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MEMORIA HISTORICA. La fosa de Alcalá de Henares es sin duda del Frente Popular.

MEMORIA HISTORICA. La fosa de Alcalá de Henares es sin duda del Frente Popular.

Los especialistas están de acuerdo: los cadáveres hallados en una fosa común en Alcalá de Henares corresponden “sin ningún género de dudas” a ciudadanos asesinados por el Frente Popular. Es menos probable que entre ellos se encuentre el líder “trotskista” Andreu Nin, pero si hay dudas sobre las víctimas, no las hay sobre los asesinos: fueron los “republicanos”. Aunque el Gobierno pretenda insinuar que son “víctimas del franquismo”, nadie se lo cree. Esta es la historia.

El ejército había emprendido unas obras en el acuartelamiento de la Brigada Paracaidista en Alcalá de Henares. En el curso de los trabajos, se localizó una fosa común con un número determinado de cadáveres, más de cinco. Esa fosa correspondía a la época de la guerra civil. Una excavadora sacó a la luz, a una profundidad de dos a tres metros, un amasijo de huesos humanos entre los que había un cráneo con un agujero de bala y dos tibias fracturadas. Junto a los huesos aparecieron restos de vestimenta, como hebillas o botones. Entre los restos se ha podido identificar a personas jóvenes: en dos maxilares descubiertos se conservan todas las piezas dentales.

El Ministerio de Defensa, en plena campaña electoral, forzó un absoluto silencio sobre el hallazgo. Pero los jueces militares no tienen competencia forense, de manera que los cadáveres pasaron a la jurisdicción civil y, a partir de ese momento, nadie pudo silenciar lo que se había descubierto: una fosa de personas asesinadas durante la guerra civil y, muy probablemente, por el Frente Popular, dado que Alcalá de Henares estaba bajo control “rojo”.

Inmediatamente después, algunos historiadores levantaron la liebre: ¿Y si entre esos cadáveres se hallara el de Andreu Nin, el líder del POUM, acusado de “trotskismo”, apresado en Barcelona por la policía republicana bajo las órdenes de la Unión Soviética, torturado por agentes de Stalin –desollado vivo, más precisamente- y finalmente asesinado? Se sabe que Nin fue torturado en el área de Alcalá de Henares, y no hay constancia firme de dónde está su cadáver. ¿Podría ser Nin?

El Gobierno recibió el hallazgo con preocupación. La “ley de memoria histórica”, impulsada por el gabinete Zapatero, pretendía presentar la imagen de una idílica II República asaltada a traición por las criminales fuerzas reaccionarias, y dentro del paquete incluía la recuperación de las fosas comunes con víctimas del franquismo. Es una visión maniquea que no guarda relación con la realidad, pero que se sustenta, entre otras cosas, sobre la ocasional exhibición de fosas comunes con víctimas del “fascismo”, reales o supuestas. Con lo que no contaba el Gobierno Zapatero era con que pudiera aparecer accidentalmente otra fosa con restos de personas… asesinadas por el Frente Popular. A Zapatero le estallaba la “memoria histórica” en las manos. Esta misma semana, el Gobierno, mientras acentuaba el silencio sobre los hallazgos, hacía correr una especie interesada: los cadáveres corresponden a víctimas del franquismo. Impresentable.

Lo que dicen los especialistas

Especialistas consultados por Elmanifiesto.com consideran “altamente improbable” que los cuerpos de la fosa correspondan a la represión franquista. Alcalá de Henares estuvo bajo el control del Frente Popular hasta el final de la guerra. “Era la base de la intendencia para la Posición Jaca del general Miaja”, recuerda José Manuel Ezpeleta, el mayor experto español sobre la represión roja. Ezpeleta tiene documentadas en torno a Alcalá de Henares –en lo que entonces eran los arrabales de la ciudad, hoy integrados en el casco urbano- más de una veintena de fosas comunes. Algunas, célebres, en parajes con denominaciones muy de la época, como el “Barranco de Azaña”. En esas fosas ha aparecido de todo, incluso brigadistas internacionales, represaliados por su propio mando.

“Los cadáveres hallados pueden ser presos políticos sacados de la cárcel de Alcalá -dice Ezpeleta-, pero esto sólo es una suposición”. Ezpeleta duda que se trate de Andreu Nin y algunos de sus compañeros: “La documentación que obra en mi poder asegura que el cadáver de Nin fue enterrado en el cementerio de El Pardo. Por supuesto, también es posible que este dato no sea correcto, porque lo cierto es que nadie ha visto ese cadáver. En todo caso, la clave sobre la identidad de las víctimas nos la darán los objetos exhumados junto a los cadáveres: cascos, cinturones, zapatos, ropas…”.

¿Y las víctimas no pudieron ser asesinadas después de la guerra? José Javier Esparza, autor de El terror rojo en España, cree que no: “La inmensa mayoría de los fusilamientos de después de la guerra fueron ejecutados sin secreto, con cobertura jurídica y en lugares bien conocidos, como las tapias del cementerio del Este. Están sobradamente documentados. Al mismo tiempo, el Gobierno de Franco daba orden a los municipios de que abrieran todas las fosas con muertos de uno y otro bando y trasladaran los cadáveres a cementerios. Por eso los rastreadores de fosas están haciendo tan pocos descubrimientos y, además, lo que descubren pertenece a los dos bandos. Se trata de fosas que permanecieron ignoradas porque nadie pudo dar razón de ellas o porque, tras la guerra, los culpables prefirieron callar. Pero son excepciones –y muy escasas- a la norma”.

Durante la guerra civil, entre julio de 1936 y abril de 1939, los partidos y sindicatos que componían el Frente Popular se entregaron a una violenta represión contra los ciudadanos de derechas, católicos o considerados “enemigos de clase”. A pesar de que el territorio republicano no cesó de menguar durante la contienda, la cifra de víctimas mortales del Terror Rojo se cifra en torno a las 60.000 personas. Entre ellas, una cierta porción, pequeña, pero significativa, corresponde a los enemigos políticos internos del propio Frente Popular, como Andreu Nin y sus “trotskistas” del POUM.

24 comentarios

Dolores -

Quisiera tener noticias de las
hermanas Estebán. Ya sé qué están
luchando por conseguir algo, qué
muy merecidamente les pertenece,
espero qué todo ésto no quede en
olvido, pués como ellas hay muchas
personas en España qué lo están pidiendo. Un abrazo muy fuerte de su prima Dolores


pastor -

Defensa admite que puede haber más fosas en Alcalá, pero descarta buscarlas.

El Ministerio de Defensa sospecha que en la sede de la Brigada Paracaidista de Alcalá de Henaras puede haber más fosas comunes, como la descubierta el pasado día 11 de febrero, según se ha podido saber de fuentes solventes, pero descarta buscarlas. Esta es la información que representantes de este departamento ministerial han trasladado a una representación de la Fundación Andreu Nin, el líder del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) asesinado por agentes de Stalin en esos terrenos en 1937. Esta Fundación ha mantenido un primer encuentro con Defensa, con el objetivo de conocer la situación actual de identificación de los restos óseos encontrados en la sede de la Brigada Paracaidista de Alcalá de Henares, por si pudieran pertenecer al dirigente trotskysta.
La creencia de que la fosa descubierta casualmente, mientras se realizaban trabajos de construcción de un muro perimetral en el interior de las instalaciones militares, no es la única da una nueva dimensión a un caso sobre el que el propio Ministerio de Defensa ha impuesto un silencio informativo absoluto.
Después de ocultar el hallazgo de la fosa durante un mes, ahora se conoce que no es la única, sino que puede haber más «fosas de todo tipo», según las fuentes consultadas, «ya que la zona fue un antiguo campo de prisioneros republicanos» y también nacionales, donde se asesinaron a cuatrocientos sacerdotes. A pesar de sospechar que hay más fosas, el Ministerio de Defensa sostiene que al no existir referencias escritas, no es posible saber el lugar exacto en el que se encuentran. Por ello, no realizarán excavaciones aleatorias, pero sí que tendrán más cuidado cuando tengan que realizar alguna obra «para no destruir restos que puedan existir».
Desde que la fosa común fue descubierta, se han ido sacando restos humanos que, según el primer análisis realizado por la forense del Juzgado de Alcalá de Henares al que el juez militar pidió auxilio judicial, corresponden a seis cuerpos. Estos restos se encuentran en el Instituto Anatómico Forense desde el pasado día 13 de febrero para su análisis e identificación. El estudio se prolongará por espacio de unos dos meses más y fuentes de este centro dependiente de la Consejería de Justicia de la Comunidad de Madrid no descartan que se le puedan enviar más material. Actualmente, los trabajos se están centrando, en una primera fase, en la reconstrucción de los esqueletos con las piezas enviadas. Posteriormente, comenzará su identificación.
Precisamente, y en relación con el análisis de los restos, la Fundación Andreu Nin ha solicitado al Ministerio de Defensa que se aceleren estos trabajos, para que los familiares de este dirigente puedan hacerse las pruebas de ADN y saber si alguno de los restos pertenecen a Nin. Si se comprueba que no es así, exigirán el «esclarecimiento de su localización», según fuentes de la Fundación. En este sentido, sostienen que «hay gente viva que sabe con certeza dónde está». Además, pedirán que se reabra el juicio contra el POUM que se celebró en octubre de 1938.
Personarse ante el juez
Por otra parte, y en relación al procedimiento judicial en marcha, la Fundación Andreu Nin tiene previsto personarse este mismo mes en la causa que ha abierto el Juzgado Togado Militar Territorial número 11. Sin embargo, todavía se desconoce quién será finalmente la persona que se hará cargo definitivamente del caso, ya que el juez militar tuvo que pedir auxilio al Juzgado de Alcalá de Henares, al no contar con servicios forenses. Una vez que se conozca quién se hará cargo de la causa, los interesados en cotejar su ADN con el de los restos óseos podrán dirigirse al juzgado competente.

