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¿El castrismo se jubila del poder en Cuba?

¿El castrismo se jubila del poder en Cuba?

 Fidel anuncia que no volverá a presidir la isla y que deja también en manos de su hermano Raúl la jefatura del Ejército.

Como un técnico de selección de fútbol, Fidel Castro ha sacado a su hermano Raúl del banquillo de los suplentes y lo ha metido al terreno de juego poniéndole, ahora sí, el brazalete de capitán, pero en un partido, el de su despedida, que sabe irremediablemente perdido. Así es como el octogenario comandante de la revolución cubana ha dicho adiós, tras un año y medio sin poder hacer siquiera una aparición pública a causa de su deteriorada salud desde que delegó provisionalmente el mando en su hermano Raúl, en julio de 2006. Así es como, tras casi 50 años en el poder, el dictador cubano ha resuelto su sucesión y ofrece la tan esperada transición política para la isla: haciéndose a un lado y dando paso a una nueva generación, la de su hermano pequeño, un «jabato» de 76 años de edad, sin carisma y con problemas de alcoholismo pero que, eso sí, tiene como modelo a su hermano mayor. Todo un palmo de narices para los que esperaban la llegada del cambio.

En un artículo publicado ayer en los diarios oficiales «Granma» y «Juventud Rebelde», Fidel Castro ha dicho adiós como gobernante al anunciar que, debido a sus problemas de salud, no aceptará de nuevo «el cargo de presidente del Consejo de Estado y Comandante en Jefe» de la isla caribeña. «Les comunico que no aspiraré ni aceptaré –repito– no aspiraré ni aceptaré, el cargo de presidente del Consejo de Estado y Comandante en Jefe», insiste el dictador en uno de los mutis más esperados de la historia reciente, dirigiéndose a sus «entrañables compatriotas, que me hicieron el inmenso honor de elegirme en días recientes como miembro del Parlamento, en cuyo seno se deben adoptar acuerdos importantes para el destino de nuestra Revolución».

Con una cruel ironía, Fidel se refiere a la próxima designación de Raúl Castro al frente del poder en la isla asegurando que «las nuevas generaciones cuentan con la autoridad y la experiencia para garantizar el reemplazo». Para Fidel, «afortunadamente nuestro proceso cuenta todavía con cuadros de la vieja guardia, junto a otros que eran muy jóvenes cuando se inició la primera etapa de la Revolución. Algunos casi niños se incorporaron a los combatientes de las montañas y después, con su heroísmo y sus misiones internacionalistas, llenaron de gloria al país».

En una especie de autoconfesión, el dictador explica las razones por las cuales no dimitió de sus cargos hace un año y medio, cuando su salud se vio seriamente mermada a causa de complicaciones intestinales que lo llevaron varias veces al quirófano. Y en cambio puso a su hermano Raúl al frente del Gobierno de manera interina: «Siempre dispuse de las prerrogativas necesarias para llevar adelante la obra revolucionaria con el apoyo de la inmensa mayoría del pueblo. Prepararlo para mi ausencia, psicológica y políticamente, era mi primera obligación después de tantos años de lucha. Nunca dejé de señalar que se trataba de una recuperación –la suya– no exenta de riesgos». Y termina con abnegación: «Mi deseo fue siempre cumplir el deber hasta el último aliento. Es lo que puedo ofrecer».

En realidad Fidel hace un año y medio traspasó temporalmente sus cargos, pero no el poder. Lo que buscó fue convertir a su hermano en un «regente» del régimen, en un administrador provisional de la isla que ha venido trabajando desde entonces con instrucciones precisas y rodeado de un equipo elegido por el propio Fidel, ello hasta que la evolución del enfermo lo decidiese todo. Raúl ha tenido prohibido tomar la iniciativa, cambiar el rumbo o aparecer siquiera como un líder respetado dentro o fuera de Cuba. La razón de este no dejar hacer no parece ser otra que la mera desconfianza de Fidel hacia todo y hacia todos, incluso hacia su hermano menor. Y es que no quiso que en él volviese a cumplirse el destino de Lenin, aislado por Stalin a través de los médicos que lo atendían de su sífilis. No obstante, su propia incapacidad si no mental al menos sí física han terminado decantándolo todo. Lo que Fidel ha conseguido en este el mayor periodo de decadencia de su régimen ha sido conservar el poder durante su convalecencia, manteniendo la cohesión en el Comité Central del Partido Comunista Cubano, pero sobre todo evitando grandes conmociones internas. El precio pagado por ello ha sido el de sacrificar a su propio hermano menor. Y es que para que hubiese podido consolidarse una hipotética sucesión de Raúl Castro tendría que haber anunciado sin dilación grandes medidas y cambios, capaces de hacer renacer alguna expectativa de mejoramiento a corto plazo de los sufridos cubanos de a pie. No le dejó. Tal vez porque Fiel sabe que sin el statu quo, sin la coraza de la dictadura, Raúl no puede no podrá enfrentarse sólo a toda la oposición, la disidencia, el exilio, Washington y los propios cubanos que hasta ayer se decían adictos al régimen pero que el miedo puede convertir en sus mayores enemigos y verdugos.

Sin Fidel en la escena política, la gran pregunta que todos se hacen, dentro y fuera de la isla, es ¿qué va a ocurrir ahora? José Miguel Vivanco, director ejecutivo para América de Human Rights Watch, afirma que los que esperen que los cubanos salgan a celebrar masivamente, como ocurrió en Europa del Este tras la caída del Muro de Berlín, se sorprenderán cuando probablemente presencien las calles vacías.

27 comentarios

narceo -

Los cubanos, no tienen Educación.
Tienen alfabetización. Porque no pueden leer, libremente, lo que quieren.
La Sanidad se estableció desde los centros que emigrantes, como los gallegos, ya habían creado. Cuando Castro ha necesitado Sanidad ha tenido que importarla.
Cuba se mantuvo como eso, la mantenida, del régimen soviético, pasando a ser odiada por paises comunistas como la Alemania democrática, por todo lo que veían que les era entregado a cambio de ser un portaaviones y portamisiles fondeado junto a los USA.
Fuera de eso, algo de azúcar, tabaco y del turismo con y sin sexo, nada.
Y basta de bromas con el bloqueo. Solo afecta a paises socios de los USA. Cuba podría negociar y tratar con casi cualquier país... si tuviera con qué.
La Revolución fué un bluf.
La isla, una prisión regida por un maníaco comunista.

Goyo -

Castro no abandona el cargo es un zombi esta mas muerto que vivo,lo a hecho para dar tiempo de consolidar a su hermano en el poder,lo que no sabe que su hermano ya tiene un pacto con los americanos y los castro se estan llevando el dinero a "chile"

windos -

Después de reinstaurar, a su cruel manera, la legalidad republicana, cuentan que el dictador Lucio Cornelio Sila convocó al Senado para rendir cuentas por su gestión. Nadie osó criticarle y Sila, por voluntad propia, abandonó el cargo. Desde allí se fue tranquilamente a su casa. En el trayecto alguien le dirigió una obscenidad. “Después de ese gesto” - dijo Sila-, “ningún dictador volverá a abandonar el poder voluntariamente”.

Es probable que Castro conozca la historia del romano, y por eso se va, pero poco. De hecho, como cuenta Kiko Méndez-Monasterio en Época continúa al frente del partido y cuenta con que su enfermedad acortará el tiempo lo suficiente como para que sus enemigos no puedan sentarle en un banquillo. En cualquier caso, los tribunales no son algo desconocido para el anciano Fidel. En 1953, después del asalto fallido al cuartel de Moncada para derrocar a Fulgencio Batista, fue conducido delante de los jueces. Ante el tribunal largó uno de sus más conocidos discursos, que terminaba con la frase: “Condenadme, no importa. La Historia me absolverá”. Hablaba también de libertad, de lícita rebelión contra la tiranía. Ni una palabra de socialismo, todavía no tenía un credo definido.

En sus lecturas alternaba a José Antonio y a Martí... Cualquiera de los opositores al régimen que aún hoy se pudren en las cárceles cubanas podría repetir en su defensa ese discurso. Claro que para eso tendría que tener un juicio. El joven Fidel sí que lo tuvo. Le condenaron a 15 años de prisión, pero fue amnistiado por el mismo poder que él acabaría derrocando.

SU VIDA


Fidel Alejandro Castro Ruz nació el 13 de agosto de 1926 en una granja de la entonces provincia cubana del Oriente, hoy llamada Holguín. Fue hijo ilegítimo del gallego Ángel Castro
y de una de las empleadas de su hacienda, Lina Ruz. Se educó en Santiago y después en La Habana, en cuya Universidad se doctoraría en Leyes. Ya entonces se aficionó a los discursos y a las actividades subversivas que acabarían con esa rebelión frustrada en 1953.

Después de la cárcel se exilió en México, donde conocería al Che y desde donde prepararía su nueva ofensiva. Con menos de un centenar de seguidores se embarcó en el yate Granma y desembarcó en la isla en 1956. Otro desastre: el Ejército casi aniquiló a los subversivos al poco de tomar tierra. Penosamente consiguieron llegar a la Sierra Maestra, donde empezaría la epopeya de una docena de barbudos contra todo un Gobierno.

Cuánto daño ha hecho el romanticismo. En la izquierda europea y americana se empezaba a
ver con simpatía a ese grupo de idealistas que se presentaban ante el mundo como héroes mitológicos. Niños bien, de Universidad, con la cabeza llena de utopías, pero a la vez sin mucho escrúpulo a la hora de acariciar el gatillo. El buenismo en armas. De esa lucha idealizada todavía vive buena parte de la izquierda mundial, y no sería muy grave si no fuese porque el relato de esas gestas heroicas es casi el único alimento que sirven en las escuelas cubanas.

CAE BATISTA

El régimen de Batista se deshacía. Ningún Gobierno medianamente digno habría sucumbido a una guerrilla tan precaria, pero opositores de todas las tendencias se echaron en brazos de Castro, que vio la oportunidad de marchar sobre La Habana. El 8 de enero de 1959, relata Kiko Méndez-Monasterio, las tropas revolucionarias de Fidel entraban en la capital de Cuba. Mientras Ernesto Che Guevara, el idealista de la boina, se encargaba de depurar (o sea, fusilar) a los primeros disidentes, Castro se hacía con el poder, se olvidaba de aquello de la libertad y proclamaba el partido único. Desde entonces sólo ha vivido para permanecer en él y apenas ha tenido tiempo para el bienestar de los cubanos.

Las nacionalizaciones de la primera hora le granjearon la enemistad de los estadounidenses, y aunque en un principio trató de amistarse con el gigante vecino (incluso hizo una gira por EUU), terminó echándose en brazos de los soviéticos. A esto contribuyó el desastre de la bahía de Cochinos, un plan de la CIA de los Kennedy. Aquello acabó en la Crisis de los Misiles. Nunca sabremos lo cerca que estuvo el mundo de una guerra nuclear cuando se enfrentaron el buenismo guerrillero de Fidel y el buenismo televisivo de JFK. Uno casi está tentado de creer que le debemos la paz al buen sentido de Kruschev.

