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Seguridad

El PP se comerá el 'marrón' de los nombramientos a dedo por Rubalcaba (PSOE),en la Policía.

El PP se comerá el 'marrón' de los nombramientos a dedo por Rubalcaba (PSOE),en la Policía.

El Gobierno socialista lleva casi dos años sin cumplir una sentencia judicial que los populares deberán ahora afrontar.

Al legado económico que deja el PSOE al próximo Gobierno se suma la caótica situación en que se encuentra la Policía.

El PP -si se cumplen las encuestas- tendrá que gestionar un cuerpo que se encuentra patas arriba.

Por orden del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM), el nuevo Ejecutivo tendrá que sustituir a 7.000 mandos policiales que el actual Gobierno nombró a dedo.

Asimismo, deberá arreglar -también por mandato del mismo tribunal- la falta de criterio para diferenciar las funciones de un comisario con un comisario principal, máximo grado del cuerpo.

El desaguisado lo debería haber arreglado el actual Gobierno, que aprobó en enero de 2008 el catálogo de puestos de trabajo que permitía esta situación.

Sin embargo, los tiempos judiciales han provocado que el Ministerio del Interior haya prorrogado la situación hasta llegar a las elecciones generales.

La sustitución de 7.000 mandos elegidos a dedo por otros designados con criterios profesionales fue ordenada por el TSJ en diciembre de 2009 y ratificada por el Tribunal Supremo hace más de un año.

Desde entonces, Interior estudia el mejor modo de cumplir la sentencia, que aún no ha encontrado y para la que en principio no hay plazo previsto.

La cercanía de las elecciones hace prácticamente imposible que haya una solución previa a los comicios.

La polémica de los comisarios, por su parte, fue ratificada por el Supremo a mediados del pasado julio y comunicada a las partes en septiembre.

En este caso, el tribunal dio dos meses al Ministerio para cumplir la sentencia. Un tiempo muy ajustado teniendo en cuenta que coincidirá en plazo con la fecha de los comicios del próximo 20 de noviembre.

El TSJM emitió ambas sentencias tras las pertinentes denuncias del Sindicato Unificado de Policía (SUP), en el caso de los nombramientos a dedo, y del Sindicato Profesional de Policía (SPP), en el asunto de los comisarios.

Fuentes de ambas asociaciones profesionales aseguran que pedirán el cumplimientos de los fallos judiciales al futuro Gobierno con la misma fuerza con que se lo han exigido -sin éxito- al actual.

El Ministerio encabezado entonces por Alfredo Pérez Rubalcaba no sólo no ha cumplido las sentencias, sino que durante varios meses incluso las ignoró y siguió actuando como si no existieran.

De hecho, continuó emitiendo órdenes por las que nombraba altos mandos del nivel 28 de la escala funcionarial sin motivación, algo que prohibía explícitamente una de las sentencias.

El TSJM amenazó con deducir testimonio a los responsables de esta desobediencia y fue entonces cuando el Ministerio dejó de actuar en ese sentido.

QUÉ TENEMOS (¿Y VALORAMOS?) LOS OCCIDENTALES. Por la libertad.

QUÉ TENEMOS (¿Y VALORAMOS?) LOS OCCIDENTALES. Por la libertad.
No sé si somos todos conscientes de los derechos y placeres de que disfrutamos en el área occidental.
Una niña holandesa de 14 años desea dar la vuelta al mundo en su pequeña nao, y mientras unos discuten si la dejan o no, ella se va y aparece en Barbados. Una vecina y coetánea de la niña viajera –ni falta hace que nos fijemos en Yemen o Marruecos– tiene prohibido participar en las clases de gimnasia de su colegio, porque sus padres –o el padre al menos– han nacido en un reino aún más islamizado que el de Holanda (o España o Suecia, o Gran Bretaña...). Bah, digo como ejemplo. Y a nadie se le ocurra enviar una carta al rey o a la ministra, o a alguna otra alta carga de un gobierno de ese área. Porque o no tienen nada que ver con las libertades, u oran et laboran para que perezcan.

