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Varios expertos cuestionan el nuevo modelo de crecimiento económico de Zapatero.

Varios expertos cuestionan el nuevo modelo de crecimiento económico de Zapatero.

ZP insiste en invertir en energías renovables, TIC o políticas sociales, pero “estos sectores tienen poco peso económico y emplean poca gente”, dicen los analistas .

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha vuelto a insistir este domingo, 17 de mayo, en su apuesta por “cambiar y reformar el modelo de crecimiento económico, haciendo que sectores que tienen un potencial de futuro ocupen más esfuerzo y tengan más inversión y actividad”, tal como ya hizo el pasado 12 de mayo en el Debate sobre el Estado de la Nación.

 

Se refería Zapatero a sectores como el de las energías renovables o el de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), así como a todas las políticas sociales que, según él, “crean empleo” y “más recursos para las familias que lo necesitan”.

 

Vamos a superar la crisis y a poner en marcha un nuevo modelo económico mejor, más saludable y productivo, donde los trabajadores tengan mejores empleos y consigan que se vuelva a generar empleo”, agregó el presidente en el mitin celebrado en Albacete bajo el lema Este partido se juega en Europa, ante cerca de 4.500 militantes y simpatizantes del PSOE que fueron trasladados con autobuses fletados hasta esta ciudad castellano-manchega.

 

Zapatero habló de sus rifirrafes con Rajoy en el Debate y dijo que “el Gobierno ganó porque fue a proponer a los españoles un nuevo modelo económico, más sostenible y mejor para los ciudadanos”.

 

“Poco peso económico”

 

Sin embargo, este fin de semana, varios expertos han cuestionado el plan de reactivación propuesto por Zapatero por considerar que, más que ayudar a mejorar la situación económica, sirve para aumentar la confusión.

 

Estos analistas opinan que la economía basada en el conocimiento tiene poco peso en la actividad económica y en la generación de nuevo empleo. Y más bien consideran, algunos de ellos, que la transformación de la economía se esconde en los proyectos que ya estaban en marcha.

 

Entre los que consideran que la apuesta de Zapatero no dinamizará la economía ni creará empleo se encuentra Joaquim Muns, catedrático de la Universidad de Barcelona y premio Juan Carlos I de Economía 2009: “Estos sectores tienen poco peso económico y emplean poca gente”, afirma.

 

Según informaba este mismo domingo el diario La Vanguardia, de la misma opinión es también Javier Andrés, de la Universidad de Valencia, quien cree que “la construcción de modelos basados en el conocimiento es un mantra que se ha puesto de moda ahora, pero que en la práctica no funciona en muchos casos”.

 

“Mejorar la competitividad, urgente”

 

“Otra historia es mejorar la competitividad hacia dentro y hacia fuera de la economía española, que es una cuestión urgente porque de no hacerlo volveremos a crecer de la misma manera que ahora criticamos”, añade Andrés.

 

Para este experto hay dos cuestiones clave: “La reforma del mercado laboral y la liberalización de los mercados de bienes y servicios. En Alemania, pese a los problemas que encuentran ahora las empresas para exportar no se está destruyendo empleo porque son eficientes”.

 

Además, “con productos de más calidad, España podría practicar una política de sustitución de importaciones porque una buena parte de lo que se consume aquí sería nacional, favoreciendo el empleo”, asegura.

 

“Estabilización de sectores clave”

 

Otra sugerencia viene por boca de Jordi Mercader, presidente de Aguas de Barcelona. “La estabilización de sectores clave como la construcción y el automóvil, que son competitivos,” debería ser prioritaria, dice.

 

Mercader no piensa que esté mal apoyar sectores como el de las TIC o la economía verde, pero también cree que “las subvenciones que se están dando al desarrollo de la industria fotovoltaica y eólica son la causa de gran parte del déficit tarifario que sufre el sector eléctrico, y con costes energéticos más altos resulta difícil trabajar”, detalla.

 

El presidente de Aguas de Barcelona también opina que “la industria está infravalorada, cuando buena parte del sector de los servicios es el mero resultado de la externalización de sus actividades” y que hay que cuidar el sector siderúrgico, que vuelve a ser importante, con empresas como Celsa y Acerinox.