NI LA CAÍDA DEL MURO DE BERLÍN PUDO DERRIBARLO

Ahora que le ronda la Parca, al viejo guerrillero se le deben de aparecer, entre pesadillas, los camaradas que dejó caídos en la sierra y los gritos agónicos de sus presos torturados. Porque hay quien hace de resistir una victoria, y de eso es Fidel Castro el ejemplo semivivo. Nadie ha podido doblegarle: ni los disparates de los Kennedy, ni John Wayne Reagan, ni el ron con Coca-Cola, ni el estrépito jubiloso que hizo el Muro al derrumbarse. Hasta sobrevivió su poder a la visita del Papa polaco, que era todo un especialista en derretir socialismos con la mirada, como bien dice Kiko Méndez-Monasterio.Pero lo del Muro, si no lo derribó, al menos lo hizo tambalearse. Cuba sobrevivía gracias al apoyo militar y comercial de la Unión Soviética.

SOBREVIVIENDO GRACIAS AL TURISMO

Cuando se desvaneció su único aliado, la escasez se multiplicó en la isla, donde sólo el Ejército del partido y la policía reciben salarios dignos. El exilio hacia Miami ya no era sólo de disidentes políticos, sino de simples familias que carecían de lo imprescindible y que se arriesgaban para salvar las millas que las separaban de la libertad. Socialismo o muerte, dice la propaganda revolucionaria. Y como en el chiste, algunos preferían arriesgar lo segundo antes que seguir sufriendo lo primero. Pero Castro aguantó. Gracias al turismo, la isla salió más o menos adelante, mitad burdel, mitad bohío. Ahora ni siquiera los petrodólares de Chávez pueden mantener la revolución cubana, que se queda huérfana sin Fidel.

Del horroroso siglo XX sólo nos quedaban Castro y la penicilina. Se apaga el comandante sabiendo que con él su obra desaparece, y ahora hasta los antibióticos están perdiendo la batalla, que las bacterias se hacen más listas y más fuertes.

Daniel V. -

El periodico español El Mundo, informa en su última edición que los abogados del Comité de Ayuda a la Disidencia, Javier Barrilero y Román Ruiz, presentarán en breve un recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional contra la negativa que el año pasado tomó la Audiencia Nacional de no dar entrada a una querella interpuesta contra el dictador cubano Fidel Castro. El Pleno de la Sala de lo Penal argumentó que no podía actuar contra Castro por la impunidad penal que gozaba al ser jefe de Estado.

Los disidentes, recuerda el diario, consideran responsable a Castro de los "delitos de genocidio, torturas, terrorismo, así como de delitos contra personas y bienes protegidos en caso de conflicto armado, basándose en la muerte de un grupo de prisioneros tras el desembarco frustrado en la Bahía de Cochinos, en 1961". Decenas de los capturados fueron conducidos en un camión hermético destinado al transporte de tabaco. Varios murieron asfixiados. Seis de los supervivientes firman la denuncia.

La querella se presentó justo cuando Castro, por complicaciones de un problema gastrointestinal, delegó sus funciones en su hermano Raúl. La Audiencia Nacional, sin embargo, consideró que al interior de la dictadura cubana no se había presentado una "pérdida de titularidad" del cargo de jefe de Estado.

Al igual que otras dos querellas presentadas en 1998 y 2007, los jueces instructores que estudiaron la denuncia señalaron que la justicia española no podía analizar los hechos contra Castro por su cargo. Sin embargo y tras la decisión de Castro de no volver a ocupar los cargos de presidente de Cuba y comandante en jefe de las fuerzas armadas de su país, ere argumento ya no será válido.

De acuerdo con El Mundo, el nuevo estatus de Castro obliga a la Audiencia Nacional a dar entrada a la querella y estudiar si los hechos denunciados son verosímiles e implican una de las causales señaladas en el derecho internacional para ser enjuiciado. La apertura de la investigación podría desembocar en la emisión de una orden internacional de captura tal y como sucedió en el caso del dictador chileno Augusto Pinochet.

Ignacio C. -

No hay dictadores mejores ni peores que otros. Algunos son más feroces, o más brutos, o más inteligentes, o envuelven en un cierto refinamiento su crueldad, pero en el fondo se trata siempre de la misma inmoralidad esencial: la de un hombre que secuestra por la fuerza la voluntad de un pueblo, en el vano nombre de un grupo o de una idea. Existe la tentación común de clasificar su maldad en atención al número de víctimas: asesinatos, encarcelamientos, torturas. Vano empeño. Los hay que necesitan matar más y quienes pueden lograr con menos violencia el mismo inaceptable objetivo: ejercer el poder absoluto mediante la coacción, el terror, la intimidación y el crimen.
Fidel Castro ha gozado siempre de la benevolencia comprensiva de una izquierda europea atrincherada en el sectarismo, presa de un etnocentrismo hipócrita que tolera para el pueblo cubano lo que no aceptaría para el español, el francés o el italiano. La fascinación castrista alcanza la categoría de mito; un mito absurdo y miope que domina la cosmovisión progresista de la última mitad del siglo XX. El izquierdismo recalcitrante jamás ha terminado de torcer su brazo ante la progresiva evidencia de un pueblo derrumbado en la miseria y de un tirano irracionalmente apalancado en su autoridad abusiva y sangrienta; se han minimizado sus atropellos, edulcorado sus arbitrariedades y buscado pretextos victimistas para justificar su retardatario enroque frente a los vientos de la Historia. Hasta este sórdido final a plazos, esta innecesaria y dolorosa dilatación del tránsito, este apego ultramontano a los resortes de un autoritarismo cruel y trasnochado, encuentra la anuencia complaciente de quienes se resisten a aceptar la igualdad decisiva y fundamental del dinosaurio caribeño con otros sátrapas adheridos a su delirio de poder hasta el último aliento de la vesania.
Fidel no se va, ni quiere irse; sólo su desaparición cerrará del todo el ominoso capítulo de la larga y despótica clausura política y social cubana. Acosado por la enfermedad, cercado por la terca recurrencia del debilitamiento, ha convertido el hospital en la última trinchera de su ofuscada resistencia. Experto como es en el ejercicio del poder personal hasta sus consecuencias más profundas, ha cambiado el uniforme por el chándal para continuar controlando desde la cama el destino de un pueblo al que desde hace cincuenta eternos años ha enajenado la libertad, el albedrío, la dignidad y hasta la simple capacidad para sobrevivir por sí mismo. Él seguirá mientras pueda dictando los soporíferos textos y consignas que soportan su ya cansina irreductibilidad, y manejando las decisiones claves que atenazan el futuro de la isla y de su gente. Sólo ha oficializado lo evidente, su manifiesta inhabilitación para una agenda de normalidad física y el inevitable declive de su liderazgo, y trata de aplicar un maquillaje lampedusiano para disfrazar la «ultima ratio» de su pétrea voluntad inmovilista. Ni transición ni zarandajas; ahora más que nunca, el rancio lema de «patria o muerte» rige el horizonte de la Cuba anacrónica del castrismo: sólo la muerte del dictador devolverá a su nación las riendas de su propio destino.

Domingo Garcia -

La despedida del dictador.
DESPUÉS de 49 años ininterrumpidos en el poder, el dictador cubano Fidel Castro anunció ayer lo que millones de cubanos de dentro y fuera de la isla han estado esperando, en muchos casos durante toda su vida. Sin embargo, su decisión de abandonar formalmente sus cargos -que por motivos de salud no ejercía desde hace dieciocho meses- no representa por desgracia un cambio mayor en el funcionamiento de las instituciones cubanas, sino que, más sencillamente, lo que era provisional se convierte en definitivo. En estas circunstancias, la necesidad de designar a una figura que ocupe los puestos que Fidel Castro deja vacantes será la ocasión más significativa desde 1959 para que se produzcan cambios en la dirección política del país, aunque, hay que constatar que todavía no existen indicios de que tales cambios vayan a producirse, ni siquiera de que los que se lleven a cabo vayan a tener efectos esenciales para la sociedad de la Isla.

Lamentablemente, desde que se anunció la enfermedad del dictador, la experiencia ha demostrado que para lo único que se prepara el régimen es para resistir. Hasta ahora, Fidel Castro, convaleciente, guiaba desde la sombra la toma de decisiones estratégicas en todos los aspectos y supervisaba los posibles efectos de la tímida campaña de discusiones superficiales sobre la situación económica en la isla. En estos meses, no se ha pasado de cierta tolerancia ante algunas manifestaciones de descontento realizadas en voz alta, mientras que la decepción y la crítica a la dictadura siguen siendo expresadas en voz baja, cuando no en silencio, y al abrigo del oído de los mecanismos de seguridad del régimen.

Aunque por razones evidentes Fidel Castro no lo reconozca expresamente, su carta de renuncia es, más que una dimisión, una despedida formal y el reconocimiento de lo irreversible de su situación personal. Castro es muy inteligente y sabe pertinentemente que está viviendo las últimas horas de su vida, pero también es lo bastante soberbio como para seguir intentando controlar todo lo que suceda en Cuba hasta el último momento. Cuando hace unos años se rompió una rodilla en una aparatosa caída, no quiso que se le anestesiara para poder asistir conscientemente a la operación quirúrgica -naturalmente, para dar órdenes a los cirujanos- y ahora, si fuera posible, quisiera presidir y organizar su propio funeral.
Cuba necesita cuanto antes una transformación hacia la libertad. Las reacciones en todo el mundo democrático han sido unánimes en cuanto a la necesidad de que cualquier cambio debería significar el comienzo de una verdadera transición. La más que probable confirmación de su hermano Raúl como sucesor a la cabeza de los principales órganos del poder en la isla no será un gesto aceptable si no va acompañado de reformas en las características esenciales de la dictadura que beneficien expresamente a la libertad de los cubanos para hablar, elegir a sus dirigentes, viajar o volver a su patria. En estas circunstancias, el principal objetivo de los gobiernos de la Unión Europea, y de España en particular, debería ser impedir que los cubanos sigan siendo privados de sus derechos básicos, dejando bien claro que el tiempo del régimen autoritario, aunque con varias décadas de retraso, ha terminado ya.

