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Sangre Inocente. Los Mártires Misioneros de Barbastro.

Sangre Inocente. Los Mártires Misioneros de Barbastro.

El día 1 de julio de 1936 llegaban a Barbastro por ferrocarril treinta seminaristas mayores de los Misioneros a estudiar el último curso de Teología moral. Venían de Cervera (Lleida), de la que había sido Universidad catalana, cuyo edificio usufructuaban.

Eran muy jóvenes, veintidós, veintitrés, veinticuatro años, demasiado jóvenes para presentir -tan cercano- el aliento helado de la muerte. Mozarrones de buen ver, que imponían por su silencio, su gravedad precoz, su autodominio. Ni una sola mirada a los balcones, en la tarde clara, a las chicas, a la gente; sólo hacia la calle Monzón, donde se erigía la Iglesia del Corazón de María.

Habían oído decir que el Colegio de los Misioneros de Barbastro «era el lugar más seguro de la provincia» en aquellos días broncos de las dos Españas.
Cervera, en cambio, era un polvorín. Sectores extremistas de la población y «de fuera» habían querido «echar a los misioneros de la gloriosa Universidad», instalar un instituto laico en su ala oriental -la llamada Torre del Canciller- y en la huerta; habían acudido, a falta de razones jurídicas, a las amenazas, al descrédito y a la calumnia.
Los resultados de las elecciones de febrero de 1936 Y sus secuelas de hostigamiento a la religión católica, sus zarpazos anticlericales, la quema de conventos -siempre anónima, siempre impune- habían llevado a los superiores de los Misioneros Claretianos a pensar seriamente en el Principado de Andorra, donde toda aquella juventud claretiana podría estar a salvo de cualquier salvajada.
De todos modos, y mientras se buscaba una solución de emergencia, pareció lo mejor adelantar la salida de Cervera de aquellos treinta seminaristas, al borde ya de su ordenación sacerdotal.
Urgía además el problema legal del servicio militar. Veintiuno de ellos, los más jóvenes, podrían acogerse a la reducción de su tiempo de permanencia en filas si al presentarse demostraban «haber aprendido previamente la instrucción teórica Y práctica del recluta», como decían las ordenanzas militares(1).

En Barbastro, como en otras ciudades estratégicas, funcionaba un servicio de adiestramiento previo, para el que se brindaban militares retirados. En cuanto comenzaron con las prácticas se desataron los rumores y calumnias: «los claretianos tienen armas y se están preparando».

Seminaristas, o sacerdotes jóvenes, recién ordenados, se acogían a la legislación vigente para abreviar en cuatro meses su servicio castrense. No era precisamente su «vocación» la de servir a las armas, ni estar en el ambiente cuartelario. El 8 de julio de 1936, unas semanas antes de la detención y del martirio, él seminarista Agustín Viela, le escribía a su madre Ambrosia Ezcurdia:
«Querida madre: Un saludo lo primero desde estas tierras aragonesas. Estamos ya en Barbastro. ¿Y cuál es la causa de haber venido tan aprisa a Barbastro? Sabíamos nosotros que los que de mi curso tienen que ir al servicio militar vendrían pronto para poder aprender la instrucción en particular. El lunes comenzaron ya los quintos la instrucción militar bajo la dirección de militares retirados. Esta es la causa primera de haber venido tan pronto este año a Barbastro. Quizá habrá influido algo la situación de la casa de Cervera, pues con el cambio de ayuntamiento comenzaron los líos serios y fuertes para echarnos de allí. Por eso quizá los Superiores creyeron conveniente disminuir el número de individuos de aquella casa y así nos marchamos pronto los que nos tocaba salir este verano. Lo que Vd. me pregunta acerca de las dos casas que nos han quemado no es del todo exacto, como dice. En esta provincia que nosotros llamamos de Cataluña, solamente quemaron los muebles de la casa e iglesia de Requena (Valencia) y nos han hecho salir, cerrando la casa y el colegio externo, de Játiva (Valencia). En la provincia de Castilla y más aún en las de Andalucía nos han perjudicado mucho más. Aquí estos de Barbastro creo que no son muy atrevidos ni arrojados, además como hay ejército y los jefes son muy buenos, creo que no se atreverán a molestarlos...».
El día 20 de julio de 1936 medio centenar de anarquistas o escopeteros irrumpieron en la portería de los Misioneros. Querían registrar el caserón, ver si había armas escondidas. Al frente de ellos iba un hombre moderado, Eugenio Sopena, de gran prestigio entre los ácratas. La razón de las sospechas y del registro, y de la detención incluso de los religiosos/ eran las calumnias que circulaban sobre la hipocresía moral de los clérigos, y su peligrosidad. Se corría que los conventos eran verdaderas fortalezas, con resortes misteriosos, pozos siniestros, portones que saltarían en mil pedazos o se hundirían con todos sus enemigos. Todo era pura propaganda.
Durante el registro, y por orden del Superior, Felipe de Jesús Munárriz, toda la comunidad bajó a la luneta, un patio interior donde se solía jugar a pelota vasca en tiempo de recreo, o pasear. Eran 60 religiosos, de los que 39 estaban acabando los estudios teológicos; dos de ellos argentinos, Hall y Parussini; nueve sacerdotes y doce hermanos coadjutores. Sólo faltaban dos: un seminarista, Jaime Falgarona, que estaba en cama con alta fiebre, y el anciano hermano Joaquín Muñoz, de 84 años, casi imposibilitado para bajar las escaleras.
Dos carabineros, bajo las órdenes del Comité, cachearon a todos, puestos en filas. Se registró toda la casa, varias veces: los tejados, la iglesia, hasta la caja de un viejo reloj de pared. Nada. Aquella comunidad era pacífica, estudiosa, austera, «pobre», de un idealismo cristiano a toda prueba. Su lema, como el de San Benito: «Ora et labora». Trabajaban, estudiaban hasta en el verano, y oraban. Los anarquistas estaban desconcertados.
-Tienen que tener armas. Todo el mundo las tiene. ¿Dónde las esconden?
-Aquí no hay armas, ni política - les dijo el Superior. Somos religiosos y tenemos prohibido pertenecer a ningún partido por nuestras constituciones.
Pero sucedió lo que tantas veces: poco tiempo después de los guardias y escopeteros fue entrando en la casa una muchedumbre curiosa y agresiva que invadió los claustros, la iglesia, y exigía la matanza inmediata de todos aquellos «cuervos». Una mujer de mal corazón escondió entre los ornamentos sagrados, que ya habían sido requisados, una gran navaja, para acusar luego a los religiosos. Un miliciano que se dio cuenta del truco, la amenazó con pegarle dos tiros. Eugenio Sopena y los moderados del Comité se vieron entre la espada y la pared. Por lo visto, los anarquistas habían pensado detener sólo a los que consideraban los responsables: al Superior; al formador, P.(2) Juan Díaz; y al ad- ministrador, P. Leoncio Pérez. Y de hecho, después del largo registro, así lo hicieron. El P. Munárriz, antes de partir, encargó al P. Nicasio Sierra que tratase de llevar a los enfermos y a los muy ancianos a las Hermanitas. Y en el momento de salir, pálido, se despidió de todos: «Adiós, hermanitos». Un seminarista le preguntó si habían de vestir el traje civil o llevar la sotana. El P. Munárriz dio su última orden, enérgico: «¡La sotana!». Con ella habían de vivir presos y morir todos.
Un pelotón condujo a los tres superiores, custodiados por escopeteros, por las principales calles de Barbastro, hasta la cárcel municipal, situada a la izquierda del ayuntamiento, en la misma plaza en que vivían los Escolapios.
Los otros religiosos claretianos sufrieron injurias y amenazas, que provocaron el desvanecimiento de un seminarista, Atanasio Vidaurreta. La reacción de las turbas fue, en parte, brutal:
-¡Rematadlo ya, ahí mismo!
Eugenio Sopena se impuso, enérgicamente. «No podemos permitirnos ninguna carnicería». Prometió a la multitud que, si se dispersaban ordenadamente, «se haría justicia», caso de que los Misioneros fuesen culpables de algo. Ordenó que llevasen a todos aquellos religiosos al salón de actos de los Escolapios. Se habló de darles pasaportes para sus casas, y de disolverlos, como habían hecho con las c/arisas y las capuchinas de Barbastro.
Uno de los sacerdotes, el P. Luis Masferrer, aprovechó los momentos de vacilación para salvar la Eucaristía de la casa y de la iglesia. Comulgaron todos, allí, en la luneta, apresuradamente. Y las formas consagradas que quedaban se ocultaron en un maletín, la llamada valija en los informes del argentino Hall, que se encargaron de subir al salón-prisión de los Escolapios los PP. Nicasio Sierra y Pedro Cunill, a los que se permitió quedarse, vigilados por escopeteros, con algunos seminaristas, para ayudar a los dos estudiantes enfermos: el que se había mareado y Falgarona, y al achacoso hermano Muñoz, que fueron conducidos al hospital. El P. Cunill pudo ocultar cuatro mil pesetas, para lo que sobreviniese.
Los demás salieron de la comunidad en terna, de tres en tres, vigilados por hombres armados en los flancos y en las esquinas de la calle Monzón. Fue como una procesión que se dirigió desde la calle Conde hasta la plaza del ayuntamiento. «Iban recogidos como si volviesen de comulgar», comentó un testigo, de los muchos que aún viven en Barbastro. Desde las ventanas y balcones, tras las cortinas, ojos silenciosos y sobrecogidos siguieron aquella improvisada liturgia. Un hombre ingenuo que se tropezó con aquella comitiva de sotanas, se descubrió, azorado, como sorprendido por una «procesión del Corpus». «Iban como corderos humildes y dóciles», comentaba luego la gente, en voz baja.
Desde ese día hasta el de su ejecución sumaria vivieron en el salón de actos de los Escolapios. El P. Cunill, al ver que el hermano Simón Sánchez, el encargado de la portería, se quejaba de dolor del corazón, de las sienes y de la vejiga, solicitó que fuese ingresado en las Hermanitas de los Pobres de Barbastro. Se lo permitieron. Al ver el éxito, hizo lo mismo con los hermanos más ancianos, cinco, que al fin fueron llevados también a las Hermanitas, en la misma plaza del ayuntamiento, enfrente del salón. Son los que sobrevivieron a la hecatombe.
El salón de actos, el lugar más sagrado de Barbastro, un recinto de unos veinticinco metros de largo por seis de ancho, tenía, en un extremo, un alto escenario de madera, con cortinas, y en el otro, una gradería para el público joven de las fiestas del colegio. El salón estaba -y está- más bajo que la plaza; era casi un sótano. Cinco grandes ventanales se abrían a ras del suelo de la plaza, y dejaban a los detenidos a merced de las miradas y de los insultos de los exaltados.

Los Escolapios atendieron fraternalmente a los claretianos detenidos. El Rector, P. Eusebio Ferrer, los animó; bromeó incluso, y les dio de beber, una primera cena y todo lo que disponían para los más débiles: dos camas, nueve colchones, once almohadas, dos mantas y algunos lienzos de algodón para las noches.
Pero, sobre todo, se hizo cargo del maletín de la eucaristía y lo escondió en el laboratorio de física, dentro de la máquina de proyecciones, convertido en la capilla y sagrario de aquellas improvisadas catacumbas.
Lo curioso fue el trato benévolo que recibió el hermano Ramón Vall, el cocinero de la comunidad. No se creían los milicianos que también él fuese cura. Tenía callos en las manos y olía, al detenerlo, a guisote y a grasas de cocina. Para ellos era un «explotado» por los religiosos, un pobre obrero que trabajaba miserablemente por la comida, un proletario adormecido. Él les aseguraba que era «religioso» y «misionero», pero de «otra clase».
-O sea, un criado.
-No, no.
Y el caso fue que lo dejaron en libertad para que les siguiese preparando la comida, primero de los víveres que había en la casa que acababan de abandonar, y, después, de lo que rindieran las cuatro mil pesetas del P. Cunill, y de lo que los buenos, fraternales escolapios, pudieron proporcionarle quitándoselo ellos mismos de su despensa, en aquellos tremendos días de julio y agosto revolucionario.

Los tres superiores durmieron ya, aquella noche, en una celda de la cárcel municipal, con varios canónigos de la catedral y algunos seglares católicos. En aquella habitación sórdida, de cinco metros de lado, con un ventanuco enrejado, alto, en pleno verano, atosigante, llegaron a vivir hasta 21 presos.
Los tres misioneros fueron -según testigos supervivientes, entre ellos José Subías, el Gorrión, que estuvo con ellos cinco días- realmente ejemplares: nunca se quejaban; animaban a los detenidos; seguían el horario riguroso de su reglamento: oración intensa, breviario, rosario, silencio, confesiones... Cuando los otros presos les ofrecían su turno para respirar junto a la tronera aire menos viciado, ellos rehusaban.
Los tres fueron interrogados. El P. Leoncio Pérez, el administrador, volvió de buen humor, después de prestar declaración.
-¿Qué le han preguntado?
-Que dónde tenía escondidas las armas.
. ¿...?
-Y he sacado el rosario y les he dicho: ni tengo otras armas, ni quiero otras que ésta.
-Pero vosotros habéis hecho mucho mal -le había reprochado Aniceto Fantova, el Trucho, uno de los más duros dirigentes anarquistas.

Cada uno dará cuenta de lo que haya hecho. Yo tengo la conciencia tranquila.


Los primeros asesinatos

El 25 de julio, al llegar las columnas catalanas de Barcelona -que habían sembrado de asesinatos masivos, asaltos a cárceles políticas y quema de conventos, las rutas de Cataluña y Aragón, desde Barcelona a Lérida y Monzón-(3) fueron trasladados los tres misioneros, junto con 350 presos, al viejo convento de las Capuchinas, disuelto, como el de las Clarisas, por orden del Comité revolucionario local.

De allí salieron ya directamente para la ejecución, en la madrugada del 2 de agosto, junto a otros 17 detenidos. El Comité de Barbastro había extendido un VALE POR 20, y en ese primer cupo entraron los tres sacerdotes claretianos. «Eran sacerdotes y las consignas fueron no dejar ni simiente de los curas». No se les incoó ningún proceso, ni se halló en ellos falta alguna, salvo la tremenda responsabilidad de pertenecer al clero católico.
Sobre las dos de la madrugada aquellos tres misioneros claretianos despertaron sobresaltados. Tenían que levantarse urgentemente. El P. Díaz se vestía despacio, recitando sus oraciones y recordando el tema de la oración de la mañana, como era su costumbre y exigía su Regla misionera. El carcelero se impacientó:

-¡Aprisa, aprisa, que os están esperando! -Pero bien podré ponerme la sotana. -Donde ha de ir, no la necesitará.
Alrededor de las tres de la madrugada, una enfermera de Angüés, Amparo Esteban Fantova, los vio, atados de dos en dos y rodeados de gente armada, atravesar con dificultad la carretera de Huesca y cruzar por detrás del viejo hospital, hacia el cementerio. A esa misma hora confluyó en el mismo cementerio otro grupo de sacerdotes y seglares.
Entre los seglares había un gitano simpático, Ceferino Jiménez Malla, el Pelé, detenido pocos días antes por haber querido defender a un sacerdote acosado en plena calle y por llevar un rosario.
Allí, junto a las tapias heladas, cayeron acribillados todos los condenados menos uno, un Guardia civil del puesto de Albalate de Cinca, Camilo Sabater Toll, herido sólo en la mano, que saltó después de la descarga como una araña las tapias del cementerio y se perdió en la noche, hacia Velilla de Cinca. Fue uno de los testigos de aquella inmensa hecatombe de Barbastro.
Desde los Escolapios y el salón se oyeron las descargas. y desde el vecino hospital, los lamentos y los estertores de las víctimas, que quedaron desangrándose, a la derecha de la entrada del cementerio.
Esa fue la cadena implacable de los hechos. En Barbastro, cada noche circulaban los nombres de las víctimas, y la certeza de que ningún sacerdote había querido renegar de la religión para salvar su vida. Así cayeron los tres superiores, en una vulgar saca de presos, con una fría y simple autorización del Comité, el día 2 de agosto de 1936.
Los cincuenta restantes del salón habían sido, mientras, objeto de escarnio y de brutales hostigamientos, por su condición religiosa, por su sotana, que nunca dejaban, ni para dormir. La sotana era, en aquellos momentos, su símbolo de fidelidad. Muchos sacerdotes, para evitar riesgos y pasar desapercibidos, se la quitaron; los claretianos de Barbastro, no. La sotana soliviantaba especialmente a los más radicales. Por la ventana les increpaban a los seminaristas.

-Os mataremos a todos con la sotana puesta, para que ese trapo sea enterrado con los que lo lleváis.
-No odiamos vuestras personas. Lo que odiamos es vuestra profesión, ese hábito negro, la sotana. Ese trapo repugnante.
-Quitaos ese trapo y seréis como nosotros, y os libraremos.
Otros, más refinados o astutos, parecían compadecerse. Les reprochaban su «candidez» de niños, su estúpido «fanatismo».
-Hay que resignarse a dejar esta vida -les dijo a los argentinos Hall y Parussini un dirigente. No importa que seáis extranjeros. No habrá distinción.

«Desde el primer día de cárcel estuvimos preparándonos para morir, y de un día para otro esperábamos el cumplimiento de las amenazas que, sobre todo al anochecer, nos dirigían desde la plaza». Rezaban el Oficio de los mártires del breviario, su libro de rezo, y se pasaban el Maná del cristiano, con el que podían practicar el acto de aceptación de la muerte:
« ¡Oh, Señor, Dios mío! Con ánimo tranquilo, acepto, como venido de vuestras manos, cualquier género de muerte que os plazca enviarme, con todas las penas y sufrimientos».
«Atribuimos a una providencia especial de Dios que no nos quitasen los objetos piadosos, de suerte que los que iban fusilando tuvieron hasta el fin y murieron con su rosario, medallas y crucifijos, y los que estaban obligados a recitar el Oficio divino, lo pudieron rezar todos los días».
A pesar del bajón psicológico que supuso el hecho de la detención de los tres sacerdotes clave, su instinto religioso los llevó a asegurar su vida espiritual, por encima de todo. La regularidad y la vida comunitaria fueron un hecho durante aquellos amargos días de prisión, y los preparó interiormente para el último combate. Y lo primero de todo, la comunión. Comulgaron desde el primer día, mientras pudieron. Los Escolapios les bajaban la eucaristía para el día o los días siguientes.
«Lograron entregarnos algunas Sagradas Formas, que distribuimos, porque por la mañana había prohibición especialísima de comulgar, y los rojos vigilaban cuidadosamente todos nuestros movimientos, para ver si alguno daba la comunión».
«Nos repartieron las formas consagradas para poderlas consumir más fácilmente, en caso de peligro de profanación, o para ir comulgando en días sucesivos»,

La Eucaristía constituyó el centro de su vida, mientras duró, hasta el día 25, en el salón. Algunos, afortunados, la llevaban encima: eran verdaderos sagrarios. Hall recordaba después la avaricia espiritual con que se le acercaban disimuladamente otros seminaristas y hermanos, para adorar a Cristo en el sacramento. «Lo acompañábamos durante horas y horas. Gracias a Dios no teníamos otra ocupación en la cárcel». Los escopeteros y el mismo Comité parecían intuir la fortaleza misteriosa de aquella comunión; y por eso prohibieron rigurosamente tanto celebrar misa como repartir la eucaristía.
Pero los misioneros sorteaban ingeniosamente aquella ley. Una mañana, el P. Ferrer les bajó varias formas consagradas, en la canasta en que les servían el pan y el chocolate para desayunar. El P. Sierra, que hacía las veces de Superior, se encargaba de distribuir el pan y, disimuladamente, deslizaba una hostia en el panecillo abierto de los que sabía que no habían comulgado aún clandestinamente aquella mañana. Los interesados la extraían y en un abrir y cerrar de ojos, la sumían antes de probar bocado, en ayunas, según la rigurosa y venerable costumbre que aún vigía.
Con la llegada de las columnas catalanas, de expresidiarios, prostitutas y anarquistas y comunistas, la situación cambió. No se pudieron celebrar más misas arriba, en el comunitario, el piso de la comunidad de los Escolapios,. Y el escolapio P. Mompel, en su Informe asegura que incluso ellos, «al ver disminuir alarmantemente las formas, tuvieron que dividirlas en ocho o diez partes, y así poder comulgar hasta el último día».
No es difícil imaginarse aquella vida a la intemperie, en los meses más tórridos del verano. Y más sabiendo que les escatimaron el agua.