dester -

El presidente de la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica, Emilio Silva, ha admitido que su asociación sólo está para familias de desaparecidos republicanos: "Estatutariamente nosotros sólo estamos para familias de desaparecidos republicanos, pero eso no quita que defendamos los derechos humanos, en cuanto a la identidad y una sepultura digna para los desaparecidos".

Por ello no atenderán a las demandas de personas que creen que en la fosa común hallada en Alcalá de Henares pueden encontrarse restos de familiares. Según informa este miércoles Paloma Cervilla en ABC, Silva se justifica en que esta asociación no se persona en causas que están bajo investigación judicial y en que "nunca van a frentes de guerra, sólo a pueblos".

Silencio del Gobierno
De esta forma, ni la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica ni el Gobierno, que no ha querido pronunciarse sobre el hallazgo de una fosa en la que podría haber restos de asesinados por el bando republicano (incluso del líder del POUM "Partido Obrero de Unificación Marxista-, Andreu Nin, asesinado por agentes de Stalin), parece que vayan a hacer nada por esta fosa.

Y todo esto a pesar de que la Ley de Memoria Histórica se aprobó la legislatura pasada con la idea de facilitar la identificación de restos óseos que se sospechen provienen de fusilados durante la Guerra Civil.

Luis Demetrio -

La asociación de las fosas de la Guerra Civil admite su interés en una memoria selectiva, por lo que no se personará en la exhumación de los restos hallados en el antiguo cuartel de la Brigada Paracaidista de Alcalá (Madrid). Según informa este miércoles ABC, el presidente de la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica, Emilio Silva, ha invocado los estatutos: "Nosotros sólo estamos para familias de desaparecidos republicanos", ha dicho.

Mientras tanto, el Gobierno mantiene el mutismo sobre unos restos hallados en una zona que fue de dominio del Ejército Popular hasta el final de la Guerra.

La Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica, tan inquisitiva en casos relacionados con desaparecidos del bando republicano, ha confirmado este martes que no moverá un dedo por saber quiénes fueron apilados en la fosa común encontrada a finales de febrero en el antiguo cuartel de la Brigada Paracaidista, hoy sede de las unidades ligeras del Ejército.

Es probable que los restos pertenezcan a víctimas de la represión republicana contra miembros del bando nacional e incluso contra republicanos purgados en brutales detenciones y torturas por el Ejército Popular y los siniestros comisarios políticos de Stalin en España. La zona donde ha aparecido la fosa fue de dominio republicano hasta el final de la Guerra.

Coincide, además, con el lugar donde fue localizado por última vez Andrés Nin, dirigente del POUM detenido, desollado vivo y asesinado por agentes de la temible NKDV de Stalin, mientras el Gobierno de la República miró para otro lado.

Según ABC, que ha hablado con Emilio Silva, la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica "no ayudará a las personas interesadas en saber si entre los restos de la fosa común hallada en Alcalá de Henares pueden encontrarse algunos de sus familiares desaparecidos".

La razón de esta inacción está en los estatutos, según el presidente de la asociación: "Nosotros sólo estamos para familias de desaparecidos republicanos, pero eso no quita que defendamos los derechos humanos, en cuanto a la identidad, y una sepultura digna para los desaparecidos", cita el ABC de su consulta a Silva.

También aducen que "nosotros nunca vamos a frentes de guerra, sino sólo a pueblos donde nos dicen el lugar y los desaparecidos con nombre y apellidos. Tiene que haber indicios y evidencias".

batallador -

Y no véis todos un gran paralelismo entre lo que pasa hoy y la década de los 30. Todos los grupos del frente popular están ahora formando la misma bronca que entonces y en ambas ocasiones mientras ellos estaban en el poder (1931-33 y 1982-96) todo va bien. Cuando ven que la derecha gobierna, y bien, a partir de las elecciones de 1933 y 1996, pues hay que destrozar todo.
Tengo entendido que la idea principal de Largo Caballero (y por ello el PSOE, ni que decir todos los demás) era "dictadura del proletariado" no república demócrata y liberal.
Y después de más de 70 años de dictaduras del proletariado ya vimos lo que había cuando cayó el muro. ¿Qué había en la RDA, Polonia, Rumanía, etc. y la URSS? Miseria y compañía. Eso sí, nuestros dirigentes izquierdistas nos tenían fascinados con el paraíso socialista, con lo bien que se vivía en la Rumanía de Ceaucescu, etc. Debía de ser que ellos tan sólo frecuentaban las dachas, palacetes y mansiones de los dirigentes de esos regímenes.

Santos Gonzalez -

La situación actual de quiebra de la legalidad y los embites de los secesionistas junto con la colaboración por omisión del gobierno me recuerda mucho a la expuesta por Don Pío Moa en el libro : "1934, el PSOE y la Esquerra inician la contienda"

Vivimos hoy dia una situación similar, el gobierno de Zapatero no defiende la ley y tampoco propone un nuevo sistema de estado, prefiere promover tensiones y conflictos entre comunidades autónomas que el propio gobierno de Zapatero crea a propósito para presentar una nueva república como la solución a los males de España.

Cabe resaltar que esos males que sufre España en la actualidad son males coyunturales, creados e impulsados por Zapatero, es el propio PSOE quién está favoreciendo al máximo la inestabilidad para luego presentar la república como la solución a los propios males que ellos mismos han creado.

En definitiva, estamos en un cambio de régimen y esto es en lo que hay que insistir y explicar a los Españoles, de la estrategia de Zapatero de provocar un cambio de régimen donde poder perpetuarse en el poder: de momento controlan el 90% de las televisiones y la educación a través de asignaturas adoctrinantes como educación para la ciudadanía.

Yo no tengo ninguna confianza en el futuro, a ver si estos pitonisos del PP se dan cuenta de que para llegar al poder hay que echarle huevos como hizo Aznar. El centrismo tan sólo sirve para legitimar el cambio de régimen que prepara Zapatero y esto es otro problema.
Saludos.

alejandro -

Como veis hay muchos misterios en el mundo de la IZMIERDA, tienen mucho que explicar, sobretodo a la hora de predicar que luchan por una clase a la que utilizan y explotan para crear una casta sociopolítca vinculada con un partido o un ideal para oprimir al que no comulgue con el rebaño.

Victor G. L. -

por qué el Gobierno de la II República, en los primeros días de agosto del 36, intenta contactar con Hitler para que le venda armamento?

¿Por qué los falangistas en las trincheras de la Guerra civil, exibían las banderas de la República y en las filas del Frente Popular no había ni una y si todas de la URSS, anarquistas y de otra índole?

fuster -

el partido nazi es NACIONALSOCILAISTA y el fascismo es una escisión del partido socialista italiano que no renegó de los ideales socialistas lo que pasa es que germinó en el un nacionalismo italiano radical y fundamentalisyta, como ERC, CiU o el PSC en Cataluña. Si Satlin era comunista, ¿expolicamé por qué firmo el pacto con Hitlert de no agresión? Hay tantas cosas que explicar queridos amigos, podrían las izquierdas empezar a explicar muchas...¿no os parece?

Jose E. -

Hiler era socialista, Moussolini era socialista y del ala más radical del socialismo italiano. Hay que saber utilizar los terminos nazis y fascistas que a lo mejor se sorprende más de uno.

frede -

Por mucho que se empeñen estos progres nazis y fascistas (fascistas rojos los llamaban los disidentes comunistas españoles que sufrieron la barbarie stalinista, es decir, los mismos comunistas) jamás podrán tapar los asesinatos cometidos por las izquierdas y los rojos. Para mí ser nazi o comunista es lo mismo como así lo sufrieron millones de seres humanos que primero sufrieron la barbarie nazi y al ser liberados por el ejércio rojo, sufrieron la barbarie stalinista. Millones de seres humanos cadávericos y moribundos por culpa de la Alemania nazi, no les cambió en nada su "status" de misería humana al ser capturados por los rusos. Se cambió el collar pero el perro era el mismo.