Nadie puede olvidar que Fidel Castro sigue siendo un dictador que se va cuando él quiere, un tirano que ni siquiera acepta que en este momento crucial sean los ciudadanos los que decidan: es él mismo quien les ordena que no le elijan. Tal vez quiera diferenciarse de otros tantos dictadores a los que la muerte les ha sorprendido aferrándose obscenamente al poder y pretenda pasar a la historia como un apacible columnista del «Granma» mientras los cubanos se van acostumbrando poco a poco a su ausencia, para aceptar así la continuidad de un régimen castrista sin Castro como algo irremediable. Esto no es, ni mucho menos, la eutanasia política de Fidel: sencillamente parece su última estratagema para intentar retrasar, aunque sea durante unos cuantos meses, la inevitable llegada de la democracia a Cuba.

berta -

LA DAMA DE BLANCO
Blanca Reyes, entre la ilusión y la indiferencia
"Fidel Castro hace tiempo que salió del poder, y lo que pasa es que ahora lo ha hecho oficial, así que es lo mismo. Sencillamente ha oficializado su ausencia". Son las palabras cansadas de Blanca Reyes, esposa del poeta y disidente cubano Raúl Rivero, y cabeza de la agrupación Las Damas de Blanco, formada por esposas, hijas y familiares de presos de la isla.

Tras el anuncio realizado por el presidente cubano en el diario Granma acerca de su abandono del cargo el próximo día 24, ya emergen las primeras reacciones. La de Blanca Reyes se mueve entre el sentimiento de calma, propio del que tiene ya poco que esperar, y de la esperanza de que quizá haya una oportunidad de que cambie el rumbo de un país "desgastado".

Con respecto a hace dos días, no ha cambiado nada en la vida de Blanca, quien ha reconocido en una entrevista que la noticia que ha copado portadas e informativos le ha dejado indiferente.
La esposa del ex preso y poeta Raúl Rivero se ha referido a las dos generaciones que ya han pasado a lo largo de una misma dictadura, y ha incidido en el gran problema cubano, que no es otro que el moral o psicológico: "Siempre digo que el problema material se puede arreglar, pero lo moral y todas las personas que han sido manipuladas durante 50 años... Para eso debe haber un cambio feroz".

Raúl Castro, hermano de Fidel y probable sustituto, no inspira gran a Blanca Reyes como generador del cambio. "No creo que vaya a hacer ningún cambio, siempre apoyó a su hermano, aunque ojalá lo haga para el pueblo", ha expresado la líder de Las Damas de Blanco.

Los sueños, a pesar de todo, no se desvanecen tan fácilmente en la mente de una luchadora que, con humildad, se define como "una mujer que ha sufrido mucho la dictadura". La esperanza se apoya en el papel que espera asuman los fuertes gobiernos del globo: "No soy política, no sé lo que van a hacer los gobiernos, pero creo que casi todos ellos apoyarán la transición". ¿Se materializará una transición en los próximos cuatro años? Blanca Reyes desea creer que sí, que así será. "Si no, me muero", ha comentado con humor. Aún así, la exiliada con actual domicilio en Madrid, no obvia que queda trabajo por delante: "El pueblo cubano ha demostrado su valentía, pero hay que trabajar muy duro allí".

Ricardo Fernández -

Reacciones a la renuncia de Castro.
Y mientras... los comunistas españoles y lusos piden continuidad.
Mientras medio mundo celebra, aunque escéptico, la renuncia de Fidel Castro como presidente de Cuba con la esperanza de que cambie la penosa situación de la isla, los líderes comunistas de España y Portugal lamentan la decisión y esperan la continuidad del régimen dictatorial de la isla.

Los líderes comunistas de España y Portugal, Francisco Frutos y Jerónimo de Sousa, respectivamente, esperan que haya continuidad en la revolución cubana tras la renuncia de Fidel Castro a la Presidencia del país caribeño.

"La revolución cubana no se acaba con Fidel Castro y continuará en el futuro, y sólo el pueblo cubano es el indicado para decidir sobre su futuro", dijo Frutos a Efe tras reunirse en Lisboa con el líder comunista luso.

El secretario general del Partido Comunista de España (PCE) aseguró que no le sorprende la decisión del líder cubano, ya que toda persona tiene una "fecha de caducidad histórica".

Frutos, que destacó que el PCE apoyará la "defensa total de la independencia de la soberanía cubana", indicó que la renuncia de Fidel responde a sus "profundas convicciones" y las necesidades del Partido Comunista y el pueblo del país latinoamericano.

"Fidel Castro pasará a la Historia con el nombre muy limpio, a pesar de las continuas campañas orquestadas para ensuciar su imagen", indicó el dirigente comunista español tras criticar la política de EEUU hacia la isla.

Por su parte, Jerónimo de Sousa manifestó la solidaridad del Partido Comunista Portugués (PCP) con Castro, por el papel que "tuvo y tiene" en la revolución cubana, sin olvidar el "papel del pueblo".

"Es una decisión soberana, libre, del propio Fidel, del partido comunista y del pueblo cubano. Es una afirmación de soberanía" dijo el secretario general del PCP.

De Sousa manifestó su confianza en la capacidad del pueblo cubano para "continuar la senda de la construcción de una sociedad más justa".

En su encuentro en Lisboa, los dos líderes analizaron los "serios problemas" de los trabajadores de ambos países, así como la situación internacional y destacaron la "gran convergencia" que tienen en estos puntos.

En el plano internacional, De Sousa y Frutos condenaron la declaración unilateral de independencia de la provincia serbia de Kosovo.

"Cuando se ve la imagen, en el día de la declaración de independencia, de manifestantes en Kosovo con la bandera de su país y de Estados Unidos, a mí eso me huele mal", dijo el secretario general del PCE.

Afortunadamente, los comunista en España y Portugal son "cuatro gatos" anticuados.

Concepción Pérez -

Para muchos, nada ha cambiado.
Los escépticos exiliados cubanos celebran la esperada noticia.

La reacción a la esperada renuncia de Castro no ha tardado en llegar. Los miles de exiliados cubanos que residen en Miami han celebrado el fin de la presidencia de Fidel Castro, sin embargo se muestran escépticos. Temen que nada haya cambiado y muchos aseguran que hasta que no corra sangre, Cuba no podrá llegar a una transición democrática.

Los exiliados cubanos en Miami celebraban la renuncia de Fidel Castro después de 49 años de una brutal dictadura que obligó a centenares de miles de personas a abandonar sus hogares.

Las calles de la Pequeña Habana se han llenado de banderas cubanas que expresaban la alegría de un pueblo oprimido durante décadas.

Aunque no se han producido grandes concentraciones, la noticia de la renuncia de Fidel Castro desató inmediatas muestras de alegría en este populoso barrio de Miami, donde se concentran los más antiguos exiliados de Cuba.

El café Versailles de la calle ocho, considerado "la capital del exilio" en esta ciudad, ha concentrado el mayor número de festejos desde las primeras horas de la mañana. Opositores cubanos salieron a recorrer las calles e hicieron sonar las bocinas de sus automóviles mientras otros comentaban la noticia escépticos, pero esperanzados.

Las organizaciones de exiliados cubanos preparaban celebraciones, con banderas y caravanas de autos, que se extenderán a lo largo del día. "Hay un cambio de cara, pero sigue el mismo régimen", y añadió “No queremos que pase en Cuba como pasa en Rusia, que continúa un hombre del antiguo régimen como Putin, ex miembro de la inteligencia soviética". "En Cuba hay que empezar de cero. Que no nos engañen. Tiene que caer el gobierno y tienen que irse todos", culminó.

Según declaraciones de Alberto Hernández al Heraldo hondureño, "No podía dormir después que me llamó un amigo para avisarme. Para muchos esto es como el final del diablo, uno vive más tranquilo". Por su parte, Rafael Albuquerque, disidente y ex preso político en la isla durante 10 años aseguró que "Es un día esperado, pero no todo ha cambiado. Hay que ver si esto produce un brote de rebeldía en la juventud. Lamentablemente, nada va a cambiar hasta que no corra sangre en Cuba".

Mientras tanto, una camioneta con una bandera estadounidense y otra cubana hacía sonar una sirena al ver el cúmulo de periodistas que se reunían frente al Versailles, para muchos "el Pentágono" del exilio cubano de Miami.

Enrique Fernandez Estil -

Los disidentes creen que nada ha cambiado tras la renuncia de Castro
Los cuatro disidentes puestos en libertad por el régimen cubano este fin de semana que han viajado a Madrid, se han mostrado escépticos ante la renuncia de Castro que, según dicen, era algo que se esperaba y que difícilmente cambiará la difícil situación de los habitantes de Cuba. Para que esto ocurra aseguran que es necesario liberación de los presos políticos, la convocatoria de elecciones generales y un cambio en la legislación actual de la isla.

La reacción de los cuatro disidentes cubanos liberados por el régimen cubano este fin de semana no ha sido muy distinta a la del resto de cubanos al recibir el anuncio de la renuncia del Fidel Castro, que según los opositores, era algo que se esperaba.

En la isla, la falta de libertades ha impedido que los ciudadanos celebren abiertamente la noticia, en el exterior, el escepticismo ha eclipsado toda celebración. Los disidentes han coincidido con los exiliados en Miami donde tímidamente han reconocido que su alegría es pasajera ya que, según dicen, nada ha cambiado en Cuba.

El portavoz de la Fundación Hispano Cubana, Orlando Font de Vila aseguró que para que Cuba experimente cambios se deben dar tres condiciones: la "liberación de los presos políticos", la "convocatoria de elecciones generales" y un "cambio en la legislación actual" de la isla que no reconoce los derechos humanos.

A pesar de la confianza mostrada por la Comunidad Internacional, los disidentes cubanos han restado importancia a la renuncia de Fidel Castro y no creen que el panorama en Cuba sufra cambio alguno.

Los disidentes también se mostraron un tanto escépticos a la hora de valorar la posibilidad de que su liberación pueda interpretarse como un gesto de apertura, por parte de las autoridades cubanas.

Aunque reconocieron desconocer las razones concretas de su puesta en libertad, sí aseguraron que la diplomacia española jugó un papel importante. Los cuatro opositores cubanos se reunieron hoy con la Secretaria de Estado española para Iberoamérica, Trinidad Jiménez, para trasladarle un mensaje de agradecimiento por su labor y para analizar cuál va a ser su estatus en España a partir de ahora.

Por otra parte, la directora del Instituto Cubano de Economistas Independientes, Marta Beatriz Roque, ha recordado que el Gobierno de Cuba sigue estando al servicio de Fidel Castro.

Pedro Dominguez -

Las cifras de la represión en Cuba

Las cifras de Cuba con Fidel Castro no se pueden calificar de otra manera más que de escalofriantes. El comandante puede presumir de tener a cerca de tres millones de cubanos disidentes, 20.000 asesinados en la Revolución, más de 200 cárceles con cerca de 300 presos políticos y todo en un marco de ausencia total de libertad de expresión.

Fuera de Cuba existen cerca de tres millones de cubanos que han tenido que escapar de su país para no ser encarcelados o fusilados. Muchos de ellos se dedican desde diversas asociaciones a trabajar porque Cuba llegue algún día a ser un país democrático en el que cada uno puede expresar sus ideas sin ser detenido y encarcelado.

La Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN), comisión ilegal pero tolerada, que preside el opositor Elizardo Sánchez, calcula en unos 70.000 el número de presos por delitos comunes en Cuba y en 250 (otras fuentes aseguran que llegan a 300) el de presos políticos.