Cualquiera que pueda pagárselo o consiga una subvención de la Unrwa, o de algún otro aparato benefactor, puede adquirir un pasaje y lanzarse a la aventura de desposar un jeque o guerrillero, o sacar fotos allí donde las agencias de viaje recomiendan no atreverse, o repartir caramelos en una zona de guerra, o pasearse en toples por un bello desierto árabe... ¡Qué chuli! ¡Libres somos, sí!

¿Y quién duda de que se trata de legítimos derechos, de placeres genuinos, de conquistas que defender hasta con las uñas sin pintar y los dientes del implante? No seré yo, que bien supe meterme donde nadie me había llamado, frotando mi pellejo contra la Muerte tantas veces.
Pero entonces el jeque se pone bravo, se lleva a tu hijo, o no te lo deja llevar a quién sabe dónde, o te hace prisionero un salvaje de dos metros de alto, o te roban la cámara, o te arrojan a una mazmorra sobrepoblada por ratas y cucarachas...

¿Y entonces qué? Menos mal que te dejaron el celular y puedes llamar a tu primo, el de Zumosol, para que con parte del dinero que nos saca a todos los demás pague a tus inoportunos aguafiestas. ¡Menos mal! O para que las fuerzas armadas y de seguridad, y los diplomáticos, pidan por ti. Para eso están las libertades y los placeres occidentales, para que tengan (casi) siempre un final feliz, para que vuelvas a casa, donde te esperan tus parientes y amigos que tanto han abogado por que te devuelvan las cámaras, los hijos, las zapatillas de marca, los sostenes y los caramelos cooperantes. O tu vida, incluso.

No, si no digo yo que no me alegre cuando hay un final feliz, y no veinte años entre cucarachas, violaciones, inenarrables cosas de comer y otros intermedios infelices en lo que fuere tu ejercicio de la libertad y disfrute de audacias cool, fantasías idiotas, placeres buenistas, caridades y demás motivaciones progresistas. Sólo espero que cuando te hayas zafado, o mejor dicho, cuando te hayan sacado de esas en las que te has o han metido, la malhadada experiencia te sirva para reflexionar acerca del mundo en que vivimos, acerca de lo defendible y la paparrucha, acerca de la solidaridad y el juego, acerca de dónde, en qué lado estás situado, y tires en el container adecuado los dogmitas y consignas que te confundieron acerca de qué es la libertad, de dónde vienen los derechos, en qué consiste lo social, quién carajo eres tú mismo en este mundo, junto con la ropita sucia e irrecuperable de tu aciago viaje.

Y a empezar de nuevo, ya libre de engaños, ya gozando y doliendo placeres inteligentes.

Lorenzo Nebrera: “Rubalcaba es un encantador de serpientes”

Lorenzo Nebrera: “Rubalcaba es un encantador de serpientes”

“Parecemos el ejército de Pancho Villa”, denuncia el portavoz de la CEP, Lorenzo Nebrera. La Policía está que trina. Y no es para menos. No tienen vehículos en buenas condiciones; las instalaciones se caen a cachos; no se ha repartido la uniformidad nueva; no se hacen prácticas de tiro; a los nuevos se les da pistolas hechas con los retales de cuatro armas; el 60% del vestuario se lo tiene que pagar el policía… Y es que ven como han pasado cinco meses de su manifestación y ni Rubalcaba ni el director general de la Policía y de la Guardia Civil, Francisco Javier Velázquez, han movido un sólo dedo para mejorar la situación de los agentes. Mañana 14 de marzo volverán a tomar las calles de Madrid para defender que se respeten sus derechos y tener un salario digno.

-¿Se ven obligados a volver a manifestarse? Tengo entendido no acudirá la Guardia Civil, ¿es así?