Por mucho que te empeñes mescaler no podrás tapar el sol con un dedo, y en este caso ni con la mano, ni con las dos al menos que hagas lo mismo que los tuyos, crear una checa, la de Fomento o la del Gobierno de la Generalitat durante la guerra civil, llenar la modelo o el Castillo de Montjuic de ideseables como nosotros y aún así no podrás tapar LA VERDAD.

Jose E. -

Los rojos no luchaban por la libertad y mucho menos por la democracia. Se cargaron la republica y a ESPAÑA la encaminaban a una dictadura pro sovietica. Y a una desintegracion, Inmersa en una locura de torturas y asesinatos. Matanza de curas, checas por doquier, paracuellos. etc.Y a todo esto por la libertad la republica y la democracia. Manipuladores y mentirosos.

ciudadano -

Miles de mártires durante la Guerra de 1936, católicos militantes y clérigos. Eso es obra de sociatas, marxistas, anarquistas y masones.
Pretendieron el exterminio de la religión católica a sangre y fuego. ZP hace algo parecido, junto a sus medios afines, pero eso sí, sin derramamiento de sangre, aunque sí con mucha mala uva, con campañas blasfemas y embustes.
Si gran parte de la Iglesia se alió con Franco, es normal. los rojos (de sangre de inocentes) fueron a muerte contra todo lo que significase catolicismo.
¿Esos eran los demócratas y defensores de las libertades que nos quieren presentar, o más bien bestias criminales, alimañas politizadas con tal de imponer en España la dictadura del proletariado?, esa “filosofía materialista” que lleva muchos millones de crímenes sobre sus espaladas, que no sobre sus conciencias, pues carecen de ellas.
Señores izquierdones, díganme si “comulgan” con lo que hicieron sus antepasados hace siete décadas, que provocó una guerra, pues harto de persecuciones, la otra media España, la perseguida, se alzó un glorioso 18 de julio.

demóstenes -

La España Roja fue una diabólica órgía de sangre, propiciada por el fascismo ultra-izquierdista y pro-bolchevique que pretendía imponer en España el totalitarismo marxista. para ello, fusilaron en paracuellos casi 8000 personas, cientos de ellos niños.
Para ello no dudaron, los chusmas criminales frentepopulistas, en quemar iglesias y conventos, llevarse el oro del Banco de España a Moscú, perseguir cruentamente a monárquicos, católicos y derechistas, es decir, extirpar el pensamiento opositor.
La izquierda sigue asesinado hoy día: Eta, aprobación del aborto durante el felipismo…
Muchos exiliados rojos lo fueron porque al perder la Guerra Civil, se fueron de nuestra patria por no enfrentarse al juicio por sus brutales asesinatos.
El terror rojo no empezó con la guerra, sino con república de 1931. Ahí está la verdadera historia, no la desmemoria histérica de ZP, tergiversadora y mentirosa.
Jamás ha pedido perdón la izquierda por su abominable e inhumana conducta. Se vé que no se arrepienten. Matar al enemigo político forma parte de la ideología izquierdona.

Román Dominguez -

Libro El Terror Rojo en España.
La puesta en marcha por parte del Gobierno de Rodríguez Zapatero de la Ley de Memoria Histórica ha tenido consecuencias de distinto alcance. Percibida por una parte sustancial de la sociedad española como una tentativa de los herederos de los vencidos en la guerra civil de ajustar cuentas con los vencedores -como un intento de revancha y una manifestación de rencor, en definitiva-, su tramitación, aprobación e introducción en el debate político ha tenido como uno de sus principales efectos –malgré monsieur Zapatero-, la aparición de un fenómeno editorial, en forma de una larga serie de títulos, que impugna la versión unilateral que pretende consagrarse vía BOE.

Se trata de una ingente producción, que ha llegado al mercado y que, por lo mismo, muestra una desigual calidad. Junto a obras estimables se han deslizado otras de mediocre factura, escasamente innovadoras y perfectamente prescindibles. La que nos ocupa no pertenece, desde luego, a estas últimas. Antes al contrario, Esparza ha escrito la que quizá persista como obra de referencia tanto por la documentación manejada como por el entramado que teje, en el que esa documentación cobra vida. No es, como en tantas ocasiones hemos sufrido, una mera recopilación; ni tampoco una elucubración apenas justificada por las notas que se aducen, ni una colección de testimonios que, por causa de su abundamiento, terminan por hastiar o apenas referir una casuística a modo de interminable letanía.

En nuestro caso, el autor despliega un fresco vívido, de extraordinaria amenidad y de un rigor más allá de toda duda. Mostrando el objetivo y las razones que movieron al gobierno de la República a amparar los crímenes cometidos en su zona, la constitución de un poder paralelo a cargo de las milicias y partidos de Frente Popular, la cobertura legal que se le dio al asesinato y hasta al genocidio; indaga en las matanzas colectivas perpetradas en la zona frentepopulista, en su naturaleza y en su finalidad. Pero, sobre todo, encaja todos estos hechos en su contexto, los explica en función de una ideología de odio, totalitaria y criminal que, ya fuese en forma institucional o bien disfrazada de “incontrolados”, perseguía un mismo objetivo criminal. Un objetivo que no brotó como por ensalmo el 18 de julio, sino que encuentra su lógica en la prédica revolucionaria que venía incubando con anterioridad los gérmenes de la brutal persecución que se desencadenó en España en el fatídico verano de 1936.

Apoyado en una documentación tan extraordinariamente sólida como la que se encuentra en la Causa General, proyecta una explicación –y no tan sólo una panoplia narrativa- de los hechos acaecidos hasta el final de la guerra. Inevitablemente, se adentra en la evolución de la zona frentepopulista a lo largo de la guerra mostrando cómo la pulsión del asesinato formó parte del ethos rojo y que, si bien disminuyó en términos cuantitativos – en función del hecho del descenso de potenciales víctimas, ya que estas habían sido aniquiladas-, la represión tomó otras formas, se institucionalizó y no cesó hasta el último día del conflicto.

Estamos, pues, ante un trabajo de primer orden. Seguramente, la academia oficialista –en las sectarias manos de quienes profesan la unilateralidad del propagandista- tenderá a ignorarlo. Pero el lector que verdaderamente esté interesado en conocer lo que sucedió no podrá prescindir de este libro. Pues, de entre las obras dedicadas al “terror rojo” (título que al autor justifica cumplidamente) y la represión, sin duda estamos ante la más estimable de todas. Y con la que está cayendo, resulta imprescindible.

Jose Martinez -

Los crímenes del Frente Popular.
Unas 60.000 personas fueron asesinadas por partidos y sindicatosdel bando republicano en la guerra civil. Fue el terror rojo
Unas 60.000 personas fueron asesinadas por partidos y sindicatosdel bando republicano en la guerra civil. Fue el terror rojo.

La zona de España gobernada por el Frente Popular vivirá un proceso de terror político que terminará cobrándose 60.000 vidas. Primero será la caza del enemigo, con la coartada de la espontaneidad incontrolada de las masas. Las víctimas de esa caza, sin embargo, no son aleatorias ni fortuitas, sino muy concretas desde el punto de vista revolucionario. Son los “enemigos de clase”: religiosos de cualquier condición, políticos de la derecha, propietarios e industriales, militares sospechosos?

Pero en muy poco tiempo, en un vértigo de sangre, la lista se amplía: ya no sólo los religiosos consagrados, sino también los ciudadanos de fe manifiesta; ya no sólo los políticos de la derecha, sino también sus votantes; ya no sólo los grandes propietarios, sino también el labrador, el comerciante, el profesional liberal; ya no sólo los militares de quienes pueda pensarse que simpatizan con el alzamiento, sino cualesquiera otros que se convierten en culpables simplemente por llevar uniforme. He aquí algunos ejemplos espigados de la obra “El Terror Rojo”.


Reparto de armas

“19 de julio de 1936, domingo: José Giral, recién nombrado presidente del Gobierno de la II República, autoriza el reparto de armas al pueblo. El ‘pueblo’ son las milicias organizadas por los partidos del Frente Popular: socialistas, comunistas anarquistas. Para obtener un fusil no se precisa más requisito que exhibir la documentación de un partido o sindicato de izquierdas o, incluso, manifestarse simplemente simpatizante. Miles de activistas políticos se encuentran así súbitamente dotados por el propio Gobierno de armas, es decir, de poder. El objetivo de la medida es defender a la República contra la sublevación militar que desde la tarde del 17 de julio viene extendiéndose, a partir de Melilla, por todo el territorio nacional. Las armas, en efecto, servirán para eso. Pero “defender la República”, para los partidos de izquierda, equivale a desencadenar la revolución. Y junto a la revolución se desatará el terror.