Tuvieron que soportar la falta más elemental de higiene, en aquellas jornadas monótonas, inacabables; la imposibilidad práctica de cambiarse de ropa, el calor de horno, la mugre y el sudor acumulados. Cuarenta y ocho organismos vigorosos en un salón caldeado durante gran parte del día, que transpiran, tienen que ir en fila a hacer sus necesidades más elementales, no pueden lavarse más que los pañuelos en los botijos o en el cántaro del agua, quitándosela de beber. Acaban por oler mal, a miseria humana. Y eso, un día y otro, se va sedimentando, se clava en la piel húmeda, irritada, en la pituitaria, en los ojos. La ropa interior se convierte en un cilicio, hiede y desuella la carne, hasta Ilagarla.
Un monje benedictino de El Pueyo, Ramiro Sáinz, detenido en los Escolapios, bajó un día a cortarles el pelo, y comentó: «Los pobres misioneros del salón tienen piojos».
Sólo Dios sabe -apunta Quibus, el primer historiador de los mártires de Barbastro- los sacrificios oscuros que de allí subieron al cielo por esa causa. Un detalle significativo es el que recoge el entonces diácono escolapio Santiago Mompel: al quedar vacío el salón, el 15 de agosto, lo desinfectaron cuidadosamente, porque «de ello había verdadera necesidad».
Tenían agua, pero los milicianos no les daban la necesaria para la limpieza. «No querían hacer de criados de los curas».
-¿Agua les vas a dar? -decía una mujer malévola a otra que llevaba el cántaro a los presos del salón- ¡Solimán habría que darles, para que acabasen pronto!
Un tal Eugenio Fernández, miliciano, se compadeció como un buen samaritano, al verlos sedientos, deshidratados, sucios, y les llevó agua clandestinamente.
Con frecuencia los guardias se divertían con ellos, los sometían a juegos de terror. Los atormentaban poniéndolos en fila para ejecutarlos sumariamente, «porque ya había llegado la orden, al fin». En aquellos sobresaltos, los claretianos se confesaban o recibían brevemente la absolución general de sus pecados, y esperaban a que la descarga los acribillase.

«Más de cuatro veces -escribe Parussini- recibimos la absolución creyendo que la muerte se nos echaba encima. Un día estuvimos casi una hora quietos, sin movernos, esperando de un momento a otro la descarga. ¡Qué terrible! Es cuando más se sufre: cada minuto se hace interminable y uno desea que disparen de una vez para no prolongar una agonía que no acaba más que con una blasfemia o un riso- tada sarcástica de los milicianos...».
Al P. Sierra lo tuvieron cinco horas contra la pared, hasta que se desvaneció. A un seminarista que salía del salón para hacer sus necesidades, al cruzar el patio del colegio, lo detuvieron pistola en mano varios milicianos y le ordenaron marcar el paso. Bajo aquella amenaza, tuvo que evolucionar, a derecha e izquierda, a paso lento o al trote, con marcialidad, teniéndose que aguantar sus urgencias fisiológicas, mientras los pistoleros se desternillaban o se daban un codazo, alborozados.
El día en que se presentaron las primeras mujeres, para i tentarlos, se dieron cuenta los misioneros de que aquello era «otra cosa», peor que las amenazas y la saña. Allí no valía dar la cara; se requería la prudencia y el silencio de hierro, toda la disciplina personal y comunitaria. La tentación no los sorprendió. Fue mucho mejor para ellos que se presentase a la descarada, como lujuria y no como afecto; como una llamada a la deserción, no como otra alternativa refinadamente «cristianizada» para apartarlos de su vocación.
Los testigos más selectos son muy parcos al dar detalles acerca de la introducción de mujeres, prostitutas y milicianas especialmente adoctrinadas, en el salón de los Escolapios, para excitar en las siestas y noches ardientes de aquel mes de julio, las pasiones más elementales de los bienaventurados, la mayor parte jóvenes de 21 a 25 años. El pudor de aquellos tiempos gloriosos les hizo velar honestamente los hechos más crudos. No obstante, son íntegros al constatar, como dice Hall, que «también permitieron entrar a mujeres, muchas de ellas públicas, que se burlaban de nosotros y nos insultaban».
El P. Jesús Quibus, bien informado siempre, concienzudo, es algo más explícito:
«No podía faltar tampoco la modalidad más grosera y soez de la seducción. Mujeres públicas entraban en el salón con toda liviandad; y otras, que tal vez sin serio, lo parecían, y estaban al servicio de los presos, tenían la perversidad de presentarse con desnudeces y actitudes provocativas, capaces de despertar los sentidos a un anacoreta».
«Se les acercaban, insinuantes, les tiraban de la sotana para Ilamarles la atención; dejaban por allí, como descuidados, instrumentos de pecado».
«Mujerzuela hubo, tan locamente enamorada por uno de ellos, que pasaba las horas muertas asomada por la ventana desde la plaza, para verlo y buscar la ocasión de hablarle».
Les amenazaron con someter su constancia a pruebas durísimas. Les aseguraron, repetidas veces, que iban a hacer entrar el doble de mujeres que ellos, dos para cada uno.
-Y si alguno las contraría, os fusilamos aquí mismo a todos.
Ellos guardaban silencio; pero acabaron por celebrar una o varias reuniones secretas en las que discutieron su situación, desde los principios de la moral que estaban estudiando. Y llegaron a una conclusión. Tenían un arma para aquellos momentos: les habían prohibido gritar en alta voz consignas religiosas. Nada irritaba más a aquellos carceleros que oír el «¡Viva Cristo Rey!»; Caso de verse acosados, levantarían la voz hasta que aquel clamor exasperase a los escopeteros y disparasen contra ellos.

«Destacaba -dice el P. Ferrer, escolapio- una de mala vida, llamada Trini La Pallaresa, que era la más procaz y llegó al extremo de pasar por encima de ellos cuando estaban durmiendo en el escenario. La tal Trini estaba locamen te enamorada de uno de los jóvenes misioneros, por el parecido físico que tenía con Valentino, artista de cine».
-Lo del enamoramiento de la Trini me lo dijo ella misma, atestiguó el mismo P. Ferrer.
El seminarista era Esteban Casadevall. Trini La Pallaresa decía abiertamente, delante incluso de los religiosos presos, que aquel seminarista agraciado daba «lástima»; que había sido engañado desde niño, «un chico tan guapo y tan joven», y que ella trataría de librarlo de la muerte si lograba hablarle a solas. Aseguró que lo esperaría en alguna ocasión en que saliese del salón.
Casadevall, con una modestia ejemplar, y como quien no se da cuenta de nada, salía y entraba «sin hacer ningún caso de los halagos y señas que le dirigía aquella mujer; sin inmutarse».
-Nosotros -dice Hall- le propusimos al Sr. Casadevall que, si volvían aquellas mujeres, se escondiese y no se deja- se ver. Y así ocurrió.
Las mujeres volvieron a entrar varios días, más o menos a la misma hora. Trini La Pallaresa «buscaba al señor Casadevall, y como no lo encontraba por estar escondido en un rincón algo oscuro, detrás de unos estudiantes, que impedían así que lo pudiese ver, llegó a preguntar si ya no estaba con nosotros. Pero no obtuvo respuesta, porque nosotros siempre permanecimos mudos a todo lo que ellas nos decían o preguntaban». 


El martirio del Obispo Florentino Asensio
En la noche del 8 de agosto, el Obispo de Barbastro, D. Florentino Asensio, fue citado, una vez más, a comparecer ante el Comité; pero no a la salita de visitas del colegio de los Escolapios, donde vivía, sino al ayuntamiento, al rastrillo o sala de visitas de la cárcel popular. Al comunicarle la variación, el P. Rector presintió lo peor. El Obispo, aunque ya se había confesado otras veces, pidió de nuevo la absolución.
Lo amarraron codo con codo a otro hombre mucho más alto y recio, y los condujeron a los dos, después de varias horas de calabozo, al rastrillo.
Entre frases groseras e insultantes, un tal Héctor M.,oculista, de mala entraña, Santiago F., el Codina, y Antonio R., el Marta, se acercaron al Obispo. El Obispo estaba mudo y rezando. Santiago F. le dijo a un tal Alfonso G., analfabeto: «¿No decías que tenías ganas de comer co... de Obispo? Ahora tienes la ocasión». Alfonso G. no se lo pensó dos veces: sacó una navaja de carnicero; y allí, fríamente, le cortó en vivo los testículos. Saltaron dos chorros de sangre que enrojecieron las piernas del prelado y empaparon las baldosas del pavimento, hasta encharcarlas. El Obispo palideció, pero no se inmutó. Ahogó un grito de dolor y musitó una oración al Señor de las cinco tremendas llagas.
En el suelo había un ejemplar de Solidaridad Obrera(4), donde Alfonso G. recogió los despojos; se los puso en el bolsillo y los fue mostrando, como un trofeo, por bares de Barbastro. Le cosieron la herida de cualquier manera, con hilo de esparto, como a un pobre caballo destripado. Los testigos garantizan que aquel guiñapo de hombre, el Obispo de Barbastro, se habría derrumbado de dolor sobre el pavimento si no hubiera estado atado al codo de su compañero, que se mantuvo y lo mantuvo en pie, aterrado y mudo.
El Obispo, abrasado de dolor, fue empujado a la plazuela, sin consideración alguna, y conducido al camión de la muerte. «Le obligaron a ir por su propio pie, chorreando sangre». Ante los ojos de los hombres, era un pobre perro escarnecido. Ante los ojos de Dios y de los creyentes, era la imagen ensangrentada y bellísima de un nuevo mártir, en el trance supremo de su inmolación: completaba en su cuerpo lo que le faltaba a la pasión de Cristo.
El heroico prelado, que el día anterior, el 8 de agosto, había terminado una novena al Corazón de Jesús, iba diciendo en voz alta:
-¡Qué noche más hermosa ésta para mí: voy a la casa del Señor!
José Subías, de Salas Bajas, el único sobreviviente de aquellas primeras cárceles de Barbastro, oyó comentar a los mismos ejecutores:
-Se ve que no sabe a dónde lo llevamos.
-Me lleváis a la gloria. Yo os perdono. En el cielo rogaré por vosotros...
-Anda, tocino, date prisa -le decían. y él:
-No, si por más que me hagáis, yo os he de perdonar. Uno de los anarquistas le golpeó la boca con un ladrillo, y le dijo: «Toma la comunión». Extenuado, llegó al lugar de la ejecución, que fue el cementerio de Barbastro. Subió, no por la avenida de los Toreros, donde estaba el hospital, sino por la izquierda, por la calle que lleva hoy su nombre.
Al recibir la descarga, los milicianos le oyeron decir: «Señor, compadécete de mí». Pero el Obispo no murió aún. Lo arrojaron sobre un montón de cadáveres, y después de una hora o dos de agonía atroz, lo remataron de un tiro. «No le dieron el tiro de gracia al principio, -dice Mompel- sino que lo dejaron morir desangrándose, para que sufriera más». Sabemos, por otras fuentes, que «la agonía le arrancaba lamentos». Se le oía decir: «Dios mío, abridme pronto las puertas del cielo». Varios milicianos le oyeron musitar, también: «Señor, no retardéis el momento de mi muerte: dadme fuerzas para resistir hasta el último momento». Y repetía muchas veces «lo de su sangre y el perdón de los demás». Otro testigo le oyó que «ofrecía su sangre por la salvación de su diócesis».
Después de muerto, Mariano C. A. y el Peir lo desnudaron; y El Enterrador le dio a Mariano C. A. los pantalones, que se puso dos días después, «porque estaban en buen uso»; y a José C. S. El Garrilla le dio los zapatos. «Los llevé hasta que se me rompieron», declaró él mismo después de la guerra, antes de ser ejecutado.
Durante varios años se pudieron ver las baldosas ensangrentadas del rastrillo, testigos mudos de aquella salvajada.


El resto de las muertes
La ejecución del Obispo precipitó la de los jóvenes claretianos del salón. Un tal Mariané, del Comité local, se presentó al Rector de los Escolapios, para quejarse de la «libertad» con la que se movían en el salón los detenidos.
-He notado que los misioneros se reúnen, hablan y se comunican con los de fuera, por la ventana. Y rezan también. Y cuando baja el cocinero, todos se acercan y unas veces dan muestras de alegría, y otras de tristeza. Nos sospechamos que tienen armas, y que están tramando alguna.
La medida fue radical: el hermano Vall, que por ser cocinero, y atender a las comidas y despensa desde los Escolapios, había gozado de bastante libertad para salir y entrar, no podría relacionarse más con ellos. No se asomaría por el salón, ni siquiera durante las comidas.
Debió de ser el día 10 de agosto, porque varios testigos apuntan que fue un día especial: se produjo una gran tormenta «de tales características» que la gente piadosa de Barbastro decía: «algo gordo han tenido que hacer los malos, cuando el Señor parece que quiere castigarlos». Parussini anota: «El diez de agosto llovió a cántaros. Pedrisco».
Ese día 10, cuando ya entreveían con bastante claridad la catástrofe a que estaban abocados, Ramón lila escribió una preciosa carta que podría ser digna de cualquier mártir de los tiempos heroicos de la Iglesia:
«Queridísima madre, abuela, recordados hermanos: Con la más grande alegría del alma escribo a ustedes, pues el Señor sabe que no miento: no me cansaría y (lo digo ante el Cielo y la Tierra) les comunico con estas líneas que escribo que el Señor se digna poner en mis manos la palma del martirio; y en ellas envío un ruego por todo testamento: que al recibir estas líneas canten al Señor por el don tan grande y señalado como es el martirio que el Señor se digna concederme.
Llevamos en la cárcel desde el día 20 de julio. Estamos toda la comunidad: 60 individuos justos; hace ocho días fusilaron ya al Rdo. P. Superior y a otros Padres. Felices ellos y los que les seguiremos. Yo no cambiaría la cárcel por el don de hacer milagros; ni el martirio por el apostolado, que era la ilusión de mi vida.
Voy a ser fusilado por ser religioso y miembro del clero, o sea, por seguir las doctrinas de la Iglesia Católica Romana. Gracias sean dadas al Padre por Nuestro Señor Jesucristo... Amén.
Ramón lila, C.M.F(5).
Barbastro, 10, VIII, 1936
Nota: No sé en qué día vamos a ser fusilados: parece que un día de la semana que hoy comienza».

El escrito nos ha llegado en una hoja impresa de Fábrica de chocolates Simón Aznar. La hoja está doblada muchas veces. «Suplico que se remita este original a mi madre: María Salvía, Plaza Mayor 15, Bellvís (Lérida); pero, porque me es incierta la suerte de ellos durante los días de la revolución, agradecería se enviara, bajo otro sobre, a nombre de D. Antonio Monrabá». En el reverso del papel dice: «Dormimos en el suelo, pero muy bien».
Ramón lila tenía sólo 22 años y una gran cultura. Dominaba el latín, el griego y el hebreo, y estudiaba a la vez el inglés y el alemán. Retenía en su memoria todo lo que leía. Componía poesías en castellano, latín y catalán, y rezaba -enamorado de la liturgia- sin estar obligado, todas las horas canónicas. Ya en 1934, a raíz de la revolución de Asturias, estudiando en Cervera, en momentos en que muchos estaban con el alma en vilo, él había comentado: «¡Qué lastima! Faltó un pelo de conejo para no ser mártir».
y no era sólo él. Todos los misioneros respiraban, en aquellos momentos, la misma atmósfera martirial. «Nos teníamos por felices -dice Hall- al poder sufrir algo por la causa de Dios; porque nos iban a matar únicamente por ser religiosos y por ser sacerdotes o aspirantes al sacerdocio».
A todos les ofrecieron la libertad, innumerables veces, a cambio de arrancarse la sotana y hacerse «revolucionarios». Pero a uno de ellos se le brindó una oportunidad de oro. Un día se le acercó un miliciano a Salvador Pigem y le dijo:
-¿Tú te llamas Salvador Pigem? -¿Por qué me lo pregunta?
-Porque estando yo de cocinero en el Hotel del Centro de Gerona, recuerdo haber visto allí a un sobrino de los dueños, que quería ser sacerdote, y aquel niño se parecía a ti.

Salvador Pigem era, efectivamente, de Viloví d’Onyar, y tenía parientes en Gerona.

-Soy yo.
-Pues mira, si quieres, te salvaré de la muerte. -¿Me salvará con todos mis compañeros? -No, a ti solo.
-Pues así, no acepto; prefiero ser mártir con ellos.
A las tres y media de la madrugada del 12 de agosto, miércoles, irrumpieron en el salón «unos quince revolucionarios», bien armados. Traían gruesos manojos o rollos de cuerdas ensangrentadas. El portazo, los pisotones en la madera y el vocerío resonaban como detonaciones. Los presos se despertaron sobresaltados. Un dirigente ordenó encender las luces y preguntó áspero:
-A ver, ¿dónde está el Superior?
-Al Padre Superior lo separaron de nosotros antes de sacarnos de nuestra comunidad.
-Está bien. ¡Que bajen aquí los seis más viejos!
Mansamente, sin resistencia ni protestas, fueron bajando del escenario los PP. Nicasio Sierra, de 46 años; José Pavón, de 35; Sebastián Calvo y Pedro Cunill, los dos de 33; el Hermano Gregorio Chirivás, de 56, y el subdiácono Wenceslao Clarís, de 29. El H. Chirivás había pasado varios días indispuesto; pero ya estaba mejor. Al oír que lo llamaban, «dejó todas sus cosas en el banco en que había dormido» -se le había roto la dentadura- y descendió con toda naturalidad, como si acudiese a un acto comunitario, y se puso al lado de sus hermanos. Les ataron las manos a la espalda, uno a uno; y luego, de dos en dos, los amarraron codo con codo.
El P. Pavón buscó con la mirada a los dos sacerdotes que quedaban en el salón. El P. Ortega, que estaba paralizado en el escenario, levantó la mano discretamente sobre ellos, y pronunció la formula sacramental: «Yo os absuelvo de todos vuestros pecados...». El P. Pavón fue paseando su mirada por todos los que quedaban y serenamente, con una sonrisa en los labios, se despidió. Mientras los acababan de atar, el P. Cunill pidió permiso para decir algo. Un miliciano replicó:
-No hay tiempo para nada. ¿Qué quiere usted?
-Como no sabemos adónde nos llevan, ¿nos permitirían coger algún libro, para pasar el tiempo?
Adonde van -le contestó el anarquista- no les faltará nada. Lo tendrán todo.
Se les unió otro sacerdote diocesano, D. Marcelino de Abajo, sacristán de la Catedral y familiar del Obispo ejecutado. Lo ataron con el P. Sebastián Calvo. Los sacaron del salón y les hicieron atravesar la plaza, escoltados por escopeteros. Todavía los pudieron ver desde el salón a través de los ventanales: cruzaban como sombras bajo los árboles del ayuntamiento y se dirigían al camión que los esperaba con los faros encendidos.
Los milicianos hicieron apagar todas las luces del salón y les ordenaron seguir durmiendo. «Pero nosotros -dice Parussini- quedamos terriblemente impresionados, sin poder conciliar el sueño; yo rezaba con otros, en un rincón del escenario; nos preparábamos para el sacrificio de nuestra vida».
Y poco después, «a las cuatro menos siete minutos» -dice Hall- una fuerte descarga de fusilería les anunció la tragedia gloriosa que se acababa de consumar. Ellos creyeron que había sido en el mismo cementerio de Barbastro. Posteriormente se comprobó que fue en uno de los muchos recodos tortuosos de la carretera de Barbastro a Berbegal y Sariñena, cerca del kilómetro tres. Antes de disparar, les ofrecieron por última vez la posibilidad de apostatar, y los remataron, luego, con el tiro de gracia en la sien. Dejaron después que se desangrasen, para que no manchasen de sangre el camión, ni la carretera.
Los ejecutores se iban a abrevar de vino a las torres cercanas, alquerías donde se cosechaba a marchas forzadas, y regresaban a cargar en el camión los cadáveres apelmazados entre las cuerdas y las sotanas, y los transportaban al cementerio, a una fosa; les «echaron cal viva y tierra encima», «unos cuarenta o cincuenta pozales(6) cada vez, de cal y agua».