El último caso más grave fue en la primavera de 2003, cuando 75 cubanos fueron encarcelados con condenas de hasta 28 años simplemente por haber hecho públicas sus ideas.

Cárceles insalubres
El número de cárceles, según algunas asociaciones de derechos humanos, se eleva en la isla a más de 200. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la Organización de los Estados Americanos (OEA), ha denunciado el peligro de muerte por enfermedad que corren muchos presos políticos por las "condiciones inhumanas" en las cárceles de Cuba.

No obstante, en 1965, seis años después del triunfo de la revolución, Fidel Castro llegó a admitir la existencia de 20.000 presos políticos que cumplían condenas de 20, 30 ó 40 años por expresar su disconformidad con el comunismo. Del mismo modo, algunas fuentes afirman que el número de cubanos asesinados durante la revolución por orden de Fidel Castro se eleva a 20.000. Otras fuentes dicen que la cifra es incalculable.

Una curiosidad es que la página principal del periódico Granma informa con regularidad sobre el número de reclusos en Estados Unidos, pero nunca de los encarcelados den Cuba. Además, desde 1989 las autoridades cubanas no han vuelto a permitir la entrada de la Cruz Roja Internacional para visitar las cárceles.

Ejercer la libertad de expresión se considera delito
Amnistía Internacional ya decía en un comunicado de prensa que: "En Cuba, ejercer la libertad de expresión se considera delito" y añadía que "todo lo que hay que hacer en Cuba para pasar meses o incluso años preso es estar en desacuerdo con las autoridades".

Las Damas de Blanco es una asociación de mujeres que reclaman a la dictadura cubana la libertad de sus esposos, padres, hijos, hermanos o sobrinos. En su web expresan lo siguiente:

"Cuba, 1 de Abril de 2003

A la opinión pública internacional:

Nosotras, las esposas, madres, hijos e hijas de aquellos hombres y mujeres que se encuentran injustamente encarcelados luego de la reciente ola masiva de arrestos en contra de la disidencia pacífica de Cuba, pedimos su solidaridad y apoyo para una campaña internacional exigiendo la liberación inmediata de nuestros familiares, quienes han sido arrestados por ejercer la libertad de expresión y pensamiento, y por querer lograr para nuestra querida nación la reconciliación y el respeto a los derechos humanos.

La Damas de Blanco"

Jose Dominguez H. -

Castro: medio siglo de un dictador.

Fidel Alejandro Castro Ruz, presidente de los Consejos de Estado y de Ministros cubano, jefe de Estado, así como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas y primer secretario del Partido Comunista de Cuba. Alejado del poder tras someterse a una operación en julio de 2006. Nació en Birán, provincia de Oriente, Cuba, el 13 de agosto de 1926.

Uno de los siete hijos del segundo matrimonio de Angel María Castro, un terrateniente de origen gallego, con Lina Ruz. Estudió en colegios jesuitas de Santiago y La Habana, y en 1950 se licenció en Derecho en La Habana.

Encabeza el fallido asalto al cuartel de la Moncada y es detenido días después

El 26 de julio de 1953 encabezó el fallido asalto al cuartel de la Moncada en Santiago contra el régimen del golpista Fulgencio Batista, en cuyo juicio el 16 de octubre pronunció su alegato "condenadme. No importa. La historia me absolverá". Condenado a 15 años de prisión, el 15 de mayo de 1955 salió del penal de la Isla de Pinos por una amnistía.

Exilio y guerra total

En julio de 1955 se exilió a México, donde conoció al "Che", y ambos proyectaron el regreso a Cuba con un comando guerrillero. Los 82 expedicionarios del "Granma" partieron el 25 de noviembre de 1956 de Santiago de la Peña (México) y desembarcaron el 2 de diciembre en playa Las Coloradas, cerca de Manzanillo. Pronto las bajas redujeron el grupo y poco más de una docena lograron refugiarse en la Sierra Maestra.

El 1 de marzo de 1958 anunció la guerra total en el país y en julio firmó con la oposición el Pacto de Caracas, en el pedían a la población el apoyo para derrocar a Batista. Derrotaron al Ejército en sucesivas batallas en su avance imparable sobre la capital y el 1 de enero de 1959 Batista huyó del país. Al día siguiente entraron en La Habana el "Che" y Cienfuegos, y Fidel lo hizo el 8. En el Gobierno provisional se hizo con el control del Ejército y a los pocos días sumó el de primer ministro.

Hacia el socialismo real

Durante el año 1960 expropió los latifundios y nacionalizó las empresas extranjeras, la mayoría norteamericanas, lo que motivó la amenaza norteamericana de la intervención, decretando el 20 de octubre el embargo a las exportaciones cubanas y el 3 de enero siguiente la ruptura de relaciones.

Estableció relaciones diplomáticas con la URSS en 1960 y comenzó una rápida evolución hacia el socialismo real. Tránsito en el que influyó el intento de invasión de Bahía Cochinos (abril de 1961) o la "crisis de los misiles" (octubre de 1962). Proclamó el carácter socialista de la Revolución el 16 de abril de 1961 y el 2 de diciembre se declaró marxista-leninista.

Coincidiendo con la renuncia del "Che" a sus cargos, en octubre de 1965 dirigió la conversión del Partido Unido de la Revolución Socialista (PURS) en Partido Comunista de Cuba (PCC), aunque hasta su I Congreso en 1975 no asumió el puesto de primer secretario general, que renovó en los cuatro Congresos, el quinto y último en octubre de 1997.

A partir de los sesenta impuso un régimen de austeridad, disciplina y productividad, que tuvo un gran revés al no alcanzar la meta de los 10 millones de toneladas en la zafra de 1969-70, y la entrada de Cuba en julio de 1972 en el Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME) contribuyó a casi dos décadas de bonanza para el país.

Tras la aprobación en febrero de 1976 de la Constitución, el 3 de diciembre de ese año fue elegido presidente del Consejo de Estado, en el que fue reelegido por última vez en 2003, y en enero de 1980 sumó el de comandante en jefe de las Fuerzas Armadas. Desde su llegada al poder ocupa un escaño de diputado por Santiago.

Primeros contactos con el exilio

A finales de 1978 se produjo el primer contacto con el exilio, con la posterior liberación de 3.600 presos políticos, y en enero de 1980 el refugio de miles de cubanos en la Embajada peruana generó una importante crisis que se resolvió con la salida hacia EEUU de 130.000 personas desde Mariel. En diciembre de 1984 alcanzó un acuerdo migratorio con EEUU.

En 1989 cuando el clima social estaba más tranquilo, excepto por el juicio y fusilamiento del general Arnaldo Ochoa, se produjo la desintegración del bloque del Este, pero Castro se mantuvo fiel al ideal marxismo-leninismo y rechazó la "Perestroika". Desde entonces las transacciones con los soviéticos se realizaron a precio de mercado y se redujo el suministro del petróleo. Estrangulada la economía nacional, el 29 de agosto de 1990 decreta el "Período Especial en tiempos de paz", imponiendo importantes restricciones. Luego, en agosto de 1993 intentó salvar la situación con una tímida apertura económica.

En los años 1994 y 1995 mantuvo un acercamiento hacia la oposición exterior moderada con la celebración de dos conferencias y en el verano de 1994 se produjo la "crisis de los balseros", solventada con la salida de más de 30.000 personas.

Visita de Juan Pablo II y acercamiento a Venezuela

En enero de 1998 visitó la Isla el papa Juan Pablo II y a finales de 1999 fue el anfitrión de la Cumbre Iberoamericana. Con la llegada al poder en Venezuela de Hugo Chávez, en 1999, comienza un acercamiento entre ambos países, que les lleva a firmar en octubre del año siguiente de un importante Acuerdo Integral de Cooperación, por el que Cuba recibiría petróleo en condiciones ventajosas a cambio de servicios de miles de cubanos, sobre todo médicos, que trabajan en Venezuela.

Comienzan sus problemas de salud

El 31 de julio de 2006, tras someterse a una operación quirúrgica como consecuencia de una crisis intestinal, delega con carácter provisional en su hermano Raúl los cargos de Primer Secretario del Partido Comunista, presidente del Consejo de Estado y Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas. Desde entonces han sido contadas las ocasiones que se han visto imágenes del Comandante, la mayoría con motivo de entrevistas con mandatarios extranjeros, hasta que el 5 de junio de 2007 se emitió la primera entrevista televisiva grabada de unos 50 minutos en la que aparece con un mejor aspecto y su conversación es pausada. Luego, el 14 de octubre de ese año se produjo su primera aparición en directo en directo, una conversación telefónica con el presidente Chávez en su programa "Aló presidente" retransmitida desde Santa Clara. Además, desde el 29 de marzo de 2007 publica con asiduidad un artículo de opinión, titulado "Reflexiones", en "Granma".

En dos ocasiones en diciembre de 2007, poco después de su elección como candidato a la Asamblea Nacional de enero siguiente, hizo pública su intención de no aferrarse al poder, con lo que dejaba abierta la posibilidad de su relevo.

Desde los años ochenta, pese a la expulsión de la OEA en 1962, restableció relaciones diplomáticas con gran número de países latinoamericanos, mejoró sobremanera con otros, destacando los casos de la Venezuela o Brasil, y se deterioraron en algunos mandatos presidenciales con México, Uruguay, Perú o Panamá.

Ha sido objeto de numerosos intentos de atentado, como el de finales del 2000 con motivo de la Cumbre Iberoamericana de Panamá. Desde entonces se ha ausentado de la anual cita iberoamericana.

Desde 1996, su Gobierno toleró algunas actividades a la disidencia interna, pero no cesó la persecución, como lo demuestra la condena en 2003 a casi ochenta disidentes. También, desde comienzos de los noventa el país recibe la condena de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU.

Poseedor de una buena salud, con anterioridad, en junio de 2001 sufrió un desvanecimiento durante una alocución en el municipio habanero de El Cotorro y el 20 de octubre de 2004 se fracturó la rodilla izquierda y se fisuró el húmero derecho tras resbalar en un acto en Santa Clara.
Ha publicado "Pensamiento político, económico y social" (1958), "La historia me absolverá", "Fidel y la religión" y "La crisis económica y social del mundo" (1983).

Posee el Premio Lenin de la Paz (1961), es héroe de la Unión Soviética (1963) y miembro de la Orden de la Revolución de Octubre (1976).

Estuvo casado entre octubre de 1948 y 1954 con Mirtha Díaz-Balart, con quien tuvo un hijo, Fidel. Además, de su relación con Nati Revuelta nació Alina Fernández Revuelta (1956). Desde primeros de los sesenta está unido a Dalia Soto del Valle, con la que tiene cinco hijos (Alejandro, Alexis, Antonio, Alex y Angel). También, se le atribuyen otros dos hijos de relaciones fugaces: Jorge Angel Castro (1949), con María Laborde, y Francisca Pupo (1952), que reside en Miami.

