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Cómo se fabrica un mito: Companys

Cómo se fabrica un mito: Companys

La preparación de la guerra civil a lo largo de 1934 por el PSOE y por la Esquerra nacionalista catalana puede considerarse hoy un hecho histórico firmemente establecido. En cuanto a la Esquerra, su dirigente Companys se esforzó en crear en Cataluña un clima insurreccional y en preparar los medios para la rebelión contra un gobierno legítimo, valiéndose, con dolo, de los instrumentos que la legalidad ponía a su disposición, que eran muchos.

Y cuando, el 5 de octubre, aprovechando un cambio de gobierno totalmente legal, el PSOE se lanzó a la guerra en toda España, Companys esperó todavía a ver cómo se desarrollaban los acontecimientos, mientras cortaba las comunicaciones terrestres con Madrid, trataba de imponer la huelga general en Barcelona, y ocupaba esta ciudad con sus milicias armadas, conocidas como "escamots". Entre tanto hacía creer al gobierno que sus medidas se dirigían a impedir una subversión anarquista totalmente imaginaria. Al día siguiente, las noticias de estallidos revolucionarios en numerosas provincias y en Madrid le decidieron a saltar al ruedo a su vez, y al atardecer de ese día proclamó la rebelión contra un "golpe fascista" en Madrid. Puede decirse que había engañado al gobierno con la supuesta insurrección anarquista y ahora engañaba a los catalanes con el no menos falso golpe fascista.

Es sabido cómo terminó la aventura. A pesar de que disponía de miles de milicianos y del control sobre la Guardia de Asalto y, en menor medida, sobre la Guardia Civil, y de fuertes infiltraciones en el ejército, contra una guarnición de sólo unos centenares de soldados, Companys se rindió en la madrugada, tras pasarse la noche él y su consejero de orden público, Dencás, llamando a los catalanes a la lucha para derribar al gobierno democrático e imponer prácticamente la secesión.

La inmensa mayoría de los catalanes se mantuvo al lado de la legalidad, y la intentona de la Esquerra cayó en medio del mayor ridículo. Y sin embargo antes de medio año Companys se había convertido en algo así como un héroe legendario para muchos catalanes y no catalanes en toda España. El mecanismo de esta extraordinaria transformación merece un pequeño estudio.

Como consecuencia del asalto a la legalidad constitucional, hubo fuertes presiones para abolir la autonomía catalana, dándola por fracasada, así como para proscribir a los partidos guerracivilistas, incluyendo a la Esquerra. Sin embargo el gobierno prefirió una actitud moderada. Los partidos no fueron prohibidos, la autonomía fue solamente suspendida hasta que se normalizase la situación, y sólo los periódicos oficiales de la Esquerra fueron pasajeramente clausurados, medida sin apenas efecto porque reaparecieron de inmediato con otro nombre.

Y estos periódicos, convertidos en plataforma de una campaña extremadamente emocional y patriotera, lograron cambiar el completo descrédito inicial de Companys, en una imagen de gloria y martirio al servicio de Cataluña y de la democracia.
Hazaña propagandística todavía más notable cuanto que el comportamiento de los líderes esquerristas en el proceso subsiguiente careció de toda altura moral o política: se limitaron a negar la evidencia. Ellos no se habían rebelado. Había sido el pueblo el que se había rebelado espontáneamente, y el gobierno de Companys se había limitado a dar un "cauce" a aquel movimiento para evitar que se descontrolase y cayese en la anarquía. Los interrogatorios, como he expuesto en el libro recién aparecido 1934 Comienza la guerra civil, cayeron en lo surrealista cuando los acusados afirmaron creer que los pocos soldados provistos de dos pequeños cañones que asediaron la sede de la Generalidad eran o podían ser anarquistas. No les faltaba aplomo.

