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Más de setenta colaboradores de El País cuestionan la libertad de crítica en el diario español.

Más de setenta colaboradores de El País cuestionan la libertad de crítica en el diario español.

El escritor peruano firma este sábado, junto con más de setenta colaboradores de El País, una carta al director, Jesús Ceberio, en la que expresa su "preocupación por la posibilidad del futuro ejercicio libre de crítica" en las páginas del diario de Prisa. Es su reacción a la salida del crítico Ignacio Echevarría, que hace algo más de una semana denunció al periódico, en una carta abierta dirigida al director adjunto Lluis Bassets, por “ejercer de un modo abierto la censura y vulnerar interesadamente el derecho a la libertad de expresión”.

En la sección de "Cartas al director" de la edición de este sábado de El País, el escritor peruano une su firma a la de destacados colaboradores del diario de Polanco para mostrar su preocupación por la marcha de Ignacio Echevarría.

La misiva recoge que "algunos críticos, redactores, escritores, lectores y colaboradores de El País expresamos nuestra preocupación por el daño que ha sufrido el crédito del periódico a raíz de la carta abierta que el crítico de Babelia y colaborador de la sección de Cultura del diario Ignacio Echevarría dirigió el pasado 9 de diciembre a Lluis Bassets, director adjunto de El País, en la que se denunciaba la represalia y la censura de las que ha sido objeto por ejercer la crítica literaria tal y como venía haciéndolo desde hace catorce años en estas mismas páginas".

La carta es breve y concisa y sus firmantes manifiestan "igualmente" "nuestra preocupación por la posibilidad del futuro ejercicio libre de la crítica en las páginas de El País". Firman, además de Mario Vargas Llosa, Rafael Sánchez Ferlosio, Juan Marsé, Félix de Azúa, Rafael Conte, Eduardo Mendoza y otras 68 personas más.

37 comentarios

Fabricio -

LA DICTADURA. Aunque a la progresía inconsciente de éste pais le pueda sonar a chino. Aquí, en España, se ha vuelto a instalar la dictadura más virulenta, la de las izquierdas que no entienden de democracia nada más que cuando tienen que vender, de forma demagógica siempre, su discurso.

Daniel R.H. -

Supongo que, para este gran profesional, el que un informático joven sin formación periodística alguna disponga de este espacio en el que expresar su opinión representa un hecho gravísimo, que afecta a la esencia misma del periodismo que él, y sólo él, representa. Qué más quisiera yo que ser tan importante. Por ahora, me conformo con recordar desde aquí al señor Cebrián lo que fue y lo que es. Un fascista. Un felipista. Un arzallista. No ha cambiado mucho en estos años.

Como para venir a darnos lecciones de libertad.

Daniel R.H. -

Parece ser que el irremediable Cebrián ha decidido que Internet es malo, malísimo. Pero no porque la utilicen los compadres de Ben Laden para sus fechorías, ni porque individuos más o menos degenerados la empleen para contemplar niñas en situaciones degradantes. A eso ya le dedicó el infumable y tecnofóbico libro La red. No, ahora parece que le molesta que en Internet se escriban y se lean cosas no autorizadas. No autorizadas por él, se entiende.

Parece que poder escribir lo que sea con un costo mínimo, al alcance de cualquiera, supone para el insigne académico una "censura insidiosa". La Red "no deja seleccionar la información de interés, honesta o verdadera". Es de suponer que la única información honesta y verdadera es el halago impenitente al totalitarismo vasco al que tan bellas e interesantes páginas ha dedicado la voz de Polanco. En esto es, al menos, coherente, pues se manifiesta partidario del monopolio de la información. De su monopolio, ese monopolio ejercido arriba y con prisa.

Jesus D. -

Mario Vargas Llosa, Rafael Sánchez Ferlosio, Juan Marsé, Félix de Azúa, Rafael Conte, Eduardo Mendoza y unos cuantos más que menudean por las páginas del diario amigo han dedicado una sentida carta a su director, Jesús Ceberio, en la que muestran su preocupación "por la posibilidad del futuro ejercicio libre de la crítica en las páginas de El País". A buenas horas mangas verdes. En El País el problema no es el futuro sino el presente y el pasado.