Muchos de la población que se interesaban por aquellos «desgraciados» «estaban todas las noches escondidos en lugares estratégicos del cementerio para presenciar la sobrecogedora escena, con el objeto de cerciorarse del lugar exacto donde iban sepultando a los diversos grupos y poder después testificarlo, e identificar los cadáveres».
Aquel 12 de agosto fue una jornada de purificación para los claretianos vivos. Los mártires conocían ya su plazo; era un privilegio. Se consideraban, todos, indignos y dichosos. Varios de ellos, Casadevall, Ruiz, Novich, Amorós, recordaban el Padrenuestro rezado en ciertos paseos, durante el noviciado, «para que todos llegasen a ser mártires». Estaban a punto de ver cumplida una profecía. De aquel día poseemos el testimonio directo de Hall y Parussi- ni, que por su condición de extranjeros, fueron excluidos de la matanza; y se reservaron para que fuesen testigos presenciales de los hechos y de sus últimas palabras.
«Cuando el día doce de agosto se llevaron a los seis primeros, nos pusieron aparte a los extranjeros y nos garantizaron que no nos harían nada. Yo no podía creerlo, pues hacía pocos días, el Comité de Barbastro había fusilado a dos extranjeros seglares, por ser los más destacados de las asociaciones católicas...».
A las siete de la mañana, menos de tres horas después de las ejecuciones, se presentó en el salón uno del Comité con varios pistoleros y les tomó el nombre a todos: era la lista negra -dice Parussini- el catálogo martirial de las edades, por el que iban a llamarlos, noche tras noche. Desde aquel momento comenzaron a prepararse, «próxima y fervorosamente», para la muerte.
«Nos confesamos todos por última vez, y se puede decir que pasamos el día rezando y meditando. Todos estábamos resignados a la divina voluntad y contentos de estar sufriendo algo por la causa de Dios». Muchos se pidieron mutuamente perdón por sus faltas; se besaban los pies y se daban un abrazo. Todos hicieron constar que «perdonaban a sus verdugos» y se comprometieron a rogar por ellos en el cielo.
«Pasamos el día en religioso silencio -escribió Faustino Pérez- y preparándonos para morir mañana; sólo el murmullo santo de las oraciones se deja sentir en esta sala, testigo de nuestras duras angustias. Si hablamos es para animarnos a morir como mártires; si rezamos, es para perdonar...¡Sálvalos, Señor, que no saben lo que hacen!...».

Para la Congregación de Misioneros del Corazón de María, a la que pertenecían, guardaron su último beso. Hall les pidió un recuerdo para Ilevárselo personalmente al P. General y, a través de él, a toda la Congregación. Los futuros mártires se resistieron en principio, temiendo hasta la sombra de una vanidad infiltrada; hasta que se les garantizó que se trataba sólo de un recuerdo familiar. Tomaron entonces un pañuelo que había sido del P. Nicasio Sierra, fusilado pocas horas antes, por odio a la fe, lo besaron y se lo pasaron, uno a uno, por su frente, como obreros cansados y sufridos, diciendo: «Sea éste el beso que doy a la Congregación querida al tener la dicha de morir en su seno».
«Me creo en la obligación de decir -constata Hall- que aquellos a quienes pedí algún recuerdo, lo hicieron con la condición expresa de conservarlo como un recuerdo de compañeros de estudio y de cárcel, o con la de mandarlo a la familia respectiva, para que les sirviese de consuelo... Muchos, ni aun así dejaron cosa alguna». Otros, en cambio, se hacían con algún objeto que había sido de los seis fusilados últimos, y decían:

-Mire, si puede y le libran, llévese esto que fue del P.tal... fusilado esta mañana, y con el tiempo podrá servir de reliquia, si la Santa Madre Iglesia llega a reconocerlos por Mártires, pues nosotros creemos que delante de Dios lo son».
Aquel día, el doce, por la tarde, profesaron perpetuamente (sub conditione, bajo condición: «si habían sido aprobados»), los estudiantes José Amorós, de Puebla Larga, Valencia, hijo de ferroviarios; y Esteban Casadevall, el más tentado contra la castidad. El P. Secundino Ortega les tomó la profesión. Y redactaron el documento, y varios firmaron como testigos. Rafael Briega, que sabía bastante chino, le dijo a Hall:

-Hágale saber al P. José Fogued (Administrador Apostólico de Tonkin) que ya no puedo ir a China, como siempre he deseado, ofrezco gustoso mi sangre por aquellas misiones y desde el cielo rogaré por ellas.
Los cuarenta misioneros redactaron su despedida oficial y la firmaron, uno a uno, para que los estudiantes argentinos Hall y Parussini, si se salvaban realmente, la hicieran llegar a la Congregación. La letra es del indómito Faustino Pérez, que es el primero en firmar, y el último en despedirse. Usaron un modesto envoltorio de chocolate por el envés y la cara. Valdría la pena que un grafólogo serio estudiase los trazos de cada uno y nos dijese cómo estaba el ánimo de aquellos condenados a muerte, a pocas horas de su ejecución.
El reloj de la catedral dio las doce. Se abrieron repentinamente las puertas del salón para dejar paso a unos veinte milicianos armados y provistos de abundantes cuerdas, «teñidas aún en sangre de otros mártires». A una orden suya se levantaron los que dormían. Se encendieron las bombillas.
Los milicianos se desplegaron cautelosamente por todos los ángulos, fusil en mano. Era el principio del fin.
-¡Atención! -gritó una voz. Era Mariano Abad, el Enterrador, famoso por sus salvajadas. Solía decir que si los ejecutados no llegaban a veinte, no merecía la pena el paseo o la faena.
-¡Atención! ¡Que bajen los que tengan más de veintiséis años!
No se movió nadie.
Mariano Abad repitió, áspero, la orden. -¡Los que pasen de veinticinco!
Tampoco había nadie de tanta edad. Mariano Abad se enfureció.
-¡Que se enciendan todas las luces!
Sacó una lista y, como apenas sabía leer, se la dio a otro miliciano mucho más joven, que leyó con voz de hierro: -¡Secundino Ortega!
El P. Ortega se levantó; saltó del escenario. «¡Presente!» y se fue a ocupar su «puesto».
Iban bajando, ágiles y decididos, como para recibir una condecoración, y se colocaban en fila junto a la pared. Los milicianos les ataban las manos a la espalda y, luego, de dos en dos, les ligaban los brazos, para impedir cualquier intento de fuga. «Aquellos rostros -dice Parussini- tenían en aquel momento algo de sobrenatural que no se puede describir». «Ninguno desfalleció ni mostró cobardía», asegura Hall.
En el momento de salir, Juan Echarri se volvió hacia los que quedaban y les gritó:
-¡Adiós, hermanos, hasta el cielo!
Algunos de los claretianos les respondieron. Se produjo un alboroto entre los guardias, que tenían, al parecer, prisa. Cortaron en seco las efusiones con una aclaración sardónica:
-Vosotros, los que quedáis, tenéis un día entero para comer, reír, divertiros, bailar, hacer todo lo que queráis: aprovechad lo bien, que mañana, a esta misma hora, vendremos a buscaros como a éstos, y os daremos un paseíto a la fresca, hasta el cementerio. Y ahora, a apagar las luces y a dormir.

Los veinte misioneros cruzaron la plaza, donde se arremolinaba una multitud efervescente. Los presos se dirigieron al camión. Había un escaño o banquillo al pie de la trasera de la plataforma. Apenas subidos, se oyó el ruido del motor. Un anciano guardia civil que los acompañaba en aquel último viaje, Felipe Zalama, tomó la iniciativa y levantó la voz:
-¡Viva Cristo Rey!
-¡Viva...!
¡Más fuerte, muchachos! ¡Viva Cristo Rey!
Se repitieron las aclamaciones varias veces. Alternaron los cánticos. Los guardias armados, enfurecidos, les golpeaban con las culatas de los fusiles, para silenciarlos. El camión enfiló, primero el Coso, luego la carretera de Huesca; se ladeó luego hacia la de Sariñena y Berbegal, por la que trepó y fue doblando, entre curvas y vaivenes, hasta unos doscientos metros del kilómetro tres, donde se detuvo. Delante y detrás del camión iban varios coches, con los dirigentes y ejecutores.
«Los tiraron del camión de dos en dos», atropelladamente. Y los empujaron hacia el ribazo, de espaldas al monasterio de El Pueyo. Se oían crepitar los grillos, intermitentemente, con su indiferencia telúrica. Un testigo presencial vio a los claretianos de rodillas junto a la tierra hinchada y con los brazos en cruz, como podían. Varios focos de luz convergían sobre ellos y sus sotanas. Con los fusiles apuntándoles, se levantó el vozarrón de Mariano Abad:
-Aún tenéis tiempo. ¿Queréis venir con nosotros a luchar contra los fascistas?
-¡Viva Cristo Rey!
-¡Gritad, al menos ¡Viva la revolución!
-¡Viva Cristo Rey!

Se oyó una descarga terrible, en la noche. Era la una menos veinte de la mañana del trece de agosto. Poco después, se oyeron los tiros de gracia, uno a uno. «Por los tiros finales conocíamos el número» -decía luego un campesino de la torre la Jaqueta. Los misioneros del salón oyeron perfectamente las detonaciones, y los tiros últimos. «Todos estábamos rezando por nuestros hermanos, -dice Hall- pidiendo su perseverancia hasta el fin, como en la noche anterior. Hubo dos que comenzaron una parte del santo rosario, meditando los misterios de dolor, y al oír los disparos, cambiaron a los misterios de gloria. Otro llegó a rezar veinte veces el Magnificat, antes de las descargas: uno por cada hermano que iba a ser fusilado. Se puede seguir así, cronológicamente, la trayectoria del camión y el tiempo exacto que tardaron en llegar».

Había, no lejos de allí, cuatro campesinos de Costean, que estaban cosechando en la torre la Jaqueta de Antonio Pueyo Coscojuela: los dos Santaliestra, José -que aún vive, en Costean- y Francisco, fallecido ya; Joaquín Pana, muerto en 1985; y, por supuesto, Antonio Pueyo, el dueño, que vive en Barbastro. Los cuatro eran cristianos convencidos y solían ir a misa, en Barbastro, a la iglesia de los Misioneros Claretianos. Antonio Pueyo aclara, siempre:
«El día trece no mataron aún en nuestra finca, sino un poco más arriba, en una tierra del ayuntamiento de Barbastro, donde echan las basuras y las queman. Y aquella mañana llevaron el camión a las Paúlas, para lavar la sangre». Los campesinos estaban ya acostados, aquella noche, y no se atrevían ni a levantarse. «Estábamos aterrorizados por los fusilamientos cercanos». Temían que «fuesen también a por ellos». «Da horror», le decían al dueño. «Miaja(7) bien estamos aquí». Pueyo les pidió a sus trabajadores: «Si vienen, por lo que más queráis, no les digáis que yo soy el amo». Habían observado cómo los milicianos hacían virar los dos vehículos y juntaban los faros. Oyeron sus gritos y los de los misioneros. Al fin, cuando vieron que venían a su torre, Pueyo les dijo: «Andad, dadles de beber, lo que quieran». Abrieron el portalón e hicieron pasar a los milicianos.
Mientras bebían vino, los milicianos lo contaban todo, jactándose, entre bromas y palabrotas. Los fusilados del día trece eran los misioneros, veinte misioneros. Les explicaron a los campesinos que los «dejaban en tierra una hora o más, para que se desangraran y no dejaran rastro por el camino, ni embadurnaran el camión». Allí, en aquel rincón de tierra empapada de sangre encontraron, a la mañana siguiente, estampetas, libros, y algún zapato de los misioneros.

Luis Befaluy, vecino también de Costean, al pasar por aquel lugar tétrico y glorioso, conduciendo un camión en compañía de el Trucho, recogió de él este comentario espontáneo -El Trucho señalaba el lugar exacto, ocupado hoy por una cruz severa:
-Ahí fusilamos a los misioneros. Se pusieron allí de rodillas, y con los brazos en cruz, y gritaban: «¡Viva Cristo Rey! ». Así recibieron la descarga.
En una torre cercana, a unos cuatrocientos metros del lugar de la ejecución, otra familia, la de los Iglesias Sopena, que «estaban durmiendo al aire libre, por el gran calor, encima de la paja de la era, bajo la carrasca», que aún está, «oyeron el ruido de los vehículos, el camión de la muerte y unos cinco coches que iluminaban la carretera». «Venían de Barbastro -dice Manuel- disparando tiros». El perro de la torre empezó a ladrar. «Había muchos ejecutores; yo creo que entre treinta y cuarenta. Se oían las voces: jA descargar a los presos! ¡venga, bajad!"». «Fue la primera noche que se mató en aquellos lugares. Los presos venían en el camión, atados». «Recuerdo perfectamente que los misioneros gritaban: "¡Viva Cristo Rey!"». «Después de fusilarlos, los remataban con una pistola. Se oían los gritos de los mártires, que eran chicos jóvenes, y se lamentaban al morir».
Por encima de la torre se oían silbar las balas. «Vimos las luces de los vehículos. Ponían a los mártires en una fila, en el borde de la cuneta derecha de la carretera, bajando. En la izquierda se apostaron los milicianos». Disparaban de cara a El Pueyo.
-¡Ojo cómo se tira! -decía un dirigente.
«El camión marchó hacia abajo, por la vaguada ancha, y dio la vuelta. Lo pusieron de cara a Barbastro y empezaron a cargar a los mártires».
-¡Venga, que este tío pesa! -decía uno. -¡Mira, éste aún respira; así se joderá!
«A la mañana siguiente vinieron del Comité a tapar la sangre de la carretera. Nos dijeron que había trozos de sesos y sangreras». Echaron tierra con una media luna de carreteros. Los cadáveres fueron trasladados al cementerio de Barbastro, y arrojados en una zanja común que se obligó a abrir a los gitanos. Allí se descubrieron, años más tarde, y se identificaron, uno a uno, gracias al número de ropa personal que llevaban puesto y que coincidía con la lista con que el hermano sastre, en una comunidad numerosa, sabía las correspondencias, para pasar semanalmente la muda, y que se conservaron fielmente.
Entre la una y media y las dos «vinieron al salón unos milicianos para avisar» a los seminaristas argentinos, Pablo Hall y Atilio Parussini «que estuviesen preparados», que irían a buscarlos en auto y los llevarían a Barcelona. «El tiempo que quedaba de cárcel lo empleamos en rezar y en despedirnos de los 20 últimos hermanos nuestros. Con lágrimas en los ojos, y con mucha envidia, con amor y respeto, besamos aquellas manos y aquellas frentes que pronto serían premiadas con la más rica diadema del mundo: el martirio».
«Estábamos emocionadísimos, pero ellos estaban muy animados, con el ejemplo de los anteriores, y nos aseguraron que irían todo el camino cantando y dando "vivas" a Cristo Rey, al Corazón de María, a la religión Católica y al Papa». «Nos dijeron que cantarían el "Jesús ya sabes..." y el "Firme la voz, serena la mirada...", que sotto voce habíamos cantado y repetido en la cárcel».
-¡Qué pobres infelices son ustedes! -les dijo Ramón Illa a los argentinos- ¡No poder morir mártires por nuestro Señor!
No morirían mártires, pero serían testigos oculares de aquella grandiosa hecatombe de claretianos hasta el día trece de agosto. Ellos fueron los emisarios providenciales, correos vivos que transmitieron a toda la Congregación los hechos por dentro, y la última voluntad de los mártires.
A las cinco y media de la mañana los sacaron de la cárcel. A las seis subían al tren. Entre otras cosas, salvaron la Ofrenda última, con la firma de los últimos cuarenta mártires de las dos últimas sacas. Se la entregaron en Barcelona al P. Carlos Catá, misionero huido; con quien se tropezaron providencialmente.
En el salón, los 20 últimos misioneros estaban convencidos de que el 13 era su último día en esta tierra. Se creye- ron en el deber de dejar su testamento:

«Querida Congregación: Anteayer, día 11, murieron, con la generosidad con que mueren los mártires, seis de nuestros hermanos; hoy, 13, han alcanzado la palma de la victoria veinte/ y mañana/ catorce/ esperamos morir los veintiuno restantes. iGloria a Dios! íGloria a Díos! íY qué nobles y heroicos se están portando tus hijos, Congregación querida! Pasamos el día animándonos para el martirio y rezando por nuestros enemigos y por nuestro querido Instituto. Cuando llega el momento de designar las víctimas hay en todos serenidad santa y ansia de oír el nombre para adelantar y ponernos en las filas de los elegidos; esperamos el momento con generosa impaciencia, y cuando ha llegado, hemos visto a unos besar los cordeles con que los ataban, y a otros dirigir palabras de perdón a la turba armada: cuando van en el camión hacia el cementerio, les oímos gritar "¡Viva Cristo Rey!". Responde el populacho rabioso: "¡Muera! ¡Muera!", pero nada los intimida. ¡Son tus hijos, Congregación querida, éstos que entre pistolas y fusiles se atreven a gritar serenos cuando van hacia el cementerio "¡Viva Cristo Rey!". Mañana iremos los restantes y ya tenemos la consigna de aclamar, aunque suenen los disparos, al Corazón de nuestra Madre, a Cristo Rey, a la Iglesia Católica y a ti, Madre común de todos nosotros. Me dicen mis compañeros que yo inicie los ¡vivas! y que ellos ya responderán. Yo gritaré con toda la fuerza de mis pulmones, y en nuestros clamores entusiastas adivina tú, Congregación querida, el amor que te tenemos, pues te llevamos en nuestros recuerdos hasta estas regiones de dolor y de muerte.
"Morimos todos contentos sin que nadie sienta desmayos ni pesares; morimos todos rogando a Dios que la sangre que caiga de nuestras heridas no sea sangre vengadora, sino sangre que entrando roja y viva por tus venas, estimule tu desarrollo y expansión por todo el mundo. ¡Adiós querida Congregación! Tus hijos, Mártires de Barbastro, te saludan desde la prisión y te ofrecen sus dolores y angustias en holocausto expiatorio por nuestras deficiencias y en testimonio de nuestro amor fiel, generoso y perpetuo. Los Mártires de mañana, catorce, recuerdan que mueren en vísperas de la Asunción; jY qué recuerdo éste! Morimos por llevar la sotana y moriremos precisamente en el mismo día en que nos la impusieron".

”Los Mártires de Barbastro, y en nombre de todos, el último y más indigno, Faustino Pérez, C.M.F.".

¡Viva Cristo Rey! ¡Viva el Corazón de María! ¡Viva la Congregación! Adiós, querido Instituto. Vamos al cielo a rogar por ti. ¡Adiós, adiós!».