 

Por su parte, Francisco Pérez, catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia, cree que “no cabe repetirse: es muy difícil competir con los países de bajos costes”. En su opinión, el objetivo ha de ser el de conseguir más calidad, gamas más altas de productos.

 

Aunque partidario de las TIC, Pérez añade que buena parte de la nueva economía “está ya en los proyectos que estaban en marcha y que sólo necesitan tiempo”. En todos los sectores se aprecia el salto de empleos creados con universitarios y existe el riesgo de que se superponga algo artificial.

 

“Déficit al galope”

 

Por otra parte, en una entrevista publicada también ese mismo día por La Vanguardia, Antonio Torrero, catedrático de Economía de la Universidad Alcalá de Henares y autor de La crisis financiera internacional y económica española, advierte del peligro de encontrarnos con un “déficit galopante”.

 

Torrero ve la situación económica en España y las finanzas públicas “mal, muy mal. En este país no se está apreciando la gravedad de la situación, y podemos encontrarnos con un déficit público que crece al galope”.

 

“Y eso tiene luego un final porque el déficit no se puede prolongar indefinidamente. Y el final puede ser lamentable”. Y es que el déficit se está disparando “porque no haces los ajustes necesarios en la economía, como es nuestro caso”, remarca el catedrático.

 

Este experto afirma que “los gastos generales van a subir fuertemente y se van a reducir los ingresos fiscales porque la recaudación a través del impuesto sobre la renta, sociedades o IVA va a caer. Se va a abrir una brecha que, lo siento, ya se está disparando”.

 

“El Gobierno se limita a decir que ampliará el periodo de subsidio de paro, pero eso es consuelo de pobres. Lo que hay que hacer es restaurar la competitividad perdida”, avisa.

 

“Hay que rebajar los costes empresariales. Rebajando impuestos, facilitando la vida a las empresas. ¿Se va a hacer? ¿ Se está haciendo? No, para nada”, denuncia.

 

“Lo que está ocurriendo es que no se hacen reformas porque lo que se busca es ganar tiempo esperando a que otros países se recuperen y sumarnos. Pero la política de ganar tiempo nos está llevando al desastre”, sentencia.

8 comentarios

francis -

“Zapatero se está dedicando a hacer una campaña a la desesperada en lugar de gobernar"
Socialistas, sed valientes y empezar a criticarle.

lectita -

¡ Menudo presidente !. ¡ CUANTAS MENTIRAS Y ENGAÑOS !. Hoy dice blanco y lo defiende a capa y espada. Si mañana ve que no conviene, cambia y dice lo contrario. Este Sr. se ríe constantemente de los españoles. ¡¡ Vete ya por favor y no mientas más. ¡ INUTIL !. ¡¡ QUE ASCO DE PRESIDENTE !!.

goyesco -

Esto cada vez es mas ridículo y demencial.
A ver si yo me entero:
Se produce un debáte importantísimo en el cuál tódos los grupos parlamentários, excepto el psoe, analizan de forma real la actual situación de España y cada uno aporta una série de medidas sérias y meditádas para soluccionar los problemas.
Tódos y cáda uno de los portavoces, asesorádos y aconsejados por sus respectivos asesores nos presentáron una batería de propuestas, aceptables o no, pero que fuéron meditádas y analizádas ántes de ser comunicádas al congreso.
Y digo yo:
¿Sería muy dificil para el indigente mental hacer las cosas cómo las hacen los demás?.
No se puede ir a un debáte sobre el estado de la nación a engañar a todo el mundo, primero: con la tonterías de " Yo, nunca negué la crisis", o
" Se adivinan en el horizónte una serie de circustancias que nos permitirán imaginar que quizá para finales del 2010 la crisis comenzaría a remitir de forma lenta pero apreciable."
No, Sr. Presidente, no. A un debate de estos hay que ir con las ideas muy claras, no se puede ir imaginándo, adivinándo, creyéndo, en definitiva, mintiendo. Y no se puede ir sin propuestas estudiadas, analizadas y coherentes.
Suprimir la deducción fiscal por vivienda, ofrecer 2000 €. por coche nuevo
prometer ordenadóres y pizarras táctiles, y tódas las demás medidas , lo primero que tienen que estar es bien estudiádas, y bien consensuádas con todos los agentes que confluyen en ellas.
No se puede ir al Congreso a soltar una serie de patochadas e insultos a la oposición y luego reunirse para ver si lo que ha dicho está bien, o no, porque grácias a eso ahora yo me voy a comprar el coche en Orense en vez de en Castilla-Leon, ahora yo voy a esperar al curso que viene y asi me ahorro dos portátiles, que ya procuraré yo que a cada uno de mis hijos le regálen uno, y ahora yo, y para seguir desgravándo por vivienda nueva tendré que empezar a ocultar mis ganáncias al fisco etc, etc, etc...
Así, no vamos a ningún lado Zp. Sólo a la ruína.
¡¡¡ZAPATERO VETE YA!!!