Tarteso -

Nunca ha habido "ejercicio libre de la crítica" en el periódico de Polanco. Ni para los de dentro ni para los de fuera. Que se lo digan a Pío Moa, que está aún esperando que Ceberio publique la carta que le envió para defenderse de los ataques de Javier Tusell. En El País lo que es, es, y a quien no le guste, ya sabe donde está la puerta. Ignacio Echevarría no sólo lo sabe sino que, hace semana y pico, salió por ella.

Santiago U. -

Polanco y Cebrían que trabajaron para Franco en la dictadura dentro del Ministerio de la propaganda ponen los mismos metodos de la dictadura de Franco en su panfleto.

Nos da igual que lleves tantos años trabajando en nuestra empresa, si osas criticar lo que hacemos te vas fuera y te censuramos tu cronica.

Estos metodos societicos en el "diario independiente de la mañana " deberían hacer reflexionar a sus lectores sobre la independencia y la pluralidad de este panfleto sectario.

Toledo M. -

Yo me acabo de enterar de esta historia. Lo que me parece al revisar el material es que la critica del tal Echevarria es intragable, nos es una critica de un libro, sino una mezcla de ataque personal y de bilis politica. Me imagino que encontrara rapidamente trabajo en la gran prensa independiente no regentada por prisa.

Jordi M. -

Siempre me he preguntado qué pinta mi adorado Vargas Llosa en El País. Me encanta que haya sucedido esto, parece que se van cayendo del guindo y se den cuenta de que el Grupo Prisa y por lo tanto El País es una secta siniestra al servicio del PSOE. Yo no lo leo desde el 98, nunca he escuchado la Ser, no he entrado nunca en una tienda Crisol, me borré de Vía Digital cuando se unieron las plataformas digitales, no tengo Canal +. En resumen boicot activo a todo lo que huela a Polanko. Y no lo echo de menoss, si acaso, de más. Pedro J. ya estás tardando en llamar a Vargas Llosa y ficharlo para El Mundo.

Garcia M. -

ESTE PANFLETO (ÓRGANO INDECENTE DE PROPAGANDA DEL PSOE) A FUERZA DE MANIPULAR Y DESINFORMAR EN LAS CUESTIONES POLÍTICAS DE FORMA SISTEMÁTICA ESTÁ GENERANDO FIGURAS INTERNAS QUE YA CONSIDERAN ESA ACTITUD NORMAL EN TODOS LOS ÓRDENES DE LA INFORMACIÓN Y QUE HASTA EMPIEZAN A CONSIDERAR LA CENSURA COMO HERRAMIENTA VÁLIDA PARA DEFENDER LOS INTERESES ECONÓMICOS DEL GRUPO.

SON SÍNTOMAS CLAROS DE QUE ADOPTAN ACTITUDES FASCISTAS.

HAN COMENZADO SU DECADENCIA Y CONSIGUIENTE AUTODESTRUCCIÓN. SUS DÍAS ESTÁN CONTADOS.

Isabel D. -

La respuesta de Bassets es sencillamente impresentable. Acogerse al "eclecticismo" de El País para considerar "una bomba atómica" una crítica negativa a un libro de Alfaguara (y no a las que hizo el mismo Echevarría de obras publicadas en Espasa o Planeta) supera todas las cotas de cinismo que yo podía esperar de alguien que ocupa un cargo como ese. Que con su pan se lo coma.

Ramon L.G. -

Tengo que decir que como lector que soy de este diario, ya ha sido desacreditado desde hace ya mucho tiempo por sí mismo, desde que el PSOE como una organización que funciona como el OPUS DEI, de hecho en 1982 se produjo la segunda venida del OPUS DEI en forma de PSOE, en especial en el ámbito de la enseñanza, desembarcó en este diario destrozando la línea y espíritu con la que había nacido. Yo pienso que este hecho, h sido una catástrofe cultural para este país. Yo lamento el odio, envidia y resentimiento con el que este diario se rige cuando pretende analizar lo que está ocurriendo. Cierto es que tiene ciertos agujeros negros por los que se escapa su odio, publicando artículos aún lúcidos. Estoy desolado con este diario desde hace muchísimo tiempo.

Urquielo -

El País, diario independiente de la mañana, es decir, los tontos lo pueden leer también por la tarde y hasta de noche. ¿Pero todavía quedan imbéciles que lean esa sarta de mentiras, con las que se quiere imponer el "pensamiento único"?