Matanza de oficiales

El general de artillería de la Armada Francisco Matz, subsecretario del Ministerio de Marina, asistido por el oficial de transmisiones Balboa, organiza desde el 15 de julio las comunicaciones por radiotelégrafo para que sólo sean conocidas por los marinos afectos al Frente Popular. ¿Lógica prevención ante un golpe de Estado? Sin duda.

Pero ocurre que entre las instrucciones cursadas desde el Ministerio a los marinos figura aquella de que no pierdan de vista a sus jefes pues están “todos ellos complicados en la traición”. La marinería, muy infiltrada por los partidos revolucionarios, se hace con el control de las naves y apresa a los mandos. En pocas semanas los oficiales de la Armada serán aniquilados. Alrededor del 50% de los oficiales de la Marina en zona republicana serán ejecutados por el Frente Popular a lo largo de la guerra, especialmente en Cartagena y Málaga (?) La cifra de oficiales de marina asesinados sólo en Cartagena a lo largo de la guerra asciende a 131 víctimas. El cómputo total de asesinatos asciende a 255 mandos del Cuerpo General de la Armada; la plantilla total, el 17 de julio, era de 721 personas. Matz será elevado al cargo de ministro de la Marina. Y el responsable directo de aquellas órdenes, Benjamín Balboa, oficial 3º del cuerpo de auxiliares de la Armada, será nombrado subsecretario de Marina.


Milicias para la represión

En Madrid, tras la toma del Cuartel de la Montaña, los milicianos habían obtenido 100.000 fusiles: más fusiles que combatientes. Desde el día anterior funcionaban ya cinco unidades de milicias organizadas, pero ni los socialistas ni los anarquistas las movilizarán para el combate. Sólo las milicias comunistas estaban dedicadas al esfuerzo de guerra . De hecho, hasta el 27 de septiembre, ya caído Toledo, no se movilizará militarmente a las milicias socialistas y anarquistas. ¿Qué hacían hasta entonces? Dedicarse a la represión.

Exactamente lo mismo está ocurriendo en Barcelona: en las columnas de mando anarquista que avanzan sobre Aragón militan 18.000 milicianos y 4.000 soldados regulares, pero en Cataluña los gubernamentales disponían de 100.000 fusiles. ¿Qué se hacía con los 78.000 fusiles que no fueron al frente? Matar “fascistas”. Ha comenzado la caza.


Miles de asesinatos

Los milicianos, conscientes de su recién adquirido poder, intensifican la represión. El 25 de julio, en Morón de la Frontera (Sevilla), asesinan a 25 personas. El día siguiente los asesinados son 14 en la misma provincia, en la localidad de Utrera. En la primera semana de agosto morirán 128 personas en Jaén. Son sólo unos pocos ejemplos de la convulsión de muerte que llena el país.

Según los datos de Martín Rubio, las víctimas del terror rojo se cuentan por miles en los trece días que van desde el 18 de julio hasta el final del mes. Las cifras son escalofriantes. En Madrid son asesinadas 726 personas. En Aragón, 488. En Cataluña, 730. En las regiones de Levante, Murcia y Baleares, 467. En Andalucía, 478. En Extremadura, 67. En La Mancha, 409. En Asturias, 218. En Santander, 44. En el País Vasco, 79. Martín Rubio rescata de la Causa General el testimonio, sumamente ilustrativo, del médico forense del juzgado de instrucción de Gijón, distrito de Oriente, Honorio Manso Rodríguez: “Y así seguimos un día y otro día, encontrándonos al acudir todas las mañanas al depósito judicial con verdaderos montones de cadáveres.


Ensañamiento

El día 14 de agosto con 91 cadáveres, el 21 de mismo mes con 142, el día 27 con 32, el 28 con 20, el 30 con 47, el 6 de septiembre con 25, y otros muchos días con cifras superiores a 10 cadáveres. Todavía no constituyen la totalidad de las personas asesinadas en Gijón, pues una tercera parte, o más, de los asesinados fueron arrojados al mar. Por último se dio orden terminante de que no fuesen conducidos más cadáveres al depósito judicial, sino que fuesen llevados directamente al cementerio.

A los pocos días de estallar la guerra, el general López Ochoa, convaleciente en un hospital militar, es secuestrado por los milicianos, fusilado y decapitado; los milicianos pasearán su cabeza clavada en una bayoneta por las calles de Madrid. En Motril (Granada), el 26 de julio, el sacerdote Manuel Martín Sierra es apresado y conminado por los milicianos a escupir sobre un crucifijo; como el cura se negó a hacerlo, le clavaron el crucifijo en los maxilares antes de asesinarlo.

En Caspe (Zaragoza), el 27 de julio, fue apresado por los milicianos Antonio Guiu Giral; se le hizo caminar por las calles amarrado, descalzo y semidesnudo, hasta la casa de su madre, a la que se obligó a salir al balcón para ver cómo arrastraban a su hijo hasta el cementerio, donde fue fusilado. El obispo de Cuenca, Cruz Laplana Laguna, fue asesinado el 8 de agosto de 1936; su cadáver fue mutilado con un hacha y parcialmente calcinado.

En Ontinyent, Rafael Alonso Gutiérrez, católico, fue detenido y llevado ante el comité revolucionario de Ayelo, donde se le sometió a diferentes torturas: fue enterrado vivo y le desollaron la espalda. Devuelto a Onteniente, fue fusilado el 11 de agosto (...) Los casos de ensañamiento salvaje serán relativamente numerosos en las áreas rurales, donde los comités de milicianos se han convertido en único poder.

Román Dominguez -

(continuación.........

(…)

El golpe de gracia llegará inmediatamente después. Durante el mes de junio de 1937, el Gobierno del Frente Popular, ya claramente bajo presión comunista, aniquila a los sectores del propio ejército que estaban en manos del POUM y de los anarquistas, todos ellos en el frente de Aragón. El 29 de julio se desarma a la división 29 (del POUM) en el frente de Huesca. El 4 de agosto se aprueba el decreto que disuelve el Consejo anarcosindicalista de Aragón; la decisión se guarda en secreto una semana y se ejecuta manu militari el día 11, cuando la división del comunista Líster, por orden de Indalecio Prieto, nuevo ministro de Defensa, toma Caspe, disuelve el Consejo ácrata, ocupa sus dependencias y sitia Alcañiz. Al norte del Ebro, la también comunista división 27 completa la tarea represiva, que termina con la disolución de las tres divisiones anarcosindicalistas del frente de Aragón. El Consejo de Aragón, que no había sido un ejemplo de eficacia política, pero sí un símbolo de enorme importancia ideológica para el comunismo libertario, es rápidamente sometido a un riguroso proceso de depuración, con el evidente objetivo de desprestigiar a la CNT. Los principales líderes del Consejo serán acusados por el Frente Popular –es decir, por iniciativa del PCE- de haber cometido una larga lista de crímenes: robos, abusos, malversación, tráfico de alhajas, asesinatos… El propio presidente del Consejo, Ascaso, será encausado por diferentes delitos.

Mientras tanto, en Barcelona la policía emprende la persecución más cruenta contra el POUM. El nuevo jefe policial es, desde mayo, Ricardo Burillo, el jefe de los guardias de asalto que mataron a Calvo Sotelo, y que ahora ha ingresado en el PCE[5]. Burillo está, de hecho, trabajando con Orlov y de consuno con la checa soviética. Son los policías de Burillo quienes, por indicación de Orlov, detienen al líder del POUM, Andrés Nin. Llevado primero a Valencia y después a Madrid, Nin será torturado, desollado, desmembrado y, finalmente, asesinado en Alcalá de Henares, el 20 de junio de 1937, por los chequistas de Orlov[6]. La versión oficial del Gobierno del Frente Popular, sostenida entre otros por Negrín y Carrillo, dirá que Nin fue liberado de la checa “por sus amigos de la Gestapo”[7]. También son detenidos otros líderes del POUM como Julián Gorkin (Julián Gómez García). La acusación de trotskismo caerá sobre mucha gente. No se librará tampoco Galarza, el siniestro ministro de Gobernación, que es obligado a abandonar su cargo. ¿Era Galarza trotskista? Evidentemente, no. Pero su puesto era de lo más apetecible. Le sustituirá Zugazagoitia, otro socialista, pero el director general de Seguridad será el comunista Antonio Ortega.