El defensor, Ossorio y Gallardo, sostuvo la misma historia. Según él, Companys y los suyos habían cumplido con su deber para evitar el caos, y en todo caso sólo podían ser acusados por un artículo de la ley que tipificaba el intento de derrocar al gobierno constitucional. Un miembro del tribunal llamado Sbert y próximo a la Esquerra, lo mejoró: los procesados no habían intentado cambiar el gobierno, sino el Estado. Pero como ningún artículo legal penaba de modo explícito tal cosa, la rebelión de Companys debía considerarse un acto "político y legítimo". La prensa de la Esquerra encontró "consistente y moderna" esta versión, digna de los hermanos Marx. En adelante, tratar de derribar el Estado Republicano debía considerarse una especie de deporte. Toda la historia del proceso, de no estar envuelta en la tragedia (el golpe de Companys provocó más de cien muertes en Cataluña) podría dar lugar a un espléndido relato humorístico.

Este comportamiento absolutamente falto de responsabilidad política e histórica no mermó la renaciente popularidad de Companys. Sus partidarios proclamaban a voz en cuello: "Companys, el presidente de la Generalitat es el primer luchador de Cataluña" "En el banquillo de los acusados, siete hombres de Cataluña. Y en torno al estrado y al banquillo, y fuera, el pueblo"; "Companys y Cataluña. Gómez Hidalgo ha establecido la magnífica ecuación. Companys y Cataluña se encontraron juntos el 6 de octubre. Y no se separarán más" "Companys es Cataluña. Cataluña es Companys" Y así incansablemente en titulares de prensa, folletos de propaganda, octavillas. La prensa de izquierdas en toda España presentaba a los héroes del 6 de octubre como personajes simpáticos, afectuosos, excelentes personas víctimas de unas desdichadas circunstancias en cuyo detalles, lógicamente, no entraban.

Por su parte, Companys sabía animar la función: "El veredicto que nos importa es el que pronuncie en su conciencia íntima el pueblo. Ya que nuestros defensores han hablado del juicio de la Historia, declaramos que esperamos tranquilos su veredicto definitivo, con orgullo en el corazón y conciencia limpia". El pueblo había pronunciado su fallo al desoír los llamamientos de Companys aquel 6 de octubre, pero él y la Esquerra no lo tuvieron por inapelable. Creían que una buena campaña de propaganda puede cegar las evidencias más crudas, y los hechos parecen haberles dado la razón.

¿Puede, realmente, tener ese efecto una campaña así? Sí, desde luego, pero con una condición: que no sea contrarrestada mediante una tenaz e insistente contracampaña. Rebatir falsedades tan groseras no es empeño agradable, obliga a entrar a veces en el terreno del disparate y a emplear tiempo en explicar lo que debiera ser obvio. Sin embargo no queda otro remedio, porque los falsos mitos tienen un efecto desastroso. Todavía hoy políticos e historiadores nacionalistas cultivan insistentemente la falsificación de la historia y fomentan el culto al golpismo y a personajes poco recomendables. No es sano que en Cataluña se tenga por héroe a Companys y no a Pla, o que en las Vascongadas ocurra lo mismo con Arana y no con Unamuno. Tales cosas indican cierto grado de insania colectiva, y conviene rebajarlo en lo posible.

22 comentarios

Carmelo -

Por insostenible en Derecho que pueda parecer este fundamento jurídico, lo que resulta evidente es que no tiene nada que ver con una represión específica de la autonomía de Cataluña.

Carmelo -

Los jueces, al señalar que el acusado proclamó en 1931 la República catalana y en 1934 el Estado catalán, y al señalar que "el procesado no puso remedio para reprimir los desórdenes, crímenes, asesinatos, robos, saqueos y depredaciones de toda clase, a que los elementos izquierdistas de dedicaron y que no sólo los toleró sino que con su actuación más bien fueron favorecidos y alentados" entre los años 1936 y 1939 en que fue presidente de la Generalitat... no le condenan por esos delitos (citados en los Resultandos de la sentencia), entendidos más bien como elementos de prueba.