La muerte no llegó en la madrugada del 14, como les habían anunciado. Vivieron los misioneros una noche de sobresalto y de plegarias, capaz de destrozar los nervios al más templado. Su ejecución, su día, se trasladaba al sábado, día de la Asunción. Así lo creyeron definitivamente, porque nunca se fusilaba de día.
Sobre la medianoche del 14 al 15 estalló el griterío en la plaza. Llegaba el camión de las ejecuciones. Todos los testigos coinciden en la fecha y en los detalles. El carcelero del ayuntamiento, Andrés Soler, nos ha transmitido la liturgia que precedía y seguía cada una de aquellas masacres:

«Todas las noches que había saca de presos, antes y r después de las ejecuciones, se reunían los milicianos a beber cerveza en la galería de la cárcel que da al río Vero, y comentaban los incidentes».
Un joven carnicero, de 19 años, Mariano Lagüéns, tuvo que ir a los Escolapios, aquella noche, a trocear cuatro o cinco corderos. Dios permitió que fuese, también, testigo de la escena: un grupo de escopeteros irrumpió en el salón. Los misioneros se incorporaron. Los milicianos llevaban, como la antevíspera, cuerdas ensangrentadas. El cajero Torrente, que los capitaneaba, llamó a los misioneros por la lista. Leída la lista negra, en el salón, Torrente les preguntó, mientras revolvía un lío de cuerdas enrojecidas:

-¿A dónde queréis ir: al frente, a luchar contra el fascismo o a ser fusilados?
Se hizo un silencio espeso. Ir al frente era un eufemismo, todos lo sabían: significaba renegar de su fe y de su condición religiosa.
-Preferimos morir por Dios y por España.
Los ataron tan fuertemente, con alambres y torniquetes -dice un testigo presencial- que les saltaba la sangre de las muñecas y las manos. Y las cuerdas se volvían a empapar. Ninguno de ellos se quejó. Los amarraron de dos en dos, por los codos. Tropezaban al subir las escaleras y al pasar la puerta y salir a la plaza. En ella se les juntaron tres sacerdotes de Barbastro, atados también: D. Vicente Salanova, D. Mariano Albás y D. Vicente Artiga. Artiga iba chorreando sangre por la mandíbula derecha. La gente de la plaza estaba sobrecogida, al verlos tan jóvenes. El camión estaba custodiado estratégicamente: junto a la cabina, un miliciano pistola en mano, que no dejaría de apuntarles en todo el viaje; en los ángulos de la plataforma, otros con escopeta.
Antes de subir, Mariano Abad los detuvo y les brindó otra oportunidad:


-Os vaya proponer un trato; no creáis que os engaño. Si venís a luchar contra los fascistas y renunciáis a vuestra religión, os perdonamos la vida.
Nadie contestó. El Enterrador volvió a insistir. Y, al fin, al ver que nadie se movía, estalló entre blasfemias:
-¡Qué lástima que estos hombres tan bragados no vengan a luchar con nosotros! Se han acabado las contemplaciones. ¡Que no se vuelva a repetir lo del grito de ¡Viva Cristo Rey! Como lo vuelva a oír, os machacaremos la cabeza.
Al ir en parejas, no era difícil romper el equilibrio, al subir al camión. Manos de hierro los sujetaban por los lados, y los empujaban hacia aquella caja espantosa, que resonaba como un inmenso ataúd. Caían de cualquier manera, en montón. Tenían que avanzar luego hacia la nuca de la cabina, para dejar paso a los que seguían. Poco a poco, a empujones, entraron los últimos. Los milicianos alzaron la zaga del camión y lo acerrojaron. Mariano Abad dio la orden de arrancar. Al iniciarse la bajada por el Rollo, hoy calle de la Academia Cerbuna, se oyó un grito en el camión, que trepanó la noche, la voz de Faustino Pérez:

-¡Viva Cristo Rey!
Los veinte misioneros y los tres sacerdotes diocesanos, carearon:
-¡Viva Cristo Rey!

Mariano Abad ordenó al chófer parar el vehículo. Se encaramó a la plataforma del camión y «golpeó a los misioneros con la culata de un fusil». Los golpes se hundieron en el cráneo de Faustino. Otro de los seminaristas se lamentó en catalán:
-Mare meva!
A la bajada del Rollo, los vivas, los gritos y las amenazas convirtieron la calle en una algarabía ensordecedora.
-¡Viva el Corazón de María!
-¡Viva la Asunción! ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva el Papa!

El camión, con aquella sagrada carga, descendió hasta el Coso y se dirigió a la carretera de Sariñena. A poco de pasar el kilómetro 3, ente curvas retorcidas, baches y repechos, apareció el hondo valle de San Miguel, desolador. La carretera, antes de cruzarlo, formaba un ángulo recto, cuyo vértice se apoyaba en un estrecho ribazo; era la finca de Pueyo, el Val Martín.
«Los echaron al suelo como fardos». El automóvil de los dirigentes, con los faros levantados, iluminaba aquella escena dantesca. Los misioneros trataban de incorporarse, de abrir los brazos en cruz, arrodillados, repitiendo sus jaculatorias y su perdón.
El grito de «¡Viva la Asunción!» lo oyeron, desde su torre jaqueta, Antonio Pueyo y sus tres compañeros de siega. No lo olvidaron nunca. Antonio estaba subido a las falsas, asomado en el ancho ventanal, a menos de doscientos metros de la escena de los fusilamientos, digna de Goya. Oyó y vio los golpes, la caída en masa como «sacos o costales» de los claretianos sobre aquella tierra suya, junto a la carretera.

Le llegaban y Ilagaban los gritos de los anarquistas y los últimos vivas de los seminaristas. Oyó también la última oferta de El Enterrador. Crepitaron los fusiles. El grupo de ajusticiados se derrumbó. Nuevas descargas, cerradas, para sofocar los últimos gritos, apagados. «Desde que bajaron del camión hasta que murieron -dice un testigo- no dejaron de rezar jaculatorias». Y poco después, los tiros de gracia. Se conocía así, matemáticamente, hasta de lejos, el número exacto de mártires de aquella noche.
«Murieron firmes en la idea; y aun después de fusilados, entre los últimos estertores, decían aspiraciones y continuaban con el crucifijo en la mano, hasta que a la fuerza se lo quitaban. Otros llevaban el rosario».

Al día siguiente, varios campesinos se acercaron al ribazo empapado, y vieron restos de los misioneros, revueltos entre la tierra y la sangre: armazones, varillas y cristales rotos de sus lentes, rosarios, escapularios medio deshechos, sucios de sangre, trozos de ropa, astillas, casquillos metálicos, medallas...

Antonio Pueyo encontró una cartera y, en ella, una estampa con un nombre al dorso: «Sebastián Riera, C.M.F». Salvador Fajarnés oyó decir -luego- en el Comité que «los jóvenes (seminaristas) se hubieran podido salvar, todos, dejando la sotana y renegando de su fe».

«Un día de aquellos, -dice Luis Iglesias Sopena, en 1992- pasamos con carros cargados de trigo, y la primera de las caballerías, que era muy buen caballo, al llegar al sitio y oler la sangre humana reciente -hacía sólo cinco horas que habían fusilado a los misioneros- no quería pasar, como espantada. Se quería volver atrás. Le tuve que pegar con el ramal».

El 18 de agosto, martes, caían en el mismo lugar, los dos últimos seminaristas, Jaime Falgarona y Atanasio Vidaurreta, que completaron la corona gloriosa de los cincuenta y un mártires misioneros claretianos de Barbastro. Habían estado, como enfermos, junto con el Hermano Joaquín Muñoz, en el hospital, desde la tarde del 20 de julio. Los médicos alargaron su permanencia lo que pudieron, porque sabían que estaban condenados. Al fin, el 15 de agosto, por la tarde, les dieron de alta y fueron a ocupar una celda en la cárcel. El H. Muñoz se pasaba el día rezando rosarios. Al verlo tan achacoso, herniado, el día de la ejecución, dijeron en voz alta dos milicianos:

-¿Qué vamos a hacer con este trasto? y lo apartaron.
Falgarona y Vidaurreta rindieron sus vidas bajo los faros cegadores, en el mismo lugar que sus hermanos. Antonio Pueyo lo confirmó, porque se lo dijo Florencio Salamero, el hijo de la muda, del Comité Antifascista de Barbastro. Francisco Santaliestra Carrera, de Costean, y testigo ocular de las matanzas, da un detalle espeluznante:
«Un día, fusilaron a tres y estuvieron los cadáveres hasta las ocho de la mañana. Quedó un rastro grande de sangre, tan grande que hicieron venir a uno para que picase la tierra». «La cruz que han levantado luego -el monumento a los mártires- está, exactamente, en el sitio en que estuvo la sangre».


El Museo
En Barbastro existe un museo dedicado a los Mártires Misioneros donde se encuentran los restos y recuerdos de los 51claretianos asesinados. Es especialmente impresionante la cripta con los restos óseos donde se pueden apreciar los agujeros de balas en los cráneos. También encontraremos en este museo objetos y recuerdos de la GCE en Barbastro así como tres salas anexas dedicadas a San Antonio María Claret y a la Congregación Claretiana.
Es posible visitar el museo de Martes a Domingo (cerrado los Lunes) con horario de 10 a 13 por las mañanas y de 16 a 20 por las tardes.
Su dirección es c/. Conde, 4 22300 Barbastro y el Tlf. 974-311146.

20 comentarios

Raquel -

Estoy sobrecogida ante tanto sufrimiento y ante tanto amor. Creo que solo en el cielo sabremos la inmensa obra que estos mártires de la guerra civil hicieron en la tierra al morir y al perdonar a sus enemigos. Gracias por la información.

Chus el Palomero -

Para mas información martiresdebarbastro.org

enrique vallejos -

desde Chile: agradesco encontrar este relato...educativo e impresionante;más hoy día en que vuelven a asomarse por todas partes fanatismos de intolerancia.Pero ¿Por que no hacen peliculas o reportajes o recreaciones en video sobre esto? me imagiono darlas aqui en Chile sería un exitaso...mostrar la realidad. Gracias

P.Pedro Crisólogo Picas osb, -

Durante el mes de Julio y Agosto fueron asesinados 23 monjes de Montserrat por diferentes comités locales. Todo sin juicio.

Jorge Español Fumanal -

El relato del martirio de los claretianos de Barbastro me ha conmocionado. No fueron aragoneses quienes los fusilaron, nunca lo hubiesen hecho,porque sabían de sus buenas obras y de su gloriosa misión, sino miembros de la CNT de Barcelona. Esperemos que sean muy pronto canonizados todos y especialmente el Sr. Obispo de Barbastro (al que le cortaron sus gónadas masculinas en vivo) y el Sr. Obispo de Cuenca Monseñor Laplana y Fumanal que está ya beatificado. Esto sí que es Memoría Histórica y habría que enviarle a Zapatero todos los días un relato de éstos para que vaya haciendo memoria.
Muy bien esta web. Felicitaciones.

brado -

El Santo Padre se ha dirigido al Cardenal José Saraiva Martins, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, para que promulgue los decretos correspondientes a diversas causas de canonización y beatificación, entre ellas, las de varios españoles, 53 de los cuales mártires de la Guerra Civil española, la mayor persecución de la historia universal contra la Iglesia propiciada por el Frente Popular bajo la dirección del PSOE.

Son los siguientes: el Siervo de Dios Mariano de la Mata Aparicio, español, sacerdote profeso de la Orden de San Agustín (1905-1983); y de Margarita María López de Maturana, española, fundadora del Instituto de las Hermanas Mercedarias Misioneras (1884-1934).

Los 53 futuros beatos españoles, mártires de la persecución religiosa son los Siervos de Dios Cruz Laplana y Laguna, obispo, español (1875-1936) y Fernando Español Berdié, español, sacerdote diocesano (1875-1936); Narciso Esténaga Echevarría, español, obispo (1882-1936) y diez compañeros; Liberto González Nombela, español, sacerdote diocesano (1896-1936) y doce compañeros del clero diocesano; Eusebio del Niño Jesús (en el siglo Ovidio Fernández Arenillas), español, sacerdote profeso de la Orden Carmelita (1888-1936) y 15 compañeros de la Orden Carmelita; Félix Echevarría Gorostiaga, español, sacerdote profeso de la Orden de los Frailes Menores (11893-1936) y seis compañeros de la Orden Franciscana. Teodosio Rafael (en el siglo Diodoro López Hernández), religioso profeso de la Institución de los Hermanos de las Escuelas Cristianas (1898-1936) y tres compañeros Hermanos de las Escuelas Cristianas. Entre los nuevos beatos se encuentra Fray Félix de la Virgen del Carmen, OCD (en el siglo Luis Gómez de Pablo) tío carnal de nuestro colaborador el P. Luis Gómez Jaubert al que felicitamos por tan fausto acontecimiento.

Berta D. -

«No murieron por una ideología»
Beatificados.
Los españoles forman parte del gran grupo de mártires de la persecución de 1936 durante la que fueron sacrificados casi siete mil sacerdotes y religiosos. Siete pertenecen a la Orden de los Agustinos Recoletos; el otro era el cura párroco de Motril (Granada), localidad en que se encontraba el convento de los agustinos.
El drama se realizó en tres actos. El día 25 de julio de 1936, una semana después de que comenzara la guerra civil española, los revolucionarios asaltaron el convento y sacaron, por la fuerza, a los cinco frailes que allí se encontraban (Juan Benigno Moreno, León Inchausti, Deogracias Palacios, José Rada, José Ricardo Díez). Les llevaron a una de las calles principales y, después de exigirles inútilmente que renunciaran a su fe y que se unieran a sus filas, les fusilaron frente a la gente, que veía aterrorizada la escena macabra desde sus casas.

Al día siguiente, entre gritos e insultos, fusilaron, en el atrio de la iglesia de la Divina Pastora, donde se habían refugiado y habían pasado la noche en oración, al párroco Manuel Martín y otro padre agustino, Vicente Pinilla. Acababan de celebrar la Eucaristía.

El padre Vicente Soler, que se encontraba en el coro cuando asaltaron el convento, en un primer momento logró escaparse, pero el 29 de julio fue encerrado en la cárcel de Motril. Allí se convirtió en el ángel de los prisioneros: les consolaba, les infundía valor, les invitaba a rezar. Nueve días antes del martirio, comenzó una novena a la Virgen con ellos. En la noche del 14 de agosto, un soldado comenzó a llamar a los condenados a muerte. Al igual que el padre Maximiliano Kolbe, el padre Soler pidió que le ejecutaran en sustitución de otro condenado, padre de ocho hijos. Su petición no fue aceptada, pues el soldado sabía que él también sería asesinado más tarde. Junto al religioso, llevaron a otras 17 personas a pie hasta el cementerio para fusilarlos. Los pusieron en fila. El padre Soler, mientras esperaba su turno, impartía la absolución a todos los prisioneros que desfilaban, uno tras otro, para colocarse frente al muro. Absolvió también al prisionero número once, un joven de la Acción Católica que sobrevivió a la ejecución y que, años después, pudo revelar lo sucedido al tribunal eclesiástico encargado de llevar adelante esta causa de beatificación.
Estos ocho mártires eran hombres sencillos, ajenos a toda intriga política, entregados a su vocación. El padre Soler había aceptado el cargo de ser Superior General de los Agustinos Recoletos sólo para poder consagrar esta Orden a la Virgen. Una vez realizada la consagración, renunció a su encargo. El padre Pinilla bendijo a quienes le dispararon en el momento de su muerte. Uno de ellos declaró: Nunca más dispararé contra nadie. Si es verdad que existen los santos, éste es uno de ellos.


javier -

71 hermanos hospitalarios de San Juan de Dios y 51 claretianos de Barbastro (Huesca), asesinados en distintos grupos a lo largo de 1936.

Anónimo -

26 religiosos pasionistas de la Comunidad de Daimiel (Ciudad Real), martirizados entre julio y octubre de 1936.

Santiago N. -

Esta es la Republica de la tiene nostalgia nuestro Presidente del Gobierno del PSOE Rodriguez Zapatero y esta es la República que defendió su abuelo.

Daniel Gerona S. -

Septiembre 1936.

Día 1.- Paterna (Valencia).- Asesinado el sacerdote Alfonso Sebastiá Viñals (nacido en Valencia el 27/5/1910).

Carabanchel Alto (Madrid).- Fusilados 12 religiosos de San Juan de Dios en el hospital que llevaban.

Valencia.- -Asesinados los vecinos de Carlet JuanBarés Primo (de Acción Católica) y Enrique Luis Nogués (presidente de DRV de Carlet).

Madrid.- Asesinado el capellán del Cementerio del Este Norberto García Romero.

Madrid.- Comienza a publicarse la revista El Mono Azul dirigida por Rafael Alberti y María Tersa León. En sus números se hacía escarnio de la religión católica e incluso se hacía burla de las oraciones de los sacerdotes que eran fusilados por los milicianos.

Madrid.- Delante de niños milicianos del Ateneo Libertario de Vallecas fusilan a las hijas de la Caridad de la Casa de la Misericordia Dolores Caro, Andrea Calle y sor Concepción Pérez (la primera en el lugar conocido como los Toriles y la tercera en el pozo del Tío Raimundo). Son actualmente beatas y conocidas como las mártires de Vallecas.

Madrid.- Varios guardias de asalto al mando de un teniente (con una autorización de la Jefatura de Policía) se llevan del asilo de epilépticos de San José en Carabanchel Alto a varios religiosos que son fusilados en Charco Cabrera. Loa actuales beatos mártires se llamaban Cristino Roca, Proceso Ruiz, Eutimio Aramendia, Canuto Feanco, Dositeo Rubio, Cesáreo Niño, Benjamín Cobos, Carmelo Gil, Cosme Brun, Cecilio López, Rufino Laceras y Faustino Villanueva. Ante el avance de los nacionales los republicanos disparaon sobre los enfermos que dejarons abandonadso en las aceras muertos.

Valencia.- Asesinado a los 42 años el vecino de Carlet, Juan Barés Primo.

Día 2.- Tarragona.- El diario Libertad, órgano de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) afirma: \"Hoy actúa por primera vez en Tarragona el Tribunal Popular. Los procesados de probada actuación son cinco ... Por lo tanto es necesario que el Tribunal Popular haga justicia. Que, de no hacerla, el pueblo de Tarragona les sabrá dar la merecida respuesta. Nosotros creemos que solamente se les puede aplicar una pena: la de muerte.\" Por su puesto, fueron fusilados todos los acusados de ese día.

San Esteban de las Cruces (Asturias).- Asesinados 21 detenidos que iban desde Gijón supuestamente a integrase en una Brigada penal.

Onteniente (Valencia).- Asesinado el labrador José Coll Belda cuando por la noche regaba la huerta de su padre anciano.

Día 3.- San Martín de la Vega (Madrid).- Asesinado el párroco Ildefonso Monterrubio García.

Día 4.- Teulada (Alicante) Asesinado el cura regente de Calpe Francisco Sendra Ivars (nacido en Benisa el 23/4/1899).

Bechí (Castellón).- Milicianos fusilan a 26 vecinos de Onda.

Toledo.- Siguiendo órdenes verbales del presidente José Giral (según figura en el acta oficial) milicianos se incautan de la mayor parte del tesoro catedralicio, gran parte del cual desapareció.

Montcada y Reixac (Barcelona).- Asesinado el abogado carlista de 24 años Lorenzo Alier Espada.

Santa Magdalena de Pulpis (Castellón).- Asesinado el comerciante tradicionalista de 73 años Antonio Aixa Martorell, nacido en Peñíscola.

Día 5.-Fuenterrabía (Guipúzcoa).- Asesinados varios presos en el fuerte de Guadalupe.

Ulldecona (Castellón).- Asesinada la anciana de 61 años de sus labores, Vicenta Beltrán Ferreres. Su hermano Miguel había sido asesinado el 19 de julio en Alcora.

Carcagente (Valencia).- Asesinado el peón municipal de 55 años Bautista Bas Picornell.

Día 6- Carcagente.- Asesinado por milicianos republicanos el constructor católico beatificado Pascual Torres Lloret padre de cuatro hijos (nacido en Carcagente el 23/1/1885), debido a que iba dando la comunión a escondidas por casas de católicos.

Gata de Gorgos (Alicante).- Asesinado el coadjutor de Benisa Diego Llorca Llopis (nacido en Oliva el 2-7-1896).

Barcelona.- Asesinados las salesianas Carmen Moreno Benítez (nacida en Villamartín, Cádiz) y Amparo Carbonell Muñoz (nacida en Alboraya, Alboraia, Valencia, el 9/11/1893.

San Sebastián (Guipúzcoa).- Asesinado el intelectual navarro carlista Víctor Pradera Larrumbe.

Almazora (Castellón).- Asesinado el sacerdote de 67 años Vicente Albiol Bort, nacido en Villarreal en 1869.

Alcalá de Chivert.- ASeinado el campesino de 38 años Cosme Beltrán Monfort.

Día 7.- Alcoy.- Asesinado en un lugar no determinado Marino Blanes Giner. Nacido en Alcoy, el 17/9/1888, estaba casado con Julia Jordá Lloret tenía nueve hjios. Era carlista y de la Adoración Nocturna. En 1917 fundó un Centro Instructivo Católico. Durante la REpública evitó el incendio de la parroquia de San Mauro y San Francisco. Había sido detenido el 21 de julio.

Día 8.- Castellón.- Asesinado con una bayoneta el franciscano Pascual Fortuño Almela (nacido el 5/3/1886 en Villarreal, Castellón), era franciscano del convento del Santo Espíritu del Monte de Gilet (Valencia), que se había refugiado en varias casas hasta hacerlo en la de su hermana, donde fue detenido el día 7 (a su hermana al ser detenido le dijo que \"se cumpla la voluntad de Dios\" y a su madre del hijo al ir a casa de su hermana que no llorase por él \"pues cuando me maten tendrás un hijo en el cielo\". Fue asesinado de madrugada en la carretera entre Castellón y Benicasim, cuyo resto de miembros fue asesinado otros días.