Pablo M. -

Fidel Castro [en realidad fue Granma, el diario oficial del régimen cubano] anunció este martes su renuncia a la Presidencia de Cuba tras 49 años en el poder, abriendo una era de cambios en la cual el legendario dirigente comunista mantendrá la influencia de su liderazgo histórico.

"No aspiraré ni aceptaré, el cargo de Presidente del Consejo de Estado y Comandante en Jefe", afirmó en su carta [afirma Granma] publicada en el diario oficial Granma, a cinco días de que el Parlamento defina la nueva cúpula del Gobierno.

En su carta, [el supuesto] Castro no hizo mención de su cargo como primer secretario del gobernante Partido Comunista (PCC, único), lo que significa una amplia cuota de poder, por ser la fuerza superior de la sociedad y el Estado en Cuba.

Último líder histórico del comunismo, el líder de 81 años dio el paso al costado tras casi 19 meses de convalecer de una enfermedad de origen intestinal que lo llevó a ceder el mando con carácter provisional a su hermano Raúl, ministro de Defensa de 76 años.

Castro [mejor dicho, Granma] comunicó su decisión cuando faltaban cinco días para la histórica sesión del Parlamento en la que iba a ser postulado para la reelección como presidente del Consejo de Estado -Ejecutivo- por cinco años más.

Con este anuncio, Fidel deja [o había dejado] el camino despejado a Raúl para ser electo presidente, sin que se descarte una eventual sorpresa -según analistas- en el caso de que el vicepresidente Carlos Lage, de 56 años, asuma como cabeza del Estado instalando una nueva generación en el poder.

"Afortunadamente nuestro proceso cuenta todavía con cuadros de la vieja guardia, junto a otros que eran muy jóvenes cuando se inició la primera etapa de la Revolución", subrayó Castro en su carta.

"Cuentan con la autoridad y la experiencia para garantizar el reemplazo. Dispone igualmente nuestro proceso de la generación intermedia que aprendió junto a nosotros los elementos del complejo y casi inaccesible arte de organizar y dirigir una revolución", agregó.

En diciembre, Castro expresó [o no] en un mensaje escrito que no estaba aferrado al poder ni obstruía el paso de las nuevas generaciones, pero en enero fue electo diputado y quedó habilitado para una reelección presidencial.

"Traicionaría (...) mi conciencia ocupar una responsabilidad que requiere movilidad y entrega total que no estoy en condiciones físicas de ofrecer. Lo explico sin dramatismo", afirmó en su misiva.

SÓLO VISTO EN VÍDEOS Y FOTOS

Desde marzo pasado, fuera de la escena pública, sólo visto en vídeos y fotos y en traje deportivo -nunca más de traje verde oliva-, Castro se dedicaba a escribir artículos bajo el título de 'Reflexiones del Comandante en Jefe'.

"No me despido de ustedes. Deseo sólo combatir como un soldado de las ideas. Seguiré escribiendo bajo el título 'Reflexiones del compañero Fidel'. Será un arma más del arsenal con la cual se podrá contar. Tal vez mi voz se escuche. Seré cuidadoso", manifestó.

Castro [léase 'Granma'] advirtió a los cubanos que "el camino siempre será difícil y requerirá el esfuerzo inteligente de todos". "Prepararse siempre para la peor de las variantes. Ser tan prudentes en el éxito como firmes en la adversidad es un principio que no puede olvidarse", aconsejó.

Al referirse a Estados Unidos, [la carta] advirtió que "el adversario a derrotar es sumamente fuerte, pero lo hemos mantenido a raya durante medio siglo".

REACCIONES EN EL EXTERIOR

Las reacciones no se hicieron esperar. "Veo esto como un periodo de transición y podría ser el comienzo de la transición democrática para el pueblo en Cuba. Y vamos a ayudar", afirmó el presidente estadounidense George W. Bush.

La Secretaria de Estado de España para Iberoamérica, Trinidad Jiménez, dijo que "es el momento en el cual Raúl Castro va a poder asumir con una mayor capacidad, solidez y confianza" el proyecto de reformas.

El Partido Comunista ruso calificó la decisión como "valiente", en tanto que el secretario de Estado francés de Asuntos europeos, Jean-Pierre Jouyet, dijo esperar que "después de esa renuncia se abra una nueva vía y que haya más democracia en ese país".

"Reiteramos nuestra predisposición para tener un diálogo", dijo John Clancy, portavoz el comisario europeo Louis Michel. Para Gran Bretaña "es una oportunidad para avanzar en una transición pacífica".

REACCIONES EN CUBA

En la isla, la oposición reaccionó entre la apatía y la esperanza. "Es la consolidación de Raúl (...) eso abre más expectativa de que se empiecen a hacer los cambios que tanto queremos", dijo el economista disidente Oscar Espinosa.

La oposición acusa a Fidel Castro de mantener en prisión a unos 240 presos políticos, del descalabro de la economía y de una sistemática violación a los derechos humanos.

DESAPARICIÓN POR ETAPAS

Desde su primera operación el 27 de julio de 2006, Castro libró una batalla contra la muerte tras un ritmo de vida alucinante. Tuvo varias cirugías y dependió por meses de "venas tomadas y catéteres", según escribió.

La noche del 31 de julio de 2006 [el régimen comunista] sorprendió a Cuba y al mundo con la histórica proclama en la que anunció que cedía el poder a Raúl, tras sufrir sangrados "sostenidos".

'Recordman' mundial como gobernante, Castro es el único líder al que conocen siete de cada diez cubanos, por lo que su enfermedad abrió enormes interrogantes sobre el futuro de la isla, ahora bajo la expectativa de cambios que prometió Raúl para aliviar los problemas de la vida diaria. [AFP]



REACCIÓN DE LOS DISIDENTES CUBANOS EN ESPAÑA

Los grupos de disidentes cubanos en España expresaron hoy su relativa esperanza ante los eventuales cambios que se puedan producir en Cuba tras la renuncia de Fidel Castro a la presidencia, una noticia que recibieron con cautela.

Marta Fraire, presidenta del Comité Cubano pro Derechos Humanos, consideró hoy la retirada de Castro "un síntoma de la gravedad de la situación, que no pueden esperar a que Fidel se muera".

"La situación no puede ser peor de lo que está", añadió en declaraciones a Efe en Madrid.

Citó entre las medidas que deberían ser adoptadas para alcanzar un régimen democrático la liberación de los presos políticos y de conciencia, la libertad de movimientos y la paridad de la moneda.

A juicio de Fraire, lo ocurrido es una renuncia a "un cargo y al mito creado".

El secretario general de la Fundación Hispano Cubano, que tiene entre sus patronos a los disidentes Elisardo Sánchez, Oswaldo Payá y Marta Beatriz Roque, dijo que la renuncia "sanciona la sucesión", que por otro lado "entendemos que lo que busca es mantener y prolongar el régimen dictatorial".

Para Javier Martínez-Corbalán, la razón que llevó a Castro a renunciar es su grave estado de salud, tanto "físico como mental", y consideró que en los "próximos meses aparecerá su figura en ocasiones y el régimen la aprovechará para su funcionamiento".

Por su parte, Carlos Payá, que ejerce en Madrid como portavoz de su hermano, el opositor Oswaldo Payá, líder del Movimiento Cristiano Liberación (MCL) y residente en la isla, dijo que lo prioritario ahora es que la Asamblea del Poder Popular comience a tomar una serie de medidas para facilitar el cambio.

En concreto, se refirió a cambios de las leyes para poder ejercer los "derechos de asociación y expresión", y "la celebración de elecciones libres", al tiempo que pidió la "liberación de los presos políticos pacíficos".

"Todos estos cambios hay que conseguirlos en un ambiente de reconciliación", recalcó Carlos Paya, tras hablar con su hermano y redactar un comunicado conjunto.

El presidente de la Unión Liberal Cubana, Carlos Alberto Montaner, valoró en declaraciones a Efe en Madrid la renuncia de Castro como "un paso de avance; de alguna manera es un paso positivo que, después de casi 50 años de dictadura, salga oficialmente del juego".

Consideró, no obstante, que Fidel Castro "mantendrá su autoridad y su capacidad para frenar los cambios que el país necesita".

Más pesimista se mostró Matías Jove, director ejecutivo de la Asociación Española Cuba en Transición, que sostuvo que el "problema de Cuba no es Castro, sino su obra".

Reiteró su pesimismo diciendo que "la situación de Cuba es muy mala. Castro ha renunciado, pero parece que se va a quedar dentro del sistema su sucesor" y, además, "no hay signos de apertura que nos permitan ser optimistas".

A su juicio, "el problema es la obra de Fidel Castro. Quien le suceda puede optar por devolverle al pueblo cubano la iniciativa, pero hasta este momento no existe ningún signo que parezca que vayamos en esa dirección".

Por último, la ONG Solidaridad Española con Cuba expresó su esperanza de que esta renuncia "abra las puertas del cambio en Cuba".

En un comunicado, la ONG abogó por que "ojalá que su probable sucesor en el cargo, Raúl Castro, no posponga por más tiempo los cambios que los cubanos quieren y merecen" y que permita que Cuba "avance hacia una democracia".

Lucrecio Domingo -

La renuncia del dictador Fidel Castro ha despertado un inmediato y explicable interés por parte de gobernantes, políticos de todo el mundo y también de los opositores cubanos. Aunque el mismo Castro se precipitó a aclarar que seguiría bregando por Cuba, las reacciones fueron de diverso signo. El ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, Miguel Angel Moratinos expresó que no se había sorprendido por el anuncio ya que sabía que Castro ya no estaba en funciones desde hace tiempo. Agregó se trataba de una decisión importante y estimó que era necesario ayudar a acompañar a los cubanos a decidir su futuro.

Por su parte, la Comisión Europea declaró su disposición a promover una “democracia pluralista” en la isla y en esta misma línea, el ministerio de Asuntos Exteriores francés recordó la aspiración francesa de “trabajar para que Cuba siguiera por el camino de la democracia y el respeto de los derechos humanos”.

En viaje en Ruanda, el presidente Bush señaló que está dimisión podía significar el comienzo de la transición democrática y conducir a elecciones libres. Pidió que no se privilegiara la estabilidad en detrimento de la democracia y agregó que el primer paso debería ser la liberación de los presos políticos (unos doscientos).

Prometió que Estados Unidos va a ayudar al pueblo cubano a construir la democracia e instalar sus instituciones. Sin embargo en Washington se informó que Estados Unidos mantendrá por el momento el embargo existente sobre Cuba. En Brasilia, el presidente Lula, quién fue la última personalidad que visitó a Fidel a mediados de enero, lo calificó, con característica exageración brasileña, de “único mito vivo de la humanidad” y agregó que en el encuentro tuvo la impresión de que estaba analizando su dimisión. Añadió que durante su estadía había extendido una invitación a Raúl Castro para visitar a Brasil. Lech Walesa, ex presidente de Polonia y fundador del sindicato Solidarnosc se mostró menos optimista. “El comunismo está firme en Cuba… y si Castro sigue transmitiendo el poder a este ritmo, transcurrirán doscientos años” ironizó. “Es solo un paso hacia la democracia ya que Castro controla todavía el partido Comunista y el Ejército”.