ciudadano -

Recuerden como se vendió la ley de Dependencia, pues ha quedado estancada por que requiere dotación económica que no se le ha atribuido. El plan para reanimar el sector del automóvil o los ordenadores en las escuelas, vendidos por el presidente, requieren dinero de las Comunidades Autónomas y en el primer caso también de las propias industrias, ambas se pueden quedar estancadas como la ley de Dependencia, vendida a bombo y platillo, con múltiples y grandes titulares que han quedado en “agua de borrajas”.

Y es que a pesar de lo llamativo de lo anunciado, este no es el cambio de política económica que necesita nuestro país. No hay reformas estructurales serias, no hay reforma del mercado laboral, no se siguen las recomendaciones del Banco de España o de la Unión Europea. Pienso que ZP ha estado efectista y ha optado por la descalificación del PP, pero ni una ni otra cosa es lo que necesita en estos momentos España.

Jose Maria Solares -

La sociedad despierta



Están pasando en nuestro país (no ha mucho llamado España), cosas gravísimas. Da la sensación que todo se rompe. Las personas sensibles lo perciben, con dolor, y otras prefieren atontar su conciencia con televisión y el consumo para no sentir. Nuestro “ínclito” presidente ha hecho patente lo latente y ha levantado el telón que ocultaba el cáncer que nos viene corroyendo: disolver la nación bajo la presión separatista, reducir la Constitución a una parodia de ley, invertir los criterios morales generalmente aceptados, transformar la educación en estabulación de masas, etcétera.

Estamos en un país donde, entre otras cosas, no puedes fumar en ningún lado, pero puedes abortar a barra libre. Si echas humo eres poco menos que un criminal; pero si tiras a un cubo de basura los cadáveres destrozados de fetos de siete meses, te protege la ley. Y esto no es demagogia, lo terrible es que es real como la vida misma. Cuando una sociedad es extraordinariamente restrictiva en mil cosas, que podemos llamar menudencias, (por ejemplo fumar) y por otro lado es asombrosamente indulgente con otros, que son verdaderos crímenes (aborto quirúrgico o píldora del día después), es que estamos ya enfangados en una ciénaga de injusticia, en un lugar donde solo cabe huir o resistir, pasando a la ofensiva.

Si nuestro sistema no puede ya regenerarse, porque está podrido, es, sin embargo, el ciudadano, la sociedad, la que sí puede limpiar. En este sentido empiezan a aparecer signos esperanzadores. Es esperanzador ver a los ciudadanos salir a la calle sublevados contra la leyes de Educación para la Ciudadanía, a favor de la familia, a favor del matrimonio entre un hombre y una mujer, a favor de la vida, etcétera. Y esto no es, como piensa José Blanco, una estrategia del PP (qué más quisiera). La ola no la mueve Rajoy: es una muy importante parte de la ciudadanía quien la empuja. Y si la ola no se deshace, también la derecha política tendrá que dar cuenta de sus “complicidades”.