Buñol (Valencia).- Asesinadas las hermanas de los Ancianos Desamparados Josefa de San Juan de Dios Ruano García (nacida en Berja, Almería, el 8/7/1854) y Dolores de Santa Eulalia Puig Bonany (nacida en Berga, Barcelona, el 11/7/1857).

Día 7.- Campanario (Badajoz).- Fusiladas varias personas, de las que dos lograron sobrevivir e intentar escapar por el monte. Horas después son localizados por los milicianos que los rematan.

etc. etc. etc. etc.......

Daniel Gerona S. -

Día 28.- Asesinado el capuchino José Ample Alcaide (nacido el 3/2/1896), que fue director de los jóvenes capuchinos en Orihuela, profesor en el seminario.

Asesinado el capuchino José Ferrer Adell, (nacido en Albocácer, Valencia) el 23/41879).. Fue superior de varios conventos en España y en Colombia.

Paterna (Valencia). Asesinado el pirotécnico católico (hoy patrono de los pirotécnicos) Juan Bautista Faubel Cano (nacido en Liria, Valencia, el 3/1/1889.

Moncada (Valencia).- Asesinado el trabajador de la yutera de Vinalesa, sindicalista católico y padre de seis hijos Arturo Ros Montalt (nacido en Vinalesa el 26/10/1901).

Orellana la Vieja.- Asesinados en el cementerio 31 vecinos de Navalvillar de Pela.

Talarrubias (Badajoz).- Guardias de Asalto y milicianos a las órdenes del capitán Carlos Rodríguez Medina sacan de la ermita del Carmen a 29 detenidos y los fusilan en el cementerio viejo. Medina ya actuó en Castuera el día 25 de julio y siguientes con otros crímenes, actuando el mismo en Villanueva de la Serena el 30 de julio y Zalamea de la Serena el día 12 de agosto sin que ningún tipo de autoridad de la zona actuase contra él).

Utiel (Valencia).- Asesinados Nicasio Requena Villar (labrador de 77 años), Antonio Ocio Gisbert (químico de 49 años) y Cipriano Valero Iranzo (sacerdote de 49 años).

Madrid.- Decreto del Frente Popular por el que las personas pueden ser juzgadas en rebeldía (es decir ausentes) lo que significa que sin defensa se apropian de sus bienes.

Madrid.- Asesinado Luis Ceñal Lorente en la carretera de Barajas (sólo tenía 15 años y sus hermanos Carlos, José María y Justo murieron en julio y agosto, el último en el Cuartel de la Montaña)

Alboraya (Valencia).- Asesinado a los 80 años el labrador vecino de Masamagrell Bautista Redolat Chisbert.

Día 29.- Castellón. Milicianos de madrugada asaltan el buque prisión Isla de Menorca y sacan a los presos (cincuenta y seis) que fueron maniatados por parejas, desembarcados y asesinados en el mismo puerto. Entre los muertos está Francisco Javier Bosch Marín (abogado de 62 años y diputado a Cortes en 1931 y 1936, concejal de Valencia, ex subsecretario de Comunicaciones y de Obras Públicas, consejero de DRV, que fue detenido cuando intentaba huir de Valencia), Carlos Lago Mas Llorens (periodista de 35 años y director del Diario de Castellón), el capitán y jefe de la Comunión Tradicionalista de Castellón de 40 años José Gómez Aznar, José Pascual Viciano (fue alcalde con Miguel Primo de Rivera), Manuel Cosín Fabregat (vocal de la Cámara de Comercio de Castellón), el agricultor Juan Mut Armengol (concejal en mayo de 1936), el abogado Manuel Breva Perales (diputado provincial de Castellón), el jornalero tradicionalista Jaime Rodríguez Agost, el sacerdote José López Asins, el periodista José Fidel Fuentes Colom, el sacerdote Guillermo Beltrán Monferrer, el conductor o chofer Emilio Comín Nicolau (19 años), el carlista Julio Adell Abad empleado de 34 años (su hermano Manuel fue asesinado el 2 de octubre), Ramón Agustí Martínez (soltero y secretario de la Juventud CaTradicionalista), Juan Antonio Albiol Chaler (labrador carlista y soltero de 28 años) y su hermano Manuel Albiol Chaler (también labrador y soltero de 24 años), el comerciante José Balaguer Olucha, Carlos Bellido Rubert (linotipista de El Siglo Futuro), su hermano Vicente Bellido Rubert (empleado del Registro de la Propiedad) y otros más.

Almería.- Se constituye el Tribunal Popular rojo que dicta muchas penas de muerte, incluso a personas que juzga en \"rebeldía\" porque habían sido ya asesinadas por ellos.

Valencia.- Asesinado José Corbí Cerdá (44 años y periodistas del Diario de Valencia) y los militares Luis Avellán Lloria y Antonio Milio Julve. Asesinado el labrador carlista de Mislata Alberto Barberá Arnal.

Foyos - Foios (Valencia).- Asesinados varios afiliados a DRV de Vinalesa (Valencia) entre ellos el alcalde de Vinalesa Manuel Rodrigo Barrachina (labrador).

Día 30.- Bilbao. Asesinado el sacerdote Vicente Cabenes Badenas (nacido en Torrente en 1908).

Asesinado el capuchino José Ferrer Adell (Joaquín de Albocácer, Albocasser, nacido en 1879), de la comunidad de Masamagrell (Valencia).

Almería.- Asesinados el obispo de Guadix, Manuel Medina Olmos y el obispo de Almería, Diego Ventaja Millán, en el lugar llamado Barranco del Chisme, entre Félix y Vícar. Ambos habían estado prisioneros en el buque prisión Astoy Mendi en el puerto de Almería donde fueron vejados. Sus cuerpos fueron quemados con gasolina y abandonados y hasta que unos campesinos los enterraron.

Azuaga (Badajoz).- Se organiza una caza con 21 presos a los que sueltan atados y cazan los milicianos a tiros como conejos. Días previos los milicianos del frente Popular formaron un tribunal y torturaban a personas a quienes pretendían obligar a blasfemar, al juez le partieron la espina dorsal, a Plácido Alejandre Moreno le destrozaron la cara de un tiro y le echaron estiércol en la herida y dejaron medio enterrado en el cementerio, a Fernando Morillo (fabricante de harinas) le apalearon y torturaron y mutilaron aplicándole descargas eléctricas. Degollaron a José Moya. Mataron a palos a José Antonio Castillo y mataron entre otros a Juan Ortiz y José Martín a tiros.

Valencia.- Asesinados los tenientes de ingenieros Luís y José Verges y de Escofet.

San Sebastián de los Reyes (Madrid).- Asesinado el párroco Ramón Esteban Jorro.

Día 31.- Asesinado el capuchino Bernardo de Lugar Nuevo de Fenollet (José Bleda Grau) nacido el 23/7/1867.

Málaga.- Asesinados en el cementerio 53 presos sacados de la cárcel y 50 personas detenidas en la ciudad.

Galapagar (Madrid).- En el puente de Galapagar es asesinado el general de carabineros José de Diego Abadía, al que el gobierno por D.23/7/36 había simplemente cesado.

Jaraco (Valencia).- Asesinado el presbítero de 35 años de Benifairó de la Valldigna Juan Caballero Ferrando. y el sacerdote de Játiva José Soldevilla Montaner.

Daniel Gerona S. -

Día 24.- Se publica el decreto de creación de Jurados Populares, los cuales estaban formados principalmente por representantes del Frente Popular que en un proceso simple condenaba a muerte o reclusión perpetua.

Fuencarral (Madrid).- En una saca de cárcel de Ventas son asesinados Agustín Merino Hernández, Carlos Cancela Pérez y Manuel Montalvo Hinojosa.

Moncada (Valencia).- Asesinado a los 44 años el vecino de Masamagrell don Juan Bautista Carbonell Richastor (dejando viuda e hijos).

Segorbe (Castellón).- Aseinado el sacerodte José Marcos Calvo Guillamón, beneficiado coadjutor en Liria, donde fue respetado incluso por los milicianos pero al ir a su pueblo, Torralba del Pinar, al pasar por Segorbe fue reconocido como cura y asesinado a los 71 años.

Día 25.- Esplugues.- Asesinado el salesiano Félix Vivet Trabal (nacido en San Félix de Torelló, Barcelona, el 23/1/1911.

Tarragona.- Fusiladas 60 personas.

Barcelona.- Asesinado por milicianos anarquistas en la carretera de la Arrabasada el periodidaas catalanista Josep María Planes (tenái 7 tiros en el parietal izquierdo).

Masamagrell (Valencia).- Asesinado el vicario de la parroquia de Santa María de Sagunto José Lerma Martínez.

Valencia.- Es asesinado el vecino de Masamagrell Francisco Llorens Molins (hornero de 55 años).

Castellón.- Es asesinado el sacerdote Guillermo Beltrán Monferrer, de Ares del Maestre. Estaba adscrito a Santa María, de Castellón. El día 25 fue detenido en su caso por ser sacerdote. Le encerraron en el Palacio Episcopal de Castellón, que las tropas republicanas habían convertido en carcel. Fue sometidos a duros interrogatorios (qué podría saber un sacerdote¡¡). Murió negando la venganza y aclamando a Cristo rey.

Día 26.- Bonielles (Asturias).- Por la noche es incendiada la parroquia muriendo todos los detenidos que dentro tenían los milicianos.

Quart de Poblet (Valencia).- Asesinados Juan Bautista Valldecabres Rodrigo (fue diputado provincial, presidente de la Diputación Provincial, director del Hospital provincial, diputado a Cortes en tres legislaturas, senador del Reino, presidente de la Cámara de la Propiedad Urbana, consejero de la Sociedad de Aguas Potables y de la Junta de Obras del Puerto, socio honorario de la Escuela de Artesanos, socio protector de la Asociación de la Prensa de Valencia y consejero de la DRV en 1935), Enrique Trénor Despujols (conde de la Vallesa de Mandor y de Noroña, miembro de la Congregación de la Inmaculada, de la Real Cofradía de Ntra. Señora de los Desamparados, gentilhombre de cámara, con ejercicio y servidumbre del rey Alfonso XIII, así como miembro de la Asamblea delegada de DRV) y Conrado Díaz Martínez.

Sot de Ferrer (Valencia).- Asesinados varios afiliados a DRV de Sagunto y el jefe local falangista Francisco Besols Pérez (estudiante de 20 años).

Algar del Palancia (Valencia).- Asesinados varios miembros de DRV de Sagunto (esta ciudad tuvo varias decenas de asesinados de DRV cuyo líder Luis Lucía curiosamente colaboró en frenar el Alzamiento en Valencia pese a lo que cientos de personas de DRV fueron asesinados por milicianos del Frente Popular republicano), entre ellos cae Baltasar palanca Masiá, de 51 años que tuvo varios cargos en el ayuntamiento de Sagunto y que fue su alcalde impulsando la modernización de la ciudad y su mejor escolarización, perteneció a Unión Patriótica con Primo de Rivero).

Masamagrell (Valencia).- Asesinado Salvador Bañón Carbonell (de 52 años), cuya esposa falleció el año 2000 y reposa junto a él. Su hermano Bautista fue asesinado el día 21.

Oropesa (Castellón).- Sacerdote de 42 años. Se dedicaba a la enseñanza. En julio regresó a Villarreal, su pueblo natal, siendo detenido en la estación. Al ir a ser asesinado regaló su reloj al miliciano que le iba a matar.

Día 27.- Asesinado el capuchino Alejandro Mas Ginestar (nacido el 13/12/1877), médico Benjamín Aleixandre Romero, el estudiante Francisco Gil Pitarch o José Gómez Pérez (60 años).

Picasent - Picassent (Valencia).- Asesinado el párroco de Turís (Valencia) Fernando González Añón (nacido en Turís el 17/2/1886) .

Bétera (Valencia) .- Asesinado en la carretera Godella a Bétera Ramón Martí Soriano Regente de Vallada (nacido en Burjasot, el 7-X-1902).

Llosa de Ranes (Valencia).- Asesinado Antonio Vidal Micó, párroco de Patraix (Valencia).

Quart de Poblet (Valencia).- Asesinados Salvador Beneyto Verdú (43 años) y Manuel Manglano Urruela (29 años y teniente de complemento de la Escolta Real, caballero de la Orden Militar de Montesa y del Cuerpo de la Nobleza Catalana, representante de la Compañía Transatlántica de Vapores.

Algimia de Alfara (Valencia).- Asesinados numerosos partidarios de DRV de Sagunto como el antiguo concejal con la monarquía Ricardo Ribelles Lluesma (36 años y médico), el estudiante Rafel Gonzálbez Herrero, el abogado Teodoro Torrejón Llorens o el empleado Siméon Ruiz Villaplana.

Peñíscola (Castellón).- Asesinado el sacerdote Manuel Calduch Rovira. Era coadjutor en Alcalá de Chivert.

Daniel Gerona S. -

Día 22.- Asalto de milicianos republicanos (principalmente anarquistas de la CNT) con la pasiva autorización de la autoridad de la zona roja a la Cárcel Modelo de Madrid con la liberación de presos comunes y el asesinato de numerosos políticos de derechas o falangistas, como Melquíades Álvarez, José María Albiñana Sanz, Fernando Primo de Rivera, el general Osvaldo Capaz Montes (el general Capaz fue quien tomó posesión del territorio de Ifni para España), el aviador falangista del vuelo Plus Ultra Julio Ruiz de Alda, los ex ministro y diputados José Martínez de Velasco, Manuel Rico Avello y Ramón Álvarez Valdés, el ex comunista y actual falangista Enrique Matorras y el militar José Fanjul Sedeño, entre otros. Fue efectuado principalmente por miembros de la checa oficial de Fomento y la tarea encomendada a Felipe Emilio Sandoval (alias Doctor Muñiz, atracador que salió de la cárcel días antes) con la ayuda de milicianos de la checa del Cine Europa. Comenzó como un registro anarquista el día 21 y la matanza continuó el día 23. Se buscó como excusa un incendio que fue provocado por presos comunes que exigían la libertad. Ante los incidentes acudieron a la prisión el Director General de Seguridad y prisiones, Manuel Muñoz, y el ministro de gobernación (actualmente de Interior), general Sebastián Pozas, que no tomaron ninguna medida y dejaron seguir los crímenes. Los bomberos apagaron el fuego, los milicianos dejaron en libertad a los presos comunes, hicieron salir a los funcionarios de prisiones y comenzó la matanza. Seis presos políticos fueron ametrallados desde fuera de la cárcel por anarquistas al mando de Sandoval. En la cárcel los milicianos montaron un \"tribunal\" al que a empujones llevaron en primer lugar a los presos políticos Albiñana, Melquíades Álvarez, Fernando Primo de Rivera, Ruiz de Alda, Martínez de Velasco y Rico Avello, a los que condenaron a muerte en una parodia judicial y allí mismo los ejecutaron, yendo a continuación varios milicianos socialistas de la Motorizada y ejecutaron a once más. Al día siguiente (23) tuvieron a los presos políticos en el patio al sol y sin agua (un miliciano les tiraba pan al patio y disparaba sobre el que se acercaba a cogerlo). Fueron fusilados otros más (como el capitán Ordiales, el capitán e hijo del general Fanjul, el general Capaz y al general Villegas que estaba en la enfermería. La matanza realmente continuó con las grandes sacas de noviembre (principalmente al genocidio de Paracuellos del Jarama).

Málaga.- Asaltada la prisión provisional con varios asesinados por milicianos. El asalto se repitió los días 31 de agosto y 20 y 24 de septiembre.

Málaga.- Cuarenta y seis personas son asesinadas en pleno día en el cementerio en represalia por el bombardeo de la CAMPSA (unas fueron elegidas de una lista y otras al azar).

Castuera (Badajoz).- Mueren calcinadas 24 personas elegidas por el Comité de Milicias.

Albacete.- Llegado un tren con milicianos piden fusilamiento de presos por lo que el gobernador fue a la cárcel a hacer una lista y en el cementerio en dos tandas se fusiló a 52 personas.

Ciudad Real.- Asesinado el obispo de Ciudad Real, Narciso de Esténaga Echeverría, y un capellán, que fueron sorprendidos en un domicilio particular. Cayeron asesinados en las cercanías de Peralvillo del Monte (a orillas del Guadiana) y a ocho kilómetros de Ciudad Real.

Toledo.- Milicianos enfadados porque un avión rojo equivocó el lanzamiento de bombas sobre el Alcázar y cayeron sobre ellos, se fueron a la cárcel donde cogieron las listas y llamaron a 70 presos. Los ataron de dos en dos y los llevaron por el paseo del Tránsito y San Juan de Reyes hasta la Puerta del Cambrón (la columna de víctimas iba rezando el rosario). Unos se quedaron en la parte exterior de la puerta y otros en la Fuente del Salobre. Frente a los grupos pusieron unas ametralladoras y unos automóviles para iluminar y los asesinaron, muriendo el deán de la catedral, doctor Polo Benito y Luis Moscardó, hijo del coronel Moscardó, defensor del Alcázar, once maristas y diez sacerdotes.

Madrid.- La Gaceta de Madrid publica el decreto de depuración de Unamuno como catedrático de la Universidad de Salamanca.

Pobla de Vallbona (Valencia).- Asesinado el guardia municipal de Paterna de 60 años Salvador Barbeta López.

Torreblanca.- Aseinado el sacertote Diego Albert Sanz nacido en Alcalá de chivert. Estaba en Valencia ampliando estudios y se refugió en la consulta de un médico amigo, donde fue detenido a las seis de la mañana.

Moncófar (Castellón).- Aseinado el religioso carmelita Manuel Alcaraz Llop, de Villarereal. Era organista en Castellón y profesor de música del Colegio Teresiano. A finales de julio llegó a casa de sus padres en Villarreal. Al anochecer del 22 de agosto fue detenido como consecuencia de una denuncia y fue llevado con las manos atadas a la espalda al convento de las Dominicas. Con otrros presos fue llevado a moncófar donde los ametrallaron. En vida le fueron sacando una a una las costillas y luego los mlilicioanos descuartizaron su cuerpo a l hachazos. Tenía 28 años. También es aseinado el sacerdote director de la Congregación de los Luises y consiliario del Sindicato Agrícola Católico. Es encarcelado en el Convento de Dominicas hasta que fue sacado con otros y asesinado en el lugar conocido como Pont del Riu. Murió perdonando a los milicianos.

Castellón.- Asesinado el Bibliotecario del Círculo carlista, chófer de profesion y casado de 29 años Antonio Arrufat Ripollés.

Vall de Uxó (Castellon).- Asesinado el sacerdote José Avellana Guinot. Era beneficiado del Santísimo Cristo del Hospital, de donde fueron expulsados por milicianos. Se refugió en casa de su hermana Concepción hasta su detención el día 11 de agosto. Con otros fue sacado para su muerte en Moncófar. perdonó a sus asesinos. Quedó malherido y caminó varios kilómetros hasta que se paró en una venta llamada \"La Barraca\". Allí un vecino de Vall de Uxó lo llevó en su carro hasta el comité local del Frente Popular, que ordenó fusilarlo de nuevo. Mientras lo llevaban al cemenerio un milicano le torturaba con un cuchillo. Además de fusilarle, le amputaron las manos y pies.

Bechí (Castellón).- ASesinado el sacerdtoe nautaral de San mateo, RAmón Balleseer Granell.Era coadjutor de Villavieja. Al ser expulsado del pueblo por las milicias republicanas se fue a Villarreal hasta el 22 ede agsoto en que volvió a Villavija. Los milicianos siguieron a su hermana cuando iba a verle y le detuvieron. Lo sacaron del pueblo en un coche y lo mataron en Bechí. Unos de Villavieja no se atrevierona matarlo y prefierion que lo hicieran forasteros.

Día 23.- Fuencarral (Madrid).- En una saca de cárcel de Ventas son asesinados Luis Puente Bermejo (cuyo hermano fue asesinado unos días antes), Francisco Ariza Colmenarejo y un tal Del Valle Ros.

Puzol (Valencia).- Asesinada la terciaria capuchina Petra Mª Victoria Quintana Argos (nacida en Soano, Cantabria, el 13-5-1886).

Silla (Valencia).- Asesinado el padre Juan García Méndez (nacido en San Esteban de los Patos, Ávila, el 25/9/1891.

Tabernes (Valencia).- Asesinados los sacerdotes Constantino Carbonell Sempere (nacido en Alcoy, Alicante, 1866), Pedro Gelabert Amer (nacido en Manacor, Baleares, en 1887) y Ramón Grimaltos Monllor (nacido en Puebla Larga, Valencia, 1851).