-Es muy peligroso jugar con la inversión en seguridad, sobre todo en situaciones límites como se puede llegar en este país en los próximos seis meses a nivel de delincuencia. En estos cinco meses hemos intentado por todos los medios abrir algún cauce de diálogo con la administración y aunque Rubalcaba prometió en el Congreso de los Diputados abrirlo, éste ha sido un cauce sin contenido, puro marketing. Hemos abierto cinco mesas de trabajo para revisar como puede ser la jornada laboral de los policías, la carrera profesional, la prevención de riesgos laborales…, entre otras cuestiones, pero sin ningún contenido. Si queremos avanzar en la prevención de riesgos laborales hay que invertir en infraestructuras y si queremos avanzar en carrera profesional hay que invertir en el modelo, pero como no hay dinero, no tiene contenido y se queda sólo en palabras vacías. Sabíamos que lo que vendió el ministro en el Congreso era para alargar la situación y para que las organizaciones sindicales no estuviésemos en los medios de comunicación dando guerra, pero el mes pasado decidimos que ya bastaba de que se riesen de nosotros y convocamos la manifestación para mañana, día 14, a las 12. La Guardia Civil no se unirá a la manifestación. Les han metido en el Consejo Asesor y los tienen embelesados, pero es un engañabobos. Se tendrán que dar cuenta de que todo lo que tienen es puro marketing, puros tópicos típicos sin nada sustancial que llevarse a la boca.

-¿Qué piden esta vez?

-Respeto a la seguridad pública que hay en España y a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Pedimos el mismo respeto que se está teniendo con el resto de policías autonómicas. Cabe preguntarse cómo es posible que se haya hecho una inversión tan amplia en las policías autonómicas en una situación de crisis tan importante. La respuesta es muy clara: se debe a la presión de los nacionalistas y a la presión de los votos necesarios en alguna comunidad autónoma. Eso es pan para hoy y hambre para mañana. Pedimos exclusivamente que lo que nos dijo el hoy presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, cuando estaba en la oposición, cuando llegó al cargo y que manifiesta día tras día, la última vez en el homenaje a las víctimas como es mejorar las condiciones de trabajo de los funcionarios, tenga contenido y que no juegue con la policía y con la Guardia Civil. Son sólo palabras tópicas y típicas que debe llevar escritas cada vez que se dirige a nosotros tengan contenido. El presidente debería saber que es un error que en una situación de crisis deje de lado y abandonada a la seguridad pública. Lo que pasa es que jugamos con el handicap de que no tenemos que aprobar ningún presupuesto, ya que no hay ningún partido político que esté detrás de nosotros como ocurrió hace un par de meses con la Ertzaintza que para que el PNV aprobara los presupuestos generales del Estado tuvo que invertir 40 ó 50 millones para la policía del País Vasco. Además, no hace todavía un año desembolsó 530 millones de euros a los Mossos d’Esquadra.

-¿Hay más denuncias?

Se nos impone una jornada laboral que imposibilita la conciliación familiar. Nos están intentando poner el turno de trabajo de 12 horas continuado que quitaron hace un par de meses a la Guardia Civil, además de las jornadas de 40 horas. Son situaciones en las que dices que lo que quieres ya no es dinero, sino respeto. No podemos volver a lo que teníamos hace 25 años. No puede llegar un director general de la policía y todos los derechos que teníamos como las reuniones sindicales, cortarlos de raíz.

-¿Qué valoración hace del trabajo del ministro del Interior y del director general de la policía? Si no escuchan sus reclamaciones, ¿qué será lo siguiente?

-Del ministro del Interior reconocemos que si tuviera que vender algo es el número 1 porque es capaz de convencer que en el desierto hay agua. Lo que pasa es que cuando le tratas de tú a tú ves que es un encantador de serpientes y que de lo que dice nada te creas. Pero siendo así, el trato con él es normal. Lo que no es normal es el trato con el Director. Zaragoza es lo peor que nos hemos encontrado en la historia reciente. Se ha atrevido no sólo a amenazar, sino a sancionar; no sólo ha limitar derechos, sino a echarnos en cara en las reuniones cualquier declaración que le pueda afectar. No está haciendo nada por nosotros y luego ha montado una junta de gobierno completamente nefasta, sectaria y politizada. El domingo vamos a pedir respeto y dignidad para la labor policial. No sé qué será lo siguiente. Seguiremos trabajando reglamentos, denunciando el aumento de la delincuencia y como la camufla el ministro del Interior con cupos de detenciones. Todo lo que nosotros creamos que es denunciable lo seguiremos materializando porque creemos que es la única forma de que la gente entienda que el ministro del Interior pasa olímpicamente de la Policía y de la Guardia Civil.

Retroceso general de la seguridad ciudadana, con Zapatero.