Alejandro A. -

Bien por los firmantes de la carta contra la censura en El País. Ahora falta lo más importante: negarse a colaborar en sus páginas hasta que la crítica de Echevarría se publique en El País y este periódico le pida, por escrito, público perdón. Si esto no se hace fallará la coherencia y todo habrá quedado en un simple quedar bien, con Echevarría y con la conciencia de cada cual.

Domingo J. -

Hay algunos que recién descubren que El País es una mafia masónica que no respeta la libertad de opinión y está empeñada en modelar el pensamiento de los españoles con un lavado stalinista del cerebro.

Por la libertad de España es necesario desmonopolizar los medios masivos de comunicación. Urge presentar una ley que se prhiba al propietario de un medio gráfico ser propietario de otro medio ya sea gráfico, radial o audiovisual.

Brado -

Nadie en EL PAíS ha contestado a la pregunta siguiente: ¿Se hubiera tenido el mismo comportamiento con el señor Echeverría si su demoledora crítica se hubiera aplicado a un libro publicado por Planeta? ¿se le hubieran "retenido" las críticas posteriores que envió si hubiera criticado a un libro publicado por alguna editorial ajena a Prisa? Por favor, que contesten a esta pregunta. Todo lo demás es marear la perdiz

Joaquin -

Mucha retorica para justificar lo injustificable.La defensora del lector trata de templar gaitas, pero los lectores extraemos la conclusión de que Bassets actuó como el mayor censor del reino,condeno al infierno a Echevarria por morder la mano que lo alimenta.El silenciarlo durante meses y aducir que la difusion de la carta que se difundió en internet, fue el motivo que les impidio reflejarlo en sus páginas,no es creible. Fué internet por medio de digitales el único foro libre que se hizo eco de la mayor cacicada cometida en contra de un critico que habia estado trabajando para el Pais durante decadas

Pedro F. -

Muy bien por la Defensora del Lector y también en este caso del critico criticado, vapuleado y nunguneado. Leí la crítica de marras y me extrañó que fuera tan dura con un libro de Alfaguara. Ahora veo las consecuencias que tuvo. Me recuerda a un profesor cubano que hizo una crítica en un seminario en el que participé como ponente contra las relaciones de Cuba con la extinta URSS. Fue destituido fulminantemente. Nada habría pasado si Echevarría hubiera criticado duramente un libro de otra editorial. Es lo que pasa con Haro, quien se pasa varios npueblos criticando cualquier obra de teatro sin que nadie en la casa le llame la atención. Si la sala fuera del grupo ya se cuidaría de hacer críticas menos descalificatorias. En fin, una vez mas se pone en evidencia el retorcido estilo jesuítico y vaticano de la casa Prisa. Pues que con su pan se lo coman. Hace tiempo que cambié de periódico.

R.C., M.V......... -

Rafael Conte, Mario Vargas Llosa, Rafael Sánchez Ferlosio, Juan Marsé, Eduardo Mendoza, Félix de Azúa (y 68 firmas más.)

Por la presente, algunos críticos, redactores, escritores, lectores y colaboradores de EL PAÍS expresamos nuestra preocupación por el daño que ha sufrido el crédito del periódico a raíz de la carta abierta que el crítico de Babelia y colaborador de la sección de Cultura del diario Ignacio Echevarría dirigió el pasado 9 de diciembre a Lluís Bassets, director adjunto de EL PAÍS, en la que se denunciaba la represalia y la censura de los que ha sido objeto por ejercer la crítica literaria tal y como venía haciéndolo desde hace catorce años en estas mismas páginas.

Igualmente manifestamos nuestra preocupación por la posibilidad del futuro ejercicio libre de la crítica en las páginas de EL PAÍS.

Malen A. -

Esta Defensora cree que, de alguna forma, habría que establecer unos principios rotundos que, en casos de sospecha de conflicto de intereses por productos relacionados con el grupo empresarial, dejaran bien a resguardo la independencia de las informaciones, especialmente las críticas. Nada dudoso que pueda impedir, en palabras de Bassets, que los críticos de EL PAÍS no puedan llegar "al fondo de las cosas ni tengan libertad para expresar sus reservas o su enmienda a la totalidad de una obra, independientemente de quién sea el editor".