Especialmente entre julio y diciembre millares de paseos (asesinatos en carreteras) por parte de milicianos republicanos o anarquistas a personas por su condición de católicos, derechistas, monárquicos e incluso por ajustes de cuentas. El historiador no franquista Javier Cervera dice en Madrid en guerra (página 56) \"Los motivos para detener o denunciar a algún madrileño podían ser muy variados: su condición de derechista, el haber colaborado con algún partido de ese signo o haberle votado, una pasada actitud antirrepublicana o poco revolucionaria (se opuso a esta o aquella huelga ...) e incluso, simples rencillas y deseos de venganza personal...\"

Puebla de Vallbona (Valencia).- Asesinados los sacerdotes Urbano Gil Sáez (nacido en Bronchales, Teruel, en 1901) y Florentín Pérez Romero (nacido en Valdecuenca, Teruel, en 1902).

Siruela (Badajoz).- Asesinados por milicianos otros 11 vecinos del pueblo.

Madrid.- La Gaceta de Madrid, junto a otros cientos en la misma página, cesa a Pedro Burriel García de Polavieja (de la Biblioteca de la Escuela Veterinaria de Madrid) que acabaría asesinado en Paracuellos del Jarama tras su paso por la prisión de San Antón.

Soneja (Castellón).- Asesinado el agricultor de Jérica Victorino Almazón Ordaz. Era presidente local de la Comunión Tradicionalista y sacrista´n de la parroquia. El 23 de agosto unos milicianos llegaron al pueblo y con el alguacil detuvieron a todos los sacerdotes. preguntaron por su hijo Aurelio y al negasrse a que saliera le llevaron a él al decir un miliciano que \"es más curá él que su hijo\". Por esa condición de católico, los milicianos republicanos lo llevaron en un camión junto a su hijo Aurelio Almazán Puchades (sacerote y párroco de Sot de Ferrer que se había refugiado en casa de su padre) y en el término de Soneja los bajaron y los fusilarion junto con otros diez sacerdotes. Padre e hijo murieron abrazados. Uno de los sacerdotes era Manuel Benajas Espuig, párroco de Villar de Tejas, de 27 años.

Siruela (Badajoz).- Asesinados por milicianos el gitano apodado \"el frasquito\", su muer, hijos y nieto (en total once) que acampaban junto al pueblo. El más pequeño tenía dos meses y lo mataron arrojándolo contra la pared.

Daniel Gerona S. -

Día 18.- Rafelbuñol (Valencia).- Asesinado el párroco de Puebla de Farnals don Vicente María Izquierdo Alcón (nacido en Mosqueruela, Teruel, el 25-V-1891).

Tárrega.- Asesinado el salesiano Jaime Bonet Nadal (nacido en Sta. Mª de Montmagastrell, Lérida, el 4/8/1884).

Lérida.- Se crea el primer Tribunal Popular formado por miembros del Frente Popular y presidido por el ferroviario José Larroca. Este tribunal actuaba en procedimiento sumarísimo y no había abogado defensor, pese a que dictó 145 penas de muerte. Pese a su irregularidad, le dejaron actuar sin problemas hasta el 28 de octubre, en que actuó otro Tribunal Popular oficial, formados los miembros por milicianos del Frente Popular también, y que dictó 83 penas de muertes él sólo.

Siruela (Badajoz).- Asesinados por milicianos 13 vecinos del pueblo.

Campo de Criptana (Ciudad Real).- En represalia por una derrota militares profanada la parroquia y varias ermitas.

Valencia.- Asesinados en la madrugada D. Manuel Attard Alonso abogado de (29 años, concejal durante la República, miembro de DRV) y los hermanos Ramón, Joaquín y Luis García-Menacho Attard (34, 22 y 27 años respectivamente), todos ellos de Nules y de la Derecha Regional Valenciana (cuyo presidente, Luis Lucía, apoyó al gobierno del Frente Popular tras el alzamiento). También es asesinado el Vicario de la Iglesia de los Santos Juanes Francisco Ruiz Lliso.

Canet (Valencia).- Asesinado el franciscano del convento del Santo Espíritu del Monte de Gilet (Valencia) Vicente Ambou Abad (el resto de hermanos franciscanos del convento son asesinados otros días).

Vinaroz (Castellón).- Asesinado el religioso Estanislao Domínguez Mengual destinado en el convento de San Lorenzo en Valencia. Murió perdonando a los milicianos republicanos que los fusilaban.

Cartagena (Murcia).- Asesinados 81 miembros del Cuerpo General de la Armanda que habían estado presos en el barco-prisión España nº3 y el Sil..

Día 19.- Asesinadas de madrugada en la playa de El Saler (Valencia) las carmelitas Elvira Torrentallé Paraire (nacida en Balsareny, Barcelona, el día 29/6/1883), María Calaf Miracle (nació en Bonastre, Tarragona, el 18/12/1871, Amparo Giner Sixta (nacida en el Grao de Valencia el 13/12/1877), Teresa Chambó y Palet (nacida en Valencia el día 5/2/1881),Águeda Hernández Amorós (nacida en Villena, Alicante, el día 5/1/1893), Dolores Vidal Cervera (nacida en Valencia el 31/1/1895), Nieves Crespo López (nacida en Ciudad Rodrigo, Salamanca, el 17/9/1897), Ascensión Lloret Marcos (nacida en Gandia el 21/5/1879).

Asesinada la carmelita Purificación Ximénez Ximénez (nacida en Valencia el 3/2/1871), cuyo cuerpo asesinado apareció en el cruce de Campanar-Benicalap (Valencia).

Valencia.- Asesinado Julio Colomer Vidal (abogado de 35 años y diputado a Cortes en las elecciones de febrero del 36 por DRV. Tambiéen es asesinado Vicente Noguera Bonora (industrial presidente del Consejo de Administración del Banco de Valencia, Banco de Castellón, Federación Industrial y Mercantil de Valencia, de las Azucareras de Sevilla, SA, de la Mutua Valenciana de Seguros y otras sociedades, amén de cónsul honorario de Polonia, consejero del Banco Exterior de España en París, Compañía Arrendataria de Fósforos y del Banco Vitalicio de España en Valencia).

Llosa de Ranes (Valencia).- Asesinado Francisco Ibáñez Ibáñez, Abad de la Colegiata de Játiva. (nacido en Penáguila, Alicante, el 22/9/1876).

Gandia.- Asesinado el sacerdote Tomás Sitjiar Fortiá (nacido en Gerona en 1866).

Rocafort (Valencia).- Asesinados el sacerdote Pedro Rives Gravet (era contralto del coro de la Catedral de Valencia) y su hermana Pilar Rives Gravet.

Jaraco (Valencia).- Asesinado el procurador de DRV de Gandía Tomás Tomás Cervera.

Gandía (Valencia).- Asesinados el abogado José Morant Castelló y el maestro de 34 años Rafael Rodríguez Rodríguez.

Colmenar Viejo (Madrid).- En una saca de cárcel de Ventas es asesinado Juan Manuel Puente Sanz.

Peñíscola (Castellón).- ASesinado el párroco de Peñíscola Franciso Bellmunt Marzal. El día 23/7/36 los milicianos le expulsaron y fue a Benicarló, a casa de su familia. El día 19 de agosto lo detuvieron y llevaron a Peñíscola, deteniéndose en el punto llamado Raya del término de Peñíascola donde le mataron.

Día 20.- Játiva (Valencia) Asesinada con sus hijas la católica María Climent Mateu (nacida en Játiva, el 13-V-1887).

Castuera (Badajoz).- Milicianos y guardias de asalto (mandados por el capitán Carlos Rodríguez Medina) meten a 24 personas en un tren y al llegar a El Quintillo les disparan a las piernas, ya heridos en el suelo les echaron encima leña y los rociaron de gasolina quemándolos vivos.

Llosa de Ranes (Valencia).- Asesinado el abad de la Colegiata de Játiva sacerdote Francisco Ibáñez Ibáñez.

Tortosa (Tarragona).- Aseinado el viajante de Cabanes Adolfo Bellés Tebri.

Vallibona.- Aseinado el sacerdote escolapio Matías Cardona Meseguer.

Día 21.- Lérida.- Fusilados de madrugada 74 sacerdotes y religiosos en el cementerio.

Málaga.- Fusilados1 jefes y oficiales de los destructores Churruca y Sánchez Barcáiztegui.

Quintana de la Serena (Badajoz).- Apaleados y fusilados varios vecinos en el cementerio de esa ciudad y de La Haba. Dos quedaron con vida y fueron rematados al día siguiente.

Valencia.- Asesinados los teniente de caballería de 27 y 23 años Enrique Miguel Ros Selva y su hermano Rafael (eran hijos de los condes de Torrefranca, monárquicos, licenciados en derecho, tenientes del Regimiento de Lusitania, miembros de la hermandad del Santo Cáliz, caballeros de la Orden Militar de Malta y del Cuerpo de la Nobleza Titulada Valenciana).

Tavernes de Valldigna (Tabernes de Valldigna) Valencia.- Asesinado el peluquero falangista de 27 años Aurelio Martí Gabarda (de Jaraco - Xeraco).

Madrid.- En una saca de cárcel de Ventas son asesinados Julián Puente Aparicio, Julián puente Bermejo, Ordóñez Colmenarejo y Herranz Sanz.

Tortosa (Tarragona).- Aseinado el capellán Jorge Abad Pérez, nacido en Alcoy en 1871. Fue asesinado en la carretera de Barcelona, en el paraje \"dels Ametllers\".

Masamagrell (Valencia).- Asesinado el sastre Bautista Bañón Carbonell, de 48, cuyo hermano Salvador será asesinado el día 26.

La Jana.- Asesinado JuanAlambillaga Fenollosa, sacerdote coadjutor y regente de Puebla de Benifasá y ecónomo de Canet. Estaba en su pueblo natal donde lo asesinaron a los 65 años en el paraje conocido como Collet de La Jana.

Onda (Castellón).- Asesindo el sacerdote ecónomo de TAles don Vicente Canelles Gayá. Agonziando dijo \"muero por el honor de ser sacerdote de estas piedras que riego con mi sangre hará surgir Dios nuevos sacerdotes\".

Cortes de Baza.- Aeseinados un sacerdote (Juan Carudo Tirguero, de 39 años), udos tratantes (Antonio fernández Fernández y Antonio Fernández Gar´cia, de 23 y 61 años respectiaamente), ocho esquiladores (dos son de 16 años , Antolín Fernándey Francisco Fernánde

Daniel Gerona S. -

Día 11.- Agullent (Valencia).- Asesinado el católico y actual beato Carlos Díaz Gandía, padre de una niña de ocho meses (nacido en Onteniente el 25/12/1907). También es asesinado Rafael Alonso Gutiérrez, administrador de Corros y casado con María Adelaida Ruiz y padre de seis hijos. Fue detenido el 4 de agosto de 1936 y encerrado en la iglesia de San Francisco. El día 7 lo llevaron ante el comité republicadon de Ayelo que lo sometió a torturas hasta enterrarlo vivo, para luego devolverlo luego a los de Onteniente. La espalda la tenía en llaga viva y lleno de llagas y cardnales el cuerpo, con las ropas pegadaas a los coágulos de las heridas ya secas. El médico García Marcos le curó a escondidas de los milicianos. La noche del 11 de agosto lo llevaron a Agullen (a la salida en dirección a Albaida) donde fue asesninado con el carlitsa Carlos Díaz y jose García marcos, mientras perdonaban a sus asesinaos y gritando el nombre de Cristo. Quedó malherido y lo recogieron personas del pueblo que avisaron a la famlia. No delató a sus verdugos y pidió a la familia que los perdonase afimarndo que \"moría muy a gusto con tal de que su sangre fuera para bien de la Patria\". Su caso asombroso de fé cat´lica y de perdón a quien le torturaban y matabanse trata aquí

Madrid.- En la estación de Atocha son asesinados once personalidades de Jaén llegadas en el primer tren de Jaén por parte de milicianos republicanos sobre colectivo de personas detenidas por ser de derechas o militares no claramente afectos. En el trayecto los milicianos hirieron gravemente a 72 prisioneros indefensos.

Guareña (Badajoz).- De noche el ayuntamiento y comité de milicias acuerda y ejecuta el asesinato de 66 detenidos en represalia por la pérdida en combate de Mérida.

Ciudad Real.- Asesinados 34 presos llegados en camiones desde la comarca de Alcázar de San Juan.

Benicasim (Castellón).- En la carretera de Ulldecona es asesinado el religioso carmelita descalzo del Convento del Desierto de las Palmas Germán Lluch Castell (también fueron asesinados otros días los restantes religiosos de dicho Convento).

Castellón.- Asesinado el seminarista de 23 años Juan Ychazo Montes (carmelita descalzo del Convento del Desierto de las Palmas).

Madrid.- Asesinado Pedro García López párroco de Morata de Tajuña.

Barcelona.- Asesinado el periodista y escritor MAnuel Bueno Bengoechea (nacido en Pau, Francia, en 1874. .

Tortosa (Tarragona).- Asesinado en la carretrera de Barcelona el emplado municipal valenciano de 59 años Juan José Arnau Serra junto a su hijo estudiante valenciano Juan José Arnau Soler.

Día 12.- Madrid.- Unos trescientos presos llegados en el segundo tren de Jaén, al llegar a Vallecas, son abandonados por la Guardia Civil que los custodiaba en manos de milicianos que los masacra. Entre ellos muere el obispo de Jaén Manuel Basulto Jiménez, que cae en las inmediaciones de Vallecas. También fue asesinada la hermana del obispo por una miliciana que dijo \"reclamar ese honor\".

El Vedat de Torrente (Valencia).- Asesinado el salesiano Pedro Mesonero Rodríguez (nacido en Aldearrodrigo, Salamanca, el 29/5/1912), siendo asesinado por no querer delatar a un sacerdote.

Prat de Compte.- Asesinado el salesiano Miguel Domingo Cendra (nacido en Caseres, Tarragona, el 1/3/1909).

Tarragona (Cataluña).- Asesinado en el Coll de Lilla (a unos dos kilómetros del pueblo del mismo nombre) junto a Montblanc es asesinado el obispo auxiliar de Tarragona Manuel Borrás Ferré. Su cuerpo fue quemado y mutilado. Fue detenido en el monasterio de Poblet junto al cardenal Vidal y Barraquer (arzobispo de Tarragona que salvó la vida porque Companys lo sacó de España, cosa que no hizo por los demás).

Barbastro (Huesca).- Asesinados ,hoy y el día 18, 30 presbíteros y 75 religiosos (claretianos, escolapios y benedictinos).

Cartagena (Murcia).- Asesinados 10 marinos en el buque republicano Jaime I.

Hornachuelos (Córdoba).- Saca de presos de la cárcel asesinando a 18 personas (cuatro labradores, dos maestros y una maestra, dos albañiles, un estudiante, un mecánico, el secretario del juzgado, el sacerdote y cinco comerciantes, todos ellos por ser de derechas, falangistas o católicos). Entre ellos es asesinada la religiosa de 32 años teresiana, la sevillana Victoria Díez y Bustos de Molina. Era maestra en dicha población. Fueron fusilados en el pozo de la mina abandonada del Rincón.

Medellín (Badajoz).- Milicianos llevan a varias decenas de detenidos al puente del Guadiana y los asesinan por la pérdida de Mérida.

Zalamea la Serena (Badajoz).- Asesinados por milicianos 19 personas.

Alía (Cáceres).- Una columna de milicianos ocupa unas horas el pueblo y se lleva a muchos prisioneros, cuatro de los cuales son fusilados en el camino y 27 del resto morirán en la cárcel de Puerto de San Vicente (Toledo), vid día 13 de agosto.

Gaceta de Madrid.- Publica cese del general Oswaldo Capaz Montes (que estaba en el hospital el 18 de julio), lástima que milicianos republicanos le asesinaron, arrastraron y mutilaron 8anta la pasividad gubernamental republicana) el día 23 (vamos, 10 días después). Primero cese profesional y luego asesinato. El mismo decreto cesa a Emilio Araujo Vergara (que casualmente es asesinado el 7 de noviembre en Paracuellos del Jarama, tras una saca de San Antón.

Borriol (Castellón).- Asesinado el carmelita descalzo del Convento del Desierto de las Palmas Miguel Renau Tomás.

Alboraya - Alboraia (Valencia).- Asesinados los hermanos de Carlet Joaquín y Domingo Ferrer Lorente (ingeniero y médico, de 30 y 28 años respectivamente).

Catí (Alicante).- Aseinado el sacerdote Miguel Costa Peiró. Era un gran intelectual y capitán del Cuerpo de Capellandes de laArmada. Durante la republica unos socialistas ya tirotearon su casa. Fue asesinado en un barrnco entre Catí y la carretera de Albocácer a Benasal.

Día 13.- Asesinado el capuchino Modesto García Martí, nacido en Albocácer, Valencia, el 17/1/1880 y que ejerció el ministerio sacerdotal en Colombia y España, siendo superior de varios conventos. Era de la comunidad del pueblo de La Ollería (Valencia)

Ibiza (Baleares).- Los milicianos que habían tomado la isla huyen, pero a las 9 de la noche deciden primero asesinar a los presos militares y derechistas. Los encerraron en una sala del castillo y los ametrallaron desde las puertas y las ventanas arrojándoles al tiempo bombas de mano. Murieron 96 personas indefensas. Vario lograron huir por una ventana que pudieron romper.

Durante la semana que tuvieron la Isla, los milicianos republicanos asesinaron a un total de 115 personas (¡sólo en una semana!).

Coín (Granada).- Sacados 18 personas de la cárcel para ser asesinados por milicianos.

Talavera la Real (Badajoz).- Los milicianos prepararon el incendio de la iglesia con 59 detenidos dentro pero al llegar los nacionales debieron huir asesinando sólo a algunos. Además asesinaron en la carretera de Madrid a 22 personas que tenían en la ermita de San José (aunque dos quedaron heridos y pudieron huir).

Cabeza del Buey (Badajoz).- De madrugada son asesinadas en el cementerio 37 personas.

Puerto de San Vicente (Badajoz).- Milicianos asaltan la cárcel y asesinan varias decenas de presos, incluidos 27 de los rehenes cogido en Alía (Cáceres) el día anterior.

Madrid.- La Gaceta publica Decreto que cesa a Gil Robles de catedrático en la Universidad de Salamanca (más depuración). También cesa al conocido profesor Joaquín Entrambasaguas y Peña.

Valencia.- Asesinado el párroco de San Juan y San Vicente Francisco Yuste Cava y el religioso su hermano Félix Yuste Cava.

Peñíscola (Castellón).- Aseinado el Hermano de la Doctrina Cristiana Gabriel Albiol Plou. DEstinado en el Externado de Condal, en Barcelona. Se escondió en casa de un alumno, pero el 30 de julio setaba oculto en casa de su famlia de madrid, de donde marchó con estos a Peñíscola, donde fue detenido el 12 de agosto. En el Fuerte del Castillo fue salvajemente torturado. En la playa entre Benicarló y Peñíscola fuer cruelmente mutilado y le atravesarone l cráneo con una bayoneta, arrojando su cueropo al mar, que lo devolvió a ña playa. Tenía 27 años.

Chelva (Valencia).- Asesinado el sacerdote Salvador Anglés Anglés. Recién doctorado en Comillas (el día 14 de julio consu tesis sobre De San Juan Fisher a Luis de Molina (en los problemas de la Gracia). fue a Cálig a visitar a sus padres, marchando después a Chelva a acompañar a su tío Joaquín Anglés, arcipreste de la misma. Fue detenido el 4 de agosto y asesinado con su tío, con Alberto Roger y seis religiosos en las afueras de Chelva.

Amposta.- Asesiando el guarda jurado Tradicionalista en la carretera de Santa Fe de Amposta José Balmes Monroig.

alsadella (Catellón).- Asesinado el carmelita Dionisio Bonfill Tatay por negarse a hacer apostasía. Muerto junto al paredón rocos de un horno de cal derruido en el Barranco de la Casa. Junto con él muiro el sacerdote párroco de Sarrtella y capellán de las Dominicas de Burriana don Domingo Cano Tarragó (de San Mateo), que taqmbién prefirió morir a firmar un documento renunciando a su fe católica.

Día 14.- Asesinado el padre capuchino Luis Valls Matamales (nacido en Benaguacil, Valencia, el 3/5/1870).