Galarza no era trotskista, como, por supuesto, tampoco Nin era un agente nazi ni tenía amigos en la Gestapo, pese a las imputaciones de Negrín y Carrillo. Pero un rasgo característico del Terror rojo, cuando lo administran manos soviéticas, es la construcción de acusaciones delirantes, cuya inverosimilitud se presenta deliberadamente como muestra insuperable del monstruoso crimen del reo. Esta técnica fue muy utilizada en las grandes purgas estalinistas de los años treinta en la URSS y se aplicará también, desde muy temprano, sobre los militantes del POUM con el objeto de sepultarlos en el oprobio. A principios de 1938 los comunistas hacen circular por Europa un panfleto, Espionaje en España, pura intoxicación estalinista, que pretende sustanciar los cargos contra el POUM. El libro lo firma “Max Rieger”, que en realidad no existe; bajo ese nombre se oculta un equipo de la Internacional Comunista dirigido por el agente Stepanov. El prólogo lo va a escribir José Bergamín, agregado cultural de la República en París y presidente de la Alianza de Intelectuales Antifascistas. El texto de Bergamín merece mención detallada, porque es un ejemplo supremo del agit-prop soviético[8]. Estos son sus argumentos fundamentales:

“El fascismo no podía encargar a simples agentes para que abriesen la lucha contra el Frente Popular Español, el gobierno republicano y el Ejército. El POUM, fundado por Joaquín Maurín con un puñado de aventureros (Nin, Gorkin, Andrade, etc.), expulsados del Partido Comunista Español, reunía para los estados mayores fascistas un conjunto de condiciones especialmente ventajosas, porque teniendo la apariencia de un partido revolucionario tenía la posibilidad de infiltrar sus hombres en las organizaciones de trabajadores, en los periódicos, en los sindicatos antifascistas, para descomponer el Frente Popular [...] Los acontecimientos de mayo de 1937 en Barcelona mostraron que el POUM y sus dirigentes no eran un partido minúsculo que traicionaba. El análisis de estos acontecimientos demostró además que no se trataba de un partido, sino de una organización de espionaje y de colaboración con el enemigo, no de una simple organización de convivencia con el enemigo sino enteramente en sus manos, parte integrante de la organización fascista internacional en España [...] La guerra española ha dado al trotskysmo internacional, al servicio de Franco, su figura exacta: la del caballo de Troya. El lector de este libro sacará él mismo las consecuencias, es decir las verdades que en razón de su evidencia manifiesta no son susceptibles de ser deformadas o mentirosamente transformadas incluso por la pluma mágica y engañosa del pirata Trotsky, jefe visible de estas organizaciones de espionaje y falsificación revolucionaria, al servicio del fascismo internacional”.[9]

Román Dominguez -

Por qué mataron a Andreu Nin.

“Desde el mismo verano de 1936 [en Barcelona], los soviéticos, a través del cónsul Antonov-Ovseenko y del agente Erno Gerö, pugnan por apoderarse de los aparatos de orden público siguiendo consignas de Moscú. Su primera victoria, a finales de ese año, será disolver el Comité de Milicias y lograr que toda la autoridad sobre el orden público pase a una consejería de Seguridad Interior formalmente capitaneada por un miembro de Esquerra, Artemio Aiguadé, pero donde el jefe de orden público era un comunista, Rodríguez Salas. A Moscú le obsesiona en ese momento acabar con cualquier disidencia respecto a la ortodoxia estalinista; toda línea distinta de Moscú es perseguida y aniquilada como “trotskista”. En Cataluña había una de esas líneas heterodoxas: la que encarnaba el POUM.

El POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) era un pequeño partido comunista arraigado sobre todo en Cataluña, nacido en 1935 de la fusión entre Izquierda Comunista de España, grupo separado del trotskismo y dirigido por Andreu Nin, y el Bloque Obrero y Campesino, escindido del PCE y que dirigía Joaquín Maurín[1]. Era un partido abiertamente revolucionario. Su objetivo puede sintetizarse en las posiciones expresadas por Maurín en Gijón, en abril de 1936: unificar al proletariado –unos cuatro millones de personas, estimaba él- para “apoderarse del poder en un movimiento de violencia y establecer el régimen que más convenga a la masa obrera, con o sin Estado, pero de tipo esencialmente revolucionario”, de modo que España “sea el segundo país del mundo que empuñe, encendida, la tea roja del régimen soviético”. Era, pues, un partido comunista; ahora bien, un partido comunista que escapaba al control de la Internacional y de Moscú[2]. A principios de 1936 el POUM suscribió el pacto del Frente Popular. Y cuando estalló la guerra, entró en el Gobierno catalán y secundó a la CNT en la política revolucionaria de colectivizaciones. Verificó así su oposición a la postura del PSUC –el partido estalinista catalán, vinculado al PCE- y de la UGT, que eran partidarios de las nacionalizaciones[3] y, sobre todo, proclives a posponer la revolución para hacer la guerra, en consonancia con las posiciones oficiales de Moscú, la Komintern y el PCE. El Partido Comunista había denunciado al POUM desde muy temprano: ya el 6 de junio aparece una primera andanada desde Mundo Obrero: la firma, llamativamente, Santiago Carrillo. El antagonismo entre ambas fuerzas crecerá de manera irremediable y llegará a su extremo a finales de agosto de 1936, cuando el POUM proteste por las ejecuciones de los disidentes Zinoviev y Kamenev a manos de Stalin. A partir de ese momento, la Internacional y, en consecuencia, el PCE y el PSUC acosarán al POUM bajo la convencional acusación de “trotskismo” hasta conseguir que sea excluido del gobierno catalán en el mes de diciembre. Pero a Moscú no le bastaba con apartar al POUM del poder: el objetivo no era sólo anular la influencia política de los rivales, sino aniquilarlos. El periódico comunista Frente Rojo, editado en Valencia, proclama el 6 de febrero de 1937: “La partida del trotskismo fascista debe ser disuelta y juzgada como fascista”. Los llamados “hechos de Mayo” en Barcelona significaron la culminación de ese enfrentamiento y la victoria del comunismo estalinista sobre cualesquiera otros competidores.

(…)

El 13 de mayo, en la sede del Gobierno del Frente Popular, en Valencia, los comunistas del PCE presionan a Largo para que disuelva el POUM. El PCE quiere entregar a sus patronos soviéticos las cabezas de los “trotskistas”. Pero no es sólo eso lo que buscan: los comunistas tenían en su punto de mira al presidente del Gobierno desde varios meses atrás, tanto por el incidente Asensio como por la pretensión de Largo de controlar a los comisarios políticos; junto a eso, la mala marcha de la guerra, con la reciente pérdida de Málaga, había hecho muy frágil la posición del viejo socialista, y ahora, tras los graves sucesos de Barcelona, los comunistas aprovecharán la situación para forzar las cosas. Frente a la presión del PCE, Largo Caballero se resiste a disolver el POUM. Entonces los ministros comunistas del gabinete le presentan la dimisión. Es un ultimátum sin respuesta posible: que los comunistas abandonen el gabinete significaría, en breve plazo, la retirada de la ayuda soviética. Largo pide socorro a Azaña, pero no hay nada que hacer. Además, a continuación del ultimátum comunista, serán otros ministros socialistas los que amenacen con la dimisión. Finalmente, Largo Caballero se rendirá.

(…)

¿Cómo estalló una crisis de tan largo alcance? Parece comprobado que en los sucesos de mayo de Barcelona hubo una estrategia de provocación que obedecía, al menos, a tres fuerzas distintas. Una, la estrategia comunista, que según Krivitski provocó el choque para acabar con el POUM. Otra, la estrategia del propio jefe de Seguridad de la Generalitat, Rodríguez Salas, del PSUC, que hostilizó deliberadamente a la CNT con el propósito de hacerla saltar. Ricardo de la Cierva subraya una tercera estrategia, en principio bien documentada: la de la quinta columna nacional infiltrada en las juventudes libertarias, que estimuló la violencia de éstas[4].

(continua.......

Jose Esparza -

PARACUELLOS: TESTIMONIO DE RAFAEL LUCA DE TENA SOBRE EL GENOCIDIO DE PARACUELLOS

"Como católicos debemos perdonar y así lo hemos hecho. Pero lo que no haremos nunca es olvidarlo, no podemos. Ojalá que los españoles no vuelvan a vivir un drama semejante"

La memoria histórica, que algunos tanto reivindican, nos exige que jamás olvidemos el mayor genocidio político nunca cometido en España: las matanzas de Paracuellos. De las aproximadamente 12.000 personas asesinadas en la provincia de Madrid por los sicarios del Frente Popular, casi la mitad fueron masacradas en Paracuellos bajo la dirección del recientemente homenajeado Santiago Carrillo.

