempre necesitaría para formar gobierno del apoyo, o bien del PP, o del PNV-EA. Y vista la desafección que los socialistas sienten por el principal partido de la oposición, está claro que lo que buscan es reeditar un acuerdo con el PNV. ¿Pero con el PNV del Plan Ibarretxe? Es tanta la desorientación, la falta de principios, de convicciones que se percibe en la postura del PSOE, que es, como decía al principio, para echarse a temblar. De momento, el “rey del talante” recibirá el jueves al lehendakari en la Moncloa antes que al líder de la oposición. Toda una muestra de sentido de Estado.

Cayetano Gonzalez -

No conviene engañarse. Para resolver un problema, lo primero que hay que hacer es acertar en el diagnóstico e inmediatamente aplicar el tratamiento adecuado. Ni lo uno ni lo otro lo garantiza el actual Presidente del Gobierno. Pensaba que los nacionalistas vascos no se iban a atrever a dar ese paso, y lo han dado. Además, quince días antes de la aprobación del Plan Ibarretxe, los socialistas vascos aprobaron también su Plan que no es más que una respuesta acomplejada, equívoca —el concepto “comunidad nacional” que figura en ella tiene además reminiscencias franquistas- que queda en el más absoluto de los ridículos al aprobarse el Plan del lehendakari.

Zapateropiensa que puede parar el Plan Ibarretxe ganando las elecciones vascas previstas en la próxima primavera. Asusta este profundo desconocimiento que tiene el actual Presidente del Gobierno y su equipo de colaboradores de la realidad vasca. Lo normal, lo lógico, es que en esas elecciones, la coalición nacionalista PNV-EA, tenga unos resultados muy próximos a la mayoría absoluta si no es que consiguen esta, mucho más cuando Batasuna, -esperemos y confiemos que no haya ninguna “tentación” de revisar su situación ilegal-, no podrá presentarse.

Cayetano Gonzalez -

Pero es más. Zapatero, los ministros que han hablado sobre esta cuestión, los portavoces socialistas -el inefable Pepiño Blanco, Rubalcaba, López Garrido-, han querido rebajar la importancia de la cuestión, han acusado al PP y a algunos medios de comunicación de dramatizar la situación y han pedido calma, sosiego y confianza en el Estado de Derecho. ¿Por qué nos toman por tontos a los españoles? ¿Se creen que tenemos tan poca capacidad de análisis y de crítica como para no darnos cuenta que el problema lo tienen ellos y no los sufridos ciudadanos?

¿Cómo es posible que sigan pidiendo confianza en el Estado de Derecho, cuando hemos asistido atónitos a que el Presidente de una Cámara Legislativa, la Vasca, se niega a cumplir una sentencia del Tribunal Supremo que ordena la disolución del grupo parlamentario de Batasuna, y no pasa nada? ¿Cómo va a transmitir, en esta situación, confianza un Presidente de Gobierno para el que el concepto de “nación” no está claro y le da lo mismo emplear ese término o el de “nacionalidad”?

¿Cómo pretende Zapatero que la gente se fíe de él, cuando es Presidente de Gobierno gracias entre otros a los votos de Esquerra Republicana de Cataluña, que pactó con ETA en Perpignan, que le ha faltado tiempo para salir a defender el Plan Ibarretxe y a amenazar, a chantajear una vez mas a ZP, diciéndole que le retirará su apoyo parlamentario si no “negocia” el Plan con el lehendakari? ¿Pero qué pretende el inquilino de la Moncloa?

Cayetano Gonzalez -

La respuesta dada hasta la fecha por el Presidente del Gobierno y por su partido a la aprobación del Plan Ibarretxe en el Parlamento Vasco el pasado 30 de diciembre, es como para echarse a temblar. Si se está de acuerdo en que el plan secesionista del lehendakari, aprobado gracias a tres votos de ETA-Batasuna, es el mayor desafío que ha sufrido la democracia española desde la transición política, después del intento de golpe de Estado del 23-F, habrá que colegir que la respuesta dada es claramente insuficiente.

¿Qué es lo que han percibido los ciudadanos en estos días? En primer lugar, que el Presidente del Gobierno, desde la aprobación del Plan, tarda exactamente cuatro largos días en decir “esta boca es mía”. Y cuando la abrió fue para manifestar obviedades del tipo, “el Plan es inconstitucional y así se lo diré al lehendakari cuando le reciba en la Moncloa”. La cuestión no es esa y Zapatero lo sabe perfectamente. Lo que la gente se pregunta es como va el Gobierno a impedir que el Plan avance, porque Ibarretxe se ha hartado de decir, en público y en privado, que haya o no acuerdo con el Gobierno Central sobre su Plan; lo rechace o no el Congreso de los Diputados, él va a convocar un referéndum en el País Vasco. ¿Cómo va a evitar en ese supuesto el Gobierno de España una consulta claramente ilegal? Esa pregunta que nos hacemos muchos, el Presidente del Gobierno no ha tenido a bien contestarla.