El primer Considerando de la sentencia dice claramente que la causa de la condena es la rebelión de Companys, en cuanto que ellos consideran legítimo el poder constituido el 17 de julio de 1936: "Que asumido el poder legítimo del Estado por las Autoridades Militares que a partir del 17 de julio de 1936 se alzaron en cumplimiento de la misión atribuida al Ejército en su Ley constitutiva de defender la Patria contra enemigos tanto exteriores como interiores, que significaban los partidos y el llamado gobierno del Frente Popular, y que surgido así el Nuevo Estado, la oposición armada contra el mismo origina la rebelión definida en el artículo 237 del Código de Justicia Militar".

Carmelo -

La sentencia de Companys le condena "como responsable en concepto de autor por adhesión del expresado delito de rebelión militar", de manera enteramente similar a como fueron condenadas cientos de autoridades civiles y militares que no se adhirieron al Alzamiento Nacional. Los tribunales del nuevo régimen entendieron que las autoridades sublevadas tenían la consideración de poder legítimo por el carácter necesario de su intervención, y que por lo tanto la rebelión contra ellas se viciaba con un carácter sedicioso que, en tiempo de guerra, cualquier país castigaba entonces con la pena máxima.

Esta especie de ficción jurídica, que viola varios principios legales, y que transformaba a la autoridad sublevada en autoridad constituida, y a la autoridad constituida resistente a la sublevación en sediciosa, puede parecer hoy aberrante (de hecho sólo se entiende en ese preciso contexto de guerra civil), pero no le fue aplicada a Lluís Companys de manera distinta a como lo fue a muchas otras personas fuera de Cataluña.

Carmelo -

Es conocida la historia posterior: cuando en 1936 triunfó en las elecciones el Frente Popular, Companys fue amnistiado, elegido diputado de manera inmediata, y vuelto a nombrar presidente de la Generalitat. Cuando estalla el Alzamiento Nacional el 18 de julio de ese año, fracasa en Cataluña y se instaura en el Principado un régimen de terror contra los sublevados y sus afines bastante más duro del que había padecido Companys dos años antes.

Por activa o por pasiva, el presidente de la Generalitat consiente la oleada de crímenes organizada sistemáticamente por los partidos de la izquierda, en ocasiones al margen, en ocasiones al amparo de los Tribunales Populares. Finalizada la contienda en 1939, Companys se exilia en Francia, donde es detenido en 1940 por las fuerzas de ocupación alemanas, y entregado al Gobierno español. Tras pasar por un Consejo de Guerra sumarísimo, es condenado a muerte y fusilado el 15 de octubre de ese año.

Carmelo -

Companys fue condenado a 30 años de prisión por un delito de rebelión, que no fue castigado con la pena de muerte porque la República había renunciado a ella (precisamente la reinstauró a raíz de la revolución de Asturias). Casi todos los países del mundo en aquella época sentenciaban con la pena capital un acto como el de Companys, y aun hoy, los que la han abolido, le reservan los castigos más elevados. En España, cuando el golpe de Estado del 23-F, los principales inculpados fueron castigados con la pena máxima: 30 años, la misma que recibió Companys.

Carmelo -

El 6 de octubre de 1934, Lluís Companys, a la sazón presidente de la Generalitat, dio un golpe de Estado contra la legalidad republicana, al asumir, como proclamó desde el balcón de la Generalitat esa misma tarde, "todas las facultades del poder en Cataluña" –que, obviamente, no le correspondían: por eso fue un golpe de Estado– y proclamar "el Estado Catalán". La respuesta del pueblo catalán fue tan escasa, que esa misma madrugada el golpe de Estado era sofocado por unos pocos cientos de soldados dirigidos por otro catalán, el general Domingo Batet, causando tres muertos entre la escasa treintena de voluntarios que consiguió reunir Companys para defender el edificio.

Detenido el president, fue llevado ante su vencedor, quien le recriminó casi amablemente su actitud sediciosa: "¿Qué habéis hecho, Companys? ¿No sabéis que por la violencia jamás se logran los ideales?". Y luego, al proclamar a la ciudadanía el fracaso de los golpistas, Batet desarrolló esta idea: "Es lastimoso lo ocurrido. Yo lo siento como catalán primero, y como español después. En un régimen de democracia, que tiene abiertos todos los caminos para todas las aspiraciones que se encuadren en derecho, ¿qué necesidad tenían de acudir a la violencia?".

