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ametralladora

Adiós a la buena política fiscal.

Adiós a la buena política fiscal.

¿Por qué cambiar lo que ha funcionado muy bien? Simplemente porque en la lógica de Zapatero no hay mejor programa de gobierno que deshacer todo lo que hizo el gobierno anterior.

Presionado por sus aliados –partidos nacionalistas y minoritarios– el gobierno socialista de España acaba de cometer un error fatal: abandonó por la puerta falsa el imperativo de finanzas públicas equilibradas. Si uno atiende a los comentarios de los medios afines al gobierno socialista de España parecería que sólo se ha flexibilizado la Ley de Estabilidad fiscal para quitarle un presunto aire dogmático que tuvo durante el anterior gobierno de José María Aznar y para alentar el crecimiento económico. Sin embargo, esta versión de la responsabilidad fiscal descafeinada no soporta el menor análisis crítico.

En realidad, el jefe de gobierno José Luis Rodríguez Zapatero otra vez ha sido víctima de su propio "talante" contemporizador, que más que afán de consenso parecería sumisión a unos aliados políticos voraces y regalo a la avidez de sus propios correligionarios socialistas que, de nuevo en el gobierno nacional, aplican con denuedo la consigna de que gobernar es gastar.

El caso español tiene gran interés porque el gobierno socialista ha vuelto a poner en circulación el falso y obsoleto dilema entre estabilidad y crecimiento para justificarse. Lo ha hecho en el peor momento y desafiando la evidencia más reciente de la historia de España: los mejores años de la economía española, con crecimiento muy por encima de la media europea, con disminución sensible del paro, con reducciones de tasas de impuestos que generaron una mayor recaudación fueron precisamente los años que gobernó Aznar con esa "dogmática" Ley de Estabilidad que ahora se quiere corregir.

¿Por qué cambiar lo que ha funcionado muy bien? Simplemente porque en la lógica de Zapatero no hay mejor programa de gobierno que deshacer todo lo que hizo el gobierno anterior. También, porque así lo exigieron partidos minoritarios y estridentes (más ruidosos que representativos) como Esquerra Republicana o Izquierda Unida que le dan al PSOE los votos necesarios, entre los diputados, para no tener que recurrir a un acuerdo con la detestada derecha, el Partido Popular.

De hecho, la oposición del PP a las modificaciones propuestas por Zapatero a la Ley de Estabilidad podría haberse subsanado si los socialistas hubiesen bajado el "techo" que establecieron para el gasto público en 2005 y que implica un desorbitado crecimiento anual del mismo gasto superior al seis por ciento. No cedieron en el afán derrochador.

El vicepresidente y ministro de Economía, el competente Pedro Solbes, ha debido echar mano de argumentos de dudosa validez –que recuerdan viejas recetas keynesianas– para argumentar que el equilibrio fiscal se alcanzará no cada año, sino en el ciclo de la legislatura (como si los ciclos económicos se ajustaran a los ciclos políticos).

Y al recurrir a esta supuesta flexibilidad –teóricamente "anticíclica"– Solbes ha entrado en un mar de contradicciones. A ver, ¿cómo se entiende en esa lógica que España haya podido crecer muy por encima de sus vecinos cuando el ciclo era recesivo, aplicando justamente el imperativo de estabilidad fiscal cada año?

Esto acabará mal. Ya verán.

1 comentario

Iñaky -

En los primeros cinco meses del año, los trabajadores vascos realizaron 113 huelgas, 256.246 jornadas. Si eso ya es grave, lo es mucho más que España se haya situado en el furgón de cola de la OCDE por productividad, retrocediendo varios puestos. Ahora ocupamos el puesto 20, y Grecia y Portugal nos pisan los talones. La productividad es un indicador útil de la capacidad de producir más con los mismos recursos, por lo que su importancia es vital.