Retroceso general de la seguridad ciudadana, con Zapatero.
Más razones para no votar a Zapatero: el clima generalizado de inseguridad. Estamos asistiendo a una situación sorprendente: nunca ha habido una actividad delictiva tan intensa y, al mismo tiempo, nunca ha habido una población reclusa tan alta. Si cada vez hay más presos y simultáneamente cada vez hay más delitos, ¿qué está pasando aquí? Lo que está pasando es que nuestra sociedad ha creado condiciones idóneas para que el delito quede impune y, aún más, para que la seguridad personal deje de ser una prioridad de los poderes públicos. Muchas cosas se mezclan aquí: la insuficiencia policial, el colapso de la justicia, la delincuencia juvenil (pequeña o grande), la inmigración ilegal…
No se le puede echar a Zapatero toda la culpa del aumento de la inseguridad ciudadana. Lo que hoy estamos viviendo responde a procesos iniciados muchos años atrás. Pero alguien que ha gobernado cuatro años no puede escurrir el bulto, porque en sus manos han estado todos los resortes judiciales, policiales y penitenciarios del país. En este aspecto, la política de ZP ofrece un balance inequívoco: el más absoluto vacío. Hay que recordar que este Gobierno llegó denunciando la falta de inversión en seguridad de los gobiernos del PP (reproche, que en general, era cierto) y anunciando mayor gasto en policía. Cuatro años después, ese gasto está lejos de haber satisfecho las expectativas y, sobre todo, no se ha demostrado eficaz: las comunidades con mayor grado de inseguridad son aquellas en las que las competencias policiales dependen del Gobierno de la nación, cual es el caso de Madrid. Cuyo jefe de policía, por cierto, ha venido a echar a los ciudadanos, siempre tan imprecavidos, la culpa de que haya delitos.
Responsabilidad gubernamental
¿Es todo cuestión de policía? Evidentemente, no, aunque la policía ayude. En el clima de inseguridad generalizada que se ha extendido por España, en particular entre el ciudadano común, pesan factores muy diversos. Ahora bien, casi todos ellos reconducen a una responsabilidad gubernamental. Por ejemplo, ha creado singular alarma la aparición de un tipo de delincuencia especialmente violenta y vinculada a la inmigración ilegal que no ha surgido de la nada, sino que es fruto de una ley de extranjería absolutamente nociva. Del mismo modo, los ciudadanos están muy preocupados por el aumento de la delincuencia juvenil (e infantil), delincuencia cuyo origen es posible remitir tanto a una Ley del Menor ajena a la realidad como a un sistema de enseñanza más preocupado por seguir doctrinas ideológicas que por formar a personas. En cuanto a la delincuencia común, es evidente que la Justicia no está cumpliendo con su misión preventiva, entre otras razones porque sigue adoleciendo de una torpeza exasperante. Todas estas cosas sí son responsabilidad gubernamental: es posible acotar la inmigración ilegal, expulsar a los delincuentes extranjeros, endurecer los mecanismos legales contra la delincuencia infantil y juvenil, agilizar los procesos judiciales… Pero nada de eso ha figurado entre las prioridades del Gobierno ZP.
En líneas generales, la imagen de la España de ZP es la de un país donde la ley ya no tiene valor. Basta pensar en la “ley de banderas” o en el bilingüismo en las comunidades autónomas. Estos casos de flagrante violación de la ley en el terreno político encuentran su correspondiente réplica en el terreno social. Es sintomático que todas las fuentes policiales coincidan en señalar que no sólo aumenta el número de delitos denunciados, sino también el de delitos que los ciudadanos no denuncian; no los denuncian porque han perdido cualquier esperanza de que la policía reponga lo robado, de que la Justicia sancione la agresión. El mayor indicio de inseguridad es precisamente ese: la pérdida de confianza en la seguridad. Y eso ha pasado a ser algo normal en la España de ZP. Es otra razón de peso para no volver a votar a Zapatero.
P.S.: ¿Hay alternativa? Entre sus propuestas de campaña, Rajoy ha anunciado un endurecimiento de la Ley del Menor. Es una iniciativa necesaria. Con todo, el problema es bastante más hondo. Haría falta una reforma urgente y generalizada del sistema policial-judicial-penitenciario para conseguir que el actual clima de inseguridad desapareciera. Sobre todo, sería preciso emprender medidas de largo alcance en un terreno como el de la educación. Ninguno de los partidos mayoritarios parece dispuesto a abanderar propuestas de ese género: temen parecer poco amables ante el electorado. Sin embargo, el problema se agrava y quienes más lo sufren son los ciudadanos de a pie. En localidades de Cataluña ya han aparecido formaciones políticas (“populistas”, las llaman) que han hecho bandera de este asunto con notable éxito electoral. Es un proceso que inevitablemente crecerá si los partidos mayoritarios eluden su responsabilidad fundamental: garantizar la seguridad para que sea posible la libertad.