Reacciones de la Oposición Cubana

En Cuba Oswaldo Paya, creador del proyecto Varela que tiene como objetivo una transición hacia una democracia efectiva estimó que la renuncia significaba un paso muy importante hacia los cambios. Para lograrlos Paya aboga por una nueva ley electoral y el llamado a nuevas elecciones.

Vladimiro Roca, hijo del fundador del Partido Comunista Cubano, antiguo prisionero político y portavoz del movimiento “Cuba todos Unidos” juzga el paso “como una decisión inteligente”. Sin embargo es escéptico sobre sus consecuencias ya que considera que si no hubo cambios en estos últimos meses “sin Fidel” tampoco los habrá ahora. En Miami, la noticia provocó una espontánea manifestación de alegría de parte de los residentes cubanos. Pero uno de ellos que vive exiliado desde hace cuarenta años comentó “ que hay pensar una cosa, hoy en Cuba la gente quisiera salir a festejar y no saldrá nadie porque si no van presos”-

terrestre -

a ver si es verdad q se muere ya y deja paso a la democracia en cuba de una vez

Sanchez Gracia -

El decano de los dictadores abandona el poder por motivos de salud. Que nadie crea que el tirano tiene más razón que el peso de la edad y los achaques para aflojar la soga con que tiene ahogado al pueblo cubano desde hace casi 50 años.

Las especulaciones sobre el estado de salud de Castro y su posible muerte debido al avance de un cáncer de estómago se han venido sucediendo, desde que a mediados de 2006, a raíz de una afección intestinal que lo tuvo al filo de la muerte se apartó del poder efectivo. Ahora se aparta también del nominal.

La decisión sin duda ha sido sopesada por el régimen, que sabe que con la muerte de Castro terminará una época. Raúl, el hermano siempre en la sombra, dueño del ejército cubano, conocido por su pragmatismo, sin duda está detrás de los hilos que manejan la situación y quiere preparar al régimen para el fin político de Castro antes de su fin personal.

Las versiones sobre el futuro de Cuba se ramifican más aún cuando analistas, diplomáticos, intelectuales y corresponsales se enzarzan sobre si Raúl Castro, o cualquiera que asuma el poder, abrirán más o menos el rígido régimen.

Los derechos humanos y la libertad siguen siendo, junto a la economía de subsistencia el principal problema de Cuba. Raúl, que aunque no asuma nominalmente el poder tendrá en sus manos el destino del régimen es un viejo comunista, que siempre ha sido el brazo derecho del dictador. De hecho, ha sido el número dos en todas las instancias oficiales del poder en Cuba -jefatura del Estado, Partido Comunista y ejército- y ocupaba automáticamente el lugar de Fidel Castro en caso de desaparición o dimisión, según establecen las leyes cubanas.

Raúl Castro ha estado al frente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) desde su fundación, el 16 de octubre de 1959. Su adhesión incondicional al comunismo soviético hizo que durante los primeros meses de la llegada de los guerrilleros al poder, Raúl fue mantenido lejos del foco de atención, pues se consideraba que su militancia no era conveniente para la imagen revolucionaria y romántica que durante aquellos años se empezaba a forjar en Occidente sobre la revolución cubana.

Entre los muchos crímenes cometidos por Raúl, podemos recordar los más recientes, ya que el designado sucesor del poder en Cuba, planificó y ordenó el derribo de dos avionetas de la organización Hermanos al Rescate en 1996, fechas muy lejanas a los convulsos años 60, en que dirigió también la represión militar que asentó el régimen comunista en la isla.

Raúl suponemos que además del poder político también heredará a Castro en su fortuna. El líder comunista cubano es el séptimo mandatario más rico del mundo. Con una fortuna calculada de 900 millones de dólares, se sitúa por delante de la mismísima Isabell II de Inglaterra (500 millones).

darsena -

El mundo democrático está de fiesta. El dictador Fidel Castro, al que ya se le cae el alma a cachos, ha decidido dejar voluntariamente el poder y retirarse para consumir su vida en el descanso. Va a dejar que alguien más joven le suceda. Ya era hora. Tras diecinueve meses de convalecencia, sus males no revierten. Su amigo Chávez, el amo de Venezuela, metido también a facultativo, no acertó en su pronóstico. Su maestro político ni ha mejorado ni volverá a la política activa, en contra de lo que él, el gorila rojo, vaticinó.

Hay que reconocerle a Castro, al menos, este gesto de sensatez. Ha tenido el detalle de reconocer que ya no podía sostenerse para ocupar una tarea que requiere fortaleza y dedicación intensa. Otros dictadores fueron más obstinados y murieron en la cama sin dimitir. Él ha tenido el gesto de liberar a muchos de ese desagradable deseo de estar permanentemente deseándole la muerte a alguien.

Pero eso es sólo una parte de la buena noticia. Ahora falta saber si la otra parte es por lo menos esperanzadora. Hay que conocer quién será el sucesor. Se cree que será su hermano Raúl pero hasta el día 24 no se hará público. Será el momento de considerar si aquel periodo de la historia de Cuba, que se inició el 16 de octubre de 1953, con el asalto al Cuartel Moncada, se cierra para dar paso a otra era, la poscastrista. A partir de ahí podremos ir vislumbrando si Fidel Castro, tras 30 años de Jefe del Estado, ha colocado en su puesto a alguien, sea su hermano u otro, que se limite a seguir los dictados que él siga instándole con esas ideas que ha prometido ir escribiendo para adoctrinamiento de sus incondicionales.

Si eso fuera así, al menos durante algún tiempo, la izquierda internacional y los Llamazares de todo el planeta seguirán, sin duda, encantados con que Cuba continúe soportando la falta de democracia, la violación de los derechos humanos y el país hecho unos zorros, sumido en una pobreza extrema, carente de lo más imprescindible para sobrellevar una existencia mínimamente digna.

Porque va a ser muy difícil que Cuba emprenda inmediatamente una carrera acelerada hacia la democracia. Los problemas estructurales van a frenarla. Necesitará, pues, tiempo. Por lo menos si se desea que esos cambios no sean traumáticos. Previamente habrá que dejar en libertad a los presos políticos, que aún son centenares; después, iniciar una tarea de modificaciones legales que no pueden improvisarse, y disponer un proceso electoral que garantice la convocatoria de elecciones libres, que tampoco es cosa de un par de días. Así es que hay que pedir paciencia y barajar para que las cosas se hagan como deben hacerse.

Todo ello, claro está, si es esa la voluntad que manifieste el sucesor de Fidel. Sería una pena que ese nuevo jefe de Estado se negara a un proceso de apertura con firme voluntad de alcanzar la salida del largo túnel en que vive Cuba desde hace medio siglo. Sería terrible que cometiera el error de intentar el continuismo. Por absurdo, no podemos creerlo. Y sería también otra pena que el exilio cubano, desde Miami, desde España o desde donde sea, se pusiera nervioso en vez de, serenamente, comenzar a fomentar las remesas de dinero y recursos alimenticios y sanitarios que Cuba necesita desesperadamente, a fin de que el bienestar vaya precediendo a la transición política y el establecimiento de la democracia. Es lo que ocurrió en España. Cuba puede volver a ser un paraíso. Tiene condiciones para ello. Por eso preferimos ver su futuro así, en clave positiva, y esperar que el primer paso para alcanzar ese objetivo feliz se haya dado ya con ese bien recibido adiós de Fidel Castro.

Jose Esparza -

El dictador más veterano y sanguinario del mundo occidental se retira. Este martes Fidel Castro ha anunciado, a través de un discurso publicado en el diario comunista Granma, que no conservará los cargos que le confieren un poder absoluto en Cuba desde 1959. "Les comunico que no aspiraré ni aceptaré -repito- no aspiraré ni aceptaré, el cargo de Presidente del Consejo de Estado y Comandante en Jefe".

Castro se retira a la vida privada después de una larga enfermedad y de una dictadura aún más larga. El jefe de uno de los últimos Estados totalitarios del mundo, que actualmente tiene 81 años de edad, delegó provisionalmente su cargo de presidente del Consejo de Estado el 31 de julio de 2006. Esa renuncia no fue definitiva, y tampoco abrió ninguna posibilidad de libertad y democracia en la isla, ya que el sustituto fue su propio hermano Raúl Castro Ruz, primer vicepresidente del régimen y jefe operativo de las Fuerzas Armadas. Hoy las cosas pueden ser diferentes, porque la renuncia es definitiva y porque no hay, en apariencia, un sucesor ya designado.

Fidel Castro renuncia al poder, pero no a que Cuba siga siendo una dictadura comunista. Al explicar su retirada ha dicho que "ha llegado el momento de postular y elegir al Consejo de Estado, su presidente, vicepresidentes y secretario", de manera que la intención del régimen es perpetuarse cambiando los nombres de los gobernantes. Se trataría de un castrismo con Castro jubilado, y después sin los hermanos Castro, pero en todo caso de un régimen tiránico, ajeno a los Derechos Humanos, a la democracia y a cualquier forma de libertad. Castro era un obstáculo en el camino de la libertad, pero el régimen no ha caído y tratará de sostenerse.

El domingo 24 de febrero serán escogidos los 31 miembros del Consejo de Estado de entre los 614 diputados comunistas. Castro no estará por primera vez entre esos dirigentes máximos del régimen cubano, pero su intención y la de sus colaboradores es que Cuba no se libere de esas instituciones dictatoriales y que otras personas desempeñen las funciones que hasta ahora correspondían a Fidel. Para que la democracia llegue a Cuba el pueblo cubano debe recibir el apoyo de todas las demás democracias, y la responsabilidad de España es en esto grande.

España tiene una experiencia histórica en la Transición pacífica de la dictadura franquista a la actual democracia. Las diferencias son grandes, porque Cuba no tiene la libertad económica y civil ni el desarrollo de la España de 1975, y porque es una dictadura plenamente totalitaria, con campos de concentración, torturas, detenciones arbitrarias de disidentes, represión homófoba y sistema de partido único en pleno funcionamiento. Si España quiere trasladar su experiencia a los cubanos debe empezar por no apoyar la supervivencia de un régimen semejante, y por impulsar en cambio todos los cambios que traigan libertad, seguridad jurídica y pluralismo político total, con elecciones y garantía de los derechos individuales incluyendo la propiedad privada. Toda ayuda a Cuba que no pase por esas exigencias supondrá un alargamiento de la dictadura comunista.