En humilde desagravio por indecente homenaje que unas autoridades inmorales han brindado a semejante asesino reproducimos el testimonio de uno de los supervivientes de la masacre:

Testimonio de Rafael Luca de Tena (Del libro ‘Paracuellos de Jarama’, de D.Carlos Fernández. Edit. Argos Vergara. 1983).

“El 18 de julio de 1936 mi familia estaba en Madrid. Vivíamos en Alcalá 72. Y tenía 27 años y era el mayor de mis hermanos. Había estudiado Química y Farmacia.

El 13 de julio, día del asesinato de Calvo Sotelo, llegué a la estación del Norte en el exprés procedente de Vigo, a donde había ido a ver a mi novia y que hoy es mi mujer. Mi hermano Cayetano fue al entierro de Calvo Sotelo y en una refriega a la salida del camposanto le cayó encima un herido que le llenó de sangre. Llegó descompuesto, como si ya viniese del frente. En mi familia, como creo que en la mayor parte de las españolas, se presentía la guerra civil.

Iniciada la contienda y tras la confusión de los primeros días, fui detenido junto a mis tres hermanos, Cayetano, Ramón (que había estado en la defensa del Cuartel de la Montaña) y Daniel (que el 18 de julio toreaba en Barcelona y consiguió venir a Madrid). A otro hermano mío le cogió el Alzamiento en Extremadura en la finca de unos familiares. Se incorporó a la Legión como teniente de complemento y murió en la batalla del Ebro.

El primer día de detención lo pasamos en la checa de la calle Marqués de Cubas y a continuación ingresamos en la cárcel Modelo, creo que al día siguiente de la famosa matanza (23 de agosto).

Uno de mis primeros trabajos fue limpiar con una rasqueta las grandes manchas de sangre que habían quedado. Por cierto, recuerdo que cuando estaban echando los cadáveres a los camiones, al de Melquíades Álvarez le dieron mucho impulso y voló por encima del camión, cayendo del otro lado sobre unos milicianos.

Yo era el preso número 827 de la quinta galería, piso tercero, y mi celda daba a la Moncloa. La cárcel estaba llena. Destacaban cientos de militares, entre ellos bastantes generales y coroneles; también había muchos sacerdotes y falangistas, altos empleados de Correos y Telégrafos, títulos nobiliarios. En fin, como nos decían los milicianos: “carroña fascista”. Para pasar el rato, a pesar de la espada de Damocles que pesaba sobre nuestras cabezas, se organizaron varios partidos de fútbol. Allí estaba Ricardo Zamora (luego puesto en libertad) y Monchín Triana (que sería asesinado), conocidos jugadores del Madrid.

Cuando las fuerzas nacionales llegaron a las afueras de la ciudad, nosotros las veíamos desde la Modelo y nuestra tristeza se trocó en alegría pues esperábamos que pronto nos liberasen. Sin embargo, no pudo ser y el cerco se estabilizó toda la guerra. En la tarde del 6 de noviembre se hizo la primera gran saca. Los milicianos cogieron el fichero y lo abrieron por una letra. Fue la M y, de momento, los Luca de Tena nos libramos. Luego iban alternando unas con otras indiscriminadamente. Entre el 6 y el 8 la cárcel quedó semivacía ¡ y había allí más de 5 mil presos!

Poco después, tomaron la cárcel como cuartel general los miembros de las brigadas anarquistas de Durruti. También era la Modelo hospital de sangre y depósito de municiones. El día 17 comenzaron a evacuarnos a otras cárceles cercanas. Mis hermanos Daniel y Ramón acabaron en Porlier. Cayetano y yo fuimos a San Antón. El traslado se llevó a cabo en unas condiciones dantescas, en medio del fuego entre las columnas nacionales, que estaban a las puertas de la Modelo y las fuerzas rojas que defendían la capital. A la salida de la cárcel, saltábamos de trinchera en trinchera. Yo me acuerdo de Walken, un famoso fotógrafo madrileño que venía al lado mío. Luego, nos metieron en unos camiones y nos llevaron hasta San Antón.

Allí, nos encontramos con mucha gente conocida; entre otros a Julián Cortés Cavanillas que estaba de ordenanza. A mí el que más impresión me causó fue don Pedro Muñoz Seca, siempre con su buen humor y con una palabra amable para levantarnos el ánimo, tarea casi imposible en tan dramáticas circunstancias.

Y el 27 de noviembre por la noche dio comienzo la gran saca. Julián iba nombrando los presos que figuraban en la relación que le habían dado los guardianes para el “traslado”. “Creo que vais a Chinchilla” nos dijo. Don Pedro estaba cerca de nosotros. Yo le dije: “Venga al lado nuestro que le protegeremos mejor, va usted muy desabrigado y hace mucho frío.” Pero no pudo. Le dio un abrazo a mi hermano Cayetano y salió en otro autobús distinto al nuestro, rumbo... a una fosa previamente cavada en Paracuellos del Jarama.

Lo nuestro fue asombroso. Salimos de Madrid y el coche apagó las luces. Yo, que conocía la zona, iba haciéndome una composición de lugar por donde nos estaban llevando. De repente, el coche se paró. Yo calculé que estábamos sobre la desviación al pueblo de Barajas, en terrenos que pertenecían a una finca del duque de Tovar.

El autobús comenzó a encender y a apagar las luces. Debía ser la señal convenida. Pasan los minutos. Se oye una conversación entre nuestros guardianes, el escuadrón 50 de escolta del Partido Comunista, y otros -suponemos- milicianos. “Aquí llevamos -dice una voz- a una cuadrilla de fascistas para fusilar. “Parece que nos hemos desviado de la ruta. Después de más esperar -yo deduzco que a los otros autobuses del convoy- se da orden de continuar la marcha. El autobús -con las luces apagadas- en medio de la oscuridad da vueltas y más vueltas y, sobre las cuatro de la madrugada del día 28, se para nuevamente. El chofer dialoga con unos milicianos que le dan el alto y oímos el siguiente diálogo: - “El Papa es un cabrón.” Ésta es la contraseña.

- Que el Papa “es un cabrón” estamos de acuerdo -le responden-, pero nosotros de contraseña no sabemos nada. Acercaros a la cárcel de Alcalá, que está ahí al lado, y preguntar.

Y tras esta peripecia asombrosa, llegamos -todavía de noche- a la cárcel de Alcalá de Henares, pero viniendo de la carretera de Valencia no de Madrid por lo que deduzco que habíamos rebasado Alcalá cuando hubo el diálogo con los milicianos. En este autobús “milagroso” íbamos cerca de 20 personas, entre las que recuerdo (aparte mi hermano Cayetano): Santiago Gutiérrez de Anca, tres hermanos González Morales, Cristóbal González Camus, José María Jaime (ingeniero de la Telefónica, moriría en Alcalá), tres altos empleados de la Telefónica (entre ellos Romero, jefe de Tráfico), los dos hermanos Muguiro, un alto empleado de Correos, Antonio Samper Lillo (de la Telefónica), José Huertas González, ordenanza de ABC (había entrado como esquirol durante una huelga) al que llamábamos “Naranjito”.

Cuando llegamos a la cárcel de Alcalá de Henares, el director de la misma, que era funcionario del Cuerpo General de Prisiones -y por lo que vi luego una buena persona- se entrevistó con el jefe del escuadrón 50 del PCE, que venía con nosotros y quedamos allí alojados. Mi hermano Cayetano cree que nuestro benefactor fue ese jefe de escolta pero yo, por las circunstancias que he mencionado, creo que nuestro coche se perdió del convoy de Paracuellos y acabamos milagrosamente en Alcalá.

Oficialmente estábamos muertos y no se nos dio de alta. Nosotros en las tomas de lista hacíamos nuestros cambios de cola y conseguíamos pasar sin que se nos contase. Me acuerdo de una tarjeta que me envió un familiar a la cárcel de San Antón y sobre la que, supongo, un funcionario de la misma anotó: “Desaparecido el 28 de noviembre en Paracuellos del Jarama.” Esta tarjeta, que acabó llegando a mi poder, la conservo hoy todavía como recuerdo.

Otra peripecia asombrosa fue la que aconteció a mi hermano Ramón (que ya se había librado en el Cuartel de la Montaña) en la cárcel de Porlier. El 27 de noviembre por la noche comenzaron a llegar allí las listas de traslado, de puesta “en libertad”. Todos acabarían en el mismo sitio (las fosas de Paracuellos). Pero mi hermano era muy vivo y se acercó al miliciano y vio el encabezamiento de su lista que decía: “Dirección General de Seguridad. Por la presente, sírvase poner en libertad a los siguientes detenidos...”

Y Ramón le dijo al miliciano: “Eso quiere decir que me puedo ir”. “Sí, claro”, le contestó el individuo de mala gana. Y Ramón se acercó a la salida y, con varios testigos delante, le señaló: “Aunque sea de noche, puedo salir ya”. “Claro, hombre”, le contestaron. Y sin pensárselo dos veces, y ante el asombro de los milicianos, emprendió veloz carrera y ya no le pudieron cazar.