AMNESIA ZAPATERIL

AMNESIA ZAPATERIL

No vamos nosotros a descubrir que José Luis Rodríguez Zapatero es un reconocido experto a la hora de incumplir sus palabras y hacer de ello un acto intrascendente. Adquirió práctica cuando estaba en la Oposición y ha alcanzado la maestría ya en La Moncloa. No paró de echarle en cara a Aznar que nos metiera en Iraq sin consultar tal decisión al Parlamento. Es más, hizo del acto de soberbia del presidente popular uno de sus escasos argumentos electorales. Siendo ya presidente del Gobierno, llegó a asegurar en el Debate sobre el Estado de la Nación que no habría más desvíos ni más intervenciones de espaldas a los ciudadanos. Fruto de ese compromiso, nació la controvertida Ley de Defensa Nacional.

La mencionada Ley Orgánica, aprobada parlamentariamente sin el consenso con el PP y en vigor tan solo desde el 17 de noviembre del año pasado, establece en su artículo 17 de manera clara que para ordenar operaciones en el exterior que no estén directamente relacionadas con la defensa de España o del interés nacional, el Gobierno realizará una consulta previa y recabará la autorización del Congreso de los Diputados. Ayer miércoles, hasta el propio diario El País en su edición digital, destacaba la llegada de los primeros soldados españoles a Beirut. Nuestro ejército, por tanto, pisa ya el avispero del Líbano sin que todavía se sepa siquiera cual va a ser el papel de España dentro de la fuerza internacional desplegada en la zona.

Mientras tanto, el Parlamento sigue esperando la comparecencia de algún miembro del Gobierno. Y es que, incumpliendo su propia ley, ni siquiera el presidente del Gobierno será quien pida al Congreso la pertinente autorización para el envío de nuestras tropas. Lo deja en manos de su fiel lacayo, José Antonio Alonso. Pero esta "amnesia" de nuestro presidente, que le lleva a incumplir sistemáticamente su palabra y hasta las propias leyes que él crea, esta vez puede jugarle una mala pasada. Las malas relaciones con algunos de sus socios quizá provoquen que la mencionada Ley de Defensa se siga incumpliendo y que el Congreso bloquee algo que ya es una realidad: la presencia de nuestros soldados en el Líbano. ¿Quien será entonces más ilegal? ¿Zapatero o Aznar? ¿Qué hará por ejemplo la "pacifista" IU de Llamazares ante este manifiesto acto de ilegalidad? ¿Sufrirá también de amnesia zapateril?

Parte de Madrid la avanzadilla de Guardia Civil y Policía que se integrará en la misión de la ONU en Haití.

Parte de Madrid la avanzadilla de Guardia Civil y Policía que se integrará en la misión de la ONU en Haití.

El comandante de la Guardia Civil Fernando Fondevilla y el inspector jefe del Cuerpo Nacional de Policía Jaime Fa partieron esta mañana del aeropuerto de Barajas con destino a Haití como avanzadilla para preparar la llegada del resto del contingente español, unos 30 efectivos, que se integrarán dentro de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en este país (Minustah).
El objetivo del viaje, según explicó el comandante Fondevilla, es la de lograr que el resto de los efectivos «vayan mejor orientados y con un mejor conocimiento de la misión, así como del material específico que va a requerir», para lo que los responsables de esta misión determinarán «cuál es su encuadramiento y conocerán de primera mano las condiciones de vida y las condiciones profesionales con las que se van a enfrentar».
En total serán unos 30 agentes, entre miembros de la Guardia Civil y del Cuerpo Nacional de Policía, los que integren esta unidad aunque aún no está completamente decidido, ya que, «aunque hay un grupo preseleccionado, dependiendo de los puestos que se demanden puede haber cambios». Respecto a la labor que van a desarrollar los policías y agentes allí desplegados, además de garantizar el proceso democrático de las elecciones y de su limpio desarrollo, será una labor de asesoramiento técnico, fortalecimiento institucional y de apoyo a la policía nacional haitiana.
El objetivo principal de la misión de las Naciones Unidas es la de garantizar el proceso democrático de las elecciones que el año próximo se celebrarán en Haití, un país que en el momento actual está bajo el riesgo de enfrentamiento entre los grupos armados que apoyan al dictador Jean-Bertrand Aristide y los que se oponen a él. En principio se prevé que el despliegue dure alrededor de los seis meses pero sin descartar que se llegue al año de permanencia.