El Saler (Valencia) Asesinado en la playa el párroco de San Juan y S. Vicente de Valencia Félix Yuste Cava (nacido en Chulilla el 21-2-1887).

Gijón (Asturias).- Milicianos, en represalia a un bombardeo a la estación de tren de Langreo y cuartel de Asalto, fusilan en el cementerio durante la noche de tres camiones cargados de presos sacados de la iglesia de San José. Los milicianos formaron tres grupos, sacerdotes y religiosos, falangistas y derechistas y militares. El médico forense del juzgado de instrucción del distrito de Oriente, de Gijón, estuvo realizando varios días su tarea de identificación de cadáveres hasta que los milicianos del Comité le prohibieron sacar fotografías de las víctimas ante el temor de las consecuencias futuras de las pruebas gráficas de la barbarie ya que además había cadáveres a los que se les habían cortado dedos para quitarle anillos.

Valencia.- Asesinado el militar retirado de 41 años Joaquín Gómez de Barreda (conde de Obedos, Marqués de Cruilles y Barón de Planes y de Patraix y militante de Derecha Regional Valenciana (DRV).

Madrid.- Asesinado tras sacarlo de la cárcel de ventas el funcionario de prisiones Gregorio José San Martín y San Juan.

Almazora (Castellón).- Asesinado el religioso escolapio Juan Agramunt Riera. Asesinado junto a Jose María Chulvi en un lugar llamado Pla de Museros, y sus cacaverse quemados con gasolina.

Traiguera (Castelón).- Asesinado el sacerdote José Vicente Cifre Arnau. Se encontraba refugiado en San Jorge, su pueblo, donde fue detenido torturado y se le hacían provocaciones sexuales para quebrar su castidad sacerdotal. Fue asesinado en la carretera de Vinaroz y enterrado semivivo contotros en un pozo llamado \"Les Serretes\". Incluiso le pe obligaron a desnudarse a él y otra vícitma mujer para interntar que mantuvieran contacto físico.

Día 15.- Palma de Gandia.- Asesinado por milicianos Carmelo Sastre Sastre, Párroco de Piles (nacido en Pego, Alicante, el 21/12/1890).

Madrid.- Asesinado el sacerdote Agustín Hurtado Soler (nacido en Alboraya, Valencia; en 1872 y el párroco de San Lorenzo de El Escorial Cipriano Alcalde Valentín entre otros muchos.

Madrid.- En una saca de cárcel de Ventas son asesinados Abdón Ariza Ibáñez, Gregorio Ariza Ibáñez, Antonio Arranz Berrocal, Lucas Berrocal Colmenarejo, Mariano de la Concepción Corral, pedro Hoyo Gómez, Rufo Rubio Vallejo y Eugenio Sanz Olalla.

Cartagena (Murcia).- Asesinados un sacerdote y varios derechistas en la carretera de Murcia.

Almería.- Asesinados por miembros del Frente Popular 29 personas (Junta provincial de Falange, líderes de la derecha y un militar).

Motril (Granada).- Asesinado el sacerdote Vicente Soler con otros 18 presos ante la tapia del cementerio.

Onda (Castellón).- Asesinado el carmelita descalzo del Convento del Desierto de las Palmas Francisco Vivó Huget, de 34 años.

Altura (Castellón).- Asesinado el sacerdote de Calles Vicente Gil Gil, de 57 años.

Ribarroja del Turia (Riba-roja) (Valencia).- Asesinado el sacerdote de Quart de Poblet (Cuart de Poblet) Evaristo Perdido Grande

Benicarló (Castellón).- Asesinado el hermano de la Doctrina Cristina Ildefonso Alberto Flors. Era administrador de la Escuela de Alcora, que hubo de abandonar el 21 de julio por las amenazas de comunistas. De Castellón le obligaron a volver a Alcora, donde fueron detenido s y luego salvador po el padre de un alumno que logró que lso enviarán de nuevo a Castellón. Se reufio, junto con su hermano Miguel en casa de su herjmano Gregorio, en Benicarló. Con Miguel fue detenido el 14 de aposto y asesinado al día siguiente cerca de Torre de Fibla.

Artana.- Asesinado el sacerdote de la Orden del Carmen Eliseo Almela Clausell, nacido en Almazora el 14/8/1905. Fue expulsado por mjilicianos del convento de Villarreal y se refugión en una casa de Villarreal con su padre. Fue detenido a las cinco de la madrugada y asesinado a continuación a los 31 años.

Torreblanca.- Asesindo el carpintero y conceja de Santa Magdalena de Pulpis, donde vivía, José Beltran Puig.

Navajas (Castellon).- Aseinado el carmelita minusválido (por una trombosis había perdido el habla y estaba medio paralizado). Milicianso lo sacaron del hospital y lomataron a sus 60 años.

Día 16.- Asesinado el capuchino Enrique de Almazora (Enrique García Beltrán) nacido el 16/3/1913.

Denia.- Asesinado el franciscano Plácido García Gilabert (nacido en Benitachell, Alicante, el 1/1/1895). El día 15 milicianos republicanos le apresaron en casa de sus familiares de Benitachel que lo escondían, ante lo que él se entregó y los milicianos rojos lo llevaron a Denia, en donde le sometieron a injurias y vejaciones para finalmente asesinarlo y mutilarlo.

Picasent (Valencia).- Asesinado el padre José María Sanchis Mompó (nacido en Benifayó, Valencia, en 1866.

Vinaroz (Castellón).- Asesinado el carmelita descalzo del Convento del Desierto de las Palmas Miguel Artola Ávila Pasó muchos años en Tarazona, donde era muy querido. En julio de 1936 se refugió en Benicarló con otros religiosos,pero el alcalde los expulsó, refugiándose en casa de su famlia. Asesinado junto al cementerio a los 61 años.

Corbera (Valencia).- Aseinada Antonia Andrés Ull, de Alcira y sus labores.

Cervera del Maestre (Catellón).- Aseinado el coadjutor. Su cuerpo fue reociado de gasolina. Tenía 71 años.

Día 17.- Madrid.- Madrid.- En una saca de cárcel de Ventas son asesinados los funcionarios de prisiones Ramón Donallo Marín de Bernardo y Luis Santigosa Payo, porque (tal y como confesó su asesino el miliciano anarquista Felipe Emilio Sandoval le había tratado mal cuando era preso por delito común).

Cervera del Maestre (Castellón).- Asesinado Felipe Cardona Ballester, párroco de Cervera. El 28 de julio celebró su última misa. Estaba enfermo pero hubo de abandonar su casa. El 15 de agosto las autoridades republicanas lo detuvieron y encerraron en un calabozo (tenía 72 años), pese a estar enfermo. Luego lo trasladaron al salon de baile \"La Estrella\". Al llevarlo a matar intentaron los milicianos en vano que gritara vivas a la FAI y al comunismo, pero el contestó Viva Cristo Rey, siendo fusilado a la una de la madrugada, y su cuerpo quemado.

Daniel Gerona S. -

Día 26.- Utrera (Sevilla).- Los milicianos asesinan a 14 personas.

Lérida.- Asesinado Antonio Cerdá Cantavella (20 ñaños) junto a otros religiosos claretianos.

Alcázar de San Juan (Ciudad Real).- Por orden del alcalde, milicianos fusilan a varios franciscanos y trinitarios (los guardias encargados de su custodia se resistieron, pero los entregaron al volver los milicianos con una orden sellada del alcalde).

Sigüenza (Guadalajara).- Milicianos asaltan las iglesias y conventos y detienen a numerosos sacerdotes, al obispo y a muchos derechistas y falangistas en sus domicilios. El obispo de Sigüenza Eustaquio Nieto Marín, será asesinado el día 28 de julio a 4 kilómetros de Alcolea del Pinar (Guadalajara), tras una farsa de juicio celebrado el día 25 de julio.

Motril (Granada).- Asesinado Manuel Martín Sierra, párroco de la Divina Pastora, tenía 43 años, junto al padre Vicente Pinilla, ambos en el atrio de la Iglesia. A Manuel Martín le clavaron en los maxilares un crucifijo porque no quiso escupirlo ni insultarlo.

Madrid.- Asesinado el párroco de Paracuellos del Jarama Celestino Gallego Sánchez.

Día 27.- Lliçá d\'Amunt (Barcelona).- Fusilado el monje Modesto Vegas Vegas (nacido en La Serna, Palencia, el 24/2/1912).

Barcelona.- Asesinados los salesianos Felipe Hernández Martínez (nacido en Villena, Alicante, el 14/3/13), Zacarías Abadía Buesa (nacido en Almuniente, Huesca, el 5/11/1913 y José Caselles Moncho (nacido en Benidoleig, Alicante, el 8/8/1907.

Caspe (Zaragoza).- Detenido Antonio Guiu Giral por unos milicianos que le hicieron ir descalzo y semidesnudo por las calles hasta la calle de la Hilarza, en que la madre del pobre hombre (anciana de 80 años de edad) fue obligada a asomarse al balcón par ver como su hijo era arrastrado con cuerdas hasta las tapias del cementerio, en que fue acribillado a tiros mientras le gritaban \"¡Por la libertad y contra el fascismo!\"

Ronda (Granada).- Asesinados más 24 presos en las afueras de la ciudad.

Valencia.- Asesinado el sacerdote Rafael Ramón Llin (catedrático del Seminario, consiliario de la Casa de los Obreros y beneficiario de la Catedral de Valencia).

Villarrobledo (Albacete).- Los milicianos entran en el pueblo y asesinaan a variias personas (asesinado el acladle) Pedro Acacio y miembros de su familia, entre otros, asesinado en el cementerio. Pedro Acacio había prohibido maltratar a los presos republicanos mientas el pueblo estubo sublevado..

Día 28.- Asesinado el salesiano José Castell Camps (nacido en Ciudadela, Menorca, el 12/10/1902.

La imagen de la Virgen de los Desamparados, con el rostro desfigurado y quemado por acción de milicianos republicanos es escondido tras una pared falsa en el Archivo-Biblioteca Municipal del Ayuntamiento de Valencia, de donde no salió hasta que las tropas nacionales tomaron Valencia.

Lérida.- Al paso de la columna Durruti fue incendiada la catedral y asesinados todos los jefes, oficiales y suboficiales que estaban detenidos.

Madrid.- Asesinado el sacerdote jienense fundador de la Institución Teresiana dedicada a la educación, Pedro Poveda Castroverde.

Ronda (Granada).- Asesinados 12 guardias civiles y guardias de asalto.

Coín (Granada).- Diez personas son sacadas del calabozo atadas de dos en dos y los despeñaron encerrados en un camión. Los heridos fueron rematados.

Villarrobledo (Albacete).- De madrugada los milicianos sacan a 27 presos de la cárcel que fusilan en el cementerio.

Ciudad Real.- 14 novicios del Corazón de María son llevados en un tren para ser fusilados en Fernán Caballero.

San Sebastián (Guipúzcoa).- Fusilado el coronel León Carrasco Amilibia que había permanecido neutral el 18 de julio.

Sigüenza (Guadalajara). Asesinado el obispo de Sigüenza Eustaquio Nieto Marín, detenido el día 26. Los milicianos le asesinaron en la carretera de Alcolea del Pinar (km. 4) dirección a Estriégana. Luego el cadáver fue quemado y dejado al descampado al prohibir los milicianos que le dieran sepultura. Lo arrojaron a un barranco donde lo recogieron unos soldados nacionales en una avanzada que hicieron el día 5 de agosto que trasladaron los restos al cuartel de Alcolea del Pinar..

Día 29.- Asesinado el provincial salesiano José Calazanz Marqués (nacido en Huesca el 23/11/1872.

Barcelona.- Asesinados los dominicos Jacinto Serrano López, Ramón Peiró Victori, José María Vidal Segú, Santiago Meseguer Burillo, Luis Urbano Lanaspa, Constantino Fernández Álvarez, Francisco Calvo Burillo, Francisco Monzón Romeo, Lucio Martínez Mancebo, Antonio López Couceiro, Felicísimo Díez González, Saturio Rey Robles, Tirso Manrique Melero nacido en Alfaro, Gumersindo Soto Barrios, Lamberto de Nasvascués y de Juan, Manuel Albert Ginés, José María Muro Sanmiguel y Joaquín Prats Baltueña.

Barcelona.- Asesinado el deportisata y conferenicante Emilio Juncadella Vidal (nacido en Barcelona en 1887)..

Valencia.- Asesinado el dominico Rafael Pardo Molina en la carretera de Valencia-Nazaret (en el Azud de Oro-Ribera del Turia)

Ibi (Alicante).- Asesinado Joaquín Vilanova Camallonga, Coadjutor de Ibi (nacido en Onteniente el 6-X-1888).

Sigüenza.- Asesinado el deán y tres religiosos.

Día 30.- Barcelona.- Asesinado el salesiano Sergio Cid Pazo (nacido en Atlariz, Orense, el 24.4.1884).

Madrid.- En la estación de Atocha es detenido el sacerdote Ángel García Roa, párroco de Jerez de los Caballeros (Badajoz) que es llevado a una checa en donde es torturado y asesinado.

Úbeda (Jaén).- Al anochecer es asaltada la cárcel y asesinados 47 presos derechistas, militares y falangistas por parte de milicianos, sobreviviendo sólo dos personas y malheridas.

Ciudad Real.- Detenido en el seminario un sastre por ser jefe local de los carlistas que fue acribillado a tiros.

San Sebastián (Guipúzcoa).- Milicianos asaltan la prisión y en el patio fusilan a 50 detenidos, de los que tres sobrevivieron.

Paracuellos del Jarama (Madrid).- Asesinado el agustino de El Escorial, investigador y bibliotecario, Julián Zarco Cuevas.

Calafell (Barcelona).- Asesinados 15 hermanos de San Juan de Dios que atendían un hospital. Murieron afirmando su fe gritando: \"¡Viva Cristo Rey!\". Entre ellos estaba Enrique Beltrán Llorca. Los fusilaron junto a un tejar situado al borde de la carretera, a un kilómetro del pueblo. Al hermano Beltrán lo atraparon cuando huía y lo llearon junto al mar, donde lo asesinaron.

Madrid.- Detenido por milicianos del frente Popular el intelectual Ramiro de Maeztu en el domicilio de su amigo José Luis Vázquez Dodero (calle de Velázquez, 9) donde estaba escondido desde el día 17 y que será ejecutado en grandes matanzas producidas cuando Santiago Carrillo era consejero de Orden Público. Ese día otros intelectuales publicaban un manifiesto de apoyo al régimen del Frente Popular ejecutor de éste intelectual.

Día 31.- Granollers (Barcelona).- Fusilado el monje Dionisio Vicente Ramos (nacido en Caudé, Teruel, el 9/10/1871) y Francisco Remón Játiva (nacido en Caudé, Teruel, el 22/9/1890)

Playa de El Saler (Valencia).- Asesinado el salesiano Jaime Buch Canals (nacido en Bescanó, Gerona, el 9/4/1889).

Cartagena (Murcia).- Asesinados dos oficiales en el buque republicano Cervantes.

San Sebastián (Guipúzcoa).- En el Paseo Nuevo son asesinados 12 presos sacados de la cárcel de Tolosa.

Cuenca.- Asesinados dos sacerdotes redentoristas.

Agosto 1936

Día 1.- Madrid.- Asesinado el sacerdote José de Miguel Arahal (nacido en Dos Hermanas, Sevilla, en 1887).

Daimiel (Ciudad Real).- El diputado Ruiz Valdepeñas es asesinado atado a una noria (pudo ser una fecha próxima).

Día 2.- Barcelona.- Asesinado Francisco Bandrés Sánchez (nacido en Huesca el 24/4/1896).

Madrid.- Asesinado el sacerdote Francisco Tomás Serer (nacido en Alcalalí, Alicante, en 1911). Torturado y asesinado en una checa Manuel González de Aledo.

Barbastro (Huesca).- Milicianos procedentes de Ginesta se presentan en la cárcel con un vale expedido por el Comité de Milicias que ponía \"Vale por 20 hombres!, ¡y se los dieron!, como si volviera la esclavitud, con lo que una hora después fueron fusilados 35 sacerdotes y 8 seglares junto a las tapias del cementerio donde estaban abiertas ya las zanjas. Los sacerdotes eran misioneros. Detenidos días antes fueron encerrados presos por milicianos republicanos en el salón de actos del colegio de los escolapios hasta su asesinato, para lo que fueron paseados por las calles. En su prisión previa a la muerte se les tenía sin agua y se les hacían simulacros de fusilamiento e incluso los milicianos del Frente Popular les metieron prostitutas que les provocaban soez e inútilmente. Fueron asesinados entre el día 2 yo otros días después.

Graus (Huesca).- Fusilados 28 sacerdotes de madrugada. Otros 20 fueron asesinados en paseos los días 6, 9 y 22 de agosto. Todos los sacerdotes procedían de distintos lugares, por lo que no era un acto único realmente.

Mahón, isla de Menorca (Baleares).- Fusilado el general Bosch (comandante militar de la isla), nueve oficiales y tres estudiantes.

Valencia.- Asesinado el comandante de caballería don Juan de la Rubia Pacheco, de 43 años, asesinado con otros militares de caballería a la misma puerta del cuartel.

Día 3.- Salamús (Barcelona). Fusilados los monjes Alfonso López López (nacido en Secorún, Huesca, el 16/11/1878) y Miguel Remón Salvador (nacido en Caudé, Teruel, el 17/9/1907).

Vergel (Alicante) es asesinado Salvador Ferrandis Seguí, Párroco de Pedreguer.

Barbastro (Huesca).- Asesinados 19 presos más (3 eran misioneros) y el gitano Ceferino Jiménez Malla (El Pelé) por haberlos defendido. Ceferino tenía 76 años era tratante de caballos y mulos era católico muy practicante. Murió con un rosario en la mano y gritando Viva Cristo Rey. Fue beatificado en 1997.

Cartagena (Murcia).- Asesinados 3 oficiales de la marina en el buque republicano Libertad.

Mahón (Isla de Menorca, Baleares).- En la fortaleza de La Mola son asesinados 90 jefes y oficiales, primero ametrallados en el patio y después buscados por todos los rincones.

Jaén.- Dado el número de detenciones que hacen los milicianos la cárcel está tan saturada que convierten la Catedral en prisión, en la que encarcelan a 800 personas. Por ello se envía un tren a Madrid, llamado el tren de la muerte porque casi todos los presos enviados serían asesinados, muchos (200) en el lugar llamado Pozo del tío Raimundo.

Día 4.- Barcelona.- Asesinados los salesianos José Batalla Parramón (nacido en Abella, Lérida, el 15/1/1873), José Rabasa Bentanachs (nacido en Noves, Lérida, el 26/7/1862 y asesinado con 74 años de edad) y Gil Rodicio Rodicio (nacido en Requejo, Orense, el 20/3/1888.

Pobla Llarga (Valencia).- Asesinado el párroco Vicente Rubiols Castelló (nacido en Gandia el 13/3/1874).

Náquera (Valencia).- Aseisnado a los 38 años el industrial carlista Miguel Arnal Navarro.

Alcoy (Alicante).- Asesinado el Sargento de INfantería José María Bellver Crespo, casdo y de 30 años.

Día 5.- Lérida.- Asesinado el obispo de Lérida Salvio Huix Miralpeix (tras el saqueo del palacio episcopal se refugió en un domicilio de un particular, pero se entregó para evitar riesgos a esa persona) junto a 22 personas.

Valencia.- Asesinado Manuel Dolz Blasco (militar de caballería de 30 años de edad).

El Saler (Valencia).- Asesinado el Capellán Rector de la Iglesia de la Preciosísima Sangre de Castellón Francisco Fontana Fuertes.

Tévar (Cuenca).- Asesinado el fiscal Marcelino Valentín Gamazo, que como Fiscal General de la República había tenido que acusar a Largo Caballero por el golpe socialista de octubre de 1934, por lo que la noche del día 5 unos milicianos llegaron a su casa de campo de Rubielos Altos y tras un violento registro con profanación de objetos católicos, le golpearon delante de sus hijos pequeños. De madrugada le llevaron al lugar conocido como Cerrajón (Tévar, en Cuenca) con sus hijos José Antonio, Javier y Luis de 21, 20 y 17 años y los fusilaron a todos.

Día 6.- La Pedrera de Gandia (Valencia).- Asesinado el segundo sacristán de la Colegiata de Gandía Carlos López Vidal (nacido en Gandia, el 15/11/1884).