Zitero -

Las navidades han alumbrado una nueva estrella en el portal de la fama. Con su muy cuidado mostacho, atezado rostro y engolada voz, pelicano y fotogénico, con su larga bufanda roja, toque «armani» de viejas banderas, aire de progre veterano entendido en vinos y sushi, Diego López Garrido, portavoz adjunto del PSOE en el Congreso, ha sido el encargado de la negación de la evidencia. Su misión prioritaria ha sido reñirnos severamente a todos quienes nos hemos preocupado por que el señor Ibarretxe quiera trocear España y hacer añicos nuestra Constitución. Empeñado en decir que el toro es una cabra y, en contraria caricatura del pastor de las alarmas, su repetida cantinela pretendía ser nana de adormecer conciencias aunque tengamos ya la lobada metida en el aprisco. Cualquier preocupación era injustificada; cualquier propuesta, precipitada e insensata; cualquier medida, imprudente y desproporcionada. Tanto ha negado que de postre nos ha dejado escrita la perla de que «el Parlamento nunca está de vacaciones», cuando hay rubor y clamor de que sus «señorías» no sigan, con la que está cayendo, con tal disfrute todo el mes de enero. Da muy bien en televisión con su bufanda desmayada para las ruedas de prensa, pero, aunque sea sin ella y con vitriolo, ¡por favor!, que vuelva cuanto antes Rubalcaba.

Subnat -

Con la excepción del 23-F, España no había pasado por una coyuntura más incierta desde 1977. Con esa preocupación afrontan La Moncloa y el PSOE un 2005 que se inicia con la corta campaña para el referéndum de la Constitución Europea el 20-F y una campaña larga y complicada que culminará en las autonómicas vascas, previsiblemente en mayo. Frente a las voces que dentro del PSOE reclaman que se frene en seco el Plan Ibarreche, el presidente apuesta por jugar la partida y cargarse de argumentos antes de proceder a medidas políticas terminantes, como la suspensión total o parcial de la autonomía vasca. Para la estrategia a seguir en los próximos meses, Zapatero confía en sus «fontaneros» del Gabinete «monclovita», formado por José Enrique Serrano y Enrique Guerrero, a los que se suma el responsable de Comunicación, Miguel Barroso. Además, el presidente ha situado al ministro de Defensa en su entorno de confianza, como se evidenció en los actos de la reciente Pascua Militar cuando se deshizo en elogios dirigidos a un circunspecto Bono. Completando este gabinete de crisis sin estructura orgánica, Rubalcaba actuará de portavoz de la Presidencia en ocasiones puntuales, como «fuerza de acción rápida»; mientras, José Blanco asumirá su papel de hombre fuerte del partido como portavoz «de continuidad».

Cesar Botey -

Zapatero debe ponerse pronto el despertador, porque dormirse sobre los laureles no es nada bueno, sobre todo cuando esos laureles no son tales, sino que son un campo minado. Mientras ZP descansa, recupera horas de sueño perdidas, procurándose los menos disgustos posibles y evitando las molestas e inevitables discordias, España entera se desmembra, como el célebre Archivo de Salamanca, y cada uno hace lo que más le conviene a él, que no a España. Cada día nacen planes disgregadores, expolios históricos, leyes de matrimonios imposibles entre personas del mismo sexo, persecuciones contra la Iglesia y otros múltiples desatinos que nos dejan a los españoles como unos zorros, aunque a Zapatero nada de esto le perturba. Envidio su paz mental, que es mucha, pero no su inconsciencia, que tampoco es poca.

Fernando Hernandez -

Los hechos que se están produciendo, rodeados de grandes declaraciones y contradeclaraciones de los protagonistas, mantienen a un español de a pie como yo mismo perplejo, asustado y rabioso. Obtengo una visión desgarradora sobre lo que se nos está acercando a paso de buey y oculto por el humo en que lo envuelven las declaraciones, altisonantes unas veces y tranquilizadoras las más.
Resulta que nos encontramos ante un proceso revolucionario de ataque a la estructura del Estado en el que los que no lo alientan dirigen la mirada hacia otro lado. Si analizamos en profundidad lo que sucede con el plan del PNV y las reacciones que lo han seguido, advertimos que dicho plan es mucho menos importante que lo que sucede a su alrededor y la forma en que dicho plan se trata. El ataque directo a la esencia de España, realizado por cuatro irresponsables ambiciosos, está rodeado por la irresponsabilidad profunda de los que tienen el deber de pararlo.

Juan Manuel Ramos -

Escribo estas líneas con motivo de la reciente aprobación por parte del Parlamento vasco del llamado Plan Ibarretxe. Asisto estupefacto, en los últimos meses, a un debate sin sentido sobre España, la personalidad de sus regiones y la reforma del actual marco jurídico encabezado por la Constitución.
Pienso que la aprobación del Plan Ibarretxe no contribuye al mejor entendimiento entre los pueblos de España. Además, plantea un riesgo serio de ruptura en el seno de la misma sociedad vasca. Pues ya saben, «si se es vasco de verdad se está a favor y si no en contra», y hace vanos e inútiles los muertos de quienes resistieron a ETA, el dolor de sus familiares, madres, padres, esposas, hijos... todo ello para nada, todo ello para que el Sr. Ibarretxe permita que se lea un manifiesto de ETA dando el visto bueno a la operación. Cualquier persona medianamente inteligente sabe que tanto la Constitución como el Estatuto de Guernica pueden reformarse, pero cualquier cambio debe ser fruto del diálogo y basado en la verdad, la justicia, la solidaridad y la libertad.
Pido que mis políticos, nuestros políticos, de izquierda y de derecha, los políticos que elegimos entre todos, se opongan al Plan Ibarretxe en el Congreso de los Diputados y que presenten recurso de inconstitucionalidad contra el citado plan ante el Tribunal Constitucional. Señores, no les hemos dado nuestra confianza para que se rían de nosotros, de nuestras ideas, de nuestros muertos y hagan sencillamente lo que les da la gana.