Seguridad y defensa.

Seguridad y defensa.

Una de las características identificativas de los socialistas en particular, y de la izquierda en general, es la propensión a la intervención de los poderes públicos en la vida de la gente: en las vacaciones, en los ahorros, en la educación de los hijos, en la salud, en la vivienda, en la alimentación, en el tráfico rodado..., y últimamente también en el lecho conyugal. Es característica de la izquierda esta intromisión sistemática. La derecha, los conservadores clásicos de la Europa continental, participan mucho de esta mentalidad, y, aunque en materias económicas parece que van ganando las posiciones liberales debido a la experiencia desastrosa de los Gobiernos de la izquierda, sólo éstos buscan seriamente la disminución del tamaño del Estado.

Pero incluso los liberales más combativos reservan al Estado la responsabilidad de la seguridad, tanto interior como exterior, de la población: la Policía y las Fuerzas Armadas son los sectores en que el protagonismo y el dinero públicos no se discute. Pues bien, este nuevo Gobierno nos obsequia con un secretario de Estado de Seguridad que nos dice que "debido a la falta de estructura de los responsables, probabemente nunca llegaremos a determinar hasta el último extremo quién intervino en la organización de los atentados” del 11 de marzo. La verdad es que no hay mucho lugar para la sorpresa, por dos razones: la primera es que ya calificó los disturbios de hace unos días en el País Vasco no como terrorismo callejero, sino como "una forma desagradable de diversión"; la segunda es que el secretario de Estado de Seguridad proviene de la Presidencia de la Unión Progresista de Fiscales, y, como se sabe, los progresistas tienen de la seguridad una idea digamos peculiar y creativa. En las democracias, claro está; en las dictaduras progresistas, la cosa ya cambia.

Tropas aliadas se mofaron de las españolas en su retirada de Irak y Kuway con insultos, cacareos y huevos de gallina.

Tropas aliadas se mofaron de las españolas en su retirada de Irak y Kuway con insultos, cacareos y huevos de gallina.

Portugueses y polacos, con banderas blancas, se burlaban de la Legión camino de Kuwait . La enseña nacional fue quitada de la puerta de Base España ocho días antes de empezar el repliegue . El cuartel español sufrió constantes cortes de luz y agua cuando comenzó la retirada.
Los militares españoles que se encargaron del repliegue se limitaban a cumplir órdenes, y de verdad que las cumplieron, con celeridad y profesionalidad. Pero su retirada de Iraq no fue entendida ni bien vista por los contingentes de otros países, que, mientras los españoles abandonaban Diwaniya camino a Kuwait, les insultaron y se burlaron de ellos. Según ha podido saber LA RAZÓN, efectivos de los contingentes polaco y portugués «despidieron» a las tropas españolas enseñándoles banderas blancas en señal de burla, cacareando a los legionarios y lanzándoles huevos. La tropa española se retiró «llorando», según algunos de sus miembros, y también tuvo que soportar ocasionales burlas de soldados sudamericanos.