Begoña -

FUSILADOS EN EL 36, EN CANGAS DEL NARCEA
http://www.asturiasliberal.org/page/articulo/151541

Martes -

Lista de mártires españoles asesinados en la Persecución Religiosa del 1934 y del 1936-39
http://newsaints.faithweb.com/martyrs/MSPC.htm

Pepe J. -

Ni siquiera cuando en tales asesinatos, todos repulsivos, hubo
detalles monstruosos, como aquel en que obligaron a un prisionero político a
que transportase diversas gavillas de paja antes de propinarle una paliza
que le dejara inconsciente, facilitando así que le pudieran depositar sobre
la paja que había transportado, que a continuación prendieron fuego para
quemarlo vivo. O aquel otro en que descuartizaron a varios presos para luego
echar su carne a unos cerdos hambrientos. O el de dejar morir, sin tiro de
gracia, a diversos fusilados. O el de asesinar a ciertos adversarios delante
de sus mujeres e hijos. O el de, antes de dar la muerte a alguno de los
"rebeldes", "fascistas" o "carlistones", arrancarles los testículos para ver
cómo reaccionaban...

Con su peculiar "memoria histórica", Zapatero y su tropa, ¿qué pretenden?
¿Hacerse cómplices de tan aberrantes escarnios y pedir perdón por ellos, o
convertirse en verdugos de quienes los juzgaron y sancionaron hace cincuenta
o sesenta años? Este afán por mezclar pájaros con peces no tiene altura
política, denuncia bajos instintos revanchistas y parece encubrir ciertas
ansias comerciales de dinero y de votos.

Pepe J. -

E L gobierno socialista ha decidido "recuperar la memoria histórica" y
rendir homenaje a las víctimas de la represión franquista. Desde distintos
puntos de España me preguntan si tengo alguna idea sobre lo que el señor
Rodríguez Zapatero y sus cofrades políticos entienden por represión. En
concreto, un amigo de Barcelona me dice que le gustaría saber si ZP y sus
muchachos califican de "represaliados" a los autores y cómplices de los
hechos delictivos cometidos en Cataluña desde el 18 de julio de 1936 en
adelante y que fueron condenados a muerte o a distintos años de cárcel por
los tribunales "franquistas" encargados de juzgar sus hechos. Mi amigo me
informa de que, por ejemplo, en Cataluña se cometieron 8.352 asesinatos en
el periodo que va desde el 18 de julio de 1936 al 2 de febrero de 1939. La
República Española y la Generalidad catalana no castigaron ninguno de esos
crímenes, sin duda por entenderlos plenamente lícitos o para que nadie
calificara a Companys
(creador de las checas catalanas) y Tarradellas, o a Negrín y Azaña, de
"represivos".

Historia -

Nos dijeron que los de derechas habían muerto por Dios, España y su revolución nacional-sindicalista. Después, que los de izquierdas cayeron por la libertad y la democracia, ¿cree que mientras no haya una visión objetiva del por qué murieron unos y otros no alcanzaremos la convivencia en paz que nos hemos negado durante los últimos setenta años?.

Bueno, convivencia sí ha habido. Es una falsedad decir que la guerra civil no está superada porque ha estado superada durante muchísimo tiempo. Lo que pasa es que por intereses políticos la izquierda ha vuelto a resucitarla tratando de resucitar los rencores y los odios que ya casi nadie sentía. Entonces, claro, esto es una dinámica que yo estimo es muy peligrosa y hay que cortarla diciendo que la historia fue así y no como ustedes la cuentan. Y vamos a pasar esto al terreno de la historia y no al de la política actual. Mientras no consigamos eso, el peligro estará ahí.

Porque todo esto es un movimiento artificial que se ha creado, que si las fosas, que si tal y que solo quiere utilizar los viejos rencores para empujar a la derecha y ponerla contra las cuerdas de una manera antidemocrática lo que me parece muy peligroso, primero, porque es falso lo que dicen y segundo porque la historia no se debe utilizar de esa manera. Hoy en día la crispación en política puede romper la convivencia.