A los pocos días de llegar a la cárcel de Alcalá, y como consecuencia de un bombardeo, las turbas se dirigieron a la prisión con el objetivo de liquidarnos a los más de 1.500 presos que allí estábamos. La primera persona que les hizo frente fue el director, bajito de cuerpo pero grande de alma, que con gran valor impidió la arremetida. Luego llegó un coche de la Dirección General de Prisiones con varios detenidos y en el que venía Melchor Rodríguez, el anarquista, al que habían nombrado delegado de Prisiones. Colocó la furgoneta en la puerta de entrada y subiéndose al techo de la cabina logró detener a las masas.

En Alcalá estuvimos sin dar de alta (ya que habíamos “muerto” en Paracuellos) hasta el día de la toma de Málaga (7-2-37). Yo, como tenía los estudios de Farmacia, entré en la enfermería, que estaba a cargo de un señor llamado don Desposorio. Se habían programado tres medicamentos: aspirina, jarabe contra catarros (que valía desde un resfriado hasta una angina de pecho) y bicarbonato.

Desde Alcalá, nos trasladaron, en el mes de mayo, a la cárcel de Porlier. Primeramente dio la impresión de que nos iban a poner en libertad, pero alguien debió de decir que personas apellidadas Luca de Tena tenían que estar entre rejas y nos pasaron a manos del llamado Tribunal de Desafección a la República, que decidió juzgamos por el procedimiento sumarísimo (nosotros llamábamos al tribunal el “teléfono”, porque había muchas penas que eran de 2 años, 11 meses, 29 días, 2-11-29). El juicio se celebró en la sala segunda en el mes de septiembre y yo sólo asistí el primer día, pues me dijeron que daba igual. Y así fue. A pesar de que declararon como testigos a mi favor diversos catedráticos de la Facultad de Farmacia (entre ellos el señor Madinabeitia) me condenaron a 20 años y un día de prisión, que luego rebajaron a 12 años. Me acuerdo que en “La Voz” salió un comentario sarcástico que se titulaba: “Ya era hora. Los Luca de Tena se ponen a trabajar.” Y continué en Porlier hasta el 4 de noviembre de 1937 en que nos trasladaron a Alicante en un tren de ganado con los respiraderos cerrados. El viaje duró tres días y por única comida nos dieron un bocadillo de carne que, encima, estaba medio podrida.

En Alicante, mi hermano Cayetano -dada la escasez de la comida- se había tomado ración doble y le condenaron al castillo militar de Santa Bárbara, cuyo régimen carcelario era signo de una mazmorra de la época medieval. Cuando me enteré, solicité inmediatamente mi traslado allí para cuidar de él. Con eso de ser farmacéutico, me destinaron a la enfermería y yo le llevé allí conmigo, librándonos otra vez de la muerte, pues debido a la escasez de alimentos, los presos comenzaron a morirse en medio de grandes dolores, con el vientre hinchado y ofreciendo un aspecto digno de lástima a cualquier ser con un mínimo de sentimientos de humanidad. A tal extremo llegaron las cosas que un día visitó el castillo un militar republicano de graduación y dijo a los responsables de la prisión que a la gente o se la fusilaba, o se le ponía en libertad o se la encarcelaba con dignidad, pero que aquello era una vergüenza para la República.

Finalmente volvimos al reformatorio de Adultos de Alicante, en donde estuvimos hasta el final de la guerra. Allí me encontré un día a un guardia -creo que de Asalto- que había estado en la Modelo con nosotros. En una ocasión, con remordimiento de conciencia, me contó que en la amanecida del 7 de noviembre no sólo se habían liquidado a los mil y pico de Paracuellos del Jarama, sino a otros tantos que habían sido enterrados posteriormente en grandes fosas en Boadilla del Monte.

En resumen, un drama más de la gran pesadilla que fue la guerra para los que tuvimos la desgracia de que nos cogiese ésta en el Madrid republicano. Yo he conocido, finalizada la contienda, la represión efectuada en otras ciudades. Pero ninguna de ellas se acerca, ni con mucho, a lo que aconteció en Madrid. Fue una mezcla de terror policiaco, de sadismo en las torturas y checas, de genocidio en las grandes sacas de Paracuellos, de odio exacerbado de clases, de persecución sin respeto de edades y sexos, de furia contra la religión católica y los que en ella creíamos.

Como católicos debemos perdonar y así lo hemos hecho. Pero lo que no haremos nunca es olvidarlo, no podemos. Ojalá que los españoles no vuelvan a vivir un drama semejante.”

editor -

Asi se las gasta este sectario de presidente, lamentable el remover estos malos recuerdos que nos llevo la guerra civil. Con este presidente vamos a tener muchas de este tipo, que pena que España estemos cayendo tan bajo, no sale de una y se mete en otra.

librero -

Habla una víctima de la fosa común que intenta ocultar el Gobierno.

La mantuvieron en secreto durante un mes hasta que la destapó "ABC". Aún no se sabe a quién corresponden los restos de Alcalá, pero sí que son de la Guerra Civil. Y eso señala a un culpable.

En el cementerio de Paracuellos del Jarama yacen miles de víctimas del Frente Popular, no todas indentificadas todavía.
La fosa común hallada durante unas obras en la Brigada Paracaidista fue mantenida durante un mes en secreto por el Gobierno, hasta que ABC publicó su existencia, pese a que la ley de Memoria Histórica aprobada en los últimos meses de la pasada legislatura hablaba de dar a conocer estos hallazgos y devolver la dignidad a las víctimas.

Una vez comprobado que se trata de restos de la Guerra Civil, parece fuera de toda duda que corresponden a víctimas del Frente Popular -dado que la zona de Alcalá de Henares estuvo en su poder hasta el último día-, y para sus familiares no hay duda de que el silencio es intencionado: el Gobierno "ha hecho una cosa que le deshonra. ¿Por qué van a sacar sólo a sus muertos, si son de todos los españoles?", dice en ABC este domingo María del Carmen Esteban Bernardini, de 76 años, hija del teniente de Infantería Teodoro Esteban, asesinado en 1936 a los 34 años y uno de los posibles enterrados.

"Lo mataron una vez y ahora quieren rematarlo, pero mientras yo viva no lo voy a consentir", asegura, y pedirá por ello pruebas de ADN hasta averiguar si en la fosa común está su padre. Cuenta que, aunque era republicano, iba a pasarse al bando nacional, y alguien dio el chivatazo: "Me acuerdo perfectamente del último día que lo vi. Mi padre salía todas las mañanas hacia el cuartel, lo esperaba el coche oficial en la puerta. El 12 de octubre de 1936 se fue como todos los días. Mi madre, con mi hermana en los brazos, y yo con la cabeza entre las rejas del balcón, lo despedimos. Yo tenía cinco años... Aquella tarde no regresó, ni al día siguiente, ni al otro y el 15 de octubre, por la tarde, vinieron a por mi madre", quien milagrosamente salvó la vida cuando ya iban a fusilarla en la Casa de Campo.

La anciana reprocha al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero que haya reabierto estas heridas. Si querían homenajear a los muertos de la Guerra Civil, "¿por qué no para todos, por qué sólo para una parte, cuando nosotros hemos intentado pasar página? Me ha parecido muy mal que después de tantos años se intente remover algo que nos duele a todos", concluye María del Carmen.

Que la primera fosa común que aparece tras aprobarse la ley de Memoria Histórica sea probablemente de víctimas del Frente Popular, y que hayan intentado ocultarla, ha terminado de despratar la indignación de muchas personas que vivieron aquellos tiempos o padecieron sus consecuencias.

husar -

Manicomio, campo de concentración y base militar
Antes de que comenzara la Guerra Civil, los terrenos donde se sitúa ahora el acuartelamiento «Primo de Rivera» de la localidad de Alcalá de Henares estaban pensados para albergar un centro psiquiátrico. El estallido de la contienda frustró este proyecto y en la ciudad complutense se hizo fuerte el bando republicano. Sirvió de enlace y cabecera con Castilla-La Mancha y resistió hasta bien entrada la guerra.
La localidad, por la que se pasearon junto a «El Campesino» Azaña, Negrín y Prieto, sirvió entonces de improvisado campo de concentración. La base, que albergará en poco tiempo el cuartel general de las Fuerzas Ligeras, se convirtió en una prisión en la que cabían tanto religiosos como militares del bando nacional y hasta comunistas considerados «traidores», mientras en el centro de la ciudad se instalaban checas. Al final de la contienda todavía mantuvo las funciones de prisión, aunque ya entonces se encontraba en manos de los vencedores de la guerra, los cuales también fusilaron a un buen número de ciudadanos del bando republicano. Sin embargo, en octubre del año 1953 el general Muñoz Grandes ordena la creación de la primera Bandera Paracaidista y estableció para su ubicación el terreno citado. Desde entonces, los «paracas», como se les conoce cariñosamente, fueron una parte muy importante de la vida de la ciudad y de su desarrollo hasta que en el pasado año 2006, 53 años después, se decidió su traslado a la cercana localidad de Paracuellos del Jarama, donde está ya totalmente instalada en estos momentos.