Porque si los lectores están por encima de todo, es precisamente en casos como éste cuando el cuidado ha de ser exquisito. La credibilidad es difícil de alcanzar, pero se pierde con facilidad. Y ya se sabe que la mujer del César no sólo tiene que ser honrada, sino también parecerlo.

Malen A. -

Si, como ha asegurado Jesús Ceberio, la decisión no fue prescindir del mismo, "sino congelar la relación durante un tiempo", parece de locos haber llegado a una situación que ha desembocado en la pérdida de un crítico de prestigio, y dado pie a graves repercusiones para la credibilidad del periódico.

La discusión que se podría plantear, a juicio de esta Defensora, es si ha existido conflicto de intereses, porque es cierto que dentro de los grandes conglomerados periodísticos existe siempre esa sospecha. Y consecuencias derivadas de ese conflicto.

El Libro de estilo señala que la mejor forma de evitar el conflicto de intereses "es la transparencia interna que este periódico se compromete a mantener". Asimismo dice que, por encima de cualquier otro, prevalecerá el interés del lector; y añade que "en las informaciones relevantes de contenido económico o financiero referidas a cualquier empresa integrada o participada por el Grupo Prisa se hará constar que se trata del grupo editor de EL PAÍS". En este caso, el Libro de estilo no ayuda a aclarar el problema planteado, porque publicar que la editorial pertenece al Grupo Prisa -que no se hizo- no hubiera resuelto nada.

Malen A. -

EL PAÍS lleva más de 28 años ejercitando la libertad de expresión y de crítica, como bien saben los firmantes de la carta que frecuentan sus páginas. Por encima de posibles errores, ése es un compromiso permanente de la dirección con los profesionales que hacen el periódico y con los lectores".

Esta Defensora está de acuerdo en que el periódico tiene derecho a escoger los artículos que quiere publicar en sus páginas. El caso es que Echevarría había escrito, este mismo año, otras críticas en idéntico tono implacable. Y antes había fustigado con dureza a escritores de la talla de Javier Marías, sin que -como el propio crítico dice en su carta- hasta ahora eso hubiera sido "motivo de reprobación". Echevarría también había criticado distintos libros de Alfaguara. Cuatro en este mismo año, entre ellos Delirio, de Laura Restrepo, último premio Alfaguara de Novela. Nunca hubo quejas de censura por parte del crítico, quien siempre escribió con absoluta libertad lo que creyó conveniente y así se publicó.

No se puede hablar, por tanto, de censura. Pero esta Defensora cree que más que una "muy mala gestión" de lo que la dirección asume como un "conflicto", el desarrollo del mismo ha sido un auténtico disparate. No sólo debían haberse extremado todo tipo de precauciones para evitar el conflicto y las sospechas, sino que antes que nada debió de hablarse con Echevarría en vez de mantener silencio durante tres meses.

Malen A. -

2. "Un periódico tiene la credibilidad que le dan sus lectores. Que la crítica está mediatizada por los intereses editoriales del grupo empresarial es una opinión que no comparto. Como mínimo expresada en estos términos".

3. "No creo que una carta abierta dirigida a mí sea la forma más adecuada de resolver el conflicto. Cuando la recibí y pensé que sólo la había dirigido al periódico -al director, a Babelia y a mí mismo-, expresé mi deseo de verla publicada. Me convenció de lo contrario su divulgación inmediata y masiva en Internet sin conceder siquiera 24 horas al diario para su publicación. No creo que EL PAÍS deba prestarse como plataforma para una acción contra el propio diario".

Son explicaciones que el director de EL PAÍS, Jesús Ceberio, "comparte y respalda de principio a fin", al tiempo que subraya que "en modo alguno puede hablarse de censura, puesto que la crítica se publicó". El pasado viernes, Ceberio reconoció haber gestionado "muy mal" este "conflicto". Ante la inquietud del Comité de Redacción por la carta de más de un centenar de críticos, colaboradores y redactores de EL PAÍS -publicada ayer en Cartas al Director-, Ceberio lamentó que "este conflicto, que ya reconocí haber gestionado muy mal, dé pie a conclusiones que me parecen desmesuradas y que tratan de extender una sospecha general sobre el periódico.