Huélago (Granada).- Asesinados los 26 guardias civiles del puesto.

Belchite (Zaragoza).- Varios izquierdistas animados por un ataque aereo republico saltan a la calle y disparan sobre el curea (al que no aciertan). Otros vecinos dle ueblo se enfrentan a los izquierdistas y ponen orden.

Día 7.- Cartagena (Murcia).- Asesinados 14 marinos en el buque republicano Cervantes.

Almendralejo (Badajoz).- Al aproximarse el enemigo, los milicianos incendian, lanzan bombas y tirotean la cárcel, muriendo 28 personas que tenían dentro y resultando varios mutilados, y alguno salvado por llegar las tropas nacionales.

Burguillos del Cerro (Badajoz).- Entre hoy y primeros de septiembre se asesina a 39 vecinos en el lugar llamado El Pontón.

Getafe (Madrid).- Fusilado y dinamitado el monumento al Sagrado Corazón de Jesús sito en el Cerro de los Ángeles y asaltados los edificios religiosos próximos.

Sagunto (Valencia).- Asesinado el sacerdote de Torres Torres de 38 años Manuel Gallent Grancha.

Día 8.- Asesinadas las escolapias María Luisa Girón (nacida en Bujalance, Córdoba, en 1887), Carmen Gómez (nacida en Eulz, Navarra, el 27/7/1869) y Clemencia Riba (nacida en Igualada, Barcelona, el 8/10/1893).

Barbastro (Huesca).- Torturado, mutilado y asesinado en la carretera de Sariñena tras dos horas de agonía el obispo administrador apostólico de Barbastro Florentino Asensio Barroso, que llevaba preso desde el día 23 de julio. Antes de matarlo le cortaron los testículos ante la burla de un miliciano que decía \"así podremos comer cojones de obispo\". Luego hubo de caminar mutilado hasta el cementerio junto con otros hasta que le fusilaron y dejaron morir en larga agonía, tras robarle la ropa e incluso arrancarle los dientes de oro que tenía en la boca (cosas que se hicieron cuando aún vivía). El miliciano M.C.A junto ocn T.A.P..le quitó luego los pantalones los usaba él por burla..

Valencia.- Asesinado el abogado de 41 años de Játiva Salvador Fernández Montenegro y Plá de Sentandreu (fue de los primeros falangistas de su comarca) (La Costera). Con él es asesinado el párroco de Santa Tecla de Játiva sacerdote de 33 años Antonio Silvestre Moya.

Aljucén (Badajoz).- Por la noche los milicianos encierran a los presos en la iglesia y a los más importantes del pueblo los torturan en el Salón de Baile donde mataron a 9 desde la puerta con granadas y tiros de escopeta.

Cuenca.- Asesinado el obispo de Cuenca Cruz Laplana Laguna, su sobrino y secretario Fernando Español. Muchas personas son esos días asesinadas en la el puente de la Sierra, el cementerio o Pinar de Jabada. El obispo y su sobrino cayeron asesinados en la carretera de Villar de Olalla, pasado el puente de la Sierra a tiros, aunque un miliciano quería hacerlo con un hacha. El obispo murió con sotana y con insignias episcopales porque se negó a vestirse de paisano. Luego con el hacgha le partieron las piernas y le quemaron parcialmente.

Manzanares (Ciudad Real).- Asesinados 22 presos en el cementerio.

Madrid.- Decreto por el que \"se suspenden las sesiones de las Cortes durante la presente legislatura\". Nunca hubo unas cortes normales ya porque los diputados de derechas estaban huidos, asesinados o presos.

Madrid.- En la Casa de Campo es asesinado el juez Salvador Alarcón Horcas, tras recordarse en el diario Claridad que había tomado declaración a Azaña por el asunto del alijo de armas del Turquesa.

Valencia.- Asesinado el periodista José María Esteve Victoria (tipógrafo de La Voz de Valencia, periodista del Diario de Valencia y fundador de Foc i Flama, Rondalles Noves y Pensat i fet, también fue concejal y diputado provincial, presidente de la Casa de los Obreros de San Vicente Ferrer, de la Confederación de Obreros Católicos de Levante, del Barrio Obrero \"La habitación obrera\" y consejero de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad, afiliado a DRV y presidente de la Agrupación Valenciana de la Derecha).

Día 9.- Ibiza (Baleares).- La isla es tomada por los milicianos con lo que se fusila a los jefes militares y a muchos civiles de derechas, se destruyen y saquean la Catedral, y las iglesias de las Monjas Agustinas, Santo Domingo , San Salvador y el colegio de la Consolación, así como el Seminario.

Ibiza (Baleares).- El teniente de la Guardia Civil Díaz Lardier es puesto en libertad sin cargos pero nada más salir es asesinado por vario milicianos en el muelle.

Vall d\'Uxó (Castellón).- Asesinado el obispo de Segorbe (Castellón), Miguel Serra Sucarrats, en el cementerio junto a su hermano Carlos Serra Sucarrats (sacerdote en el Palacio Arzobispal), al vicario general (Marcelino Blasco Palomar) y otros religiosos. Había sido detenido en una casa particular el día 27 de julio. Asesinado en una carretera de Algar.

Barcelona.- Asesinados ocho religiosos colombianos (hermanos de San Juan de Dios) que huía de España desde su comunidad de Ciempozuelos (Madrid). Habían venido de Colombia para su formación religiosa y técnica. El resto de la comunidad de Ciempozuelos fue fusilada en Paracuellos del Jarama.

Gandía (Valencia).- Asesinado el ex concejal de Jaraco - Xeraco de 35 años Heliodoro Torres Torres.

Barbastro.- Asesinado el prelado en el cemenerio, al que su asesindo le desnudó y robó lo zapatos.El asesindo (siglas T.A.P. dejaba a su hija (apodada Peiruza) menor de edad dar el tiro de gracia a las victimas .

Día 10.- Asesinado el capuchino José María Garrigues Hernández (nacido en Carcagente, ahora Carcaixent, Valencia, el 12/2/1895.

Valencia.- Asesinado el salesiano Juan Martorell Soria (nacido en Picasent, Valencia, el 1/9/1889), siendo el encargado de la parroquia de los Salesianos de Valencia.

El Saler (Valencia).- En la playa de El Saler es asesinado José Toledo Pellicer, Coadjutor de Bañeres (Alicante), nacido en Llaurí, el 15/7/1909. Con él fueron asesinados los sacerdotes Tomás Peris, cura de Alcalá de la Jovada, Baldomero Rubio Meliá, coadjutor de Guadassequies y José Eugenio Serra, cura de Carpesa. A José Toledo lo detuvieron varias veces antes pero era soltado por la presión popular que le tenía mucho cariño, aunque en dicha libertad era forzado a recoger lecha y sometido a vejaciones hasta que los milicianos quisieron hacer valer su revolución.

Alberique (Valencia).- Asesinado Salvador Estrugo Solves, Capellán del Hospital de Alberique (nacido en Alcira el 12/10/1862.

Pozuelo de Alarcón (Madrid).- Asesinados por milicianos en Boadilla del Monte toda una familia de Pozuelo, llamados: Julio Fernández Carvajal y García (empleado), Gloria Bernabeu Pita (esposa de Julio Fernández.) y los hijos Jesús María (18 años) y María del Carmen (21 años). Los cuerpos aparecieron abrazados por parejas.

Daniel Gerona S. -

Guerra Civil .
Breve listado, a título de muestra, de la libertad y democracia en la zona del Frente Popular.

1936

Julio .

Día 19.- Madrid.- Varios muertos y heridos ante la iglesia del Rosario de los padres Dominicos de la calle Torrijos por ir a misa. Los milicianos tiroteaban a los que salían por la puerta o por las ventanas. Entre los tiroteados estaban los hermanos Serrano Súñer que habían acudido al funeral de su padre, fallecido días antes.

Fuente de Cantos (Badajoz).- Los jefes del Frente Popular encierran en la iglesia a 56 personas (incluidas dos mujeres y dos niños). A las tres de la tarde los milicianos cierran las puertas dejando abiertas las ventanas frente al ayuntamiento, incendiando el templo con gasolina. Doce personas murieron por el fuego y el resto logró huir subiendo a una torrecita a la que no llegaron las llamas.

Sevilla.- Siete falangistas y sacerdotes asesinados (no muertas en combate).

Valdepeñas (Ciudad Real).- Asesinado en el cementerio un grupo de presos locales, más otros traídos de Santa Cruz de Mudela y Torrenueva, todo ello por iniciativa del alcalde local, que formó un batallón de milicianos que llevaba su nombre.

Tarancón (Cuenca).- Varios agustinos procedentes de Uclés son asesinados junto con 10 vecinos de Tarancón.

Madrid.- El general López Ochoa es sacado del hospital de Carabanchel donde está enfermo (no se había sublevado) y los milicianos republicanos le cortan la cabeza, que clavan en un palo, que pasean por las calles de Madrid. Era de ideas republicanas pero fue asesinado por haber defendido la legalidad en octubre de 1934.

Son asesinados el capitán retirado de ingenieros Prieto, el teniente de ingenieros Sánchez Aguiló y el comandante de ingenieros Clavijo (éste fue sacado de una ambulancia que le llevaba al hospital y ejecutado sin proceso de ningún tipo). Asesinada la anciana de 70 años María García Martínez

Alicante.- Asesinado el sacerdote Miguel Aracil Colomer, capellán del hospital de Alcoy.

Alcora (Castellón).- Asesinado el sacerdote coadjutor de Villavieja Miguel Beltrán Ferreres, cuando estaba muy enfermo desde hacía unos meses. Milicianos de Alcora lo sacaron de la cama y lo asesinaron junto al pantano de María Cristina.Había nacido en Chert en 1876. Su hermana Vicenta fue asesinada en Ulldecona el 5 de septiembre.

Tabernes Blanques (Valencia).- En fecha no determinada es asesinado Nemesio López Beset, secretario de la Juventud Tradicionalista y colaborador del periodico El Tradicionalista.

Fuente de Cantos (Badajoz).- Incendiada por milicianos la iglesia parroquial con muchos detenidos dentro de ella (doce de ellos murieron entre las llamas y los disparos) También se quermaron el juzgado, la notaría, el registro de la propiedad, un convento y otros edificios.


Día 20.- Madrid: Incendiadas más de 50 iglesias. En total, éste días fueron asesinadas en la calle 28 personas.

Madrid.- Cementerio de Canillas.- Asesinados por un control de milicianos del Frente Popular dos padres Paúles en Hortaleza por llevar una sotana en la maleta (eran Manuel Trachiner Montaña (de 21 años y natural de Puzol, Valencia, y Vicente Cecilia Gallardo, de 22 años). En Canillas también son asesinados Eduardo Collado Pérez y su hijo Eduardo Collado García. En Guindalera el anciano de 85 años Augusto Enríquez Fernández.

Villarejo de Salvanés (Madrid).- Aparecen en el cementerio los cadáveres de dos personas asesinadas y luego el de una anciana de 70 años.

Madrid.- Varias monjas de la Caridad del Sagrado Corazón de Jesús (una de 83 años) fueron sacadas de su casa en la C/Alcalá, 168 y llevadas a empujones a Canillejas y asesinadas. Entre ellas figuran Rita Dolores Pujalte Sánchez y Francisca Aldea Araujo. La madre Rita Dolores tenía 83 años y estaba prácticamente ciega y la madre Francisca estaba enferma. Fueron detenidas en la Calle Alcalá, 168 y llevadas a empujones escaleras abajo hasta un camión que las condujo a la muerte en Canillejas.

Madrid.- Asesinado en la Casa de Campo de Madrid el sacerdote Andrés Molinera (capellán de San Antonio de la Florida) y en Tetuán de las Victorias el sacerdote Delgado Olivar y otros trece católicos.

Lérida.- Por la noche son asesinados 5 sacerdotes y 3 jóvenes en plena calle. Los días siguientes había una camioneta encargada de recoger los cadáveres de asesinados que había por las calles.

Jaen.- Asesinados cuatro religiosos del Corazón de María en el asalto a su convento por parte de milicianos.

Benaguacil (Valencia).- Asesinado el agricultror católico de 45 años Bautista Blasco Zarzo (su hermano es asesinado en Paterna el 26 de septiembre).

Madrid.- En el Cuarel de la Montaña se asesina a la mayoría de los que se rinden llenando el patio de cadáveres (casi doscientos), con lo que se convierte en la primera matanza en masa del Frente Popular. Lo mismo sucede en los otros cuarteles con sublevados. No hablamos de los muertos en combate sino de personas que se han rendido y desarmadas.

Madrid.- En Getafe son asesinados un capitán médico, un teniente de artillera y un suboficial. En el regimiento de Wad Ras, cuartel de María Cristina, asesinados siete militares, seis de los cuales eran soldados rasos, y en Campamento veintiocho asesinados, cinco de los cuales soldasdos rasos.

Gijón (Asturias).- Asesinados en su vivienda los hermanos Isaac y César Braga Rodríguez (al segundo lo arrojaron por la escalera)..

Día 21.- Barcelona.- Incendiadas las iglesias de Santa María del Mar, Ntra. Sra. de la Merced y la de Belén (en las Ramblas), la de Santa Ana en la plaza de Cataluña; San Jaime, Nuestra Señora del Carmen y San Pablo del Campo, La Bonanova y la Concepción. El obispo de Barcelona Manuel Irurita Almandoz tras dar una misa huyó con unos familiares ante el asalto de milicianos al palacio Episcopal hasta que el día 1 de diciembre unos milicianos detuvo al obispo y miembros de la familia de Antonio Tort (que le había ocultado). Fueron asesinados todos el día 3 de diciembre en Montcada.

También fueron destruidas por milicianos republicanos demócratas la catedral de Vich, el Monasterio de Santa María de Ripoll, las iglesias de Sitges, las nueve iglesias de Sabadell y sus conventos, las de Puigcerdá, las de Manresa, etc. Todas las que no fueron incendiadas se convirtieron en almacenes o locales de milicianos.

Gijón (Asturias).- Asesinados en la playa el falangista Tomás Inneárity y otros cuatro falangistas más que fueron sacados de los calabozos de la Inspección de Guardia Municipal en que estaban detenidos.

Reinosa (Cantabria).- Asesinados 19 guardias civiles llevados con engaños al ayuntamiento, donde fueron asesinados.

Día 22.- Arahal (Sevilla).- Los milicianos del pueblo y otros llegados de fuera incendian la cárcel antes de huir del pueblo, asesinando a 22 personas y sobreviviendo únicamente el párroco aunque con graves quemaduras.

Guadalajara.- Al tomar los del Frente Popular la ciudad matan a más de un centenar de militares y civiles.

Montcada y Reixac (Barcelona).- Asesinados los hermanos Jaime, Luis y Francisco Argemí Farrán, jornaleros y carlistas respectivamente de 39, 26 y 22 años.

Játiva - Xátiva (Valencia).- Asesinado de un tiro por la espalda en la escalera del ayuntamiento el labrador de 54 años de DRV Luis Martín Montblanch.

Benaguacil (Valencia).- Asesinado Bautista Sanchis Ferrando, tradicionalista carlista. Lo mataron arrojando una bomba por la ventana de la alcoba donde dormía. Su esposa (María Rosa Garrido) y su hija resultaron ilesas.

Día 23.- Asesinado el alumno de Salesianos Jaime Bordas Piferrer (nacido en San Pol de Mar, Barcelona, el 24/9/14.

Barbastro (Huesca).- Detenido el obispo de la diócesis, Florentino Asensio Barroso, así como otros muchos sacerdotes, siendo luego asesinados (ver día 8 de agosto).

Toledo.- Asesinado Pedro Ruiz de los Paños, director general de la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos.

Ronda (Granada).- Asesinados dos salesianos.

Manzanares (Ciudad Real).- Asesinado un grupo de pasionistas de Daimiel que se formaban para ser misioneros en Hispanoamérica.

Madrid.- El Frente Popular cesa a Pedro Muñoz Seca del cuerpo de técnicos de seguros con la categoría de Jefe Superior de la Administración por el decreto de Cesantía. Más tarde lo asesinará el 28/11/36 el mismo Frente Popular en Paracuellos del Jarama (sacado de la cárcel de San Antón).

Día 24.-Guadalajara.- Asesinadas en plena calle las monjas (hoy beatas) María del Pilar de San Francisco de Borja (nacida Jacoba en Tarazona), Teresa del Niño Jesús (nacida Eusebia en Mochales) y María Ángeles de San José (nacida Marciana en Getafe). Fueron asesinadas por milicianos cuando huidas del convento se refugiaban en el hotel Iberia de la calle Teniente Figueroa. Caminando por la calle sin traje religioso para buscar refugio a sor Teresa una miliciana dijo a otro miliciano: \"Anda, Pepe, esas son monjas\" y en la huida fueron asesinadas en el número 5 de la calle Francisco Cuesta, salvo a Teresa a la que llevaron a las tapias del cuartel donde le dieron el \"paseo\".

Lérida.- En una saca de la cárcel son asesinados 24 militares.

Almansa (Albacete).- Fusilados dos vecinos de Caudete.

Campo de Criptana (Ciudad Real).- Asesinado un sacerdote.

Guadalajara.- Ocho personas son asesinadas (además de las tres religiosas carmelitas citadas).

Barcelona.- Asesinada Mercedes Prat, religiosa de la Compañía de Santa Teresa, de 56 años, miembro de la comunidad Casa Madre de Ganduxer-Barcelona. Era profesora. Tras varios crueles simulacros de fusilamiento fue llevada a la carretera de la Rabassada para ser fusilada. Moribunda repetía: \"Jesús, José y María\" hasta que unos milicianos la remataron auque tardó varias horas en morir. De hecho fue fusilada en las primeras horas de la noche del día 23.

Alcudia de Carlet (L\'Alcudia) (Valencia).- Por la noche es asaltada e incendiada la Iglesia de San Andrés, que es convertida en un mercado y luego en almacén de municiones.

Día 25.- Madrid.- Milicianos asesinan a la monja Dolores Hinojosa y otras siete religiosas salesas.

Caspe (Zaragoza).- Hasta el día 30 por la columna de Durruti se fusilan a unos 70 derechistas y católicos.

Barbastro (Huesca).- Incendiados la mayoría de templos religiosos. Asesinados un falangistas y el presidente de Acción Católica, para lo que les dejaron el libertad y al llegar a casa los atraparon y llevaron a asesinarlos a las afueras.

Morón de la Frontera (Sevilla).- Asesinadas 25 personas por los milicianos.

Talavera de la Reina.- Fusilados cuatro religiosos de San Juan de Dios junto al santuario de la Virgen del Prado de Talavera.

Albacete.- Sin juicio es fusilado el teniente coronel nacional Enrique Martínez Moreno y otros oficiales en la carretera de Ocaña. Fusilados hasta un centenar de oficiales que huían.

Ciudad Real.- El gobernador civil incauta las iglesias y conventos y suspende el culto religioso, permitiendo el saqueo de los templos.

Ayódar (Valencia).- Asesinado el párroco Francisco Ramos Pérez cunado iba a decir misa.

Castuera (Badajoz).- Asisinados varios obreros por ser falangistas..

Anónimo -

Estos son sus nombres: Felipe de Jesús Munárriz, José Amorós, José Badía, Juan Baixeras, Javier L. Bandrés, José Blasco, José Brengaret, Rafael Briega, Manuel Buil, Antolín Calvo, Sebastián Calvo, Tomás Capdevila, Esteban Casadeval, Francisco Castán, Wenceslao Claris, Eusebio Codina, Juan Codinach, Pedro Cunill, Gregorio Chirivas, Antonio Dalmau , Juan Díaz, Juan Echarri, Luis Escalé, José Falgarona, José Figuero, Pedro García, Ramón Illa, Luis Lladó, Hilario Llorente, Manuel Martínez, Luis Masferrer, Miguel Masip, Alfonso Miquel, Ramón Novich, José Ormo, Secundino Ortega, José Pavón, Faustino Pérez, Leoncio Pérez, Salvador Pigem, Sebastián Riera, Eduardo Ripoll, José Ros, Francisco Roura, Teodoro Ruiz de Larrinaga, Juan Sánchez, Nicasio Sierra, Alfonso Sorribes, Manuel Torras, Atanasio Viadaurreta y Agustín Viela.

Anónimo -

SIN COMENTARIOS.