Fernando M. -

El historiador cree que más que guerra preventiva, la Revolución de Asturias fue una "guerra ofensiva", un golpe de Estado frustrado, que pretendía la revolución sovietizante. "El PSOE haría bien en reconocer esta realidad para evidenciar que el PSOE de hoy no es el PSOE de la II República", apunta Moa. En su opinión, el agiornamiento de Suresnes abandonando el marxismo no es suficiente. Considera que hay ciertos paralelismos con la situación actual, aunque reconoce que hoy la situación es mucho menos crispada y tensa que entonces.

Fernado M. -

El martes 5 se presentaba en sociedad el último libro del historiador Pío Moa: "1934: Comienza la Guerra Civil. El PSOE y la Esquerra emprenden la contienda". Moa defiende la tesis ya conocida: la guerra civil comienza en 1934 por un intento de golpe de Estado de las izquierdas, que terminó en fracaso. La izquierda de entonces no aceptó la victoria electoral de la CEDA el 19 de noviembre de 1933. Ese mismo día, el presidente del PSOE, Largo Caballero -el "Lenin español"- insta a la directiva de su partido a concretar "un movimiento revolucionario a fin de impedir un régimen fascista". Repasar la prensa oficial del PSOE de aquella época permite observar el ánimo subversivo del socialismo español de la II República. Un ánimo no compartido por Julián Besteiro, que ya vaticinó que "envenenar las mentes de los trabajadores" produciría un baño de sangre.

Pero el "Lenin español" se impuso. Sabían bien que Gil Robles no representaba una amenaza fascista al modo de lo ocurrido en Alemania, Italia o Austria. Pero "vendió" esa versión y las masas la "compraron". Por eso, Moa no comparte la tesis de la "guerra preventiva" que defiende el filósofo asturiano Gustavo Bueno.

Luis A.F. -

Tras las elecciones de Febrero, que el PSOE había dicho no aceptaría el resultado si no le era favorable, la única vía que aceptaban era la revolucionaria que desembocase en la dictadura del proletariado, ¿existía alguna solución o era ya inevitable el levantamiento de la media España que no contaba en ese "proyecto"?.

Esa media España a la que se refiere podía optar, únicamente, entre dejarse aniquilar o rebelarse. Se rebeló y se rebeló contra un régimen ilegítimo, porque el régimen que había estaba tan alejado de la Constitución republicana, que no cumplía, que no tenía ninguna efectividad práctica. Entonces a la derecha no le quedaba otra alternativa que someterse a una auténtica tiranía o rebelarse y optó por esto último. Además, teniendo en cuenta lo que eran los procesos revolucionarios entonces y habiendo visto el ejemplo de lo que había sucedido en Rusia, la opción era clara.

La solución tal vez si hubiese podido darse porque la derecha, la mayoría de la derecha, no toda, tras las elecciones de Febrero, en principio, apoyó a Azaña pidiéndole que detuviese el proceso revolucionario, en definitiva, que cumpliese la ley y que hiciese cumplirla a lo que Azaña se negó. A partir de ese momento la situación se enquistó y ya no hubo solución. La guerra se pudo evitar solo con que el gobierno de entonces hubiese cumplido la Constitución, simplemente con eso.

Moralista -

El PSOE había colaborado con la entonces cercana Dictadura de Primo de Rivera siguiendo las líneas que marcaban los partidos seguidores del llamado socialismo reformista, ¿ qué sucede para que en tan poco tiempo abandone esa estrategia y busque el poder por las armas al estilo de los socialistas revolucionarios?.

El PSOE tenía una estrategia marxista según la cual, los regímenes burgueses no importaban demasiado excepto en la medida que se podían utilizar para llegar a la revolución socialista. Ellos aceptaron la República considerándola como un paso hacia el socialismo y en 1933 llegaron a la conclusión de que las condiciones históricas habían madurado para hacer la revolución por medio de la guerra civil. Esta es la clave y hay que descifrarla entendiendo que era un partido marxista, cosa que no todo el mundo puede hacer debido a que los marxistas españoles nunca han sabido mucho marxismo y de lo único que estaban convencidos era que había que acabar con el régimen burgués y que la República era un paso simplemente para ello.