Malen A. -

Lamento de verdad que él mismo haya decidido dar por terminada su relación con el periódico. No ha habido censura. No ha habido despido ni rescisión por nuestra parte de una relación. Ha sido Echevarría quien la ha roto sin tantear ninguna otra posibilidad. ¿Ha habido limitación al derecho a la información y a la libertad de expresión? Creo sinceramente que no y que en este bloque de derechos y libertades se incluye el de los lectores a elegir el diario que quieren leer y por parte de las empresas periodísticas el de contratar los artículos que desean ver publicados en sus páginas".

Malen A. -

No me parece razonable que en un diario de información general, que pretende hacer un servicio al mayor número posible de lectores, se ataque personalmente a un escritor y se haga utilizando además una forma tan cruel. (La versión original ni siquiera le ahorraba al autor una referencia despectiva a su competencia moral, frase que aceptó suprimir a sugerencia de la Redacción de Babelia). Creo que un diario como EL PAÍS es ecléctico y plural por definición en cuestiones estéticas, lo cual no significa que sus críticos no lleguen al fondo de las cosas ni tengan libertad para expresar sus reservas o su enmienda a la totalidad de una obra, independientemente de quién sea el editor. Su artículo contra Atxaga llevó a interrogarnos sobre el papel de este crítico y decidimos congelar por el momento su colaboración. Envió semanas más tarde una crítica cuya publicación fue aplazada. Entiendo que la dilación molestara a un crítico tan reconocido y valorado, y no tengo inconveniente en reconocer que podía y debía publicarse.

Malen A. -

Esta Defensora ha planteado al director adjunto, Lluís Bassets, responsable de Opinión y del suplemento Babelia, y destinatario de la carta abierta de Echevarría (en la que le pedía explicaciones por la crónica retenida, hablaba de censura y aseguraba que el periódico había defendido a ultranza los intereses del grupo empresarial), las siguientes preguntas:

1. ¿Por qué Echevarría no ha publicado ninguna crítica en Babelia desde hace más de tres meses? ¿Tiene algo que ver con el hecho de que la última que publicara fuera una crítica muy negativa del libro de Bernardo Atxaga editado por Alfaguara? ¿Tiene razón el crítico cuando afirma que ha sido objeto de una represalia por culpa de esa nota negativa?

2. ¿No queda en entredicho, como señalan algunos lectores, la credibilidad de EL PAÍS, cuando entran en colisión los intereses del grupo empresarial al que pertenece con una crítica independiente?

3. ¿Por qué no se ha publicado la carta abierta de Echevarría?

Éstas son sus respuestas de Bassets:

1. "Resulta difícil sobreponerse al estupor que suscita la lectura de esta novela. Cuesta creer que, a estas alturas, se pueda escribir así’. Hago mías estas palabras con las que empezaba Echevarría su crítica, pero aplicada a lo que él escribe.

Malen A. -

La de Atxaga se decidió en el contexto de potenciar valores literarios actuales que no habían tenido hasta el momento un excesivo subrayado dentro de las páginas del suplemento. En esa línea se ha dado portada a autores como Ray Loriga, Belén Gopegui o Mario Onaindía. Desde un punto de vista informativo se consideró interesante hacer una entrevista a Bernardo Atxaga por las expectativas generadas en torno a una novela esperada desde hacía siete años, premio de la Crítica cuando el libro se publicó en euskera. Atxaga venía avalado, además, por su trayectoria literaria; fue, por tanto, una apuesta explícita por el autor. Como es frecuente en el periodismo, no siempre coincide la opinión de un crítico o un columnista con un despliegue informativo concreto. En Babelia hay otros precedentes: Sarah Waters, escritora británica, avalada por un enorme éxito, salió en una doble página con entrevista y una crítica negativa de José María Guelbenzu. El respeto a la libertad e independencia de la crítica lleva a este tipo de divergencias. Después de la publicación de la crítica de Atxaga, el director, Jesús Ceberio, me pidió públicamente que comunicara al crítico que este periódico no utiliza ’bombas atómicas’ contra nadie. Así se lo comuniqué y le reclamé la reseña de dos libros pendientes desde julio. A las dos semanas envió la crítica de uno de ellos, El bosque sagrado, de T. S. Eliot, que el director adjunto, Lluís Bassets, guardó hasta nueva orden. Dos meses y medio después se recibió la carta abierta de Ignacio Echevarría".