Francisco C. -

Cualquiera menos Nin
El dirigente del POUM fue enterrado en «algún punto» de la carretera entre Alcalá y Perales de Tajuña - De la prisión de la ciudad complutense pasó a la checa de El Pardo
El último lugar en el que se le vio con vida fue en la cárcel de El Pardo. Después, lo llevaron a un lugar secreto para torturarle.

El hallazgo de una fosa común en terrenos militares de Alcalá de Henares, que durante la Guerra Civil albergaron una base aérea republicana, almacenes y un acuartelamiento; ha traído de inmediato a colación el caso del asesinato de Andreu Nin, dirigente del POUM y, por lo tanto, destacado comunista del sector antisoviético. Se especula con la probabilidad de que alguno de los cadáveres allí encontrados sea el suyo, dado que la tradición histórica sitúa en un chalé de la ciudad complutense el escenario de su tortura y muerte. El «chalé» era el puesto de mando-residencia del jefe de la aviación republicana, Hidalgo de Cisneros, y de su mujer, Constancia de la Mora; aristócratas pasados con armas y bagajes al stalinismo. Ciertamente, por allí actuó la brigadilla hispano-rusa del general Orlov, jefe de los servicios secretos de Stalin en la España republicana y, también, fue en la cárcel de Alcalá donde ingresó Nin tras su detención en Barcelona, en junio de 1937.
Pero las investigaciones llevadas a cabo por los camaradas de Nin, algunos de los cuales, como Andrade, Gorki y Escuder, también fueron detenidos tras los sucesos de mayo que pusieron fin a la experiencia anarquista de Aragón y acabaron con el gobierno «autónomo» de Cataluña; han llegado a la conclusión de que el cadáver del dirigente poumista fue enterrado en «algún punto» de la carretera que une Alcalá de Henares con Perales de Tajuña. La hipótesis fue expuesta en 1992 en el excelente documental, «Operación Nikolai» emitido por TV3; en el que se daba cuenta de algunos documentos de los archivos del KGB, desclasificados tras la caída del Muro de Berlín.
Con los nuevos datos, y otros conocidos desde siempre, la secuencia de los hechos sería la siguiente: Tras su detención, Nin fue conducido a la prisión de Valencia; desde allí a la de Alcalá y, luego, a una checa comunista en El Pardo. En este último lugar sería visto, aún con vida y en buenas condiciones físicas, por dos policías enviados específicamente por el ministro de Justicia, Manuel Irujo.
También intervino el ministro de Gobernación, el socialista Julián Zugazagoitia, para comprender que el Gobierno de Largo Caballero ya no mandaba ni en su despacho. En efecto, Nin fue trasladado por orden de Orlov a un lugar desconocido, torturado en busca de una «confesión» de culpabilidad y asesinado. La nota del archivo del KGB, (Moscú-SRER.32476) dice: «N, de Alcalá de Henares a Perales de Tajuña, a mitad de camino, a unos 100 metros de la carretera en el campo».
Todo indica que Nin aguantó el interrogatorio y los malos tratos. No consiguieron arrancarle una confesión que justificara la purga estalinista contra el POUM, tildado de trosquista. Su resistencia salvaría la vida de muchos de sus camaradas, posteriormente absueltos de los delitos de traición y espionaje a favor de Franco. La campaña, impulsada desde los medios de comunicación del PSUC, los comunistas catalanes, fracasó parcialmente. Aún así, varios militantes del POUM, y anarquistas, fueron asesinados en aquellos días, y sus organizaciones perdieron la influencia que habían tenido en el ensayo revolucionario.
Por cierto, cuando socialistas y comunistas acabaron a tiros en Madrid, en marzo de 1939; muchos prisioneros del PCE fueron concentrados en Alcalá de Henares, en el mismo lugar donde al principio de la guerra, «El Campesino», devenido en general comunista, se había dedicado con entusiasmo a matar «fascistas».

domingo -

Los investigadores calculan que en la antigua base de los paracaidistas puede haber un centenar y medio de cadáveres.

Las obras en el cuartel de Alcalá de Henares han destapado los restos de lo que puede ser una represalia comunista.

Valentín González, «El Campesino», uno de los personajes más polémicos del bando republicano, ascendido a héroe (y a general) por la propaganda comunista durante la Guerra Civil, «analfabeto y feroz» según Preston, tuvo su cuartel general instalado durante un breve periodo de la contienda en lo que hoy es el acuartelamiento «Primo de Rivera», hasta hace poco sede de la Brigada Paracaidista y en su momento proyecto de psiquiátrico, en la madrileña localidad de Alcalá de Henares. Los historiadores y cronistas locales señalan a este hombre como el más que posible responsable de los restos humanos hallados durante unas obras de remodelación del acuartelamiento a mediados de febrero. Los escasos huesos encontrados por el momento son, según los investigadores, una mínima parte de los contenidos en una fosa común que albergaría más de 150 cuerpos de fusilados.
El caso, según relatan, es que durante los años 1937 y 1938, la aviación del bando nacional realizó no menos de 130 ataques aéreos sobre la zona, en busca principalmente de dos objetivos: la base de carros de combate republicanos ubicada en esa localidad y el aeródromo «Barberán y Collar», a medio camino entre Alcalá de Henares y la cercana localidad de Meco.
En uno de los frecuentes ataques sobre la zona, bastión en el sur de Madrid de los republicanos, la aviación de Franco logró alcanzar el aeródromo, cabecera de la primera región aérea republicana, que comprendía las provincias de Madrid, Toledo, Guadalajara y Cuenca. Este éxito de los nacionales coincidió con la presencia en Alcalá de Henares de Valentín González. La destrucción del aeródromo, un duro golpe para la aviación republicana, despertó las iras de «el Campesino», que en represalia por esta acción fusiló en el acuartelamiento a más de un centenar de personas, como hizo con otras cuatrocientas en la Ciudad Complutense, hecho este tras el que el propio Azaña exclamó: «Si esto es la nueva España, es preferible la vieja».
Si efectivamente, como apuntan los historiadores consultados, los cuerpos hallados y los que quedan aún enterrados pertenecen a la represalia llevada a cabo por González, el dirigente del POUM Andreu Nin no está entre los restos hallados en la base militar. Tampoco apuestan estas mismas fuentes a que todos los cuerpos hallados sean de personas afines al bando nacional o a religiosos asesinados en la zona, crimen éste que también se atribuye a «el Campesino» en no pocas ocasiones.
El acuartelamiento sirvió también durante la contienda de cárcel, pero no sólo para los enemigos, sino también para los considerados traidores al bando republicano o a las facciones comunistas del mismo. «El Campesino» no dudó en ejecutar a todos aquellos que se le opusieran, o simplemente él mismo considerara que estaban rebelándose, dentro de sus propias filas, bien cuando estaba al mando de la V Columna o cuando se hizo cargo de diferentes divisiones dentro de las filas republicanas.
Los historiadores no descartan que en el interior de la base pudieran encontrarse más fosas, al tratarse también de un campo de prisioneros. Lo que sí parece descartado es que pertenezcan al periodo posterior al final de la guerra, ya que en esta localidad, los cuerpos de los fusilados por el régimen franquista eran devueltos a sus familiares.
En los alrededores de este acuartelamiento, y en la zona que se extiende entre Alcalá y Paracuellos y Torrejón podrían encontrarse otras muchas fosas comunes de asesinados en la masacre de Paracuellos de Jarama.
El hallazgo de esos restos humanos en el acuartelamiento «Primo de Rivera», silenciado por el Ministerio de Defensa, responsable del hallazgo por encontrarse en una instalación militar, puede ser sólo el principio de una serie de macabros descubrimientos. Pero la decisión de seguir con las excavaciones (detenidas por el momento) corresponde al juez que instruye el caso. La investigación judicial se centra en estos momentos en determinar el periodo exacto a la que pertenecen los restos. Una vez que este dato se aclare, el juez decidirá si se prosiguen con las excavaciones en busca de más restos humanos.
La secretaria de Estado de Defensa, Soledad López, indicó el pasado miércoles, durante la firma de un convenio con el Ayuntamiento alcalaíno, que sólo en el caso de que el juez que instruye el caso ordene que se excave más dentro del acuartelamiento, el Ministerio actuará.