La resistencia ya está aquí, es eso que estamos viendo en la calle. Pero el baile no ha hecho más que empezar.

Gracia P. -

¿Debate sobre el Estado de la Nación?



Esperaba con cierto interés el debate sobre el estado de la Nación por la situación actual, pero me encontré con un presidente que de entrada desplegó sobre el hemiciclo su chistera, de conejos. En total 15 nuevas leyes: reducción de un 5% del impuesto de sociedades para pequeños empresarios; subvenciones directas para la compra de coches; reducción del gasto público; supresión en 2011 de las desgravaciones de vivienda; ordenadores portátiles para los estudiantes de primaria y pizarras electrónicas para los colegios; libertad religiosa; de extranjería; la ley del aborto, entre otras. Después de todo esto pensé "¡Y dos huevos fritos!" que diría el castizo. Pero, con la crisis que sufrimos, con más de 4 millones de parados, esto equivale a nada de nada, pues de la situación ni se habló y de la económica muy poco. Tampoco se profundizó sobre política exterior, ni de los inmigrantes, de sanidad o de política territorial, no se habló de la corrupción, de política antiterrorista, que otras veces copó el debate, etcétera. ¿Y de soluciones? Pocas y con truco.

Vimos, eso sí, un agrio enfrentamiento entre los dos ejecutivos. Descalificaciones del presidente, acusando al PP de "servirse de la crisis" y "jalearla", reproches al líder de la oposición por el "estilo faltón" una mención al del 11-M con menosprecio a las victimas de terrorismo. La vicepresidenta de la AVT, en referencia a las palabras del presidente del Gobierno, ha asegurado: “no sé si Elvis está vivo o muerto, lo que quiero saber es quien mató a mi hija”. Mientras tanto la mayoría de españoles nos preguntamos: ¿Debate Sobre el Estado de la Nación?

luis bredase -

Cada día nos sorprende con un nuevo paquete de medidas económicas. Los gobiernos parecen rivalizar y las cantidades anunciadas son cada vez más cuantiosas. Algunas de ellas dan vértigo. Los países que, como Alemania, tienen una actitud más precavida son fuertemente criticados por insolidarios, aunque su prudencia sea loable. No importa que lo anunciado hasta ahora haya tenido unos resultados muy modestos, si es que los ha tenido. Ha llegado la época de los gobernantes hiperactivos; parece que la prudencia no tienen cabida en esta vorágine de planes.

Toda esta actuación adolece de serios defectos de improvisación y de una visión excesivamente concentrada en el corto plazo. La premisa de que el mundo se va a hundir si no se actúa y el pánico que ello genera llevan de forma clara al convencimiento de que el fin justifica los medios, una conclusión siempre discutible.

Los gobiernos se han lanzado auna aventura cortoplacista cuyas consecuencias, tanto en términos de costes como de impacto sobre los mecanismos de la economía de mercado, no han calculado ni, en muchos casos, parece que hayan ni siquiera previsto. Si nos fijamos en los aspectos fiscales, que seguramente son los más importantes, se ha pasado sin pestañear a la filosofía de que el déficit público y la consiguiente deuda que genera son, ahora, la solución.

Ha costado muchos años convencer a los gobernantes y al público que la disciplina fiscal y presupuestaria son la mejor opción para la economía. Nadie pretende, en estos momentos de grave crisis, que esta disciplina se mantenga a rajatabla. Pero el déficit público es un mal que, en este caso, se usa para paliar otro mayor. Ello quiere decir que, como dañino que es, el déficit público, incluso en las actuales circunstancias, ha de usarse con suma prudencia y en las menores dosis posibles.

El endeudamiento del sector público no es inocuo. Las cargas de esta deuda se incorporan a los presupuestos y reducen, a medio y largo plazo, la capacidad de crecimiento. La deuda pública suele expulsar a la del sector privado o, por lo menos, la encarece. Por lo tanto, debería hacerse lo posible para reducir el impacto presupuestario de las medidas que se adoptan. Por ejemplo, intentando reducir costes en otras partidas prescindibles y elaborar planes de reversión al equilibrio fiscal a medio y largo plazo, como han hecho los ingleses.