Malen A. -

Varios lectores se han dirigido a esta Defensora pidiendo la aclaración de unos hechos que consideran sumamente graves. "¿Se ha apartado al crítico Ignacio Echevarría del suplemento Babelia? Si es así, ¿tiene esto algo que ver con el hecho de que su crítica a la última novela de Bernardo Atxaga, El hijo del acordeonista, se dirigiera contra uno de los lanzamientos estrella para el otoño de una editorial, Alfaguara, que pertenece al mismo grupo empresarial de este periódico?", pregunta desde Vitoria Javier Berasaluce Bajo. "Me parece que los lectores de EL PAÍS y de Ignacio Echevarría merecemos una explicación de lo ocurrido", dice E. L. de Cegama. "Creo que el asunto es lo suficientemente grave y afecta a la credibilidad del periódico para que la carta abierta de Echevarría al director adjunto se despache con un ’sin comentarios", añade Segundo Saavedra. Es el resumen de casi una veintena de quejas.

La redactora jefe de Babelia, María Luisa Blanco, da su versión de lo sucedido: "El libro de Bernardo Atxaga se programó a finales de julio para que protagonizara la primera portada de Babelia de septiembre. La crítica del libro se le pidió a Ignacio Echevarría. Rafael Conte y Echevarría se reparten la crítica de los libros considerados más importantes, que suelen coincidir con aquellos a los que se les dedica una portada.

Patricia -

Hace muchos años que dejé de leer El País. Empezaba a recordarme a aquellos alemanes tan cultos que interpretaban y escuchaban a Beethoven en los lager mientras se perseguía y asesinaba a los judíos.

Eduardo Martos -

La carta que han escrito los "abajo firmantes" al Pais me parece más una forma de contrarestar la carta abierta de Echevarría, la cual no fue publicadad en ese periodico, que una verdadera critica. A su vez intenta que el prestigio que va perdiendo poco a poco el Pais se mitigue algo, ya que a fin de cuentas ahora pueden decir que lo de la censura es falsa, ya que han permitido esa carta crítica con el periodico.

David Parada -

La carta que ha escrito esta gente es más una carta corporativa en apoyo de un compañero y por eso se ha permitido. El País desde hace tiempo es más el boletín interno del PSOE que otra cosa. Y como boletín interno, despues de la campaña de basura vertida para colocar a alguién que les permita meter la mano en la caja, ha perdido toda credibilidad. Que un grupo de escritores hable de la falta de libertad interna para criticar un libro no es importante, chapotear en la sangre de 192 personas y acusar al antiguo gobierno de los asesinatos sí.

Sebastian -

¡Hola amigos! A mí me encanta que pasen estas cosas. Lástima que no haya aparecido un libro en el que se desentrañen las técnicas de la informapulación del diario amigo. En Francia, la bomba sobre Le monde ha hecho su efecto. Penel está en la calle y Colombani va pidiendo limosnas para sostenerlo a la vez que se queja de los diarios gratuitos, de internet y del corporativismo de impresores y distribuidores, ellos tan socialistas. A ver si por aquí cae la misma breva y yo que lo vea. Buen domingo

Yotero -

Quejarse de la "censura interna" de un periódico -de un medio cualquiera- es un gravísimo error. El medio es propiedad de su dueño -en el caso de "El País", Don Jesús de Polanco- y éste puede hacer con él mangas y capirotes. No hay más "censura" que la de la autoridad gubernativa, y quejarse de la "censura" interna del dueño es -voluntaria o involuntariamente- llamar a la autoridad gubernativa para que corrija el entuerto. Por eso me parece gravísimo. Que se trate de un medio tan repulsivo como "El País" es por completo irrelevante.

Carla (Madrid) -

Lo que realmente es para preocupar es que nos tengamos que preocupar ¡Ahora! por la preocupación de los criticos de la crítica de El País.

¿Existió, existe o existirá esa CRITICA?

¡De chiste!