El repliegue de las tropas españolas de Iraq ha estado siempre rodeado de un mutismo y un hermetismo que hacía difícil saber cómo y en qué condiciones se estaba produciendo, cuáles eran las sensaciones de los soldados, o cómo fue recibida la retirada por parte de los otros países presentes allí. Pues no todo fue un camino de rosas, según ha podido saber LA RAZÓN de militares que participaron en aquel repliegue, aunque por raciones obvias se mantiene en el anonimato su nombre y su graduación.
Con la salida de los últimos efectivos del Contingente de Apoyo al Repliegue de Diwaniya se cerraba una retirada prometida una y mil veces durante la campaña electoral por el entonces candidato socialista. Pero el camino a Kuwait del último contingente iba a resultar, cuando menos, denigrante para algunos de los integrantes del contingente español. Muchos de los miembros de la coalición no entendieron la salida de las tropas españolas, y tampoco que éstas cumplían órdenes de su Gobierno, por lo que la tomaron con los soldados. Antes de que llegaran a la frontera kuwaití, las tropas españolas fueron insultadas y vilipendiadas por soldados portugueses, polacos, y algunos sudamericanos, que les mostraban banderas blancas, les cacareaban a su paso e incluso les llegaron a tirar huevos de gallina, según han confirmado a este periódico fuentes militares. Miembros del contingente de tropas sudamericanas también les mostraban el dedo medio y les insultaban, aunque sus burlas fueron menos frecuentes que las de polacos y portugueses.
Llorando. Después de que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ordenase, nada más alcanzar la presidencia, la retirada de las tropas de Iraq, los militares españoles se pusieron manos a la obra para cumplir la orden. Y en menos tiempo de lo esperado, las tropas abandonaban el campamento de Diwaniya, «llorando, con la sensación de irnos con el rabo entre las piernas». Se limitaban a cumplir órdenes.
Dada la orden, y ocho días antes de que comenzara el repliegue propiamente dicho, la bandera española desapareció de la puerta de Base España, para sorpresa de las tropas. Otro mástil fue instalado en las dependencias interiores del acuartelamiento, para poder cumplir con el arriado diario de la enseña nacional.
Una vez comenzada la retirada, un grupo de americanos comenzó a tomar posiciones en la antigua base española, deparando una nueva sorpresa al contingente. En vez de una agrupación de marines, entraron en la base trescientos reservistas norteamericanos, que rondaban los cincuenta años, pertenecientes a una unidad de transmisiones, vestidos con camisetas deportivas y pantalones cortos. Días después de la entrada de los reservistas comenzaron a llegar miembros de una unidad del segundo regimiento acorazado de caballería americana, en su mayoría hispanos, para tomar posiciones dentro de la base.
Aunque las citadas fuentes señalan que la despedida de los norteamericanos fue correcta, otras fuentes indican que algunos soldados del Ejército estadounidense reprodujeron las burlas a los españoles en el puerto de Kuwait, cuando el contingente encargado del repliegue se preparaba para partir hacia España.
Cortes de luz. A partir del día dieciocho de mayo, ya en plena operación de repliegue, la base española comenzó a sufrir cortes de luz, de teléfono y de agua, aunque estos últimos no supusieron un problema, dado que el contingente español tenía almacenada suficiente agua. Estos cortes, cuya autoría se desconoce, se mantuvieron durante todo el tiempo que duró el repliegue.
Las fuentes consultadas por este diario señalaron asimismo que la relación de los españoles con los iraquíes era buena, y que nunca hubo problemas con los oriundos, que incluso hacían servicios dentro de la base, aunque éstos fueran, en ocasiones, menos efectivos de lo esperado. Por ejemplo, un iraquí acudía cada cuatro o cinco días a limpiar las letrinas de Base España, intervalo demasiado amplio para mantener la higiene adecuada, y otro se hizo cargo del supermercado norteamericano cuando estos asumieron el mando de la base anteriormente ocupada por las tropas españolas.
Todo gracias al PSOE. Cuando se van a dar cuenta de que tenemos un ejercito profesional. La seguridad de las tropas se entiende siempre en el contexto del cumplimiento de la misión, no como una excusa para dejar de cumplirla. Si quieren salir de Irak que se aporten argumentos políticos y no se ponga por excusa una vejatoria seguridad que implica temor a las bajas cuando nuestro Ejército ni ha pedido ir ni ha pedido salir.
Los militares ni pueden ni deben tomar parte, ni discutir decisiones políticas, y limitarse a obedecer. Pero a buen seguro, el mal sabor de boca de aquellos soldados que lloraron de rabia no llegó a disiparse del todo ni con la brillante recepción con banda, música y condecoraciones a su llegada a España, ni con el color de las banderas del PSOE ondeando en las tribunas.