Ramón -

En cualquier caso, la guerra civil española es una cuestión demasiado seria cómo para frivolizar sobre ella. Hace muchos años leí que la guerra civil española fue la última guerra romántica. Fascistas y comunistas jugaron allí todas sus bazas. Los ideales democráticos fueron una excusa para ponerse a prueba dos formas de entender la "política" que devinieron poco más tarde regímenes políticos totalitarios y criminales. A pesar de todo, durante mucho tiempo, viví con esa falsa idea de nuestra tragedia nacional. Más tarde, cuando leí con un poco de detenimiento la crítica de la Segunda República que hicieron los propios republicanos, o sea, la crítica que hicieron de la república los hombres que ayudaron a traerla, especialmente la crítica de Ortega, comprendí que la guerra civil era un suceso para olvidar.

En efecto, porque la guerra civil ha sido el mayor horror que haya podido parir pueblo alguno, debemos olvidarla. Porque la guerra civil española es un acontecimiento brutal para la historia de España, no debiera haber español que hablase de ese suceso sin sentir vergüenza. Por todo eso, la guerra civil es, sobre todo, un acontecimiento para olvidar. Sin ese necesario olvido nadie con principios morales podrá nunca recordarla, o sea historiarla.

Ramón -

Sin embargo, triste asunto es el de la guerra civil española si es tratado para legitimar alguna posición política contemporánea. Triste manera de hacer política es manipular la guerra civil española. Triste la vida de los académicos que usan y abusan hasta la manipulación del acontecimiento de la guerra civil española para dar "legitimidad" ideológica a un partido político. Triste y dramático es visitar una librería y mirar las novedades que nos ofrecen las diferentes editoriales. Triste, casi patético, porque en las mesas de esas librerías parece estar librándose, otra vez, la guerra civil española. El espectáculo que están ofreciendo algunos profesorcitos de historia nacionalista, o peor, de manuales de historia al servicio de los vencidos, por el éxito editorial que han adquirido los libros de Moa es un ejemplo del bajo, bajísimo, nivel intelectual que algunos académicos tienen cuando discuten en la arena pública.

Ramón -

Paseo por las librerías con el ánimo de hallar alguna señal para descubrir los principales debates intelectuales de España. Pero me canso al poco tiempo de mi absurda búsqueda. Me detengo en las mesas donde se exponen las novedades y descubro "nuevos" libros sobre la guerra civil española. Algunos de ellos han generado, en verdad, cierto debate intelectual. Ojalá, digo para mis adentros, otras "especialidades" u otras materias que no fueran historia consiguieran una polémica similar a ésta; ojalá hubiera otros autores parecidos a Pío Moa que desmontasen algunos mitos sobre nuestra literatura o filosofía... Por aquí nada que objetar, o sea, bienvenido sea ese debate sobre nuestro pasado reciente.

Huelvare -

Anonimo, no es ninguna tonteria, los que crearon el ambiente propicio al alzamiento de Franco, fueron los socialistas que estaban en el poder y crisparon tanto que se rompio la cuerda.

Anónimo -

Tanto un bando como el otro hicieron cabronadas muy grandes. Pero decir que fue la izquierda la que comenzó la guerra civil de 2,5 años y summio a España en una dictadura de 40 que la arruino economica y socia
lmente es la mayor tonteria que he leido en mucho tiempo.

Luis -

En el Castillo de Monjuich fueros fusilados mas de 1500 españoles (catalanes, aragoneses, castellanos, etc.) por las hordas que comandaba Companys.

Rafael -

Companys fue el creador de las Checas catalanas, donde murieron miles de españoles fusilados por anarquistas y socialistas que obedecian a Companys, por el delito de ser catolicos o llevar una medalla en el cuello, asi como la quema de iglesias y conventos. ¡¡¡Asesino!!!