Jose C. -

En la carta que Bassets remitió a Echevarría le prometía ofrecer en "los próximos días", una "respuesta completa" a la petición de explicaciones por parte del crítico. Pero ha transcurrido más de un mes y no ha recibido la respuesta deseada. “Entiendo que la espera ha transcurrido en vano, y soy yo el que de nuevo tomo la iniciativa de escribirte esta carta abierta para esta vez simplemente decirte adiós, y despedirme de paso de los lectores de El País que durante todo este tiempo han seguido, con su aprobación o con sus desacuerdos, mi empeño quizás insensato de perseverar en el cada vez más menoscabado y cuestionado ejercicio de la crítica”, concluye Echevarría.

La reseña que ha causado la disputa, titulada “Una elegía pastoral”, criticaba “la beatitud y el maniqueísmo” del planteamiento de la novela y lamentaba la “prosa de seminarista, de una cursilería casi conmovedora, llena de ridículos arrobamientos” con la que está escrita. El libro, según el crítico, está “construido con una sentimentalidad jurásica, que en sus mejores páginas trae, bien que a su modo, el recuerdo de las novelas de José Luis Martín Vigil”.

Jose C. -

Echevarría comenta en su misiva que “quien dijo esto, y lo dijo a voz en grito, frente a varios testigos” fue el director de El País, Jesús Ceberio, dos días después de que se publicara la reseña. “No deja de resultar cómica”, señala Echevarría, “la ocurrencia de emplear la metáfora ‘arma de destrucción masiva’ en estos tiempos que corren. Parece que estamos todos condenados (unos más que otros) a presumir su existencia allí donde no las hay”.

Jose C. -

La carta abierta refleja la decepción del crítico literario con el diario “del que vengo siendo lector desde hace más de veinte años, y donde vengo escribiendo desde hace catorce”. La polémica ha sumido a Echevarría en dos reflexiones. La primera, saber qué sentido tiene escribir “una crítica independiente en un medio que parece privilegiar, con descaro creciente, los intereses de una editorial en particular y, más en general, de las empresas asociadas a su mismo grupo”. Sobre las críticas internas que ha suscitado la reseña, Echevarría argumenta que el tono empleado no difiere de otras muchas que ha publicado en Babelia. Fue el mismo utilizado con las últimas novelas de Jorge Volpi (Seix Barral), Antonio Skármeta (Planeta), Jaime Bayly (Espasa) o Lorenzo Silva (Espasa) “tanto o más duras que la dedicada a Bernardo Atxaga”. La única diferencia estriba en que la novela del autor vasco está publicada en Alfaguara, la editorial del Grupo Prisa.

La segunda cuestión que “preocupa” a Ignacio Echevarría es que El País ejerza “de un modo abierto la censura” y “vulnere interesadamente el derecho a la libertad de expresión, del que tan a gala tiene ser defensor y valedor”. Esa es la conclusión que extrae el crítico tras “la resolución de vetar a un antiguo colaborador por el solo motivo de haber manifestado contundentemente, sí, pero también argumentadamente, su juicio negativo acerca de una novela” que considera “francamente mala”.

Jose C. -

Ignacio Echevarría, crítico literario del diario El País, ha enviado una carta abierta al director adjunto del periódico Lluís Bassets en la que denuncia al periódico por “ejercer de un modo abierto la censura y vulnerar interesadamente el derecho a la libertad de expresión”. Echevarría, colaborador de El País desde hace catorce años, publicó el pasado mes de septiembre una crítica sobre el último libro del escritor Bernardo Atxaga, “El hijo del acordeonista”, que en altas esferas del diario se definió de “arma de destrucción masiva”. La novela está publicada por Alfaguara, editorial del Grupo Prisa.

Tras publicar la crítica en el suplemento literario Babelia del 4 de septiembre, el nombre de Echevarría ha desparecido de sus páginas sin más explicaciones. De hecho, y tal y como denuncia en su carta abierta a Lluís Bassets, el crítico envió una nueva reseña el pasado 13 de octubre sobre un libro de ensayos de T.S. Eliot. La crítica fue “retenida” por el propio Bassets aludiendo al problema que había creado su recensión sobre la novela de Atxaga. “Se ha dicho, y supongo que te habrá llegado, que tu crítica era como un arma de destrucción masiva y que el periódico hace mucho tiempo que ha renunciado a utilizar este tipo de armas contra nadie”, argumentaba Bassets.