José Luis Rodríguez Zapatero ha tenido una política errática respecto a Cuba. El ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, se ha limitado a acoger en las últimas fechas a cuatro presos políticos desterrados por los castristas, sin pedir en ningún momento con firmeza democracia para la isla. Mucho más clara es en cambio al postura del presidente del PP, Mariano Rajoy, quien prometió no visitar Cuba hasta "que no llegue la democracia" y ha manifestado sobre la retirada de Castro que "ojalá sea el principio de la llegada de la democracia a Cuba". España, por proximidad y por influencia, puede hacer que la retirada del viejo tirano acerque Cuba a la democracia, pero eso implicará ayudar a los cubanos y a la oposición libre, y nunca al régimen más cruel que ha conocido un país iberoamericano. Que debe terminar ya, sea cual sea la voluntad de Castro.

victor -

Resulta que estamos agradecidos al régimen cubano por haber liberado, en los días previos a la renuncia de Fidel, a cuatro presos políticos condenados de 14 a 25 años. Muchas gracias.

Da lo mismo que los cuatro hayan salido enfermos de la cárcel. Da igual que de su grupo de 75 personas, condenadas todas de una sola tacada por ser disidentes, aún continúen detenidas 59. También es irrelevante que su delito sólo consista en su desacuerdo político con Castro. Le damos a éste las gracias y sanseacabó.

Los malos deben ser los regímenes democráticos, a los que no hay nada que agradecer.

Siguiendo esta lógica perversa y terrorífica, habría que gratificar al desaparecido régimen del apartheid sudafricano por cada negro que no mató, al de los ayatolás iraníes por cada homosexual que dejan de ahorcar, o al de Afganistán por cada adúltera a la que no lapidan.

Debe ser que no entiendo nada de diplomacia o, simplemente, que soy un antiguo. Pero lo que está mal sigo viéndolo mal, hágalo Bush o Amadineyad, Chávez o cualquier niñato que desee ver muerta a María San Gil.

Esto es un despropósito.

Concepción Pérez -

Cincuenta años después, Fidel Castro afirma que emprende la retirada. Lo ha hecho hace unas horas a través de un mensaje, difundido por el diario 'Gramma', en el que afirma que "ni aspirará ni aceptará" la Presidencia del Consejo de Estado ni la jefatura del Ejército cubano. El documento es un parte médico en el que reconoce por primera vez su "crítico y precario" estado de salud y enmarca la renuncia en su compromiso de cumplir con su deber "hasta el último aliento" de su vida. Pero también es un testamento político en el que, para justificarla y para alentarla, sigue hablando en pasado y futuro de su revolución.

Pero Castro sabe que la revolución morirá con él; y también, sin duda, que aunque siguiendo el camino de otros dirigentes totalitarios haya intentado dejar el futuro "atado y bien atado", la historia se ocupará de deshacer convenientemente esos lazos. Los más pesimistas -como el portavoz del PP Gustavo de Arístegui- señalan que lo único que hace Fidel Castro con esta renuncia es activar los mecanismos de sucesión dentro de la dictadura. Los más optimistas piensan, sin embargo, que su renuncia despeja el camino de la transición.

En España no tenemos que enfocar demasiado el retrovisor para ofrecer a Cuba un espejo alentador en el que reflejarse. Nuestro dictador se ocupó de proteger su régimen con un ordenamiento jurídico blindado, garantizó su sucesión por la vía de la designación de Juan Carlos y colocó en la Presidencia del Gobierno a los más duros para intentar contener cualquier veleidad del futuro monarca. Pero todo fue inútil. Los deseos de libertad larvados durante años sólo tenían un destino.

Quizás en Cuba, como en España, la transición ha de llegar de la mano de una persona clarividente criada a los pechos del régimen. Y en Cuba, como en España, no serán muy distintos los pasos a dar: la amnistía, el regreso de los exiliados, la legalización de partidos, unas elecciones libres, un proceso constituyente y la ilusión colectiva para mirar al futuro intentando recuperar el tiempo perdido. Una revolución contra la revolución y contra quienes durante medio siglo han intentado acabar por todos los medios con la revolución. Un desbloqueo que libre a los cubanos del doble bloqueo, interno y externo, al que se han visto sometidos durante este largo periodo. Quizás, eso sí, nada de ello se pueda hacer hasta que el comandante Fidel Castro emprenda la retirada definitiva de este mundo. En España también fue así.

Francisco S. -

Cuba vive horas de cambio. El anuncio de la renuncia de Fidel Castro abre las puertas tanto a la incertidumbre política como a la esperanza. Incertidumbre porque no es descartable que la renuncia de Fidel provoque una implosión en la isla y esperanza porque, pase lo que pase, está claro que en Cuba se ha iniciado la cuenta atrás del régimen castrista.

Sin Fidel, sin el mito, los Raúl Castro, Lage o Alarcón, no sobrevivirán mucho tiempo. Alarcón, presidente del Parlamento -en teoría la segunda autoridad del Estado- dió hace unos días la medida del grado de arterioesclerósis política al que ha llegado la dictadura. Cuando un estudiante le preguntó que por qué los cubanos no podían salir libremente de la isla, respondió que la limitación obedecía a una cautela sobre el tráfico: "En la Tierra -dijo- hay más de 6.000 millones de personas, sí todas decidieran coger un avión, la trabazón en los cielos sería considerable".

El estudiante fue detenido. La "trabazón de Alarcón", es la metáfora que sirve para comprender cómo está el Régimen. La mayoría de los cubanos viven en una pobreza rayana en la miseria; el argumento del bloqueo debido a la presión de Washington que todo lo justificó en el pasado, ya no cuela. Pese a las retricciones, los turistas, la televisión por satélite, Internet, llevan todos los días a la isla noticias de otras formas de vida; noticias de democracia y de libertad. Sin Policía, el Régimen no aguantaría ni un mes. Sin Fidel al timón, los acontecimientos políticos van a precipitarse.

La gran pregunta es si la caída de la dictadura será "a la rumana" o si, por el contrario, asistiremos a una transición suave hacia la democracia como ocurrió en Checoslovaquia o Polonia. En cualquier caso, lo que está claro es que en Cuba se ha iniciado la cuenta atrás del proceso que acabará con la dictadura de los hermanos Castro.

Jose Gutierrez -

El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, opinió hoy que tras la reciente renuncia del mandatario cubano, Fidel Castro, la comunidad internacional debe trabajar con el pueblo de Cuba para construir las instituciones necesarias para la democracia.

En este sentido, confió en que el anuncio de Castro de que renuncia a todos sus cargos permita abrir una transición hacia la democracia en la isla y que se puedan celebrar elecciones "libres y justas".

"Creo que el cambio de Fidel Castro debería comenzar un periodo de transición democrática", manifestó Bush en una rueda de prensa en Ruanda, uno de los destinos de su gira africana.

A juicio del presidente estadounidense, el primer paso que se debe dar en Cuba es la liberación de todos los presos políticos y consideró que es la comunidad internacional la que debe trabajar con los cubanos para comenzar a construir la democracia.

"Esta transición debería llevar a unas elecciones libres y justas, y quiero decir libres y justas. No esa clase de escenario electoral que los hermanos Castro (por Fidel y Raúl) intentan vender como si fueran verdadera democracia", remarcó.

Así pues, Bush afirmó que su país ayudará a Cuba a llevar a cabo la transición a la democracia. "Estados Unidos ayudará a la población cubana a establecer la bendición de la libertad", añadió.

Victor G. L. -

El "número dos" del Departamento de Estado, John Negroponte, aseguró hoy que no se imagina que el levantamiento del embargo impuesto por EEUU a Cuba ocurra pronto.

"No me puedo imaginar que ello ocurra pronto", dijo Negroponte en declaraciones a la prensa con motivo de la retirada del poder del líder cubano, Fidel Castro.

Estados Unidos decretó el embargo a las exportaciones cubanas el 20 de octubre de 1960.

Desde Ruanda, el presidente de EEUU, George Bush, afirmó hoy que la renuncia de Castro "debe ser el comienzo de la transición democrática en Cuba".

"La comunidad internacional debería trabajar con el pueblo cubano para comenzar a construir instituciones que son necesarias para la democracia", afirmó Bush en una rueda de prensa en la capital de Ruanda, dentro de la gira que lleva a cabo por varios países de África.

"Eventualmente -añadió- esta transición debería conducir a unas elecciones libres y justas".

El presidente estadounidense señaló que la renuncia de Fidel Castro debe tenerse en cuenta especialmente por los efectos que tiene para los cubanos.

"Ellos son los que han sufrido bajo Fidel Castro. Ellos son los que han sido encarcelados por sus creencias, ellos son a los que se les ha negado el derecho a vivir en una sociedad libre", señaló.

"Esto debe ser el comienzo de la transición democrática para el pueblo de Cuba", insistió.

Sanchez Hernandez -

Los cubanos han recibido con tranquilidad el anuncio de Fidel Castro de que, por razones de salud, no aceptará ser reelegido presidente del Consejo de Estado y Comandante en Jefe, y se acoge a la jubilación tras casi medio siglo en el poder y 19 meses de convalecencia.

"Les comunico que no aspiraré ni aceptaré -repito- no aspiraré ni aceptaré, el cargo de presidente del Consejo de Estado y Comandante en Jefe", recalcó Castro en un mensaje publicado en los principales periódicos de circulación nacionales, la televisión y la radio, todos estatales.

El propio Castro se encargó de despejar la incógnita que tantas cábalas y expectativas había originado dentro y fuera de la isla sobre el próximo domingo, cuando se instalará la nueva Asamblea Nacional y se elegirá el Consejo de Estado que él ha presidido desde 1976.

Las calles de La Habana -ciudad en la que sólo hubo una manifestación opositora en las últimas décadas- permanecieron este martes con la misma calma de otro día cualquiera.

Convaleciente de una enfermedad intestinal desde el 31 de julio de 2006, Fidel Castro consideró que "traicionaría" su conciencia "ocupar una responsabilidad" que "requiere movilidad y entrega total que no estoy en condiciones físicas de ofrecer".

Castro, de 81 años, que ya había delegado sus cargos provisionalmente en su hermano Raúl, de 76, primer vicepresidente y ministro de las Fuerzas Armadas, afirmó que "las nuevas generaciones cuentan con la autoridad y la experiencia para garantizar el reemplazo".

"La primera Asamblea Nacional se constituyó el 2 de diciembre de ese año (1976) y eligió el Consejo de Estado y su Presidencia. Antes había ejercido el cargo de Primer Ministro durante casi 18 años. Siempre dispuse de las prerrogativas necesarias para llevar adelante la obra revolucionaria con el apoyo de la inmensa mayoría del pueblo", recuerda Castro.

El líder cubano ha tenido una larga lista de cargos desde el triunfo de la revolución en 1959: tras ser primer ministro por 18 años, fue presidente del Gobierno, de los Consejos de Estado y de Ministros, Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas y primer secretario del Partido Comunista de Cuba.