Uno de los frentes en los que había luchado más tenazmente la Unión Europea era el de la competencia sin trabas y la persecución de las ayudas distorsionadoras de ésta. No cabe duda de que el abandono de este camino es otra de las víctimas de los planes de rescate que se anuncian. Si, por ejemplo, se ayuda a la industria del automóvil sobre base nacional, como se pretende, inevitablemente se incurrirá en serias distorsiones de la competencia.

Por otro lado, los planes que se están poniendo en marcha deberían insertarse no sólo en líneas de actuación puramente reactivadoras, sino también en el marco de las reformas que necesita cada país. Por ejemplo, en el caso español la reactivación sin más puede ser contraproducente si no contempla simultáneamente otros dos objetivos: la drástica reducción del déficit exterior por cuenta corriente y el aumento sustancial de la competitividad. Volver las cosas al punto de partida sin introducir las reformas necesarias es una solución engañosa.

Los planes de ajuste, de rescate o de estímulo, tres variantes de un procedimiento para corregir problemas de desajuste económico, son -o por lo menos deberían ser-ejercicios técnicos. En ellos, la urgencia del corto plazo debería combinarse con las necesidades de lograr una economía saneada a medio y largo plazo, que es la única que puede proporcionar crecimiento estable y continuado. Si los dirigentes políticos no son capaces de zafarse de la angustia del corto plazo, es fácil que paguemos un precio muy alto para salir de la crisis y otro, más tarde, para desenredar la maraña asistencial que está creando el sector público.

No parece que la solución de los problemas deba pasar por la asunción pública de las deudas, desajustes y pérdidas del sector privado financiero y empresarial. La reactivación y los planes que la apoyen serán una pérdida de tiempo y de recursos si no impulsan, de manera preferente, todas aquellas reformas que, tanto a nivel de cada Estado como globalmente, se necesitan para iniciar una nueva fase de crecimiento sobre bases más sólidas.

A menudo, los gobiernos dan la impresión de que lo único que importa es que la recesión no se agrave. Esto es importante, pero también que esos planes sirvan para volver a crecer de forma sana y evitar, así, futuras crisis.

Genis de Tera -

España envejece



Además de ser campeones europeos sobre destrucción de empleo, dependencia energética, drogadicción, alcoholismo juvenil, prostitución y muchos otros factores, también tenemos que añadir el envejecimiento de la edad media, cuestión que pone en peligro las pensiones futuras.

Este envejecimiento, fruto de las mayores espectativas de vida por una parte se incrementa a marchas forzadas por los resultados obtenidos de las acciones y campañas lanzadas por nuestros gobernantes empeñados en destruir tradicionales valores morales, éticos y sociales de nuestras familias que precisamente nos distinguían en sentido contrario de los paises nórdicos.

Desde los años 70 sordamente se atentó contra las familias numerosas, potenciando la baja natalidad quedándose con el hijo único y desde la implantación de aparejamiento, sin compromisos ni papeles por temor a que pasará, mayor ha sido la caida de la natalidad. Recurriendo como siempre al sentido común, parejas con solo un hijo potencian el problema, parejas con solo dos tampoco lo resuelven ya que no compensan los estériles y los célibes (si todavía quedan), lo que nos lleva a la necesidad de animar a nuestros ciudadanos jóvenes para volver a como mínimo tres hijos tal como hicieron nuestros abuelos.

Ante el escándalo que estas reflexiones puedan provocar a mentalidades mal llamadas progresistas puedo afirmar que si queremos real progreso para nuestro pueblo debemos cambiar radicalmente las formas, educar con valores cívicos y sociales y desterrar todo aquello que solo se dirija al bien único y personal sin respetar a quienes nos rodean. Por tal motivo el reciente regalo de la ministra Trinidad Jiménez sobre la permesividad de la píldora poscoital, las facilidades de la ministra de la Igualdad para el aborto, las campañas de 'póntelo pónselo', los matrimonios homosexuales, etcétera, quienes lo facilitan con su empeño nos envejecen y nos destruyen.