Ni Estados Unidos, su principal obsesión, ni sus enemigos internos, ni siquiera el desplome del bloque soviético a principios de los años 1990, habían podido apartarle del poder.

Sin embargo, una grave enfermedad intestinal lo confinó desde hace más de año y medio en una convalecencia que no le ha permitido aparecer nuevamente en público.

Sólo se conocen de él ocasionalmente fotos y vídeos, pero se comunica con los cubanos con los artículos titulados "Reflexiones", que comenzó a escribir a finales de marzo pasado.

Aunque Raúl Castro figura como principal candidato para ocupar la vacante en la presidencia del Consejo de Estado -constitucionalmente jefe del Estado y de Gobierno-, tal definición sólo se conocerá el próximo domingo.

La oposición interna cubana acogió el anuncio como una posibilidad de que se abran las puertas a cambios en la isla.

Discrepan sobre si Castro seguirá manejando Cuba "entre bambalinas", pero la mayoría considera que la renuncia reforzará el liderazgo de Raúl Castro, para concretar las reformas económicas que anuncia pero no ejecuta.

Óscar Espinosa Chepe, preso excarcelado del 'Grupo de los 75', afirmó que el mensaje supone "la consolidación de Raúl Castro", y agrega que ahora "hay más posibilidades de que se inicie algún proceso de cambios, sobre todo en lo económico".

"Es un golpe fuerte para los elementos más inmovilistas del Gobierno", agregó.

Manuel Cuesta Morúa, del socialdemócrata 'Arco Progresista', aseguró que la decisión del líder cubano es un "alivio histórico para todos los cubanos".

Miriam Leiva, co-fundadora de las 'Damas de Blanco', dijo que "comienza una nueva etapa que ojalá lleve hacia los cambios y hacia la democracia".

En el otro lado de la balanza está Martha Beatriz Roque, de la Asamblea para Promover la Sociedad Civil, que coincidió en la metáfora de las bambalinas para asegurar que Castro "va a seguir detrás" de las decisiones.

Jose Dominguez H. -

El próximo 24 de febrero la Asamblea Nacional decidirá quién sustituye a Castro

Raúl Castro, Carlos Lage y Pérez Roque son los tres candidatos mejor postulados en la carrera por el poder en Cuba.
Ángel Sastre
Buenos Aires- Tras la renuncia de dictador cubano Fidel Castro al poder, el próximo 24 de febrero la Asamblea Nacional elegirá a su sucesor. Una serie de candidatos se promueven como favoritos. De quien salga designado y de su línea política, dependerá el rumbo de la isla y su posible apertura.
Una figura clave es Raúl Castro, por su función de puente entre Fidel Castro y las generaciones siguientes. Además es el presidente provisional. Fidel lo escogió como sucesor tras el triunfo de los rebeldes sobre el dictador Fulgencio Batista en 1959, y era hasta ahora segundo al mando en todos los frentes políticos e institucionales.
Con Raúl prácticamente nada cambiaría en Cuba. Aunque predica la necesidad de reformas estructurales, como también reconoce que hay un «exceso de prohibiciones», no ha hecho nada substancial al respecto durante su interinato.
Él, como también los demás integrantes de la élite, saben que deben conservar a toda costa la unidad, porque de lo contrario todo se haría mucho más difícil. De él dependerá que, en un futuro próximo, no se produzcan enfrentamientos entre reformistas y conservadores.
Tenemos también el caso de Carlos Lage, considerado el arquitecto de las reformas económicas de los años 90. Bajo la dirección de Raúl Castro, Lage es la persona de contacto con el presidente de Venezuela, Hugo Chávez.
La cara «vendible»
Con funciones similares a las que en otro país recaerían en un primer ministro, Carlos Lage Dávila, de 56 años, ha lidiado con algunos de los retos más importantes de Cuba en los últimos años y es quizá la figura más relevante de la jerarquía tras Fidel y Raúl Castro. Su nombramiento entre los seis hombres de confianza que, junto con Raúl, dirigen el país desde que el líder cubano delegó sus funciones en julio de 2006, refrendó la importancia que Lage ha tenido y tiene en el Gobierno.
Es la cara más «vendible» del régimen y se ha hecho habitual su asistencia en todo tipo de actos institucionales en el extranjero, desde las Cumbres Iberoamericanas a las de la Unión Europea con América Latina y Caribe, pasando por las tomas de posesión de jefes de Estado.
Por otro lado Ricardo Alarcón, actual presidente de la Asamblea Nacional cubana, también es considerado como una figura que podría ser clave en una etapa futura después de la muerte del presidente cubano. En una vuelta al pasado se adentró en los vericuetos de la política y la clandestinidad en el fragor de la dictadura de Batista. Es durante esa época cuando alimentó su odio y radicalismo. Alarcón siempre se implicó en la batalla desde las filas estudiantiles del Movimiento 26 de Julio.
Desde entonces hasta hoy, su trayectoria le ha llevado a ser considerado un buen conocedor de la política estadounidense. Su admiración practicante divina por Fidel lo convierten en un sucesor «chapado a la antigua», un castrista convencido a continuar con el régimen.
Tampoco hay que menospreciar la figura de Pérez Roque, ministro de Relaciones Exteriores, de corte algo más liberal. Por ejemplo, anunció la adhesión de Cuba a los tratados de derechos humanos de la ONU, siempre rechazada por Fidel Castro, incluso a posteriori.
El más joven
Con 43 años es el más joven de los candidatos a suceder al máximo líder cubano. Es ingeniero eléctrico y se vinculó al partido cubano a los 22 años. Según muchos analistas, ha sido uno de los jóvenes más destacados del partido y es un fiel seguidor de Fidel. Se asegura que cuenta con la simpatía del Partido Comunista, pero no es muy apreciado por los cubanos, que prefieren a Raúl Castro.

Sanchez Gracia -

La oposición no cree que se pueda hablar de apertura política hasta que el régimen castrista libere a los presos de conciencia y convoque elecciones democráticas.

Exiliados y disidentes cubanos, dentro y fuera de la isla, coinciden: Castro sigue vivo. Dudan de que deje de mandar.

No ha sido una liberación, esto es un destierro.
Es un paso, pero no un cambio sustancial. Con matices -y mayor o menor vehemencia- los disidentes cubanos expresaron así ayer a LA RAZÓN su opinión sobre la renuncia de Fidel Castro a seguir al frente del Estado cubano. Tanto dentro como fuera de la isla los disidentes se muestran infinitamente más cautos que muchos políticos occidentales respecto a las consecuencias de la salida del «comandante» de la escena política.
Antonio Guedes, el vicepresidente de la Unión Liberal Cubana, no comparte «ese orgasmo del mundo occidental, que ve en todo esto una gran noticia; nosotros vemos la realidad», y explica: «La diferencia es que ahora será Raúl quien asuma formalmente los poderes, pero Fidel sigue vivo e influyendo». Para este exiliado en Madrid, «no hay nada que celebrar. Habrá cambio cuando el régimen libere a todos los presos, revoque las leyes vigentes y convoque elecciones democráticas».
Tampoco el presidente de la Fundación Hispano-Cubana, Guillermo Cortázar, es mucho más optimista: «Castro queda ahora como una sombra amenazante para sus posibles sucesores». No obstante, Cortázar tiene cierta esperanza porque, en el fondo, el texto escrito por Castro «deja traslucir que el dictador está muy mal de salud».
«Es la crónica de una muerte anunciada», asegura por teléfono desde La Habana Vladimiro Roca, del Movimiento Todos Unidos, a quien no le ha sorprendido la noticia. «Que renuncie a sus cargos no implica que renuncie al poder», asegura antes de cargar contra el sucesor: «Raúl es el títere, el muñeco que maneja Fidel».
Roca coincide en este aspecto con Martha Beatriz Roque. Desde su casa en la capital caribeña la disidente -condenada en 2003 con el «Grupo de los 75» y excarcelada por motivos de salud- esgrime la Constitución cubana para demostrar que Fidel seguirá mandando: «Él sigue siendo el secretario general del Partido Comunista ¿no?, y el artículo 5 dice, textualmente, que ?el Partido Comunista de Cuba es la fuerza que dirige el Estado y la sociedad?. Así que Fidel no ha abandonado el poder».
Más conciliadores, y muchísimo más cautos, se mostraron los integrantes del Movimiento Cristiano Liberación que, en un comunicado firmado por su líder, Oswaldo Payá, afirman que «no se puede negar al pueblo la voz que le corresponde» y llaman a evitar enfrentamientos «cualquiera que sea el balance que tenga cada cubano sobre esta etapa que acaba de terminar».
El grupo de los 75 en Madrid
También las preguntas a los cuatro disidentes cubanos llegados a Madrid esta semana se centraron en la renuncia de Castro. Los cuatro se mostraron ayer escépticos en una rueda de prensa: no creen que vaya a haber cambios de verdad. «Para que se aprecien, lo primero que tienen que hacer es liberar a los presos de conciencia», dijo Pedro Pablo Álvarez Ramos, un sindicalista al que condenaron en 2003 a 25 años de prisión. «No sólo a los 55 que quedan» sino a la gran cantidad de disidentes que existen en las cárceles de Cuba.
Los cuatro dejaron claro que ellos no formaron parte de ninguna conspiración ni alianza con Estados Unidos como se les acusa. «Somos patriotas». Y aunque sólo tienen palabras de agradecimiento para España, reconocen que volverían a su isla en cuanto pudieran. De hecho, Omar Pernet, el más mayor de los cuatro se siente «engañado». «Me hicieron elegir entre prisión o exilio», y mientras se emociona porque no ha podido despedirse de los suyos ni pisar una sola calle de Cuba, asegura que «esto no ha sido una liberación, es un destierro».
El mensaje para la sociedad internacional es «que el mundo se solidarice con el pueblo cubano y no con el nuevo Gobierno», quieren que mejore la calidad de vida y conseguir una «democracia estable».
«No siento una gran alegría. Es un paso, pero no definitivo. Castro sigue vivo y dando doctrina»
«La renuncia de Fidel es un paso demasiado corto para pensar que se va a producir una apertura»
«Si Castro muere habrá que esperar un periodo de lucha dentro de la nomenclatura»
«Fidel no está dejando el poder, a pesar de que él mismo reconoce que su estado de salud es crítico»
«Siempre dijimos que el sustituto de Castro debe ser el pueblo», afirma en un comunicado

Daniel V. -

Hugo Chávez, estrecho amigo Fidel Castro, respondió con un «¿cuál renuncia?; !Fidel no ha renunciado!» al anuncio de que éste no ejercerá cargo alguno en su país. «He visto titulares de que renunció Fidel. Fidel no ha renunciado a nada. Yo creo que en mi caso, y cualquier de nosotros hubiera hecho lo mismo: ante la posibilidad de que fuera reelecto como presidente del Consejo de Estado, pues él adelanta su decisión de abrir paso a otros compañeros», agregó Chávez a la televisión estatal venezolana.

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